¿La muerte? ¡No existe! Francisco Nieto




¿La muerte? 
¡No existe!
  
“Todo es evolución y conciencia”  

Dedicado a todo aquel que busca la Verdad oculta,
a aquellos que buscan a Dios a través de la devoción,
y a aquellos otros que, con una mente abierta,
admiten y valoran positivamente estas enseñanzas.
                                                                                                                         
INTRODUCCIÓN…………………………………………………………………………

CAPÍTULO I:     El ser humano y sus cuerpos (el cuerpo, etérico, el de deseos y el mental) 
   Quién es el verdadero Hombre
   Dónde se desarrolla la humanidad
   Los mundos donde evoluciona.
   Por qué estamos aquí 
   Quién creó al hombre y para qué

CAPÍTULO II:   Evolución de la vida y de la forma material
              La voz de la conciencia
              La evolución del Alma a través del renacimiento
              La inmortalidad del Espíritu.
                          El Espíritu, el Ego y la personalidad

CAPÍTULO III:  Qué es la muerte y por qué ocurre
                          Diferencias entre las clases de muerte
                           Qué o quién produce la muerte
               El renacimiento y la evolución
               Posibilidad de volver después de muerto

CAPÍTULO IV:  Qué ocurre en el momento de la muerte
                           Después de la muerte
                           Incineración, embalsamamiento y entierro
                          Salvación o condenación eterna
                          Confesión, absolución y retrospección
                          Comunicación con nuestros seres queridos fallecidos
                          Ayuda a los que están en el más allá.

CAPÍTULO V:   Fenómenos relacionados con el más allá y con los cuerpos superiores (Mediumnidad,
                         hipnotismo, sueños y ensueños, sonambulismo, obsesión, el aura protectora,
                         clarividencia, autosugestión, sugestión hipnótica)
                         Hechos y aspectos físicos a través del cuerpo etérico
                         Cómo se crean los elementales temporales
                         Influencias de la atmósfera psíquica
                         Seres que habitan entre nosotros.

CAPÍTULO VI: Cómo es el Mundo de Deseos o astral
              ¿Existe el Purgatorio? ¿Qué ocurre allí?;
                         ¿Existe el Cielo? ¿Cómo es y qué hacemos allí?
              Qué ocurre en el Segundo Cielo
              Qué ocurre en el Tercer Cielo
              Desenvolvimiento y manifestación del Ego en la personalidad

CAPÍTULO VII: Hacia un nuevo renacimiento
                          Por qué, cómo y cuándo renacemos
              Por qué renacemos en determinado lugar, familia y circunstancias

CAPÍTULO VIII: El nacimiento y el karma en una nueva vida
                   Karma y pago de deudas
       El destino y el libre albedrío
       La responsabilidad por nuestros pensamientos.

CAPÍTULO IX: El Ego y el nacimiento de sus cuerpos
                          Por qué no recordamos lo que hicimos en otra vida
              Perfección o fin del renacimiento
              Acelerando el desarrollo espiritual
              El sendero del discipulado
              El nuevo concepto sobre la muerte.


INTRODUCCIÓN

            No es mi intención al exponer estas enseñanzas basadas en la filosofía esotérica oculta, intentar convencer a los incrédulos de que la muerte no existe y que, por tanto, no hay que tener miedo a lo que pueda ocurrir en el más allá. Si un ciego o un sordo no quieren admitir que hay luz y sonido, por mucho que intentemos convencerles no lo conseguiremos, como tampoco se convencerán los escépticos y preferirán continuar con sus conceptos o ideas absurdas que, por mucho que se intenten explicar, no tienen ningún sentido. ¿Cómo podríamos explicar la belleza de los colores en la naturaleza a un ciego? No es nada fácil, como tampoco lo es demostrar que el hombre tiene varios cuerpos y que con algunos de ellos va cada noche a otro mundo. Sin embargo, cuando alguien desea analizar estas enseñanzas con una mente abierta y de forma razonada y lógica, comprenderá que es más fácil que todo esto sea mucho más cierto que lo que nos han contado hasta ahora las iglesias y la ciencia.
            Nadie puede explicar cómo es un país lejano casi inexplorado más que el explorador que ha estado allí y ha estudiado a sus gentes, sus costumbres y su naturaleza en general; quien escuche lo que el explorador cuenta sólo podrá hacerse un pequeño bosquejo de la realidad. De la misma forma, solo unos pocos han tenido o tienen la posibilidad de ser conscientes en el más allá y otros de ser clarividentes hasta el punto de estudiar y comprender lo que ven. No todo el que escribe o habla de estos temas ha tenido la experiencia directamente, más bien diría que casi ninguno, por tanto, veamos quiénes son más dignos de crédito: 

1º.- Hay muy pocos libros escritos por personas que tuvieron ese poder, pero esas personas existieron y dejaron una gran enseñanza y escuela; éstos son los más dignos de crédito.

2º.- Otros, en mayor número, que son o fueron sus discípulos y estudiantes sinceros que han recopilado y escrito con la intención de diseminar estas enseñanzas; algunos de ellos muy adelantados.

3º.- Otros tantos que han hecho lo mismo después de llevar a cabo toda una serie de ejercicios espirituales,  meditaciones, etc. y que están en el Sendero de Probación ante un Maestro.

4º.- La gran mayoría, sin tener apenas idea de lo que dicen porque lo han copiado de cuatro libros que han caído en sus manos, se dedican a dar gran importancia a lo fenoménico y casi nada a lo espiritual; estos son los que menos credibilidad tienen.

Los conocimientos expuestos en esta obra están basados en lo que he aprendido de los más importantes ocultistas y en mis propios razonamientos, estudios, meditaciones y, en definitiva, experiencias en el mundo del ocultismo. Yo no puedo demostrar nada a nadie ni lo deseo, cada uno es libre de pensar lo que  quiera, pero el lector debe tener claro que lo mismo que un niño de tres años no está preparado para aprender álgebra, sí lo estará en un futuro y entonces lo comprenderá y se dará cuenta de lo útiles que son las matemáticas por muy abstractas e incomprensibles que sean. Estas enseñanzas las comprenderá quienes están preparados para ello y los que, buscando la Verdad con una mente libre de conceptos, creencias y dogmas, quieran razonar y comenzar a creer que hay algo más elevado que es mucho más importante que todo lo existente en la Tierra. Quienes crean en lo que aquí se expone y quieran ver su aspecto divino y espiritual, alcanzarán un grado en el que no necesiten que les demuestren nada porque ellos encontrarán las pruebas en su interior; entonces afirmarán lo que aquí se dice, pero tampoco podrán demostrar nada.
Cuando alguien escucha, busca o investiga alguna nueva enseñanza y lo hace pensando que, al ser diferente a lo ya conocido alguna nueva verdad descubrirá, está superando lo tradicional y habitual para enfocar su mente y su conciencia en un nivel más elevado. Cada uno de nosotros somos un mundo, algo así como un cristal de un determinado color según sea nuestro propio desarrollo, por tanto, el más desarrollado estará más cerca de la luz blanca mientras que los menos serán una mezcla de muchos colores que no podrán reflejar la Luz. Según vamos evolucionando nos hacemos más humanos, fraternales y serviciales, es decir, nos vamos centrando en un solo color primario, lo que facilita la compenetración y combinación con la “Luz de la Verdad”. El renacimiento ha sido un dogma fundamental en oriente desde hace muchos siglos, en la India, en Egipto, entre los Fariseos y Judíos y en escritos como la Biblia o el Zohar. Pero también en occidente desde hace cierto tiempo ha habido grandes investigadores o filósofos que han creído en esta enseñanza, podríamos hablar de Giordano Bruno, Paracelso, Jacobo Boheme, los alemanes Schopenhauer, Leibnitz, Hegel, Kant por la antropología; pensadores ingleses como Henry More y otros; todos ven en el renacimiento una solución para muchos problemas y una “hipótesis” cada vez más creíble. De aquí que, todos, en un futuro cercano o lejano, debamos admitir que la Luz de la Verdad con sus Leyes de Renacimiento y Consecuencia (entre otras) son la base de nuestra evolución; una evolución que hará que algún día reconozcamos en nuestro ser interno que nuestra procedencia es divina.
Como mi intención es dar una idea clara, concisa y razonada del proceso de la muerte y de lo que ocurre después de la misma, espero que cada cual saque la conclusión lógica y adecuada para poder pensar que no hay porqué tener miedo a la muerte puesto que hemos muerto muchas más veces y moriremos otras tantas más. Cuando seamos conscientes de que la muerte es el medio por el cual nos deshacemos del cuerpo porque ya no nos sirve para continuar con el desarrollo previsto, y que gracias a ella obtendremos un descanso en nuestro verdadero mundo, entonces enfocaremos la vida desde otro punto de vista. El hecho de ser ignorantes de esta transformación o cambio de estado de conciencia es la causa de nuestros sufrimientos por el hecho de “cortar” las relaciones con nuestros seres queridos. La muerte no cambia a las personas, en el otro mundo seguimos siendo iguales y seguimos haciendo las mismas cosas durante un tiempo, solo cambia el estado de conciencia y el hecho de que no tenemos cuerpo físico. Cada noche estamos aprendiendo a vivir y a conocer las leyes que rigen en el mundo donde vamos después de abandonar el cuerpo físico, allí tenemos los mismos deseos y sentimientos que aquí, por tanto es una continuación, un “pasar a otra clase” donde también tenemos experiencias de otra índole.
Espero y es mi deseo, que al final de esta obra el lector sea capaz de dar de lado todas esas costumbres que la sociedad aún sigue practicando respecto a los recién fallecidos, la muerte libera de la prisión del cuerpo y permite ir a un mundo donde se siente la felicidad y el gozo de vivir mucho más intensamente que aquí, por consiguiente, ¿Para qué sirve el luto y los dramas? La muerte es un originador de cambios de conciencia y de mundos y, si vivimos con la idea de que nuestro verdadero ser es inmortal, entonces nuestra vida será más  placentera y nos olvidaremos de los miedos, los lutos, las caras largas y los recuerdos que solo traen tristezas. El problema de la muerte está fundado en el amor a la vida, a los seres y al aspecto material que nos rodea, sin embargo, cada vez hay más voces que predican y más oídos que escuchan que el origen del hombre es espiritual y que éste desciende a la materia para renacer intermitentemente hasta que esos cuerpos sean la expresión perfecta de la conciencia espiritual que los anima.
Cuando, no tardando mucho, se desarrolle la clarividencia en algunos individuos y éstos puedan describir que hay un cuerpo etérico que sale cada noche y en el momento de la muerte, o cuando las personas sean capaces de ver la cuarta dimensión con sus habitantes, la muerte no causará miedo porque sabremos que en esos momentos se está más vivo que antes. Ya va siendo hora de terminar con esas teorías y enseñanzas que hablan del infierno, de la aniquilación del Alma y de otras muchas cosas absurdas que lo único que hacen es que tengamos pánico a lo desconocido. La muerte no existe como no existiría el estado de conciencia que llamamos sueño si no necesitáramos descansar y regenerar el cuerpo. La muerte es un sueño y un olvido pero también una manera de evolucionar más rápidamente. De hecho, si no tuviéramos el estado de conciencia del sueño profundo (que es el mismo que la muerte) tendríamos una continuidad de conciencia desde el mundo físico hasta el más allá demostrando así que la muerte no existe. Después de la muerte se descubre que el mundo donde nos encontramos nos resulta familiar, y es que, la realidad es que morimos cada noche con la diferencia de que por las mañanas volvemos a nuestro cuerpo y a este mundo.  Cuando la sociedad aprenda a vivir teniendo presente que es un Alma, cuando intente vivir como esa Alma desea, y cuando veamos el cuerpo como una forma que utilizamos para poder experimentar en el mundo físico, entonces desaparecerán los miedos y todas las antiguas creencias.
Toda la humanidad tendrá que conocer la Verdad algún día como todo niño debe pasar por la pubertad para llegar a ser adulto. La meta es la perfección espiritual y para ello necesitamos evolucionar a través del renacimiento, el cual, como cada día de clase de un niño en el colegio, nos llevará a  la primera meta o fin de curso. Cuando alcancemos esa primera meta seremos conscientes del otro mundo (como muchos ya lo han sido) y entonces ya no necesitaremos pasar por el portal de la muerte porque seremos conscientes en él como lo somos aquí en el físico. Pero también en este camino de búsqueda de la Verdad hay Maestros como en el colegio, la mayoría de la humanidad ahora está como un niño en la guardería, pero tarde o temprano tendrá que ir a las clases serías donde un profesor le enseñará y le pondrá deberes. Así es que, todos, encontraremos a un Maestro el cual nos enseñará a funcionar en los mundos invisibles y a experimentar como lo hacemos aquí.
No pretendo exponer toda una serie de afirmaciones absurdas y mucho menos incitar a los lectores a que busquen el desarrollo de los poderes ni nada parecido, eso son los títulos que a cada estudiante le llegan a su tiempo por mérito propio, pues quien crea que obtener poderes es fácil está equivocado. Pero también he de advertir del peligro de buscarlos a través de la magia negra, del espiritismo o de cosas negativas similares, muchos que se han creído muy listos han terminado en hospitales. La verdad se abre paso por sí misma en cada persona cuando esa persona ha desarrollado su Espíritu y su intelecto en el grado adecuado, yo solo pretendo hacer “razonable” una pequeñísima parte de la Verdad para que el lector lo vea todo más lógico y probable. Me daría por satisfecho con saber que mis lectores lo enfocan y lo entienden así, ya que, a partir de ahí, todo les será más fácil y familiar si buscan sinceramente la Verdad. Por mucho que se nieguen estos conocimientos no conseguirán aislarlos ni destruirlos, es más, a partir de estos tiempos, occidente se tiene que familiarizar con ellos porque el desarrollo de muchas personas así lo  requiere. Por tanto, como en la parábola del sembrador y como  estudiante de ocultismo, aquí dejo mis semillas y, aunque algunas caigan en suelo estéril, estoy seguro de que otras muchas fructificarán.

CAPÍTULO I

EL SER HUMANO Y SUS CUERPOS

         Cuando la ciencia descubrió hace años el átomo pensaba que había llegado a lo más sutil de la materia pero no mucho tiempo después tuvo que rectificar (como en todo y casi siempre a lo largo de la historia) y admitir que había otras partículas en su composición; hoy ya no se habla de materia sino de energía como origen de la materia. En un futuro, cuando la ciencia descubra lo que afirma la filosofía oculta sobre el origen de la materia, tendrá que admitir que hay muchos grados de la misma más allá de los electrones y los protones y, por tanto, verá y comprobará que nuestro cuerpo físico es el resultado o manifestación de otros cuerpos que bien podríamos llamar energéticos. Aún con estas afirmaciones es lógico que algunos se pregunten: ¿Qué es y qué forma puede tener la vida que abandona el cuerpo físico en el momento de la muerte? ¿De dónde nacen y qué son los sentimientos, deseos y emociones? ¿Qué son los pensamientos y quién los crea voluntariamente? ¿Quién o qué es lo que conocemos como voluntad? ¿Qué ocurre o a dónde van después de la muerte esos “aspectos” del hombre que originan los deseos, sentimientos y pensamientos?
            ¿Por qué no admitir que podemos tener otros cuerpos de materia más sutil que los átomos y que son el origen de esos aspectos? ¿Por qué no puede ser que la muerte sea un abandono del cuerpo físico (y por tanto la pérdida de conciencia del mundo físico) para pasar a otro mundo también de materia más sutil con otra conciencia como ocurre por las noches mientras se duerme? Si, como se sabe, las células del cuerpo se renuevan cada varios años, no se puede pensar que la mente sea material porque si fuera así nos quedaríamos sin memoria cada pocos años, luego entonces ¿No es lógico pensar que la mente esté compuesta de algo muchos más sutil que las células o las neuronas? Y si es así, ¿En qué nivel de sutilidad material se encuentra ese “ser” que utiliza la mente para razonar o discernir?
La filosofía oculta o esotérica afirma que todos esos aspectos del hombre son cuerpos a través de los cuales se manifiesta el Espíritu y que están compuestos de la misma materia que los mundos de donde pertenecen como ocurre con el cuerpo físico respecto al mundo físico. Así es que, hay un grado de materia o lugar de donde toma forma la vida individualizada que aviva el cuerpo físico; hay un mundo de otro grado de materia más sutil donde se originan nuestros deseos, sentimientos o emociones; y hay otro mundo más sutil aún de cuya “materia” está compuesta nuestra mente. Pero por encima de todo eso (como podemos comprobar cuando utilizamos la voluntad para razonar y dominar un deseo) está el Yo superior en su propio mundo espiritual donde recibe las impresiones del mundo físico donde se mueve, y desde donde responde a las mismas a través de pensamientos, sentimientos y acciones. Siempre habrá gente que afirme categóricamente que esto no puede ser porque sólo tenemos un cuerpo físico, si es así, solo hay que razonar con una mente abierta todo lo que aquí se expone para luego aplicarlo a sí mismo de una forma meditada y olvidándose de todo lo conocido por la ciencia hasta ahora ¿O no es cierto que en un trozo de hielo hay materia sólida, líquida, gaseosa, elementos químicos, átomos, protones, electrones y otros ocupando un solo espacio y cuerpo sólido?
Si, como pretendo, queremos comprender lo que ocurre en el momento de la muerte y después de la misma, para así llegar a la conclusión de que la muerte no existe sino que es solo una transformación o cambio en su estado de conciencia, es obvio que lo primero que debemos saber es quiénes somos. De una forma general podemos decir que estamos compuestos de:

1º.- Un cuerpo físico formado por materia cuya composición es análoga a cualquier otro
      cuerpo u objeto material y que, por tanto, no tiene sentimientos ni puede pensar.

2º.- Una vida o cuerpo etérico, (el cual vivifica el cuerpo físico) que durante su existencia
       mantiene unidas las  células para que cumplan con su misión hasta el momento de la
       muerte donde, al  abandonar el cuerpo, quedan libres y descomponen el  cuerpo para
       que la materia vuelva a su origen.

3º.- Un cuerpo, normalmente llamado de “deseos” o “emocional”, que es el incentivo
imprescindible para que actuemos y, por tanto, para experimentar en la vida pero que        tampoco razona puesto que representa los deseos, los sentimientos y emociones.

4º.- Una mente que es la que se está imponiendo cada vez más sobre el cuerpo de deseos para
     que seamos más racionales y menos animales como lo fuimos en un tiempo pasado cuando
     solo actuábamos por instinto y sin ningún tipo de razonamiento.

Con lo dicho hasta aquí podemos llegar a la conclusión de que desde que nacemos nos identificamos con el cuerpo físico y que, dependiendo del grado de desarrollo mental y del discernimiento que tengamos, así podremos imponer la razón sobre el cuerpo de deseos o, por el contrario, dejarnos llevar por ellos así como por los sentimientos y emociones. Dicho de otro modo, el buen uso de la mente, de la razón, nos capacitará para (por ejemplo) decir ¡No! ante una tentación que sabemos que puede perjudicar al organismo mientras que otros que se dejen dominar por este cuerpo accederán gustosamente con tal de satisfacer ese deseo.
Ese mismo discernimiento del cual estamos hablando es el que en estos  mismos momentos debería hacer que el lector se preguntara ¿Quién utiliza la mente? o sea, ¿Quién razona cuando le apetece para decidir si cede ante una tentación o no? Es aquí donde tenemos que hacer una provisional pero necesaria aclaración. Lo mencionado hasta ahora, incluyendo la razón, es la “personalidad”, el ser humano físico tal y como lo entienden la mayoría de las personas, sin embargo, a la pregunta de ¿Quién se manifiesta a través de la voluntad a lo largo de la vida para intentar dirigir y controlar los diferentes cuerpos mencionados? hay que responder que es el Alma, también llamada Ego o Yo superior. Con esta pequeña aclaración ya podemos definir al ser humano como una “personalidad” a través de la cual se manifiesta en parte, según el grado de desarrollo, el Alma evolucionante o “individualidad”.
Lo mismo que la humanidad, a lo largo de su evolución, ha ido descubriendo y clasificando las partes y órganos que componen el cuerpo para encontrar respuesta a sus muchas dudas sobre cómo funciona, así mismo, en el futuro tendrá que continuar investigando y descubriendo clases de “materia” más allá del átomo para encontrar otras muchas respuestas que, a lo largo de la historia, han negado. Todas las partes y órganos que forman nuestro cuerpo son necesarios para que el mismo pueda funcionar correctamente, pero es que también cada órgano necesita de sus correspondientes células, y moléculas, y cada molécula de los átomos, y cada átomo de sus protones y electrones, y de los éteres que ya se comienzan a hablar como componentes de la energía que hace que los órganos puedan funcionar y el cuerpo pueda vivir.
A lo largo de la vida se renuevan las células y las moléculas, los átomos se combinan para formar inteligentemente esas diminutas vidas (bacterias, células, moléculas, etc.) y también toda la materia de nuestro cuerpo ¿Quién o qué inteligencia hace que todo eso cumpla una función de supervivencia en el organismo y evita que cada una de esas vidas actué por su cuenta? Nuestro cuerpo físico está compuesto por el mismo material que los cuerpos de los tres reinos que nos siguen y en cada forma material cumplen una determinada misión. La planta tiene una “vida” que no tiene el mineral; el animal tiene deseos, sentimientos y emociones que no tiene la planta; y el hombre tiene una mente para razonar y una voluntad que no tiene el animal; y sin embargo todos estamos evolucionando en un “cuerpo” y en un planeta material y todos nos necesitamos para continuar experimentando y desarrollando cualidades. Por otro lado, nuestro planeta es parte de otro esquema llamado sistema solar (como lo son los protones o electrones del átomo) que a su vez es parte de un gran cuerpo llamado macrocosmos ¿O quizás deberíamos decir que nosotros somos átomos de la célula Tierra que es una más de las que componen el cuerpo manifestado de un Ser Incognoscible, Omnipotente y Omnisciente? ¿Por qué no? Todo lo que compone nuestro cuerpo está dentro de nuestra influencia como vida y conciencia, y cuando la individualidad (la vida y la conciencia) abandona el cuerpo en el momento de la muerte, todo se descompone y vuelve a su origen atómico para formar nuevos cuerpos evolucionantes. Luego entonces, nosotros no somos nuestro cuerpo físico como yoes individuales y con voluntad propia.
El hombre actual es como un puente entre el animal que fue cuando aún no tenía autoconciencia y el hombre futuro con cierto grado de conciencia del Alma, pero nunca ha sido, es, o será su cuerpo físico. El Alma o Ego utiliza los cuerpos en cada vida para experimentar y desarrollar sus poderes (actualmente latentes en nosotros) como el niño utiliza los libros cada día que va a clase hasta que en un futuro alcance su meta o carrera donde pueda desarrollar sus cualidades también latentes. El Yo superior intenta espiritualizar al yo inferior o personalidad para manifestar su poder sobre sus cuerpos como el ser humano intenta dominar el mundo físico para crear formas más perfectas que le sean de mayor utilidad en sus proyectos de convivencia. Pero algún día ambos se encontrarán a mitad de camino y entonces la personalidad tomará conciencia de la inmortalidad del Alma y el Alma podrá desarrollar sus poderes y manifestarse en una común unión con los demás. Entonces habrá continuidad de conciencia y la pérdida del cuerpo (muerte) será como cuando tiramos un traje porque ya no nos sirve o está viejo.
Aunque este tema pueda parecer aburrido, es necesario dejar claro que no somos el cuerpo físico y que, como ya se verá, tampoco es el cuerpo el que renace, es más, tampoco lo hacen las emociones, ni los deseos, ni siquiera la mente. Hasta ahora hemos dividido al ser humano como un Ego o Alma y una personalidad, (cuerpo físico, de deseos y mente) quienes lean por primera vez esta clase de enseñanza pueden pensar que es absurda pero los que estén familiarizados con la filosofía oculta o esotérica, verán que es la explicación más lógica y razonable que se puede dar. He de decir que lo que se expone en esta obra es una mínima parte, lo imprescindible, para poder explicar lo que deseo, sin embargo, lo podría ampliar mucho más como lo han hecho tantos y tantos verdaderos ocultistas.
Estas enseñanzas no son nuevas, pero hasta hace poco más de un siglo solo unos pocos tenían acceso a ellas. El renacimiento en la India es comprendido sin ninguna duda, Cristo mismo habló de “renacer” y de “Espíritu y cuerpo”, incluso grandes filósofos enseñaban a sus discípulos que el Espíritu renace en cuerpos físicos cada cierto tiempo. Platón explicaba que el Espíritu había sido creado por lo que comúnmente llamamos Dios, que los otros cuerpos eran corruptos porque habían sido creados por los “dioses menores” y que de esa unión y por medio del renacimiento se forma un Alma. También San Pablo habla de “cuerpo terrenal” y “cuerpo espiritual” y, junto a Platón y a Pitágoras, también menciona tres principios (cuerpos) que a su vez se convierten en siete.
En esta obra se tratará del Espíritu manifestado (que es trino como Dios mismo, su creador) por medio de cuatro cuerpos, entendiendo que el Yo superior es el individuo que en un momento dado de su evolución nace (se individualiza como conciencia) al recibir la mente y al reconocerse a sí mismo como separado de los demás, lo que, por cierto, algún día les ocurrirá también a las vidas que animan los cuerpos de los animales. Por tanto, estaremos más acertados si al hablar del cuerpo físico, en vez de pensar o hablar como un “yo”, lo hacemos como “mi cuerpo”. Si nuestra autoconciencia fuera el cuerpo físico no experimentaríamos el sueño puesto que el cuerpo no desaparece, el sueño o pérdida de conciencia del mundo físico, no es otra cosa que la salida del Alma autoconsciente del cuerpo y, por tanto, la inconsciencia del mismo.
Lo mismo que el niño que nace va desarrollando los sentidos según pasan los años y luego se va identificando con los deseos, sentimientos y emociones a la vez que va utilizando la mente para aprender y actuar hasta que, a cierta edad, se le puede considerar maduro y responsable como individuo, así mismo, la humanidad ha ido adquiriendo sus cuerpos a lo largo de millones de años pasando por estados de conciencia inferiores donde se guiaba por su instinto hasta que adquirió la mente que es la herramienta que utiliza el Alma para intentar dirigir su destino. ¿Qué es, si no, el típico “fantasma” que tantas personas han visto incluso después de haber muerto? ¿Qué es la imagen  que sale de un médium en una sesión espiritista? ¿Qué es lo que sale del cuerpo cada noche e incluso en el momento de la muerte como se ha comprobado con básculas muy precisas que demuestran que hay una pérdida de peso? Ni más ni menos que el “Yo superior” con sus cuerpos superiores dejando en el lecho al cuerpo físico y, por tanto, perdiendo la conciencia  de él a la vez que la adquiere en los otros mundos.
Estamos hablando de renacimiento del Alma en un cuerpo físico, podríamos hablar de la eternidad de esa alma que adquiere sabiduría y desarrolla poderes en cada vida, pero de lo que no se puede hablar es de “resurrección de la carne.” La personalidad con sus deseos, pasiones, pensamientos, etc. no puede ser eterna porque la meta es “Sed perfectos como nuestro Padre es perfecto”. La carne y lo corrupto y malévolo no pueden heredar el reino de los cielos, de ahí que Cristo dijera que sólo llegaremos al Padre imitando su amor y a través de Él. Pero, como es lógico, lo mismo que un niño no consigue una carrera universitaria en un solo día de clase, tampoco una persona puede adquirir la perfección de la que habla Cristo en una sola vida. Luego entonces, si  el mal que cometemos no es eterno y tenemos que ser perfectos para entrar en el Reino de Dios, está claro que algo tiene que ir recopilando lo bueno de cada vida para que al cabo de cierta cantidad de renacimientos sea perfecto. ¿O qué es, si no, la conciencia que nos advierte antes de hacer el mal y nos causa remordimiento después de haberlo hecho? Por supuesto, el Alma.
Sócrates, Platón y otros filósofos griegos dividen al ser humano en cinco principios que son: Espíritu, Alma, mente, deseos y cuerpo físico. Mientras que los egipcios lo hacían en siete como actualmente lo hacen casi todas las escuelas serias de ocultismo. Las religiones y escuelas de la India, del Tíbet, o incluso personajes como Lao Tse en su “Tao-Te-King”, hablan del ser humano como de un Espíritu con varios principios o cuerpos. Basándonos en todas estas escuelas y estudios podemos decir que el Triple Espíritu (al cual está unida el Alma o Yo superior) manifestado en nosotros como voluntad, conciencia, intuición y mente abstracta, se sirve de la mente concreta para imponer la razón sobre el cuerpo de deseos y así extraer más provecho de las experiencias que obtiene en el mundo físico.
Desde que teníamos una conciencia similar a la que tienen actualmente los animales hasta nuestros días, en cada renacimiento hemos ido aborreciendo o superando el aspecto animal o más bajo de nosotros. Hemos pasado de matarnos por el instinto de supervivencia a respetar la vida, de ser tremendamente egoístas a comenzar a ser altruistas, de dejarnos dominar por los deseos a imponer la razón y la voluntad sobre ellos, de hacer la guerra por intereses personales a no querer guerra, de ver las necesidades del tercer mundo y no hacer nada a que haya cientos de ONG. Pero eso no es nada para lo que nos queda por desarrollar hasta alcanzar la perfección, y si no fuera así ¿Por qué unos van a nacer con una naturaleza o carácter tan santo mientras que otros son lo contrario? ¿Lo va a hacer Dios cuando nos crea? Entonces no sería Dios puesto que, como dicen las religiones “Dios es amor” y, aunque así fuera ¿Qué motivos tiene Dios para ello sabiendo que -según dice la iglesia-  los pecadores sufrirán por toda la eternidad? Lo mismo que el niño comete errores y faltas en el colegio, los que tiene que corregir después del examen o al siguiente día, también ese Yo superior renace para aprender, para purificar su cuerpo de deseos, para desarrollar la mente y para controlar sus cuerpos por medio de la voluntad. Por tanto, es a través de renacimientos en cuerpos (aunque ahora la mayoría de nosotros solo veamos el físico) como cada uno de nosotros aprende, se perfecciona y se adapta más que otro, lo que significa que evoluciona más y desarrollará antes los poderes del Alma. 
Dice San Juan en su evangelio de acuerdo a la enseñanza de Cristo respecto a los principios del hombre: “Yo soy la vid (el Yo superior o Alma) y mi Padre es el labrador (el Espíritu como hijos creados por Dios que somos) Cada sarmiento que en Mi no da fruto (cada personalidad o cuerpos que utiliza el Alma en cada vida) lo arranca (el Espíritu hace que muera)....” “Así como no puede el sarmiento dar fruto por sí solo sino manteniéndose en la cepa, tampoco vosotros lo podéis dar como no viváis en Mi; Yo soy la cepa, vosotros los sarmientos. Si un hombre no vive en Mi, es desechado como un sarmiento y se secará, luego se le echará al fuego y se quemara.” Cristo está diciendo que para llegar a la perfección de nuestro creador o Padre, tenemos que imitar su vida y hacer lo que predica También está explicando que el Espíritu (labrador) tiene que desarrollar sus poderes latentes gracias al Alma reencarnante (la vid) la cual extrae la sabiduría de las experiencias por medio de la personalidad (el sarmiento) y que cuando ese sarmiento ya no cumple con su función, el Espíritu hace que fallezca para prepararle y fortalecerle para otro nuevo renacimiento (nuevo sarmiento) después de asimilar el fruto de la última vida.
Si estudiamos un átomo nos daremos cuenta que su existencia (como todo lo manifestado) no puede ser casual, si alguien lo piensa es simplemente porque la ciencia aún no ha ido mucho más allá. Los elementos que componen un átomo y sus movimientos son una manifestación de sabiduría, a su vez, los átomos mismos demuestran “inteligencia” porque tienen sus “preferencias” a la hora de combinarse para formar los elementos químicos. Esa es la base de toda existencia o manifestación de toda la materia y formas donde se pueda manifestar la vida, es decir, los mismos átomos forman nuestros cuerpos como también forman cualquier otro objeto. Entonces, ¿Podemos decir que nosotros somos la materia física? Por supuesto que no, si lo fuéramos también nos identificaríamos con todo lo material. Tenemos un cuerpo físico porque lo necesitamos en nuestros renacimientos para poder experimentar, aprender y evolucionar en este planeta físico. Pero cuando el Alma haya aprendido las lecciones correspondientes, ya no lo necesitará más porque continuará su desarrollo en los mundos donde se encuentra mientras duerme y donde recopila el beneficio de sus experiencias de una vida una vez abandonado el cuerpo físico.
Con lo dicho anteriormente debemos llegar a la conclusión de que el hombre no es la materia, sin embargo, todavía hay quien piensa que somos la “vida” que abandona el cuerpo físico en el momento de lo que llamamos muerte. Hay tres líneas de desarrollo en el ser humano, estas son: La forma, la vida y la conciencia. La forma o materia, evoluciona gracias a la vida que la habita, es decir, la vida de la planta, del animal y del ser humano ha hecho que la materia haya evolucionado desde el origen de este planeta como tal hasta nuestros días, y la conciencia (como resultado de esa unión y desarrollo) es la que acelera ese proceso según el reino donde se manifieste. Por ejemplo, la vida y la autoconciencia del hombre transforman los elementos químicos (la materia) en objetos que necesita para su propio progreso y evolución. Así es que, aunque la vida de los diferentes reinos tiene un mismo origen divino, la vida que anima nuestros cuerpos está más evolucionada y lista para que el Alma la pueda utilizar con su conciencia individual que hace que nos reconozcamos como un “Yo”; lo que no pueden hacer los tres reinos que nos siguen.
La vida es la que hace que el hombre respire y se sirva de los éteres vitales del Sol (entre otras cosas) para tener  salud, la que hace que se extraigan los nutrientes de los alimentos, la que hace que los órganos funcionen (pulmones, corazón, etc.) y, en definitiva, la que nos mantiene vivos; por tanto tiene que estar dentro del cuerpo físico. Pero si la vida no se ha podido identificar como elemento químico o materia, quiere decir que debe estar compuesta de otra clase de materia más sutil que la que conocemos, que la ciencia aún no ha descubierto, y que debe estar más allá de los protones y electrones; es decir, más allá de lo que llamamos energía. Así es, la vida, en su manifestación más densa está compuesta de éteres, unos éteres que ya desde hace bastantes años se han podido detectar en las plantas, en los animales y en el hombre en forma de aura o ectoplasma y que se relaciona con los meridianos energéticos de la acupuntura y con el magnetismo. La vida también es la manifestación de esos cuerpos etéricos (fantasmas) que muchos  y en muchas ocasiones han visto, principalmente de personas fallecidas o a punto de fallecer.
Por tanto, la vida en el hombre se manifiesta con la misma forma e imagen del cuerpo físico, como un molde sobre el cual se construye el mismo desde los átomos hasta las células. Es más, este molde o cuerpo etérico es el que mantiene unidas a las células haciendo que éstas cumplan su misión en la generación, desarrollo y regeneración del organismo con tal de mantenernos vivos. Ya hemos dicho que el hombre espiritual está compuesto de siete principios, a lo que hay que añadir que, aunque está evolucionando en cuatro mundos (de los que obtiene la materia para formar cada uno de sus cuerpos en cada renacimiento) también terminará su desarrollo espiritual futuro en siete mundos o planos creados por Dios para ese fin. El cuerpo físico y la vida que lo anima también forman siete grados de materia, los tres que todos conocemos como sólido, líquido y gaseoso, más los cuatro éteres que forman el cuerpo etérico que anima o vitaliza el cuerpo físico. Estos cuatro éteres están relacionados con la actividad de los órganos internos, con lo sentidos, con el sistema nervioso y con la conciencia, por consiguiente son los medios por los cuales el Ego o Yo superior maneja y dirige el cuerpo físico. O sea, el cuerpo etérico es, para el Yo superior, el medio de comunicación de lo que percibimos y sentimos por medio del cuerpo de deseos (el cual normalmente crea un sentimiento, deseo o emoción) y de la mente (la que, normalmente, emite un pensamiento como respuesta) Pero, además, también es el medio por el cual ese Yo superior impresiona el cerebro a través de la voluntad en su intento de dirigir su destino.

EL CUERPO ETÉRICO

            Cuando hablamos del cuerpo etérico como dador de vida del cuerpo físico, nos estamos refiriendo a la especialización que el cuerpo etérico hace de una pequeña porción de la “Vida Universal”. Es decir, todo el universo y toda forma en nuestro planeta tiene vida así que, una de las cualidades del cuerpo etérico es que facilita la vida al cuerpo físico desde el mismo momento en que se unen el óvulo y el espermatozoide. Es más, antes de esa unión ya existe este cuerpo energético que servirá como molde para que se agrupe la materia que debe formar el cuerpo físico, y es por ese motivo por el que la muerte se produce cuando este cuerpo energético se separa definitivamente del físico. Se dice definitivamente porque separarse se separa cuando dormimos o, por ejemplo, cuando nos anestesian, sin embargo, no se produce la muerte porque no se desconecta del cuerpo físico al estar unido por medio de un cordón etérico brillante normalmente definido como plateado.
            El Ego también se manifiesta en el cuerpo físico por medio de la sangre, lo que significa que allá donde no haya circulación sanguínea no tiene el Yo superior un perfecto control. Así mismo, la energía vital que circula por el cuerpo etérico a modo de sistema nervioso repercute sobre el cuerpo físico sirviendo también al Ego para manifestarse y para percibir el mundo que rodea a su cuerpo. Como los éteres del cuerpo etérico compenetran los átomos físicos, el Ego puede pasar a la acción gracias a la vitalidad etérica, sin embargo, ocurre que, a veces, cuando cortamos la circulación sanguínea ­­(por ejemplo) de un brazo, el Ego pierde la sensación sobre ese brazo y decimos que se nos duerme. El hecho es que, como ocurre con la anestesia, ese brazo etérico se ha salido del físico y por tanto se desconecta de ese miembro temporalmente. Esto es lo mismo que ocurre por las noches cuando salimos y abandonamos el cuerpo físico, con la diferencia de que como también salen los éteres que nos hacen ser conscientes del mundo físico, perdemos la conciencia aquí para ser conscientes en otro mundo.
            Como el cuerpo etérico se encuentra entre el cuerpo físico y el de deseos o emocional, su función es hacer que las impresiones que afectan al cuerpo físico lleguen al cuerpo de deseos y después a la mente para que el Ego pueda responder razonando y emitiendo un deseo o sentimiento y luego pasar a la acción. Veámoslo más detenidamente, supongamos que vemos que una persona mayor se cae, lo que en realidad percibe nuestro cerebro son vibraciones que proceden de la imagen que han captado los ojos. Estas vibraciones etéricas alcanzan los éteres relacionados con el cerebro etérico (que compenetra el físico) los que hacen que esas vibraciones alcancen el cuerpo de deseos y originen un sentimiento de acuerdo a la imagen de esa caída. A continuación pasarán al cuerpo mental donde también causarán una reacción por parte del Ego, el cual creará un pensamiento de ayuda que, a su vez, originará un sentimiento altruista o similar y por último hará que su cuerpo sirva como instrumento para levantarla del suelo ya que la energía del cuerpo vital recorre el sistema nervioso cerebro-espinal.
Cuando salimos del cuerpo físico por las noches y nos llevamos la mente y el cuerpo de deseos lo hacemos, entre otras cosas, para restaurar la armonía, elevar la vibración y revitalizar el cuerpo etérico y el físico. De aquí que cuando tenemos un sueño profundo, es decir, cuando salimos totalmente del cuerpo físico, nos despertamos al siguiente día sin sueño y totalmente descansados. Como durante el día gastamos esas energías en todas nuestras actividades físicas y psíquicas y, aunque el cuerpo etérico absorbe y hace suya la energía solar, llega un momento en que ésta se agota y el cuerpo empieza a sentir cansancio y sueño. Como ocurre en la fotosíntesis de las plantas, el cuerpo distribuye la energía solar por todo el sistema nervioso para que, junto a las calorías de los alimentos, el cuerpo pueda funcionar. Pero cuando el acumulador y distribuidor de energía solar (el bazo etérico) se ralentiza cuando llega la  noche y las toxinas afectan también al funcionamiento del organismo, el Ego se ve obligado a salir del cuerpo y, por tanto, a perder la conciencia del mundo físico.
Es muy probable que alguien se pregunte ¿Si es el doble del cuerpo físico, qué ocurre cuando se le amputa un miembro a una persona? Pues, por no poner muchos ejemplos diré que se ha comprobado que, en la mayoría de los casos, la persona se quejaba de dolores o picores en ese miembro amputado ¿Por qué? Pues porque este doble etérico tarda en descomponerse un tiempo y, mientras tanto y dependiendo de lo que hagan con la parte amputada, puede ocurrir ambas cosas. Otro caso, como ejemplo, aunque hoy su práctica ya no es tan común, es cuando un espíritu extrae en gran parte este cuerpo etérico de una persona que hace de médium, en esos casos el cuerpo físico queda aletargado, muy débil por la falta de vitalidad, los ojos se quedan sin expresión y la mente casi inactiva. Este es también el “aliento de vida” que Dios insufló en la nariz de Adán para darle vida, es decir “Nephes”, es el “prana” de los hindúes, la vitalidad que especializa el Ego para mantener el cuerpo vivo y activo; es el éter que circula por el sistema nervioso y mantiene activas las neuronas, el que nos hace sentir Dolor o placer a través de la envoltura física.
En un párrafo anterior he mencionado el aura como el cuerpo etérico, en realidad, esos centímetros que algunas personas pueden ver alrededor del cuerpo físico no es un aura sino el cuerpo etérico que sobresale un poco del físico. Normalmente se ve luminoso y con un color mezcla de violeta claro y rosa. Los animales lo ven y le siguen el rastro como ocurre con los perros policías; los niños pequeñitos también le pueden ver al igual que ven a otros seres en sus primeros años y hasta que pierden la conciencia de los mundos de donde vienen y donde estamos entre un renacimiento y otro. Puede variar en su tamaño y color temporalmente según el estado de vitalidad o salud y según las impresiones que le afecten del exterior; los verdaderos clarividentes le pueden ver con sus centros o chacras y las energías que circulan por él a modo de un sistema nervioso.
Hemos dicho que el Alma maneja el cuerpo físico por medio del cuerpo mental cuya manifestación es la mente concreta y sus pensamientos; por medio del cuerpo de deseos que es el incentivo para la acción; y por medio del cuerpo etérico, el cual, da vida a todo el organismo y facilita al Alma la expresión del cuerpo de deseos (sentimientos, emociones, etc.) y de la mente haciendo que los pensamientos lleguen al cerebro. Pero, además de la reacción que el cuerpo pueda tener y comunicar al cerebro  por medio del sistema nervioso, también los sentidos cumplen esa unión para que el Alma sea consciente de todo lo que le rodea y afecte y para que pueda ponerse en contacto con el medio ambiente donde se encuentra. De hecho, toda la evolución adquirida, principalmente desde nuestros primeros tiempos como humanidad, ha sido gracias a los sentidos porque, sin ellos, no seríamos conscientes de las experiencias, no podríamos haber investigado en este mundo físico, y no desarrollaríamos la conciencia aquí y después de la muerte. Entre las muchas ventajas que facilitan los sentidos del hombre al Yo superior, están los de poder discernir entre lo que es real y lo que no y la de poder investigar y transformar este mundo para adaptarlo a sus necesidades de progreso.
            Por último he de decir que en este cuerpo es donde queda guardada la “película” de nuestra vida, la cual se ha ido grabando en un átomo especial que se encuentra en el corazón. Esta película pasa desde el corazón a un éter de los que forman el cuerpo etérico a las pocas horas de morir y es ese hecho el que muchas personas dicen que han visto en unos momentos cuando estuvieron a punto de morir o presuntamente murieron. Esta unión entre estos dos cuerpos está representada por el mencionado “cordón brillante” que se rompe en el corazón cuando se ha grabado la película de la vida, y después también en el cuerpo etérico para que pase el hombre al purgatorio con ella y así poder ver dónde erró.

EL CUERPO DE DESEOS

            El cuerpo de deseos está compuesto de materia de las siete subdivisiones del Mundo de Deseos, pero dependiendo del grado de desarrollo tendrá más de una que de otra. Este cuerpo renueva constantemente su materia y vibración por medio de los deseos, pasiones, emociones, etc., de tal manera que un simple sentimiento o deseo de obrar con  humildad o altruismo originará cierto grado de vibración en el cuerpo que será la que atraiga materia más elevada del propio mundo. A la vez que nuestros buenos sentimientos y deseos transforman nuestros cuerpos hacia el bien, también expulsan materia de la que se sitúa en las regiones purgatoriales, lo que facilita el proceso de renovación e incluso la atracción de elementales y otros aspectos benéficos que nos rodean. El desarrollo moral y espiritual conceden cierta potencia luminosa y corrientes de color, pero esto puede variar dependiendo si el individuo se deja llevar y responde a las influencias externas o impone su voluntad para practicar el bien.
Aunque la ciencia ha llegado a detectar cierto grado de materia más allá del átomo, lo cierto es que no tenemos conciencia nada más que de lo que es sólido, líquido y gaseoso, pero no ocurre lo mismo respecto a ciertas energías cuyas vibraciones son más elevadas que lo que normalmente vemos. Un ejemplo de ello es el aire, la electricidad, el calor, el magnetismo, etc., normalmente se dice que somos conscientes sólo de las formas cuyas vibraciones son capaces de percibir nuestros ojos pero, lo mismo que un invidente no puede decir que no existe la luz por el simple hecho de no poder verla, así mismo tampoco es muy razonable que la mayoría de las personas piensen que no pueden existir otros mundos de diferente grado de vibración o “materia” más sutil que la nuestra de donde estén formados nuestros cuerpos invisibles. Lo cierto es que el Ego atrae cierta cantidad de materia de esos mundos (etérico, de deseos y del pensamiento) para formar sus cuerpos superiores y así poder estar en comunicación con ellos por medio de sus deseos, sentimientos y pensamientos.
            La única diferencia entre una persona y otra es que cuando al renacer atraemos materia para formar nuestros cuerpos, sólo se podrá atraer y utilizar la que tenga una vibración que esté en sintonía con el desarrollo espiritual de cada uno. Es decir, si una persona no ha desarrollado elevados sentimientos y, por el contrario, en sus últimas vidas sólo se ha preocupado de él mismo, no podrá atraer materia de las regiones superiores del mundo del deseo hasta que no se lo merezca por haberlo desarrollado por medio de la práctica altruista y fraternal voluntaria. Así es que, con el cuerpo físico adquirimos experiencias y evolucionamos en el mundo físico; con el cuerpo de deseos obtenemos experiencias y conocimientos y estamos en contacto con el Mundo del Deseo donde podemos evolucionar elevándonos a las regiones superiores por medio de los deseos y sentimientos elevados. Y lo mismo respecto al cuerpo mental el cual pertenece al Mundo del Pensamiento concreto y con el que razonamos e intentamos imponer la razón sobre el aspecto animal o inferior del cuerpo de deseos.
            Ya hemos dicho que el Ego se manifiesta a través de la voluntad, la que intenta imponer sobre la mente para no permitir que los deseos, sentimientos y pasiones la dominen y así actuar en el mundo físico. Si esto es así significa que el Ego está en alguna región por encima de la mente concreta con la que razona. Pues bien, ese lugar lo podríamos definir como las regiones abstractas del Mundo del Pensamiento, es decir, donde se originan las ideas, inventos y descubrimientos que la humanidad en su desarrollo va alcanzando. Lo que significa que un invento no es tal sino que es un descubrimiento que está en el destino de esa persona y que en un momento dado su Ego se la facilita para que sirva como medio de progreso a la humanidad.
            Dijo San Pablo: “No hago el bien que deseo, más sí el mal que no quiero.” Hace unos millones de años la humanidad aún no tenía mente, (cuerpo mental) se encontraba en un estado de conciencia similar al de los animales domésticos actuales y, por tanto, se guiaba por su instinto, sus  deseos y pasiones para sobrevivir y para conseguir egoístamente todo lo que podía. Desde que las Jerarquías superiores (las que la iglesia católica llama Ángeles, Arcángeles, etc.) nos dieron el germen de lo que hoy llamamos mente hasta nuestros días, la hemos desarrollado en un grado muy elevado pero siempre, y aún nos queda mucho más, hemos estado en lucha con el cuerpo de deseos para no dejarnos dominar por él. Nuestro deber, como Espíritus evolucionantes a través del renacimiento, es dominar y dirigir nuestros cuerpos, y es precisamente el cuerpo de deseos el que actualmente nos cuesta más porque nos incita hacia el egoísmo y el materialismo. Pero si queremos acelerar nuestro desarrollo para no tener que renacer muchas veces más, debemos espiritualizar este cuerpo de deseos utilizando  voluntariamente la mente para discernir entre lo bueno y lo malo y practicar lo bueno pensando más en los demás que en nosotros mismos. A esto se refería San Pablo, si nos dejamos llevar por el cuerpo deseos (deseos y sentimientos negativos, pasiones, etc.) y no sabemos utilizar la voluntad para discernir y actuar positivamente, no acortaremos renacimientos ni tiempo en el Purgatorio.
            El cuerpo de deseos representa nuestra naturaleza de deseos y emocional, las pasiones, sensaciones e instintos que debemos purificar para que en la próxima reencarnación podamos tomar materia más espiritualizada del Mundo de Deseos para formar este cuerpo. Pero también gracias a él recibimos, en forma de sentimiento, lo que percibe o siente nuestro cuerpo físico y nos facilita el incentivo para actuar, o lo que es lo mismo, para evolucionar. Después de la muerte, este cuerpo toma la forma o imagen del cuerpo físico para ir al purgatorio donde estará un tiempo según se haya espiritualizado en mayor o menor grado su materia (la personalidad o carácter) Si intentamos actuar como lo haría nuestra Alma, si nos identificáramos con ella y con su buena voluntad, comprenderíamos que de nada sirve dejarnos llevar por el aspecto  inferior del cuerpo de deseos por mucho placer que nos cause. Deberíamos discernir más ante las circunstancias y decisiones respecto al progreso o retraso que nos puede causar si no actuamos como lo que verdaderamente somos, un hijo de Dios. El Alma es sabia porque ha recopilado la quintaesencia de todas las encarnaciones y ella intenta manifestarse a través de lo que llamamos “conciencia”, si la escuchamos en momentos de relajación y meditación nos hablará claramente.
            Lo mismo que el cuerpo físico necesita alimentarse para vivir y lo mismo que el cuerpo etérico también se alimenta de los éteres solares, también al cuerpo de deseos hay que alimentarle con deseos puros y sentimientos elevados si queremos purificarle. Pero tan importante como eso es no complacerle cuando nos incita a satisfacer pasiones y otros deseos que nos hacen caer en malos hábitos. Cada vez hacen más películas donde se describe con bastante exactitud lo que ocurre después de la muerte, alguna de ellas son, por ejemplo, “El sexto sentido” “Los otros” “Más allá de los sueños” y “Ghost”, quien haya visto esta última se acordará de aquellas imágenes en las que un muerto estaba desesperado porque no podía fumar; esa es la realidad, el cuerpo de deseos actúa igual que aquí aún después de la muerte, de ahí la necesidad de dominar a este gran “tentador” en vez de permitir que él nos domine a nosotros.

EL CUERPO MENTAL

            El cuerpo mental es el vehículo o cuerpo por medio del cual el Ego se manifiesta como mente concreta (razón, memoria, imaginación…) esta mente es la que, a través del desarrollo evolutivo, se convierte en un vehículo de conciencia independiente por medio del cual se manifiesta el Ego en sus cuerpos de deseos, etérico y físico. Pero el cuerpo mental también se manifiesta como un segundo aspecto comúnmente llamado mente abstracta, si, por ejemplo, la mente concreta trata con las “formas” de pensamiento (aritmética, los objetos, etc.) la mente abstracta trata con las matemáticas puras, la álgebra, ideas o símbolos abstractos) El aspecto superior de la mente irradia o crea originalmente ondas mentales mientras que el inferior reproduce y crea formas de pensamiento que cualquier iniciado puede ver.
            El cuerpo mental tiene casi la misma forma ovoide del cuerpo de deseos con la diferencia de que los buenos pensamientos hacen vibrar la materia mental más espiritualizada que suele estar en la zona de la cabeza, mientras que los maléficos y egoístas gravitan en la parte inferior del ovoide. Por tanto, podemos ver como la mente no es el Ego sino su aspecto cognoscitivo, lo que le hace pensador y conocedor en sus renacimientos; es simplemente la conciencia individual y personal.
Cuando el hombre piensa pone en vibración el cuerpo mental, esta vibración se manifiesta en un grado inferior, es decir, en el cuerpo astral o de deseos, desde éste pasa a los éteres del cerebro etérico del cuerpo etérico para, por último, poner en acción la materia gris del cuerpo físico. Sabiendo que el cuerpo de deseos está relacionado con el sistema nervioso simpático y que el sistema cerebroespinal está bajo el control del Ego, éste piensa emitiendo sus vibraciones originales en base a experiencias pasadas, a través de los canales abiertos o no del cuerpo de deseos para terminar encontrando el conducto más apropiado y las partículas capaces de expresar lo que  el Ego desea. Esto explica, en cierto modo, el que a unas personas les guste las matemáticas y a otros no o que unos comprendan y expresen perfectamente algunos hechos más bien abstractos y otros sean incapaces de ello.
            Si analizamos esto en sentido contrario, lo que podría ser el resultado de una experiencia o conocimiento, sería algo así: La experiencia en el cuerpo físico (hecho, oído, visión…) asciende al cuerpo de deseos donde se convierte en sensación, lo que, en el cuerpo mental se transforma en percepción, conceptos o ideales, lo que será una base para las respuestas futuras y una manera de abrir nuevos canales para que se manifieste el Ego. Esta es la manera también de que se forme la memoria pero como no todo es causa y efecto ni el resultado de experiencias pasadas, el Ego tiene en cada vida la posibilidad de crear “ideas” nuevas y originales cuando, de vez en cuando y en determinadas circunstancias, recibe luz del propio Espíritu y del Mundo del Pensamiento. Cuando la respuesta del Ego alcanza el cerebro se producen una serie de acciones en forma de descargas eléctricas y de corrientes magnéticas, las cuales abren un nuevo canal nervioso. Si esto se repite se facilita la misma expresión o se crean ideas asociadas.
            Evidentemente y como ocurre con el cuerpo físico, el ejercicio aumenta su poder mientras que lo contrario lo atrofia y lo destruye. Con cada nueva vibración transformamos o expulsamos materia mental de este cuerpo según la capacidad que tenga de responder a nuestras ideas y pensamientos; así reemplazamos la materia que no responde a nuestras intenciones. De aquí la necesidad y conveniencia de crear y mantener pensamientos e ideales positivos. Cuando el hombre intenta vivir la vida superior, es decir, actuar como lo haría nuestro verdadero Yo superior, elimina la materia mental grosera y atrae la positiva y espiritualizada de las regiones superiores del Mundo del Pensamiento; así nos unimos más a nuestro verdadero Yo el cual se expresará cada día más. Como es lógico, esto hará que el cuerpo de deseos responda con sentimientos y deseos más elevados. Normalmente el ser humano actúa basándose en su aspecto mental inferior o concreto el cual está unido a su cuerpo de deseos, son pocas las veces que el hombre piensa como debiera, es decir, sin deseos; y de eso se trata, de razonar para no estar dominado por los deseos ni por los sentimientos y para que, a través de lo positivo y elevado, demos pie a que el aspecto inferior de la mente se una a la superior, o lo que es lo mismo, el hombre se una a su verdadero ser.
Veamos porque en esoterismo se dice que hay que vencer el deseo personal. El aspecto inferior de la mente, (la mente concreta) está tan unida al cuerpo de deseos que reaccionan el uno sobre el otro, es decir, la mente se ve impulsada por el deseo y, a su vez, busca placer a través de éste. La mente intenta crear imágenes de placer a la vez que rechaza crear lo que del cuerpo de deseos reconocemos como dolor o malestar, por tanto, lo que ocurre es que la mente aumenta las pasiones animales con sus impresiones grabadas y valiéndose de la memoria y la imaginación.
            Razonando el párrafo anterior podemos comprender por qué el hombre actúa muchas veces peor que los animales, esto es, el cuerpo mental estimula al cuerpo de deseos despertando así deseos y pasiones que en el animal no están activos. Por esta misma razón el hombre poco evolucionado se deja dominar por el aspecto inferior del cuerpo de deseos, o sea, por los sentidos, la astucia, la lujuria, la crueldad, etc. Por este motivo, cuando el aspecto mental se pone al servicio de los sentidos, del materialismo y de los peores deseos y sentimientos, el hombre pasa mucho tiempo en el purgatorio después de la muerte de su cuerpo físico. Sin embargo, no debemos olvidar que la libertad y el poder de elevarnos y unirnos al Yo superior está en la mente, puesto que a través de ella podemos conseguir el autocontrol, solo es necesario que la conciencia se identifique con la mente pero no con los deseos inferiores.
            Quien fortalece su voluntad y persiste una y otra vez trabaja desde el interior y lo elevado y no dejándose dominar por lo externo y por los sentidos, el de fuerte voluntad domina las circunstancias externas poniendo en actividad las fuerzas adecuadas según sean sus experiencias acumuladas. Según se progresa en este sentido, se libera cada vez más del cuerpo de deseos y se aumenta el poder de la mente superior sobre la inferior manifestando así genialidad, desarrollo espiritual, inspiración y profecía. Lo mismo que la mayoría de nosotros hemos vencido y transmutado la parte inferior y más animal del cuerpo de deseos, así debemos seguir utilizando la razón para centrar la conciencia en el aspecto superior de la mente (ideales elevados, espiritualidad, conceptos abstractos, etc.) y no en este cuerpo. Este desarrollo no solo nos hace más libres por no depender tanto del cuerpo de deseos, sino que además nos favorecerá el abandono de los cuerpos y de la tierra después de la muerte del cuerpo físico.
Cuando pensamos emitimos una vibración que afecta al cuerpo mental lo mismo que cuando estamos deseando algo estamos afectando al cuerpo de deseos, sin embargo, un pensamiento afecta de dos diferentes formas entre otras, estas son: Primera, a nuestro cuerpo mental transformándolo y creando hábitos de pensamientos; y segunda, al Mundo del Pensamiento y a las mentes de las personas para intentar reproducir el pensamiento u otro similar de acuerdo al cuerpo mental de la otra persona. Esto puede tener éxito o no dependiendo de la energía (vida) que el pensamiento tenga, y esto, a su vez, dependerá de la voluntad o fuerza con que se haya creado y de la claridad del pensamiento. Así es que, cuando una persona centra su voluntad y concentra su mente, estos pensamientos llegarán más lejos y cumplirán su misión si es que la tienen. De esta forma podemos comprender que la mayoría de los pensamientos que creamos constantemente se debilitan y son absorbidos por todos los de los demás existentes en nuestra sociedad y en el Mundo del Pensamiento. Por el contrario, los pensamientos concentrados y creados voluntariamente con cierta intención, serán más fuertes y llegarán a su destino cumpliendo así su misión sin nada que se interponga en su camino. Esto nos lleva a tener una idea más clara del efecto de la concentración, de la oración, del estudio concentrado e incluso del hecho de mantener la mente todo el día en cualquier tema abstracto o espiritualmente elevado.
            En  alguna parte de esta obra hemos hablado de que una persona que se obsesiona con algo pero que aún no se ha decidido a hacerlo, puede ser impulsada a ese acto tan deseado simplemente porque le afecte un pensamiento de la misma naturaleza de otra persona. Así es, esto no significa que un pensamiento de amor y de fraternidad pueda hacer buena persona al que siempre está pensando en hacer mal, pero algún efecto tiene. Lo mismo que cuando un estudiante ha aprendido lo que se imparte en un curso y, por tanto, necesita pasar a otro, también cuando un pensamiento elevado llega al cuerpo mental de otro despierta esa misma vibración, lo que puede convertirse en la base de una nueva forma de pensar. Por esta razón hay cada día más empeño en formar círculos o grupos con ideas altruistas y fraternales, por no decir del efecto positivo que causan las frases y pensamientos tan bellos que nos enviamos algunos por correo electrónico. La persona que sea tan egoísta que esté todo el día pensando de qué manera puede beneficiarse no tendrá fácil la admisión de los pensamientos elevados, pero cualquier otra de nuestra sociedad sí. Por tanto, es obligación de todos (y más del que tiene este conocimiento) ser una fuente de pensamientos que ayuden y eleven la conciencia de la sociedad así como mandar pensamientos de ayuda, en cualquier sentido cuando sabemos que alguien los necesita. Naturalmente que los lugares donde se practique la oración, la meditación o concentración sobre temas elevados, o simplemente, cualquier agrupación que trabaje con ideales elevados, ya hacen una gran labor en la sociedad.
            No olvidemos que cualquier pensamiento que consigue despertar una vibración simpática en otro cuerpo mental será absorbida por éste aumentando así esa vibración o fuerza en él. Pero, por desgracia, el hombre es todavía muy egoísta y la mayoría de sus pensamientos se quedan con él creando una atmósfera que repercute sobre sí mismo; es decir, hacen que el pensador siga creando pensamientos de esa misma naturaleza. Así se producen las autosugestiones, las obsesiones y las tentaciones que, aún en momentos de descanso no dejan en paz al creador de esos pensamientos. Así, una persona que se obsesiona con matar (como vemos casi a diario en nuestra sociedad) a su compañera por medio de repetir ese pensamiento, termina matándola o el niño que consigue creerse que es superman porque lleva pensando en ello mucho tiempo, se puede lanzar al vacío pensando que puede volar.
            Así es que llegamos a la conclusión de que mientras el hombre no domine su mente, y con su voluntad y discernimiento la mantenga limpia y despejada, no podrá ver con claridad lo que es real como lo ve el verdadero Yo superior. Esto es así porque, una vez analizados nuestros hábitos mentales, podemos asegurar que nuestro cuerpo mental junto al cuerpo de deseos nos engañan y dominan sutilmente haciendo que nos centremos en hábitos vulgares y antiguas formas de pensar en vez de ayudarnos a elevar la vibración o elevarnos de plano. Por tanto, aquí podemos aplicar ese dicho de que las cosas se ven según el color del cristal con que se miren. Es necesario, por este motivo, que el hombre sea consciente de lo que piensa y que acompañe sus pensamientos con sentimientos y deseos elevados  en vez de pasarse el día creando pensamientos absurdos y sin sentimientos o de naturaleza maléfica. Cuando no se haga así, al menos, debería estar la mente concentrada en lo que el hombre esté haciendo en sus labores cotidianas. De esta forma no permitirá que otros pensamientos indeseables le penetren y se conviertan en tentación ya que, como sabemos, estos pensamientos penetran en nuestro cuerpo mental a la mínima  posibilidad que tienen. Claro que, ¿qué mejor protección contra esas influencias que andar pensando en estos conocimientos y estar con la mente en los aspectos más elevados de la vida y del Espíritu?
Para responder simpáticamente a otro pensamiento debemos tener en nosotros mismos algo de esa misma naturaleza, por tanto y si queremos que esto no ocurra, no debemos pensar en nada negativo y sí en lo positivo; de esta forma los pensamientos indeseables revotarán en nuestra aura y no nos influirán. Debemos tener siempre presente que allá donde estemos llevamos con nosotros todo nuestro mundo de pensamientos y que vamos sembrando la atmósfera influyendo a los demás. La gran diferencia entre un hombre poco evolucionado y otro que sí lo está, es que el primero no controla apenas su mente y se deja influenciar por la atmósfera mental de donde se encuentre y que el segundo utiliza su mente voluntaria y conscientemente para crear pensamientos que le ayuden a él mismo y a la humanidad. Trabajando de esta forma no solo estamos protegidos, armónicos y siempre positivos, sino que, a la  vez, estamos evolucionando porque cada vez utilizamos materia más elevada del Mundo del Pensamiento.
Si, como hemos dicho, con nuestros pensamientos creamos nuestro propio mundo, el cual llevamos a todos los sitios a la vez que influenciamos al resto del mundo, al considerar a los demás igual que a nosotros mismos comprenderemos que entre todos creamos una atmósfera mental nacional, la cual puede ser más o menos racial, patriótica, democrática, solidaria, etc. Y lo mismo que somos responsables por los pensamientos que creamos y su efecto sobre las personas que nos rodean, también somos responsables, kármicamente hablando, por el efecto de nuestros pensamientos a nivel nacional. Esto entra dentro de lo que llamamos karma colectivo, por ejemplo el nazi que además de hacer mal y dar órdenes contra los judíos, estaba pensando cómo hacer más mal  o a más personas. La naturaleza de los pensamientos de un país afectan a todos (patriotismo, opinión pública, costumbres culturales, etc.) y muy especialmente a los niños puesto que afectan más en la educación. El pensamiento afecta a los cuerpo de deseos de otros y éstos estimulan al cuerpo mental para que cree pensamientos de la naturaleza que sea, así es que, tanto dormidos como despiertos, todos somos receptivos a los pensamientos de los demás.
            Por este motivo deberíamos tener más cuidado con lo que pensamos individualmente. Si yo doy una conferencia, mis pensamientos y mis palabras alcanzarán a la mente de todos y, aunque será más afectado quien preste más atención, los pensamientos intentarán estimular las vibraciones correspondientes de los cuerpos de deseos de los asistentes durante un tiempo al igual que a su mente. Ahora interpretemos este conocimiento a través de una persona que haya hecho algo malo y que la gente lo critica cada vez más ¿Qué ocurre? Pues que las que critican, además de crearse un mal karma futuro, están aumentando ese mal en el Mundo del Pensamiento afectando a todo el mundo y muy en particular a esa persona que critican. Es más, cuando alguien comete un mal por culpa de un pensamiento nuestro, tenemos parte de culpa en el karma de esa persona.
El hombre actual centra su actividad mental en las cuatro regiones inferiores del Mundo del Pensamiento, son pocos los que suelen pensar en cosas relacionadas con los planos superiores pero, aún así, en esas regiones hay infinidad de gradaciones o vibraciones que hacen que los pensamientos de la misma naturaleza se asocien y fortalezcan. Esto nos lleva a asegurar que una persona devota, rosacruz, o simplemente que mantenga una línea de pensamientos nobles y espirituales, se verán atraídos hacia esas regiones y agrupaciones incluso cuando duermen. Durante el día estamos conectados con esas zonas del Mundo Mental según nuestras creaciones mentales, pero hay quien acelera su desarrollo y aumenta sus conocimientos por las noches. Pongamos un ejemplo de todo esto, cuando un estudiante de ocultismo estudia por primera vez algunos diagramas representativos de lo que llamaos cosmogénesis, le será tan difícil entenderlos como a un niño respecto a las matemáticas. Pero cuando, día tras  día, persista concentrando la mente, estará abriendo un camino o canal por medio del cual le será cada día más fácil caminar, es decir, entenderlo y asimilarlo. A partir de esa centralización y concentración de la mente en el tema y región que corresponda, es cuando podrá extraer mayor provecho intelectual.
El cuerpo mental o mente es el vehículo más poderoso (aunque menos desarrollado) que tiene el Ego, el pensador, para influir sobre la personalidad con la intención de desarrollar sus virtudes y con tal de alcanzar la perfección y así no tener que renacer al no haber deudas kármicas. Lo ideal sería que el cuerpo mental respondiera siempre al Ego cuando nos aconseja, nos da ideas originales y cuando actúa como conciencia o cuando la reconocemos por medio de la intuición. Pero no es así porque la mente está muy arraigada aún en la naturaleza del cuerpo de deseos, de ahí la necesidad de espiritualizar este último. El cuerpo mental, como aspecto mental concreto de la personalidad, toma nota de las experiencias y asimila el producto del conocimiento para pasarlas a la región abstracta del Mundo del Pensamiento, que es donde se encuentra el Alma o Yo superior, y así lo une a los resultados de todas sus anteriores vidas. Por otro lado, también es cierto que a la mente le es más fácil pensar basándose en el pasado que esforzarse en crear pensamientos originales o elevarse a los planos superiores del Mundo del Pensamiento a través de  la meditación o el discernimiento; por eso también admite, en la mayoría de los casos, las ideas y pensamientos de los demás.
            Es cierto que el Ego extrae el mayor provecho de la vida una vez que pasa al purgatorio y al cielo después de la muerte del cuerpo físico, pero eso no quiere decir que si pusiésemos más voluntad en pensar positivamente y en escucharle no aceleraríamos nuestra evolución y obtendríamos mayores recompensas en la siguiente vida. Por consiguiente, lo más razonable sería ser conscientes de lo que pensamos para que nuestros pensamientos sean positivos y hagan bien a los demás, a la vez que no nos dejarnos dominar por los pensamientos e ideas negativas de otros ni por nuestros malos sentimientos y deseos.
            Si analizamos lo dicho hasta ahora llegaremos a la conclusión de que la personalidad (cuerpo físico, etérico, de deseos y mente concreta) aún con una mente capaz de razonar y dominar al aspecto animal del cuerpo de deseos, tardaría muchísimo más en llegar a la perfección si no fuera por la influencia del Ego, es decir, por la voluntad. Por tanto, llegaremos de nuevo a la conclusión de que el hombre no es el cuerpo físico ni la muerte de éste es el fin del verdadero Ser o individualidad. Como este Yo superior o entidad espiritual vibra en un grado inmensamente superior al grado en que vibra nuestro mundo físico, no puede obtener la experiencia que necesita para su desarrollo aquí en la Tierra. Por eso proyecta una parte de sí mismo para que, una vez conectada al cuerpo de deseos futuro, se manifieste en el cuerpo físico compenetrando el cerebro y el sistema nervioso obteniendo así el nombre de “mente”.
            Sin embargo es el Yo superior quien, a través de esta mente concreta y personal, recibe la información del mundo físico y envía su respuesta desde su mundo mental abstracto. Así es que, cuando el Ego encarnado tiene cierto desarrollo y una mente sana que sabe discernir e investigar, se puede manifestar la “genialidad”, pero cuando hay poco desarrollo o la mente está afectada por drogas u otras sustancias o hechos similares surgen la ignorancia o la falta de razón. Naturalmente que esto también tiene relación con las deudas del pasado o karma pendiente, lo que significa que el Ego puede haber evolucionado mucho pero ha podido renacer con algún problema mental por algo que hizo a otros o bien a él mismo en otra vida. Por el contrario, cuando en otras vidas se han desarrollado determinadas cualidades y se  eligen los padres adecuados que facilitan la genética física necesaria puede nacer un verdadero genio.
            El libre albedrío tiene su origen en la mente pero éste no se desarrollará en su totalidad ni la mente podrá mostrar su poder hasta que no se libere o  doblegue al cuerpo de deseos. Cuando seamos capaces de transformar el odio en amor, el egoísmo en altruismo, la simpatía en fraternidad y cuando superemos el deseo de poder, el orgullo, la arrogancia, etc., entonces será cuando el hombre sea libre y podrá ejercer su libre albedrío para su propio desarrollo. Aún así todos sabemos que, aunque una persona esté presa, si quiere, en su mente será libre; lo que también viene a confirmar que el verdadero hombre está muy por encima de su cuerpo físico.
            El origen del Yo superior divino, como lo es toda vida y todo lo manifestado, es Dios, por tanto cuanto más intentemos identificarnos con nuestro verdadero Ser convirtiendo los defectos en cualidades y transformando el aspecto animal en espiritual, más cerca estaremos de nuestra perfección y de la liberación del renacimiento puesto que, al fin y al cabo, para eso renacemos. Como hijos de Dios que somos, tenemos todas sus posibilidades y poderes latentes (clarividencia, sabiduría, profecía, conciencia de los otros mundos, etc.) pero éstas solo se mostrarán progresivamente según seamos capaces de espiritualizar nuestro carácter en general.

¿QUIÉN ES EL VERDADERO HOMBRE?

            Como ya hemos visto, lo que normalmente llamamos “hombre” está compuesto de: 1º. La “individualidad” que renace en parte manifestándose en el mundo físico, y 2º. La “personalidad” compuesta a su vez de cuatro cuerpos que sirven de vehículos de manifestación a la individualidad o Yo superior. Este Yo superior es en realidad el “Alma” del hombre que reúne o manifiesta sus aspectos a través de los cuerpos a la vez que obtiene un desarrollo en cada vida gracias a las experiencias con los mismos. Hay personas que creen y afirman que esta Alma renace en cuerpos animales, nada más lejos de la realidad, cuando un Alma que ha evolucionado lo suficiente a través de cuerpos inferiores a los nuestros como humanos, ha desarrollado la autoconciencia y se identifica como un “Yo” separado de los demás. A partir de ese momento, el individuo nunca renacerá en cuerpos de especies inferiores a los humanos porque eso implicaría perder esa autoconciencia y eso iría en contra de la evolución que reina en el universo.
            En las primeras etapas del hombre como individuo (primitivo) los impactos externos y sensaciones del mundo físico sobre sus cuerpos físico-etérico, de deseos y su recién nacida mente, eran como estímulos que, a través del cuerpo de deseos, actuaban a modo de puerta para que el Yo superior hiciera sus primeros ensayos en el mundo físico. Las imágenes mentales actuaban como incentivo para que el hombre hiciera sus primeras deducciones pero, al actuar aún instintivamente y con mucha maldad, fue necesario darle unos mandamientos terrenales para que comenzara a discernir y deducir los resultados de sus acciones negativas y de sus satisfacciones y pasiones animales. Como efecto de sus errores, aquel hombre (nosotros mismos en nuestra primera etapa como tal) comenzó a utilizar más dinámicamente su mente ya que, por un lado disfrutaba de los placeres como hoy ocurre aún en muchos casos, y por otro experimentaba el dolor. Estos conflictos entre la memoria y el deseo ayudaron a que el Yo superior comenzara a poder manifestar su voluntad y, aún hoy en menor grado, sigue la lucha del Yo superior contra el cuerpo de deseos por medio de la mente y su discernimiento. El deseo procede del “exterior” del verdadero Yo, y la voluntad del interior.
            El Yo superior o Ego tiene que conquistar el mundo físico y desarrollar sus potencialidades, y para ello necesita unos vehículos o cuerpos que se lo permitan. Una vez adquiridos los cuerpos con los cuales puede renacer, el mundo físico se le presenta como un incentivo para la acción y una tentación para el disfrute del mismo pero, sin una mente, le hacen caer en el materialismo, en el egoísmo, en los placeres y pasiones que le dominan, y en el mal. Por consiguiente, necesita una mente para razonar ante el bien y el mal y unas leyes que le obliguen a deducir y extraer conclusiones de lo que más le beneficia, por tanto y a raíz de ese proceso, comienza a manifestarse la voluntad, la intuición y la conciencia, es decir el mismo Ego. De esta forma, en el principio el hombre era dominado por el deseo y las pasiones, actualmente esos aspectos están en lucha contra la razón y el discernimiento, y en un futuro, el deseo, el materialismo y el egoísmo, morirán para quedar solamente la voluntad del verdadero hombre.
            Mientras tanto y como la mente solo puede deducir y extraer conclusiones de las experiencias y éstas son muy limitadas para la expresión del Espíritu, la voluntad falla muchas veces y hace mal. Pero como después de cada muerte del cuerpo físico sufrimos en el purgatorio por los errores, el resultado es que en la próxima vida esa voluntad tendrá más poder y más sabiduría ¿Se comprende ahora por qué sin los cuerpos y sin el mundo físico no se podría desarrollar el Yo superior ni el hombre tampoco podría alcanzar la perfección y la unión con su Espíritu?
El Ego “informa” al hombre (la personalidad) de los medios y las posibilidades que está capacitado para llevar a cabo, y estas posibilidades y medios son las que reconocemos como mente concreta u objetiva en nuestro cerebro. Esto es lo que diferencia al hombre primitivo del hombre actual, el hombre primitivo no tenía medio de expresión mental y casi ninguna posibilidad. El Yo superior comenzó a trabajar y a influir en el cerebro del hombre primitivo para manifestar tantos poderes mentales como el cerebro era capaz de manifestar. Y lo mismo que la luz actúa sobre la retina, así mismo actúa el Yo superior sobre el cerebro para obtener la conciencia del mundo físico, obteniendo como efecto lo que llamamos razón, ideas originales, memoria, voluntad y discernimiento. El cerebro no piensa por sí mismo sino que es el instrumento del Ego como puede ser un piano para un pianista; si no hay pianista no hay melodía. Es gracias al cerebro del hombre terrenal como puede manifestarse el hombre celestial renacimiento tras renacimiento, y es gracias a esos cerebros como recoge las experiencias de las cuales irá fortaleciendo su “voz” como Alma después de pasar por el Purgatorio y el Cielo. De esta forma el hombre terrenal se hará celestial e inmortal gracias a su Alma, y en su momento podrá recordar todas sus vidas pasadas y ver cómo ha ido formando lo que en ese momento es.
            Cuando un niño nace no significa que esa Alma esté recién creada. Esa Alma fue creada hace millones de años con todas las cualidades y posibilidades para llegar a ser, como en su origen lo es, un Dios creador (Cristo dijo que llegaríamos a hacer lo que Él hacía y mayores obras aún) Pero para ser diferenciada fue necesario que obtuviera cuerpos de diferente grado de materia para manifestarse en este mundo físico y experimentar y renacer hasta obtener la mente, que es la que nos hace individuos pensantes y superiores a los reinos que nos siguen. Ahora estamos en el intermedio, ya tenemos autoconciencia de lo que somos como humanidad pero no sabemos nada de lo que somos en los mundos espirituales y mucho menos de que podemos (y así lo haremos) desarrollar los poderes del Espíritu y alcanzar su perfección a través del renacimiento. Por consiguiente, cuando un niño nace ya ha estado aquí en la Tierra otras muchas veces antes como mujer y como hombre, pero no como animal o planta una vez alcanzada la individualidad.
Este Alma utiliza un Cuerpo Causal o “cuerpo mental superior” compuesto de materia mental más elevada (en su vibración) que lo que aquí conocemos como “mente”, que es la que utiliza para manifestarse e intentar controlar y dirigir sus otros cuerpos. No tiene sexo y, a los ojos de los que han alcanzado el desarrollo suficiente como para verla, aparece como un ovoide resplandeciente alrededor del cuerpo físico. Si bien esta Alma existe y se manifiesta gracias a los cuerpos que en cada vida crea y de los cuales extrae el desarrollo espiritual que aumenta su poder de manifestación, también es cierto que representa al verdadero Espíritu creado por Dios y que tarde o temprano manifestará su propia naturaleza. Ahora es el principio pensante o “pensador” pero llegará el día en que el propio desarrollo que va acumulando gracias a la personalidad (cuerpos) sea la puerta para que el hombre (como esencia espiritual) se unifique con el Alma y ya no necesite renacer más en este mundo físico.
Este Yo superior se manifiesta de diferentes formas y dos de ellas es como conciencia y voluntad. La conciencia es el resultado del desarrollo obtenido en cada vida gracias a las experiencias, pero también lo es del obtenido después de la muerte y más en particular de lo que sufre en el Purgatorio. Por tanto, también es responsable de los errores aquí en la tierra como lo es un padre respecto a un hijo menor de edad, pues el “hombre” es sus vehículos (cuerpos sin voluntad ni conciencia del ser) y él es quien se manifiesta a través de ellos según su desarrollo y poder. Por ejemplo, si yo desde muy joven ya me interesaba por todo lo oculto y misterioso y cuando lo estudiaba parecía como si lo reconociera de nuevo, significa que ya en otra vida he estado en contacto con este conocimiento y en esta lo estoy ampliando. Pero si yo en esta vida y por medio del conocimiento, me desvío hacia la magia negra o el espiritismo y me hago mal a mí mismo o a otros, lo tendré que pagar porque es mi voluntad (YO) quien lo ha querido así o se ha dejado dominar por la personalidad.
A alguien le parecerá injusto que una persona pague una deuda kármica que hizo la personalidad en su última vida, pero lo cierto es que los cuerpos que utiliza el Yo superior no cometen errores porque no tienen voluntad propia. Eso sería como decir que un delincuente no es culpable cuando se le arresta por el hecho de que lleve otra ropa diferente a la que llevaba cuando hizo el mal. Cuanto más desarrollo tenga el Alma más poder tendrá para dirigir sus cuerpos y, por tanto, menos deudas kármicas negativas tendrá y menos tiempo estará en el Purgatorio después de cada muerte. Es cierto que la mente intenta pensar por sí misma y que el cuerpo de deseos es el “gran tentador”, pero si escucháramos la voz de la conciencia o intentáramos actuar en el puesto del Ego, cometeríamos muchísimos menos errores. De lo que se trata no es solo de que el Alma domine sus cuerpos, sino también y más importante aún, que los dirija hacia el bien para poder adquirir desarrollo.
Cuando hemos vivido algo más de la mitad de la vida y retrocedemos en la memoria nos podemos dar cuenta de cómo pensábamos cuando teníamos 18 o 20 años, qué gustos teníamos, qué ideales, y cuántos errores cometíamos porque, aun con esa edad, éramos como niños en comparación, con, por ejemplo, la edad de 60 años. Sin embargo, todas las experiencias han sido muy útiles y si hemos tomado nota de nuestra vida (y más aún si ha sido dura) y del resultado de nuestros errores, podemos estar seguros de que hemos aprendido mucho y estamos muy preparados para afrontar otros aspectos de nuestro destino. Algo así ocurre con el Yo superior, desde que se individualizó y comenzó a desarrollar su mente hace millones de años, (más allá de la prehistoria) Es decir, desde que se comportaba como un animal hasta nuestros días, ese Yo ha evolucionado hasta ver con horror lo que hacen hoy mismo otras personas pero que, sin embargo, él mismo hizo en sus pasadas reencarnaciones. Para cada personalidad que muere y con el resultado de sus experiencias pasa al Purgatorio y al Cielo, es como un recuerdo espiritualizado que se transforma en la quintaesencia de esas experiencias, uniéndose la quintaesencia al Alma a la vez que se olvidan las experiencias.
Quien lleve algún tiempo estudiando filosofía oculta y sepa meditar sobre lo que aquí se está exponiendo, siempre tendrá alguna duda sobre el porqué del renacimiento. No voy a entrar en el origen del mismo en este libro porque no quiero complicar el tema de la muerte, solo diré que tiene relación con la “Caída” de la humanidad en el “pecado original”, como así lo dice la Biblia, pero claro, con un aspecto simbólico y más profundo de lo que se dice de la serpiente y la manzana. Desde aquella época el hombre ha sido un peregrino en busca de su origen y de lo que perdió (su conciencia divina) El Yo superior es un ser celestial con todos los aspectos de Su Creador, por tanto, su origen es divino pero, como el niño recién nacido, tiene que desarrollar lo que verdaderamente es y tiene, es decir, sus cuerpos, su mente y su voluntad como herramientas que le servirán para mostrar su poderes como hombre. Cuando ese niño nace no es consciente del mundo físico hasta que no pasa cierto tiempo, después toma conciencia del mundo físico y aprende a utilizar sus cuerpos y su poder (cuerpo físico, cuerpo de deseos y mental, y la voluntad) y a partir de la mayoría de edad aproximadamente se independiza y hace su vida individual para ser padre y formar una familia. Algo parecido pasa con el Alma, en determinada época nace pero sin ser consciente aún del mundo físico. A través de la utilización de infinidad de formas y cuerpos pierde su conciencia celestial y toma conciencia del mundo físico hasta que está preparada para utilizar una mente que la hace individual (como nuestra edad adulta e independencia de los padres) A partir de ahí, continuará su desarrollo vida tras vida (días tras día en el hombre terrenal) hasta que desarrolle sus poderes y adquiera sabiduría.
Al Alma también se le representa como un Ángel de la guarda pero es a causa de las transformaciones que ha hecho la teología a partir de la verdadera enseñanza que dio Cristo. Es cierto que es responsable del mal y que debe procurar no caer en él, pero eso es precisamente porque es el Alma. Lo que no sería justo es que un Ángel pagara por el mal que nosotros hacemos sin tener ninguna culpa y sin haber cometido los errores de los cuales tenemos que aprender nosotros para poder evolucionar. Ningún ser superior puede hacernos santos si no hemos vivido, experimentado y sacrificado nuestras vidas voluntariamente para merecerlo, si se hace así, entonces recibiremos los efectos en nuestro propio destino pero nada que haga otro puede venir a nosotros. Por otro lado, no olvidemos que es la personalidad quien sufre aquí encarnada y es el Alma quien cosecha el resultado espiritual o desarrollo de los cuerpos allí en su propio mundo celestial desde donde se manifiesta con su voluntad. El Alma en su origen es como si la comparamos con un diamante en bruto el cual, en cada pasada con la pulidora, es decir en cada vida, se le va desprendiendo lo grosero para dejar al descubierto su belleza.
Cuando el Ego no necesite renacer más en cuerpo físico, continuará su evolución en los cuerpos pertenecientes a los planos superiores, pero entonces ya no existirá el Purgatorio para él sino que solo tendrá la perfección como meta y continuará auxiliando a los seres cuya evolución sea inferior a la suya a modo de colaborar con los Planes de Dios. La finalidad de la evolución, y por tanto del renacimiento, es hacer que la personalidad desarrolle sus cualidades y se purifique hasta poder identificarse con la naturaleza espiritual de su Yo superior, del Alma, a la vez que ésta la tiene bajo su control. Para ello, cada cuerpo representa y tiene una relación con cada uno de los tres aspectos del Yo superior (como una trinidad que es) los cuales, por cierto, son estímulos para que la personalidad haga el bien. El hombre siempre ha sido, es y será “Divino” en su esencia y por tal motivo debe actuar siempre en el bien en pensamiento, palabra y obra, es decir, como si el Yo superior estuviera actuando directamente a través de sus cuerpos.
Según vaya actuando esta personalidad de acuerdo a la voluntad divina, llegará un momento en su evolución en que sea cada vez más consciente del Alma y de su propio mundo, entonces participará de los bienes celestiales. El Yo superior, con sus tres aspectos espirituales, influye y actúa en el hombre de tres formas diferentes:

1ª.- Como voluntad y conciencia que, a su vez, es causa o incentivo para la existencia y acción
      de la personalidad en el mundo físico y para abstraerse en el momento de la muerte del
      cuerpo. Es la voluntad de vivir y experimentar para obtener un desarrollo evolutivo
      conectando la mente concreta con el cerebro físico.

2ª.- Como una esencia o fuerza coherente que manifiesta toda una serie de deseos,
      sentimientos y características personales que diferencia a un hombre (subjetivo) de otro por
      medio de su nota-clave vibratoria particular, actuando mediante el cuerpo de deseos sobre
      el corazón.

3ª.- Como actividad y vida única que compenetra todas las pequeñas vidas (átomos, moléculas,
      células, etc.) de cada órgano y parte del cuerpo físico y su funcionamiento. Estas pequeñas
      vidas tienen su propia conciencia individual pero dependen y están compenetradas por la
      vida y la conciencia del Alma lo mismo que nuestra vida depende y está compenetrada por
      la vida Universal que procede de Dios. Esta influencia se produce a través del bazo etérico
     del cuerpo vital o etérico.

Como ya analizaremos más adelante, el Espíritu es una entidad espiritual compenetrada por una determinada vibración que le identifica con la obra de Su Creador, Dios, así como nuestros cuerpos tienen otra vibración que les identifica con nuestro verdadero Yo, el Yo superior o Alma. Es una chispa o energía vibratoria que, unida a los millones de chispas, son parte y forman el Fuego Creador. Es, en parte, consciente de Dios, es consciente de que existen otras chispas y es consciente de sí mismo, por lo cual intenta manifestar el amor de Dios y el amor al prójimo en la personalidad para que, por medio de la experiencia del renacimiento pueda convertir los poderes latentes del Padre en poderes dinámicos en el hombre. Por consiguiente, es la personificación de la Vida de Dios y renace con la intención de mostrar la naturaleza del Padre Creador y Su propósito. También se manifiesta como el principio inteligente o Ego capaz de discernir, distinguir, analizar, elegir, rechazar, etc., y que, como Hijo de Dios, también es creador por medio de sus cuerpos. Como conciencia de Dios compenetra las formas y cuerpos y subsiste a su manifestación reaccionando ante las vibraciones externas del medio ambiente.
El Yo superior no puede manifestarse aún en el común de la humanidad tal y como es en su naturaleza como no lo puede hacer un voltaje de 220 voltios en una bombilla de 125. Él es una voluntad no condicionada, en su esencia ha estado (y aún sigue estando en gran parte de la humanidad) impedido casi totalmente en sus intenciones de manifestación por el aspecto animal del hombre. Actualmente una parte de la humanidad está dominando ese aspecto a través de la razón y el discernimiento, lo que facilita su expresión desde su propio mundo, el mundo mental abstracto. Esto es así porque la voluntad del Yo superior se va cristalizando en cada plano o cuerpo donde desea actuar ralentizándose su vibración y ocurriendo, como efecto, que en nosotros sólo lo podemos reconocer principalmente como conciencia. Así es que el Yo superior es el libre albedrío espiritual (libre en su propio mundo) impedido por el hombre, es la voluntad que se debilita ante los deseos y pasiones, es la mente superior sumergida en nuestra mente concreta y objetiva pero, sin embargo, con la capacidad de afirmarse a sí mismo. Él es el sentimiento de “Yo” que discierne, decide y vence porque en su naturaleza está la voluntad y la persistencia.
La razón o cualidad de pensar y considerar los hechos que se observan y de donde después se deduce y extrae sus consecuencias, es la herramienta o cuerpo mental (cerebro) del Yo superior en la Tierra, creando así y a partir de ahí, una hipótesis o idea original. Después de esta inducción, el Yo superior comprueba sus hipótesis o ideas por medio de la experiencia y su puesta en práctica, o lo que es lo mismo, deduce y razona los resultados. La verdadera intuición es una de sus facultades y deberíamos reconocerla mientras estemos dominados por los deseos, sentimientos y pasiones del aspecto inferior del cuerpo de deseos. Para oír esta manera de hablar del Alma debemos aquietar los sentidos, discernir entre lo bueno y lo malo y entre lo verdadero y lo falso, e imponer la razón sobre  el cuerpo de deseos.
Quien vence el aspecto terrenal en el hombre lo suficiente como para percibir la luz de su Alma, reconoce intuitivamente la Verdad y cometerá pocos errores de juicio. Este mismo hecho en las personas más desarrolladas se traduce como profecía e inspiraciones divinas, a partir de ese grado de desarrollo espiritual el hombre se va familiarizando con su verdadero Yo hasta que, como iniciados, se  ven cara a cara. Entonces, este iniciado se levanta sobre la muerte y se une a Cristo para solo renacer siendo consciente (actuando como) de su Yo superior manifestando sus poderes aquí en la Tierra. Mientras estuvo renaciendo estuvo sacrificado, ahora ha obtenido la unificación y no necesita renacer. La necesidad imperiosa que muchos cristianos tienen de aspirar a unirse a Cristo o a Dios, su anhelo por lo Divino, no es otra cosa que la expresión del desarrollo interno obtenido por medio de muchos renacimientos, esfuerzos y sacrificios.

¿DÓNDE SE DESARROLLA LA HUMANIDAD?

            Decimos que el mundo físico existe porque lo vemos, es decir, porque nuestros ojos responden a las vibraciones y ondas de luz emitidas por determinados objetos o cuerpos, lo que nuestra conciencia transforma en forma, color y, a través de la mente, en ideas. Esto quiere decir que cuando nuestros ojos no son capaces de percibir esas ondas de luz es como si esa parte física no existiera. Pero esto también es motivo suficiente como para pensar que puede haber otra “materia” cuya vibración de luz sea más elevada de la que perciben nuestros ojos y, por tanto, sería como otro mundo que está unido  (compenetrando) al físico. Si no fuera por los sentidos del cuerpo físico no podríamos decir que existe el frío, el calor ni los sonidos puesto que no son sólidos. Es más, si se despertará un nuevo sentido en el cuerpo o los ojos fueran capaces de captar vibraciones más elevadas, seríamos capaces de ver la electricidad, las ondas de radio y televisión que hay en la atmósfera, etc. En realidad, la naturaleza y la humanidad es lo que sus sentidos le permiten ver y sentir, pero lo mismo que en su momento tuvo que admitir que hay una clase de materia que más bien no es tal sino energía, en un futuro tendrá que admitir que puede haber otros mundos de materia cuyas vibraciones no somos capaces de percibir y que pueden estar interrelacionados y compenetrados con nuestra materia física.
            Como sabemos, la luz origina una determinada vibración en el éter de la atmósfera y produce un determinado color según sea su amplitud y frecuencia. Si pasamos la luz blanca por un prisma de cristal se divide en diferentes grados de vibraciones que nuestra retina refleja en la conciencia como siete colores; con estos siete colores y sus combinaciones se pinta el mundo que vemos ¿Podemos afirmar con toda seguridad que no existen más colores? Por supuesto que no. Si lo que vemos en nuestra conciencia tiene su origen en una determinada vibración de luz blanca, decir sí es como decir que todo el universo tiene su origen en esa vibración de luz blanca y, como sabemos aunque algunos no lo admitan, hay vibraciones más elevadas que las que perciben nuestros  propios ojos (Por ejemplo: el sonido, el calor, los rayos X, etc.)
            Decimos que la luz existe porque nuestros ojos perciben las ondas de luz cuyas vibraciones están en sintonía con nuestro sentido de la vista y por eso tenemos conciencia de ella, sin embargo, no la tenemos de los rayos X ni de las ondas eléctricas entre otros, lo que significa que, antes de que fueran descubiertas, seguro que también se negaba su existencia. Esto nos lleva a afirmar que si fuéramos capaces de ver la luz que emiten los protones y los electrones de los átomos mientras giran en su órbitas, casi no necesitaríamos la luz eléctrica ¿y si viéramos las vibraciones causadas por los éteres? Entonces podríamos hablar de otro mundo de luz no material y de la clarividencia como un sexto sentido, pero como no es así, no somos conscientes y decimos que no pueden existir otros mundos.
            Un clarividente puede ver a través de la materia y según su grado será capaz de ver la parte etérica (contraparte) de la materia física e incluso alguno de los mundos que la filosofía oculta menciona. Desde dicha región etérica-física hasta el Mundo del Pensamiento pasando por el Mundo de Deseos, todo es “materia”, pero esta materia es tan sutil y sus  vibraciones son tan elevadas que muy pocas personas son capaces de percibirla. El ser humano está evolucionando en un esquema de siete mundos pero solo utiliza las siguientes clases de materia materia:

1º.- Física para poder experimentar y evolucionar con su cuerpo físico en el Mundo Físico.
2ª.- Etérica para crear el molde etérico sobre el que se forma el cuerpo físico y para que el Ego
     sea consciente y pueda responder a los impactos, hechos y circunstancias a través del
     cerebro y del sistema nervioso.
3ª.- Materia del Mundo de Deseos para crear su cuerpo de deseos como origen de sus
    sentimientos y deseos que son el incentivo para la acción.
4ª.- Materia mental con la que forma su cuerpo mental para pensar, discernir y ser el medio por
    el que el Ego se manifiesta hasta el cerebro físico y el sistema nervioso.

El hombre solo es consciente del mundo físico en su estado de vigilia pero mientras duerme está en el Mundo de Deseos y es consciente de él así como de la región etérica. Es más, cuando abandona definitivamente el cuerpo físico alcanza el Mundo del Pensamiento y es ahí donde el Yo superior, ya sin cuerpos, asimila el fruto de su vida pasada y prepara la siguiente.
            Ya hemos puesto algún ejemplo de cómo pueden compenetrarse diferentes grados de materia ocupando un mismo espacio. Podríamos poner muchos más, por ejemplo, poner en una habitación toda clase de luces de diferentes vibraciones u ondas de luz, todas estarían en un mismo sitio y todas tendrían su propia luz. O bien, en un envase ponemos piedras, arena y agua resultando que tendremos materia de diferente densidad, líquido y aire que siempre habría entre los minerales y el líquido. O también, una simple naranja que tiene materia sólida, líquida y gaseosa aún sin descomponer los átomos. Sabiendo esto y tal y como explican las enseñanzas ocultas, estamos compenetrados por otros mundos pero es que, además, también lo estamos por sus habitantes que utilizan materia de dichos mundos para crear sus cuerpos. Estamos tan acostumbrados al mundo físico que no nos paramos a pensar qué son eso que llamamos fuerzas de la naturaleza; qué o quién hace que una semilla forme una bella flor; cómo sube el agua a la atmósfera para formar las nubes; quién forma en el vientre de la madre a los niños; como se crean y se diferencian las especies y porqué; quién forma el polluelo en el huevo de un ave; y así sucesivamente en nuestra naturaleza. La magia tal y como entienden la mayoría de las personas no existe, lo que llamamos “obra de la naturaleza” son fuerzas inteligentes que, al no percibirlas, decimos que son sabias.
            Desde hace muchos siglos y miles de años se ha mencionado a los espíritus de la naturaleza, a los Ángeles, a los Arcángeles e incluso a los muertos como seres que habitan entre nosotros, pues bien, esos seres, y nosotros después de dejar el cuerpo físico, son los que  hacen esa magia. Si viéramos un poco más allá de lo que vemos seríamos capaces de percibir a los gnomos, las hadas, las ondinas e incluso a los Ángeles como sus directores que son. Ellos  son los constructores de todo lo que vemos pero lo construyen en la región etérica de la Tierra, sin las formas (moldes etéricos) que ellos construyen no existirían las formas que percibimos nosotros. Ellos colaboran con las formas mineral, vegetal, animal y humana bajo la dirección de los Ángeles (que también tienen un cuerpo etérico) Como ocurre con  nosotros que también colaboramos desde la materia física para ayudar a que esa vida grupal evolucione y algún día se individualice y adquiera su autoconciencia como nosotros la tenemos y en un grado próximo también la tendrán los animales. Como dice Max Heindel, clarividente y fundador de la Fraternidad Rosacruz: “Nuestros muertos están más cerca de nosotros que nuestras propias manos”.
            Nuestro planeta está compenetrado por otros mundos más elevados o, dicho de otro modo más correcto, con una materia de una vibración mucho más elevada que lo que conocemos en el mundo físico,  por consiguiente, cuando decimos que morimos lo único que hacemos es “vivir” en el cuerpo etérico y en la región etérica del planeta; cuando vamos al purgatorio estamos en las regiones inferiores (del mal) del Mundo del Deseo; cuando pasamos al Cielo continuamos con nuestro cuerpo de deseos, purificado ya en el Purgatorio, donde recibimos el fruto del bien; y cuando abandonamos el cuerpo de deseos nos encontramos en el Mundo del Pensamiento donde descansaremos y prepararemos una futura vida sin ningún recuerdo ya de la pasada. Una persona clarividente puede ver a los seres queridos que han pasado al más allá, bien sea en el Purgatorio o en el Cielo, nosotros mismos estamos en ese mundo por las noches y podemos estar en diferentes sitios habituales de nuestra vida cotidiana y con familiares y amigos. Si no hay suficientes razonamientos con los expuestos hasta ahora diré que la ciencia conoce elementos químicos que son capaces de penetrar a otros y, por tanto ocupar un mismo espacio y, además, podríamos afirmar que mientras dormimos tenemos otra clase de “sentidos” con los que vemos, tocamos, hablamos, etc. Entonces, ¿por qué no podemos tener otros sentidos ocultos que nos permitan ser conscientes de esos mundos?
            Queda, por tanto, claro que los mundos están compenetrados ocupando un mismo espacio (algo más que nuestro mundo físico) gracias a que, cuanto más cerca del Mundo de Dios, más sutil es su materia y más elevada su vibración. Pero también podemos expresar esta idea definiéndolos como “estados de conciencia” porque nosotros somos conscientes de los mundos que utilizamos actualmente. Ahora estamos evolucionando en los tres mundos inferiores pero llegará un momento en que lo haremos en todos y en ese momento seremos conscientes de nuestro verdadero Espíritu y, para nosotros, se habrá acabado ese peregrinaje porque habremos desarrollado los poderes de Dios en nosotros según está escrito “Sed perfectos como vuestro Padre que está en los Cielos es perfecto.”

LOS MUNDOS DONDE EVOLUCIONAMOS

            El Mundo Físico está compuesto de dos grandes regiones que se conocen como: Primera: Región Química, que comprende los estados de materia conocidos como sólido, líquido y gaseoso; y Segunda: Región Etérica que comprende cuatro estados o planos de materia llamados etéricos. Son los éteres de esta última región los que compenetran el cuerpo físico como un doble y se relacionan con el mantenimiento de la vida, con la procreación, con el calor del cuerpo y con la memoria y los pensamientos creados por el Yo superior.
            De los siete subplanos de diferente vibración y densidad de materia de los que está compuesto el Mundo de Deseos, la más sutil y de vibración más elevada está en contacto con el Mundo del Pensamiento y la más densa y de vibración más lenta lo está con la región etérica del mundo físico. La mayoría de las personas suelen tener materia de casi todos los subplanos en su cuerpo de deseos, lo que crea el incentivo para la acción en cualquier sentido por medio de los deseos, sentimientos y emociones. La diferencia de una persona con cierto grado de espiritualidad a otra que apenas se ha desarrollado, es que el primero no tendrá materia correspondiente a la región inferior del Mundo de Deseos (cuya vibración se relaciona con los peores deseos y sentimientos) y el segundo tampoco tendrá de la más elevada que corresponde a los más elevados sentimientos y deseos. Así es que la materia del Mundo de Deseos en nuestro cuerpo de deseos actúa como sentidos que permiten expresar nuestros sentimientos, deseos, etc. Excepto cuando una persona que, por ejemplo, si ha superado perfectamente la ira, sería incapaz de manifestarla porque no tendría materia de esa vibración en su cuerpo.
No hay que imaginar que los planos o mundos del universo estén situados a modo de zonas concéntricas de manera que el final de un mundo sea donde comience el otro. Los mundos se penetran mutuamente y están separados solamente por la diferencia que tiene su materia de forma similar como aquí se diferencia el agua del aire. Por tanto, el Mundo de Deseos está “sobre”, “debajo” y “en” nosotros porque compenetra nuestro cuerpo físico como compenetra toda la materia física; nos diferenciamos del él por la presión del cuerpo y porque sus vibraciones no afectan a la materia densa. Este mundo está compuesto, en gran parte, por las mismas formas del mundo físico pero sus objetos se pueden ver desde todos los aspectos a la misma vez. También sorprende porque cambia constantemente las formas, sobre todo sus contornos, es más, el hombre mismo puede cambiarlas y crear formas a su antojo.
Cuando abandonamos el cuerpo físico y el etérico después de la muerte, el cuerpo de deseos, que durante la vida tiene forma de ovoide, se convierte en una réplica del cuerpo físico con la diferencia de que su materia se va estructurando en capas de mayor a menor densidad y desde el exterior hacia el interior. Las capas externas estarán compuestas de la materia más grosera representando así a los deseos, sentimientos y emociones más negativos, y las internas representarán los más elevados y espirituales. Esta transformación del cuerpo de deseos es la que nos hace situarnos con nuestra conciencia en el nivel que nos corresponde para empezar a vivir y sentir el mal que hicimos, por eso se suele considerar al subplano inferior como el Infierno y a los dos siguientes el Purgatorio. Naturalmente no son tal y como nos lo han pintado algunas iglesias y, aunque allí se sufre intensamente el mal que hemos hecho, no se puede creer que un Dios de amor castigue eternamente a Sus hijos que están evolucionando (aprendiendo a ser buenos)
            El Mundo del Deseo, como todos los mundos, está compuesto de siete regiones o planos que, a su vez y en este caso, se dividen en:

1º.- Región purgatorial, que son los tres planos inferiores de este mundo.

2º.- El cielo, que comprende los tres planos superiores.

3º.- El plano intermedio o del sentimiento.

La materia de este mundo tiene más colores desconocidos por la humanidad, se mueve constantemente y se la puede dar forma a voluntad; quien haya visto una película llamada “Más allá de los sueños” tendrá una idea bastante aproximada de lo que digo porque en esa película han querido expresar cómo es el mundo de los muertos. De este mundo tomamos la materia para formar nuestro cuerpo de deseos pero esto se hace de acuerdo a nuestro desarrollo espiritual, es decir, solo podemos tomar la materia de los planos cuya vibración está en sintonía con nuestra vibración, desarrollo y necesidades kármicas. Esto es, una persona de elevados sentimientos que ha superado muchos defectos del carácter y que tiene buena voluntad nunca podrá atraer materia de las regiones inferiores (Purgatorio) Ni un terrorista, fanático religioso o persona de carácter malvado podrá atraer o tomar materia de los planos más elevados (Cielo) porque no la puede atraer como un imán no puede atraer lo que no sea hierro. Las personas forman su cuerpo de deseos según su carácter interno y sus deudas del destino o kármicas, si no fuera así el Yo superior no podría actuar sobre dicho cuerpo como expresión de sus sentimientos, deseos y emociones. Por otro lado, tampoco llegaría al Yo superior lo que ocurre en el medio ambiente ni los impactos que alcanzan al cuerpo físico y que capta por medio de sus sentidos.
            El Mundo del Pensamiento se divide en dos regiones principales:

1ª.- La Región Concreta o cuatro planos inferiores, que comprenden la materia de donde
      formamos nuestro cuerpo mental, es decir, de donde formamos nuestra mente.
2ª.- Región Abstracta, que comprende los tres planos superiores relacionados con lo que
      denominamos mente abstracta pero que también es el lugar desde donde el Yo superior
      gobierna sus cuerpos. Desde esta región el Ego intenta expresar su buena voluntad por
      medio de la conciencia, la intuición, la voluntad y las ideas originales.

El proceso de pensar y su efecto es de la siguiente forma: Primero: El Ego crea un pensamiento o idea que se envuelve de material mental concreta de las regiones inferiores de este mundo; Segundo: Este pensamiento-forma pasa al Mundo del Deseo donde estimula una respuesta en forma de sentimiento o deseo de determinada región según sea la naturaleza del pensamiento; Tercero: El mismo pasará al cerebro etérico y al físico donde actuará sobre los centros cerebrales, sistema nervioso y músculos. Así podemos ver cómo actúa el Alma sobre sus cuerpos con la voluntad y la mente aunque no siempre se la escuche ni se la obedezca. En realidad, todo lo creado físicamente por el hombre ha sido gracias al Yo superior que envía las ideas desde su propio plano, nada inventa el hombre sino que lo descubre.
Como su nombre indica, este mundo es el de la inteligencia y de la mente, el cual está representado en nosotros como “razón”. Pero, como es obvio, el hombre no puede percibir todas las vibraciones de este mundo puesto que está limitado por el cerebro. El cerebro responde simpáticamente al Mundo del Pensamiento pero no puede responder nada más que a determinadas vibraciones por la densidad de la materia y según el karma que lo conforme. Así es que, el Yo superior puede intentar comunicar al cerebro determinados hechos pero el cerebro no puede percibir nada más que una pequeña parte de esas ideas y pensamientos. De ahí que haya cerebros de diversos grados de capacidad de respuesta como son el genio, el intelectual, el poco desarrollado, el idiota o totalmente inculto.
            Este mundo está compuesto de siete subdivisiones como todos los demás, a su vez, se divide en dos grandes regiones, llamándose la superior “abstracta” y la inferior “concreta”. Aquí trabaja el Ego respondiendo a las impresiones del mundo físico sobre el cerebro y creando ideas que se convierten en pensamientos forma cuando se rodean de materia mental de las regiones inferiores o concreta. De hecho, podríamos considerar a la palabra como la manera de representar o expresar lo que para nosotros serían los símbolos o arquetipos del Mundo del Pensamiento. Digamos, como otra forma de expresarlo, que Dios tiene ideas o crea arquetipos mentales (en las regiones superiores o abstractas) para el ser humano y para el planeta tierra y les da forma con materia mental inferior para que tomen forma en las regiones etéricas y físicas de nuestro mundo. De igual manera, una persona tiene una idea, (percibe en su cerebro un arquetipo del Mundo del Pensamiento) le da forma creando un pensamiento imagen, y cuando tiene claro el esquema de lo que desea lo crea materialmente y decimos que lo ha inventado. Esto es lo que ocurre cuando después de la muerte llegamos a esas regiones, el hecho de pensar es crear mentalmente, por eso se dice que allí el propósito y el hecho es lo mismo. Pero, como es natural, la humanidad está aún muy limitada en su acción creadora en ese mundo y lo que hacemos allí después de la muerte es gracias a la ayuda y dirección de las varias jerarquías que allí habitan y trabajan para ayudarnos. Al estar aquí rodeados de nuestra propia aura mental, todo lo que nos llega se tiñe de la naturaleza que tenga la misma, transformando así muchas veces pensamientos forma que nos serían muy útiles.
            Cuando decimos que una persona está más desarrollada nos referimos al hecho de que está más capacitada para recibir y responder a las impresiones que proceden de ese mundo y de los seres que vibran en ese nivel. Recordemos que nosotros estamos rodeados y compenetrados por los mundos, por tanto, lo único que nos separa de esas regiones mentales es que nuestra vibración mental no alcanza esos grados, lo que hace que no podamos percibir esos pensamientos forma e ideas elevadas. Según nos esforcemos y desarrollemos nuestra mente y espíritu seremos capaces de identificarnos con esas regiones y atraer materia de las mismas hacia nuestro cuerpo mental. Cuando llegue ese momento, el Yo superior, el pensador, será capaz de ser consciente de lo que hay allí y ver incluso sus vidas pasadas así como algunos planes de futuro para la humanidad. Nuestro cuerpo mental está constituido por la materia mental de las cuatro regiones inferiores del Mundo del Pensamiento pero solo tendrá la materia que le corresponda según la vibración o nota-clave del átomo simiente mental, la cual es el resultado de sus anteriores vidas y del karma previsto para la presente. Digamos que el hombre no podrá manejar nada más que la materia mental que le corresponda según su esfuerzo y si su karma se lo permite.
Podríamos decir que el cuerpo mental está conformado de forma similar al cuerpo de deseos después de la muerte, es decir, la materia más grosera en el exterior y la más sutil y refinada en el interior. Por tanto, la materia relacionada con las regiones inferiores del Mundo del Pensamiento forma realmente la mente, la razón, el juicio, etc. Su expresión es concreta porque razona en su expresión para que estas vibraciones lleguen al cerebro etérico-físico a través del cuerpo de deseos y para que el hombre se exprese gracias a su acción final sobre el sistema nervioso, muscular, palabra hablada, etc. Lo mismo que un pensamiento-forma se transforma o debilita en su manifestación física, asimismo, las respuestas del cerebro físico también son lentas en estado consciente porque suelen estar muy influenciadas por los sentidos, por el mundo que las rodea, y por los hábitos e instintos. Cuando el hombre se dé cuenta del poder que tiene y que puede expresar por medio de la mente, podrá gobernar sus cuerpos, crear su propio destino, utilizar la memoria del pasado para planificar su futuro, y desarrollar la genialidad gracias al acercamiento de su propio Yo superior.
Sabemos, y así lo afirman los científicos, que el hombre no utiliza nada más que un mínimo porcentaje de su poder mental, lo que concuerda con la filosofía oculta cuando dice que el hombre ha estado dominado por sus cuerpo de deseos hasta hace unos millones de años y que desde hace ese tiempo para acá está comenzando a desarrollar y utilizar su mente voluntariamente. Cuando la voluntad controla la mente y la utiliza para gobernar el cuerpo de deseos, se demuestra que el pensamiento es muy poderoso y que la mente es la base del desarrollo del hombre. Claro que esto dependerá de la clase de materia que componga la mente puesto que puede ser de alguno de los diferentes planos del Mundo del Pensamiento. La materia del cuerpo mental o mente se puede transformar hacia lo elevado y positivo mientras se rechaza y se elimina lo negativo; esto es, si creamos pensamientos concentrados y voluntariamente fuertes estimularemos y atraeremos materia mental de los planos superiores. Si repetimos la operación crearemos un buen hábito y esa parte de la mente atraerá las vibraciones de su alrededor que estén en sintonía. Además, Primero: Según sea el tema que se piensa así afectará al cuerpo de deseos haciendo que se forme un sentimiento, deseo o emoción; y Segundo: Si es abstracto y elevado como, por ejemplo, el amor espiritual, estimulará más aun las regiones superiores del mundo del Pensamiento.  Pero también, y esto es importante, el sentimiento y las emociones hacen que la mente responda instintivamente o como hábito, lo que, cuando es negativa, puede perjudicar porque la mente responderá creando pensamientos negativos; de ahí la necesidad de controlar la mente con la voluntad.
            Cuando el hombre controla la mente y crea pensamientos de amor, fraternidad, altruismo, humildad, etc., forma ese determinado carácter y la persona se muestra tal y como piensa porque esos pensamientos estimulan sentimientos en el cuerpo de deseos cuya materia pertenece a los planos superiores del Mundo de Deseos. Como esto tiende a reproducirse automáticamente, cuanto más se repitan dichos pensamientos, más desarrollaremos nuestro Yo superior gracias al uso positivo de los cuerpos. Si afinamos un violín o un diapasón en el mismo tono de otro diapasón, cuando éste suene hará sonar al violín o al otro diapasón por medio de sus vibraciones trasportadas por el aire; eso mismo ocurre con los pensamientos del hombre.
            El hombre va dejando huella de su personalidad gracias a su pensamiento, el cual afectará a otras mentes que estén en sintonía con él. El que reza en una iglesia deja sus pensamientos y sentimientos en ella, los que estimularán a otra persona que también vaya con la intención de rezar creando así una atmósfera de material mental que, a su vez, actuará como un espíritu sobre cualquier fervoroso orador. Pero (por ejemplo) la persona que entra en esa iglesia y no ha hecho vibrar su mente en ese sentido de devoción y amor cristiano no le afectará esa atmósfera. Una persona que piensa negativa y repetidamente sobre un determinado tema, no solo afecta a los demás por medio de la atmósfera mental sino que, además, se puede auto-obsesionar. También es conveniente tener presente que cuando concentramos la mente sobre alguien, los pensamientos irán dirigidos sobre esa persona, pero si en ese momento la persona está muy centrada sobre algún tema, no podrán alcanzar su mente pero estarán a su alrededor hasta que puedan penetrarle. En realidad, los pensamientos pueden tomar varias direcciones:

            1ª.- Hacia una persona en la que  se piensa o hacia la que se envían.

            2ª.- Sobre uno mismo cuando el pensamiento es sobre algo relacionado con su creador y, por
      tanto, repercute sobre sus cuerpos.

            3ª.- Sobre el medio ambiente porque, unos directa y otros indirectamente, quedan flotando en
                el lugar donde se crearon; pero tanto unos como otros repercuten sobre los cuerpo de deseos
                y mental de su creador o sobre los de los demás.

            Por consiguiente nosotros siempre estamos bañados por pensamientos que pueden afectar a nuestra mente como ocurre con los sentimientos y emociones respecto al cuerpo de deseos. En nuestros hogares nos encontramos en nuestro propio ambiente, el devoto cristiano se encontrará muy bien en una iglesia donde asistan personas como él; por la calle nos asaltarán mil clases de pensamientos y así sucesivamente según cada ambiente. Pero también, las personas ordinarias ven todo esto muy normal porque así lo han visto durante toda su vida, sin embargo, el que comienza a esforzarse por desarrollarse espiritualmente gracias a este conocimiento, no se deja influenciar tan fácilmente y medita lo que penetra en su mente y sus creaciones mentales para así colaborar positivamente en el Mundo del Pensamiento y respecto a la humanidad ¿Y esto porqué? pues porque sabe que si no lo hace puede ser dominado por el aspecto inferior del cuerpo de deseos y porque sabe que su deber es hacer el bien y transmutar el mal. Una mente ociosa y sin control pone a su dueño en peligro de caer en tentaciones, por eso es aconsejable tener la mente ocupada en temas elevados y en todo lo bueno donde se sienta cómoda.
            Hay personas que se deprimen y son inestables porque se dejan dominar por toda clase de pensamientos y hechos que le hacen gastar mucha energía al estar las 24 horas dando vueltas a un mismo tema. Estas personas deben aprender a concentrarse, para ello pueden comenzar por expulsar todos los pensamientos indeseables para quedarse solo con los positivos y, además, practicar la concentración. Es muy importante no dejarse llevar por los problemas ni por los temores y mucho menos atormentarse porque eso debilita la energía vital y aumenta el problema ya que nuestros mismos pensamientos nos afectan. La persona que vive estos conocimientos no se ofende por cosas que otros sí lo hacen, no se inquieta, no se deja dominar por el temor ni por la ira ni por nada parecido, sino que cree en una justicia divina y sabe que solo tiene que pensar y actuar bien para que todo cambie.
Si uno se deja llevar por lo negativo y altera y desequilibra su cuerpo de deseos y su mente, no puede culpar a nadie nada más que a él mismo por ello. Quien se enfada muy a menudo termina desarrollando la irá y con un carácter irritable e inaguantable por el simple hecho de no razonar y no luchar contra las tentaciones que le penetran o que él mismo crea. Por tal razón es bueno intentar ver el lado bueno de las personas y el aspecto positivo que siempre tiene lo normalmente llamado malo. La crítica destructiva afecta de tal manera que se hace un gran mal a la persona mencionada a la vez que nos creamos una deuda con ella, mientras que si hacemos una crítica constructiva viendo sus cualidades la ayudaremos; esa es una de las diferencias de controlar o no nuestra mente. Es cierto que cuando uno tiene una mala costumbre arraigada desde hace muchos años no es fácil vencerla, pero también lo es que con cada pensamiento creado para combatir ese mal disminuye su fuerza y tenemos más fácil la victoria.

¿POR QUÉ ESTAMOS AQUÍ?

            Normalmente todas, o al menos la mayoría de las religiones, creen que Dios es el creador del universo y que lo hizo porque tiene un Plan para todo lo que en él existe. La ciencia, como normalmente ocurre, no lo cree así y prefiere afirmar algo así como que es el resultado de una serie de combinaciones, casualidades y fuerzas de la naturaleza y que, más o menos, todo procede de la nada y en su momento todo volverá a la nada. La Sabiduría esotérica antigua, también llamada filosofía oculta, dice que todo lo manifestado tiene su origen en Dios mismo y que, como dice la Biblia “En Dios vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser”.
            La posición de la ciencia es comparable a la de una célula que esté “evolucionando” y cumpliendo una función, en algún órgano del cuerpo. Podríamos decir que para esas células su mundo (el órgano) ha podido formarse de la nada como efecto de una serie de fuerzas y mecanismos o incluso de casualidad, sin embargo, su vida es parte de la vida del órgano donde se encuentra, o sea, de la vida que anima ese cuerpo; su conciencia es una parte infinitesimal de la conciencia del ser que lo habita; el cuerpo (el universo, para las células) no tendrá límites y por tanto no tendrá fin. Por consiguiente, viven y evolucionan gracias al Espíritu que es el verdadero dueño de esos cuerpos como lo es Dios de todo lo creado dentro de Él Mismo puesto que los mundos donde evolucionamos son campos de expresión y evolución de Dios.
            Luego entonces, ¿Podemos considerarnos células que cumplen una función en un órgano de lo que podría ser la manifestación (cuerpo) de Dios? ¿Y si nuestra vida aquí fuera una manera de aprender (como nuestros hijos en la escuela) y de desarrollar el aspecto espiritual para después pasar a otro mundo (clase) también creado por Dios para que alcancemos la perfección? ¿Es posible tanta perfección en el universo, en la naturaleza y en nuestros cuerpos, si hubiera surgido todo de algo que no sea un SER infinitamente superior al hombre?
            Todo lo creado tiene su origen en la mente de Dios, como todo lo creado por el hombre tiene su origen en la mente del hombre. La vida del universo es la Vida de Dios, desde las fuerzas que mueven el átomo hasta las que mueven las galaxias tienen su origen en Dios y las manifestó para cumplir un Plan, y ese Plan está dentro de lo que llamamos EVOLUCIÓN. Lo mismo que unos padres tienen un plan para que su hijo pueda llegar a lo más alto posible sin olvidarse del amor hacia ellos, también Dios lo tiene con respecto a nosotros, con la diferencia de que nosotros tenemos sus poderes latentes como la semilla de una encina contiene la encina misma en forma latente. El niño comienza en la guardería y termina en la universidad pasando por una serie de etapas de aprendizaje durante años; nosotros como espíritus, pasamos por cuerpos salvajes y terminaremos alcanzando la perfección pero renaciendo muchas veces y pasando por diferentes etapas (mundos) a la vez que vamos abandonando otras.
            Hoy el hombre es capaz de crear infinidad de cosas materiales (en un futuro creará también la vida) pero su origen está en la voluntad (el Espíritu) que utiliza la mente para discernir, investigar, imaginar, etc. Si no hay voluntad (ser espiritual) no se puede utilizar la mente para crear un pensamiento-forma el cual será manifestado físicamente. Eso mismo hace Dios en Sí mismo, crea un Plan de diferentes mundos de materia y hace que sus hijos desciendan, aprendan a crear sus propios cuerpos y los utilicen para desarrollar sus poderes latentes a la vez que espiritualizan toda la creación. Así, el Espíritu que Creo Dios (nuestro espíritu) y que no era consciente de sí mismo se convierte en Dios como Su Padre pero con autoconciencia. Cristo dijo: “Yo y mi Padre somos uno” y también dijo “Las obras que yo hago las haréis y mayores aún”. Eso solo se puede conseguir a través del Plan de Dios. Si todo evoluciona ¿No es lógico que el ser humano evolucione? Pero si como se afirma “Dios es amor”, su Plan también tiene que ser un Plan de amor y, aunque algunos lo duden por su ignorancia, así es.
            ¿No traemos nosotros niños a este mundo sin pensar en el mal que existe y que, por tanto, les puede hacer sufrir? ¿Prohibimos andar a nuestros hijos a partir de las primeras caídas con tal de protegerles o les dejamos que sigan intentándolo hasta que aprendan? Si siendo imperfectos como somos, actuamos como lo hacemos ¿Cómo no  va a ser el Plan de Dios perfecto si Él es perfecto? Si el hombre ha creado y caído en el mal deberá experimentar cómo le  afecta y limita ese mal hasta que aprenda a diferenciarlo del bien y pueda corregir su destino pero, aún así, el Espíritu siempre nos habla para que sepamos elegir el camino del bien. ¿Por qué estamos aquí? Porque, como todo lo que se inventa, hay que ponerlo a prueba para ver los resultados y corregir lo necesario para hacerlo lo más perfecto posible según el fin con el que se haya creado. Nuestro cuerpo no puede vivir toda una eternidad porque envejece y se cristaliza, porque enferma y porque llega un momento en que ya no funciona, de ahí la necesidad de renacer con un cuerpo nuevo y asimilar el fruto de la experiencia después de su muerte. Estamos en un cuerpo físico y tenemos que renacer porque estamos evolucionando en el más denso de los mundos, y lo necesitamos porque tenemos que desarrollar la voluntad y la mente y, porque si no experimentamos no evolucionamos.

¿QUIÉN CREÓ AL HOMBRE Y PARA QUÉ?

            Todos los humanos hemos sido creados por Dios y todos llevamos internamente la semilla que nos incita o estimula para evolucionar por medio de: La procreación, la experiencia, la maestría en el manejo de la materia física, las experiencias con nuestros hermanos y por medio de la búsqueda de algo más elevado; por consiguiente somos parte del Plan y de la Vida de Dios. Nuestro verdadero Ser hizo un descenso desde los mundos espirituales hacia la materia a la vez que perdía la conciencia de Dios para desarrollar la terrenal o suya propia, ahora estamos en la etapa de conocer y diferenciar el bien del mal y desarrollar los poderes del Espíritu a través de la  experiencia en estos mundos. Ahora que tenemos nuestra autoconciencia y conocemos el bien y el mal, solo nos queda ponernos a trabajar en el bien para acelerar el proceso de evolución que nos llevará de vuelta a la Casa de nuestro Padre. Según vayamos recorriendo el sendero iremos conociendo las leyes ocultas que nos ayudarán como ayudan las nuevas enseñanzas al estudiante que comienza un nuevo curso. Según vayamos aprobando cursos en esta escuela de Dios alcanzaremos nuevas posibilidades y desarrollaremos poderes que ahora están dormidos, entonces seremos verdaderos creadores en el mundo físico y ayudaremos en un mayor grado de lo que lo hacemos ahora a las vidas que habitan los cuerpos de los reinos que nos siguen. Dios no crea un nuevo Espíritu en cada nacimiento aquí en la tierra sino que creó millones de ellos, algunos de los cuales y a lo largo de la involución y la evolución, se han distanciado más de otros y ahora están evolucionando en diferentes mundos según cuál sea su desarrollo, sin embargo, tarde o temprano volveremos a Él después de haber alcanzado y desarrollado lo previsto por Dios mismo. 

CAPÍTULO II 

EVOLUCIÓN DE LA VIDA Y DE LA FORMA MATERIAL

            Cuando estudiamos el origen de la materia física partiendo del átomo en sus muy diversas combinaciones para formar tantas clases de materia que, a su vez, evoluciona y forma parte de los cuerpos habitados por los diferentes reinos, lo lógico es que reconozcamos que todo esto no puede proceder de un algo ininteligente o de un caos sin principios ni leyes. Tiene que proceder de algo maravillosamente inteligente y tiene que entrar dentro de un esquema cuya meta debe ser algo perfecto. El mineral tiene vida aunque su cuerpo sea totalmente sólido; el vegetal tiene vida y un cuerpo  sólido y líquido que nace se desarrolla y muere; el animal es similar pero puede moverse, procrear y tener sentimientos y deseos; el hombre es similar al animal pero, además, tiene voluntad propia, es auto-consciente y razona. Es decir el mineral tiene cuerpo físico; el vegetal tiene cuerpo físico y etérico, el animal tiene cuerpo físico, etérico y de deseos; y nosotros tenemos esos mismos cuerpos más la mente y la autoconciencia que adquirimos cuando nuestra conciencia (hace millones de años) era similar a la de nuestros animales actuales.
            ¿Por qué existen esos reinos y esas diferencias? Porque es la Vida diferenciada “por” y “de” Dios la que utiliza la materia como vehículo para, según evoluciona, desarrollar la conciencia. Cuando esta vida ha experimentado a través de infinidad de cuerpos de muy diferentes grados de desarrollo y  especies y alcanza el estado de conciencia humano (autoconciencia) nace el Yo superior y a partir de ahí comienza a renacer como hombre. Y es esta nueva especie humana la que tendrá que aprender a dirigir la mente para gobernar su cuerpo de deseos y vencer su naturaleza animal para, así, desarrollar la espiritual hasta que consiga unirse y reconocer a su Yo superior o Alma. Queda claro pues, que primero se forma la materia que será utilizada por la vida para desarrollar la conciencia  del mundo físico, y cuando esa conciencia y vida comienza a utilizar los cuerpos físicos, es como decir que se está preparando para individualizarse y ser auto-consciente como un Yo separado de los demás. Así es que, estas líneas de desarrollo tienen un mismo fin y este es que las vidas creadas por Dios alcancen su propia conciencia y lleguen a la perfección y con sus poderes divinos desarrollados.
            ¿Puede ser esto fruto de unas fuerzas ciegas? No es fácil, pero si es fruto de alguna inteligencia no queda otra posibilidad que admitir que debe ser un Ser o Deidad con el poder de crear, al menos, un sistema solar donde nuestro planeta está involucrado. Hay una Fuerza oculta que “presiona” en el átomo, en el hombre, en el planeta y en el universo para que todo se mueva hacia una meta y para que todo evolucione hacia arriba cuyo final no puede ser otro que la perfección del creador de esa fuerza y de todo este esquema.
            Hay diferentes teorías sobre la materia y la vida, la primera solo da importancia y credibilidad a la materia física y no dice nada sobre el Espíritu o sobre Dios; la segunda hace hincapié en el Espíritu y en Dios pero no da importancia a la materia, situando a Dios como el creador pero fuera de su obra; y la tercera, la que da la misma importancia a la vida y a la materia cuya procedencia es la misma, es decir, Dios, pero compenetrando Éste Su obra con Su Vida y Su conciencia. De forma similar, nuestro verdadero ser, el Yo superior, también compenetra los cuerpos en los que manifiesta su inteligencia. Algún día la ciencia descompondrá los componentes del átomo hasta tal punto que descubrirán un nuevo mundo etérico y su inteligencia, como ya se demuestra cuando un átomo de hidrógeno tiene que “elegir” entre otros para formar determinadas sustancias. El átomo evoluciona gracias a su vida interna y a su relación con otros átomos, o sea, como nosotros como sociedad; es en su estructura como nuestro sistema solar y también irradia energía. Estos tres aspectos están evolucionando en muy distinto nivel pero los tres tienen una fuerza o vida interna que se manifiesta de diferentes formas.
            El ser humano utiliza la forma (la materia o cuerpo) para expresarse en el mundo físico a la vez que experimenta, selecciona, aprende, etc., hasta el momento en que esa vida interna, el Yo superior, comprende que ya no le es útil y lo abandona para asimilar la quintaesencia de la vida. Algún científico opinó hace años que el átomo muestra, en cierto grado, inteligencia y deseo, si esto es así como yo también pienso ¿No se puede afirmar que hay una vida dentro de esa diminuta forma? Todo lo que vive tiene su vida interna que se intentará manifestar según su estado evolutivo, digo más, es la vida misma quien construye la forma como ocurre con nuestro cuerpo y como hace el caracol cuando construye su concha de él mismo. ¿Cuál puede ser el propósito de que la vida construya la forma para utilizarla? No es otro que el desarrollo de la mente, de la conciencia y de la voluntad; desarrollo de los poderes latentes del creador, y la manifestación de la naturaleza divina en el hombre. Lo mismo que nosotros, como vida interna, nos expresamos de muy variadas formas, así mismo Dios lo hace en el planeta a través de la diversidad de reinos, razas, culturas, religiones, filosofías, etc. pero es gracias a Su Vida y Conciencia como todos evolucionamos.
            En el proceso de involución del Espíritu a la materia, la vida se rodea de materia de diferentes mundos para utilizarla como vehículo, luego viene el proceso de adaptación, y una vez desarrollados los poderes y alcanzado el debido estado de conciencia y espiritualidad, se termina con el proceso de liberación del mundo material. Pero mientras llega el momento de abandonar lo físico, el hombre y el Espíritu están unidos por medio de la mente, el Yo superior es el conocedor, el hombre es lo conocido y, entre ambos, se adquiere el conocimiento que el Espíritu convertirá en sabiduría eterna. Por tanto, la forma material se adapta a las necesidades del Espíritu y permite al pensador, al Ego, utilizarla inteligentemente con un propósito determinado que no es otro que manifestar la voluntad de Dios e identificarse con Su Amor. Lo mismo que hoy el hombre domina y dirige su cuerpo físico, cuando desarrolle los primeros poderes del Espíritu tendrá poder sobre la materia etérica-física, entonces controlará sus deseos y pasiones (el aspecto animal de la personalidad) y, más allá aún, hará lo mismo respecto a la mente. Llegado el momento, el Yo superior solo utilizará la voluntad y la mente pero podrá seguir ayudando a otros seres en los mundos donde hoy está su personalidad gracias a la cual ha adquirido su perfección.
            Cuando decimos que todo evoluciona, que toda partícula o materia tiene vida y que toda vida tiene conciencia, estamos hablando de que la materia, la vida y la conciencia son tres aspectos de Dios y que todo tiene su origen y existencia en Él. Como dice la Biblia “En Dios vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser” La forma material, sea el mineral o cualquier otra, evoluciona gracias a los estímulos del exterior (golpes, cambios, temperatura, etc.) La vida evoluciona a través de las formas pero es gracias a los impulsos externos, sin embargo, su verdadero desarrollo lo hace a través de la construcción y la destrucción de las formas pues, la misma vida que habita el mineral algún día animará y crecerá como la planta, sentirá como los animales, y pensará y tendrá conciencia de sí misma como los humanos. A mayor evolución de la vida más liberación de conciencia hay desde dentro de la forma, toda vida que habite en una forma (sea un electrón o un humano) busca su expansión o manifestación de la Fuerza Divina de donde procede, y para ello utiliza las formas porque ellas permiten sentir, intuir, expresarse y, en su momento, pensar. La Vida se esfuerza por obtener cada vez más conciencia de sí misma y de su origen y por participar del gran Plan Divino.
            La evolución de la conciencia se consigue gracias a la liberación o manifestación de las fuerzas ocultas del Espíritu según va evolucionando a través de las especies y cuerpos, tanto visibles como invisibles; por tanto, algún día seremos conscientes de Dios por medio de nuestro Espíritu. La vida que evoluciona en el cuerpo de un felino salvaje continuará su desarrollo en un felino doméstico para pasar después a otra especie superior donde pueda alcanzar más conciencia similar a la nuestra conviviendo entre nosotros. La misma vida que habitó un cuerpo de una raza primitiva está hoy en otra raza actual pero a lo largo de ese proceso, tanto en sus renacimientos como después de la muerte, el Alma ha trabajado y colaborado con el resto de la humanidad para construir un mundo como el actual para poder ampliar y manifestar su conciencia a través de sus invenciones y creaciones. El hombre evoluciona en cada renacimiento según el ambiente que se trate, según sus relaciones con determinadas personas, según aproveche las oportunidades y posibilidades, y según sean sus respuestas respectos a los impactos externos y su efecto en su cuerpo de deseos y su mente. Pero es el tipo de respuesta el que facilita la expansión de la conciencia individual, pues es la experiencia en el mundo en cada renacimiento la que nos facilita el acercamiento o desarrollo de la conciencia del Espíritu y de Dios.
            La conciencia se puede definir como la parte de la Conciencia de Dios que cada ser humano puede desarrollar y comprender de sí mismo. La conciencia absoluta para un electrón o para un simple átomo de nuestro cuerpo sería su propia vibración y actividad, (como principio) pero la evolución a través de la forma le podría llevar a alcanzar nuestra propia conciencia como meta, puesto que nuestro Yo superior anima el cuerpo físico. La meta o conciencia absoluta de la célula sería la del cuerpo físico. En el caso de la humanidad, hasta que alcanzó la auto-conciencia de ser un individuo separado de los demás, tuvo una conciencia interna similar a la de los animales, es decir, era poco consciente de lo que percibían sus ojos. Pero a partir de esa etapa y aunque tremendamente egoísta, ha ido desarrollando su conciencia a la vez que el cuerpo de deseos y que la mente, de ahí que los deseos, sentimientos y pensamientos actualmente sean casi más solidarios que egoístas. Hoy, gracias a los sentidos, la experiencia, el discernimiento y el poco apasionamiento, no estamos tan egoístamente centrados en nuestra propia vida y negocios, sino que  nos  interesamos por los demás y colaboramos para ayudarles una vez que somos conscientes de sus problemas y necesidades.
Esto es el desarrollo de la conciencia como lo es el hecho de que un niño de meses vuelva la cabeza al escuchar un ruido y después observe el hecho e incluso toque el objeto en sí. Así se hizo y se hace consciente el Yo superior del mundo físico cuando renace con sus cuerpos, y así la personalidad pensante toma conciencia en un momento dado de su Yo superior. Cuando el hombre comprende que al dejarse llevar por el aspecto material y los deseos egoístas comete errores y sufre y cuando comprende que, aún teniendo  todo, siente necesidad de algo más, entonces comienza a escuchar a su conciencia y se deja guiar por su Alma, la cual acelerará el desarrollo de la misma. Una vez se deja llevar por su Alma y conoce y practica toda una serie de ejercicios mentales y espirituales, el hombre desarrolla unos poderes que le permitirán ampliar su conciencia a los mundos superiores y a las leyes que allí rigen, y en una etapa muy lejana aún tomará conciencia del mundo de Dios.
Si actualmente solo somos conscientes del mundo físico y de que somos un yo separado de otros, y comenzamos a intuir que puede haber un Yo superior que se manifiesta de diferentes formas, en su momento seremos conscientes de algunas de las diferentes Jerarquías que existen y colaboran con nosotros desde los mundos superiores. Hoy decimos que somos hermanos y muchas personas ya luchan por que todos tengamos los mismos derechos. Ya se está formando el núcleo que, aunque aún faltan unos siglos, hará que tomemos conciencia de la verdadera fraternidad universal, lo que acelerará el desarrollo de los poderes del Alma en el hombre. Naturalmente que hay otras maneras de desarrollar la conciencia, estás son: Primera: Después de cada muerte cuando sufrimos el mal que hemos hecho a otros e incluso en la vida cuando la Ley de Consecuencia nos trae nuestras deudas maduras y Segunda: También cuando vivimos y grabamos todo el bien de nuestra pasada vida en el cielo después de cada muerte.
La vida de un ser humano primitivo respondía a los impactos externos y, en sus “relaciones”, lo hacía con los peores sentimientos y deseos (egoísmo, cólera, lujuria, etc.) Hoy, sin embargo, manifiesta muchos de los más elevados sentimientos y deseos y rechaza aquellos, ¿y todo gracias a qué? a las experiencias y desarrollo alcanzado a través del renacimiento y de leyes divinas como la de Causa y Efecto. La vida del ser humano primitivo apenas se podía manifestar a través de su cuerpo mental porque éste era aún como un germen, hoy ha aprendido a razonar y a discernir entre lo que es bueno para su desarrollo y lo que no, entre lo que ayuda para la convivencia pacífica y lo contrario, entre lo verdadero y lo falso ¿y todo también gracias a qué? a que ha facilitado la manifestación del Espíritu que sabe cuál es el Plan de Dios. El renacimiento no solo facilita la perfección de las formas (del mundo físico y de los cuerpos) sino que también desarrolla y perfecciona los cuerpos invisibles haciendo que nuestros sentimientos, deseos y forma de pensar sean cada vez más elevadas y sirvan como puerta para poder percibir la voz del Espíritu de Dios. Cuando la vida evolucionante no necesite ninguna otra forma material, es decir, cuando no necesite renacer más en cuerpo físico, continuará su evolución en su cuerpo etérico y después en el de deseos y en el mental hasta alcanzar el máximo desarrollo de la conciencia uniéndose por fin a la del Espíritu. Entonces el Espíritu (creador por Dios y con la conciencia de Dios) que habrá ido asimilando todo el desarrollo del hombre con sus diferentes cuerpos y que habrá manifestado a su vez su poder sobre él, se convertirá en conciencia individual dentro de la Vida y la Conciencia de Dios. Entonces seremos a imagen y semejanza de Dios porque al descubrirnos a nosotros mismos como hijos suyos que han desarrollado Sus poderes, descubriremos a Dios y Él habitará en nosotros.
Es el principio universal por medio del cual la vida evolucionante utiliza la forma como vehículo de manifestación a medida que se desarrolla, asimilando y guardando en sí misma el fruto de las experiencias en dichas formas; esto es “evolución” de la vida a través de la forma material. El fin de cada minúscula vida manifestada, aún siendo parte de la vida de su creador, es la individualización y la obtención de la propia auto-conciencia, y para ello, en cada manifestación física, obtiene cierto poder y grado de conciencia que va sumando a todo lo anteriormente desarrollado. Cuando se obtiene la autoconciencia se dice que nace el “Ego” que es una representación del verdadero Espíritu creado por Dios y que es el que se manifiesta a través de los mundos y los cuerpos mental, de deseos, etérico y físico. El Espíritu contiene todas las posibilidades de desarrollo para ser un Dios, todos los poderes de  Su Creador, y todas las vibraciones relacionadas con Dios mismo, de ahí que el hombre evolucionante debe terminar venciendo al renacimiento y descartando los cuerpos para continuar su desenvolvimiento hasta ser uno mismo con su Espíritu. Es, por tanto, la experiencia con los diferentes cuerpos y en los diferentes mundos los que, a través de los choques externos que afectan a los cuerpos, despertarán las vibraciones del Espíritu (Del Dios en formación) y los que, a su vez, crean la autoconciencia y los poderes de Dios en el hombre; de esta forma despertamos y hacemos activos los poderes del Espíritu y de Dios en nosotros.
            De esta forma podemos comprender cómo la vida que anima una forma física se hace activa gracias a los estímulos externos y experiencias pero que además, cuando la forma perece, la vida conserva un resumen de sus experiencias, lo que la hace un “alma” de la siguiente forma. Una vez ya en otra forma o cuerpo, manifiesta sus peculiaridades como resultado de todo su anterior desarrollo individual para modelar la forma según sus necesidades de manifestación y de desarrollo tal y como intenta cumplir la Ley de Renacimiento para consumar el Plan de Dios, es decir, evolucionar hasta ser Dios. Una forma vierte también ciertas peculiaridades en cualquier otra que se derive de ella (una semilla que se hace planta o el propio hijo) Sin embargo, nunca se puede decir eso mismo respecto a los aspectos morales, intelectuales y espirituales puesto que un genio puede tener un hijo disminuido física y mentalmente o el hijo de un analfabeto o imbécil puede ser un genio. Son las Leyes de Renacimiento y Consecuencia las que intervienen en este proceso. Lo que hizo un individuo de bien o de mal en otra vida y respecto a otros, las deudas que tenga así como las necesidades de desarrollo, serán las que determinen la elección de los padres para que le faciliten la materia para su cuerpo físico y para que éstos le faciliten el medio social donde debe crecer hasta que, a su mayoría de edad, haga frente a su destino con los poderes de su Alma. Los poderes del Alma (el desarrollo del Ego) que haya alcanzado serán las herramientas con las que debe afrontar su destino. 

LA VOZ DE LA CONCIENCIA

            Aunque aún no hemos llegado al capítulo donde analizaremos lo que ocurre después de la muerte, es conveniente dejar claro respecto a lo que estamos tratando, qué es lo que, normalmente, llamamos “voz de la conciencia”. Por lo general, la mayoría de las personas no admiten que por encima de nuestra mente concreta haya un “ser” que pueda ser quien verdaderamente renazca, siembre y coseche, pero lo cierto es que es así. Cuando decimos que nos habla “la voz de la conciencia” estamos hablando como de otra persona pero como si estuviera más evolucionada que nosotros y, por tanto, como si fuera más sabia y lo cierto es que, como ya hemos explicado, así es y nosotros somos su personalidad aquí en la Tierra. Nosotros somos instinto, deseos, sentimientos, emociones y razonamiento pero ese otro Yo, el verdadero ser superior a nosotros, se manifiesta en nosotros como conciencia, voluntad, discernimiento,  a veces profecía y otras como poderes ajenos al hombre.
Ese Yo superior o Ego del que estamos hablando es algo así como el representante del verdadero Espíritu diferenciado EN y POR Dios; es el Alma como resultado de las experiencias de la Vida Divina en los mundos inferiores; es el que recoge la quintaesencia de cada vida o renacimiento gracias a lo cual el hombre tomará conciencia de Él a la vez que  Él (el Ego) se identifica cada vez más con el Espíritu. Por tanto, es un ser divino en su esencia pero pendiente del desarrollo necesario que le haga tan puro y perfecto como para identificarse con Dios. Su desarrollo depende de las experiencias que obtenga en sus cuerpos físicos y superiores a través de los mundos donde experimenta y desarrolla sus poderes latentes pero, normalmente, se le identifica como pensamiento individual o como el pensador. Sin embargo, su situación está por encima de la mente concreta con la que razonamos, el Ego está en las regiones superiores o abstractas del Mundo del Pensamiento y por eso, el hombre, la personalidad razonadora, anhela la unión con algo superior que, además de con nuestro Padre, también lo es con nuestro Ego. Según se desarrollan los poderes del Espíritu más se vive la vida interna y más se anhela la verdadera unión espiritual, de ahí la oración y la aspiración del hombre que ya ha tenido algún vislumbre de lo que es la vida superior. La unión con Dios en cada uno de nosotros (con nuestro Ego o Yo superior) es similar a la unión que debe conseguir el Ego respecto al Espíritu, pero nada de eso se conseguirá sin el esfuerzo, sacrificio y buena voluntad por parte nuestra.
            Lo que nosotros creemos que somos como verdaderos Egos es una pequeñísima parte de lo que en realidad es el Ego en su propio plano, lo que ocurre es que aún no hemos desarrollado su conciencia en nosotros. Por eso no deberíamos pensar en elevarnos hacia Él sino de abrirnos a su influencia puesto que somos Él. Deberíamos actuar como Egos sabiendo que, cuando tengamos plena conciencia de él, será como haber desarrollado el Cristo en nosotros; deberíamos actuar como que nuestra vida es su vida y como que, lo que entendemos por conciencia, es su conciencia y voluntad. La meditación, la oración, la contemplación y la adoración entre otros ejercicios hacen que la conciencia del Ego se manifieste en el cerebro. Es una tarea muy larga, de varias vidas, pero progresivamente, se va  percibiendo su influencia porque con dichos ejercicios se va abriendo cada vez más el canal de comunicación y transferencia.
El hombre basa sus acciones en su experiencia y en sus pensamientos, por eso se identifica plenamente con su forma de pensar y con sus deseos, sentimientos y emociones después de morir su cuerpo. Sin embargo, cuando alcanza las regiones superiores del Mundo del Pensamiento, ya no es ese hombre o personalidad sino la reencarnación del Ego, el cual, en los más atrasados, no comprende aún el sentido de la evolución ni de su ser.
En sentido general, se dice que la voluntad representa al Ego porque es una cualidad suya, es la energía que el Ego (como pensador) manifiesta hacia el exterior o mundo físico creyendo, a veces, el hombre que es él mismo. Esta voluntad está determinada o condicionada por la razón, por las experiencias pasadas, por conclusiones, etc., pero no hay que confundirla con los deseos, los que están condicionados desde fuera y dependen de los cuerpos inferiores. El deseo, es la energía del Ego (también como pensador) dirigida hacia afuera pero condicionado por los objetos, por eso, cuanto más atrás en la evolución de la humanidad, el deseo dominaba a la razón y el Ego apenas podía manifestarse. Actualmente hay una lucha en los que comenzamos a ver el verdadero sentido de la vida y deseamos terminar cuanto antes con los renacimientos; en el futuro el Ego impondrá su voluntad sobre el cuerpo de deseos y solo “deseará” lo que sabe que necesita para acelerar la unión con el Espíritu.
            Para que algo exista ha debido ser creado y debe tener un origen, así, todo lo creado por el hombre ha tenido su origen en su mente; el verdadero Yo, el Ego, crea la idea que se manifiesta como una forma de pensamiento, la cual formamos después con materia física. Pero, en realidad, el Ego, como resultado de la evolución de la vida a través de la forma, no es normalmente un creador en el sentido que normalmente entendemos. El creador de los Mundos donde evolucionamos (Dios) también tiene Su Mente y es de esta Mente de donde surge el Mundo del Pensamiento, de donde, en realidad, nuestro Ego capta las ideas o arquetipos existentes en las regiones superiores. Todo el Plan de Dios se encuentra en esos arquetipos creados por las Jerarquías superiores que colaboran con Él (los Siete Espíritus ante el Trono) por tanto, todo el desarrollo pasado y futuro de la humanidad y todas sus creaciones tienen su origen en la mente Creadora de Dios. Por consiguiente, aunque el Ego envíe un sinfín de vibraciones mentales desde estas regiones arquetípicas o abstractas del Mundo del Pensamiento, el cerebro solo puede o suele reproducir una pequeña cantidad para luego darles forma con la mente concreta y crear las formas físicas. Por lo general, solo los cerebros muy activos y receptivos suelen captar mayor número de “ideas” dando así muestras de poder mental y genialidad. Así es que, las facultades mentales de cada persona representan el grado de sensibilidad que tiene su cerebro respecto a las vibraciones mentales que su Ego envía. Podríamos decir que las palabras representan los símbolos de las imágenes mentales que forma el cerebro bajo la acción de la mente concreta, sin embargo, la mente abstracta, es decir, lo que expresa el Ego desde las regiones superiores del Mundo del Pensamiento, pertenece a la razón pura, y eso no se puede expresar con palabras.
            Cuando llega el momento de la muerte, el Alma o Yo superior ve, a la vez que graba en los cuerpos invisibles, la película de su vida (la propia vida de la que nosotros somos conscientes ahora) gracias a la cual obtendrá un aumento de conocimiento que se convertirá en sabiduría cuando lo asimile como quintaesencia de las experiencias pasadas. Una vez desconectado el Alma definitivamente del cuerpo físico, pasa al Purgatorio que se encuentra en las regiones inferiores del Mundo de Deseos para sufrir el mal que hizo y grabar o asimilar los resultados. Esta grabación se hace sobre un átomo simiente que forma parte de cada cuerpo físico que utiliza el Alma para renacer y, por ser precisamente donde se graban los resultados de todos los sufrimientos o efectos del mal cometido, se suele llamar el “Libro de los Ángeles Archiveros”. Este átomo o libro del destino tiene principalmente dos funciones: 1ª. Sirve como base para ver qué causas o siembra hemos hecho en las vidas para que en las próximas tengamos que afrontar las deudas pendientes como efecto o cosecha que necesitamos experimentar para acelerar nuestro desarrollo y; 2ª. Como base de la memoria del Alma que nos hablará, como conciencia, cuando reconozca el mal que hagamos y cuando lo hemos hecho porque sabe que en el Purgatorio tiene unos efectos de sufrimiento. Dicho de otro modo, cuando en nuestra vida surgen tentaciones que deberíamos superar porque ya caímos y sufrimos en otra vida por ellas, ese mismo sufrimiento nos advertirá puesto que está en el átomo simiente del cuerpo físico precisamente para que no cometamos el mismo error. Esa es la “voz de la conciencia”. Cuando superamos esa tentación consciente y voluntariamente, significa que hemos aprendido la lección y que la conciencia ha hecho bien su trabajo.
            Como ya se ha dicho, el cuerpo físico se forma sobre un molde de materia etérica el cual tiene una relación directa con nuestro karma y con los Ángeles del Destino que son quienes lo administran sabiamente de acuerdo a nuestras necesidades evolutivas para la próxima vida. Pues similarmente, el Alma se esfuerza en cada vida porque el molde sea siempre superior en algún sentido, pues, mucho o poco, en cada vida extrae un beneficio que servirá como incentivo para hacer el bien. Así ha ido guiando el Alma al hombre desde sus primeros pasos y generación tras generación, con adelantos y retrocesos, disfrutando de los bienes celestiales y sufriendo de muy diferentes formas pero, al final, el hombre responderá a las vibraciones de su Ego, la voz de la conciencia.

LA EVOLUCIÓN DEL ALMA A TRAVÉS DEL RENACIMIENTO

            Todos los Espíritus creados por Dios son iguales pero desde el mismo momento en que comienzan a descender por primera vez por los diferentes mundos para llegar al mundo donde peregrinamos en un cuerpo físico, (el mundo físico) comienzan a diferenciarse y a distanciarse unos de otros en su progreso. Esto es como decir que aunque la imagen o forma de nuestros hijos como seres humanos es la misma, desde el primer día de colegio algunos se adaptarán y otros no, unos estarán contentos y otros lo contrario, a algunos les costará poco asimilar lo que escucha, mientras que otros, por el contrario, no serán capaces de aprenderlo. Por este motivo han existido y existen razas y subrazas que sirven a modo de “clases” o “cursos” de aprendizaje a través de sus cuerpos. Como el objeto del renacimiento es la evolución desde un estado hombre-animal hasta el del desarrollo de los poderes del Espíritu en el hombre, resulta que las Almas se dividen en grados de una forma similar a la siguiente:

1º.- Los poco desarrollados que se dejan llevar aún por el aspecto animal del cuerpo de deseos
      y que casi no han desarrollado el discernimiento ni la voluntad. Éstos reencarnan muchas
      veces en una subraza antes de pasar a otra raza y subraza superior.
2º.- Los que comienzan a utilizar la voluntad y la razón para no dejarse llevar por los deseos,
      pasiones y malos sentimientos, a la vez que utilizan el discernimiento para diferenciar y
      elegir entre el bien y el mal. Aunque menos, estos también renacen muchas veces en una
      misma subraza.
3º.- La mayoría de los occidentales que suelen renacer cada 1100 años (aproximadamente) en
      diferente sexo y en la misma subraza pero con pocos renacimientos en la misma.
4º.- Los que han evolucionado hasta el punto de comenzar el sendero de iniciación o
       perfección y que, en determinado momento, están bajo la guía y dirección de los Maestros
       o Hermanos Mayores. Comienzan a olvidarse del yo personal para dedicarse a servir al
      prójimo, éstos pueden renacer incluso antes de los 1000 años.
5º.- Los Maestros, iniciados y Hermanos Mayores que ya no necesitan renacer pero cuyo papel
      respecto al desarrollo de la humanidad es importantísimo y necesario. Para comprender su
      labor tendríamos que verlo a modo de “sacrificio” y más aún cuando toman un cuerpo
      físico para hacer algún trabajo importante que se relacione con el destino de la humanidad.

            Aunque hay quien demuestra una total incredulidad respecto a esta filosofía y prefieren pensar que cada persona que nace procede de  la nada o que es un espíritu nuevo, es fácil comprender que el Alma no evolucionaría sin la Ley de Renacimiento porque es ésta la que facilita una continuidad en las virtudes espirituales y mentales. Si fuera como dicen ¿Por qué los niños que nacen hoy no son como los de la prehistoria y ni siquiera como los de hace un siglo? Hay niños que demuestran una gran inteligencia desde su infancia y parecen como si estuvieran familiarizados con determinadas materias ¿Dónde han aprendido o por qué tienen esas habilidades? La evolución actual de la humanidad desde cualquier punto de vista, así como los cambios que se han producido y se producen en el planeta, se producen gracias a las virtudes que cada espíritu reencarnante ya trae de otras vidas. Si no fuera así, la vida sería un caos y un comenzar desde cero para cada Espíritu.
            Alguien puede opinar que es por la genética pero ¿Y en los casos de grandes genios que han nacido de padres totalmente diferentes o contrarios a su naturaleza? Es la “continuidad” en el desarrollo moral, intelectual y espiritual la que hace que el Alma manifieste su poder para que el hombre, vida tras vida, evolucione y ayude a evolucionar a los hermanos de Espíritu que le siguen. El Yo superior experimenta en todas las razas, países, culturas, religiones, etc., y según se adapte, se esfuerce y se sacrifique para superarse a sí mismo, así evolucionará antes o después. Esto es precisamente el motivo de que se diga que cada persona es un mundo, al hombre no se le puede estudiar como a los animales, los cuales, estudiando a un miembro de una especie se sabe cómo es toda la especie. El hombre ha experimentado y evolucionado en la Tierra desde hace millones de años y cada vez que renace trae consigo la quintaesencia de todas sus experiencias y vidas pasadas, por tanto, cada Espíritu tiene un mismo origen pero una muy diferente historia evolutiva.
            Dos hermanos gemelos pueden ser idénticos durante algunos años pero, por lo general, a partir de los 21 que el Ego puede manifestarse más plenamente a través de sus vehículos, cambian algunos aspectos de la forma y más aún respecto al carácter puesto que son diferentes Espíritus. En estos casos como en el de los niños prodigio, se entiende que una cosa es la herencia física de los padres y otra el carácter moral, intelectual y espiritual de cada Ego que se manifiesta en cada cuerpo físico. Los niños prodigio, vengan de padres cultos o incultos, demuestran que ya traen más sabiduría y cualidades respecto al campo donde se hacen genios, y eso no lo han podido adquirir nada más que en anteriores renacimientos. Si no existiera el renacimiento todos partiríamos de cero respecto a la moral, a lo intelectual, a lo espiritual y a las habilidades para hacer determinados trabajos, luego entonces, ¿de dónde proceden tan distintas gradaciones en carácter y habilidades en las personas? Por la herencia de los padres no puesto que sabemos que de una familia inculta puede nacer un genio y lo contrario o que de unos padres normales puede nacer un monstruo  deforme y otros hechos similares. Por tanto no queda más remedio que aceptar el renacimiento puesto que explica que lo que somos es el resultado de lo que hemos sido y hecho en otras vidas.
            Alguien puede pensar que todo es fruto de los resultados de la sociedad y del progreso humano, pero a esto hay que oponerse diciendo que ¿dónde están los que deberían superar a los grandes genios del pasado, los grandes hombres santos, intelectuales, y científicos? Es cierto que la humanidad progresa precisamente porque los estudios y conocimientos del pasado de un Ego los aplica a la siguiente vida, pero eso es respecto a la vida o Ego que anima el cuerpo y no como efecto del progreso de la materia y de los cuerpos físicos sobre el Ego. Lo único que se puede admitir respecto al progreso físico es que, por ejemplo, un Ego que fue un buen músico en otra vida y desea continuar en otra vida esa misma línea de aprendizaje, debe buscar unos padres relacionados con la música porque necesita crear un cuerpo con cierta organización nerviosa y otros aspectos relacionados con el oído y a veces con los dedos, etc. Eso, como es obvio, sí depende de la herencia genética, sin embargo, ¿y cuando los descendientes de un genio ya no muestran esa genialidad? Esto demuestra que es el Ego quien manifiesta su sabiduría a través de los cuerpos y no del desarrollo físico ni la herencia genética. Todo lo que hemos aprendido en otras vidas lo tiene el Ego al alcance de la mano y no puede manifestarlo como recuerdo o memoria porque el cerebro actual no es el de anteriores vidas y porque, mientras no purifiquemos nuestros cuerpos (eliminemos barreras) para ponernos más a su alcance, no podremos recordar nuestros pasado individual. El hombre no es un mero juguete de un Dios personal, ni de una justicia caótica y cruel que juega con el destino de la humanidad.
            El renacimiento hace que el hombre sea digno e inmortal y que tenga un destino espiritual y una meta gloriosa, si no fuera así estaríamos a merced de las circunstancias y de la casualidad. El renacimiento es progreso material, desarrollo moral, espiritual e intelectual, y gracias a eso podemos tener la esperanza de alcanzar una meta muy elevada. ¿Qué porvenir tiene el hombre si no se admiten sus anteriores vidas? y, por el contrario ¿qué hace que el hombre se esfuerce por progresar en todo lo que nos rodea pero siempre buscando algo mejor si no tuviera un pasado? El pasado de cada uno es el que impele a desarrollar mejoras para la humanidad, es lo que nos da fuerza, nos hace dignos y nos inspira confianza en unas leyes que, aunque no las conozcamos, son inmutables y justas.
Terminando ya con el tema del renacimiento podemos ver que la muerte no existe, es solo una ilusión terrestre. Hay un cambio de conciencia y de las condiciones de la vida, pero aún con estos cambios, la vida continúa sin interrupción como continúa el siguiente día después de una noche donde se ha tenido un profundo y placentero sueño.
            El desarrollo obtenido hasta ahora por el Alma a través del renacimiento ha hecho que el hombre tenga una voluntad libre para actuar y pensar y que pueda elegir en su destino y en la manera de afrontar los problemas y ante las circunstancias. Pero esa libertad y desarrollo también se han obtenido gracias al aprendizaje de sus errores y al sufrimiento que han causado tanto en la Tierra como en el Purgatorio, por eso, tarde o temprano y en alguna vida, terminará rechazando el mal y abrazando las Leyes Divinas y el bien. Llegará el día en que el hombre no buscará el placer ni las posesiones, y entonces, sintiéndose también libre como el que no delinque, estará dentro de las leyes celestiales que le traerán lo que tanto merece después de su peregrinaje por este planeta. Actualmente y ante las tentaciones y pruebas, solo tiene como consejera a la conciencia, lo que ocurre es que como en cada vida afrontamos nuevas causas y tenemos que tomar nuevas decisiones para desarrollar la voluntad y aprender de sus efectos, la conciencia no puede actuar como tal ante circunstancias o causas que no conoce. Así evoluciona el hombre, creando nuevas causas en cada vida, superando pruebas que son efecto de su anterior vida, y sufriendo por sus errores para que aprenda a utilizar su voluntad y libre albedrío correctamente en el camino del bien. Su desarrollo moral le hace progresar desde, el hombre que sólo se amaba a sí mismo hasta el estado actual donde ama a sus seres queridos y, en un futuro, amará a la humanidad como a una hermandad universal. En sus comienzos como ser humano, el hombre se fijaba en lo que le rodeaba egoístamente, hoy comparte y sabe que todo puede ser de todos pero, al contrario que cuando abrió los ojos y la conciencia hacia el mundo material, en un futuro su evolución le llevará a interiorizar su conciencia en busca del verdadero Yo y el mundo material no significará nada para él. Entonces el Yo superior, el pensador, será solamente “conciencia” porque nada le unirá obligatoriamente a sus cuerpos.

LA INMORTALIDAD DEL ESPÍRITU

            El Espíritu que fue diferenciado “En” y “Por” Dios y que se manifiesta en varios mundos (ver “El desarrollo espiritual después de la muerte del mismo autor”) es inmortal y eterno como Dios mismo. El Alma o Yo superior, representante o rayo del Espíritu (como puede representar un embajador a un rey como si tuviera sus atributos, autorización y guía) es el que renace en los cuerpos Mental, de Deseos y Etérico-físico y evoluciona a través de los mundos de cuya materia están hechos dichos cuerpos. Dicha Alma es la que siembra y recoge gracias a dos principales leyes, la de Renacimiento y la de Consecuencia. El fruto de dicha cosecha (el desarrollo físico, moral, mental y espiritual) abre la puerta a la influencia del Espíritu en el Alma lo mismo que el Alma intenta manifestarse en sus cuerpos para acelerar su evolución. Por tanto, el Espíritu inmortal será quien adquiera, al final de la evolución de cada ser humano, todo el desarrollo alcanzado en los mundos (desde el físico hasta el de Dios) lo mismo que el Alma o Yo superior asimilará todo el desarrollo de la personalidad cuando ya no necesite renacer. Entonces, el Espíritu absorberá o reunificará su Alma y todo su poder alcanzado, resultando de todo ello que el Espíritu, que desde que fue diferenciado tenía la conciencia de Dios y todos sus poderes latentes, tendrá la conciencia de Dios, la conciencia de sí mismo como un Dios individual, y los poderes de Dios desarrollados. Resultando de todo esto que solo se pueden considerar inmortales el Espíritu y el Alma como su manifestación reencarnante.
            Estas y otras muchas verdades más fueron enseñadas por Cristo a sus discípulos, los cuales y a su vez, también las enseñaron. Pero lo mismo que unos padres se valen de un cuento para inculcar a sus hijos una serie de verdades o normas morales, así mismo se valía Cristo de las parábolas para enseñar las verdades que en aquella época estaba preparada la humanidad para escuchar y comprender. Pero las iglesias occidentales no quisieron continuar en esa línea y rechazaron hacer oficial el renacimiento mientras que las orientales llegaron a tenerlo tan presente que muchos ni se esforzaban en progresar materialmente con tal de dedicarse al Espíritu. El cristianismo se centró demasiado en predicar la inmortalidad y la felicidad eterna para todo aquel que aceptara y practicara su doctrina a la vez que amenazaba con un infierno para los que la rechazaban. Sin embargo, hoy, lejos de ese Dios lleno de odio, se ha impuesto la sensatez y la razón y se habla de un Dios de amor aunque poco más sobre lo que se está tratando en esta obra.
            San Pablo dijo que “El hombre cosecha lo que siembra” como también lo hizo Cristo cuando al responder a sus discípulos a la pregunta de ¿Quién pecó él o su padre para naciera ciego? dijo: “Es para que se cumpla la Ley”. Ambos, a través de estos pasajes bíblicos, están refiriéndose a la Ley de Consecuencia o de Causa y Efecto, normalmente conocida como la ley del karma. En otra parte añade San Pablo: “Alcanza tu propia salvación” lo que, como es obvio, la salvación (perfección espiritual) no se puede alcanzar en una sola vida, por tanto se está refiriendo a la Ley de Renacimiento a través de la cual se alcanzará algún día el nivel de Cristo y más aún como Él mismo dijo cuando afirmo: “Sed perfectos como vuestro Padre en el Cielo es perfecto”. Para poder superar el mal, para hacernos perfectos y, por tanto, elevarnos al cielo no hay otro camino que el del renacimiento que va unido a la Ley de Consecuencia. El hombre lucha por progresar y superarse, el Alma está deseosa y colabora para que el hombre encuentre el camino de salvación y perfección porque sabe que es inmortal, pero ambos saben, (una vez se toma conciencia de estas verdades) que esa inmortalidad nada tiene que ver con el goce en el cielo o castigo en el infierno para toda la eternidad. Tarde o temprano la humanidad tendrá conocimiento de esta enseñanza oculta y, cuando así sea y tenga conciencia de que es un Espíritu Divino inmortal hermano de todos los seres humanos, descenderá el cielo a la Tierra como preparación para la segunda venida de Cristo. El hombre y el Alma se deben fusionar en algún momento de su evolución para alcanzar la inmortalidad en el Espíritu Uno.
            Además de ser inmortal, el Espíritu diferenciado de Sí mismo por Dios, es la propia conciencia no interrumpida, es decir, cuando el Alma ya no necesita renacer y ha adquirido la perfección en los diferentes cuerpos y sus correspondientes mundos. Ahora somos “inmortales” como Yo superior que siempre está en vigilia procurando ayudarnos en nuestra vida cotidiana como personas, pero nosotros, como conciencia personal, no lo somos puesto que es temporal y física hasta el momento de la muerte. El día en que el hombre alcance cierto grado de desarrollo espiritual, normalmente llamado “iniciación”, podrá tener continuidad de conciencia y para él no existirá lo que hoy llamamos infierno, purgatorio y cielo; entonces obtendrá un estado de conciencia de eterna felicidad celestial. 
            Claro que estas enseñanzas esotéricas no van a convencer al materialista incrédulo como tampoco se convencería una persona que lleve aislada del mundo desde su nacimiento, de todo lo que se puede hacer con las nuevas tecnologías; ambos dirían “Mientras no lo vea no lo creeré” Aunque así sea, el origen del hombre, en su esencia, es inmortal y la muerte, por tanto, es temporal porque solo tenemos conciencia del cuerpo y del mundo físico. La misma Biblia en el Antiguo Testamento ni en los Evangelios, refiriéndose al hombre como alma humana, menciona la palabra “inmortal”, pero San Pablo sí la menciona varias veces en sus Epístolas. Por ejemplo: “Esto mortal debe ser vestido de inmortalidad” refiriéndose a la perfección que se debe alcanzar; “Cuando esto mortal fuere vestido de inmortalidad”, que se refiere a lo mismo, también cuando habla de que “La inmortalidad se concede a quien la busca”; que “Solo Dios es inmortal” o cuando habla de la “Adoración al Rey de los siglos, inmortal e invisible”. Sin embargo, la Biblia deja claro que “El Alma que peque debe morir”. San Juan dice que “De tal manera ama Dios al mundo que ha dado a Su Hijo para que todo aquel que crea en Él no se pierda y tenga una vida eterna”. Este es el único camino que nos puede llevar a la unión con el Espíritu, la práctica de la enseñanza de Cristo que es el que representa el Amor del Padre. Respecto a la muerte, se nos dice en Eclesiastés que no hay diferencia entre el animal y el hombre; “Como mueren los unos así mueren los otros y hay una misma respiración en todos”, lo que significa que la vida de ambos tiene el mismo origen divino mientras que el cuerpo (una vez muerto) vuelve a su origen atómico o a ser polvo.
            La palabra “muerte” no aparece unida al Espíritu porque los que escribieron la Biblia sabían la diferencia entre el Espíritu y el cuerpo u hombre. Pero San Mateo sí se refiere a la inmortalidad y al renacimiento cuando menciona, hablando Cristo de Juan el Bautista, “Este es Elías”, o sea, el Espíritu de Elías había superado la muerte y estaba encarnado en San Juan Bautista. Por otro lado y refiriéndose a la absurda enseñanza de la resurrección del cuerpo, podemos leer en Job “Y después de que mi piel y aún éste mi cuerpo sean deshechos; entonces sin mi carne he de ver a Dios”; lo que invalida lo que dice el Credo de los Apóstoles que fue escrito siglos después de que murieran. También sabemos por la Biblia que “la sangre y la carne no pueden heredar el Reino de Dios” y que “en la resurrección (cuando no necesitemos renacer y estemos en los mundos espirituales) no habrá casamientos ni dados en matrimonio; lo que significa que estaremos en otro cuerpo espiritual y no de carne. En Corintios se dice que “la simiente es puesta en la tierra en cada ocasión para formar un nuevo cuerpo”, si a esto añadimos que la materia del cuerpo se renueva varias veces durante una misma vida ¿Qué átomos formarían el cuerpo de resurrección si esa teoría fuera cierta?
            El Alma o Yo superior existirá aún después de desaparecer la Tierra como escuela para la evolución del Espíritu o desarrollo del Alma, porque cuando el Alma ya no necesite renacer en cuerpo físico continuará su evolución en los mundos superiores. La liberación o no necesidad de renacimiento en la Tierra, no significa que se haya alcanzado  la meta de perfección ni la unión con el Espíritu pero sí que ninguna ley obliga a renacer. Por tanto, quien lo hace (como actualmente ocurre) es a modo de sacrificio y para ayudar a los reinos u oleadas de Espíritus que necesiten evolucionar en este planeta a través de otras formas. El hombre comienza a acelerar el proceso de liberación respecto al renacimiento en cuerpo físico cuando conoce la Verdad sobre su propia naturaleza y su relación con Dios. Unos se liberarán por medio del servicio y el amor al prójimo, otros por medio de la razón, la intuición, el discernimiento, etc., y otros a través de ambos caminos que es lo que representa esta pequeña enseñanza, es decir, por el conocimiento y práctica de la filosofía oculta y de una escuela iniciática. Esta enseñanza o filosofía espiritual no solo facilita la manera de vencer el miedo a la muerte, sino que también enseña el sendero que hay que recorrer, las verdades que ayudarán a recorrerle, y las ayudas que se puede obtener para vencer los obstáculos. El hombre se debe conocer a sí mismo para vencer su naturaleza animal que le ata a lo material y  para desarrollar el Alma que le puede llevar a la liberación del renacimiento; entonces vivirá eternamente en el Paraíso, de donde procede, pero con los poderes del Espíritu y sin ninguna tentación que le pueda vencer.

EL ESPÍRITU, EL EGO Y LA PERSONALIDAD

            En esta obra se están utilizando muy a menudo los términos de “Ego”, “Yo superior” y “Alma” que vienen a significar lo mismo puesto que representan al verdadero hombre en evolución. También se utiliza el término “hombre” o “personalidad” para dar a entender que es lo que la mayoría de la humanidad piensa que somos, es decir, un cuerpo físico que siente, piensa y tiene voluntad. Pero en menor grado se menciona la palabra “Espíritu” ya que esta obra no trata de explicar el origen del hombre pero, aún así, veamos qué son estos conceptos para que el lector obtenga mayor beneficio de estas enseñanzas.

El ESPÍRITU

Nosotros somos a imagen y semejanza de Dios en muchos aspectos, tanto en sentido espiritual como en sentido creativo y respecto a la manifestación física. Nosotros hemos pasado por etapas evolutivas que nos han hecho “creadores” de todo lo que nos rodea, transformamos la materia hasta tal punto que nos podemos considerar maestros en su manejo y utilización pero aun nos queda mucho por investigar y que aprender del mundo físico. Sin embargo y a la vez, gracias a la materia y a las experiencias, hemos alcanzado el actual grado de desarrollo físico, moral, mental y espiritual. En un futuro aun muy lejano, haremos lo mismo con la vida que anima las formas materiales y entonces seremos creadores de formas de vida similar a las formas de vida que hoy llamamos reinos. Aplicado esto al renacimiento diremos que el hombre ha evolucionado desde la prehistoria hasta nuestros días y ha alcanzado el grado de desarrollo actual gracias al renacimiento y a las experiencias adquiridas a través de sus cuerpos. Por tanto, el renacimiento del Ego es el que crea la personalidad de cada vida y, sin embargo, gracias al renacimiento de un Rayo de Vida en muy variadas formas, es como se llega a formar ese Ego o Alma. La pregunta inmediata, por consiguiente, es ¿de dónde procede ese Rayo de Vida que se convierte en Ego? La respuesta es: Del Espíritu.
            Pero, ¿Qué es y de dónde procede el Espíritu? Procede y es creado por Dios, por tanto, en esencia somos sus hijos y en Él vivimos, nos movemos y tenemos nuestros ser. Dios, nuestro creador, tiene Sus “días” de actividad o manifestación y Sus “noches” de asimilación y descanso, es decir, crea una serie de mundos (total siete) y unas oleadas o enjambres de Espíritus que, aunque tienen todo el potencial de su padre, necesitan de esos mundos para poder desarrollarse como vidas independientes. Este Espíritu o Mónada es consciente de Dios puesto que es parte de Él pero no es autoconsciente como individuo porque no ha desarrollado el Ego del que tanto hablamos. Así es que Dios, en Su día de actividad crea un universo de siete mundos donde Sus hijos han de convertirse en Dioses como Él, y para ello hemos de pensar que Dios, al igual que nosotros antes de renacer para manifestarnos como hombres, “siente” o “tiene” la necesidad de obtener nuevas experiencias a través de Su creación como nosotros las tenemos y obtenemos experiencias gracias a la creación de nuestros cuerpos en cada vida. En la noche de asimilación o descanso, al igual que nosotros, Dios hace que toda la manifestación o creación vuelva al Caos quedándose Él como conciencia asimilando el fruto de Su manifestación y de las conciencias de Sus hijos, lo que le hará más Omnipotente y Omnisciente ante nuestra capacidad de comprensión.
            Como todas las religiones y la filosofía oculta afirman, Dios es triuno (Padre, Hijo y Espíritu Santo; Voluntad, Amor y Sabiduría; Brahma, Shiva y Vishnu; y así sucesivamente en todas las culturas o razas) En filosofía oculta rosacruz se dice que los tres aspectos o poderes de Dios son: Voluntad, Sabiduría y Actividad, y es gracias a estos aspectos como Dios crea Su universo para que Sus hijos se desarrollen y conviertan sus poderes espirituales latentes en dinámicos. El primer mundo es el de Dios mismo; el segundo es donde están los Espíritus diferenciados “de” y “por” Él mismo y se llama de los Espíritus Virginales o Mónadas; el tercero es el Mundo del Espíritu Divino donde se asienta el Primer Aspecto de nuestros Espíritu; el cuarto es el Mundo del Espíritu de Vida donde se asienta el Segundo Aspecto de nuestro Espíritu; el quinto es el Mundo del Pensamiento dividido en dos grandes regiones, asentándose el tercer aspecto de nuestros espíritu en las regiones superiores; el sexto es el Mundo del Deseo; y el séptimo es el Físico.
            Nuestro Espíritu, como hijo de Dios, también es triuno y se refleja en los mundos 3º, 4º y 5º comenzando por el propio Mundo de Dios. Sin embargo el Espíritu, la Chispa Divina o Mónada, permanece siempre en el Seno del Padre y, lo mismo que hace Su Padre, se manifiesta desde su propio mundo como tres aspectos divinos o como un Triple Espíritu. Este Triple Espíritu es el que se apropia de los átomos permanentes cuando llega el momento para, así, crear en cada vida los cuerpos necesarios para poder evolucionar aquí en la tierra a través de la experiencia. Como este no es un libro de cosmogénesis ni antropogénesis, pasaré por alto las enseñanzas que tratan sobre la formación de los mundos, los subplanos, los rayos, las Jerarquías colaboradoras de Dios y todo el proceso que ha seguido el hombre hasta alcanzar el desarrollo actual.
            Bien, ya sabemos por tanto, que nuestro origen es nuestro propio Espíritu, el cual se manifiesta (con ayuda de las Jerarquías Creadoras) como tres aspectos de conciencia y como una vida que en su momento se hará independiente adquiriendo así la autoconciencia del “Yo”. Pero para que esto ocurra, esa vida ha de pasar por infinidad de formas hasta terminar en una cuya conciencia sea similar a la de los animales domésticos actuales; entonces estará lista para renacer en un cuerpo humano donde obtendrá la mente y desarrollará la voluntad. Esta etapa es la que bien podríamos llamar el nacimiento del Ego o Yo superior. Así es que con esto ya tenemos un Espíritu manifestado en tres mundos como tres aspectos o poderes pero disminuidos por estar velados por la materia de esos mundos, y un Ego o Alma que se manifiesta en cada vida como el pensador encerrado en sus cuerpos mental, de deseos, etérico y físico. El Espíritu, aunque en “silencio” y en la “oscuridad” vive, trabaja y se desarrolla gracias a los átomos permanentes de su Triple Espíritu que, a su vez, reciben la esencia de lo que desarrolla el Ego a través de los renacimientos y del trabajo entre una vida y otra. Este Triple Espíritu llegará a tener conciencia del mundo físico gracias a los impactos externos sobre los vehículos o cuerpos del Ego y será capaz de manifestarse a través del mismo a lo largo de la evolución.

EL EGO

Es el Triple Espíritu (Espíritu Divino, Espíritu de Vida y Espíritu Humano) el que se manifiesta como un descendente Rayo o Hilo de Vida para que comience su involución hacia el Mundo físico, para que obtenga la conciencia del Yo, y para que vuelva con los poderes del Espíritu desarrollados. Es en ese Rayo de Vida donde se insertarán los átomos simiente de los cuerpos que, a su vez, guardarán el desarrollo adquirido. Los átomos simiente son despertados gradualmente desde el mundo físico manifestando cada vez más vibraciones que, en su momento, se convertirán en sentidos, sensaciones, sentimientos, pensamientos y, por último, en voluntad. El Espíritu no puede actuar sobre los átomos-permanentes y, por tanto, tampoco sobre la personalidad, pero sí lo hace sobre el Triple Espíritu que conforman el Ego. Cuando el hombre haya evolucionado tanto que ya sea un iniciado elevado y su Triple Espíritu esté muy desarrollado, entonces podrá sentir la influencia del Espíritu a través de los átomos-permanentes.
            Todos los cuerpos del hombre deben considerarse como vehículos o cuerpos del Ego y como herramientas para que éste pueda actuar y experimentar en los diferentes planos y mundos. Estos cuerpos son transitorios y siempre son usados por el Ego esté donde esté, pero también son renovados cuando ya no le sirven para su desenvolvimiento. Para que el Ego pueda funcionar en su propio plano también necesita un cuerpo, y para ello tiene el que suele llamarse “Cuerpo Causal”, el cual es un receptáculo de todo lo elevado y duradero (pensamientos nobles, emociones puras, sentimientos elevados, etc.)  que se extrae de los mundos inferiores En el cuerpo causal se encuentran todas las causas que se manifiestan como efecto en los mundos y planos inferiores, ya que son, como resultado de las experiencias acumuladas en este cuerpo, las que dan origen a lo que somos en cada vida. El cuerpo Causal es el vehículo del Ego como pensador pero también es el depósito de la quintaesencia de todas las experiencias de las vidas pasadas; aquí están todas las cualidades y sabiduría obtenida de donde saldrá el nuevo hombre reencarnante mostrando el desenvolvimiento obtenido hasta la última vida.
            No puede haber autoconciencia o individualización como ser si no se ha creado el cuerpo causal. Este cuerpo perdurará todo lo que dure la evolución humana puesto que es un verdadero registro del desarrollo obtenido, es la base para el desenvolvimiento y, más importante aún, es el órgano del pensamiento abstracto. En realidad, el hombre tiene dos cuerpos mentales, el cuerpo mental o mente concreta y la mente abstracta que se relaciona con la intuición, la voluntad, la inspiración y las ideas originales o geniales; es decir, es sabiduría. La mente concreta asimila, elabora y saca conclusiones concretas sobre el mundo físico de las formas, pero la mente abstracta discierne, distribuye los resultados de las experiencias, manifiesta ideas puras, etc.  Esta mente abstracta es la pura inteligencia, la más clara visión, el poder creador de la meditación, es fuerza moldeadora y, en un futuro, manifestará el poder de la Mente Universal o de Dios.

EL EGO EN SU PROPIO MUNDO

Aunque a la mayoría de los estudiantes de filosofía oculta no les interesa o no comprender fácilmente muchos conceptos de estas enseñanzas, mi intención, aun sin profundizar tampoco demasiado en ciertos cosas, es la de intentar demostrar que esta filosofía tiene mucho más de lógica y razonable que lo que muchos piensan. Por ese motivo quiero dejar claro el mecanismo por el cual el Ego gobierna sus cuerpos a través de su mente.
La mente obtiene su conocimiento a través de los sentidos y, gracias a los impactos del exterior y a las experiencias, trabaja sobre estas percepciones para así formar los conceptos. La mente concreta trabaja razonando, con la imaginación, con la memoria y con la atención, pero el pensamiento abstracto tiene su origen en el cuerpo causal donde el hombre está representado como intelecto. Según la clase de pensamientos que una persona emita así alcanzarán a la personalidad o al Ego, ya que, los pensamientos y sentimientos elevados que pertenecen a las regiones superiores del Mundo del Deseo, están conectados con las regiones superiores  del Mundo del Pensamiento. Por el contrario, los deseos y sentimientos groseros y malévolos solo pueden alcanzar a la mente concreta situada en las regiones inferiores del Mundo del Pensamiento. La mente abstracta en su cuerpo causal, trabaja con las ideas originales y con la esencia de las cosas, mientras que la mente concreta solo se ocupa de los detalles. Digamos que cuando el Ego ha aprendido a discernir fijándose en determinados aspectos de los objetos, empieza a agruparlos de acuerdo a dichos aspectos creando un vínculo entre ellos. Así comienza a identificar el uno entre los muchos, comienza a sintetizar, a analizar, a construir, y a crear imágenes superiores al objeto analizado siendo éstas existentes solamente en estas regiones superiores del Mundo del Pensamiento desde donde el Ego trabaja.
Así es como el Ego se desarrolla en su cuerpo causal y como conecta con el mundo físico a través de sus cuerpos. La personalidad, el hombre, solo puede llegar a conectar con estas regiones y con el Ego a través de la mente concreta, es decir, de la razón y la meditación en lo abstracto y en los asuntos elevados y espirituales. Cuando una persona dedica su vida a estos asuntos y desarrolla el poder de razonar en sentido abstracto y espiritual, deja de interesarse por lo externo y se concentra internamente en las causas y en los aspectos más elevados de la vida y del pensamiento, entonces sus pensamientos no toman forma con la materia de las regiones inferiores del Mundo del Pensamiento y con la del Mundo de Deseos, sino que lo hacen solamente con la materia más sutil de estas regiones mentales concretas. El pensador, el Yo en su cuerpo causal es el origen de innumerables clases de energías y vibraciones, las más elevadas las exterioriza por medio de la materia del cuerpo causal y las conocemos como “razón pura” o “ideas abstractas”, y la mejor manera de comprenderlas es por medio de la intuición. Evidentemente, las vibraciones menos sutiles o elevadas se manifiestan a través de la materia de las regiones inferiores del Mundo del Pensamiento, con lo que llamamos mente concreta o razón. Pero a medida que el Ego se desarrolla y obtiene poder, la intuición se impone sobre la razón; por tanto, la intuición procede de la razón.

EL EGO Y SU PROPIO CUERPO

El desarrollo del cuerpo causal, como vehículo de expresión directa del Ego, es muy lento pero una vez desarrollado por muy malos pensamientos y sentimientos que tenga un hombre, no podrán anularle ni transformarle. El mal del hombre retrasa el desenvolvimiento y el desarrollo de las virtudes en el Ego o sea, cuantos más defectos y maldades menos virtudes desarrolladas, pero el Ego nunca puede ser malo. El Ego manifiesta sus cualidades a través de sus personalidades y, por tanto, es muy difícil que la personalidad tenga defectos contrarios a dichas cualidades o virtudes; a lo sumo y cuando la personalidad se desvía de su destino, las cualidades pueden quedar latentes durante un tiempo. Pero, también, cuando el Ego no ha desarrollado determinada virtud, no significa que el hombre tenga el defecto contrario, aunque sí es cierto que es más fácil que lo desarrolle puesto que el Ego no ha obtenido la virtud necesaria para evitarlo. Está claro que cuanto más relaciones con personas de poca moral y cultura, más posibilidades de crear malos hábitos tenemos, y que, cuanto más se repitan esos hábitos, más difícil será vencerlos y transformarlos en virtudes para el Ego. Por  este motivo persisto en aconsejar en todas mis obras hacer el bien, crearse hábitos que ayuden al desarrollo espiritual (oraciones, meditaciones, lecturas y estudios elevados, etc.) y procurar tener una vida social que sea positiva moral, mental y espiritualmente. Si creamos hábitos buenos estamos llenando los vacíos del Ego y estamos formando un cuerpo causal lleno de virtudes que engrandecerán la expresión del Ego y su canal de comunicación con el Espíritu. No es que el mal pueda afectar  o instalarse en el cuerpo causal pero sí puede impedir en cierto grado la expresión de las virtudes; es más, cuando se viven varias vidas centradas en el mal, el cuerpo causal se hace insensible para captar las impresiones positivas contrarias a ese mal.
            Sabiendo que el bien acumulado en forma de virtudes en el cuerpo causal no se pierde por el hecho de renacer sino que, al contrario, se manifiestan en el carácter del hombre, lo lógico es que cada uno se proponga cambiar de hábitos. El Ego es el verdadero hombre, el autentico Yo superior y lo que hayamos incorporado de bien en el cuerpo causal le pertenece y será lo que, cuando llegue a cierto grado, le facilite la iniciación. Es importante que los lectores comprendan lo que en estas líneas estamos tratando porque, si lo razonan profundamente, su propio Ego les invitará a que planifiquen una serie de oraciones, ejercicios y actividades para que aumenten su poder. Pero, a la vez, también es necesario que se olviden del egoísmo, del materialismo, del mal hablar, de la crítica, de los vicios y placeres que les dominan, etc., etc., etc. Es la única manera de acelerar el desarrollo espiritual y de actuar de acuerdo  a la voluntad de Dios, lo que, a  su vez, traerá como resultado la inmortalidad de la conciencia, el poder del Espíritu y la aniquilación del mal para siempre. El aspirante espiritual puede estar seguro de que nada del bien acumulado se pierde y que, tarde o temprano, la luz que está acumulando con su nueva vida atraerá la atención de un Maestro para ayudarle a despertar y a utilizar ciertos poderes.
            Lo mismo que el mal no se puede asentar en el Ego, tampoco lo puede hacer en las regiones superiores del Mundo del Pensamiento, sin embargo, sí lo hace en los mundos inferiores y, por tanto, en los átomos-simiente de los cuerpos inferiores. Como una de las responsabilidades de los Ángeles del Destino es administrar el karma de cada persona, son ellos los que hacen que nos tengamos que enfrentar una y otra vez con ese mal hasta que cambiemos de actitud. Por tanto, el mal que cometemos va con nosotros de una vida a otra para que lo transformemos en bien con los mismos cuerpos que creamos el mal pero éste no radica en el Ego. Así es que, la buena voluntad y el trabajo positivo con la mente (pensamientos) y con el cuerpo de deseos (deseos, sentimientos, pasiones y emociones) crean buenos hábitos en el cuerpo etérico y buenas acciones físicas. Esto a su vez, repercute en el cuerpo causal y hace que el Ego pueda ayudarnos cada vez que nos esforcemos en adquirir desarrollo espiritual. Como podemos ver, el bien y el mal están en los mundos inferiores pero en los superiores solo está el bien, el cual, cuando lo buscamos, viene en nuestra ayuda para combatir el mal y, cuando el resultado de la batalla es positivo, hace que aumentemos nuestro poder espiritual.
            La razón es la herramienta más poderosa del hombre, la que le hace superior a los otros reinos pero, si esa fue una gran conquista en el pasado, más importante aun es el desarrollo de la conciencia superior que nos queda por alcanzar porque nos puede guiar en este mundo irreal y hacer discernir entre lo malo y lo bueno y lo justo e injusto. Cuando se domina la naturaleza inferior a través del discernimiento y la voluntad, tomamos decisiones que proceden de la conciencia y no de la razón. El Espíritu es sabio y no necesita de los sentidos ni de la razón (cerebro) para dictar a través de la conciencia, pero el hombree debe servirse de la intuición para conocer la verdad. Es la intuición, como resultado de los trabajos positivos de la mente, la que nos traerá la iluminación, la inspiración y otros poderes del Espíritu. El Ego no puede facilitarnos nada si nosotros, como hombres, no abrimos la puerta; cuando trabajamos para el bien en pensamiento, palabra y obra es cuando el Ego se manifiesta como “genio”. No nos engañemos, el Ego de cualquier genio que haya pasado a la historia es exactamente igual que el nuestro, lo que le diferencia es el trabajo previo que esa persona haya hecho en sus anteriores vidas. Así, cuando una persona desarrolla habilidades en alguna profesión o trabajo y desarrolla su cerebro en esa misma línea durante varias vidas, su cuerpo y su cerebro facilitarán la expresión del Ego como genio. Nuestro Ego es sabio pero si no tiene un cerebro, una mente y nos sentidos adecuados, no podrá expresar su sabiduría.
            Las experiencias, lo que los sentidos captan procedente del exterior, se convierten en vibraciones que alcanzan el cerebro en forma de impresiones, y son estas impresiones las que, después de analizarlas, clasificarlas y ordenarlas, le dan sabiduría al Ego. Esto es, el Ego discierne a través de la mente y actúa sobre las impresiones que llegan al cerebro. Esto es lo que actualmente ocurre en la gran mayoría de los humanos pero, en un futuro, este trabajo debe dar más resultados que harán que se unan el Ego y la personalidad y, aunque el Ego estará aprisionado aun en un cuerpo, la personalidad ya no existirá. Entonces ya no actuaremos solamente en la quinta región del Mundo del Pensamiento sino que nuestro cuerpo causal y nuestro Ego expresarán y actuarán de acuerdo al desarrollo de las regiones sexta y séptima. Evidentemente, cuando el aspirante a la iniciación contacta con un Maestro, el Maestro mismo le ayuda en su desarrollo actuando sobre el cuerpo causal del discípulo.

LOS CUERPOS O PERSONALIDAD

Las formas de los cuerpos son todas similares con ciertas excepciones, el cuerpo etérico es un doble exacto del cuerpo físico; el cuerpo de deseos es un ovoide unos centímetros más grande que el físico al cual rodea; sin embargo, después de la mente toma la forma del físico; el cuerpo mental rodea, en principio, la cabeza y según se desarrolla también toma la forma de un ovoide; y, por último, el cuerpo causal, también termina formando un ovoide que sobresale unos pocos centímetros del cuerpo físico. La materia de la que están formados los cuerpos también guarda unas leyes para poder formar parte de los mismos, es decir; el cuerpo físico está compuesto de materia de las tres regiones inferiores del mundo físico (sólido, líquido y gaseoso); el cuerpo etérico está compuesto de los cuatro éteres de diferente grado de densidad pertenecientes a las cuatro regiones superiores del mundo físico; el cuerpo de deseos está compuesto de materia de deseos de las siete regiones del Mundo del Deseo, aunque con más de las superiores o de las inferiores según el desarrollo de cada individuo; igualmente ocurre con el cuerpo mental pero éste está formado con la materia de las cuatro regiones inferiores del Mundo del Pensamiento; el cuerpo Causal, en la mayoría de los humanos, está compuesto solamente con la materia de la quinta región de la Región Abstracta del Mundo del Pensamiento hasta que, según van adquiriendo las iniciaciones, entran en actividad las dos restantes regiones. Aunque, en principio, el cuerpo Causal es una especie de película incolora, como ocurre con los cuerpos de deseos y mental, según evoluciona y según el estado mental, emocional y sentimental de cada persona, este cuerpo se convierte en una esfera de bellos y delicados colores imposibles de describir. Este último cuerpo es el que hace que, según se va desarrollando espiritualmente, vaya ensanchándose el canal que le une al Espíritu para que a través de él, descienda un mayor flujo de luz. A partir de ahí, la relación del Ego se va estrechando con lo divino, o sea, a mayor concentración de la personalidad en lo noble y elevado más inspiración e intuición tiene el Ego, por lo cual, más poder del Espíritu recibe. 

CAPÍTULO III 

¿QUÉ ES LA MUERTE Y POR QUÉ OCURRE?

            La muerte no existe sino que es una transformación. Se puede definir de muchas maneras y con mucho más sentido de la realidad de lo que normalmente representa para la mayoría de las personas, y con mayor motivo si de lo que se trata es de vencer a ese miedo tan común. La muerte es un cambio de estado de conciencia como el que ocurre por las noches mientras dormimos pero con una diferencia, que a partir de que se rompe el cordón etérico que une los cuerpos superiores al cuerpo físico en el corazón, ya no podemos utilizar más este último. También podemos definir a la muerte como originadora de cambios que ayudarán al desarrollo y evolución del Yo superior gracias a todo lo que ocurre desde el mismo momento de la muerte hasta que se abandonan todos los cuerpos y el Yo superior asimila la quintaesencia de su vida pasada.
            Comúnmente y para la mayoría de las personas, la muerte se produce por accidente o enfermedad (ya que el suicidio y el asesinato son actos voluntarios) pero dentro de la enfermedad se admite la que se considera hereditaria. A la luz de la filosofía oculta y más concretamente de la Ley de Consecuencia, no es exactamente así. Los accidentes sí existen porque el hombre está evolucionando y en algún momento tendrá que ser perfectamente responsable y tener un gran sentido del discernimiento y de la razón, pero aún no lo es,  sino que más bien es negligente y a veces arriesga su vida o comete errores que le hacen perder el cuerpo físico sin necesidad. La enfermedad genética que ya traen algunas personas desde que nacen, es una deuda o karma del pasado, (como ocurre por lo general con las minusvalías que también son deudas) como efecto de algo grave que se hizo y que se debe sufrir personalmente para tener la experiencia de ese mal. Pongamos un ejemplo: La persona que por su irresponsabilidad y negligencia o incluso por un acto voluntario, deja ciega a otra, es muy posible que en una futura vida nazca o se quede ciego para que experimente lo que es eso y para que después de su muerte lo asimile a modo de lección en su conciencia para el futuro.
            Normalmente casi todos adelantamos el momento de la muerte en nuestro destino porque no cuidamos nuestro cuerpo sino que más bien le maltratamos e intoxicamos, pero hay  personas que le adelantan mucho más porque vuelven a caer en el mismo error. Por ejemplo, si una persona intoxicó su cuerpo con determinadas substancias o utilizó su cuerpo para violar las leyes divinas (de la naturaleza) morales y espirituales hasta cierto punto, puede nacer con la tendencia de sufrir una enfermedad mortal a modo de oportunidad para que cuide su cuerpo, pero si vuelve a hacer lo mismo, la enfermedad se desarrollará antes. Hay otras enfermedades más comunes que solo son la causa para que se cumpla el destino respecto a otras más graves, otras voluntarias porque la persona se deja dominar por un vicio, (alcohol, drogas, etc.) otras que se producen incluso en la juventud porque así está programado y aceptado como karma maduro, y otras a la vejez que es la que normalmente se entiende como natural.

DIFERENCIAS ENTRE LAS CLASES DE MUERTE

            Según haya sido la muerte y la responsabilidad del individuo dependerá su situación en el Mundo de Deseos, es decir, depende de si la muerte prematura ha sido un acto propio, ha sido por culpa de otro o ha sido por accidente. Respecto a las clases de muerte, hay casos en los que es muy conveniente saber lo que le puede esperar al individuo que no respeta su vida. Cuando es un suicidio voluntario el suicida tiene todos sus cuerpos y conciencia (hasta el cuerpo mental) hasta el día previsto que debiera morir, por tanto, lo único que le falta es el cuerpo físico y es por este motivo por el que sufre al sentir un dolor agudo efecto de no poder satisfacer ciertas necesidades físicas.
La fecha prevista (aproximada) se calcula ya desde que hacemos el arquetipo vibracional en el Mundo del Pensamiento, antes de descender para renacer. Una vez que se nace y desde ese mismo momento, estamos grabando nuestra vida segundo a segundo, seamos conscientes o no de lo que ocurre a nuestro alrededor. Esto es por medio de la respiración que es la que lleva las imágenes a la sangre hasta que se graban en el átomo-simiente físico situado en el corazón, o sea, de la misma forma que el éter del aire imprime la imagen que vemos por el objetivo de una cámara en la película. La vida está prevista para que podamos cumplir con nuestras deudas y compromisos que aceptamos de nuevo antes de renacer cuando estamos en la región etérica. Pero esa vida puede ser alargada si cuidamos nuestro cuerpo, si no caemos en vicios que despierten tendencias de enfermedad que se originaron en las anteriores vidas, y si somos responsables y cumplimos con nuestros deberes físico, morales y espirituales. Cuando hacemos lo contrario estamos acortando la vida, sea acelerando el envejecimiento o sea despertando o creando nuevas enfermedades.
Volviendo al suicida, diremos que sea por huir de sus responsabilidades, por no encontrar el sentido de la vida, por no saber afrontar sus problemas o su karma, o sea por lo que sea, el suicidio es un acto voluntario. Lo cierto es que si todo el mundo creyera o aceptara estas enseñanzas al menos como “posiblemente ciertas” estos suicidas se evitarían mucho sufrimiento ya que, esas “necesidades físicas” se ven acrecentadas enormemente por no tener el cuerpo físico que, al fin y al cabo, actúa como un amortiguador. ¿Por qué se sufre? Porque el arquetipo sigue vibrando como lo hacía en vida intentando hacer que viva el cuerpo físico a través de los cuerpos superiores y, como aún tiene cuerpo de deseos, aún sigue  “sintiendo” y “deseando”.
 Para dejar claro este caso concreto es necesario explicar algo que hasta ahora no hemos mencionado, esto es, el arquetipo. Sabemos que el Yo superior se encuentra en las regiones superiores del Mundo del Pensamiento y también que es él el que juega un papel muy importante para que se produzca la muerte en determinado momento. Cuando el hombre asciende después de la muerte hasta esas regiones habiendo olvidado ya su personalidad y su vida pasada, entra en una especie de sueño o descanso antes de volver a comprometerse con su futura vida terrenal. Es entonces, al despertar, cuando se le ofrecen (por lo general) varias vidas que han sido “programadas” de acuerdo a sus necesidades de desarrollo y a sus deudas kármicas del pasado, y una vez que ha elegido una de ellas comienza el trabajo del arquetipo. El arquetipo es una “forma” o molde vibrante de materia mental con la cual estarán relacionados y de la cual dependerán los cuerpos inferiores mental, de deseos, etérico y físico. Este arquetipo es el que da la vibración correspondiente de acuerdo al desarrollo del Alma para que pueda atraer la materia que le corresponda y necesite para formar dichos cuerpos y no otra que no merezca y que no sirva para los propósitos de la futura vida. Pero este arquetipo también es el origen de la vida del hombre en sentido de que, cuando llegue el tiempo previsto, esa vibración cesa y se produce la muerte, de ahí la intervención del Yo superior en el momento de la muerte una vez cumplida la programación de las líneas más importantes de su vida.
            Este es el caso de lo que normalmente llamamos muerte natural, pero cuando el hombre acaba con su vida voluntariamente y rompe el cordón que une el cuerpo etérico con el físico, ese arquetipo no cesa de vibrar. Por consiguiente, la persona sigue “viva” con todos sus cuerpos excepto con el físico y, como es obvio, sigue teniendo mente, sentimientos, deseos, etc., y es precisamente por eso por lo que sigue teniendo sus necesidades físicas las cuales no puede satisfacer porque la persona misma se ha deshecho de su cuerpo físico. Así es que, por nombrar solo una de ellas, tendrá hambre y no podrá comer, lo que según algunos iniciados que han podido estudiar estos hechos, es algo así como un dolor intenso de muelas pero que afecta a todo el cuerpo. Así estará merodeando por los ambientes donde solía estar en vida intentando satisfacer ese hambre, rodeándose (compenetrando) de los éteres que flotan en las cocina. Hay casos en que, como en la películas “Ghost”, “El sexto sentido” o “Los otros”, los individuos muertos no se dan cuenta de que han muerto y se sientan a la mesa para comer, por lo que sufren por no poder hacerlo y se contentan con absorber las emanaciones de los platos. El hombre sufre principalmente porque el arquetipo intenta atraer materia física (como hace cuando el cuerpo vive) como si quisiera formar un cuerpo físico, si a esto añadimos el sentimiento que la persona tiene de que no está muerta así como sus “necesidades”, se comprenderá fácilmente lo que digo.
            Estos hechos se pagan muy caros en una futura vida pero sus familiares y amigos pueden ayudarle desde el mundo físico. Cuando se da el caso de que alguien conocido es consciente en los otros mundos mientras su cuerpo duerme, le puede ayudar explicándole y haciéndole comprender que debe estar así hasta que llegue el momento en que el arquetipo cese de vibrar, es decir, el fin de la vida prevista. Como, normalmente, no hay casi personas que sean conscientes por las noches, la única manera de ayudarle sería por medio de la oración y de enviarle buenos sentimientos y pensamientos. En este caso también se puede hacer una conexión inconsciente mientras se duerme, se trata de mantener firmemente la idea de cómo se desea ayudar y lo que se quiere decir justo antes de dormirse, si se hace así, al despertar en el Mundo del Deseo, se encontrará con la persona y hablará con ella aunque a la vuelta no recuerde nada.
            Como el suicidio no entra como plan en el destino de una persona, significa que es un acto voluntario y que, por tanto, la persona es la responsable y en un futuro tendrá que aprender la lección de lo que es poder evolucionar por medio de las experiencias y sin embargo verse impedido para ello. La programación de la vida solo trata de los hechos más importantes, todo lo demás son circunstancias de las cuales podemos aprender y evolucionar, pero el suicidio, el asesinato ni ningún mal intencionado contra otro está previsto en el destino de una persona. Aún así, siempre somos libres y podemos cambiar en gran parte nuestro destino. Otra cosa son los “accidentes” donde mueren muchas personas, las guerras y otros hechos similares, estos casos están relacionados con causas importantes de otras vidas y por tanto son muertes previstas. Por la dificultad de comprender este tema y puesto que sería muy largo de explicar de forma clara, solo diré que los muertos de las guerras son auxiliados en el momento de la muerte y que, a la larga, esas muertes tienen un efecto positivo para esas personas y para la humanidad.
            Naturalmente que en este tema no se puede generalizar porque habría que estudiar cada caso, pero lo que sí está claro es que el que se quita la vida después de haberlo planeado voluntariamente, sólo él es responsable de esa causa y tendrá que sufrir sus efectos. Pero hay casos en que una persona puede quitarse la vida en un ataque de locura o descontrol temporal de la personalidad, entonces no ocurre lo mismo. En esos casos, como ocurre con los accidentes y los asesinados, el individuo entra en una especie de sueño que le mantendrá en ese estado hasta la fecha en que debería producirse la muerte. También, el asesino de una persona que después es ejecutado, estará sufriendo hasta el momento de su muerte prevista, pero en este caso reviviendo en sí mismo el mal que cometió y, si no han pasado muchos años, estará junto a su víctima dormida recordando constantemente lo que hizo. Lo que no significa que con ese sufrimiento pague su deuda porque, una vez llega la fecha en que debía ser su muerte, deberá pasar por el purgatorio para que, al final del ciclo, quede esa experiencia grabada en su conciencia.
Hay cada vez más personas que se interesan por estudiar esta filosofía oculta y, bien porque están comenzando o bien porque la escuela no es seria o iniciática (como por ejemplo la Fraternidad Rosacruz Max Heindel que sí lo es) piensan que todo lo que ocurre y hacen es porque debe ser así. No quieren admitir que una persona puede perder la vida por un accidente que produce ella misma por su irresponsabilidad o que otra que no se cuida y pone en riesgo su salud una y otra vez, puede terminar rompiendo el cordón y morir. Estamos en una escuela llamada Tierra y el que en su desarrollo  aún no ha tomado conciencia de los valores morales, humanitarios y espirituales, puede verse dominado por el fanatismo y terminar siendo (por ejemplo) un terrorista que, a su vez, también puede ser ejecutado.
De acuerdo con lo dicho, también hay accidentes donde alguien puede morir en circunstancias trágicas como, por ejemplo, un incendio provocado por la irresponsabilidad de un fumador o de una barbacoa. En estos casos, como en otros muchos, suele ocurrir que la persona está tan desconcertada de lo que está ocurriendo o bien tan aturdida de ver su cuerpo destrozado, que no se percata de que su vida está pasando ante ella a modo de una película y no centra su atención como debería para grabarla. El resultado es que no se puede llevar consigo la grabación de su vida y, por tanto, no puede extraer ningún beneficio de ella. Este es el mismo caso de las personas que tampoco pueden centrar su atención en esa película porque estén llorando sus familiares o porque le estén haciendo la autopsia o cualquier otro hecho similar. Pero como las Leyes de Dios son justas y están basadas en el amor, siempre hay una manera de ayudar a estas personas.
En la muerte por accidente no hay ninguna desconexión entre los cuerpos y el Espíritu (lo que sí ocurre en el suicidio puesto que no ha llegado el momento de la recopilación de la vida) entonces los cuerpos unificados de forma similar a cuando se está en el Primer Cielo, quedan para ese ser en una especie de sueño profundo hasta que llega  la hora prevista de su muerte natural. Esto es así porque, en realidad, la víctima no es responsable de esa muerte, además, será protegido por los seres espirituales encargados de esa misión. Sin embargo, cuando una persona malévola y apegada a los vicios malos y pasiones muere por accidente, no ocurre lo mismo, quedan en un estado similar al suicida y sufren precisamente por no poder cumplir sus pasiones, vicios y deseos; estos son los que después intentan hacerse con un cuerpo físico o intervenir físicamente entre las personas.
Las personas que son ejecutadas normalmente se pasan mucho tiempo reviviendo su crimen y todo lo que les ocurrió después hasta el momento de la ejecución; algo parecido le ocurre al suicida respecto a la desesperación o el miedo que le lleva a suicidarse y a los momentos de su agonía y muerte. Estas personas, así como otros que están apegados a la tierra por materialismo, celos, etc., no lo pasan nada bien porque las regiones inferiores del Mundo del Deseo están en contacto con el mundo físico y les estimula en forma de deseos y pasiones para la acción, lo que en realidad no pueden conseguir. La mejor solución para estas personas es no pensar en nada que  se relacione con su vida en la tierra y pensar en cosas elevadas y espirituales, eso ya es suficiente para que también reciban ayuda de otros seres que se dedican a ayudar.
El asesinado también queda en un estado similar al del accidente involuntario en el caso de la persona benevolente y normal. Tanto en el caso de los asesinados como en el de la muerte por imprudencia o temeridad (además del suicida) no están planeados los momentos de la muerte. En todos estos casos, cuando llega la fecha prevista para abandonar el cuerpo físico, pasan al Purgatorio como todos lo hacemos. Hay que decir que cuando una persona muere por accidente y no comprende lo que le ha pasado suele tener siempre un auxiliar invisible que e explica lo ocurrido. Naturalmente que una de las muertes más plácidas es la que se muere por vejez en la cama o como efecto de una larga enfermedad; se duermen y se despiertan directamente en el otro mundo.
Algo similar ocurre con las personas devotas y religiosas,  aunque parezca sorprendente, las muertes más fáciles de las producidas por accidentes son las que tienen como causa el frío, la asfixia y el ahogamiento. Respecto a los muertos por armas diré que los de armas blancas o disparaos quedan despiertos pero algo aturdidos y deambulando sin saber qué hacer, mientras que los que mueren  por una bomba, quedan en una especie de letargo o estado de coma durante días o semanas a causa de haberse fracturado el aura que forman los éteres superiores respecto a los inferiores ya que, los primeros, están relacionados con la conciencia y la memoria.
No es fácil de entender (y mucho menos como un acto de amor) que a un matrimonio se le muera un hijo como efecto de un accidente pero que en realidad es de su karma, pero si se analiza detenidamente y con una mente abierta, se podrá comprender. No sería justo que una persona no pueda progresar ni desarrollar su Espíritu por el simple hecho de no haberse llevado al Mundo del Deseo la película de su vida, pero lo cierto es que si no hay película no se puede extraer el beneficio de las experiencias. En la muerte natural la persona graba su vida y cae en un estado de inconsciencia temporal hasta que despierta en el Mundo del Deseo,  (el ya famoso túnel que cuentan muchos) y una vez allí y en la región que le corresponda de acuerdo a lo que tenga que purgar, comenzará su estancia hasta que en el Cielo reciba todo el bien que merece por sus buenas obras. Pero en el caso de dichos accidentes no se pierde la conciencia y, aunque también se va al Mundo del Deseo, no se sufre ni se siente esa alegría y amor del cielo sino que los Ángeles del Destino le preparan en pocos años una oportunidad para renacer de algunos padres que tengan una deuda del pasado que merezca esa pérdida de un hijo. Así es que, esa persona que no puedo recoger la experiencia de su vida vuelve a nacer en un cuerpo físico y al cabo de pocos años fallece como niño.
Los cuerpos no nacen todos simultáneamente sino que lo van haciendo cada siete años, es decir, el cuerpo etérico termina su formación cuando el niño tiene siete años, y es en ese período cuando el niño se adapta al mundo físico y se va familiarizando con los sentidos. El cuerpo de deseos termina de formarse a los catorce años, y es a partir de ahí cuando el niño comienza a tener deseos de adulto, le sale el vello, la cambia el tono de la voz y se interesa por el sexo opuesto. El cuerpo mental termina de formarse a los veintiuno (mayoría de edad verdadera) y es a partir de ahí cuando de verdad se puede decir que es responsable de sus actos.
Volviendo a nuestro caso anterior, cuando ese niño muere no han nacido aún los cuerpos etérico, de deseos ni mental, luego entonces, no hay grabación porque permanecen con el Yo Superior y, por consiguiente, no tiene que sufrir nada en el Purgatorio. Es entonces cuando pasa directamente al Cielo y estará allí aproximadamente 20 años recibiendo la enseñanza que no pudo asimilar (como experiencia) de esa vida donde murió por accidente. Sabiendo que renacemos cada, aproximadamente, mil años es fácil comprende que muchas personas dejaron morir intencionadamente o por irresponsabilidad a sus hijos en su anterior vida. Muchos de ellos pagan en nuestros tiempos esa deuda con Espíritus que han muerto hace poco en alguna guerra o accidente.
Es muy importante que todas las personas tengan presente esta información a la hora de afrontar la propia muerte y más aún cuando ocurre la de un familiar. Es necesario dejar al fallecido en paz y no tocarle ni molestarle en ningún sentido para que pueda grabar la película de su vida en su cuerpo de deseos. Cuanto más atención se haya puesto mayor provecho podrá extraer de su vida porque el sufrimiento en el Purgatorio se convierte en conciencia que advertirá en la próxima vida antes de cometer el error, mientras que el placer y la felicidad en el Cielo se convertirán en virtudes que servirán como estímulo para obrar correctamente. No cabe la menor duda de que el hecho de que en occidente no haya guerras, junto al desarrollo de la conciencia que hace que se cuide y se quiera más a los hijos y, por último, los propios adelantos en medicina, harán que cada vez haya menos muertes infantiles como efecto de no haber grabado la película de su vida. Sin embargo, hoy se está creando un nuevo inconveniente para este proceso post-morten por medio de la cremación como ya veremos más adelante.

¿QUÉ O QUIÉN PRODUCE LA MUERTE?

            El miedo y el morbo que rodea a la muerte demuestran el poco deseo que el hombre tiene de razonarla, de comprenderla y de abandonar el mundo material. El ser humano tiene miedo a la posible soledad o desintegración total que pueda ocurrir después de la muerte, pero no sabe que esa soledad e incluso sacrificio es lo que tiene que afrontar aquí en la Tierra. Antes de nacer, el hombre está en un estado de felicidad y dicha inimaginable para la mayoría, y sin embargo se tiene que introducir en un cuerpo donde hasta cierta edad es incapaz de manejarle. La personalidad no recuerda qué relación del pasado le une a la familia donde ha renacido, se siente sola donde se encuentra y, a su vez, no controla el mundo físico ni reconoce a nadie de su alrededor. Por el contrario, cuando deja su cuerpo reconoce a los seres queridos, es libre y puede manejar la materia de deseos y es feliz en un mundo que ella misma puede construir y utilizar para su propio desarrollo. Allí nunca está sola porque, además de la humanidad, hay otros seres que también evolucionan, es más, puede ser consciente durante un tiempo de lo que sus seres queridos en la Tierra hacen o piensan. El hombre ha creado un mito triste para el momento de la muerte y otro de felicidad para el nacimiento de un nuevo ser pero no sabe que más bien debería ser lo contrario.
            Si en algún sentido tenemos que entender la muerte como tal, solo se puede comprender como el abandono definitivo y desintegración del cuerpo físico pero nunca de la conciencia puesto que después de dicho abandono la persona sigue existiendo con su misma conciencia e incluso con su misma mente. Esa continuidad de conciencia y de personalidad, aún sin cuerpo físico, es lo que hace que las personas familiarizadas con estas enseñanzas pierdan el miedo a la muerte, pues saben que se ha acabado un ciclo y que deben ir a descansar y a asimilar el resultado de las experiencias para después volver a renacer con mayores oportunidades de progreso moral, intelectual y espiritual. Lo único que tiene fin es lo que es mortal y perecedero, lo espiritual es imperecedero, inmortal y eterno, sin embargo, gracias a la utilización de lo perecedero el Alma adquiere la perfección como lo hace un profesional día tras día gracias al manejo persistente de las herramientas.
            La muerte o retirada de la atención del Ego de su cuerpo físico se produce cuando el cuerpo no es capaz de resistir las energías que producen la vida, energías que proceden de los mundos más elevados. Esto produce un proceso de cristalización en el cuerpo físico que tiene como consecuencia la rotura del cordón plateado por parte de los Ángeles encargados de esa labor que no es otra que emitir una determinada nota vibratoria dentro de la estructura física.
            Llamamos muerte a la pérdida del enfoque de la conciencia sobre la materia física pero en un futuro no tan lejano, cuando la humanidad perciba la parte etérica del mundo físico y sea capaz de comprender lo que hoy, para la mayoría, es abstracto, entonces  verá cómo el verdadero hombre abandona su cuerpo físico en el momento de la muerte y sin embargo sigue vivo y actuando como lo hacía aquí. La muerte, como un hecho natural de la naturaleza, debe ser concebida como el efecto de la cristalización del cuerpo físico, y por tanto, gracias a ella, el hombre se libera de su “traje temporal” que, a partir de la vejez y la enfermedad le ata y  hace sufrir. Por eso, la muerte es la gran liberadora que destruye lo que ya no sirve y que origina toda una serie de transformaciones que, lejos de ser límites, facilitan una ampliación de la conciencia.
            No hay que olvidar que el momento de la muerte está “programado” por los Ángeles del Karma y admitido y comprometido por el mismo Yo superior de acuerdo al cumplimiento del delineamiento o hechos más importantes y necesarios de la vida. En la muerte natural, como en otros casos de los que llamamos “accidentes”, es el Yo superior quien, de acuerdo con los Ángeles del Destino, “colabora” en la ruptura  del cordón que facilita la vida al cuerpo físico. Esto es algo así como cuando un actor interpreta el papel de un personaje y cuando acaba la obra ese personaje muere hasta el siguiente día de función. El Alma tiene mucho que aprender y desarrollar pero también le quedan muchas deudas del pasado, de las cuales, cuando las experimente o las sufra, aprenderá más que de las simples experiencias. Las deudas o karma del pasado son los llamados problemas, sufrimiento, ruina, etc. pero esas deudas son el efecto de algo similar que la personalidad hizo en otra vida y que ella misma se comprometió a sufrir antes de nacer. Pues lo mismo que ocurre respecto a eso y a los hechos más importantes de la vida, también está programado el momento de la muerte en el tiempo en que se supone que ha cumplido sus deberes y sus compromisos más importantes de su destino. El destino del cuerpo físico, como cualquier otro cuerpo, es morir pero esta muerte es deliberada ya que el Alma ya no le necesita, sin embargo, sí debe continuar encargándose de su progreso en los mundos superiores. Entonces, el cuerpo se desintegra y vuelve a su origen atómico hasta que su materia vuelva a ser utilizados para la formación de otro cuerpo cuyas vibraciones del Alma ayuden a su evolución.
            Hay otro momento, dentro del cielo, que un Alma realiza desde el momento del abandono de su cuerpo físico hasta que vuelve a renacer, que se podría llamar más propiamente “muerte”. El hombre pasa, después de la muerte del cuerpo físico, al Mundo del Deseo con su cuerpo de deseos y después abandonará éste para pasar al Mundo del Pensamiento con su cuerpo mental donde ya no se acuerda de su vida pasada. Pues bien, es en este plano donde el hombre, como conciencia terrenal, muere con su  cuerpo mental que retenía las experiencias pasadas y tiene una especie de sueño o descanso inconsciente (tiempo de asimilación en el Alma) del cual no despertará hasta que sienta la necesidad de renacer. La misma fuerza interna que ha hecho y hace que el hombre cree, investigue y dé forma a sus descubrimientos e ideas; y la misma fuerza que haría que un hombre tuviera necesidad de hacer algo después de estar un tiempo sin salir de casa aún con todas las comodidades, es la fuerza que impele al Alma a renacer para experimentar y evolucionar.
            En lo que normalmente llamamos “momento de la muerte” natural o “programada”, el Yo superior actúa de acuerdo a la Ley de Atracción retirando la vida y la conciencia del cuerpo físico como culminación del destino previsto. Esto se interpreta como un acto triste e inesperado cuando no anticipado. Sin embargo, si la humanidad actual fuera consciente de su Alma, no solo no lo vería así sino que también comprendería que es la mejor manera de liberar al hombre del poder de atracción de la Tierra, un poder que, aún después de muerto, sigue actuando sobre el cuerpo físico. El hombre es inconsciente de lo que ocurre después de la muerte como lo es (aparentemente) de lo que ocurre con su cuerpo físico o en su habitación mientras duerme. Digo aparentemente porque eso es lo que piensa la mayoría de las personas cuando la realidad es que sí es consciente de su cuerpo y no se suele alejar mucho de él por las noches. Por otro lado, cuando sea capaz de salir voluntaria y conscientemente de su cuerpo (comúnmente llamado viaje astral) entonces, para tal persona, la “noche” no tendría el mismo sentido sino que sería simplemente el momento de revitalizar el cuerpo y reconstruir su materia que es la actividad principal durante el sueño.
            Cada vida y su correspondiente muerte es un paso o grado más alcanzado hasta conseguir la iniciación, de la misma manera que cada curso o año de estudio supone un paso más para alcanzar el título o carrera deseada. Muchas muertes físicas son necesarias hasta hacernos conscientes de nuestra propia Alma y ese momento se puede considerar una iniciación o resurrección en sentido de que se comienza un ciclo superior. Este ciclo superior o continuidad de progreso, se hará en el plano inmediatamente superior al físico hasta alcanzar la perfección de nuestros sentimientos y deseos, pero cuando eso llegue ya se habrá vencido a la muerte. A continuación habrá otro proceso de resurrección que nos llevará a “vivir” en otro mundo superior hasta perfeccionar o espiritualizar el cuerpo mental y, cuando ya no necesitemos ninguno de los cuerpos porque hayamos adquirido el máximo de espiritualidad y perfección a través de ellos, entonces seremos uno con el Yo superior y habremos alcanzado la total liberación de los mundos donde hoy evolucionamos entre la vida y la muerte. Hoy se tiene miedo a la muerte por el apego a lo material y porque no se es consciente de los planos superiores, sin embargo, el verdadero hombre es inmortal y como tal, vida tras vida, asciende triunfalmente hacia la casa de Su Padre como vida tras vida se unifica el hombre con su Yo superior o Alma.
            Sólo se puede hablar de muerte cuando nos referimos al cuerpo físico y lo hacemos como un conjunto o unidad, ya que si lo hacemos desde el punto de vista de las diminutas vidas que lo componen (células, moléculas, etc.) tendríamos que decir que el cuerpo está más vivo que nunca. La afirmación más común respecto a lo que es el hombre es que es un agregado de átomos y diminutas vidas unidas durante cierta cantidad de años por una fuerza vital; es decir, mientras la vida está activa el hombre vive y cuando se retrae o extingue muere. En cierto modo tiene razón quien piense así pero se equivoca o es ignorante respecto al origen de esa vida si cree que es casual. La vida o cuerpo etérico es un molde (el típico fantasma que algunos han podido ver) que compenetra el cuerpo físico mientras tenga un destino que afrontar o cumplir el hombre aquí en la Tierra; pero cuando llega a su fin y el Yo superior lo desconecta del cuerpo físico, esas diminutas vidas quedan libres y se produce una especie de anarquía o caos porque ya no hay un control sobre ellas por parte del Alma. Así el cuerpo se muestra más activo que antes hasta que llega el momento en que los átomos vuelven al depósito universal de donde proceden. Por tanto es el cuerpo etérico el que retiene, organiza y dirige a esas vidas para que cada una cumpla con su misión de mantener vivo el cuerpo físico. Cuando el Yo superior retira definitivamente la vida del cuerpo físico, ocurre algo parecido a la crisálida respecto a su envoltura física, ocurriendo como efecto que el hombre obtiene un estado de conciencia superior y “vive” en otro estado diferente al que tenía antes.
            Desde siempre se ha oído decir que más allá de la muerte no puede haber nada porque nadie ha venido para contarlo, pensar eso es una falta de razonamiento y más aún de conocimientos. En todos los países, culturas y creencias hay escritos y pruebas  en forma de mensajes o apariciones de seres que han estado en el más allá o que mencionan alguna vida anterior. Incluso en la Biblia podemos encontrar algunos pasajes como por ejemplo: Mateo XI: 13 - 15; XVI: 13 - 18; XVII: 10 - 13. Lucas IX: 18 - 21. Proverbios VIII: 22 - 31. Salomón habla de su presencia durante la formación de la Tierra y de que antes de nacer como Salomón ya disfrutó de la Tierra junto con otros hombres.
            La muerte del cuerpo físico se produce progresivamente y afecta a la circulación sanguínea, al sistema nervioso y al endocrino como efecto de la desconexión del cordón etérico en sus puntos vitales del corazón y del cerebro. Esta desconexión (muerte natural) causa primeramente la inconsciencia del mundo físico, sin embargo hay personas que incluso antes de la desconexión pierden la conciencia de lo que le rodea y son capaces de hablar de algo que están viendo (el mundo etérico) y que solo ellos perciben. Otro hecho relacionado con el mundo etérico ocurre muchas veces en las personas muy mayores o que están varios días agonizando, y es que no tienen miedo a la muerte o incluso desean irse porque lo que están viendo les causa un estado de bienestar y de paz. Es muy importante que los presentes tengan en cuenta que esa persona lo escucha todo aunque esté fuera de su cuerpo. Mientras esté conectado, lo que podría ser hasta tres días después de la muerte médica, lo escucha todo y algunas palabras le pueden perjudicar así como otros hechos le pueden hacer abandonar por momentos la concentración en la grabación que están haciendo de su vida pasada.

Una vez que se han cumplido todos los acontecimientos previstos, se han afrontado las deudas y se han experimentado nuevas oportunidades de desarrollo, llega el momento en que, un Ángel relacionado con lo que llamamos muerte, interviene en nuestro paso al más allá. Pero no es solo esta la intervención de los Ángeles, ellos administran nuestro karma según los hechos de las vidas pasadas y ayudan al hombre desde el momento de la muerte hasta el próximo renacimiento. También colaboran en hacer el cuerpo o molde etérico que será implantado en la matriz de la madre para que se forme el cuerpo físico de acuerdo a las necesidades de desarrollo y deudas del pasado.

EL RENACIMIENTO Y LA EVOLUCIÓN

            Cada cierta cantidad de años surge entre la humanidad una nueva enseñanza que indica el comienzo de una nueva era para el progreso de la misma. Hace poco más de un siglo nació el concepto de la “Evolución” unido a la cual y a continuación surgió el del “Renacimiento”. Renacimiento significa el sucesivo renacer de la vida en las formas (cuerpos) más capacitadas para sentir y pensar, y Evolución significa el sucesivo ascenso de esa vida a través de formas cada vez más complejas en su estructura. Aunque esta obra solo trata del renacimiento del hombre, hay que dejar claro que estos dos principios están siempre unidos y también se relacionan con los tres reinos que nos siguen. La  diferencia, como ya hemos dicho, es que la vida que anima una planta pertenece a un espíritu grupal que evoluciona a través de esa especie de planta, pero la vida de esa planta no evoluciona de forma individual sino que evoluciona a través de las especies. Lo mismo ocurre con los animales, la vida de un animal salvaje evolucionará a través de las diferentes especies hasta alcanzar una que conviva con el hombre donde la propia afinidad le lleve a las puertas de la individualización como ser humano.
El ser humano que en su momento tuvo un estado de conciencia (no un cuerpo) similar al del animal, evoluciona a través de los cuerpos de las diferentes razas renaciendo cada, aproximadamente, mil cien años cuando la Tierra ha cambiado lo suficiente como para poder experimentar en otro ambiente. Pero el ser humano no viene por primera y última vez de un estado espiritual ni renace en cuerpos de plantas o animales como algunos afirman, pues esto sería un atraso en su evolución. El objeto del renacimiento es facilitar al Alma las experiencias y los medios necesarios para que progrese en conocimiento y en espiritualidad, lo que le hará sabio y creador gracias al desarrollo dinámico de sus poderes latentes.
Si, como dijo Cristo, debemos ser perfectos como nuestro Padre en los cielos es perfecto, está claro que la única manera de conseguirlo es a través del renacimiento y la evolución. Nosotros no mandamos a un hijo un día a primaria, otro al instituto y otro a la universidad para que obtenga una carrera; de forma similar, las Almas se sirven de lo aprendido en una vida para progresar un poco más en la siguiente hasta que alcancen la perfección espiritual. Lo mismo que no recordamos detalladamente como aprendimos muchas cosas en la infancia, tampoco el hombre que renace recuerda como desarrollo determinadas facultades que él tiene desde que nació.
Si bien hay millones de orientales que viven en la creencia (aún sin tener pruebas) de un más allá en el que el Alma renace a la vez que otros no creen en determinados descubrimientos científicos, en occidente, creemos en la gravedad, en el magnetismo, en fuerzas invisibles e hipótesis que no podemos ver, oír ni tocar y sin embargo no creemos en el renacimiento. La mayoría de los occidentales prefieren creer que todo es fruto de la casualidad, de la nada o de la naturaleza que ha creado el Universo pero, si desde el átomo hasta un sistema solar todo está dentro de un orden (no de un caos) y unas leyes ¿Quién ha creado ese orden y esas leyes y para qué?
            Como el fin de la existencia del hombre es la perfección a través de la evolución y esta perfección no se puede alcanzar en una sola vida, no queda otra explicación más lógica que creer en el renacimiento. Una vez que se cree en el renacimiento y antes de creer en un Dios personal que pone a cada hijo suyo en cualquier lugar incluso como si no tuviera sentimientos, es mejor creer en la Ley de Consecuencia o de Causa y Efecto. Una vez aclarado esto, lo que hay que tener claro es que es el Yo superior el que, en forma de vida individual, se manifiesta a través de los cuerpos que necesita para poder experimentar y evolucionar en la Tierra. Después de la vida física, esa “vida individual” va abandonando los cuerpos que  ya no necesita (como el niño abandona los libros según pasa de curso) previa extracción del desarrollo obtenido con cada uno de ellos, el cual va guardando el Yo superior. De esta forma se puede ver el renacimiento, la vida individual se puede manifestar con mil profesiones, caracteres, etc., pero esas personalidades mueren y la vida que las animó subsiste y las enlaza sirviéndose de las anteriores para progresar en las siguientes. El origen de esa vida son los mundos espirituales a los que en un futuro volveremos, pero mientras tanto, el Alma va ensartando el resultado de las experiencias de sus personalidades como si se tratara de un rosario; de esta forma volveremos al lugar de donde procedemos pero con nuestro “título” obtenido.
            Hay quien opina que la vida en el más allá (la muerte) es como un sueño, la verdad es que en cierto modo tienen razón porque vamos al lugar que nos corresponde de acuerdo a nuestras creencias, fe y carácter. De esta forma el malvado se encontrará en un plano adaptado a su carácter y entre malvados; el materialista que no ha hecho mal pero tampoco se ha esforzado en hacer el bien se encontrará con una vida post-morten monótona entre sus negocios; y el incrédulo que no tiene fe en la inmortalidad del Alma ni en otra vida, se encontrará en una especie de vacío. Pero eso no es todo, como la Ley del Karma es justa y como, aunque los cuerpos se desintegren, ciertos éteres de los que los componían tienen relación con nuestra vida pasada, éstos volverán a formar parte de nuestro destino y cuerpos (similarmente al estado post-morten) para formar parte del destino futuro que nos corresponda. El Yo superior es inmortal y por tanto solo asimila la “esencia espiritual” de cada vida rechazando lo contrario. Por consiguiente, quien rechaza la idea de la inmortalidad del Alma y el renacimiento está retrasando su progreso como el niño que suspende y no quiere estudiar para intentar aprobar en una segunda oportunidad.
            En la vida de cualquier persona hay un tiempo de adaptación al medio, otro de aprendizaje en el manejo de los objetos físicos y, cuando se es adulto y profesional, hay otro tiempo en el que se esfuerza por progresar (para no quedarse atrás) a la vez que en sus horas de descanso asimila cada nuevo conocimiento que obtiene. Así mismo, el Yo espiritual, el peregrino o pensador, se adapta en sus primeros renacimientos como tal, experimenta y llega a dominar la materia física, y asimila lo aprendido después de cada muerte para así ser más “profesional” en la siguiente vida. Así es que, las vidas aquí en la Tierra son el medio de experimentación y aprendizaje; mientras que la vida después de la muerte es la manera en que el Yo superior asimila la esencia espiritual de las experiencias para poder evolucionar y desarrollar su poderes latentes. Sin embargo, tanto una vida como la otra son una especie de ilusión y sueño donde el actor (el hombre) actúa y cuya experiencia y maestría repercuten en el guionista, (el Yo superior) lo que le servirá a este último para crear otra obra de mayor calidad.
            Si nosotros fuésemos incapaces de ver y estudiar lo que ocurre bajo la tierra cuando se planta una semilla estaríamos en el mismo caso de los animales que son ignorantes de todo ello. Diríamos que, en ese caso, veríamos la planta pero ignoraríamos que el origen está en lo invisible, es decir, en la semilla y en las fuerzas de la naturaleza que hacen que nazca y crezca. El hombre es la planta, el Yo superior es la semilla y la fuerza o vida es el propio Espíritu creado por Dios. Y lo mismo que nosotros plantamos la semilla y la cuidamos y regamos para que dé fruto, así mismo hace Dios con nosotros; de ahí la parábola del sembrador.
            El renacimiento debe existir hasta que el hombre (la vida reencarnante) sea capaz de expresar perfectamente la conciencia del Yo superior, pero mientras tanto, renace de acuerdo al deseo de experiencia como base de la evolución. Los renacimientos nunca son independientes, lo mismo que nosotros pertenecemos a una familia también el hombre que renace lo hace unido a otras Almas pertenecientes al mismo grupo con los cuales tiene alguna relación kármica. El hombre renace sin apremio y de acuerdo al karma grupal  e individual, pero también lo hace por responsabilidad y para cumplir sus obligaciones y hacer frente a las deudas pendientes cuanto antes. Cuanto más evolucionado antes vuelve para cumplir con esos requisitos y más disfruta con sus cualidades espirituales en la vida, incluso ayudando a los que van tras de él.
            La Ley de Renacimiento fue necesaria desde el mismo momento en que obtuvimos la autoconciencia y comenzamos a ser responsables de nuestros actos, por eso va unida a la de Causa y Efecto. Pero esta ley no ha sido comprendida en Occidente y ha sido mal interpretada en Oriente porque ha hecho que se dediquen a la vida interna y no a experimentar y crear en el mundo físico como base necesaria para el progreso material y, en definitiva y como fruto de las experiencias, espiritual. Sin embargo, la humanidad no tiene otro camino que admitir, comprender y actuar en consecuencia de acuerdo a estas dos Leyes Divinas. No en balde dijo Cristo a los hombres que podían ser salvados por el Alma y por el Cristo que llevan dentro y que el que no vuelva a nacer no podrá ver el Reino de Dios.
            Si la humanidad tuviera este conocimiento más interiorizado y más presente respecto a lo humanitario, religioso, político, etc., su comportamiento sería muy diferente y su progreso espiritual mucho más rápido. La Ley de Renacimiento enseña que hay una recapitulación de experiencias pasadas; que hay que volver a hacerse responsable de antiguas obligaciones; que se vuelve a tratar con las mismas Almas de otras vidas; que se tiene que hacer frente a determinadas experiencias que son necesarias para el progreso; que se tiene que saldar las deudas del pasado, y que el principal motivo es afrontar el destino y actuar de manera positiva con la intención de terminar las relaciones con los demás en paz y en armonía. Este conocimiento hará que el hombre sea más libre y que tenga mejores intenciones en la vida en general y su efecto será iluminador para que termine superando las pruebas más fácilmente que hasta ahora. Se dice que mientras el hombre no alcance la perfección sentirá el impulso de renacer para continuar el proceso voluntariamente, pero es el conocimiento del Plan por parte de Yo superior el principal motivo. Pero, en el fondo, el principal motivo es alcanzar la perfección para sacrificarse por los demás.
            Renacimiento es progreso y desarrollo del carácter, progreso porque, aunque una persona se haga “mala” hasta cierto grado en una vida, el resultado del Purgatorio siempre aporta beneficio; y carácter porque es el resultado de las experiencias de todos los renacimientos. Pongamos algún ejemplo: Una persona poco evolucionada que solo piensa en sí mismo, es egoísta y está dominada por los deseos, vicios y pasiones, siempre estará creando pensamientos de esa naturaleza. Esos mismos pensamientos (como ocurre con el obseso) siempre estarán con él a la vez que ellos mismos le incitan a crear más pensamientos de la misma naturaleza e incluso a actuar según los mismos. Si no existiera el Purgatorio, cuando esta persona volviera a renacer lo haría con las mismas tendencias y tendría que formar su molde etérico (y especialmente el cerebro) con los éteres cuya vibración se correspondería con los hechos de su última vida. Renacería de unos padres cuya genética estaría relacionada con las limitaciones que la Ley de Consecuencia le traería en esa vida y, por tanto, su Alma poco podría ayudarle. Pero el efecto del Purgatorio, así como el del Cielo, se graba en la conciencia y, aunque nazca con un karma duro que afrontar en su destino, el Alma siempre podría hablar y, en el caso de no ser así porque su karma le afecte a la mente, el resultado de esa otra vida siempre sería importante para su progreso. De esta forma  vemos como es el pasado quien crea en mayor medida el futuro pero siempre se pueden dar pasos a favor del desarrollo espiritual personal.
            Por el contrario, si una persona es altruista, fraternal y siempre está planeando o trabajando para ayudar a los demás, sus pensamientos inclinarán a aumentarán esos hechos. Cuando muera no pasará por el Purgatorio sino que irá directamente al Cielo donde grabará en su conciencia el resultado de toda esa felicidad quedando así como tendencia para el carácter de la próxima vida. El cuerpo etérico se formará con materia de una más elevada vibración y renacerá en el seno de una familia donde encuentre oportunidades para desarrollar  en mayor grado esas tendencias, formando así un carácter más elevado. El carácter benévolo de su anterior vida le facilitará un cuerpo y un cerebro que le permitirá poder hacer buenas obras y poder escuchar más claramente la voz de su conciencia lo que, en definitiva, es progreso. De esta forma, vida tras vida y victoria tras victoria se va formando el carácter que puede diferenciar a una persona benevolente de otra malévola, es más, puede diferenciar a un cuerpo donde la persona sufre de otro de gran belleza, moralidad e intelectualidad.
            Ha habido casos en que una persona ha recordado hechos de su vida pasada, sobre todo en el caso de los niños. Hay otros en que una persona en estado de trance o sonambulismo ha hablado una lengua de la que no sabía nada en su vida presente, otros de personas que recuerdan (y se ha comprobado) donde vivieron y murieron en otra vida, en definitiva, que recuerdan algo que nada tiene que ver con su vida actual. Por lo general, la mayoría de las personas no recuerdan nada de sus anteriores vidas por las razones que más adelante explicaremos, pero cuando el desarrollo espiritual es elevado, ocurre exactamente igual que nos ocurre a todos cuando son despertamos, es decir, que no hemos olvidado lo que hicimos ayer. La noche entre dos días es lo mismo que el tiempo entre la asimilación de las experiencias de la vida pasada y la preparación de la futura, pero cuando la persona de elevado desarrollo tiene continuidad de conciencia se acuerda perfectamente de su anterior vida.
            Ese es el motivo que marca la diferencia entre la naturaleza animal y la humana, un animal vive con las mismas características de su especie, con los mismos instintos y hábitos, sin desarrollar una vida social como lo hace la humanidad. Su herencia es solo física y no acumulan internamente la experiencia como lo hace el hombre a través del renacimiento y respecto a lo social, moral e intelectual. El hombre ha creado el mundo en que vivimos gracias al desarrollo obtenido en sus anteriores vidas, pero el animal no ha podido crear nada de eso porque su progreso sólo se aplica al paso de una especie a otra. Mientras que el animal acumula las impresiones recibidas del exterior en una raza porque esa vida aún no se ha individualizado y no tiene autoconciencia, el hombre acumula la esencia espiritual de sus experiencias en cada nuevo renacimiento. Un animal no puede responder a las sugestiones morales e intelectuales pero un individuo sí gracias a su Yo superior. Pero, como sabemos, eso solo ocurre a partir de cierta cantidad de renacimientos ya que, en sus comienzos, el ser humano tenía una conciencia similar a la de los animales.
            ¿Qué puede dar explicación, sino el renacimiento, al hecho de que una gran Alma renazca en una familia de baja moral e intelectualidad? Esa gran Alma puede tener un enorme parecido a sus padres o hermanos como efecto de la genética, pero el aspecto o carácter interno es sólo suyo como fruto de su pasado y nada tiene que ver con las Almas que hacen de padres o hermanos. ¿Qué hace que una persona se convierta en un genio viniendo de padres humildes y de poco desarrollo intelectual? ¿Qué hizo que Mozart compusiera e interpretara esas sinfonías y esa música delicada y melodiosa sino las experiencias en ese mismo campo en sus vidas pasadas? Mozart nació de padres músicos porque necesitaba unos genes que le facilitaran determinadas cualidades físicas como son los dedos y el oído, pero Mozart expresó y demostró conocimientos y habilidades instintivas que nadie le había enseñado. Un niño puede ser educado y puede asistir al colegio como otros muchos, pero no todos pueden ser genios porque pocas son las Almas que han progresado tanto en ciertas materias y en cierta cantidad de vidas. No todas las personas valen para ser monjas y no todas las monjas son capaces de hacer obras como han hecho algunas que han pasado a la historia ¿Qué es eso sino el fruto de varias vidas dedicadas a ayudar a los demás y al deseo de hacer mayores obras amorosas, altruistas y fraternales?
            Es fácil encontrar a personas muy inteligentes y morales en las religiones así como en el mundo del ocultismo, sin embargo y aunque muy similares en lo intelectual y en lo moral, muchos religiosos rechazarán la filosofía oculta y muchos ocultistas rechazan las enseñanzas de las iglesias. Unos abrazan la religión por la fe y porque se guían por el corazón y otros buscarán en la filosofía oculta porque se guían por la mente y buscan respuestas convincentes y no fe. ¿Y todo por qué? Porque lo que para uno es familiar por haber estado en contacto con esa materia en otra vida, para otro es extraño y prefiere buscar por otros caminos. Así el que en otra vida ha estado en contacto con alguna filosofía como esta, se sentirá inclinado irremediablemente a estudiar todos estos temas, pero el que en su desarrollo pasado no ha alcanzado aún este nivel, lo rechazará y preferirá creer en su religión aunque no comprenda ciertas cosas ni nadie sea capaz de explicárselo. La intuición es el reconocimiento de unos hechos practicados en otras vidas y, por tanto, es la expresión del Yo superior, así es que, la persona que intuitivamente percibe estas verdades, debe aprovechar esta vida para progresar aún más en su desarrollo intelectual y espiritual. Y el que no “reconoce” estas verdades hará bien en olvidarse de otras teorías y dogmas y en abrir su mente a este conocimiento que le puede hacer mucho bien tanto durante la vida como después de la muerte.
            Un ejemplo más para explicar lo que es el renacimiento y creer en él es cuando vemos que un niño nace de padres delincuentes, que viven en la pobreza, que están dominados por las pasiones animales y que apenas tienen moral ni discernimiento y otro niño que es todo lo contrario. El primero estaría condenado a delinquir por la propia genética, por la “educación” y por el ambiente donde se desarrolla; el segundo, de padres puros e inteligentes, tendría una educación que le traería una vida de placer y encaminada hacia el bien. Bien, si sólo hay una vida como afirman los que no creen en el renacimiento ¿Qué Dios puede hacer o permitir esto? Y si esto es, como dicen otros, el resultado de las fuerzas ciegas de la naturaleza ¿Con qué pruebas y causas se puede encontrar el hombre en cualquier momento de su vida? Es más, en el caso de los dos niños, el desvalido y condenado a esa vida de pobreza y sufrimiento, lo único que hará será crear odio y resentimiento hacia todo lo que le rodea y todo sin tener culpa de nada. Sin embargo, aunque el Renacimiento y la Ley de Consecuencia pueden llevar a alguien a ese mismo destino, la Justicia Divina siempre actúa como tal y siempre facilita medios para salir y tomar el camino del bien. Las posibilidades bien aprovechadas se convierten en poderes y  elevadas tendencias en la próxima vida y esas tendencias bien trabajadas se convertirán en mayor desarrollo y nuevas posibilidades en la siguiente.
            También los que creen en un Dios personal tienen muchos motivos para meditar sobre esa absurda teoría, por ejemplo: Si Dios crea un Espíritu nuevo para cada nacimiento quiere decir que ese Dios debe estar pendiente de toda la humanidad cada vez que practica el sexo para hacer que nazca un niño. Ese mismo Dios en el ejemplo anterior de los niños sería verdaderamente malvado. ¿Y para qué crearía ese Dios un mundo como este si cuando nace por su voluntad un genio y muere al cabo de unos años no permite que renazca para que su genio sea de gran ayuda a la humanidad?
            El renacimiento es lo que hizo que se crearan razas para que las Almas pudieran manifestarse en cuerpos cada vez más flexibles y adaptados al progresivo desarrollo interno. Cuando un Alma ha renacido cierta cantidad de veces en diferente sexo y época y ya no puede extraer más beneficio de esos cuerpos de raza, entonces renace en otra nueva. Esta es la explicación de porqué, (como en las especies animales) aunque la humanidad quiera impedirlo, una raza deja de ser fértil y termina por no poder tener niños.
            Si los cuerpos no se cristalizasen y, por tanto, fuésemos capaces de mantenerlos jóvenes y flexibles durante toda una eternidad no necesitaríamos renacer para aprender las lecciones que necesitamos y para desarrollar los poderes del Espíritu. Pensar que no existe el renacimiento es como pensar que construimos colegios, instituto y universidades para que los niños asistan un solo día a cada uno de ellos. Así pues, después de cada vida el hombre asimila lo aprendido y descansa a la vez que se prepara para continuar su aprendizaje en la vida siguiente como lo hacen los niños en el colegio día tras día. La sabiduría, el verdadero Amor fraterno y los poderes espirituales, no se pueden desarrollar en una sola vida. Un inventor puede crear con su imaginación la máquina más perfecta pero si no la construye y la pone en funcionamiento para ver sus fallos y corregirlos de nada sirve. Así mismo ocurre con el hombre, en su esencia espiritual es perfecto pero esa perfección está latente y debe ser manifestada y desarrollada aquí en la Tierra por medio del renacimiento en cuerpos físicos. Una persona puede planear la creación de una gran empresa y ver cómo funciona perfectamente en su mente, pero cuando la lleve a cabo es posible que encuentre fallos y errores que le pueden llevar a la quiebra, de ahí que la humanidad deba aprender también a ser perfecto en sus creaciones mentales.
            Como está escrito en el libro sagrado, Cristo alimentaba (enseñaba) a las multitudes con leche (parábolas) y a sus discípulos con carne (verdades ocultas) En todas las religiones ha habido una enseñanza exotérica para la multitud y otra más profunda para los estudiantes más avanzados que ya en otra vida se hayan acercado a esas verdades, de ahí la frase de Cristo a sus discípulos: “A vosotros os he dado a conocer los misterios del reino de Dios; más a los otros por parábolas.” Entre esos misterios estaba el del Renacimiento tal y como podemos ver en la siguiente conversación donde Cristo pregunta ¿Quién dicen los hombres que es el hijo del hombre?” Los discípulos responden “Algunos dicen que es Juan el Bautista; y otros Elías, y otros Jeremías o algún otro de los profetas.” Si esta respuesta hubiera extrañado a Cristo puesto que todos estaban muertos, se hubiera sorprendido y les hubiera corregido, sin embargo, su respuesta fue “Y vosotros, ¿Quién decís que soy?
            Otro ejemplo claro de la enseñanza del renacimiento por parte de Cristo es cuando refiriéndose a Juan el Bautista dice: “Éste es Elías.” O también esta otra: “Y si queréis recibirle él es aquel Elías que había de venir.” Luego entonces, Cristo está afirmando que el Espíritu que habitó en el cuerpo de Elías en ese momento lo hacía en el cuerpo de Juan el Bautista, frase que reiteró en el Monte de la Transfiguración cuando dijo “Ya vino Elías e hicieron de él todo lo que quisieron; y los discípulos entendieron que les estaba hablando de Juan el Bautista.” Pero la Biblia no solo muestra esta teoría en las palabras de Cristo y sus discípulos sino que también los sacerdotes judíos tenían este conocimiento, de no ser así no hubieran preguntado a Juan el Bautista “¿Eres tú Elías?” Por otro lado vemos en la Biblia que hay personajes que incluso antes de nacer ya tienen una misión encomendada y, si esto es así, es porque esas Almas están preparadas para llevarla a cabo, lo que sería  imposible si solo hubiera una sola vida porque ¿Dónde y cómo se han preparado y han aprendido esas cualidades que tienen que poner en práctica en esa determinada misión? Por ejemplo: Un Ángel predijo el nacimiento de Sansón y la misión que tenía de derrotar a los Filisteos; El Señor dijo al profeta Jeremías “Antes de que salieras del seno de tu madre yo te santifiqué y te ordene profeta de las naciones”; incluso a Jesús y a Juan se les asigna su misión antes de nacer.
            Desde el nacimiento del hombre como tal hace millones de años hasta nuestros días, el mundo físico ha sido transformado de materia bruta o virgen a ser utilizado de mil maneras según el hombre ha ido desarrollando su mente y su voluntad. Ese mismo desarrollo que ha transformado al hombre prehistórico en lo que hoy somos ha hecho que cada individuo sea un mundo respecto a su carácter, sentimientos, forma de pensar y a que cada uno tenga cierto grado de desarrollo espiritual. Cualquiera que quiera interpretarlo con una mente abierta tendrá que admitir que esto no hubiera sido posible si no existiera el renacimiento y la evolución del Espíritu en los cuerpos, si no fuera así cabe preguntarse ¿Para qué serviría lo aprendido en la Tierra en una sola vida si en el cielo no le es necesario?
            Como en cada vida evolucionamos en todos los sentidos y después en el Purgatorio grabamos el resultado de nuestros errores y en el Cielo hacemos lo mismo respecto a las virtudes, el resultado es que en cada vida rechazamos más el mal y sentimos el impulso de hacer el bien y de investigar y trabajar la materia física para un mayor progreso de la humanidad. De esta forma razonamos más, utilizamos la voluntad para que haya más paz y fraternidad entre los hombres y, por tanto, damos paso al Espíritu para que manifieste sus poderes en nuestro destino. Cada vez somos más responsables, más conscientes de lo que hacemos y nos dejamos aconsejar más por ese impulso espiritual interno. Si cada Alma que renace comenzara desde cero y al finalizar su vida ya no volviera a renacer, todo esto no sería posible. El propósito de la vida no es obtener felicidad y acumular riqueza sino experimentar para desarrollar cualidades cada vez más elevadas hasta conseguir identificarnos con nuestro verdadero Yo superior. La experiencia es el conocimiento de las causas que producen los actos y esto, junto al desarrollo de la mente y de la voluntad, son los motivos principales para que exista el renacimiento. Si no existiera el renacimiento ¿Qué utilidad tendría la vida? ¿Para qué luchar por nada? ¿Por qué una vida de felicidad en un cielo eterno debería ser la recompensa de una buena vida? ¿Qué beneficio podría producir una buena vida en un cielo donde todo el mundo es ya feliz? 

POSIBILIDAD DE VOLVER DESPUÉS DE MUERTO

            Antes de que se produzca la verdadera muerte se produce la salida o retiro del Alma junto al cuerpo etérico, de deseos y mental, un hecho que ha sido visto por muchas personas, esto produce la aparente inconsciencia o muerte, sin embargo, la persona está presente y es consciente de todo lo que ocurre y se dice junto al lecho de muerte. En ese momento suele producirse en la mayoría de las personas (y más si son jóvenes) una especie de lucha interna como efecto de la atracción que se siente por lo material y, por otro lado, en contra de la absorción o atracción que intenta hacer el Yo superior para su liberación del cuerpo físico. Hay dos centros ubicados en la cabeza y el corazón etéricos que tienen una relación muy íntima con el momento exacto de la muerte, es decir, con su desconexión. Pero, repito, aunque el moribundo esté inconsciente total o, como normalmente dicen, clínicamente muerto, se dan casos en que la persona vuelve a entrar de nuevo al cuerpo físico. Esto es particularmente cierto en guerras, accidentes, incendios, ahogamiento, etc., y prueba de ello es que hoy se consigue reanimar a algunas personas aparentemente muertas. A esto último conviene añadir los casos que se han dado de personas que estaban presuntamente muertas y que cuando han vuelto a ser conscientes han contado que han visto pasar su vida muy rápidamente y como una película. Por el contrario es más difícil que ocurra en las personas que mueren de muerte natural por la edad y en las personas que mueren después de estar mucho tiempo enfermas, sobre todo cuando no hay voluntad de vivir.
            Como ya se ha dicho, mientras el cordón etérico esté conectado al corazón no se ha producido la verdadera muerte, de ahí que Jesucristo resucitara a Lázaro diciendo: “No está muerto sino que duerme”. Está claro, por tanto, que una vez que el hombre pasa al Mundo del Deseo ya no puede utilizar su cuerpo físico, sin embargo sí puede manifestarse de diferentes formas desde las regiones inferiores del mismo o Purgatorio. Hay casos en que, por diferentes circunstancias, los familiares de un recién fallecido emiten intensas vibraciones de tristeza y desesperación y, como el hombre que está en el Purgatorio aún tiene su cuerpo mental, estas vibraciones le llegan y atraen su atención a la vez que le hacen sufrir recordándoles a ellos o algunos hechos concretos. Entonces, bien sea por medio de una persona sensitiva (clarividente) o bien gracias a un médium que le preste su cuerpo físico, podrá manifestarse por medio de la palabra o incluso de la escritura. Lo cierto es que en estos casos, el fallecido no obtiene beneficio alguno mientras que, por el contrario, sufre y puede retrasar su ascenso al Cielo.
            Al contrario de lo explicado en el párrafo anterior, puede ocurrir que sea la persona que fallece la que intente estar tan despierto y tan cerca de los que ama como para quedarse entre ellos por muchos años. Este podría ser el caso del avaro respecto a  sus riquezas o propiedades, o el del padre de familia que se cree imprescindible y piensa que su familia lo pasará muy mal sin él. Como estos ejemplos se podrían poner muchos más pero lo importante es saber que no debemos tener apego a nada y que debemos estar mentalizados para esa separación; lo que debería ser motivo para dejarlo todo resuelto de tal manera que beneficie a otros. Quienes están familiarizados con esta filosofía y se mueva en ambientes esotéricos y ocultistas, seguramente que habrá leído u oído contar que en alguna catástrofe alguien se salvó de manera milagrosa porque un ser luminoso se apareció e hizo tal o cual cosa. Casos así han sido escritos incluso en la prensa, pero eso no es motivo para pensar que es una persona fallecida porque, salvo en muy contados y excepcionales casos, no se puede hacer.
            Hay personas que por su desarrollo espiritual y porque pueden llevar varias vidas y muchos años practicando determinados ejercicios espirituales (ver mi libro “Métodos esotéricos prácticos para el desarrollo interno”) son capaces de salir conscientemente del cuerpo físico y se dedican a ayudar a las personas bajo la dirección de un Hermano Mayor o Maestro. A estas personas se les suele llamar Auxiliares Invisibles y son ellos los que, entre otras cosas, ayudan a las personas que pueden morir o mueren en guerras, catástrofes y en otros hechos similares. Estas personas pueden materializar sus manos con su voluntad porque su cuerpo o molde etérico está unido al físico por medio  del átomo simiente en el corazón y es este átomo el que, con su vibración, atrae las partículas o átomos físicos. Pero en el caso de una persona fallecida no lo puede hacer porque nada más morir, el Alma se lleva el átomo-simiente donde está grabada su vida para extraer el beneficio de ella. Por consiguiente, los casos en que una persona puede materializar, por ejemplo, una mano, son casos como el de la madre que deja a sus niños pequeñitos en la Tierra y en un momento dado pueden morir por alguna circunstancia. Estas madres se pueden pasar muchos años junto a sus hijos con la única intención de protegerles pero no pueden hacer ese milagro que ni ellas mismas saben cómo se produce, salvo en esos momentos y por medio de un amor intenso y una gran desesperación por salvarles.
            Otros casos muy diferentes  son los que ocurren con las personas poco evolucionadas y, por tanto, de poco discernimiento. Estas personas están dominadas por sus deseos, pasiones y lujuria mientras viven, ocurriendo entonces que cuando mueren se quedan muchos años apegadas a su tribu y lugares donde han estado. Algo similar ocurre con los terroristas o gente malvada que son ejecutados o que mueren pronto, muchos de ellos se dedican a intentar que otros hagan mal; y lo mismo respecto a una persona con remordimiento y a los magos negros, alcohólicos, etc. Algunos de ellos son los que han conseguido asustar a las personas que, sin saber el peligro que conlleva, practican la oui-ja o el espiritismo. Para estas personas que en su vida han sido verdaderamente malvados sí existe ese lugar que la iglesia menciona como “infierno”; no por las llamas sino por que sufren todo el mal que han hecho con creces. 
  
CAPÍTULO IV 

¿QUÉ OCURRE EN EL MOMENTO DE LA MUERTE?

            Es posible que alguien se pregunte que si no recordamos la mayoría de los hechos del pasado ¿Cómo vamos a poder recordar y ver hasta los más mínimos detalles de nuestra vida pasada? Es cierto que vamos mirando a todos los sitios durante el día y si tuviéramos que recordar todo exactamente al acostarnos solo recordaríamos algunos detalles pero, si nuestros ojos fueran una cámara fotográfica o de video, entonces podríamos ver todo tal y como lo han visto los ojos aunque nosotros no hayamos prestado atención. ¿Por qué y cómo? Gracias a las vibraciones del éter que exteriorizan todas las cosas y que se quedan imprimidos en la cámara, por tanto, esas mismas vibraciones son las que hacen que se registren las imágenes en la memoria subconsciente.
            Desde que nacemos y hasta que morimos dando un último suspiro, inspiramos el aire (éteres) donde están las imágenes que nos rodean (éteres que también llegan a la retina) para oxigenar la sangre. Cuando estas imágenes en el aire llegan al ventrículo izquierdo del corazón donde está el átomo-simiente es cuando las imágenes se graban hasta en sus más mínimos detalles. Cuando en el momento de la muerte el átomo-simiente sale llevándose el panorama de la vida, el cuarto éter (reflector) relacionado con el subconsciente y el más cercano a la materia de deseos, hace de foco para que las imágenes se impriman sobre el cuerpo deseos que es el cuerpo que utilizamos durante la estancia en el Purgatorio y el Cielo.        
            Cuando dormimos estamos vivos puesto que nuestros cuerpos están vivificados por el hilo de vida que desciende de los mundos superiores. Por otro lado, también podemos considerarlo prácticamente muerto puesto que la conciencia está funcionando en otras dimensiones, unas dimensiones de las que el cuerpo no tiene conocimiento. Sin embargo, el cuerpo vive precisamente gracias a la vida que desciende desde el mundo donde se encuentra el Yo superior para manifestarse en él. Así es que casi podríamos decir que uno de los motivos por los que no hay que tener miedo a la muerte es porque morimos cada noche, es decir, la conciencia se desconecta del cuerpo físico para utilizar otros cuerpos, los cuales se expresan a través de lo que llamamos sueños. Las causas que originan los sueños son muy diversas según el plano donde se encuentre la conciencia y según sean los hechos y los seres que se estén viendo, pero como, por lo general, el hombre no es consciente de los mundos superiores no sabe traducir esas experiencias ni darles una forma exacta salvo que lo haga por medio del subconsciente. De ahí que yo manifieste ni opinión en contra de la interpretación de los sueños porque para, poder creerlos, el que lo interpreta debería saber dónde ha estado, qué ha hecho y con qué seres ha estado la persona.
            Hay que decir que las personas que “han vuelto a la vida” después de haberse caído desde una gran altura o de haberse ahogado o asfixiado (sin romperse el cordón plateado) es fácil que cuenten que han visto pasar el panorama de su vida en unos segundos. Esto es debido a que el cuerpo etérico también abandona al cuerpo físico como en la muerte pero sin romperse el cordón. La diferencia es que en estos accidentes la persona está inconsciente, y en el momento de la muerte y mientras se ve el panorama se permanece consciente hasta que llega un momento en que el cuerpo vital ya no puede más (como cuando nos vence el sueño) y la persona queda dormida para despertar en el Mundo de deseos: A este hecho de pasar de la inconsciencia a la luz del  Mundo de Deseos hay quien lo interpreta de la siguiente manera “pasar por un túnel al final del cual hay luz”. Cuando algo perturba la paz que necesita el recién muerto para centrar su atención en el panorama y para que la grabación sea perfecta en el cuerpo de deseos, no se cosechan correctamente los frutos de las experiencias de la vida pasada, por tanto no aumentará su “voz de la conciencia” ni el incentivo para hacer el bien en la próxima vida; pero esto, como en toda la ordenación de los mundos y leyes, está previsto y se da una solución.
            Según se va acercando la hora de la muerte natural, la persona siente como va perdiendo la conciencia del mundo físico, es decir, cómo se van apagando los sentidos, pero en muchos casos y a  la vez que pierde esa conciencia, va adquiriendo una nueva conciencia que le permite ver y oír lo que ocurre más allá del lugar donde se encuentra. Esa clarividencia y clariaudiencia es la que en muchos casos también les permite ver y hablar con amigos o familiares fallecidos no hace mucho tiempo. En el momento de la muerte sale un destello de luz brillante, gris azulada, por la cabeza Y a partir de que el cordón plateado se rompe en el corazón (como se menciona en Eclesiastés 12) se para el corazón y el hombre sale con su cuerpo etérico del físico para quedarse encima de éste hasta haber pasado revista a la película de su vida; hecho muy importante porque todo lo que ocurra en los mundos invisibles hasta su nuevo nacimiento, dependerá de ese panorama. Según el predominio de los hechos buenos y malos en el panorama, corresponderá determinada región del Mundo de Deseos. Cuando el cordón se rompe y el átomo simiente se retira del corazón a través del nervio neumogástrico y de los ventrículos para salir por la sutura parietal y occipital del cráneo, todos los éteres que componen el cuerpo etérico se separan de los átomos físicos por medio de un movimiento en espiral. Al salir el Ego del cuerpo retirando la vida, las células quedan libres, actuando de forma independiente y dispersándose hasta que se desintegran.
            Si bien es cierto que en el momento de la muerte se pierde la conciencia durante el tiempo que dura la revisión del panorama de la vida, en las muertes por accidentes, en guerras o simplemente porque le han interrumpido y no ha podido concentrarse, no se efectúa la grabación en los éteres superiores y por tanto tampoco en el cuerpo de deseos. Por consiguiente, no hay experiencias que llevar al Purgatorio ni al Cielo, así es que no pierde la conciencia pero tampoco recoge el fruto de la vida ni las enseñanzas que debió aprender. Lo que ocurre en estos casos es que hacen que ese Ego renazca de nuevo en pocos años para hacerle morir en la infancia y, como conserva el cuerpo de deseos y el mental porque aún no se han formado ni nacido en esa vida, pasa directamente al Cielo, (en un plazo que no suele pasar de unos veinte años) donde aprenderá todo lo que perdió en su anterior vida. De esta manera alcanza el nivel que le corresponde en la evolución.
            Además de entregar a la naturaleza la materia que nos prestó para que pudiéramos adquirir experiencias y para elevar la conciencia, en el momento de la muerte ocurre lo siguiente: Primero, que el dolor va desapareciendo progresivamente de las células las que, a su vez y de acuerdo a una acción del Ego, coagulan la sangre; y Segundo, que según aumenta la coagulación el corazón trabaja más lentamente hasta que la propia coagulación le paraliza. Pero todavía hay vitalidad en las células y aun se tiene que hacer un registro y recopilación de la vida antes de que ocurra la verdadera muerte del cuerpo físico, es decir, la liberación del Alma. Después de la recopilación el Ego se ve envuelto por un silencio mientras que, por lo general, está en compañía de Ángeles; a partir de ahí podríamos decir que ya no se identifica con el cuerpo sino con la mente.
            En el momento de la muerte, el moribundo va abandonando poco a poco el cuerpo y perdiendo la conciencia hasta entrar en un sueño de forma similar al estado en que se haya el feto en el vientre de la madre. Este momento también es muy importante porque si hay manifestaciones de tristeza o hechos similares, atraerán la atención del fallecido y éste intentará manifestarse ante ellos de alguna manera. Según algunos investigadores del proceso de la muerte en algunos enfermos cuya enfermedad les hacía sufrir, cuando abandonan el cuerpo físico muestran un gran alivio y felicidad en su rostro.
El tema del renacimiento es cada vez más atractivo para muchas personas y dentro de este tema no cabe duda que lo que más curiosidad despierta es lo que ocurre después de la muerte. Hoy hay cada vez más maestrillos y personas de oriente que nos inundan con versiones; otros muchos españoles leen cuatro libros de autores poco o nada reconocidos en el mundo del ocultismo y montan una escuela donde imparten mil enseñanzas o incluso enseñan a “desarrollar poderes”; y otros más ignorantes aún, van diciendo que son clarividentes, que curan y que tienen experiencias en el mundo astral. Lo cierto es que, creíble y digno de ser leído no hay mucho, pero los que verdaderamente tuvieron esas facultades dejaron una enseñanza muy razonable (dentro de las posibilidades) científica y verdadera como es el caso de Max Heindel de la Fraternidad Rosacruz.
            La versión más común sobre lo que ocurre después de la muerte, además de los que dicen que no hay nada, es que se va a un mundo bello, misterioso, tranquilo, donde nos encontramos con nuestros seres queridos que se marcharon antes y donde no necesitamos nada. Pero la verdad es que es mucho más complicado que eso y, aunque sí tiene esa parte positiva, también hay que pensar que, si hemos tenido experiencias y han sido buenas o malas, tendrán que servir para algo.
            En las muertes más comunes como es en la propia casa o en el hospital, la persona siente cómo va perdiendo progresivamente sus sentidos o, como se suele decir, cómo su vida se apaga. Pero lo mismo que el recién nacido va perdiendo su conciencia de los mundos invisibles a partir de que nace y va desarrollando los sentidos físico, así también el moribundo suele despertar la conciencia de esos mundos y puede ver y oír muchas veces lo que sus sentidos físicos no serían capaces de hacer. Por otro lado, hay casos en que el intenso deseo y amor o la fortaleza de voluntad han hecho que esa persona se apareciera justo antes de morir ante alguien muy especial para ella. Hay incluso otros casos en que el moribundo cree ver a su lado a algún ser querido o a alguien conocido, pero esto no siempre es  exactamente así. Hay quien opina que en el momento de la muerte normal se cae en una especie de trance o sueño donde se fortalecerá para su nueva etapa o vida, dudo que sea así puesto que se ha liberado de una pesada carga que le ataba al mundo físico. Sin embargo, sí debería de haber una gran tranquilidad y silencio por parte de las personas que rodean al difunto porque en ese momento está haciendo un trabajo en el que necesita paz para concentrarse en él.
            Aún así, el alma de esa persona no siempre es capaz de estar en paz o de concentrarse porque, de forma parecida a lo que a muchas personas les pasa cuando tienen serias preocupaciones o problemas que no le dejan dormir, así mismo una persona que sabe que ha muerto se puede ver inundada por muchas cosas de las que deja y que piensa que sólo ella lo puede solucionar. También, cómo no, le puede perturbar el amor que siente por las personas que deja, o el odio hacia otros e incluso secretos que nadie sabe y que desearía contarlos. Todo dependerá de lo consciente que sea de que ha muerto o incluso de si alguien está a su lado para decírselo y explicarle que debe relajarse. La ayuda en estos casos y para estas personas es que tarde o temprano le llegará un auxiliar invisible que le explicará lo que ocurre.
            Alguien pensará que esto no tiene sentido puesto que solo conocemos el mundo físico ¡no es cierto! Cada vez se dan más casos y, por tanto, más motivos para pensar que hay otros mundos o estados de conciencia porque, en realidad, la muerte es la transición de un estado de conciencia a otro como lo es el sueño, el hipnotismo o el sonambulismo. En la medida en que tengamos enfocada la conciencia en el mundo físico así tendremos hecho un concepto sobre la muerte, de ahí que leer este libro con una mente abierta puede cambiar ese concepto y empezar a ver la Verdad.
            Si nosotros no necesitáramos dormir podríamos decir que no existe el sueño, así mismo, si no hubiera un estado de conciencia como el que hay en el mundo astral estaríamos siempre despiertos y con la conciencia en el mundo físico, pero como hay otros estados de conciencia, nuestra naturaleza nos hace ir a ese mundo cada noche para reconstruir el cuerpo físico y para reponer la energía vital que hemos gastado durante el día. ¿O no morimos cada noche en el mundo físico, como conciencias, cuando nos dormimos y no tenemos conciencia de este mundo material? ¿O no es una muerte para esa conciencia cuando una persona está en coma durante un tiempo? ¿Sabe alguien dónde se encuentra esa conciencia mientras duerme o está en coma? Puesto que sabemos que existen muchas cosas invisibles y que, por tanto, no son físicas ¿Por qué no pueden estar esas conciencias en ese mundo etérico e invisible a nuestros ojos? La única diferencia es que cuando ocurre la muerte el hilo magnético por donde fluyen fuerzas vitales se rompe y, entonces, la entidad consciente ya no puede volver a entrar en el cuerpo físico. Mas que incredulidad casi podríamos hablar de miedo a la muerte. La incredulidad puede tener mucha fuerza pero es peor el terror a lo desconocido, a la desintegración, al infierno, a no querer abandonar a nuestros seres queridos e incluso al hecho de aferrarnos mucho a la vida y a lo material.
            Pero en realidad, la muerte no existe, y esta transición puede ser más o menos dolorosa dependiendo del apego a lo dicho anteriormente o, como mucho, en los casos de muerte violenta porque la ignorancia nos hace pensar o ver lo que en realidad no es tal. Para los muy desarrollados la muerte no existe porque son conscientes de este mundo y del de los muertos y para los que, como yo, creemos en la vida después de la muerte, no existe el miedo, sino la tranquilidad de que hay una continuidad después de abandonar el cuerpo físico. Sin embargo, pobres de aquellos egoístas, materialistas, avaros, terroristas, viciosos del sexo …., porque esos tendrán que pasarlo mal hasta superar sus defectos y a continuación pasar por las regiones del Purgatorio. Hay un caso un poco fuera de lo común respecto al estado de conciencia de cada uno, y es que el materialista incrédulo que no ha hecho mal a nadie no sufrirá en ese aspecto pero se encontrará en un plano donde nada existe porque eso mismo es lo que  él ha pensado y de lo que está convencido. En sentido general y para casi todas las personas, después de la muerte siguen siendo conscientes de todo lo que les rodea y siguen reconociendo a las personas que conocían (lo que no ocurre en los poco evolucionados porque caen en una especie de letargo) mientras que el más avanzado sigue haciendo los trabajos espirituales que hacía por las noches cuando tenía cuerpo físico.
            El momento de la muerte es similar a cuando nos quedamos dormidos, no se siente dolor físico porque la atención está concentrada en los mundos invisibles aunque aun sea consciente de que está en el mundo físico. Durante unas horas se encuentra como en una especie de ensueño pero feliz de no sentir la carga de su cuerpo físico y de sus malestares; una vez  cruce el umbral y se encuentre en el Purgatorio todo dependerá de la vida que haya llevado aquí en la tierra. El que ha sido dominado por su cuerpo de deseos (pasiones, vicios, etc.) tendrá que sufrir intensamente por no poder satisfacer esos mismos deseos intensos. La misma ansia por disfrutar de los placeres terrenales serán su purgatorio puesto que no están a su alcance y esto será así hasta que esos deseos y ansias se agoten por falta de complacencia; lo que no es un castigo sino una consecuencia que no se puede eludir. Sin embargo, los que creen en el castigo del infierno eterno sufren porque ellos mismos se torturan esperando a que suceda; gracias a que hay seres que les auxilian su sufrimiento dura poco.
            Lo mejor es morir lentamente en la cama porque los que mueren repentinamente se ven en otro mundo totalmente desconcertados. Si, además, la muerte es por accidente, suicidio o asesinato es peor porque se ven atados a la tierra hasta que llegue la fecha en que debía ser su muerte natural. En el caso del suicida así como los que pierden la vida por sobredosis de droga u otros hechos voluntarios, no solo sufren las mismas necesidades que cuando estaban vivos sino que, además, no pueden eludir el motivo por el que lo hicieron. No es necesario repetir que cuando condenan a muerte a alguien, además de no poder controlarle, lo que hacen es liberar a una persona que odia a la sociedad, que busca venganza, y que se comporta como un tentador ante otros vivos de su misma ideología. Los que en vida solo se han preocupado por ir a la moda, por divertirse y por sus negocios, en vez de interesarse por la vida superior, lo artístico y lo espiritual, llevan una vida monótona y desdichada hasta que se dan cuenta de que necesitan buscar y desarrollar algo superior. No es lo mismo dedicar el tiempo libre a consumir y a crearse malas costumbres y vicios que dedicarse a la música, el arte, la poesía, a disfrutar de la naturaleza o a cualquier otro aspecto devocional. Lo que perdura después de la muerte como ideales elevados se convierte en ayuda para el desarrollo, pero lo que atrae al hombre hacia la tierra le hace sufrir y le atrasa en su  ascenso a través de los mundos espirituales.
En el momento de la muerte el silencio es imprescindible para que la persona se vaya recuperando, para que recopile su verdadero ser y para que vaya abandonado todo lo material lentamente y pueda elevar su conciencia con la ayuda de los Ángeles. Los que se introducen en el mundo de lo esotérico y comprenden esta filosofía saben que deberíamos morir cada día, es decir, deberíamos tener menos apego a lo material y no dejarnos llevar tanto por los sentimientos y deseos animales. Hay que dejar ya en vida lo que no nos será necesario allí, cuanto más vivamos en todas esas cosas más tardaremos en pasar al otro mundo y más difícil se nos hará la adaptación allí.
En el momento en que el Ego se pone en “contacto directo” con la personalidad a modo de atenderla, ésta última comienza a ver el panorama de su vida pasada comprobando así que el tiempo no existe en las regiones superiores. En esta visión y grabación quedan guardadas las experiencias que estaban en el cuerpo físico y que servirán para extraer la quintaesencia de la vida gracias a la estancia en el Purgatorio  y en el Cielo. Pero ese contacto del Alma con la personalidad no es simplemente para llevarse la grabación de la película sino para llevarse el átomo simiente del cuerpo físico, también llamado “Libro de Dios” porque en él está la quintaesencia de todas las vidas físicas vividas en el pasado. Y lo mismo que según se vayan abandonando los cuerpos se irá recopilando el átomo simiente de ellos, así ocurre con el físico puesto que, al fin y al cabo, es casi  el más importante puesto que las vidas futuras estarán mayormente en él para ver las necesidades de desarrollo y el karma de ese Ego. El átomo simiente del cuerpo vital guarda la estructura vital del cuerpo etérico y la experiencia que servirá como base para el futuro cuerpo etérico, y lo mismo respecto al cuerpo de deseos donde está el desarrollo obtenido respecto a los deseos, sentimientos y emociones, y el átomo simiente mental. De todos ellos se extraerá el beneficio de las experiencias y del proceso purgatorial y celestial para preparar la futura vida llena de nuevas experiencias, posibilidades y medios; pero también con sus tentaciones, pruebas y sufrimientos como karma (deudas) maduro.
Existen unos Ángeles encargados de ayudar a los humanos en el momento de la transición de este mundo a los superiores. Al igual que en el nacimiento, la madre y las circunstancias pueden ayudar o entorpecer. En la muerte natural, tanto en los domicilios como en hospitales, hay Ángeles que administran esa paz o “anestesia” necesaria para que esa persona no sufra cuando se desconecta de su cuerpo. Pero cuando hay mucho miedo a la muerte o ésta se produce por un accidente o por violencia, la labor de estos Ángeles no tiene el mismo resultado. El conocimiento oculto ayuda en este proceso para que el difunto esté predispuesto y se abandone a estos Ángeles y a otros seres humanos que también colaboran; el fin de esa labor es que tenga confianza y seguridad en esos seres. Después vendrá el sueño pacífico y placentero para algunos, aunque no para los más desarrollados.
            La labor de estos seres es hacer que vayamos perdiendo la conciencia del mundo físico y que tomemos conciencia de los mundos superiores y de nuestros nuevos vehículos. Aunque cada noche visitamos estos planos, no estamos familiarizados ni capacitados para funcionar allí como lo hacemos aquí, pero eso no debe de preocupar a nadie porque allí siempre encontramos a otros seres queridos o a personas preparadas y dispuestas para darnos la bienvenida y explicarnos muchas cosas. En esos momentos toda ayuda desde la tierra será beneficiosa para el difunto y mucho más las misas y oraciones que se puedan hacer. Al cabo de un tiempo se comienza a experimentar el purgatorio de una forma similar a una cuarentena pero a intervalos para que a cada sufrimiento le siga un descanso o momento de reflexión. Los que aún estamos aquí debemos tener un concepto claro de todo esto y pensar que nuestros muertos están tan bien como cualquier otro familiar que viva en un país lejano; nosotros debemos enviarles todo lo mejor y tener confianza en que lo recibirán y nos lo agradecerán.
            La muerte es la pérdida de los sentidos pero no de la conciencia de sí mismo, y la prueba es que cuesta convencer a algunos de que han muerto, es más, los que no saben que han muerto reciben un fuerte shock cuando descubren que pueden atravesar las formas que ellos creen que son sólidas o cuando hablan a alguien y no les contesta.
En el momento de la muerte, la vida o hilo dependiente del Yo superior que se convierte en personalidad, junto al cuerpo vital, se retiran pasando por el corazón para llevarse el átomo simiente para futuros cuerpos, desde ahí pasan al cerebro para, por último, salir por el punto de empalme de las suturas parietal y occipital; esa vida individual y el átomo simiente permanecerán junto al Yo superior hasta un nuevo renacimiento. Una vez que el Ego y la vida abandonan el cuerpo físico ya no queda nada de ese ser en el cuerpo físico, solo las células que quedan libres y comienzan a dispersarse y desorganizarse porque ya no hay control por parte del Ego sobre ellas, como consecuencia se desintegra. Ese cuerpo está muerto como organismo pero más vivo que nunca por la acción de los millones de vidas individuales y diminutas que hay en él.
El cuerpo etérico o vital, que es el que anima o vitaliza el físico, cuando se separa de ése a la hora de la muerte puede ser visto por los clarividentes como una forma de color violeta claro por encima del cuerpo físico y unido a él por un hilo a cordón delgado de materia etérica; cuando este hilo se rompe es cuando se produce la verdadera muerte. Este cuerpo se va desintegrando a la par que el cuerpo físico y permanece cerca de él atraído por el espíritu de la tierra; de ahí que el espectáculo de un cementerio sea poco atractivo. Sin embargo, cuando se practica la cremación los éteres de ese cuerpo, así como los átomos del cuerpo físico, quedan libres y vuelven a ser parte de su mundo al cual incorporan su experiencia, lo que aumentará el desarrollo de la materia de ese mundo y más aún a los cuerpos que en un futuro la utilicen.
Pero claro, en el momento de la salida del cuerpo, irremediablemente deben producirse algunos sucesos que afecten a la circulación sanguínea, al sistema nervioso y al sistema endocrino. Así es que se sabe que los impulsos procedentes del Alma y que comunican el cerebro etérico con el sistema nervioso etérico cesan para preparar la salida del cuerpo. En segundo lugar parece ser que como reacción a esta llamada de la muerte, el sistema glandular afecta al corazón lo que,  su vez, se refleja en el cerebro. Esto es, al fin y al cabo, el inicio del aflojamiento o separación del sistema nervioso y las extremidades hacia el lugar donde se realizará la salida. Sin embargo, lo mismo que decimos que una persona apegada a los placeres de la tierra se siente atraída por ella, también en el momento de la separación el espíritu de la tierra, la vida de la sustancia atómica, contrarresta el tirón que ejerce el Alma para separarse del cuerpo físico. Es entonces cuando el apego o no a lo físico juega un papel importante. Así es que los que son conscientes de este proceso, los que mueren por vejez y los que están tranquilos ante la muerte suelen despegarse y salir fácilmente, pero los jóvenes apegados, algunos enfermos y otros hechos similares, se apegan conscientes y voluntariamente a la vida y tardan más en dejar el cuerpo. Solo cuando la muerte es inevitable es cuando suele durar muy poco la salida.
Por lo general y nada más morir, la persona se encuentra en un profundo océano de luz donde su energía está fuera de control, sobre todo porque no sabe lo que sucede. En esos momentos se siente llevado de un lado para otro por las corrientes de fuerza de los diferentes mundos porque afectan a sus cuerpos, incluso se dejan llevar por las corrientes emocionales de las personas que manifiestan su dolor cerca de ellos. Pero  cierta clase de Ángeles y auxiliares también suelen encontrarse en ese lugar para indicarle el camino que debe seguir, un camino de luz por el que puede moverse a gran velocidad por muy impedido que haya estado antes de morir. Al contrario de lo que se piensa que la muerte es la aniquilación de la conciencia, después de la muerte, la conciencia surge de sí misma y recobra los valores formados gracias a la experiencia espiritual que haya tenido.
Si no se molesta al recién fallecido, su cuerpo etérico tendrá una imagen como de estar dormido pero en realidad no es así porque, desde la última pulsación de su corazón hasta que la última vitalidad y calor no abandonan el cuerpo, ese Ego está visualizando su vida y aún está conectado el hilo de vida de la conciencia. La vida pasará en sentido contrario al vivido pero en esa grabación no se escapa nada, los cuadros y los sucesos pasan aunque parezcan olvidados y todo con el fin de que el Ego vea primero los efectos y luego las causas de las cosas que hizo. Esta película es muy importante porque servirá de base para extraer el beneficio de la vida, y cuando más se perjudique al Ego, menos se concentrará y menos, por tanto, experiencias positivas podrá sacar de ellas, lo que disminuirá los beneficios de la próxima vida.
Cuando el Ego sale con el cuerpo etérico, aparentemente no tiene forma definida y es más bien como una especie de humo o vapor brillante, pero luego toma la forma de la persona. Su color violeta o azul claro destaca junto a la cara de tranquilidad que tiene la persona aunque poco antes tuviera una enfermedad dolorosa. A veces estando gravemente enfermos o incluso en estado de coma, estas personas pueden abrir los ojos o dirigirse a alguien con tranquilidad y felicidad, y es que, hay casos en que ven o se comunican con algunos seres queridos. No solo familiares y amigos íntimos que hayan muerto pocos años antes pueden estar junto a un moribundo enfermo que va a morir, sino que también a veces hay personas viven aún en un cuerpo físico y que se dedican a eso. Hay personas que han desarrollado la clarividencia y la virtud de salir del cuerpo de deseos después de vidas de servicio amoroso y desinteresado a los demás, algunas de ellas e incluso y sin haber contactado aún con un Maestro, pueden hacerse auxiliares invisibles porque su naturaleza y carácter va en esa línea y porque han creado un Cuerpo Alma.
Cuando se ha visualizado el panorama de la vida pasada es cuando el hombre cae en esa especie de sueño profundo que algunos han interpretado como un túnel oscuro, cuando en realidad es la transición del mundo físico al de deseos donde todo es luz y color. Desde ese momento el cuerpo etérico es un cadáver o cascarón, pero a diferencia del cuerpo físico, éste puede ser utilizado por un médium y manifestarse tal y como era y, aunque esto solo se puede hacer por un corto espacio de tiempo, no deja de ser magia negra. Cuando se ha abandonado el cuerpo etérico, el Ego, con su cuerpo de deseos y su mente pasará al Mundo de Deseos donde, lo que era su cuerpo de deseos de forma ovoide, toma la forma de lo que era el cuerpo físico. Aquí estará durante un tiempo y continuará haciendo las mismas cosas que en la Tierra sin saber que es innecesario porque, como se puede ver en la película “Más allá de los sueños”, la materia se maneja a voluntad y podemos ir a donde queramos por el simple hecho de pensarlo.
Hay casos en que una persona a punto de morir ha podido ver su vida como es el caso de personas que caen desde mucha altura o los que están a punto de morir ahogados. La película está en un átomo situado en el ventrículo izquierdo del corazón y ahí se ha estado grabando la vida desde la primera inspiración del nacimiento. Esta película se graba en ese átomo (como se han grabado todas las anteriores vidas) por medio de los éteres que introducimos con el aire y que terminan mezclándose con la sangre, es decir, como ocurre con la imagen que una cámara graba en el celuloide; el fin de la película es cuando se hace el último aliento.
Una vez grabada la película de la vida en los vehículos superiores se rompe el cordón etérico que une los cuerpos invisibles con el físico para  que éste se desintegre y vuelva a su origen atómico. El mismo “deseo” de nuevas experiencias que despierta de su sueño al Ego para que renazca es el mismo que ha puesto fin a la vida que había sido programada hasta, más o menos ese tiempo. El hombre ya no tiene cuerpo físico, quizás haya acortado su vida como ocurre por lo general, o quizás la haya prolongado si ha llevado una vida pura y de servicio u oración. Pero ahora se siente más libre, sigue sintiendo y teniendo emociones porque está centrando en su cuerpo de deseos, también sigue pensando como antes porque sigue teniendo su cuerpo mental y, por último, sigue bajo la influencia de su Yo superior actuando sobre diferentes chacras según sea el desarrollo del individuo. Pero no olvidemos que la muerte no se produce por casualidad, es un acto del Yo superior, del verdadero hombre cuya voluntad espiritual así lo hizo antes de descender  la nueva personalidad al mundo físico.
Según algunos ocultistas, (aunque yo tengo mis dudas) una vez roto el cordón etérico, el hombre puede salir del cuerpo físico por una de las tres siguientes salidas: Las personas poco evolucionadas y muy centradas aún en el cuerpo de deseos suelen salir por el plexo solar (en occidente son las menos); las personas que consciente o inconscientemente viven la vida espiritual, los hombres altruistas y de buena voluntad y los que comienzan en el sendero de aceleración del desarrollo interno, salen por el corazón; y las personas de tipo mental y los discípulos e iniciados en los conocimientos ocultos y espirituales salen por la cabeza.
Una vez fuera del cuerpo físico, el cuerpo etérico, que es idéntico al físico, está compenetrado por el de deseos y el mental destacando en su interior o en el centro de ellos una especie de luz como presencia del Alma. Entonces el hombre puede estar hasta varios días en esa situación y, por tanto, puede ser visible para los clarividentes e incluso para los que tienen cierta sensibilidad visual. De hecho, hay quien ha visto al Alma del fallecido en sus cuerpos invisibles encima mismo del cuerpo físico o del ataúd en una especie de sueño que no es otra cosa que el momento de la recopilación de la película de su vida. Una vez se ha hecho la grabación de la vida es aconsejable practicar la cremación por varias razones, primera por la higiene misma y segunda porque si el Alma no es muy desarrollada se sentirá atraída por el espíritu de la tierra y tardará más tiempo en desintegrarse lo que, queramos o no, es un lazo de unión con el hombre que se encuentra ya en el Mundo de Deseos. Cuando se quema el cuerpo y el Alma es muy adelantada, es el desapego mismo el que hace que el cuerpo etérico se desintegre y es entonces cuando el hombre queda libre unido a su cuerpo de deseos, a su mente y a su Yo superior.
El cuerpo de deseos es el gran tentador y cuanto más atrás en el tiempo más nos ha hecho caer en el aspecto animal y en las peores pasiones y deseos terrenales. Por tal motivo existe el Purgatorio que es el encargado (aunque al fin y al cabo ilusorio) de hacer que el hombre extraiga un beneficio de los males que cometió en su vida. El hombre debe conquistar la tierra y he ahí el motivo de que nos facilitaran un cuerpo de deseos donde también se originan los sentimientos y las emociones. Pero como en un pasado muy lejano, llamado época Lemúrica, nos dejamos dominar por él y despertamos las más bajos pasiones, fue necesario que nos facilitaran el germen de la mente para que, a través de la razón, venzamos el aspecto más bajo o animal del cuerpo de deseos. Por eso, el hombre, después de la muerte está centrado conscientemente y durante mucho tiempo en las regiones inferiores del mundo de deseos que es donde está el Purgatorio y en las superiores que es el Cielo. Desde la época Atlante hasta nuestros días hemos desarrollado la mente hasta un grado que no es suficiente para lo que debe ser su poder en un futuro. Mejor dicho, no hemos aprendido a utilizar la mente nada más que un poco y seguimos prefiriendo aún (la mayoría de la humanidad) dejarse llevar por el cuerpo de deseos, causa de odio, rencor, venganza, lujuria, envidias, etc. Por eso, nuestra actividad en el plano mental después de la muerte es mínima para, al final, quedar en una especie de sueño hasta un nuevo renacimiento. Por estos motivos, el átomo simiente más activo es el físico y el que menos el del cuerpo mental. Por eso somos más activos y más conscientes en el mundo físico y no en el mental pero, algún día, cuando no expresemos esos deseos y sentimientos bajos del cuerpo de deseos y expresemos los más elevados, el Purgatorio no existirá para nosotros y, como los niños, iremos directamente al cielo. Debemos ser conscientes de que, a mayor desarrollo espiritual menos tiempo y menos dolor en el Purgatorio. Los que solo viven para disfrutar de los placeres y de lo material, los egoístas que se aprovechan y perjudican a otros, los que disfrutan con el sexo, el alcohol y el tabaco, etc., que no les quepa la menor duda de que, además de que no les servirá para nada positivo, tendrán que dar cuenta de todo lo que han hecho y sufrir  todo el dolor que han causado.
En realidad, el proceso de morir se produce en los tres mundos en que el Alma humana está evolucionando. En el mundo físico y más común para nosotros porque es el que conocemos y del que somos conscientes dejamos el cuerpo físico; el abandono del cuerpo etérico que es el que ha facilitado la vida al cuerpo físico; el abandono del cuerpo de deseos después del Purgatorio y el Cielo; y, por último, el abandono del cuerpo mental para integrarnos, como siempre después de cada vida, con el Yo superior. Son esas regiones superiores del Mundo del Pensamiento donde ya se elimina la personalidad quedando solamente los átomos simiente de los cuerpos, la quintaesencia se une a todo el pasado de esa Alma en sus muchas y muy variadas vidas. Así es que los cuerpos se disuelven en el mundo de materia a la que cada uno de ellos pertenece y el hombre se disuelve en su propio Yo superior. Pero, téngase presente que cuanto más poder y uso de la mente se haga para imponerla y dominar el cuerpo de deseos, más conscientes podemos ser en el Mundo del Pensamiento, mientras que el que se ve dominado por  el cuerpo de deseos, será todo lo contrario y, por tanto, se irá retrasando cada vez más.
Las personas que viven la vida espiritual y saben utilizar la razón y el discernimiento no tardan en ser cada vez más conscientes en el Mundo del Pensamiento y de sentirse libre y contactar con los planos superiores del Mundo de Deseos. Hay que tener presente que el simple hecho de vivir cada día desarrollando la mente abstracta, trabajando por los ideales elevados, llevando una vida de oraciones y el hecho de desear llevar una vida mental y no pasional, hace que después de la muerte y ya en el Mundo de Deseos, nos desprendamos antes del cuerpo de deseos y seamos conscientes de ello. Esto facilita la unión y el trabajo del Yo superior. No es necesario decir que las personas muy evolucionadas no se enfrentan a la muerte ni les afecta como al común de la humanidad. Esto es algo así como si alguien fuera capaz de vivir sin necesidad de dormir, entonces diríamos que esa persona ha superado al sueño. Cuando una persona lleva varias vidas viviendo una vida espiritual (de servicio y amor al prójimo) llega un momento en que es contactado por un ser superior que ya no necesita renacer y que normalmente se le llama Maestro o Hermano Mayor. Entonces este maestro le explica que su dedicación y desarrollo espiritual ha despertado un poder interno que le capacita para ser clarividente y para ser consciente en los mundos invisibles y que él, a través de la iniciación, le ayudará a hacer que ese poder pase de ser latente a dinámico. Desde ese momento, esta persona tiene una continuidad de conciencia que hará que no necesite dormir para pasar a esos mundos y que, en el momento de la muerte, también sea consciente del abandono del cuerpo al que no volverá a entrar más.
Los que tienen varias iniciaciones pueden incluso intuir el día de la muerte y continuar su trabajo en el Mundo de Deseos. Son conscientes en sus cuerpos y pueden comunicarse a través del cuerpo de deseos y mental con sus seres queridos, aunque no exactamente como antes con los sentidos físicos. Pero para la mayoría de la humanidad, es necesario que comiencen por perder el miedo a la muerte y no monten escenas de histerismos pues la muerte es, al fin y al cabo, el medio por el cual el Alma se retira del cuerpo físico porque ha llegado el momento propicio y esto, queramos o no, es progreso y desarrollo. Lo mismo que no podemos considerar destrucción o muerte de un aula el hecho de que un alumno pase a otra aula superior, así tampoco es muerte el que la vida (el individuo) abandone su cuerpo para irse a otro de diferente y de más sutil materia. El abandono del cuerpo de deseos para pasar con solo el cuerpo mental al Mundo del Pensamiento no causa dolor ni malestar, al parecer solo se siente una especie de penetrar dulcemente en un profundo y feliz reposo; todo es bienestar, vitalidad y gozo. Después de nuestra estancia en el Purgatorio y en el Primer Cielo solo nos llevamos o nos queda los pensamientos más elevados y las aspiraciones más nobles como fruto de la vida pasada, y son estos precisamente, los medios que tenemos para familiarizarnos y percibir lo que para cada uno de nosotros son estos cielos superiores. 

DESPUÉS DE LA MUERTE

Cuando nos encontramos en el cielo parece como si nos sintiéramos impedidos por no tener ya el cuerpo físico pero no tardamos en darnos cuenta de que tenemos el resultado de todas las experiencias terrenales más la posibilidad de desarrollar muchas facultades que quisimos y no pudimos desarrollar en la tierra. Esto se consigue no solo por la facultad de manejar la materia de esos planos sino también gracias a la ayuda de los seres que allí habitan y evolucionan. Démonos cuenta de que nuestra vida (terrenal y celestial) procede de Dios y que ésta se manifiesta a través de nuestro verdadero Espíritu, el cual intenta inculcarnos lo mejor para que nuestras intenciones y deseos sean fruto de Su propia naturaleza. Desde ese punto de vista, nosotros, con nuestra voluntad y libre albedrío, nos convertimos en leyes y juzgamos nuestros propios hechos de acuerdo a la Ley de Dios, pero cuando nos desviamos y no escuchamos la voz de la conciencia estamos fuera de la Ley y las consecuencias son muy diferentes. Todo lo bueno que trabajemos y desarrollemos aquí en la tierra se convertirá en poderes en el Cielo. Es más, cuanto hayamos deseado y pedido con la intención de ayudar y obtener desarrollo espiritual pero que, a su vez, nos ha sido negado por nuestro propio karma, nos será concedido en el Cielo puesto que dicho karma terrenal no existe en el Cielo.
El Ego, el verdadero Yo, se mueve como un péndulo en la eternidad alternando su estancia como un renacido y quedándose sin los ropajes del renacimiento en los mundos espirituales donde ciertamente se encuentra en su hogar, en su realidad y fuera de la ilusión. Ese Ego o Alma, extrae en cada vida la esencia de sus experiencias en la Tierra y las va uniendo para adquirir sabiduría y tener la llave que le permitirá actuar como tal sobre la personalidad. Al mismo tiempo, el Ego desarrolla sus poderes latentes y se transforma en un ser divino, en el representante del propio Espíritu creado por Dios. Pero esto no se puede conseguir sin el renacimiento y sin la extracción de esa quintaesencia de las experiencias después de la muerte. Esto es como el actor que le conceden un óscar por su larga carrera interpretando muchos papeles y personajes siendo él un solo individuo (Ego) Nosotros tenemos la oportunidad de aprender infinidad de cosas en cada vida según el papel que nos toque interpretar, pero por muy rica que sea la vida en experiencias de nada servirá si no podemos extraer el beneficio después de la misma.
Pero como ya hemos dicho, no todas las personas están en el mismo grado de desarrollo ni todas desean pasar al más allá. En las personas verdaderamente malévolas que gozan llevando una vida de vicio y que se comportan más como animales que como humanos impidiendo así la expresión del Alma, no se produce la separación de los éteres superiores de los inferiores en el cuerpo etérico. En estos casos el cuerpo vital se une fuertemente al cuerpo de deseos, no permitiendo este lazo que ambos se separen. Estos seres practican los peores propósitos para poder conseguir cierto control sobre las personas que intentan dominar por medio del espiritismo; se nutren de los vapores de los alimentos y licores; actúan como vampiros entre los que se encuentran en su medio ambiente; se hacen pasar por seres espirituales; mueven objetos físicos gracias al endurecimiento del cuerpo vital; y, por tanto, son una amenaza para la sociedad.
Al cabo de un tiempo, estos seres pasan al Segundo Cielo pero como no tienen anhelos ni aspiraciones elevadas para la futura vida sino que solo desean volver cuanto antes para continuar con sus vicios y deseos materiales, solo están el tiempo imprescindible para crear el medio ambiente futuro y renacen mucho antes de lo normal. Pero esos cuerpos vital y de deseos entrelazados y endurecidos quedan en ese transcurso en las regiones inferiores y es posible que sean utilizados por algún salvaje de alguna tribu o por algún elemental; si no es así, se volverán a unir a su propietario a su descenso hacia un nuevo renacimiento.
Sabemos que después de la muerte y de asimilar o grabar la película de la vida, abandonamos el cuerpo físico y a continuación el cuerpo etérico llevándonos dicha película (guardada en el átomo-simiente de corazón) por medio del éter más elevado del cuerpo vital (reflector) que es el que se relaciona con el Mundo del Pensamiento y con la memoria de la naturaleza. De ahí pasamos al Mundo de Deseos con el cuerpo de deseos y la mente para, como ya veremos, purgar todo lo malo de nuestra vida y extraer todo lo bueno en el Cielo. Después abandonamos el cuerpo de deseos y con el cuerpo mental ascendemos al Mundo del Pensamiento donde nuestro Ego queda representado por su propia naturaleza triuna asimilando y uniendo todo el fruto de la vida para después de un gran Día de trabajo obtener el descanso o sueño merecido. Allí solo le quedan sus aspiraciones elevadas,  sus deseos puros y nobles y su conciencia o sabiduría de todas sus anteriores vidas. Ese estado de “sueño” mantendrá al Alma en un estado de equilibrio y paz profunda hasta que despierte porque sienta la necesidad de nuevas experiencias.
Todos sabemos que una cosa es la simpatía y otra el amor y la fraternidad entre las personas, y es eso lo que marca la diferencia entre la tierra y los Cielos superiores. El amor, la devoción y otros sentimientos elevados pertenecen al Mundo del Pensamiento, digamos que están más directamente unidos al Ego de quien son manifestados que a la personalidad terrestre, de ahí que cuando una persona ha pasado al Segundo Cielo sienta mucha más intensidad en su disfrute celestial que en el Primer Cielo del Mundo de Deseos, y también que haya una más íntima comunión entre los Egos que se aman. La duración y la cantidad y grado del disfrute celestial están marcados por los hechos terrenales, pero el lazo de unión y la comunicación entre dos Egos será siempre el resultado de la positiva que haya sido la relación en la Tierra puesto que aquí no existe la discordia, el resentimiento ni ningún mal sentimiento ni pensamiento.
            Para que un sentimiento, un pensamiento o incluso una aspiración tenga su efecto en el Cielo, éstos deben ser altruistas, es decir, una persona devota o un buen amigo tendrá su recompensa celestial siempre que no haya pasión, egoísmo ni exigencia de uno hacia otro. Veámoslo de otra forma, una persona que ama esperando algo a cambio o por egoísmo (lo que puede llevar a los celos) o el que da algo esperando recoger más, o el que pide a Dios egoístamente, no puede aumentar su desarrollo en el Cielo porque esos hechos no pasarán de las regiones inferiores del Mundo del Deseo donde se encuentra el Purgatorio. Sin embargo, el altruista sincero que actúa de corazón y con amor, sí lo hará porque las vibraciones de esos hechos, no se pueden retener en esas regiones sino que alcanzarán al Mundo del Pensamiento o Segundo Cielo.
            Nada podemos recibir en el cielo que no sea el resultado de lo que hayamos hecho con nuestros diferentes cuerpos aquí en la tierra. Con esto no me refiero solamente a los buenos o malos pensamientos y sentimientos, me refiero a que también a través de la cultura y el ocio, entre otros, podemos obtener adelanto en el cielo. La persona que estudia estas enseñanzas verá  (o se encontrará) más cerca de la Verdad en el Cielo; el pintor que intenta expresar sus sentimientos y lo que le sugiere su mente superior, verá la realidad en esos planos; el músico que desea expresar armonía, devoción y otros buenos sentimientos, vivirá internamente lo que es la música en su aspecto más elevado y espiritual. Todo lo que sea positivo y que desarrollemos aquí en la tierra, nos elevará la conciencia y el poder mental en los cielos; las aspiraciones se convertirán en facultades y la experiencia en sabiduría.
Lo mismo que los ancianos, por lo general, están satisfechos y no desean tener más experiencias nuevas después de tantas a lo largo de su vida, así mismo el Alma sin cuerpos en el Tercer Cielo, ya descansado y habiendo olvidado sus anteriores experiencias, siente la necesidad de descansar y fortalecerse durante un tiempo. Pero lo mismo que no podemos estar siempre acumulando experiencias porque también necesitamos analizarlas, ver que errores se han cometido para no volver a hacerlos y mantener el equilibrio; tampoco podemos estar siempre descansando sin sentir la necesidad de renacer para continuar con nuestro desarrollo. O sea, si queremos construirnos una casa, no podemos dedicarnos solamente a acumular materiales sino que tendremos que ir alternándolo con el uso de los mismos en la construcción. Así es que tan necesario es el descanso una vez abandonados todos los cuerpos como las experiencias en la Tierra, pero entre un hecho y otro está la asimilación de las experiencias después de la muerte, sin la cual no habría base para renacer.

INCINERACIÓN, EMBALSAMAMIENTO Y ENTIERRO

            Lo mismo que cada vez se pierde más el culto a los muertos, que ya no se suele llevar luto por un fallecido o que ya no se tiene al difunto en la casa donde se hacían esos espectáculos delante del mismo sino que se le lleva a un tanatorio donde está aislado; así mismo tiene que llegar el día en que desaparezcan los cementerios. Cada vez se practica más la cremación de los cuerpos y, si bien puede causar algún problema como a continuación veremos, lo cierto es que es una ayuda para que el Ego se libere totalmente de sus ataduras terrenales.
            Cuando se destruye el cuerpo por medio de la cremación también se desintegra el cuerpo etérico, lo que significa que se aniquila todo vestigio de esa persona para que su materia vuelva al depósito universal de donde procede. La cremación tiene la ventaja de que causa la liberación antes que cuando se entierra donde, primero, el Ego se va a sentir  atraído durante un tiempo, (según sea su naturaleza) en segundo lugar porque el enterramiento y putrefacción del cuerpo es totalmente antihigiénico y, en tercer lugar, también es aconsejable por que una vez destruido el cuerpo etérico o vital, el hombre no se sentirá atraído por él hacia la región etérica de la Tierra. Aunque no es común en occidente, he de decir que en algunos países y no hace mucho tiempo, (principalmente Sudamérica) los magos negros utilizaban los cuerpos etéricos de los fallecidos para sus fines egoístas.
            Cuando se entierra un cadáver se va descomponiendo muy lentamente y lo mismo ocurre con su cuerpo etérico que suele estar flotando sobre la tumba. Cuando el fallecido ha sido una persona que ha estado muy apegado a lo material, al sexo, a sus negocios, etc. enterrar su cuerpo puede ser una manera de tentarle para que intente utilizarle de nuevo; por supuesto que si el cuerpo se ha embalsamado será peor aún, no porque lo pueda utilizar, sino porque será una manera de retrasarle en lo que debe afrontar en su nueva vida.
            Como ya hemos dicho, no hay mejor ayuda para un recién muerto que mantener silencio a su alrededor y no hacer escenas que atraigan su atención porque está haciendo la recopilación de su vida. Es cierto que para los que estamos convencidos (y más para quien tiene pruebas de ello) de que esta enseñanza es real no tenemos fácil encontrar ayuda en muchos sentidos como por ejemplo en una intervención quirúrgica o autopsia puesto que la ley obliga a hacerla en determinadas circunstancias; lo mismo ocurre respecto a poder mantener el cuerpo en frío durante varios días. Por tanto son hechos pendientes de conseguir en un futuro próximo y cuanto antes mejor, pero para ello habrá que hacer presión o intentarlo de alguna manera. Esto es importante porque cualquier cosa que se le haga al cuerpo antes de que se rompa el hilo magnético será sentido por el Ego y no solamente le puede causar algún sufrimiento sino que también impedirá que preste la atención adecuada al panorama que está viendo.
            Según algunos ocultistas cuyas fuentes de información sobre este tema han sido Maestros orientales, afirman que con dejar el cuerpo 36 horas es suficiente para hacer la cremación pero que incluso con menos también vale porque no es necesario más para que el Ego se desconecte de sus cuerpos físico y vital y pase al mundo del deseo. Sin embargo, los Hermanos Mayores de Occidente afirman que el proceso de visualización y grabación de la vida pasada puede durar hasta tres días y medio dependiendo del tiempo que esa persona pudiera aguantar sin dormir si aún viviera.
            La importancia, y al mismo tiempo gravedad del asunto, estriba en que esa película que debe ser grabada en el cuerpo de deseos (cuya materia pertenece al mundo de deseos donde se encuentra el Purgatorio y el Cielo) debe servir para extraer el mayor beneficio de la vida pasada. Por consiguiente, cuanta mayor atención mejor grabación y cuanta más concentración mejores y más fuertes serán los resultados. Si la cremación se efectúa antes de los tres y medio días aconsejados se corre el riesgo de que se destruya parte de o la película que se encuentra en el átomo simiente en el corazón. Pero, además, debe quedar claro que si la impresión sobre el cuerpo de deseos es fuerte o intensa los resultados de Purgatorio y del Cielo también lo serán lo que, a su vez, se manifestará como una voz de la conciencia más audible y poderosa en la próxima vida. Esto quiere decir que si la grabación en el cuerpo deseos es superflua porque se ha hecho algo o molestado al cuerpo, los resultados finales serán que la conciencia tendrá poco poder en lo que respecta a las experiencias de la vida pasada afectadas.
            Naturalmente que las jerarquías tienen algún tipo de ayuda y solución en estos casos, bien sea por los auxiliares invisibles, los espíritus de la naturaleza y más posiblemente los Ángeles que son expertos en el manejo de estos éteres. Una de las soluciones que se dan en el caso de perder toda la grabación es hacer renacer a ese Ego a los pocos años en una familia que tenga como deuda kármica la pérdida de un niño. Entonces nace y se le hace morir y, como no tiene aún cuerpo de deseos ni ha pecado, pasa directamente al Cielo donde se le enseñarán las lecciones que perdió en su vida pasada y, por tanto, elevará su conciencia.

SALVACIÓN O CONDENACIÓN ETERNA

            Según algunas iglesias, cada ser humano es, en esencia, un Espíritu nuevo creado por Dios que nace para experimentar y aprender durante una vida; también afirman que hay un paraíso o infierno eterno para esos Espíritus según su actitud frente al destino y según las circunstancias que hayan tenido. Lo cierto es que, aunque en algo coincide con la filosofía oculta, esas teorías son totalmente injustas y no caben en la imagen que se suele dar de Dios. Dios es omnipotente y omnisciente y es todo Amor, Sabiduría y Justicia, mientras que esas teorías son la imagen de un Dios personal. Ni los más grandes filósofos creyentes en la Biblia han admitido o concebido tales teorías sino que más bien han manifestado su creencia en una Ley de Retribución basada en la Sabiduría y en la Justicia Divina. Dice el Zohar “Soy tan feliz en este mundo y no deseo ir a otro, donde seré una sierva expuesta a toda clase de corrupciones”; “Todas las Almas (personas) que no son inocentes en este mundo, en el cielo se han apartado ya del Santo Único (Dios); se han precipitado ellas mismas en un abismo, a riesgo de su propia existencia y han anticipado el momento en que han de volver a la tierra (renacer)” Son muchos los pasajes que existen en los libros sagrados de las diferentes y más importantes culturas donde se menciona la Ley de Renacimiento y de Causa y Efecto o Retribución, luego entonces ¿Por qué vamos a creer en un Dios que no es imparcial y sí personal, que prepara a cada Espíritu de su creación un destino para luego pedirle cuentas y premiarle o castigarle para toda la eternidad?
El infierno (para los pocos que lo viven) como ocurre respecto al Purgatorio, es un estado de conciencia y sufrimiento como efecto de la maldad del hombre en la Tierra, pero que solo dura unos pocos años según la cantidad de “pecados” cometidos. El cielo, donde se disfruta del bien causado en la anterior vida, también es temporal pero en él se muere como personalidad objetiva y se vive como ser subjetivo al identificarnos con la propia naturaleza del Alma, de la cual sí podemos decir que es eterna. Para los que creen en un Dios personal, el hombre puede llegar incluso a la aniquilación pero para los creyentes en un Dios de Amor y Justicia, el Espíritu o Alma es inmortal y obtendrá un Cielo eterno.
Según los textos sagrados, Dios es “Omnipresente”, afirman que “en Dios vivimos, nos movemos y tenemos nuestros ser” y que “Dios es el creador de todo ser viviente”, por consiguiente ningún Espíritu (ser humano) puede perderse o aniquilarse porque, si fuera así, se perdería una parte de Dios el cual es Infinito y Eterno. Según se adapte y se esfuerce un estudiante en el curso que esté haciendo así tendrá más o menos posibilidades de pasar al siguiente y si no lo consigue tendrá la oportunidad de volver a examinarse para pasar como la mayoría de sus compañeros. Pero es que si tampoco lo consigue, lo único que le puede pasar es que repita curso pero nunca que lo echen o que permitan que sea un analfabeto. Si el hombre con todas sus imperfecciones actúa de esa manera respecto a la educación de los niños ¿Cómo va a permitir Dios que una parte suya (un Espíritu hijo suyo) se pierda o se condene para toda la eternidad por haber sido malo en una sola vida? ¿No es lógico pensar que Dios tenga un Plan donde reine el amor y la sabiduría para que sus hijos alcancen la Vida Eterna?
Toda persona está evolucionando a través de las experiencias de sus vidas, y según sea su actitud en una vida así serán los efectos que asimilará tras la muerte y las circunstancias que tendrá que afrontar y experimentar en la próxima pero, todos, tarde o temprano volverán al Padre como en la parábola del hijo pródigo. Por muy mala que haya sido una persona en una vida, siempre tendrá alguna oportunidad de progreso, es más, aunque no la tuviera, lo único que se perdería sería el fruto de su peregrinación pero nunca el Espíritu, el cual comenzaría otra nueva peregrinación. Respecto a ser juzgados después de la vida para pasarse la eternidad en determinado lugar ¿Cómo puede crear Dios sus Espíritus y hacer que al poco tiempo mueran muchos de ellos siendo niños? ¿Se arrepiente Dios de sus obras y por eso actúa así? ¿Y los que terminan en la cárcel para toda la vida porque han nacido en los peores barrios y entre la peor gente y no han sabido salir? ¿Es fruto de un Dios antojadizo o de las Leyes de Renacimiento y Consecuencia?

CONFESIÓN, ABSOLUCIÓN Y RETROSPECCIÓN

            Hace unos siglos las personas que eran esclavizadas sabían que les estaba prohibido casi todo y que si incumplían esas prohibiciones eran castigados de alguna manera. Algo parecido se hizo con la humanidad cuando obtuvo el germen de lo que hoy llamamos mente, entonces apenas sabíamos razonar ni utilizarla y, por tanto, nos dejábamos dominar por el cuerpo de  deseos, es decir, por los más bajos deseos, sentimientos y pasiones. Pero como el hombre tenía que comenzar a comprender que había unas Leyes a la vez que tenía que comenzar a desarrollar la voluntad para razonar y dirigir su destino, Jehová les castigaba cuando incumplían esas Leyes para que aprendieran que había un Dios poderoso que, aunque invisible, había que obedecer. Desde entonces y hasta ahora hemos evolucionado tanto que nos sentimos libres de todo aquello y todo gracias al desarrollo de la mente y a la voluntad, o dicho de otra manera, gracias a comprender que es mejor colaborar con las Leyes Divinas que irse por el sendero del mal. Hemos aprendido que se evoluciona más por medio de la paz, de la solidaridad y de hacer las cosas con buena voluntad y discernimiento que con las guerras, el egoísmo y los malos sentimientos en general y, eso al fin y al cabo, es desarrollo y evolución.
            Sin embargo hoy todavía estamos bajo la Ley de Consecuencia, la Ley que hace que cada uno recoja lo que ha sembrado. Todo en el Universo es energía en movimiento y todo el Universo, a  su vez, está regido por Leyes. Todo nuestro organismo es un universo de átomos en movimiento y las leyes que lo rigen hacen que cada órgano cumpla su función pero cuando el hombre lo maltrata es como violar esas leyes y entonces surge la enfermedad o el malestar. Nosotros somos como átomos en movimiento en un sistema solar y planeta donde rigen las Leyes Divinas que nos han ayudado a llegar hasta nuestro estado de evolución pero que todavía nos tienen que ayudar muchísimo más hasta que lleguemos a la perfección espiritual. Por consiguiente, cada pensamiento, palabra y obra en este universo es como una gota que cae a un lago, es decir que, aunque parezca una insignificancia, esa gota ha cambiado lo que era ese lago hasta ese momento y así, según sean esos pensamientos y esas palabras y obras así estaremos beneficiando o perjudicando a este planeta. Dicho con frases bíblicas: “Cosecharéis lo que sembréis; “El que mira a una mujer con deseo es un adultero” o “¡Maestro! ¿Quién pecó para que naciera ciego?
            Las Jerarquías superiores, como los Ángeles y Arcángeles, han trabajado siempre ayudando a la humanidad, ellos han puesto las leyes necesarias para que andemos por el camino de perfección, pero el hombre está a mitad de camino y aún sigue pecando muchas veces consciente o inconscientemente. De ahí que en su labor a través de las religiones nos faciliten algunos medios para arrepentirnos y volver a comenzar de nuevo con el compromiso ante Dios de que nos esforzaremos en no volver a caer otra vez en el pecado. En realidad, si una persona estuviera unos cuantos años pendiente de sí mismo para no caer en determinados defectos (crítica, lujuria, odio, envidia, etc.) terminaría controlando su mente, su lengua y sus malos sentimientos, pero claro, para el común de la humanidad eso es muy sacrificado y prefiere hacer lo que le apetece. Hoy, principalmente en occidente, no se aprecian aquellas leyes rígidas de Jehová pero sus mandamientos siguen activos para la humanidad como también lo está la Ley de Consecuencia. Nadie será perfecto y totalmente libre hasta que, además de no violar las Leyes Divinas, colabore con ellas. La Ley de Causa y Efecto actúa sobre la relación que hay entre lo que hacemos y el efecto bueno o malo que cause, es decir, nosotros utilizamos la vida y la energía (que proceden de Dios) y, a modo de trasformadores, hacemos bien o mal y, en base a eso, esta Ley nos traerá en esta o en la próxima vida los efectos que correspondan. Y todo con el fin de liberarnos, de que estemos por encima de la Ley como estamos casi todos por encima de las leyes terrenales, y de que, como la gota de agua, nuestras malas acciones no afecten al universo donde estamos evolucionando como hijos de Dios.
Quien no cumplía los mandamientos y leyes de Jehová recibía un castigo que, por temor y por egoísmo de no perder propiedades y cosas materiales, les hacía recapacitar y por último cambiar de actitud. Aquellas leyes actuaban principalmente sobre el aspecto externo del hombre para hacerle actuar de otra manera en sentido interno, pero hoy las Leyes actúan más bien sobre el hombre interno (pensamientos, sentimientos, deseos, etc.) con tal de que sean sus cuerpos los que, como herramientas, sean controlados y dirigidos para llevarle a la perfección, a la liberación y a que sus causas sean benefactoras y no perjudiciales para los demás. Así es que, si además de no pecar queremos dejar de renacer cuanto antes, deberíamos comenzar por tener ideales y aspiraciones elevadas que nos hagan buscar la Verdad y el camino del desarrollo espiritual; actuando así alcanzaremos cierto grado de intuición e inspiración. A partir de ahí y como trabajo cotidiano debemos saber que las simpatías nos traen satisfacciones; que las aspiraciones y deseos elevados nos traen capacidades; que las buenas obras nos aportan buen ambiente y comodidades; que los pensamientos razonados y de buena voluntad nos crean un buen carácter y éxitos que a su vez nos darán satisfacción; que todas estas experiencias nos hacen sabios; y que los deseos de servir amorosamente a los demás nos ayudan a desarrollar el Espíritu.
En la cuenta que cada uno de nosotros tiene en el Banco del Karma, hay más “deudas” que “haber” o saldo de buenas obras, lo que en cierto modo es lógico sabiendo que, cuanto más atrás en la historia, hemos sido peores precisamente por ser más inconscientes. Aún así, los Ángeles que administran el Karma siempre nos facilitan un destino con más bondades que castigos o pruebas porque saben que si fuera lo contrario nos podríamos hundir cada vez más aun habiendo una confesión, una absolución y un método rosacruz (para quien lo conozca) que nos ayuda a invalidar muchas de nuestras deudas. Hoy no actuamos tan salvajemente como hace miles de años, es más, nos horrorizamos ante las barbaridades y crímenes que hacen otros, pero eso no quiere decir que estemos libres de pecados porque, un mal pensamiento de odio, de envidia, de lujuria, etc. es como una gota de veneno en el agua donde todos hemos de beber. Un pensamiento de venganza en la atmósfera mental del planeta puede ser causa de un acto de venganza por parte de alguien que odia a otro y está a punto de perder el control; es la gota que colma el vaso. Una película de violencia, de violaciones sexuales o de terrorismo pueden dar ideas e iniciativas a alguien poco desarrollado que cree que lo puede hacer fácilmente por placer o por ideas radicales y contrarias a las Leyes de Dios. Por eso, los Ángeles que administran el karma tienen en cuenta todos estos factores internos del hombre a la hora de actuar, ellos no premian ni castigan sino que simplemente preparan los efectos de todas las causas cometidas de tal manera que ayudan a cada individuo a ser mejor y a corregirse.
Actualmente cada vez se habla más de la filosofía oculta oriental y muy en particular del karma, pero no todo el mundo se ha puesto a reflexionar seriamente sobre esta ley. Esta Ley de Causa y Efecto solo es eso, por ejemplo, si una persona no se esfuerza por superarse y no aprovecha las oportunidades que le han puesto en su destino para ser creativo y productivo, en la próxima vida se encontrará con que, además de no tener todo eso al alcance de su mano, tendrá necesidades y poca ayuda para solucionar los problemas ya que él ni hizo, ni ayudó a los demás, ni colaboró con el bien común. En oriente, principalmente en el Tíbet y la India, llevan miles de años sin apenas progresar porque les da igual todo ya que, para ellos, lo más importante es la oración y la adoración. Ellos saben que la reencarnación y la Ley de Consecuencia existen y piensan que pasando la vida sin esforzarse materialmente y sí en la oración, renacerán en algo así como en un cielo. Occidente se olvidó hace muchos siglos de toda esa enseñanza y se puso a trabajar en lo material pensando que si solo tenemos una vida hay que vivirla lo mejor que se pueda pero progresando cada vez más hacia una convivencia mejor, más solidaria y más fraternal. Hoy se puede ver donde hemos llegado y qué adelantos científicos, tecnológicos, respecto a la salud, democracia, etc. tenemos.
Pero, a la misma vez que necesitamos experimentar con lo material para evolucionar, nunca hemos estado dejados de la mano de Dios ni sus Ángeles han dejado de ayudarnos como lo siguen haciendo para que encontremos el verdadero significado de la enseñanza de Cristo, al cual todos, en nuestro sendero y tarde o temprano, tenemos que imitar, comprender y sentir en nuestro interior. Cristo vino, entre otras muchas cosas, para enseñarnos el “Perdón de los pecados” y es un hecho real que quien se arrepiente profundamente y de todo corazón, a la vez que habla y pide perdón a Dios y se compromete ante su propio Espíritu a reformarse para no pecar más, sus pecados serán perdonados. ¿Y esto cómo puede ser? Como hemos dicho, nuestra vida se está grabando momento a momento en el átomo simiente que está en el ventrículo izquierdo del corazón, y en esa grabación no se ha perdido nada aunque nuestros sentidos físicos no lo hayan percibido, pues bien, ese acto de contrición, sincero y internamente doloroso, borra la escena del pecado de esa película.
Aunque normalmente hablamos de los cuerpos como si unos estuvieran encima de otros, sabemos que están compenetrados por ser cada uno de ellos de “materia” más sutil que el inferior. Todos están conectados entre sí por una especie de cordones o hilos brillantes como el fuego pero, cuando la personalidad se “enreda” en la materia y desvía su sendero evolutivo, parece ser que esos hilos se enredan entre sí impidiendo así la correcta comunicación entre los cuerpos y la expresión del Ego. La iglesia cristiana tiene el poder, dado a los sacerdotes cuando son ordenados, de restaurar esto cuando la persona se confiesa de corazón y obtiene la absolución. También es conveniente saber que se estimula el chacra cardíaco, el de la garganta y el de la frente al hacer la señal de la cruz que se suele hacer cuando se lee el evangelio, lo que facilita la expresión del Yo superior.
Los orientales solo conocen y tienen en cuenta la ley del karma pero nosotros tenemos otros conocimientos y leyes, estos son:

1ª.- El perdón de los pecados, donde el sincero arrepentimiento y la propuesta de reforma
      borran los hechos.
2ª.- Ver los efectos de nuestras causas terrestres en el Purgatorio y en el Cielo para que a través
      del sufrimiento purgatorial tomemos nota en la conciencia de lo que no se debe hacer, y a
      través de la felicidad celestial nos fortalezcamos para continuar haciendo el bien.
3ª.- El hecho de examinar cuidadosamente todos los hechos del día para  pedir perdón a Dios
      como lo hacen los verdaderos devotos cristianos; por lo que también se borran los pecados
      de omisión y comisión.
4ª.- La retrospección que enseña la Fraternidad Rosacruz de Max Heindel que comentaré en
      esta misma obra.

 Está claro que las leyes de Dios no desean venganza sino todo lo contrario, aún la Ley de Consecuencia lo único que hace es dar la retribución correspondiente por cada trasgresión pero cuidando de que ese Ego no se hunda más en esa vida, y una recompensa por cada acto bueno que aprendamos a través de la experiencia. La línea a seguir es hacer el bien, actuar con justicia y pensar en el prójimo pero, a la vez, tenemos que ser conscientes del mal que hacemos para que podamos rectificar de todo corazón y comencemos a hacer el bien.
Para que el perdón y la absolución tengan efecto o se produzcan, tiene que haber una verdadera confesión y un sincero arrepentimiento y petición de perdón, de nada sirve que un sacerdote diga que nos absuelve y que Dios nos perdona si no se dan esas circunstancias. Todos, incluso cuando éramos niños, hemos tenido algún momento de verdadero arrepentimiento, de sentirnos mal, con dolor y con remordimiento por haber hecho algo que sabíamos que no estaba bien. Pero eso no se nos ha quitado hasta que hemos ido a nuestros padres, a la persona dañada o hemos recurrido a Dios con nuestras plegarias y hemos pedido perdón de todo corazón. Cuando actuamos así o recurrimos a alguien en quien confiamos plenamente y nos dice que tengamos fe y que quedemos en paz porque Dios nos perdona, entonces nos sentimos tranquilos en nuestras conciencias, somos felices y continuamos con más ganas de hacer más el bien y menos el mal.
El ejercicio de la retrospección facilita muchas ventajas a cualquier persona que lo practique pero aquí sólo mencionaré lo que se relaciona con la manera de borrar nuestros errores de la película de la vida para que, después de la muerte, no estemos tanto tiempo en el Purgatorio.* Una vez acostados, hay que relajar el cuerpo y comenzar a visualizar detenidamente todas las escenas del día en sentido inverso (desde ese momento hasta el de levantarnos) parándose en cada una para ver si hemos pensado mal; si creamos sentimientos negativos; si intentamos servir a los demás o servirnos de ellos; si comemos por gula o por necesidad; si nos dejamos llevar por nuestros deseos y pasiones animales; si actuamos con egoísmo, por el disfrute del placer, etc. Se trata de juzgarse uno mismo con toda sinceridad y arrepentimiento, sintiendo y viviendo el mal que hemos podido causar a otros en pensamiento, palabra y obra y proponiéndonos no volver a caer en esos mismos errores a partir del siguiente día. Si lo hacemos correctamente, expulsamos todos esos hechos negativos de nuestra memoria subconsciente y así quedan borrados del átomo simiente, lo que, a su vez, elevará las vibraciones del cuerpo etérico y cambiará los colores del cuerpo de deseos haciendo que tengamos un aura más pura y brillante.

COMUNICACIÓN CON NUESTROS SERES QUERIDO FALLECIDOS

            La comunicación entre los vivos y los muertos no es nada fácil pero, aunque pocas, sí hay posibilidades de comunicación. Nosotros vemos porque nuestros ojos responden a determinados grados de vibraciones de la luz sobre la materia, pero sabemos que hay otras muchas cosas de más elevada vibración que no las percibimos pero que sí las detectamos gracias a los aparatos que hemos inventado (ondas de comunicación en la  atmósfera, magnetismo, electricidad, etc.) Sin embargo, y aún así, todavía hay mucha gente que piensa que no pueden existir otros planos de materia más sutiles y, por tanto, otros tipos de conciencia. Si nosotros estamos en ese caso y admitimos la posibilidad de que los muertos estén en un cuerpo de materia más sutil (etérico o de deseos) y en un estado de conciencia como la que tenían aquí mientras dormían, tenemos que admitir también que al estar el mundo físico compenetrado por el Mundo de Deseos (de materia mucho más sutil) es lógico que nuestros seres queridos estén entre nosotros y no los podamos ver como tampoco ellos a nosotros por las razones expuestas.
            Es tan sencillo como eso, si el sentido de la vista ya no existe porque la persona ha muerto, ya no puede ver o responder a los rayos que lo hacen los nuestros, pero es que, a la inversa, ocurre exactamente lo mismo, es decir, si nuestros ojos físicos no son capaces de percibir ese mundo cuya vibración es mucho más rápida que cualquier cosa del nuestro, tampoco podemos verles a ellos ni al mundo donde se encuentran. Por tanto, ellos viven en un mundo cuyas vibraciones son más elevadas que las que captan nuestros sentidos y nosotros no podremos comunicarnos con ellos hasta que no desarrollemos esa visión que va más allá de la que tenemos actualmente. Lo mismo que en una habitación puede haber varias clases de luz y cada una cumple su misión sin molestarse una a otra y lo mismo que en nuestro cuerpo hay varios grados de materia, así mismo, nuestro mundo está compenetrado por el mundo donde están los muertos y nuestros cuerpos están compenetrados como el éter compenetra una roca, lo que significa que tenemos a nuestros muertos mucho más cerca de lo que imaginamos.
            Ya hemos dicho que nada más morir, el recién fallecido puede aparecerse a sus seres queridos en su cuerpo etérico. Pero según la historia de las muchas apariciones ectoplásmicas que ha habido y según la filosofía oculta, esa persona no está capacitada para hablar porque está en una especie de letargo, sin embargo, puede darse alguna excepción, sobre todo en personas malvadas y materialistas. Otro caso es que las lamentaciones, invocaciones, llantos o evocaciones hacia esa Alma que se acaba de ir puedan atraer su atención y éste intente manifestarse, pero en estos casos, los familiares vivos cometen un grave error porque le perjudican haciéndole sufrir y retrasando el proceso que debe seguir en esos mundos. Hoy, afortunadamente, ya no se practican estos hechos como hace bastantes años haciendo de ello incluso un espectáculo, esto es, atraerles y hacer que se manifiesten por medio de un médium. Otros métodos han sido la oui-ja y la escritura automática, pero en estos casos y por lo general no es el difunto quien se manifiesta sino otros seres que, en la mayoría de los casos, no son humanos fallecidos; de ahí la necesidad de saber que esas prácticas son muy peligrosas porque la persona se puede ver incluso obsesionada.
            Hay casos en que, cuando una persona ha vivido de forma positiva y espiritual, se puede ver y sentir llamada por los vivos estando incluso en las regiones llamadas purgatoriales. También en estos casos el fallecido puede, a través de un médium, manifestarse tal y como era e incluso hablar pero, repito, hacer eso es un grave error. También puede ocurrir con las personas materialistas que han gozado con los placeres, pasiones y vicios, éstos están en las regiones inferiores del purgatorio y las evocaciones de personas similares a él le despiertan esos deseos. Sin embargo, tanto en unos casos como en otros, no se puede afirmar que lo que se vea o se entienda a través de la mente sea verdadero o tergiversado, es más, en realidad, un médium apenas tiene posibilidades de averiguar nada porque lo que percibe es gracias a la sintonía de su cuerpo de deseos con el cuerpo de deseos del fallecido y, por tanto, actúa más como un receptor que describe lo que percibe en el otro cuerpo de deseos. No es necesario decir que en estos casos, un intento de comunicación tiene un efecto mucho peor aún para el fallecido. Se supone, según mis deducciones, que a partir de una cuarta parte de los años vividos aquí en la tierra ya es mucho más difícil contactar con un fallecido o que él lo haga a través de un médium.
            Otros casos son, por ejemplo, las comunicaciones que una persona puede tener con un ser querido que ha fallecido hace poco, los familiares pueden y suelen tener contactos nocturnos con él pero como normalmente no recordamos lo que hacemos en esos mundos por las noches, no pensamos que eso pueda ocurrir. Por otro lado, cuando algún familiar (aunque poco común) es capaz de recordar algo de lo que hizo por las noches o incluso es una persona que ha adquirido la iniciación espiritual y es consciente y puede ir a esos mundos según su voluntad, entonces podrá contar dónde y cómo está ese ser. También, parece ser que se puede dar el caso, de que un fallecido pueda manifestarse en un determinado lugar y momento donde un familiar o ser muy querido esté en grave peligro o casos similares. Pero he de decir que también es posible que esa imagen manifestada sea un intenso, amoroso y voluntario pensamiento del fallecido o que, en otros casos, la persona en peligro tenga una visión subjetiva del fallecido (en el Mundo de Deseos) porque se vea atraído hacia él.
            También puede ocurrir y yo afirmo, que sea a través de un médium o a través de la oui-ja, (y hablo por experiencia) como se contacte con una Alma elevada y se reciban bellas y amorosas palabras o buenos consejos. En el caso del médium ocurriría porque esa elevada Alma quiera ponerse en sintonía con los cuerpos invisibles del médium, y en el caso de la oui-ja sería a través de pensamientos dirigidos hacia la persona más sensitiva del grupo que lo practica. Pero, repito, nunca se debería practicar la oui-ja ni ninguna otra clase de espiritismo, no solo por el mal que se le puede hacer al Alma desencarnada sino también por el peligro que conllevan esas prácticas. Además, hay que decir que, en la mayoría de los casos, no es con el difunto deseado con quien se habla sino con otra clase de espíritus no humanos que utilizan los cascarones (cuerpos invisibles abandonados) para hacerse pasar por esa persona.
            Cuando un espíritu elemental u otro cualquiera utiliza el cuerpo de deseos abandonado de un ser humano que ha pasado al Mundo del Pensamiento, reproducen su forma de pensar, hábitos, gestos, etc., pero no tienen iniciativa propia, lo que es suficiente motivo para pensar que no es la persona con quien se cree estar hablando. Como estos cascarones demuestran cierto instinto y grado de inteligencia por haber pertenecido durante muchos años a un humano, a veces pueden decir cosas inteligentes y razonables. Como ejemplo de quiénes son estos seres diré que son los que causan miedo en las sesiones espiritistas; los que se hacen pasar por otros, a veces, incluso personajes famosos; los que transportan objetos; y los que hacen otras travesuras y se burlan de los presentes. Es conveniente saber que la muerte no transforma a la persona, es decir, el que en la Tierra era malvado sigue siéndolo cuando pasa al Mundo del Deseo y el que era servicial, caritativo y fraternal también seguirá siéndolo. La única diferencia es que el primero no puede pasar de las primeras regiones o planos del Mundo del Deseo hasta que no purgue el mal que hizo y el segundo pasará directamente al Cielo para recoger los frutos de las buenas obras que hizo en pensamiento, palabra y obra.
            Ya hemos visto como puede haber algún tipo de comunicación con los Egos que se encuentran en las regiones etéricas del mundo físico, en el Purgatorio e incluso algunas veces en el Cielo. Sin embargo ya no es posible hacerlo cuando, después de recoger el fruto de las experiencias buenas y malas, se pasa al Mundo del Pensamiento. El motivo principal es porque, una vez que se desconecta el cordón etérico y se pasa al Mundo de Deseos y más concretamente al Purgatorio, como aún recordamos la vida pasada y a los familiares y además tenemos la misma imagen, es más fácil obtener alguna clase de comunicación. Cuando una persona poco desarrollada y materialista está en la primera o como mucho en la segunda región del Mundo de Deseos, puede (en algunos casos) materializar alguna pare del cuerpo gracias a la fuerte unión que aún tiene el cuerpo etérico y el de deseos. Naturalmente que a estas personas las encontrarán fácilmente sus familiares y amigos cuando mueran si es que lo desean.
            Cuando la persona está en el Cielo es muy difícil que pueda manifestarse o comunicarse incluso con sus familiares muertos porque es posible que ya esté desapareciendo su forma y, por tanto sus recuerdos. Debe quedar claro que lo muertos se encuentran igual que cuando vivían, es decir, tal y como ellos creen que estaban aquí, porque la materia de ese mundo reacciona al pensamiento y toma la forma que la persona desee. Tanto recién muertos como durante unos años más, los muertos están rondando por su casa haciendo casi lo mismo que hacían; solo cuando van a pasar al Cielo es cuando suelen dejar la Casa y, aún así, a veces vuelven. Este es el motivo por el cual una persona moribunda puede ver a algún familiar que falleció no muchos años antes. Pero, como se ha dicho, la muerte no hace ninguna transformación y, por tato, ni pueden hacerse visibles para hablar con nosotros ni tampoco pueden hacer nada por nosotros porque perdieron su cuerpo etérico y físico. Son espectadores de lo que ocurre en su casa y solo en muy excepcionales casos pueden, sin saber cómo, materializarse hasta el punto de que se les pueda ver; esto es, por medio del amor y el deseo intenso de hacer algo por alguien atraen la materia física para ello.
            Como podemos ver en el esquema de los diferentes mundos, los llamados muertos van ascendiendo o alejándose del mundo físico según pasan los años hasta perder el posible contacto total alrededor de los 25 o 30 años después de la muerte. Nada mas morir están pululando en la región etérica del mundo físico que es el lugar donde más fácil es contactar con ellos y ellos con nosotros. Pero a partir de ahí y según van ascendiendo por las regiones conocidas como Purgatorio y Cielo, van desconectándose mentalmente de lo que hicieron y conocieron en la Tierra; esto es obvio porque aún tienen la mente, de la cual no se deshacen hasta que llegan al Mundo del Pensamiento. De todas formas suele haber dos inconvenientes para que se produzca algún tipo de conexión telepática de los que se podrían producir aún estando en el Mundo del Deseo: Primero: Porque creemos que ya es imposible hacerlo y nos olvidamos de esa persona para volver a nuestros asuntos terrenales; y Segundo: Que el fallecido no sabe que si hiciera un gran esfuerzo de voluntad podría, en algún momento, atravesar los diferentes grados de materia hasta poder conectar con su receptor.
Con esto quiero decir que los vivos pueden, aunque no reciban repuesta, contactar con los fallecidos a través de los más elevados sentimientos y pensamientos pero, como he dicho, no se debería hacer con la intención de que respondan. Para hacer eso, como hay casos que así lo han hecho, tendría que ser un acuerdo entre una persona moribunda que crea en lo que estamos tratando y otros allegados que igualmente sepan cómo hacerlo. De esta forma se podría hacer pero tampoco durante mucho tiempo puesto que sabemos que hay un trabajo que hacer después de la muerte del cuerpo y durante el proceso purgatorial.
Hay una excepción respecto a las personas de esta tierra que pueden comunicarse con seres vivos desde los mundos invisibles como también otros que se encuentran en un cuerpo físico respecto a otros desencarnados. Estos son los Hermanos Mayores, nuestros Maestros, Adeptos e Iniciados. Son hermanos nuestros porque fueron creados (diferenciados) por Dios como nosotros, pero ellos se han esforzado más y se han adaptado mejor los mundos y al trabajo evolutivo efectuado hasta ahora. Algunos no necesitan renacer más en cuerpo físico ni tienen deudas kármicas y sólo se dedican a guiar, servir y ayudar a la humanidad. Otros todavía tienen que renacer pero son conscientes y pueden trabajar en los mundos Físico, de Deseos y del Pensamiento; se dedican a lo mismo que los anteriores porque son colaboradores suyos. Estos Hermanos Mayores también tienen bajo su dirección a otras personas que, bien por el conocimiento de esta filosofía o bien porque por “naturaleza” son grandes devotos y servidores de la humanidad, todos ayudan a muertos y vivos por las noches mientras sus cuerpos duermen. Estos seres han sido vistos muchas veces mientras cumplían algún servicio de auxilio o de curación a otras personas en vida y han sido tomados por Ángeles. Lo mismo ocurre cuando ayudan en catástrofes, cuando auxilian a personas que acaban de fallecer o que han estado a punto de morir. En realidad estos Maestros e Iniciados pueden contactar con quien quieran, de hecho lo hacen con aquellos que han empezado a interesarse seriamente por el desarrollo espiritual. Les animan e inducen con sus palabras de amor a seguir en el sendero y a esforzarse para alcanzar las iniciaciones y para ello les enseñan teórica y prácticamente lo que deben hacer para conseguirlo.
            No quiero terminar este tema sin antes mencionar algo respecto a lo que ocurre cuando dos personas se aman y una de ellas fallece. Cuando dos personas se aman sinceramente y uno fallece antes que otro, el simple lazo magnético creado entre los dos les volverá a unir en el Cielo siempre y cuando el otro fallezca en un tiempo aproximado de 25 años. Si no fallece el segundo que aún vive, el que está en el Cielo puede crear una imagen del que aún vive y darle vida con sus pensamientos para convivir con él. Además, esa imagen también es vivificada aún inconscientemente por la persona que aún vive y el resultado para el que está en el Cielo será muy placentero. Por otro lado si, cuando la que queda en la Tierra muere y va al Cielo y su compañero/a ya no está, siempre encontrará su cascarón o cuerpo de deseos abandonado y éste le parecerá perfectamente real y será así hasta que su estancia en el Cielo termine. Lo que ya no se puede asegurar es si en la próxima vida estarán juntos, en alguna futura se volverán a unir gracias a ese amor mutuo pero cuándo solo lo saben los Ángeles que administran el karma. El mismo amor o amistad sincera que mantiene viva esa imagen del Cielo les volverá a unir algún día, sea como pareja o como miembros de una misma familia o algún caso similar, pero, sea en el caso que sea, esa atracción existirá.
Los ideales, anhelos y aspiraciones de la vida son los que llevan al Alma (cuando deja el cuerpo físico) a determinada región del Mundo del Deseo, y algo similar ocurre respecto al destino de la futura vida. Pero también esos mismos ideales y anhelos de la personalidad son los que hacen que en el Cielo estemos rodeados de personas similares a nosotros y que podamos desarrollarlos. El Cielo facilita, bienaventuranza, gozo, felicidad y dicha, haciendo allí lo que no pudimos hacer aquí en la Tierra, pero también por medio de otras Almas con las que compartimos esa nueva vida.
En los casos en que la persona se sienta muy atraída o apegada a algo o a alguien que ha dejado en la Tierra, es más fácil que pueda haber un contacto, sobre todo a través de un médium. A estas personas, cuyo estado mental es de semiinconsciencia porque están entre la Tierra y el Mundo de Deseos, son a las que debemos enviar nuestros mejores pensamientos y sentimientos con la intención de ayudarles a que tomen conciencia de los mundos superiores y a que continúen su ascenso para extraer el beneficio de su vida pasada. Hay que tener el convencimiento de que cuanto más reciente haya sido el fallecimiento más fácil es estar con esa persona mientras dormimos y más tiempo estarán en su casa y con sus seres queridos durante el día. Otra cosa muy diferente es que algunos recién muertos muy apegados y con muy malas intenciones, intenten interferir o contactar con alguna persona determinada por interés y egoísmo propio, sobre todo si esa persona está unida a algún movimiento o grupo que practique el espiritismo, la magia negra u otras prácticas similares, estas personas suelen atraerlos y llevarlos a su lado hasta su propia casa y lecho sin saberlo.
La comunicación con las personas normales que ya se encuentran en el Mundo de Deseos no es nada fácil, (salvo casos excepcionales) y cuando se consigue suele ser por personas preparadas para ello y por medios subjetivos. Con lo que normalmente contactan los espiritistas y los médiums son con los cascarones, espíritus de la naturaleza y elementales. En realidad, los pocos casos que se suelen dar en el mundo son más bien cuando la persona está recién fallecida y hace un gran esfuerzo mental y de deseo para estar despierto y dar paso a su Ego para que se comunique o manifieste a través de una forma etérica; sin embargo, cuando un ser capacitado para ello lo hace desde el Mundo de Deseos, ya es más difícil formar la imagen y se comunica telepáticamente.
Pero esto nada tiene que ver con la intención de contactar con los muertos desde la vida física, puesto que eso ya es más grave. Cuando se atrae la atención o se fuerza el contacto desde la Tierra es algo así como si (en el caso de que se pudiera hacer) intentáramos forzar la atención del recién nacido hacia los mundos invisibles de donde acaba de venir. Él recién fallecido está confuso entre los dos mundos y lo último que necesita es que interfieran en sus sentimientos y deseos. Incluso cuando se atrae su atención con llantos es un perjuicio para los fallecidos, aunque eso sí, menos grave que los que los que les invocan como un espectáculo y por curiosidad. Lo más aconsejable es “dar” todo lo bueno de nosotros sin esperar “recibir”, o mejor dicho, sin buscar una respuesta. Cuando nos relajamos para meditar y orar y nos elevamos gracias al amor, podemos enviarles lo mejor de nosotros sabiendo con toda seguridad que les estamos ayudando.
Hay un tipo de comunicación, no visible, que determinadas personas pueden sentir, esto es el amor y todo lo que sea parecido como el instinto de protección que una madre que ha abandonado el cuerpo puede manifestar hacia sus hijos en la Tierra. Estos hijos o personas queridas pueden sentir ese amor o especie de protección que, aunque invisible, es real. Este caso es el mismo, aunque invertido, que el hecho de que los encarnados pueden mandar pensamientos de amor a los desencarnados para que se encuentren en paz mientras afrontan sus deudas en el Purgatorio.
Hay comunicaciones espiritistas o mediúmnicas con seres que murieron muchos años atrás en las que se dice que el Alma ha descendido para aconsejar a sus seres queridos. En esos casos no suele ser exactamente así porque ese ser está en el cielo donde ya hay pocas posibilidades de descender, lo que ocurre es que el médium o vidente preparado tiene la capacidad de contactar con el desencarnado pero, como en otros casos, no es muy común. Cuando el encarnado es una persona muy desarrollada espiritualmente y es sensible psíquicamente hablando, puede ser contactado por un desencarnado que se encuentre en el Cielo, pero eso no puede ocurrir con las personas normales dominadas por los deseos negativos y pasiones. En estos casos se realiza la comunicación por medio de la vibración del cuerpo de deseos purificado del desencarnado sobre el cuerpo de deseos y etérico del encarnado, entonces el desencarnado se manifiesta a través del cerebro físico para dar su mensaje oral o escrito.
Como ya hemos mencionado, hay manifestaciones visibles, y en muchos casos de espiritismo, que solo son los cascarones de los cuerpos que reproducen automáticamente los gestos y hábitos que tenían cuando eran utilizados por el Ego junto al cuerpo físico. Digamos que, lo mismo que una persona repite una serie de movimientos, gestos y pensamientos sin darse cuenta, también ocurre lo mismo respecto a estos cascarones abandonados. Pero estos cascarones no tienen iniciativas originales, simplemente repiten lo que hicieron durante muchos años. Por último, los elementales, seres semiconscientes y con cierto grado de inteligencia, también se manifiestan principalmente en las sesiones espiritistas, mediúmnicas o de magia donde producen fenómenos físicos y utilizan cascarones de deseos para hacer creer que esos seres desean contactar con los invocantes.
Cuando el ser humano, gracias a su desarrollo espiritual, sea capaz de salir de su cuerpo físico conscientemente y a voluntad, no existirá para él lo que comúnmente llamamos “sueño” y “muerte” porque pasará del estado de conciencia de vigilia del mundo físico al estado de conciencia del Mundo de Deseos. Entonces no solo no estaremos con los llamados muertos a voluntad sino que también estaremos capacitados para investigar nuestras anteriores vidas. A la pregunta de ¿Por qué no vemos ni podemos comunicarnos ahora con los muertos? La respuesta es la siguiente: Nuestros sentidos perciben un determinado número de vibraciones por segundo, por ejemplo el sonido que puede variar entre 30 y 30.000 vibraciones por segundo o la luz que puede ser trillones, sin embargo no percibimos los rayos X ni la electricidad. Pues bien, si nuestros sentidos percibieran más grados de los mencionados y esto fuese una continuidad en nuestro desarrollo, es fácil que lo más denso que estaríamos preparados para ver fuera el cristal u otros materiales similares pero no veríamos los cuerpos físicos. Sin embargo si estaríamos capacitados para ver los cuerpos superiores invisibles, es decir a los muertos,  que vibran en un grado muy superior a la materia física.

AYUDA A LOS QUE ESTÁN EN EL MÁS ALLÁ

            Para que el Alma o Yo superior pueda comunicarse con el cerebro desde el Mundo del Pensamiento abstracto donde se encuentra, necesita un intermediario personal, una inteligencia racional que sepa funcionar en el mundo físico. Esta inteligencia racional, normalmente llamada razón o mente concreta, a su vez debe compenetrar al cuerpo de deseos de donde surge el incentivo para la  acción, el cual afecta al cuerpo etérico para que, a través del cerebro y del sistema nervioso haga reaccionar al cuerpo físico. El Ego, desde su cuerpo causal, utiliza la mente concreta, la cual pone en vibración las moléculas del cerebro y del sistema nervioso, con lo cual despierta la conciencia en el plano físico y forma la memoria, pero la capacidad de respuesta estará basada en la pureza o vibración de las moléculas, es decir, de lo poco o mucho desarrollado que esté el individuo. Esta inteligencia es lo que suele pensar el hombre que es él (la personalidad) sin darse cuenta que la mente está más elevada aún y es el origen de las ideas originales, de la intuición, invención, inspiración, etc. Cuando esa personalidad ha evolucionado mucho, lo que está haciendo es acercándose a la mente verdadera o superior donde en realidad se encuentra su Alma, pero los que han evolucionado poco aún se apegan a lo que hay por debajo de la mente concreta y se dejan llevar por el cuerpo de deseos y por lo material.
            Cuanto más nos elevamos en pensamiento, palabra y obra hacia la naturaleza espiritual de nuestro verdadero Yo, más luz e inspiración recibimos de éste para liberarnos de las ataduras terrenales. Después de la muerte, del Purgatorio y del Cielo, la personalidad o inteligencia racional (el hombre) desaparece quedando solo el beneficio de las experiencias de la vida pasada uniéndose, por último, éste al Alma o Yo superior. El hombre ha estado un tiempo en cada plano según su desarrollo y naturaleza, pero cuando asciende va abandonando sus cuerpos en cada uno de los mundos. Como vemos, y respondiendo a la pregunta: ¿Se puede ayudar a los seres que están en el otro mundo? la respuesta es: “depende de muchos factores.”
            A los desencarnados se les ayuda de varias maneras y algunas de ellas tan simples como no llorando estando recién fallecido ni después; no tocando el cuerpo para nada; no poniéndose luto ni haciendo nada que le pueda entristecer; haciendo que un sacerdote le imparta la extremaunción; mandándoles nuestros mejores pensamientos y sentimientos incluyendo las oraciones y la eucaristía; no criticando sus defectos y si hablando de sus cualidades; y manteniendo la paz y el silencio hasta que se entierre su cuerpo. Hay tres hechos importantes que hay que tener en cuenta con los recién fallecidos:

1º.- Que están recopilando la película de su vida y, por tanto, necesitan concentrarse para poder
      extraer el mayor provecho de ella en el Purgatorio y en el Cielo.

2º.- Que aún perciben todo lo que se diga y se haga delante de ellos, lo que aconseja tener precaución.

3º.- Que puede permanecer en la casa durante mucho tiempo.

En cualquier caso, siempre es mejor hablar de sus cualidades o incluso de que en esos mundos va a ser mucho más feliz porque no se sentirá prisionero en su cuerpo y, a la vez, podrá hacer cosas inimaginables con la materia tan maleable de esos mundos.
Los malos sentimientos y pensamientos hacia una persona recién fallecida son un obstáculo para que ese muerto tenga paz porque éste los percibe, sin embargo, los buenos sentimientos y deseos ayudan en ese estado de transición y eliminan los obstáculos. Por otro lado, los muertos acuden a los domicilios de los vivos mientras duermen (más a los de familiares) durante un tiempo para “alimentarse” de las vibraciones positivas de los diferentes cuerpos buscando siempre los que están en sintonía con su carácter. Por eso es una buena costumbre dormirse después de orar, meditar o, al menos, tener buenos pensamientos y deseos de ayudar a los demás.
            Pero también se puede ayudar a los seres queridos que han pasado al más allá puesto que sabemos que a los pensamientos se unen los sentimientos y éstos, a su vez, a la persona a quien van dirigidos. Cuando hablamos o pensamos en alguien que ha pasado al más allá no hace mucho tiempo, le pueden llegar las vibraciones y, como sabemos, ayudar o entorpecer. Por tal motivo podemos deducir que una misa, unos comentarios cariñosos o una simple lectura de temas espirituales como si esa persona estuviera presente, le puede ayudar en forma de armonía, paz y felicidad interna. Que decir tiene que si leemos (no es necesario en voz alta) algo que sabemos que le gustaba será mucho mejor, de cualquier forma, hay casos en que, si el lector está atento y es un poco sensible, puede intuir o sentir la presencia del ser querido. Algo similar se puede hacer nada más morir una persona aunque no crea en estos conocimientos, bien sea enviándole pensamientos y sentimientos cariñosos y espirituales o bien explicándole lo que le va a ocurrir a partir de ese momento.
            Cuando se es mayor apenas se sienten las personas atraídas por el mundo porque, en cierto modo, ya han vivido y experimentado mucho y se sienten un poco cansadas. Sin embargo, cuando la persona es joven ocurre todo lo contrario y es conveniente tener presente toda esta información para darles ánimo con la intención de que no se queden apegados a la vida que tenían antes y sí que se dejen llevar porque allí van a encontrar muchos medios para desarrollar lo que deseen.
            Todos sabemos el efecto positivo que tienen internamente las palabras de consolación, de amor o de bondad que una persona puede dar a otra que tiene serios problemas y esta afligida. Las oraciones y los pensamientos y sentimientos positivos ayudan al recién fallecido a hacer la transición entre este mundo y el de deseos y algo similar ocurre mientras están en el Purgatorio. Pero hay una clase de ayuda que, aunque no es fácil de conseguir, sí es muy efectiva, trata simplemente de hacer entender al fallecido que cuando esté en el Purgatorio y tenga que hacer frente a una deuda sintiendo el dolor que él mismo causó a otros, no lo rechace ni se ponga negativo o encolerice porque eso es peor. Reconocer humildemente los males cometidos a la vez que hay arrepentimiento y propósito de enmienda ayuda mucho a acelerar el proceso purgatorial.
            Hay otra ayuda que nos podemos hacer nosotros mismos estando aún en vida, esta es el ejercicio llamado “Retrospección.” Cuando se llega al Purgatorio en las regiones inferiores del Mundo  del Deseo, nuestro cuerpo de deseos toma la forma del cuerpo físico quedando la materia de deseos más negativa (el mal que debemos purgar) en la periferia. Si hemos sido verdaderamente malvados nos quedaremos  en la primera región porque allí es donde esta lo peor de los sentimientos, pasiones y deseos y actuará como un imán sobre nuestro cuerpo o más concretamente sobre la periferia para retenernos. En esa región se está hasta que se purga lo peor de nosotros, hasta que nos liberamos gracias a que el sufrimiento disuelve o separa de nosotros esa materia que forma la periferia, después nos elevamos a la región superior para que ocurra lo mismo. El ejercicio de la Retrospección hace eso mismo si lo hacemos correctamente cada noche cuando nos acostamos. De esta forma obtenemos un resultado que nos permitirá pasar casi de largo por el Purgatorio y el primer Cielo y aún nos dejaría tiempo para dedicarnos a ayudar a los que están en el Purgatorio durante muchos años. En estos casos, el que desciende desde el Cielo al Purgatorio para ayudar, ya no experimentan el efecto negativo de esas regiones como tampoco le afectan las palaras de un enemigo a quien ama de verdad al prójimo. Algunas de estas personas que se encuentran en la primera región sufriendo algo muy grave que hicieron en su vida y por lo cual y entre otras cosas están  muy apegados a la tierra, han servido como medio de comunicación con el mundo físico porque su cuerpo vital y de deseos están tan unidos (no separados) que les es muy fácil incluso mover objetos físico.
            También, cómo no, hay algún tipo de ayuda para los niños, no es que lo necesiten porque allí son totalmente felices, les cuidan y enseñan y tienen todo lo inimaginable con qué jugar. Sabemos que cada noche, mientras el cuerpo duerme estamos en el Mundo de Deseos donde solemos ir y estar y donde los deseos y sentimientos nos llevan dentro de ciertos límites. Por tanto, cuando se nos muere un hijo, aunque nos acostemos sin desearlo, es fácil que vayamos donde se encuentra y, como ellos no duermen en el Cielo, cuando nos ven es como si fuera de día similarmente a cuando se vive en la tierra. De esta forma podemos decir que aunque no recordemos lo que hacemos por la noche, si lo deseamos de corazón al dormirnos, iremos con los niños y esos niños no echarán en falta a sus padres.  

CAPÍTULO V 

FENÓMENOS RELACIONADOS CON EL MÁS ALLÁ Y CON LOS CUERPOS SUPERIORES

            Puesto que hemos hablado de contactos con personas que están en los otros mundos y hemos dicho que no se deberían practicar determinados aspectos o métodos que a lo largo de la historia se han demostrado que sirven para contactar con los muertos, creo conveniente explicar detenidamente dichos aspectos así como los peligros que puede haber en el mundo del ocultismo psíquico.
            En general, el hecho de no ser clarividentes ni sensitivos nos protege porque, si no fuera así, nuestra condición actual llevaría a muchos a meterse ignorantemente en muchos peligros e incluso a ser atacado por dichas fuerzas. Las fuerzas invisibles de los planos inferiores solo responden o atacan cuando personas sin escrúpulos o de forma egoísta han actuado en su medio. Algunas personas dudarán de que existan otros mundos invisibles pero siempre ha habido casos de manifestaciones de lo invisible y otros que, para la mayoría de las personas, no han tenido ni tienen explicación. Veamos algunos de ellos.
            Además de que en mi propia familia tengo un miembro que es sensitivo y más de una vez le ha ocurrido, hay personas que mientras duermen han percibido la manifestación de alguna fuerza en forma de opresión en el pecho e incluso de que alguien se desliza desde los pies hacia la cabeza. Éstos hechos causan miedo y, por lo general, la persona se siente inmóvil porque, aunque está dormida su conciencia está dentro del cerebro. Naturalmente que los sensitivos y clarividentes desarrollados saben qué hacer pero los demás pueden llegar a sentir pánico cuando no suele ser nada peligroso y con una simple invocación de Cristo o de Dios suele acabarse; en el caso de ser un elemental artificial bastará con una orden autoritaria para que se vaya. Estos casos suelen ser más bien concentraciones de ectoplasma o como mucho elementales que suelen estar en todas las casas y en las auras de las personas pero que, al no ser sensitivos, no se dan cuenta de ello.
            Tampoco es muy común que alguien reciba un ataque astral si su vida está basada en lo positivo en todos los sentidos y menos aún si es una persona cristianamente devota, pero si ocurre puede ser de muy diversas formas y más bien en personas que se meten en lo negativo del ocultismo (magia negra, espiritismo, invocaciones, rituales, etc.) o que es mentalmente débil y se deja dominar por vicios y malos hábitos o que incluso le sugestionen fácilmente. Se suele decir en ocultismo que tenemos siempre a nuestro lado un Ángel Guardián, esto no es exactamente así, aunque los Ángeles colaboran muy estrechamente con la humanidad, un Ángel no puede “perder el tiempo” estando siempre con nosotros. Sin embargo sí tenemos siempre en nosotros al “Ángel” o Yo Superior benefactor y al inferior o tentador que algún ocultista llama el “Guardián del Umbral”. El Yo Superior inspira e intenta ayudarnos y guiarnos por medio de la conciencia y de la intuición; el yo inferior nos tienta para satisfacer los deseos terrenales y las pasiones. Pero claro, esto último ocurre cuando dejamos a un lado o no colaboramos con el Yo Superior, es decir, no se puede estar a la vez con Dios y con el diablo.
            Somos libres y según sea nuestro libre albedrío así estaremos con Dios o con el diablo. Cuando estamos con Dios (vida espiritual, de oración y enfocada a lo elevado) es difícil dejarnos llevar por el yo inferior pero también, cuando estamos con el yo inferior (dominados por los bajos deseos, sentimientos y pasiones) es difícil que escuchemos al Yo Superior si no ponemos voluntad y razonamos. Pero el yo inferior puede elevarse en momentos de crisis espiritual lo mismo que el Yo Superior puede caer en una tentación y luego dejarse llevar por otros males. Así es que si queremos estar libre de influencias astrales o etéricas negativas debemos tener siempre algún motivo elevado o espiritual en la mente, o lo que es lo mismo, estar con nuestra conciencia siempre puesta en lo elevado y espiritual pues esto crea una especie de coraza o aura protectora.
            El clarividente desarrollado sabe que la mente no solo es creadora sino que también crea los pensamientos-forma que pueden ser utilizados para muy diversas cosas, buenas o malas, por ejemplo, para curar a distancia o para hacer un ataque psíquico a otra persona. Uno de los casos o fenómenos que desde los mundos invisibles, y aunque relacionado con nosotros, ocurre a diario es la formación de esos pensamientos-forma que según se repitan y se fortalezcan pueden tener una existencia más o menos larga. Esto es así porque estas formas de pensamientos son utilizadas por unas criaturas inferiores a modo de vehículo para poder evolucionar.
            Si un hombre piensa, o (por ejemplo) por estar dominado por el alcohol, está constantemente pensando en él, está creando pensamientos-forma que utilizarán dichas criaturas de varias maneras: Primera, para estimularle a él para que siga creando esa clase de pensamientos ya que a ellas les beneficia y, Segunda, para influenciar a otros de la misma manera y con la misma intención en cualquier sitio donde se consuma alcohol. Así es que, cuando alguien quiere hacer bien a otra persona solo tiene que concentrar su mente en lo que desea visualizando a la otra recibiendo su influencia positiva (amor, comprensión, vitalidad, etc.) El pensamiento-forma debe tener (crear con nuestra imaginación) algo nuestro, es decir, debemos crear algo así como un mensajero a imagen y semejanza nuestra, como es lógico, cuando más se repita ese proceso más vida tendrá el pensamiento gracias a nuestra energía creadora mental que será utilizada por ese espíritu artificial. Es de suponer que según sea la naturaleza del pensamiento así será el elemental de bueno o malo (más o menos evolucionado)
            Estos espíritus elementales no son inteligentes como nosotros sino que tienen más parecido con los animales, sin embargo, utilizar un pensamiento que es creado con una intención es para ellos verse obligados a cumplir la misión encomendada a modo de “medio evolutivo”. Por consiguiente nosotros podemos crear Ángeles benefactores para otras personas de la misma manera que los magos negros crean sus demonios para hacer mal o atacar a otros. Debe quedar claro que el hombre no puede utilizar objetos físicos con la mente sino que utiliza la mente para crear estas formas etéricas que serán el medio por el cual determinadas fuerzas cumplirán lo que se les ordene.
            El mundo invisible es una gran incógnita a la vez que peligroso. En un futuro aún muy lejano será nuestro mundo de forma similar a como es hoy el mundo físico, pero hasta entonces tenemos que depender de los conocimientos que nos llegan de aquellos que han tenido experiencias, de los clarividentes voluntarios y de los Maestros y Adeptos que nos “preparan” a través del conocimiento. Todo lo que existe físicamente tiene su origen en las fuerzas invisibles como lo tiene la concha del caracol en la baba que se cristaliza, muchas son las cosas a las que estamos acostumbrados y sin embargo, somos ignorantes de su origen. Un lugar donde asiduamente se haya practicado el espiritismo o donde se hayan hecho invocaciones y rituales mágicos estará lleno de elementales de diferentes clases esperando influenciar a otros o incluso moviendo objetos y otras manifestaciones; un lugar donde, por el motivo que sea, las personas se ponen nerviosas, afectará a otros que por naturaleza no lo son; un lugar donde viva una persona triste, depresiva y poco sociable manifestará esa atmósfera y afectará a cualquiera que entre; un monasterio o iglesia que se abandona porque no hay monjas que lo puedan habitar, mantendrá una atmósfera o espíritu (a veces llamado “encantamiento”) que también lo percibirán las personas devotas y sensitivas que entren en ese lugar. Espíritus artificiales, elementales inferiores o espíritus de la naturaleza son algunas de las respuestas a estos hechos en los cuales normalmente no nos paramos a pensar.
            Desde siempre se ha oído hablar de hadas, gnomos, duendes, ondinas, etc., estos espíritus de la naturaleza son etéricos pero su grado de materia corporal está casi en el grado de la materia física. Como he dicho, estamos tan acostumbrados a ver todo tan normal que no nos preguntamos algunas cosas como ¿Quién o cómo se forman los frutos y las flores y quién hace que maduren y que obtengan los colores? ¿Quién forma tanto a los animales como a los seres  humanos en los vientres hasta que nacen? Nosotros vemos los resultados físicos pero la magia de las fuerzas etéricas radica en la obra de esos espíritus de la naturaleza que trabajan bajo la dirección de los Ángeles. El mundo invisible se manifiesta incluso en nosotros, nosotros mostramos en gran medida cómo somos por medio de nuestra aura al ponerse en contacto con el aura de otros; nosotros podemos dar amor abrazando a un árbol o creando belleza y armonía donde se encuentre una planta. Un animal no nos ve tal como somos físicamente sino que ve más bien nuestros cuerpos invisibles y nuestra aura, por tanto percibe si somos amistosos, enemigos o tenemos miedo a través de ella ¿Y todo esto por qué causa? Porque con cada pensamiento, sentimiento y acción se manifiesta una serie de vibraciones a través de nuestra aura. Nuestros cuerpos invisibles irradian energía o materia, pero esa energía está impregnada o lleva la marca de lo que somos y, quien tiene la capacidad de percibirlo o es un clarividente que sabe interpretar las auras, podrá decir y muchas cosas al respecto.
            Esta aura o vibraciones magnéticas también impregnan lo que tocamos, de ahí que (por ejemplo) muchas personas perciban claramente el estado de ánimo de la persona que escribió la carta que lee. Pero este mismo hecho aplicado a un objeto antiguo que ha sido parte de un ritual ya es algo más serio porque ese objeto magnetizado por tantos rituales tiene su propia aura que influye y atrae todo lo que sea de su misma naturaleza. Esto explica ciertos maleficios relacionados con determinados objetos pero también cómo se puede hacer un amuleto siempre que los objetos estén relacionados con el individuo. No es lo mismo comprar algo usado para llevarlo con nosotros y que lo haya llevado o utilizado alguien a menudo que comprar algo nuevo, porque si es usado estaremos siendo influenciados por la naturaleza de la otra persona durante un tiempo más o menos largo. Algo similar ocurre si vamos a vivir a una casa donde ha vivido otra persona muchos años y ha hecho algo relacionado con el ocultismo o la magia, esas prácticas han creado y atraído a elementales que, dependiendo de si las practicas han sido buenas o malas, pueden influir positiva o negativamente a los nuevos habitantes a través de sus cuerpos invisibles.
            Quien es un asiduo practicante cristiano y va mucho a la iglesia con verdadera devoción, estará elevando las vibraciones de sus cuerpos invisibles y creará un aura radiante y de colores bellos que atraerá elementales de esa misma naturaleza que solo harán que beneficiar a dicha persona. Pero también, quien pertenezca a sectas o logias negras cuyas intenciones sean solamente las de obtener poder y dinero se verá dominado por sus vibraciones y no le será fácil abandonarla porque su cuerpo de deseos y su mente estará en esa línea de acción. En general, no solo nos vemos atraídos por lo que somos internamente (fruto de las vidas pasadas) si no que también lo somos por la naturaleza o carácter que hayamos desarrollado en la vida presente. Las fuerzas y vibraciones están en todas partes, unas estelares y otras pertenecientes a la propia humanidad y a todos los seres que habitan en los mundos superiores, por este motivo es bueno, como costumbre, tener la mente en cosas positivas y elevadas que atraigan todo lo que es bueno de cuanto nos rodea.
            Las fuerzas cósmicas están influyendo constantemente a la humanidad y lo mismo ocurre con las influencias benefactoras de las Jerarquías que nos ayudan, pero si nosotros no hemos alcanzado cierto grado de desarrollo sobre esas cualidades divinas, no nos ayudarán en nada. Hay que trabajar objetiva y voluntariamente con lo que sabemos que es bueno para desarrollar el Cristo Niño que atraiga las bendiciones del Cielo. Si el devoto ora y habla con Cristo, Dios o cualquier personaje místico, obtendrá satisfacción interna y aunque sea pobre o tenga mala salud será feliz, pero el que actúa imitando y como si fuera Cristo mismo, no cabe duda que recibirá más desarrollo espiritual y hará más bien al mundo a la vez que se verá protegido de todas las influencias visibles o invisibles que le rodean.
            Como podemos ver, aunque lo mencionado es insignificante comparado con lo existente en los mundos invisibles, estamos rodeados de fuerzas y seres invisibles. Aunque por lo general las personas normales no suelen verse afectadas por las fuerzas maléficas (sean seres, pensamientos-formas o elementales) es conveniente saber que lo mismo que hay centros de fuerzas espirituales en la tierra (Lourdes, Fátima, edificios antiguos donde se hayan hecho y se hagan rituales religiosos, o una simple capilla de un monasterio donde se hacen oraciones) también nosotros lo podemos hacer en nuestra casa y con nuestra propia aura para sentirnos protegidos. El agua bendecida, la señal de la cruz, el incienso de la iglesia, la oración, la invocación o llamada de auxilio para elevar las vibraciones de las auras y para crear un pequeño centro espiritual en algún sitio aislado de nuestra casa, son elementos muy importantes para construir nuestro refugio espiritual.
Cuanto más estemos centrados en las cosas espirituales y elevadas, más rechazaremos y expulsaremos de nuestros cuerpos invisibles los éteres inferiores que impiden que desarrollemos la sensibilidad y los poderes ocultos. Por el contrario, cuando más devotos, fraternales y altruistas seamos, más atraeremos los éteres superiores que harán brillar nuestra aura y que algún Maestro venga a guiarnos y a enseñarnos todo lo  relacionado con esos mundos.

MEDIUMNIDAD

El médium es una persona sumamente receptiva y negativa, tan superficial en su naturaleza interna que su cerebro puede ser utilizado por algún ser o persona extraña. En estos casos pueden incluso llegar a utilizar su cuerpo para causar algún fenómeno de los llamados espiritistas. En realidad es algo así como la parte contraria o negativa de la inspiración con la diferencia de que la mediumnidad es muy peligrosa para la salud mental y el sistema nervioso.
            Según el carácter y naturaleza de la persona, puede ser que sus cuerpos físico y etérico estén muy unidos o, por el contrario, el lazo de unión sea más bien flojo. Los materialistas tienen estos cuerpos muy entrelazados y de ahí que se apeguen a la Tierra después de que su cuerpo muere. Los que tienen una unión floja entre esos cuerpos son: Primero: Los de débil voluntad y Segundo: Los que lo aflojan por propia voluntad a través del desarrollo oculto y espiritual; los primeros son los médiums y los segundos son los clarividentes voluntarios que han desarrollado los poderes (por lo general) por medio del ocultismo. El médium  es un clarividente involuntario que suele estar bajo el control de alguien que se encuentra en el Mundo del Deseo, es decir, es algo similar al caso del hipnotista y su víctima.
Hay otra clase de médium, hoy bastante menos común, que es el médium de trance. En este caso el Ego se ve forzado a salir del cuerpo físico con su cuerpo mental y de deseos a la vez que permanece en trance, o sea, como ocurre en el sueño pero con la diferencia de que aquí el cuerpo se verá utilizado por un ente para manifestarse como lo desee. Sin embargo, ha habido casos en que, puesto que las personas que intentan apoderarse del cuerpo de un médium son de las bajas regiones del Purgatorio, este ser ha utilizado ese cuerpo físico para satisfacerse con los vicios que tenía cuando estaba vivo.
La tercera clase de médium es el  que se deja utilizar para que otro pueda materializarse, esto se hacía hace muchos años como espectáculo y para que alguien hablara con algún familiar fallecido. En estos casos es el espíritu controlador el que desde el Mundo de Deseos pone a la víctima en trance y extrae el éter de su cuerpo vital a través del bazo etérico para utilizarlo para su materialización. Como consecuencia de esta extracción de la vitalidad, la carne se pone fofa, el cuerpo parece como si encogiera y el médium parece como si estuviera casi muerto; de ahí que cuando le devuelven el cuerpo vial el médium parece agotado y necesita bebida, estimulantes y reponer energías en general. No cabe duda de que este abuso de la vitalidad pasará factura a la salud y a la vida misma.
De forma similar en que en una sesión de espiritismo se puede creer que se está hablando con un difunto cuando en realidad puede ser que se hable con un cuerpo de deseos abandonado o incluso habitado por un espíritu elemental, también el cuerpo del médium puede ser utilizado por seres no humanos. Si un hombre, de los que son moralmente bajos, puede utilizar el cuerpo para satisfacerse con alcohol, sexo, etc. al ser un elemental puede ser mucho peor porque después de la muerte del médium a veces no les devuelven el cuerpo de deseos y el médium puede perder miles de años de desarrollo en su propia evolución. De una forma u otra hay que tener siempre presente que hacer de médium casi siempre termina muy mal para esa persona, muchos han muerto con ataques epilépticos, han sufrido locuras, han padecido enfermedades en la medula, han cambiado su carácter haciéndose insoportables, otros se han vuelto imbéciles y otros quizás hayan sido enterrados vivos.
Hay casos excepcionales en que el médium manifiesta conocimientos, lenguas u otros aspectos que en su vida cotidiana no lo hace porque ni lo ha aprendido ni lo ha estudiado. Esto demuestra que es un ser desencarnado el que se expresa desde el otro mundo. Otras veces manifiestan ignorancia y no hacen nada más que repetir cosas no muy razonables y otras, pocas, incluso se han preocupado por la salud del cuerpo del médium. Pero, de cualquier forma el dueño es expulsado del cuerpo y ante la visión de un clarividente, se ve como la vida de la víctima lucha contra quien quiere controlar el cuerpo físico.
Estos espíritus control no solo extraen el cuerpo vital o etérico para materializarse sino que, si hay alguien con cierta flojedad en los cuerpos, también intentará extraer vitalidad. Además ,utilizará incluso el polvo de la atmósfera y la materia física que pueda extraer del médium para manifestarse  ante los presentes. Por mencionar algún ejemplo más sobre los peligros de la mediumnidad y de la obsesión, que mencionaré a continuación, diré que:

1º.- El médium no puede hacer nada para que deje de dominarle el espíritu control.

2º.- Que se puede ver dominado incluso para hacer cosas que el médium nunca haría.

3º.- Que puede hacerse dueño del cuerpo físico para siempre.

4º.- Que una vez que el espíritu penetra la primera vez en el cuerpo físico, al salir se lleva parte
      del cuerpo vital, lo que le servirá para dominar a esa persona cuantas veces quiera.

La enseñanza de ese párrafo trata de que nadie, bajo ningún concepto, debe ponerse en manos
de ningún hipnotista, ni ir a sesiones de espiritismo ni nada parecido; el hombre debe tener una fuerte voluntad para trabajar por ideales elevados y para tener control de sí mismo pero nunca para hacerlo sobre los demás.
            No hay que olvidar que el espíritu control expulsa los cuerpos invisibles de la persona de carácter pasivo para ponerse él en su puesto, a partir de ahí y si es que lo abandona, se llevará parte del cuerpo vital para utilizarlo como llave maestra. Cuando el espíritu control está dentro, y más si es de los más apegados a lo más bajo de la tierra, puede sentirse tan dueño que a veces no devuelve el cuerpo. En ese caso se llama obsesión y se puede comprobar porque el iris del ojo no responde a la luz ni a la distancia.
            Aunque esto parezca increíble, he de decir que hay infinidad de casos que ocurren entre los seres de los diferentes mundos que, si los pudieran ver como lo hace un clarividente, causaría tristeza y repugnancia. Este es el caso del borracho que, una vez muerto, sufre por no poder beber pero que atrae materia etérica para intentar absorber los vapores del alcohol mientras compenetra los cuerpos de quienes han bebido y intenta hacer que beban más. Hay que evitar todas estas maneras negativas de contactar con los fallecidos o de, simplemente, curiosear por saber qué pasa en esos mundos invisibles porque hay más peligro de lo que la mayoría piensa. Incluso si se hace algo en grupo se corre el riesgo de que haya un intercambio de materia de deseos con la correspondiente posibilidad de que se desarrollen hábitos que no se tienen. Otra posibilidad podría ser que algún presente sea psíquicamente débil y se le pegue algún ente con malas intenciones como ha ocurrido en casos de sonambulismo.
            Quiero dejar claro que, aunque esta información no está muy relacionada con el motivo que me ha llevado a escribir esta obra (que no es otro que intentar quitar el miedo a la muerte) la expongo para todos aquellos que comienzan a interesare por el mundo del ocultismo y que andan a ciegas de un sitio para otro buscando lo fenoménico y lo supra físico. El verdadero camino, aunque más lento, para desarrollar la clarividencia y ser conscientes en los otros mundos es la oración, los ejercicios espirituales y mentales dados por escuelas iniciáticas como la Fraternidad Rosacruz de Max Heindel y llevar una vida dedicada a servir altruista y fraternalmente al prójimo imitando lo que predicó Cristo. Todo lo que prometen por ahí de desarrollo de poderes, de iniciaciones y de otros muchos aspectos que nada interesa al verdadero buscador de la Verdad, no sirven para nada en ese sentido. Nada de lo que verdaderamente necesitamos para conocer estas verdades se pueden conseguir haciendo cursos y pagando dinero. La verdad y los poderes lo tenemos dentro de manera latente pero solo lo manifestaremos de manera dinámica cuando hagamos méritos para que un Hermano Mayor venga y nos despierte el poder que hemos desarrollado por nuestras buenas obras.

HIPNOTISMO

Como sabemos, cada persona es un mundo, no solo por las tendencias que trae de otra vida, la genética, la educación y las experiencias desde que se es niño, sino porque unos razonamos y tenemos más voluntad que otros. Es más fácil que le vendan algo que no necesita o que le convenzan para cualquier cosa al de débil voluntad y poca capacidad razonadora que al que tiene gran voluntad con la cual sabe utilizar su mente. Esta es la clave del hipnotismo y hay comerciales que lo saben utilizar para convencer pero cuando dan con alguien de fuerte voluntad no les es tan fácil. La voluntad es un poder y manifestación del Espíritu, por tanto, sale de dentro y puede decidir respecto a las circunstancias de la vida e incluso hacer frente y contrarrestar la voluntad de otro que intente dominarla. Como en el caso del médium que tiene una débil conexión entre sus cuerpos y puede ser dominado por un espíritu, aquí ocurre lo mismo respecto a la voluntad de otro, con la diferencia de que no utiliza su cuerpo físico.
            Dominar a otra persona de la manera que sea es un delito ante la Ley de Dios pero en el caso del hipnotizador que produce lo que conocemos como sueño hipnótico es más grave aún y, en la mayoría de los casos, ni el hipnotista ni la víctima saben lo que verdaderamente ocurre ni el peligro que esa práctica conlleva. Por este motivo quiero dejar claro desde este momento que el de fuerte voluntad que mantiene una actitud positiva de la mente, nunca podrá ser hipnotizado. Cuando hay un espectáculo, el hipnotizador no suele elegir a una persona al azar porque sabe que puede fracasar, por eso antes de empezar elige (previas pruebas) a alguien entre los voluntarios; ese alguien es el que el hipnotizador sabe que es débil y que le puede manejar sin ningún problema.
            El hipnotizador actúa de forma similar a lo que hacen hoy algunas personas con los teléfonos y las nuevas tecnologías, es decir, pinchar teléfonos y meterse en los ordenadores de otros para hacer lo que quieran. Como todos sabemos, el Ego tiene una línea directa con su cuerpo físico a través de sus cuerpos invisibles (cuerpo mental, de deseos y etérico) pues bien, este hilo es el que intercepta el hipnotizador para cortar la comunicación del Ego y ponerse él en su lugar y así poder dominar el cuerpo físico. Los cuerpos invisibles salen del cuerpo físico igual que lo hacen durante el sueño pero en este caso el hipnotizador pone los éteres de su cabeza etérica en el puesto de la cabeza etérica de la víctima.
            Bajo el punto de vista del ocultismo, un hipnotizador está en el camino de la magia negra o es un aprendiz de los “hermanos de la sombra” o Maestros Negros. Ya hemos hablado de los Maestros o Hermanos Mayores como de seres tan sumamente espirituales que ya no necesitan renacer y que han desarrollado ciertos poderes, unos poderes que, como ellos bien saben, no utilizan nunca para dominar la voluntad de nadie. Pues bien, también hay “maestros”, magos poderosos del lado contrario a lo espiritual que tienen poder para someter la voluntad de cualquier persona y hacer con ellos lo que quieran. El abuso de esos poderes con fines egoístas, dominar la voluntad o dirigir el libre albedrío de una persona es magia negra, por tanto, el que por medio de sus poderes de sugestión obliga a otro a hacer algo que no procede de su voluntad está practicando la magia negra.
La técnica del hipnotizador trata de lo siguiente: Cuando éste hace unos pases por la cabeza de la víctima extrae los éteres vitales del cerebro etérico dejándolos en forma de pliegues alrededor del cuello de la víctima. Entonces los suplanta con los suyos y, como ha cortado la comunicación del Ego de la víctima con su cuerpo, ya nadie puede impedir que haga lo que quiera. Cuando un hipnotizador hace esto y no vuelve a ver a la víctima ni se vuelve a interesar por ella no pasa nada, pero el peligro está en que, una vez dominada la persona, el hipnotizador tiene la posibilidad de volver a hipnotizarle cuando quiera y sin que la víctima lo desee. Esto es porque aunque le despierte y la víctima pueda ejercer otra vez su voluntad, el hipnotizador ha dejado una parte de sus éteres en la cabeza, lo que le facilita la entrada y el dominio hasta el punto de que cuantas más veces lo haga, más dejará sus éteres y más fácil tendrá el control de la víctima. Pero esto no es todo, también, como en las nuevas tecnologías o como un simple despertador, el hipnotista puede “programar” a su víctima para que en un futuro haga lo que él desee, de esta forma la víctima nunca estará libre hasta que el hipnotizador muera.
En los últimos tiempos se está utilizando el hipnotismo como un método de curación para liberar a las personas de adicciones. Como quien lo practica (en la mayoría de los casos) no cree que haya más vidas ni tampoco en la Ley del Karma o de Consecuencia, piensa que está haciendo un gran bien a esas personas. La verdad es que hoy se practica la magia negra inconscientemente mucho más de lo que la gente piensa, la diferencia de que sea blanca o negra solo depende del motivo o intención.
Pero volviendo al tema de curar, hay que dejar claro que cuando una persona desarrolla un hábito o se crea un vicio, lo tiene arraigado en el cuerpo de deseos que, desde que lo consumió o hizo la primera vez y a partir de repetirlo, se encarga de “pedir más” y de ponerle tentaciones. Entonces, por ejemplo, un toxicómano, se verá tentado o seducido a través del deseo para que consuma más droga. Como sabemos, estamos evolucionando a través del Renacimiento y de la Ley de Consecuencia, dos leyes que hacen que aprendamos de nuestros errores y que nos fortalezcamos cuando hacemos el bien. El hombre se desarrolla gracias al buen uso de la voluntad y la mente y se pervierte y se degenera cuando se deja llevar por el aspecto negativo del cuerpo de deseos. Por tanto, cuando una persona cae en un vicio que le domina, es él quien debe superar ese vicio, es decir, es él con su voluntad quien debe vencer al cuerpo de deseos. Por eso es necesario que se comprenda que quitar de la droga a un toxicómano no le va a ayudar en nada porque eso solo durará mientras el hipnotizador viva. Cuando llegue al Purgatorio lo pasará mal como aquel personaje de la película “Ghost” que buscaba tabaco muy desesperado por el metro, pero es que, además, en la próxima vida lo tendrá que superar por propia voluntad. En la escuela de la vida nada se concede gratis, quien ha debilitado su voluntad por caer ante un vicio, deberá fortalecerla y vencerlo porque nadie puede hacerlo por ella. Si queremos desarrollar los poderes internos no solo debemos vivir la vida espiritual, sino que también, debemos estar atentos para que el cuerpo de deseos no nos domine ni nos lleve a caer en vicios que, más tarde o más temprano se pagarán caros. Por consiguiente, la curación del hipnotista no sirve para nada, más bien al contrario pero es que, además, él mismo se está creando una deuda que le costará muy caro y que, a veces, puede ser la pérdida de una vida entera de experiencias.

SUEÑOS Y ENSUEÑOS

            A lo largo de los capítulos tratados hasta ahora hemos hablado de lo que hacemos por las noches mientras el cuerpo físico duerme y hemos comparado el sueño con la muerte. Por consiguiente, creo oportuno explicar más detalladamente esos aspectos para así comprender mejor otros asuntos.
            El cuerpo se mueve gracias a la energía solar que está en la atmósfera y que nos rodea, la cual es especializada por el cuerpo vital al pasar por un centro (chacra) que está situado en ese cuerpo a la altura del bazo. Este fluido vital pasa por el bazo etérico y se distribuye por los nervios haciendo que se muevan los músculos una vez exteriorizado por el cerebro. Como ya sabemos, este cuerpo etérico compenetra (es su doble) el cuerpo físico desde el nacimiento hasta la muerte excepto cuando, en ocasiones, cortamos la circulación sanguínea y deja de fluir la energía a esa zona o miembro. En esos casos, como cuando a una persona se la recupera de la muerte por la reanimación cardiopulmonar, sienten una especie de cosquilleo o picazón intenso y mucho más si en vez de ser un brazo o una pierna es todo el cuerpo.
            Durante el día no nos falta fluido solar y el cuerpo vital está hinchado y nos permite gastar todo lo necesario. Pero según se va acercando la noche, el degaste del cuerpo, las toxinas y el hecho de que ya no hay tanta energía vital en la atmósfera, hacen que los éteres no vibren con la misma intensidad y que los átomos físicos se muevan más lentamente; esto es, da muestras de cansancio o sueño. Naturalmente que, según van pasando las horas de la noche a la madrugada llega un momento en que el cuerpo vital deja de funcionar y cuesta mucho mover el cuerpo físico, lo que indica que hay que revitalizar y reconstruir los cuerpos. Pero, como es razonable, no se puede restaurar unos cuerpos que han sido afectados por hacer uso de ellos en este mundo físico si seguimos utilizándolos desde dentro, es decir, estando consciente y gastando vitalidad. Por consiguiente y como ocurre cuando alguien va a reformar su casa por completo, los habitantes se tienen que marchar y por ese motivo el Ego sale todas las noches con su cuerpo de deseos y su mente para hacer ese trabajo de restauración desde fuera. Cuando el cuerpo está dormido y mantiene un sueño profundo (sin ensueños) el cuerpo parece inerte, sin embargo, la visión que describiría un clarividente es que hay una gran actividad interna gracias al mantenimiento y trabajo que hace el cuerpo vital sobre los órganos de digestión, asimilación, excreción, etc. mientras el Ego y los cuerpos de deseos y la mente están fuera.
            Podríamos decir que durante el día hay una lucha entre el cuerpo de deseos que incita a la acción y los placeres (a gastar vitalidad) y el cuerpo vital que intenta reponer la vitalidad. Al final siempre vence el cuerpo de deseos y mucho más en las personas poco desarrolladas o con poco control que, además de su trabajo físico diario, se dejan llevar por los vicios. Pero cuando ha vencido al cuerpo vital y este ya no puede mover el cuerpo físico, el cuerpo de deseos se ve obligado a salir del físico y dejar a éste en manos del vital para que lo restaure. Entonces es cuando se dice que nos dormimos y el Ego pasa al Mundo de Deseos que es el mundo de la armonía. Las fuerzas de este mundo hacen que el Ego haga una especie de revisión de lo que ha sido el día para que ponga en orden todo desde el punto de vista de errores, mentiras, etc. obteniendo como resultado sabiduría y verdad, o lo que es lo mismo, recobra su armonía y ritmo. Dependiendo de lo que haya ocurrido y lo que se haya hecho durante el día así serán necesarias pocas o muchas horas pero, cuando se acabe, estará en condiciones de hacer el trabajo de restauración del cuerpo vital y del físico. Por tanto, el cuerpo de deseos empieza a vivificar el cuerpo vital introduciéndole energía rítmica y armónica y, a su vez, los éteres de este cuerpo compenetran los átomos físicos dándoles vida y eliminando todo lo que sea dañino gracias a la acción del sistema nervioso simpático. Por tanto, cuando una persona se despierta después de haber dormido unas horas de sueño profundo, se encontrará cargado de energía y descansado sin saber en la mayoría de los casos por qué y cómo.
            Todos sabemos que cuando hay algo que nos preocupa o que nos interesa mucho, no dejamos de pensar en ello, llegando incluso a no poder conciliar el sueño de una manera profunda. Ocurre que, aunque el cuerpo vital se haya paralizado y tengamos mucho sueño o cansancio, el cuerpo de deseos se aferra tenazmente al cuerpo vital y físico y no sale del todo como desea el Ego quedando solo la mitad fuera del cuerpo físico. Entonces comienza a meditar u ordenar los hechos del día desde esa posición causando desgaste de energías (que impide la recuperación) y moviendo el cuerpo que está en la cama. El efecto es que al siguiente día la persona se levanta cansada y contando que ha tenido pesadillas o sueños absurdos que no le han dejado descansar.
            Recordemos que cuando el Ego sale por las noches queda unido al cuerpo etérico y físico por medio de un cordón plateado etérico que, aun pasando al Mundo de Deseos no se rompe. Son las armónicas vibraciones del Mundo de Deseos las que al penetrar en los cuerpos superiores los vivifica y equilibra como hace el fluido vital respecto al cuerpo vital; digamos que estos cuerpos se sumergen en un elixir de vida. Los sueños absurdos se producen porque los centros sensoriales del cuerpo de deseos (chacras) y los del físico no se interrumpen. Y es por ese motivo por el cual lo que se está viendo en el Mundo de Deseos (que ya de por sí puede ser fantástico) se traslada a los centros cerebrales sin que pasen por la mente para razonarlos.
Como podemos ver, el sueño no es un proceso pasivo sino un estado muy dinámico que nos permite continuar la vida, ya que, si no se hiciera esa restauración, viviríamos mucho menos. El sistema nervioso voluntario tiene una relación directa con el cuerpo de deseos y es el que destruye, desequilibra y desgasta; el sistema nervioso involuntario está más relacionado con el cuerpo vital y controla los órganos digestivos y respiratorios que son los encargados de restaurar y reponer el cuerpo físico. Pues bien, si no fuera por la mente que hace de freno ante el cuerpo de deseos, nuestras horas de vigilia y nuestras vidas serían muy cortas ya que el cuerpo de deseos se impondría y eliminaría al cuerpo vital restaurador. Esto lo podemos comprobar cuando el cuerpo de deseos hace que una persona pierda la razón a causa de la  ira o el descontrol de sí mismo, entonces surge el agotamiento y la sofocación.
Hay ocasiones en que estando el Ego completamente fuera del cuerpo físico (con sueños sin ensueños) puede ver algún suceso relacionado con él o con otros cercanos y que está a punto de manifestarse físicamente, ya que lo que se produce aquí se ha producido o está programado en los mundos superiores que son los mundos de las causas. Si cuando esa persona se despierta pudiera recordar ese hecho, es decir, lo hubiera grabado en el cerebro, estaría manifestado un sueño profético. Como es lógico, dependiendo de lo que sea, podrá cambiarlo en la mayoría de los casos. Estos sueños se diferencian claramente de los normalmente absurdos, sobre todo porque son advertencias, soluciones o problemas pendientes o que incluso previenen desastres como muchas veces hemos oído. Suelen ocurrir poco antes de despertarnos y siempre que hayamos tenido un sueño profundo, es entonces cuando el Ego ve la importancia del asunto y intenta grabarlo en el cerebro, Ese conocimiento también nos puede servir para encontrar soluciones a nuestros problemas, solo es necesario dormirse con el pensamiento y el deseo de encontrar la respuesta.
Hay otra manera de obtener un beneficio del sueño y ésta es inculcando en el cerebro de la persona que duerme las ideas o pensamientos que queremos comunicarle. Con esto no se domina la voluntad ni la mente de esa persona, lo que significa que no podemos conseguir que esa persona haga lo que nosotros queramos y mucho menos si es contrario a sus tendencias y hábitos. Eso solo ocurre cuando alguien como el hipnotizador pone parte de su cerebro etérico en el del hipnotizado para dar las órdenes al cerebro físico y éste al sistema nervioso y muscular. Durante el sueño, el cerebro de la persona esta compenetrado por su cuerpo y su cerebro etérico y por tanto tiene control sobre sí mismo, que es lo contrario de lo que hace el hipnotizador. Este método es muy útil cuando se quiere inculcar a alguien, por ejemplo a un niño, un nuevo hábito para suplantar a otro y otros hechos similares; también se puede practicar con personas adultas que tienen vicios con la intención de que lo dejen. Hay casos en que da resultados muy pronto otros no, pero todo es paciencia y persistencia.

SONAMBULISMO

            Como ya he explicado, hay veces que las preocupaciones de nuestra vida cotidiana en el mundo físico impide la separación total del cuerpo, es decir, el Ego sigue, en cierto modo, en contacto con el cerebro pero tampoco correctamente centrado como en el estado de vigilia. Es entonces, estando mitad fuera y mitad dentro del cuerpo físico cuando el Ego ve y mezcla las cosas del mundo físico con la constantemente cambiante materia de Mundo de Deseos obteniendo como resultado toda una serie de ensueños fantásticos y absurdos. En esos casos, todos sabemos que nos movemos en la cama más a menudo y que podemos hablar y gesticular, pues bien, eso es similar o previo al sonambulismo. El caso de los sonámbulos es cuando el Ego hace que el cuerpo físico deje la cama y camine con o sin rumbo siendo la persona inconsciente de ello. En esos casos el cuerpo andará por cualquier sitio que pueda sin mirar y sin saber si es peligroso o no porque es inconsciente de ello y no tiene miedo; de ahí que un sonámbulo pueda caminar por sitios peligrosos por donde no andaría si fuera consciente. El peligro de los sonámbulos y que deben saber sus familiares y vecinos es que nunca hay que despertarles porque si, cuando lo hacen, están en un sitio peligroso la entrada del Ego en el cuerpo hace que se despierte asustado y podría pasarle algo. Parece ser que la mejor solución para los sonámbulos es practicar la relajación, sobre todo cuando se acuesten, pues es la mejor manera de contrarrestar la influencia del cuerpo de deseos que es el que da el incentivo para la acción. Pero si es un caso serio o grave y se quiere evitar cuanto antes, lo ideal es ponerle algo húmedo o mojado en el suelo por el lado donde se levanta porque de esta forma al tocarlo se despertará la persona.

 OBSESIÓN

            Obsesión es el hecho de que un espíritu desencarnado haya poseído permanentemente el cuerpo de otra persona. Hoy día no es muy común y menos aún en occidente, sin embargo, sí se dan casos de personas que bien porque han cometido un delito o bien porque quieren justificar falsamente algo, dicen que están obsesionados. La manera más simple y fácil de comprobar si una persona está obsesionada es metiéndola en un sitio oscuro y sacándola a otro con mucha luz, en cualquiera de los casos el iris de los ojos debe de responder como señal de que el Ego del dueño del cuerpo está dentro, si no se contrae y dilata es porque está poseída.
            Cuando una persona malvada y apegada a ciertos aspectos de la vida terrestre muere se suele quedar en la primera o segunda región del Mundo de Deseos que es donde se purga lo peor de la humanidad. Esas regiones están muy compenetradas con las etéricas del Mundo físico y si, por lo general, una persona puede estar unos 25 años en el Purgatorio, estas personas pueden estar muchos más e incluso siglos. Alguno de estos individuos, como podría ser el caso de un terrorista muerto lleno de odio, intenta estar en contacto con otros similares a él ideando maldades e intentando buscar la manera de llevar a cabo lo que desea. Estas personas que se apegan a la tierra por sus vicios, bajos deseos y pasiones u otros hechos similares, están construyendo lo que en ocultismo se llama el “cuerpo del pecado” y, si no rectifican a tiempo, pueden involucionar hasta tal punto que pierden el Alma.
            Cuando esta persona ha purgado y sufrido todo el mal que ha hecho y abandona el Purgatorio para seguir ascendiendo a las regiones espirituales para preparar su nueva vuelta, abandona ese cuerpo del pecado. Pero, a diferencia del cuerpo de deseos normal de cualquier persona, éste no se desintegra tan rápidamente porque esa fuerte unión entre el cuerpo vital y el de deseos dan una consciencia personal a ese cascarón. Esto no significa que este cuerpo del pecado pueda razonar como cuando el Ego estaba dentro pero sí tiene un instinto y una astucia que, aparentemente, parece como si estuviera animado por un espíritu, lo que a su vez le permite hacer una especie de vida independiente durante muchos años y a veces siglos.
            Cuando el Ego de nuestro ejemplo anterior, el terrorista, vuelve a la tierra y atrae la materia de deseos que le corresponda según lo que fue e hizo en su anterior vida, este cascarón del cuerpo del pecado se adhiere a él como un demonio durante su próxima vida. Estos son lo que en el Nuevo Testamento consta como que Cristo expulsaba de los cuerpos poseídos. Para tener una idea más clara sobre esto es necesario comprender que en el mundo físico hay tres estados o grados de materia (sólido, líquido y gaseoso) más cuatro éteres invisibles que son el molde de las formas pero también de diferente densidad; y que en el Mundo de Deseos ocurre lo mismo, es decir, la región más baja del Purgatorio es de materia de deseos más densa (las peores maldades) y la más elevada que es el Cielo es de materia de deseos más sutil y espiritualizada. Sin embargo, y como ya explicamos, todo está compenetrado y lo que es afín se atrae como en el caso del cuerpo del pecado que se pega al terrorista cuando desciende al mundo físico para renacer, o el hecho de que este terrorista no pueda ascender a la segunda región mientras está con otros seres similares deshaciéndose de la materia de deseos (de maldad) que le ata a esa región a la vez que sufre por los hechos que la crearon.
            Así es que estas personas se apegan a la tierra buscando venganza, si es posible, por medio de otra persona. Irán a los sitios más bajos, a los suburbios, donde hagan espiritismo o incluso buscando una persona de débil voluntad entre los alcohólicos, mendigos y drogadictos para hacer que cometan delitos o que incluso se suiciden. Algún caso se ha dado también de que una persona de los barrios bajos y que más o menos conviven con la delincuencia, ha sido asesinado y su ira y su deseo de venganza ha hecho que se apegue a su asesino hasta encontrar la oportunidad de incitar a alguien de mentalidad negativa para que cumpla su venganza. De ahí que mi posición, como la mayoría de los ocultistas, sea que se debe erradicar la pena de muerte. Un criminal se encuentra mucho más libre en el Mundo de Deseos por el hecho de no tener cuerpo físico, por eso la pena de muerte es como dejar libre a una fiera con deseos de matar en la mayoría de los casos, pues ellos siguen con sus mismos deseos y pensamientos.
            Hay casos, sobre todo en la adolescencia, en que las fuertes discusiones, desenfrenos y pasiones calientan la sangre hasta tal grado que el Ego se ve forzado a dejar el cuerpo (como cuando se tiene mucha fiebre o se está en un sitio con mucho calor que se puede desvanecer la persona) Esto es como decir que la persona ha perdido la cabeza y, como efecto, el control de sí mismo, entonces esta persona privada de su mente deja al cuerpo indefenso ante cualquier espíritu desencarnado el cual lo puede posesionar.
            No debemos olvidar que el que muere sigue siendo el mismo, el que disfruta con el sexo, con el alcohol, con el tabaco, etc. intentará continuar con esos mismos vicios en el Purgatorio y, si es una persona sin escrúpulos y mientras no lo supere allí a través del sufrimiento, intentará encontrar satisfacción por medio de personas físicas. Con estos ejemplos podemos ver que el mismo mal nos obliga a ser buenos, en unos casos por las malas y en otros porque ya aprendieron esas lecciones y saben actuar positiva y fraternalmente manteniendo una fuerte voluntad y un equilibrio que no será capaz de romper ningún espíritu desencarnado.
            La muerte no convierte al delincuente en una persona honrada, allí sigue siendo el mismo pero, cuanto antes comprenda que el mal le ata a lo físico y le hace sufrir, antes se sentirá libre para ascender a las regiones superiores. Si se inclina por quedarse en lo más bajo del Purgatorio para vampirizar a los más débiles y seguir frecuentando los ambientes donde solía estar, puede que consiga incluso robar un cuerpo físico de una débil y negativa persona, pero ni se imagina lo que le espera ni por cuánto tiempo estará sufriendo esos hechos. Por eso, olvídense del espiritismo y de las magias y métodos de videncias, etc. pues en todo eso hay mucho más peligro del que se imaginan. Gracias a Dios que hay personas de elevados y nobles ideales que voluntariamente se quedan en estas bajas regiones del Mundo de Deseos con el fin de ayudar a los débiles y de enseñarles a vivir una vida más elevada y honrada. También, como ya se ha dicho, hay otras personas que mientras su cuerpo duerme por las noches se dedican a auxiliar a vivos y muertos tanto en la región etérica del mundo físico como en el Mundo de Deseos.
            Algunos de estos auxiliares invisibles durante el día por su deseo de ayudar al prójimo e invisibles por la noche cuando salen de su cuerpo con el mismo fin, han desarrollado el Cuerpo Alma (con los éteres superiores espiritualizados ya mencionados) lo que les permite ser conscientes de lo que hacen por las noches y traerse el recuerdo de ello imprimiéndolo en el cerebro. Pero hay otros que están trabajando sobre el cuerpo de deseos y que tienen un sueño profundo sin ninguna clase de ensueños absurdos, ésos, tarde o temprano, comenzarán a tener sueños muy vivos y razonables con personas y lugares muchas veces conocidos y que, cuando despierten, podrán comprobar que existen. Estos auxiliares y discípulos de Maestros irán (supuestamente en sueños) descubriendo que pueden viajar con la mente donde quieran y estudiar lo que deseen porque no habrá materia física que se lo impida. Cuando un aspirante espiritual sigue los ejercicios y oraciones indicados por una escuela iniciática o de un verdadero Maestro, pondrá en movimiento los chacras del cuerpo de deseos y podrá traerse también el recuerdo de lo que hace así como salir del cuerpo sin necesidad de esperar a que llegue el sueño.

EL AURA PROTECTORA

            San Pablo decía y aconsejaba a sus amigos y oyentes que se revistieran con la “armadura de Dios”, esta armadura no es otra cosa que la trasformación  que sufre nuestra aura etérica cuando, con el paso de los años y cuando hay voluntad y sacrificio, llevamos una vida de pureza, de servicio al prójimo y de control de nuestros deseos, sentimientos y pensamientos para fortalecer el bien y erradicar el mal en nosotros. Hay cuatro éteres que son los que forman el cuerpo etérico o vital de los cuales dos más densos y cercanos al átomo físico son los que mantienen las funciones del cuerpo físico, mientras que los otros dos más sutiles tienen una función relacionada con la memoria y los sentidos. Cuando una persona es buena, devota y fraternal aumenta los átomos superiores y éstos toman un color dorado que sobresale del cuerpo físico hasta tal punto que se le considera un aura protectora del mal. Esta aura es la que tantos pintores han pintado alrededor de la cabeza de los personajes bíblicos y de los santos. Pues bien, este “dorado vestido de bodas” también mencionado en la Biblia es, en realidad, un escudo protector contra todo aquel que intente influenciarnos y dominarnos.
El aura es la que, al ponernos en contacto con otra persona nos hace sentir cómo puede ser la misma y también es la que, aún sin ver a nadie, nos advierte de que alguien está cerca de nosotros. Así es que, además de no practicar ninguna clase de espiritismo ni de asistir a lugares donde se hagan prácticas de hipnotismo, mediumnidad, etc. siempre estaremos protegidos si trabajamos para desarrollar esa “Armadura de Luz”. Trabajar con el bien no es solo protegerse del mal sino que también es colaborar con la obra de Cristo sobre la humanidad y con sus agentes.
           
CLARIVIDENCIA

            Desde que en España  se comenzó a leer mucha literatura esotérica y muy en particular la oriental, cada día se habla más de reencarnación, karma, clarividentes, sanadores, etc. y cada día hay más clarividentes y sanadores que (en la mayoría de los casos) “adquieren” el poder a cambio de un dinero que han dado por hacer un curso. Nada más lejos de la realidad, el  que ha profundizado seriamente y durante años en la filosofía oculta sabe perfectamente que el 99,99% de dichas personas mienten y ni son clarividentes ni sanadores.
            Lo mismo que hay personas que ven poco o nada y otros lo normal, hay algunos que ven más allá de lo que perciben normalmente los ojos, éstos cuya visión es más clara se les llama clarividentes. Lo mismo que se desarrolla la mente, así se desarrolla la clarividencia gracias al trabajo interno que se hace vida tras vida; por tanto, todos seremos clarividentes en el futuro cuando alcancemos cierto desarrollo espiritual. Como podemos comprender, la clarividencia es un poder que podemos alcanzar pero no gratuitamente, por lo general se necesitan varias vidas de esfuerzo y persistencia en el bien para desarrollarla; o mejor dicho, no se puede alcanzar (según la línea de desarrollo normal) si no se han hecho los méritos y esfuerzos necesarios como para estar seguros de que se va a utilizar para ayudar a la humanidad.
            Ser clarividente implica amor al prójimo, responsabilidad en su uso y deseo de servir a la humanidad. Sí un clarividente la usa de otra manera, para curiosear, para beneficio propio e incluso se deja llevar por tentaciones inmorales, pronto perderá ese poder. Naturalmente que me estoy refiriendo a los clarividentes que se esfuerzan por desarrollarla antes que el común de la humanidad ya que, cuando la humanidad la desarrolle en un futuro será cuando esté preparada para ello.
            La clarividencia está latente en nosotros como lo estaban los sentidos hace millones de años antes que se desarrollaran, pero precisamente por eso hay dos clases de clarividentes. La primera clase se suele llamar negativa o involuntaria y esto se debe a que es una clarividencia sobre la que la persona no tiene control, es decir, puede ver en algunos momentos ciertas imágenes o visiones pero no puede hacerlo cuándo ni cómo la persona quiera. Esta clarividencia es una reminiscencia del pasado, de cuando éramos conscientes en los mundos superiores porque aún no habíamos centrado nuestra conciencia en el mundo físico; es el mismo caso de un niño que acaba de nacer y que durante un tiempo no es consciente de lo que le rodea pero sí lo es de los mundos de donde procede. También hay otra clarividencia negativa que se puede adquirir a través del espiritismo, la magia y otros casos como las personas que hacen de médium pero, tanto unos como otros, ponen en peligro su existencia porque son presa fácil de espíritus y personas apegadas a la tierra, que sin escrúpulos se apoderan de su cuerpo a veces hasta después de la muerte y más aún.
            La segunda clase llamada positiva o voluntaria, es la que algunos adelantados respecto a la evolución, han desarrollado y la pueden utilizar no solo para ver a través de la materia sino también para investigar en los mundos superiores. Esta clarividencia se desarrolla cuando la persona lleva muchos años o varias vidas esforzándose por desarrollar su espíritu por medio del servicio amoroso y altruista al prójimo y de ciertas técnicas dadas por los Hermanos Mayores de la humanidad. Estas técnicas ponen en movimiento las fuerzas o corrientes del cuerpo de deseos para que giren sobre unos centros o chacras (que son similares a los sentidos físicos) favoreciendo así la clarividencia del Mundo de Deseos. Los clarividentes negativos que muchas veces utilizan su clarividencia para obtener beneficios, también lo ponen en movimiento pero en sentido contrario y es por eso por lo que no ven directamente sino que lo hacen como si fuera a través de un espejo dando pie a que se equivoquen tanto.
            La clarividencia entrenada es la que ha servido para investigar todo el conocimiento esotérico profundo y verdadero, es decir, la que ha servido para que se investigue lo que hay y lo que ocurre en los mundos superiores y muy en particular el tema del renacimiento, el karma, el pasado de la humanidad y los seres y los trabajos que éstos hacen en esos mundos. Pero para obtener esta clarividencia se necesita un entrenamiento por parte de los Maestros, y ese entrenamiento no llegará hasta que la persona no se haga merecedora de su atención, es decir, hasta que los Maestros no vean que está preparado tanto por su responsabilidad como por su espiritualidad. Entonces será un clarividente voluntario y podrá ver los objetos por dentro y por fuera así como investigar la región etérica y el Mundo de Deseos con todos sus habitantes; esta persona no necesita ponerse en trance ni hacer nada especial simplemente desea ver y ve.
            Pero lo mismo que nosotros desde que nacemos vamos conociendo el mundo físico y experimentando y conociendo su materia, también el clarividente debe aprender a interpretar lo que ve y a conocer las leyes que gobiernan en esos mundos; de ahí la necesidad de ser entrenado. También por eso, algunas personas con unas características similares al clarividente voluntario pero psíquicamente negativo, se exponen a ser presa de los espíritus desencarnados como ocurre con el médium.
            El clarividente tiene un parecido al médium, los dos ven el mundo invisible pero uno es voluntariamente y sabe lo que ve porque ha sido entrenado mientras que el otro, por lo general, lo tiene como reminiscencia de una época en que todos éramos conscientes de los mundos internos y solo puede ver reflejos ocasionales. La gran diferencia está en que el clarividente voluntario lo ha conseguido tras mucho esfuerzo en el sendero de santidad y como mérito propio porque lo tenía latente y con el poder espiritual alcanzado lo ha convertido en dinámico. Es de comprender, por tanto, que cualquier persona no puede ser clarividente voluntario ya que si no ha madurado para ello no lo alcanzará porque los Maestros y Jerarquías superiores saben que lo podría utilizar para cosas personales y de manera egoísta. La clarividencia va unida a un largo trabajo altruista sobre la humanidad y a un continuo deseo de utilizar ese poder como Cristo predicó.
            Hay varios grados de visión dentro de lo que llamaos clarividencia. El grado más bajo es el que permite ver lo que hay en la región etérica del mundo físico, esta visión permite ver “a través”, es decir, el interior del cuerpo, de una caja o una casa y también a los Ángeles, espíritus de la naturaleza, elementales, etc. que habitan en esas regiones. Otro grado nos permite ver el mundo de deseos pero “desde dentro”, o sea, nos identificamos con los átomos de ese mundo y por tanto, vemos todos los seres que lo habitan (Arcángeles, Ángeles, personas, cascarones de animales y hombres, etc.) Hay más grados de clarividencia que se van desarrollado según se progresa en el sendero de santidad y según se adquieren las iniciaciones dadas por los Hermanos Mayores como mérito a nuestro esfuerzo por ser cada día más altruistas, amorosos y fraternales.
            Como la clarividencia se adquiere según se espiritualiza la personalidad y según vamos manifestando progresivamente a nuestro Yo superior, quiere decir que su adquisición está unida a la de las iniciaciones que también nos permiten salir conscientemente del cuerpo físico para volver a serlo en los mundos superiores. Pero, de una forma u otra, el clarividente voluntario será un ejemplo de altruismo y fraternidad y solo hará uso de ese poder de manera humilde y secreta; mientras que el que lo desarrolla por otros medios contrarios, no solo estará limitado para su uso, sino que también es posible que lo utilice para beneficio propio. Como hemos explicado no es fácil hacerse clarividente voluntario y menos aún investigar las vidas pasadas, la memoria de la naturaleza ni lo que ocurre en los mundos invisibles; por consiguiente y por lo general, quien va diciendo o insinuando que es clarividente y que ve los otros mundos no es muy digno de crédito.
            La comunicación o transmisión de fuerzas entre los diferentes cuerpos superiores e invisibles se efectúa a través de unos centros comúnmente llamados chacras. Los más fácil de ver para cualquier persona con algún grado de clarividencia son los del cuerpo etérico que son como depresiones o vórtices giratorios. Hay muchos centros en el cuerpo etérico pero los más conocidos son siete, siendo el principal el del bazo por su función respecto a la utilización del cuerpo físico; el resto tienen relación con éste pero hay otros que se procura no nombrar por su peligrosidad si se llegarán a estimular. Sobre ellos actúan siete fuerzas de la naturaleza, la vitalidad solar y otras procedentes de los mundos espirituales. Aunque con cierto aspecto de nácar, en cada centro predomina un determinado color y fuerza, siendo los colores más notables en las personas más desarrolladas así como su tamaño y actividad. Además de mantener vivo el cuerpo físico, cada centro tiene una relación con los chacras del cuerpo de deseos, si bien es cierto que los centros etéreos están en la superficie del cuerpo etérico y los del cuerpo de deseos están más bien dentro. Los centros etéreos también transfieren las cualidades de cada centro del cuerpo de deseos a la conciencia física. Por ejemplo, sentir, recibir y simpatizar con las vibraciones de otros cuerpos de deseos, utilizar (en su momento) el cuerpo de deseos conscientemente, ver y oír en el mundo de deseos, y otros poderes futuros.
            También se podría decir que los chacras tienen forma de discos giratorios que, según el desarrollo, se mueven en un sentido o en otro y que brillan. Suelen tener un diámetro entre 6 y 18 centímetros y cuando se desarrollan permiten grabar en la memoria lo que hacemos en los planos invisibles. Es el chacra que se encuentra en la parte etérica del bazo el encargado de absorber la vitalidad solar de la atmósfera y transformarla para distribuirla por todos los meridianos y demás chacras. Es de este centro desde donde se alimenta de energía el sistema nervioso y gracias al cual se mantiene la salud; cuando hay mucha vitalidad es expulsada hacia el exterior del cuerpo en forma de líneas rectas y cuando falta se siente la persona cansada y actúa como una esponja respecto a la vitalidad de los demás. Los centros del cuerpo de deseos no son órganos de sentidos porque en realidad se ve y se oye con todo el cuerpo de deseos, el desarrollo espiritual del hombre lleva consigo la facultad sensorial de responder a, cada vez, un orden superior de vibraciones. La materia de deseos está en continuo movimiento en el cuerpo y a través de sus centros, y como es el medio de ser consciente allí, significa que “vemos” y “oímos” por abajo, por arriba y por todos los lados.
            Hay escuelas y supuestos “maestros” que enseñan a despertar la energía concentrada en la base de la columna vertebral comúnmente llamada kundalini, sin embargo no saben o no quieren saber el gran peligro que eso conlleva para la mayoría de las personas. Esta energía es de origen divino, está en los diferentes mundos, y por medio del desarrollo espiritual va despertando poderes según pasa por los chacras; es decir, abre nuestra conciencia a los mundos superiores. Despertar esta energía antes de lo que corresponde, evolutivamente hablando, trae muchos peligros e incluso puede producir la muerte, esto lo han dicho todos los verdaderos ocultistas del siglo pasado, sin embargo, los ignorantes y algunos otros, con tal de ganar dinero en sus cursos hablan a sus alumnos de despertar esos poderes. Además del peligro físico despierta las más bajas pasiones y deseos animales en el hombre, por eso solo se aconseja trabajar por el desarrollo espiritual y olvidarse de dichos poderes porque ya se despertarán a su debido tiempo y cuando estemos preparados para utilizarlos responsablemente para ayudar a la humanidad. Aquí se puede aplicar aquello que dijo Cristo de: “Buscad primero el Reino de Dios y Su justicia y todo lo demás se os dará por añadidura.” Por que cuando hemos trabajado lo suficiente sobre el Espíritu aparecerá un verdadero Maestro que nos ayudará a despertar esos centros como recompensa al esfuerzo y por mérito propio.
Los chacras del cuerpo de deseos están muy relacionados con los poderes supra-normales del hombre y se puede trabajar sobre ellos a través de la mente pero lo ideal es que se desarrollen según el trabajo que se haga para hacer descender la influencia del Yo superior sobre ellos sin poner en riesgo la salud ni el cuerpo físico. Cuando estos chacras se desarrollan y funcionan de forma armónica con las fuerzas de los mundos superiores su poder es controlable por el hombre, pero si se despiertan por otros conductos, el hombre será su esclavo y no podrá hacer nada para contrarrestar su influencia negativa.
Recordemos que el hombre tiene varios cuerpos energéticos con comunicaciones entre ellos,  con chacras, átomos simientes, etc. y que todos están unidos entre ellos y a su vez al Alma y al Espíritu. Por tanto, la única manera de desarrollarlos positivamente es haciendo que desde el cuerpo físico se abra un canal hacia los mundos espirituales para que todo ese entramado de cuerpos despierten a la llamada del Espíritu. Es necesaria la dirección de un Maestro para enseñar a utilizar los poderes que conceden esos centros así como para saber despertarlos y trabajar con los superiores sobre los inferiores. Pero para conseguir todo eso es necesario esforzarse al máximo toda una vida o incluso varias para espiritualizar los cuerpos y el carácter, de esa forma se transfieren las fuerzas positivas despertadas de los tres chacras inferiores a las superiores. Cuando se practican los ejercicios dado en este libro y se desarrolla la voluntad y la persistencia para llevar una vida santa, se subyugan las energías y se pone en actividad el mecanismo que atraerá la atención de un Maestro que nos ayudará a despertar los poderes que merecemos tener como recompensa a nuestro esfuerzo.
Es necesario ser responsable, meditar de una manera lógica y sensata y no tener prisa porque, quien busca poderes y no hace lo que aquí se dice y, por el contrario, escucha a muchos maestrillos y escuelas irresponsables, puede terminar en el hospital o en el psiquiátrico. Cuando se fuerzan las cosas no salen bien y en este caso se puede terminar siendo un pervertido sexual, un neurótico, un antisocial o un loco entre otras cosas. La voluntad, el amor puro hacia el prójimo y la correcta utilización de la mente creadora para fines positivos, son la base del desarrollo requerido, dicho de otra forma, dedicar la vida al Espíritu de una forma voluntaria y haciendo las cosas con el corazón y de forma inteligente.

LA AUTOSUGESTIÓN

La sugestión actúa sobre la subconsciencia para llevar al individuo a la acción, así es que la autosugestión ocurre por el efecto de la mente consciente sobre la subconsciente. Pero como la mente subconsciente data de la Época Lemúrica, no entiende el lenguaje de la mente consciente (palabras) y es por eso por lo que para dirigirse a ella es mejor utilizar los símbolos, por tanto, lo ideal es hacer una imagen mental de lo que queremos que ocurra o ser y repetir hasta que la subconsciencia lo entienda y actúe sobre ella según pueda. Pongamos un ejemplo: Una persona que pierde los nervios con los niños o en cualquier lugar y se altera, y grita, etc. Esta persona debería hacer nada más despertarse un ejercicio de visualizar esas situaciones pero viéndose todo tranquilo y con un comportamiento correcto y cariñoso con esas personas. Este ejercicio hará que el subconsciente grave esas imágenes como que deben ser así, así es que, cada vez que esa persona actúe de forma contraria, actuará a modo de recuerdo para decirle que lo que hace no es lo que debe ser e induciéndole, por tanto, a actuar responsablemente.

SUGESTIÓN HIPNÓTICA

Es la que se hace una vez que la persona está dormida por pases magnéticos, por la fijación de los ojos en algo que brille o la que se hace mientras la persona duerme. La persona actúa como un hipnotizado principalmente cuando las ideas o pensamientos mandados a su subconsciente son de una naturaleza similar a la suya y cuando estas ideas han madurado y, por tanto, han estimulado lo que hay y que es similar en el subconsciente. Si no hay una naturaleza subconsciente similar a las ideas que se intentan grabar no será fácil que resulte la acción. Y es aquí donde debemos tomar nota para poder protegernos de toda clase de ideas malévolas e interesadas. Por ejemplo: Una persona que es débil ante el alcohol será fácil hipnotizarle para que beba algo diciéndole que es alcohol; pero si esta persona se está quitando de beber o no bebe alcohol y se está mentalizando (autosugestionando) de que el alcohol, es malo, no le será tan fácil al hipnotizador conseguir sus propósitos.
            La sugestión telepática es la base de cualquier ataque psíquico pero también se puede utilizar para hacer el bien a otros. Pero el primer paso es rodear a la persona con una atmósfera mental de la misma naturaleza de la idea que tenemos para con respecto a la persona elegida, esto es, si queremos inducir a una persona la idea de que el alcohol es malo debemos crear pensamientos de esa naturaleza pero pensando y visualizando a esa persona. Desde el momento en que esa persona admita que el alcohol es malo ya tendremos su puerta abierta para bombardearle con sugestiones de verdaderos amigos que desean que se cure y que no beba más.

HECHOS Y ASPECTOS FÍSICOS A TRAVÉS DEL CUERPO ETÉRICO

Como sabemos, el Ego está conectado y mueve el cuerpo físico por medio de la mente y del cuerpo etérico que compenetra, el cual es el molde del cuerpo físico. Hay “fenómenos” en que, sin aparente explicación, se mueven objetos, se siente el peso de alguien en la cama, se hacen marcas o magulladuras en el cuerpo físico y un sinfín de cosas más. En algunos casos tenemos la respuesta en los elementales, esos espíritus subhumanos que, por diversión o ignorancia del mal que hacen, se entretienen haciendo algunas de esas cosas. Pero hay otros en que, además de que pueda ser involuntariamente, los hechos ocurren porque alguien lo desea como es el caso de un ataque psíquico. La mente no puede mover un objeto, la mente hace que se mueva el cuerpo físico pero por medio del cuerpo etérico y, aunque es cierto que un pensamiento puede ser utilizado por un elemental para utilizarle como cuerpo y actuar, la realidad es que los objetos los mueve la materia más densa del cuerpo etérico. Esta materia, comúnmente llamada “ectoplasma”, es la que una persona puede utilizar como fuerza y medio para hacer que una puerta se cierre o un médium malévolo para atacar a otra persona. Esta materia etérica que pertenece a la persona que está realizando el trabajo, puede ser enviada a cierta distancia en forma de lo que la persona desee; sin embargo eso debilitará mucho a la persona actuante.

¿CÓMO SE CREAN LOS ELEMENTALES TEMPORALES?

Hay espíritus elementales subhumanos que están evolucionando en el mundo etérico, que no tienen inteligencia sino una especie de instinto, y que suelen ser obedientes ante una fuerte y firme voluntad. Sin embargo, el ser humano puede crear también unos elementales normalmente llamados “artificiales”. Estos elementales son algo así como una forma de pensamiento creada y repetida con voluntad y concentración, que tiene una misión definida por su creador y con una vida que puede durar mucho o poco dependiendo de la voluntad que haya puesto su creador y de cuantas veces lo regenere. Por ejemplo, una persona que sabe que un familiar que vive en el extranjero se está muriendo, puede crear un pensamiento-forma de la forma que se ha dicho y darle vida y su propia imagen con su imaginación a la vez que piensa que está junto a su familiar dándole amor; cuanto más haga ese ejercicio más fortaleza tendrá ese elemental y podrá dar ese amor que su creador envía. Naturalmente que esto se puede hacer tanto para el bien como para el mal pero, ¡ay de aquel que lo haga para mal! En verdad es ignorante de lo que se está creando para la próxima vida y lo que le puede pasar en la actual.
EGRÉGORES

Cuando en un lugar se reúnen a menudo y durante cierto tiempo un grupo de personas para hacer un ritual como ocurre con las iglesias y sus rituales así como en las logias y escuelas de ocultismo, se crea lo que en esoterismo llamamos un egregor. Un egregor es la condensación y forma de determinada vibración procedente de las palabras, sentimientos y pensamientos de la humanidad y que en un momento dado actúa con vida propia y de forma independiente. Estos egrégores influyen a los concurrentes al lugar donde han sido formados desde los planos etéricos pasando por los del Mundo de Deseos y alcanzando incluso al Mundo del Pensamiento. Por tanto, son creados por el ser humano y después es el ser humano quien puede ser influenciado por ellos. Veamos unos ejemplos: Una persona que se acostumbra a hacer una serie de oraciones y meditaciones espirituales estará creando un egregor en el lugar donde lo haga, y nada más entrar en ese lugar o donde se encuentre a esa hora, es posible que eche en falta esas oraciones y meditaciones porque el egregor se las pida a modo de alimento. Pero si esa misma persona tiene un cambio en su vida y comienza a tener (por ejemplo) celos y se deja llevar por ellos, y cada día crea más pensamientos y sentimientos de celos hasta el punto de verse dominado por ellos, no solo morirá el egregor espiritual de las oraciones por falta de alimento, sino que estará creando otro de los celos que le estimulará para que le alimente.
            En el Mundo de Deseos y del Pensamiento existen egrégores de todas las cosas malas que solemos practicar y pensar así como de otros elevados que son fruto de todos nuestros buenos sentimientos y pensamientos. Así es que si queremos quitarnos alguna negatividad de nuestro carácter o forma de pensar y actuar, debemos tener claro que, al estar conectados con esos egrégores cuando nos ponemos en su misma sintonía, debemos ser fuertes y tomarlo como una batalla en la que nuestra victoria será la de terminar por no practicar lo que ese egregor representa. Para vencer a los egrégores negativos personales hay que dejar de practicar el mal que representan y comenzar a trabajar con el polo opuesto y con el bien en general. Para alimentar los egrégores más elevados hay que desarrollar la verdad, el amor, la fraternidad, el altruismo, etc. porque de esta forma fortaleceremos el bien en los mundos superiores. Para debilitar y combatir los egrégores del mal en los mundos superiores simplemente no hay que practicar ni dejarse llevar por los malos pensamientos, sentimientos, deseos, etc.

INFLUENCIAS DE LA ATMÓSFERA PSÍQUICA

Lo mismo que determinada imagen de una iglesia está rodeada de un aura de espiritualidad gracias a los rezos y oraciones y por ser objeto de una gran devoción, así mismo puede ocurrir con un objeto (amuleto) o con la atmósfera de un determinado lugar. Los castillos, mansiones y lugares antiguos donde vivieron seres extraños, malvados, que hacían brujería o espiritismo, etc. están teñidos con una atmósfera negativa que puede causar depresión, nerviosismo, miedo e incluso visiones de seres que la habitaron y ruidos extraños. Pero estos casos son cada vez menos frecuentes, sin embargo, lo que verdaderamente importa e interesa saber es dónde podemos encontrar una atmósfera positiva o cómo podemos crearla. Cualquier iglesia o lugar donde se haga a menudo algún tipo de servicio religioso que eleve el espíritu por medio de los sentimientos devocionales, contiene una atmósfera espiritual que la compenetra y rodea. Estos lugares no solo atraen a Ángeles y otros seres elevados sino que, además, tienen su propio espíritu artificial. De una forma u otra esos lugares tienen una gran influencia sobre los cuerpos invisibles de las personas que penetran en su atmósfera, si son sensitivos, pueden percibir algo más que las vibraciones. La eucaristía es un sacramento muy especial porque en él intervienen Ángeles y espíritus auxiliares de los mismos que se encargan de administrar y beneficiar a los asistentes con las fuerzas invisibles espirituales que el sacerdote hace descender durante el ritual (en la mayoría de los casos inconscientemente) y que, naturalmente, más benefician a quien está más abierto a ellas.
            También ocurre algo parecido con los objetos, se han dado casos de que objetos antiguos han causado problemas psíquicos a sus compradores o a los que visitan el lugar donde se encuentran. Pero también por esa misma regla podemos afirmar que un crucifijo, un rosario, o un verdadero amuleto, (hecho con conocimiento) si se consagra y se mantiene con un sentimiento de devoción, como algo espiritual cuyas fuerzas proceden de Dios, también causan buenas vibraciones y benefician a sus propietarios. Es bueno tener siempre presente que los pensamientos junto a sus correspondientes sentimientos, son habitados por un espíritu elemental y que, dependiendo del carácter que tengan pueden ir a determinado lugar o persona e influenciar con sus vibraciones sean de la naturaleza que sea. Por consiguiente, cada pensamiento que dejamos o enviamos a un objeto, persona o lugar, hará un bien o lo contrario, con la particularidad de que esos pensamientos vuelven a su creador con el mensaje de la experiencia y muy posiblemente engrandecidos por otros pensamientos ajenos puesto que éstos atraerán a los que se encuentre y que sean de la misma naturaleza. De aquí la necesidad de comprender el bien que podemos hacer en nuestra propia casa, (incluso para protegerla) con algún objeto en particular que queramos magnetizar positivamente a modo de amuleto y también respecto a ayudar a alguna persona enviándole pensamientos de ayuda, amor y compasión.

SERES QUE HABITAN ENTRE NOSOTROS

            Para que el que se inicia en estos conocimientos tenga una idea de lo que significa la compenetración de los mundos y, por tanto, la de sus habitantes con la humanidad, mencionaré algunas de esas entidades contando con que el lector haya tomado nota de lo dicho respecto a los diferentes grados de materia que ocupan un mismo espacio a la vez sin tener porqué entorpecer en los otros mundos o espacios.
Entidades subhumanas mantienen vivas las formas de pensamiento que emiten los alcohólicos, drogadictos y todas aquellas personas inmorales dominadas por el aspecto más bajo y animal del cuerpo de deseos. Estos elementales subhumanos crean formas horribles que están en las regiones inferiores del Mundo de Deseos y en las regiones etéricas del mundo físico y son las que suelen ver los alcohólicos que padecen delirium tremens. Se pueden manifestar de diferentes formas, veamos algunas de ellas: Pueden utilizar los cuerpos de deseos desechados de personas apegadas a la tierra por diferentes motivos como pueden ser sexo, alcohol, droga, etc. Estos cascarones, cuyo apego ha creado casi una conciencia propia, se sienten atraídos por los lugares y las personas con los que trataban cuando tenían cuerpo físico, y aprovechando esas circunstancias, un elemental puede hacerse pasar por el fallecido para intentar hacer algún daño. Aprovechan el contacto con un médium, algún juego como la oui-ja o la escritura automática, e incluso las fuerzas magnéticas de algunos lugares para mover objetos y dar  a entender que están ahí. Los elementales buscan la manera de hacerse con un cuerpo físico y se han dado casos de hacerse con alguno de personas que se inician en el mundo de lo oculto y que, haciendo diferentes tipos de ejercicios que bien se podrían considerar negativos o de magia negra, han abandonado momentáneamente su cuerpo sin la debida precaución. No es necesario decir que muchas personas que se meten en el mundo del espiritismo y de la magia negra han terminado con tratamiento psiquiátrico o en un centro de internamiento por hacer tales prácticas; por no decir los que han sido obsesionados. Como norma hay que dejar claro que ningún espíritu bueno y elevado utiliza la oui-ja ni a un médium ni nada parecido para manifestarse. Jugar a la oui-ja, como a cualquier otra clase de espiritismo, es abrir la puerta a toda una serie de espíritus desencarnados y elementales que intentarán “jugar” para, al final, apoderarse poco a poco de la mente más débil del grupo.
Los Arcángeles, que son los espíritus grupo que dirigen la evolución de los animales, están dos grados por encima de la humanidad, ellos ayudan a evolucionar a las especies animales y al hombre actuando como espíritus de raza, país, religión, familia,…. Su labor está centrada en el Mundo de Deseos y fueron creados por Dios antes que los Ángeles.
Los Ángeles están un grado por encima de la humanidad y lo mismo que nosotros ayudamos a evolucionar a los reinos que nos siguen y muy en particular al mineral, ellos lo hacen también con nosotros y con los reinos mencionados pero trabajando con el éter sobre el cual toma forma la materia física. Los Ángeles trabajan principalmente desde la región etérica del Mundo físico y también se encuentran entre nosotros; de hecho, nosotros no podríamos evolucionar sin ellos.
Los espíritus de la naturaleza (gnomos, ondinas, duendes, hadas, silfos, salamandras…) son los que, bajo la dirección de otros seres superiores como los Ángeles, crean las formas por medio de su trabajo con la materia etérica y atómica. Una flor tiene un cuerpo etérico y sobre ese cuerpo etérico se construye la forma física trabajando con los átomos, pues bien, nosotros no podríamos admirar la belleza de esa flor si no fuera porque los gnomos y las ondinas se encargan de ello. Estos espíritus, junto con los Ángeles, colaboran en la formación de lo que llamamos “naturaleza” incluyendo todos sus fenómenos (nubes, tormentas, terremotos, volcanes, etc.)
Los cascarones de los cuerpos de deseos del hombre y de los animales que muchas veces son utilizados de muy diversas maneras por seres de la más baja moral y sin escrúpulos.
La humanidad misma en su estado post-morten y por las noches mientras duermen sus cuerpos físicos también pueden estar en varios de los mundos superiores. A ésos hay que añadir los que ya no necesitan renacer, los auxiliares invisibles y los que, siendo conscientes en esos mundos, hacen otros trabajos relacionados con el progreso y espiritualidad de la humanidad.
El suicida es otro de los habitantes que más apegado está a la tierra después de haber perdido su cuerpo físico. Antes de que se introduzca en la matriz de la futura, cada Ego, con la ayuda de otros seres pertenecientes a otras Jerarquías superiores a la nuestra, prepara su futura vida o destino. Esto es algo así como el que crea o inventa una maquina que, aún sin construir, el inventor ya la ve funcionando en su esquema mental. El futuro destino, basado en su vida o vidas pasadas, se graba en un arquetipo (la idea o esquema del inventor) el cual tendrá una vida, o mejor dicho una vibración, de determinada cantidad de años. Por consiguiente, cuando el suicida “mata” a su cuerpo sin haber llegado a los años de vida previstos en dicho arquetipo, siente los mismos deseos y necesidades que sin estuviera vivo y, además, tendrá que estar en esas regiones inferiores del Mundo de Deseos hasta que llegue el momento previsto de la muerte, que es cuando se desintegrará dicho arquetipo.
Espíritus artificiales creados por el mismo hombre, buenos y malos según sean sus pensamientos y sentimientos. También están entre nosotros y se sienten atraídos por los pensamientos y sentimientos o deseos de los demás siempre que sean de la misma naturaleza. Esto es, el que lleva en su aura vibraciones relacionadas con la oración, la bondad y el amor, atraerá todo lo que se halle en su alrededor que sea de la misma naturaleza.
Hay átomos como el argón (relacionado con un gas) que son capaces de atravesar la materia sólida y de compenetrase con ella, ya que no se combina con  ninguna otra substancia, pues bien, eso mismo pasa respecto a la convivencia en un mismo espacio de todos esos seres invisibles a nuestros ojos y nuestros cuerpos físicos. Por tanto, lo mismo que un determinado átomo sirve igual para formar parte de un cuerpo físico que de una mesa, así la materia de los cuerpos de estos seres es la misma de la que se componen nuestros cuerpos invisibles, de decir, esos seres compenetran nuestros cuerpos de materia más sutil y algunos incluso intervienen en las funciones orgánicas de nuestro cuerpo físico. ¿Hacemos nosotros consciente y voluntariamente (como un trabajo) la digestión, la excreción, o cualquier otra función orgánica? Estas funciones que demuestran inteligencia no se pueden hacer por casualidad y, aunque alguien afirme que son cosas de la naturaleza, hay que decir que sí pero que esa naturaleza “inteligente” son precisamente ciertos seres que habitan las regiones etéricas.
Si un clarividente describiera lo que ve en esos mundos no solo mencionaría todo lo dicho hasta ahora sino que relataría cómo viven y qué hacen, la felicidad de los que están en el cielo; la desdicha y el sufrimiento de los que se encuentran en lo más bajo del purgatorio; la vida de dicha que tienen los niños; o lo desgraciados que son las personas que, dominados por los peores sentimientos y deseos se apegan a la Tierra con el peligro de perder su Alma. Pero algún otro clarividente también podría describir el poder de los Hermanos Mayores sobre la humanidad quienes, a través de su amor, altruismo y fraternidad ayudan y guían a la humanidad.

CAPÍTULO VI 

¿CÓMO ES EL MUNDO DE DESEOS O ASTRAL?

            Sabemos que el cuerpo físico está compuesto de materia como cualquier otra forma material, que tiene una vida (cuerpo vital) que le anima y que  mantiene el cuerpo en buen estado y que, además de la mente, tenemos un cuerpo de deseos que hace que nos movamos gracias al incentivo para la acción que nos causa. Esto quiere decir que si no tuviéramos cuerpo de deseos seríamos como las plantas, o sea, tendríamos un cuerpo físico y otro etérico pero estaríamos estáticos. Este incentivo para la acción viene dado por los deseos, sentimientos, emociones y pasiones que el hombre tiene y por los que, en muchos casos, se deja dominar por no saber imponer su razonamiento y su voluntad.
            Si consiguiéramos poner en una habitación siete grados de densidad de humo de tal manera que los tres más claros estuvieran situados desde la media altura hasta el techo y los tres más densos de menor a mayor, desde el mismo centro hasta el suelo, podríamos tener una idea de lo que es el Mundo de Deseos y el cuerpo de deseos del hombre. Una persona que se ha dejado llevar por las pasiones, deseos y sentimientos más bajos y que no ha tenido nunca en consideración a los demás, tendrá en su cuerpo de deseos mucho más humo negro y denso y casi le ocupará toda la forma ovoide de este cuerpo. Esta persona se vería retenida por el grado más bajo que hay en la habitación porque lo tiene en su aura y está en sintonía con él, como es lógico, no podría elevarse a los grados superiores hasta que limpie o se quite (purgue o sufra) el humo negro de sus malas actuaciones. Por el contrario, una persona devota que siempre se ha preocupado por el prójimo y que ha cumplido con sus deberes y responsabilidades, no tendrá humo negro, solo tendrá algo de gris (por algunas críticas, malos pensamientos, etc.) y el resto de su cuerpo será casi aire puro; como consecuencia irá a los grados superiores de esa habitación porque no lleva nada que le haga ser retenido por el humo denso inferior.
            Así es que, lo mismo que una persona culta y pura no aguantaría vivir en los barrios más bajos de las ciudades y intentaría volver cuanto antes a su medio ambiente donde está adaptado, así mismo la persona “mala” mencionada en el párrafo anterior, no estaría a gusto en los planos superiores del Mundo de Deseos y preferiría estar en las inferiores donde se encontraría en su propia salsa. Estas personas rencorosas, con ánimo de venganza, muy metidas en vicios y placeres, etc., se quedan en las primeras regiones del Mundo de Deseos después de morir con la intención de seguir satisfaciendo sus deseos y costumbres o incluso con la intención de influenciar a alguien similar a ella para que haga algo de lo que hacía ella en vida. De esta forma podemos imaginar que estas personas son capaces de influenciar a un borracho para que beba y así poder compenetrar su estómago para absorber las emanaciones del alcohol. Y lo mismo respecto a influenciar a una persona dominada por el deseo de matar a otra y darle el impulso último que necesita para hacerlo.
            Las personas del ejemplo con un cuerpo de deseos puro y con muy poco humo gris, estarán muy poco tiempo en el Mundo de Deseos y será casi todo en las regiones que llamamos el  Cielo, ya que el humo gris sería como la región más elevada del Purgatorio. Las personas con su cuerpo de deseos negro estarán mucho más tiempo (a veces siglos) en las regiones inferiores del Mundo de Deseos porque se encontrarán tan a gusto que no tendrán prisa; salvo que algún Auxiliar invisible le explique y convenza de que hay otra vida superior. Aunque cada vez menos, lo cierto es que muchos de los crímenes y maldades que se cometen a diario en la sociedad tienen su causa en las regiones inferiores del Mundo de Deseos. Un violador que, obsesionado por el sexo, muere por cualquier circunstancia cuando está violando, (por la policía, por la víctima en defensa propia, etc.) verá la puerta abierta para ir a los ambientes de sexo donde intentará influir a otros para que violen o hagan otras cosas peores. Un racista que es ejecutado se verá libre para estimular a las personas negativas y de débil voluntad que sean como él para que actúen como tal. Así mismo actuará todo aquel que se vea dominado por los deseos más groseros. Todos estos seres que se valen de otros e incluso de los médium y obsesos, no solo están en lo más bajo del Mundo de Deseos sino que estarán ahí hasta que se cansen de tanto mal y decidan cambiar de actitud.
            Nuestro cuerpo está formado por muy diversos grados de materia perteneciente al Mundo de Deseos, o lo que es lo mismo, nosotros tenemos una gran variedad de sentimientos y deseos que están entre los más negativos y los más positivos. El Mundo de Deseos es exactamente igual en ese sentido, está compuesto de siete divisiones regidas por varias leyes y es donde se encuentra el infierno (para algunos) el Purgatorio y el Cielo, que es como decir que son divisiones donde se encuentran las peores personas de nuestra sociedad hasta las superiores donde se vive en paz y felizmente. Como consecuencia de las leyes que rigen en este mundo y como impulso para la acción que es, podemos asegurar que sin ese mundo y, por tanto, sin el cuerpo de deseos, no habría experiencias, crecimiento espiritual ni evolución.
            Cuando tenemos aspiraciones espirituales, deseos, sentimientos, etc., estamos utilizando la materia de alguna de las divisiones de este mundo, lo que a su vez, repercute sobre ella misma y sobre quienes en un futuro la vuelvan a utilizar. Aquí hay una especie de enfrentamiento entre la verdad y la mentira, lo bueno y lo malo, lo verdadero y lo falso,…. y nuestro deber es actuar con verdad, rectitud, nobleza de sentimientos y deseos elevados con la intención de colaborar con el bien y mantener el equilibrio en ese mundo.
            Cuando alguien despierta a la luz del Mundo de Deseos después de recopilar el panorama de su vida pasada, tiene la sensación de estar descansando como nunca lo  había hecho antes, algo así como sentirse libre de una pesada carga puesto que allí se mueve sin cuerpo físico y porque puede recorrer el planeta entero por medio del pensamiento. Los enfermos tampoco sufren ni se sienten atados al cuerpo enfermo puesto que allí no existe la enfermedad y, por el contario, pueden recomponer su aspecto; no hacen falta alimentos, ni ropa, ni hace frío o calor, ni existe el tiempo, ni el día o la noche, etc. Allí las formas, aunque aparentemente reales, están compuestas de una materia brillante y de multitud de de colores pero que se puede traspasar como se traspasa el vapor en nuestro mundo. Allí podemos crear nuestro hogar con los objetos y las formas más bellas y originales que nos podamos imaginar.
            El Mundo de Deseos es un mundo de luz y color cuya materia está constantemente cambiando y donde trabajan una gran variedad de jerarquías y seres espirituales. Es muy difícil moverse en él durante mucho tiempo precisamente por su aspecto cambiante, de hecho eso es lo que les pasa a los muertos cuando despiertan en ese mundo y también a los que son conscientes allí o clarividentes de este mundo. Ser conscientes allí también cuesta un tiempo puesto que ya no tenemos los sentidos físicos y lo tenemos que hacer por medio de los sentidos del cuerpo de deseos. Precisamente cuando una persona recién fallecida o sin experiencia en ese mundo se guía como si tuviera sentidos físicos, empeora las cosas, por tanto, es mejor comenzar a actuar desde cero aprendiendo a utilizar los sentidos del cuerpo de deseos.
            Lo mismo que en nosotros puede haber deseos y sentimientos sensuales, pasionales y de todo lo  peor a la vez que podemos tener otros elevados, así el Mundo de Deseos y el cuerpo de deseos compenetran el planeta y el cuerpo físico sin necesidad de ningún tipo de desplazamiento. Podríamos decir que, en cierto modo, la estancia en ese mundo es como un sueño puesto que allí nos encontramos con lo que aquí hemos “programado”. El sensual irá al ambiente que él desea; el incrédulo y materialista se encontrará en una completa monotonía puesto que él esperaba que después de la muerte del cuerpo acabara todo; el que ama las bellas artes podrá expresarse como nunca hubiera podido imaginar gracias a la materia de deseos; el musulmán irá a su paraíso por algún tiempo, y así sucesivamente según las creencias correctas o las ilusiones o falsedades creadas y creídas. Según las creencias que haya tenido el hombre respecto a la vida futura y lo que de la misma haya esperado, será  lo que le aguarde, por ejemplo, el que piense que después de la muerte hay un aniquilamiento hallará un vacío absoluto durante bastante tiempo después de la muerte. El Mundo de Deseos permite la libre expresión de los ideales de cualquier persona que allí llega, sean de lo más elevado o lo de más bajo, es decir, la vida en el Mundo de Deseos es un reflejo de dichos ideales; cada uno se encuentra con el reflejo de sus pensamientos, sentimientos y emociones.
            No puede ser de otro modo, no sería correcto poner a un indígena de una tribu en un Mundo de Deseos moderno como lo es occidente, el indígena se encontrará en un medio ambiente donde habrá otros indígenas que hayan tenido su misma imaginación, deseos y aspiraciones; por tanto, vivirán en un lugar que será el resultado de las combinaciones de todos esos aspectos. Sin embargo esa convivencia hará que crezca el sentimiento de compañerismo y amistad de tal manera que, aunque entre algunos de ellos hubiera enemistad, se trasformará en amistad y después en amor universal. En cada región donde se está se van eliminando todos los aspectos negativos del carácter y se van transformando en nuevos y más elevados ideales hasta terminar en una fraternidad. Cada uno encuentra en el Mundo de Deseos el Purgatorio, Infierno o Cielo en que creyó, se pone en contacto con los que profesan sus mismas creencias pero sin otras contrarias. Las religiones, o cualquier otro movimiento similar, solo muestran los aspectos más elevados para que cada individuo pueda aprender y progresar y para eliminar lo erróneo que esa persona contenga como conocimiento.
            En el Mundo de Deseos se vive tres veces más rápidamente que aquí, por eso solemos estar un tercio de nuestra vida terrestre pero no ocurre lo mismo con los que se sienten atraídos por la vida terrenal ni con los muy desarrollados espiritualmente hablando. En este mundo se tiene la sensación de crecer enormemente y de estar en muchos sitios a la vez según reciban las impresiones las facultades perceptivas desde muy diferentes sitios donde estuvo el individuo.

¿EXISTE EL PURGATORIO? ¿QUÉ OCURRE ALLÍ?

            Una vez hecha una pequeña síntesis de lo que es el Mundo de Deseos analizaremos el mismo desde un punto de vista más objetivo y más concretamente sobre las dos divisiones en que se dividen sus siete regiones, es decir, el Purgatorio y el Cielo. El Purgatorio se sitúa en las tres primeras  o inferiores regiones, sin embargo y aunque en ocultismo no se suele considerar, podríamos decir que, de tener que situar al infierno, lo haríamos en la primera o más inferior de dichas regiones. Podríamos definir el infierno como el lugar donde van las personas poco desarrolladas, terroristas y personas que han causado mucho sufrimiento. Es un lugar donde reina la tristeza y el sufrimiento en vez de la belleza y la luz. En realidad, el infierno lo crean las personas mismas con sus malas y multiplicadas obras, mientras que la intención de las Leyes Divinas es enseñar el camino más corto y recto para la purificación de los defectos y debilidades y para la adquisición de un nuevo estado de conciencia. Estas regiones, como todo lo existente por encima del plano físico, son subjetivas para nosotros pero tan reales y objetivas para los que están allí como para nosotros lo es el mundo físico.
            Antes de entrar el hombre en el Mundo de Deseos o Purgatorio se reconforta por haber abandonado el cuerpo físico y por medio de esa especie de sueño que le lleva del mundo físico al Mundo del Deseo. Este “sueño del Alma” es similar al que tiene el niño en el vientre de su madre y antes de nacer. Lo mismo que está protegido el niño en el vientre de la madre, así está protegido el hombre; y lo mismo que la madre siente y vela con amor y por el futuro hijo, así velan y cuidan los Ángeles al recién fallecido.
            Cuando una persona tiene grandes problemas y preocupaciones que le hacen sufrir se dice que está pasando un infierno, así mismo, cuando alguien se siente feliz porque todo le va bien, en su conciencia, se puede sentir como en el cielo. Algo similar es lo que experimentamos en nuestra conciencia después de abandonar el cuerpo y entrar en el Mundo de Deseos, puesto que en realidad son estados de conciencia y no lugares concretos. Cuando se entra en el Mundo de Deseos, se hace con la conciencia que se tenía en el mundo físico y es deber de la persona permanecer inalterable y en un estado equilibrado. Después vendrán los recuerdos de las experiencias vividas para sentir sus efectos y liberarnos de todo lo que nos ata a la vida física, pero eso también repercute solamente en la conciencia. Sin embargo, lo que no se puede negar es que el Purgatorio y el Cielo se están fraguando aquí en la tierra según sean nuestros sentimientos, deseos, pensamientos y acciones. Los subplanos del Mundo de Deseos son una especie de filtros que permiten elevarse al hombre hasta alcanzar el más elevado cielo, pero según asciende desde los subplanos inferiores debe experimentar y sentir lo que experimentó en la tierra. De esta forma se entiende que, cuando alcanza el nivel más elevado que le corresponde, se encuentre en ese estado de conciencia que los orientales llaman el “devachan”; un cielo donde se pueden desarrollar todos los ideales elevados y donde el corazón se siente reconfortado y lleno de dicha y bienaventuranza.
            Recordemos que ya hemos explicado que Dios no castiga sino que es el hombre quien lo hace según sus obras en la vida física, es la muy justa Ley de Consecuencia la que da a cada uno lo que se merece como efecto de sus actos. Cuando una persona abandona su cuerpo etérico y físico significa que ya ha grabado la película de su vida en el átomo simiente del cuerpo de deseos, esto debe ser así porque sin esa película no puede extraerse ningún beneficio en el Purgatorio ni en el Cielo. Una vez situado en la región que corresponda, siendo atraída la persona hacia esa región o subplano por la vibración más grosera o lenta que contenga su cuerpo de deseos, comienza a vivir las experiencias donde ella causó dolor a otros. Hasta que no termina este proceso no acaba el dolor; para ascender a otro subplano y purgar el mal que esa persona lleve y que corresponda a dicho subplano, la fuerza de repulsión de esas regiones tiene que expulsar el mal del cuerpo de deseos, y eso no puede ocurrir si no se sufre el mal que representa.
            En el Purgatorio se despiertan confusamente los recién muertos para tener una vida similar a la nuestra (aunque sin obligaciones laborales, familiares, etc.) pero con mucha más libertad de acción sobre la materia de ese mundo, sobre los lugares que se pueden visitar, o sobre los entretenimientos y aprendizajes que se quieran hacer. Aquí se suele estar hasta que se agotan todas las pasiones y todos los aspectos más bajos que dominan al hombre, dicho de otro modo, hasta que hemos sufrido todo el mal que hicimos consciente o inconscientemente a los demás y hasta que no nos sentimos libres del dominio de vicios y deseos materiales.
            El Purgatorio es el Hades de los griegos y el limbo o Purgatorio de los católico. Allí revisamos la película de nuestra vida por segunda vez pero, en ese caso, viviendo y sintiendo el mal que hicimos. Por ejemplo, si hicimos una ofensa a una persona en Madrid nos sentiremos en ese lugar y momento pero como si fuéramos la otra persona; y si a continuación tenemos que hacer frente a otra deuda kármica en Francia porque tuvimos un conflicto con alguien y le causamos algún dolor, sentiremos como nos expandimos hasta Francia para sentirlo y así aprender lo que se siente cuando causamos dolor a otro. Pero lo mismo que en el Purgatorio se vive tres veces más rápido que aquí, también podemos decir que se sufre tres veces más intensamente que aquí sobre todo porque no tenemos cuerpo físico que, en cierto modo, amortigua el dolor.
            Cuando uno ha vivido dominado por las pasiones más bajas y los deseos más animales, se verá aprisionado en la región inferior del Mundo de Deseos, ya que la muerte no cambia en nada el carácter y la forma de pensar del hombre. Esta región es (en un grado muy alto) deprimente, pesada, triste y todo lo que se considere contrario a lo que normalmente llamamos “bien” o “bueno”. Todo lo peor que el hombre practica en la tierra se encuentra allí, lo que hace que sea una región repugnante. El malvado no puede, aunque quiera, disimular su maldad porque su imagen muestra lo que verdaderamente es y ha sido en la tierra. Sin embargo, según algunas personas con más medios que yo para constatar esto, parece ser que excepto el suicida y algún caso similar, estos seres desgraciados no son del todo conscientes de todo lo que les rodea. Así es como el Ego aprende las lecciones de lo que no se debe hacer, sin embargo, aunque el resultado de ese sufrimiento queda grabado en la conciencia para advertirnos en la próxima vida, muchas veces volvemos a caer en los mismos errores porque nuestra voluntad es débil ante las tentaciones; unas  tentaciones que se nos presentan para que demostremos que aprendimos la lección del Purgatorio y que hemos fortalecido la voluntad. Esa es la labor del átomo simiente, mostrarnos lo que hicimos, lo que sentimos, y lo que sufrieron y sintieron otros cuando les causamos cualquier mal. El resultado o síntesis del sufrimiento quedará también grabado en el átomo junto al recuerdo de lo que fue la vida pasada para servir como base para la formación del nuevo cuerpo de deseos y para que cumpla su función respecto al karma y al destino próximo.
            Veamos esto de una forma más clara con algún ejemplo: Una persona que haya caído en la droga, lo que significa que desde que la probó y después cada vez que la consumió, aumento las vibraciones que representan ese deseo tan bajo que le ata al egoísmo y la pasión del Purgatorio. Cuando esta persona pasa al Mundo de Deseos, esas vibraciones le atan a la subdivisión o subplano purgatorial correspondiente donde, además de no tener cuerpo físico, comprueba que se siente solo y sin apoyo de nadie pero tan apegado a la tierra que el deseo por la droga es muy intenso. Entonces, la fuerza de repulsión de estas regiones trabaja para expulsar esas vibraciones de su cuerpo de deseos a la vez que  revive y siente el deseo por el consumo de droga, lo que hace que, al no poder consumirla, sufra mucho más que cuando carecía de ellas en la tierra puesto que ahora no tiene cuerpo físico y porque la estancia en el Purgatorio suele durar un tercio de la vida, es decir, se vive más intensamente.
            Lo mismo ocurre con el maltratador de quien fue su esposa e hijos y en todos los demás casos donde se hace mal a otro. En esos subplanos y en los momentos de purgación estamos solos ante las leyes divinas y éstas son imparciales cuando hacen su labor respecto a lo que hay grabado en el átomo simiente. El mal trato o dolor causado a otro se presenta ante nosotros porque nuestro mismo cuerpo de deseos atrae esas vivencias guardadas en el átomo simiente y hasta que no queda ninguna y hayamos sentido lo que sintieron las personas afectadas no podremos liberarnos de las ataduras. Si alguien piensa que el toxicómano, el alcohólico y todos los que están dominados por un vicio, se pueden consolar allí por el hecho de que el Mundo de Deseos sea igual a este está equivocado, porque al no tener cuerpo físico con sus correspondientes sentidos no solo no puede manipular las cosas físicas sino que, aunque pudiera, sin cuerpo físico no obtendría placer. Sin embargo, como el alcohol, la droga y todo lo demás no sirven de nada en ese mundo porque son de materia de deseos, estas personas buscan, compenetran y estimulan a los vivos para que consuman para así obtener cierto placer a través de sus cuerpos. Así es que estos muertos (aunque más vivos que antes) compenetran los cuerpos físicos y de los que aquí en la tierra tienen sus mismos vicios y pasiones e incluso les sugieren, dentro de sus posibilidades, que sigan consumiendo o haciendo lo que ellos hacían para así consolarse. El gran beneficio de esta enseñanza está en que este conocimiento queda grabado en la persona que lea este libro o cualquier otro similar y a partir de ahí puede recordarlo cada vez que cometa un error y, aunque a mayor conocimiento mayor responsabilidad ante la Ley de Consecuencia, siempre podremos obtener una gran ayuda si pensáramos más en el funcionamiento de estas leyes.
            Se está tratando aquí en España un tema de gran actualidad que, aunque tiene el apoyo de los progresistas, pienso que tiene más personas en su contra que a favor. Para muchas personas el progreso está unido a la libertad para que cada uno pueda hacer lo que quiera “con su cuerpo”, como es la prostitución, el consumo de  droga o el aborto. Todo eso tiene su sufrimiento en el Purgatorio y sus efectos negativos físicos y mentales para la próxima vida, pero respecto al aborto hay que destacar algunos hechos. Ante las Leyes Divinas son tan culpables el que aborta como el que lo permite y lo practica de forma similar a cuando, ante un delito, hay un autor, un cómplice o un encubridor. No olvidemos que un nacimiento en determinada familia lleva un proceso que comienza en el Mundo del Pensamiento cuando se acepta el futuro destino, continua con la obra de los Ángeles colocando el átomo simiente y el molde etérico en los correspondientes padres elegidos, y termina con el nacimiento de ese niño de unos padres que, por lo general, han aceptado (su Yo superior) a ese Ego para continuar la relación kármica que existe entre ellos desde otra vidas. En mi opinión, y creo entender que desde el punto de vista del Código Penal así como ante la Ley de Dios, el aborto es un asesinato. Primero porque es un ser vivo al que se le quita la vida, y segundo porque se hace con premeditación, fuerza y sin posibilidad de que ese ser se defienda. En este caso no solo se corta la vida con su correspondiente destino, sino que también se aborta todo un Plan que han desarrollado los seres superiores y que debía servir para que ese Ego saldara ciertas deudas y terminara su vida con un aumento en su desarrollo espiritual. Para no profundizar más en este tema solo diré que esto explica que algunos padres desean tener hijos y no pueden o que  algunos Egos renacen con padres que les pueden despreciar y otros hechos similares.
            Cuando se entra en el Purgatorio el mal que llevamos para purgar se va acumulando en capas concéntricas alrededor del cuerpo de deseos para que la fuerza de repulsión que existe en estas regiones lo expulse según se va sufriendo y purgando por ello. Con cada deuda superada o dolor sufrido vamos eliminando esa materia hasta que incluso va desapareciendo la forma del cuerpo que había tomado el cuerpo de deseos. En el Mundo de Deseos es donde el hombre se deshace de los peores defectos y debilidades de la personalidad y donde se alcanzan los más elevados anhelos y aspiraciones que el hombre tenga; es el “Hospital del Alma” donde aprendemos el valor de la virtud y de la rectitud y desde donde renaceremos con unos sentimientos nuevos y profundos de querer rectificar hacia una vida superior libre ya de malos hábitos.
            Pero no todas las personas, como sabemos, comienzan  a purgar sus males desde la primera región. Recordemos que la personalidad, aún siendo muy imperfecta aún, se esfuerza cada vez más (precisamente por sus estancias pasadas en el Purgatorio y en el Cielo) por ser mejor, por no causar mal a la humanidad y por dominar y vencer al aspecto animal del cuerpo de deseos. Por tanto, hay personas que pasan directamente a la tercera o cuarta región donde están muy poco tiempo y desde donde siguen ascendiendo a los diferentes cielos. La intención no solo es vivir y sentir el mal que hemos hecho para grabarlo en la conciencia como algo que no debemos hacer, sino también, deshacernos de la materia de deseos de este cuerpo relacionada con esas regiones inferiores, ya que, si no nos quitamos ese lastre del cuerpo de deseos no podremos ascender a lo superior. Como es obvio, es más fácil deshacerse de los males menores causados a otros que liberarse de los vicios que actualmente dominan al hombre (alcohol, tabaco, drogas, sexo, juego, etc.)
            Según se va purgando el mal también se va eliminado en sus formas de sentimientos, deseos, etc., por tanto el hombre se queda solamente con los sentimientos y deseos positivos como, por ejemplo, el amor y la felicidad. Esto quiere decir que en estas primeras regiones e incluso en parte,  en el Cielo, se olvida el mal pero no nuestra vida en la  Tierra, o sea que, una madre que fallece y deja niños, irá olvidando el mal de su vida pero no olvidará que tiene unos niños a los que ama y desea lo mejor. Las personas van sufriendo progresivamente sus deudas pero no olvidan los momentos vividos de felicidad ni a sus seres queridos porque eso aún se tiene que ver en el Cielo. Tampoco, en mi opinión, tienen fácil ver (porque están haciendo lo que deben en el Purgatorio) lo que pasa con sus seres queridos y mucho menos lo negativo, no sería correcto que una persona joven que está purgando ciertos errores, también sufriera por ver los problemas y enfrentamientos de su familia. Al contrario, esa persona vive su vida purgatorial o de felicidad en el Cielo de tal manera que si manifiesta amor por su familia, ese amor se podría manifestar a esos seres, pero esa persona no puede ver, sentir ni enviar malos sentimientos a la Tierra salvo casos excepcionales.
            Es aconsejable tener siempre presente que mientras la persona fallecida tenga deseos relacionados con la vida terrestre, deberá estar en su cuerpo de deseos porque se sentirá retenido por alguna de las regiones inferiores según de qué clase sean los mismos. Como el fin del Purgatorio es eliminar los malos deseos y sentimientos a través del sufrimiento para unir los resultados a la conciencia, (como algo que no se debe hacer) la persona deberá estar en esas regiones hasta que supere ese defecto o debilidad y se olvide de ello. Mientras el avaro siga deseando desde allí mantener y acumular dinero y siga pendiente del que dejó aquí en la Tierra, no podrá ascender a las regiones superiores ni dejará de sufrir por no poder manejarlo o por ver que otros lo hacen; cuando comprenda que el dinero, tal y como él lo ve, es un mal, se liberará del Purgatorio. De lo que se trata en el Purgatorio es de que una persona abandone un vicio o se olvide de un mal que ha practicado por medio del sufrimiento que sentirá allí, y de la comprensión de que ese hecho no es bueno y que no debe permitir que sea dominado por esos aspectos de la personalidad terrenal. Cuando el fumador, o el que consuma droga o alcohol, pase al Purgatorio y sienta la necesidad de consumir y no pueda, sufrirá incluso más que aquí en la vida física, así es que esa falta de oportunidad para satisfacer los deseos es el medio principal para vencer ese deseo negativo.
            Como podemos comprender, estas regiones purgatoriales e incluso el infierno, no están hechas por un Dios malo para castigar ni para vengarse por el mal cometido sino todo lo contrario, es el hombre quien se auto-castiga y crea sus sufrimientos por ser ignorante de las leyes o por no querer oír a su conciencia. Lo cierto es que si no fuera por estas leyes, el hombre no evolucionaría o incluso podría perder su Alma para siempre por caer en el mal y no saber salir de él. Un suicida cree que quitándose la vida va a arreglar sus problemas o va a huir de sus responsabilidades, pero cuando siga viendo esos mismos problemas más el sufrimiento de sus allegados por lo que ha hecho, más ese intenso sentimiento de vacuidad que tiene porque su cuerpo de deseos no ocupa el lugar que debe en el aura, entonces, comprenderá la gran tontería que ha hecho y seguramente que en la próxima vida tenga pánico a la muerte.
            Las leyes divinas dan a cada uno lo que se merece. Un toxicómano sufrirá por no poder consumir droga o incluso por no tener dinero para comprarla pero seguramente que no sufrirá en el Purgatorio por querer comer y no poder puesto que eso no le preocupaba en la Tierra. Un alcohólico compenetrará los estómagos de los que aún viven y consumen mucho alcohol e incluso de los depósitos donde fermentan el vino o el whisky, pero seguirá sufriendo con intensidad mientras que,  quizás, ni se acuerde de la familia porque en la Tierra ya no le daba importancia. Cada persona sufre como efecto de su debilidad en su cuerpo de deseos y lo hará en la intensidad y en el tiempo necesario según sea el deseo o mal que le domine. Es la Ley de Causa y Efecto la que restablece el equilibrio cuando una persona se ve dominada por algo malo o sus deseos le polarizan en el mal. Esta es una Ley impersonal que no lleva consigo recompensa o castigo sino que corrige las debilidades y vicios para restablecer el equilibrio por medio de los propios efectos. La única excepción es que si en vida ha llegado a dominar o purificar un determinado vicio o si, por otro lado, se arrepiente o ha pedido perdón por el mal causado, ha sido la persona misma la que ha encontrado el equilibrio y no tendrá que sufrir por ello en el Purgatorio.
            Cuando la persona entra en el Purgatorio es la misma que era cuando vivía en la Tierra, con sus mismos gustos, aspiraciones, vicios y virtudes. Pero cuando termina su paso por el mismo es un hombre nuevo en todos los sentidos por haber vencido todas sus debilidades y males y por haber adquirido nuevas virtudes que le traerán un mejor destino en la próxima vida. Sin embargo, este trabajo o purgación no ha sido hecho por un Dios con rencor ni ánimo de venganza, ni tampoco por un demonio que con su tridente ha mantenido a la persona entre las llamas del infierno. En el Purgatorio actúa principalmente la Ley de Causa y Efecto que da a cada uno la cosecha de lo que sembró. La fuerza de una piedra que golpea el suelo cuando cae después de ser lanzada al aire es igual a la energía utilizada cuando se ha lanzado; eso es lo que  ocurre en el Purgatorio pero con la diferencia de que el Amor de Dios está presente en esas Leyes y porque, en su misericordia, nos ha facilitado los medios para evitar el sufrimiento, es decir, el arrepentimiento y el perdón.
            Es muy posible que el lector se imagine que en el Purgatorio todo es sufrimiento, nada más lejos. Lo mismo que aquí no nos pasamos toda la vida haciendo el mal, tampoco allí se está purgando o sufriendo constantemente hasta agotar ese mal. Es cierto que se sufre con mayor intensidad que en la Tierra porque se vive un tercio de los años vividos aquí y porque no se tiene cuerpo físico, pero el dolor agudo lo sentirán más exacta y justamente quienes más profundamente hayan causado mal a otros. Así es que el dolor es proporcional, según la intensidad del dolor causado así será la agudeza del dolor que se sentirá. Pero volviendo al principio del párrafo, no se sufre continuamente porque de hacerlo así no se extraería tanto beneficio. Es decir, si sufriéramos continuamente todo el mal causado, nos acostumbraríamos al dolor (como un niño se puede acostumbrar a los castigos) y éste no tendría el mismo efecto ni resultado beneficioso para nosotros. Por tanto, se sufre de forma similar e intermitente a como se hizo el mal en la Tierra, mientras que en esos intervalos se lleva una vida productiva en aprendizaje por otro medios. Esta Ley no tiene nada de vengativa sino todo lo contrario, su intención es ayudar a que la persona extraiga el mayor beneficio de la vida, aprovechando así sus experiencias y obteniendo como resultado nuevas virtudes.
            Otro hecho curioso del Mundo de Deseos y del Purgatorio es que, por lo general, los “muertos” siguen allí vestidos como normalmente lo estaban aquí o, al menos, como ellos piensan y desean. La materia de deseos se maneja a voluntad y obedece al pensamiento, por tanto, uno se puede reconstruir un miembro dañado o vestirse como quiera por el solo hecho de pensarlo. Es más, cada persona puede cambiar sus facciones o hacerse  más delgada o lo que desee, con la diferencia de que estos cambios no suelen durar mucho porque lo que ha sido durante muchos años vuelve a manifestarse al cabo de un tiempo y se necesita otro esfuerzo de voluntad y mental para reformarlo.
            Viendo lo que ocurre en el Mundo de Deseos y en el Purgatorio, es de suma importancia que se comprenda por qué hay que dejar al recién fallecido en paz y en silencio para que se concentre en el panorama de la vida que acaba de dejar. Cuanto mejor (con más atención y concentración) grabe la película mayor sufrimiento tendrá en el Purgatorio (si es que hizo mal) pero mucho mayor será el beneficio que extraiga de la misma. El sufrimiento y las experiencias se olvidarán pero el sentimiento de rectitud subsistirá para siempre y hablará claro cada vez que surja la tentación. Esa voz de la conciencia o sentimiento de rectitud será más fuerte cuanto más clara e intensamente fuera grabada la película de la vida. En el Purgatorio se sufre lo que se ha hecho sufrir a otros pero no más, y en él se borran los malos hábitos por medio de no poder satisfacerlos, pero el resultado es la toma de conciencia de una virtudes que llevarán al individuo a actuar de manera, benévola, cariñosa y honesta.
            Evidentemente, cuando se renace se está libre de esos malos hábitos porque, si se vuelve a caer en ellos en la siguiente vida siempre será dentro del libre albedrío de la persona. También es cierto que surgirán tentaciones para comprobar hasta qué punto hemos vencido el mal hábito, pero si la grabación fue correcta y el sentimiento fuertemente asentado en la conciencia, no habrá problemas para volver a vencerlo y que no vuelva en forma de tentación porque no será necesario.

¿EXISTE EL CIELO? ¿CÓMO ES Y QUÉ HACEMOS ALLÍ?

            El Cielo, o mejor dicho el Primer Cielo, se encuentra en las regiones superiores del Mundo de Deseos y es un estado en el cual se entra después de abandonar el cuerpo físico y el etérico y después de haber pasado por el Purgatorio en las regiones inferiores de este mismo mundo. Es lo que los Zoroastrianos y los cristianos católicos también llaman Cielo, un lugar donde el mal y el sufrimiento está excluidos, un lugar de bienaventuranza o Paraíso creado por el buen obrar y por las ideas y pensamientos elevados de cada uno. El Cielo es un estado de conciencia que refleja la acción del Ego en la personalidad y donde el hombre encuentra la felicidad gracias al autodesarrollo obtenido. De aquí podemos deducir que los seres muy atrasados, con poco discernimiento ni buena voluntad, y dominados aún por el aspecto animal del cuerpo de deseos, no suelen permanecer mucho tiempo en el  Cielo si es que lo hacen.
            No es necesario decir mucho más de lo que se ha dicho sobre las regiones superiores del Mundo de Deseos, llamadas en la filosofía rosacruz el Primer Cielo. En él no solo no cabe el mal sino que es un lugar donde se recibe todo lo bueno que hemos hecho y que merecemos, es un lugar bello donde todo es felicidad y bienestar. En cada una de sus tres regiones habitan los que dejaron su cuerpo físico junto a otros seres superiores e incluso algunos animales y los seres que les guían. Allí se aprenden infinidad de cosas según seamos internamente y según nuestros deseos y anhelos, pero cada uno está (como ocurre en las regiones purgatoriales) en la región que le corresponde.
            Se suele considerar Primer Cielo a la quinta, sexta y séptima región del Mundo de Deseos, siendo cada una de ellas y en ese orden más sutil que la anterior. Aunque puede que algún habitante aún se interese por algún hecho terrestre de su vida pasada, por lo general están centrados en ese nuevo mundo maravilloso que bien se puede considerar el Cielo que cada creyente, sea de la religión que sea, cree que existe. Aquí se recibe todo el bien que se ha hecho y la felicidad que hemos sentido en la tierra pero también se obtienen muchas y grandes satisfacciones gracias a la posibilidad de crear grandes obras altruistas pensando en los demás. Aquí se puede alcanzar el éxito en cualquier materia que desee alguien que lo haya deseado en la tierra y no lo pudo conseguir (intelectuales, artistas, devotos…) ya que su pensamiento modela la materia luminosa de estas regiones. Cuando los Egos han experimentado y vivido todas sus experiencias terrestres y han asimilado la quintaesencia de las mismas, y cuando ya no tienen materia de deseos relacionada con ninguna región de ese Mundo, abandonan su cuerpo de deseos convirtiéndose así éste en un cascarón astral.
            En el Mundo del Pensamiento, donde se encuentran el Segundo y Tercer Cielo, no solo no se pierden los sentimientos y aspiraciones elevadas que causan felicidad, sino que allí se experimenta todo eso en el grado que sea capaz cada persona. Allí consumamos nuestros mejores deseos, revivimos y gozamos con el amor hacia otras personas sean familia o amigos, es más, si alguien nos odia pero nosotros le consideramos como a un hermano, allí nos encontraremos como tal. Por estos motivos hay quien actúa y considera la vida física como una preparación o siembra para después disfrutarla en el estado post-morten. Nosotros somos hijos del Cielo y no de la tierra, por eso debemos considerar la vida como una escuela donde aprendemos a través de la experiencia; si actuáramos así y, por tanto, con buena voluntad, la vida post-morten sería totalmente celestial. Las experiencias deben servir para desarrollar la mente, la voluntad y un carácter espiritual, eso se transforma en poder después de cada muerte.
            Para la mayoría de las personas (sobre todo en occidente) sí se experimenta el Cielo porque, de alguna manera, nos dejamos influenciar o guiar por nuestro Yo superior (conciencia) y porque el destino mismo nos lleva a experimentar en niveles elevados donde reflexionamos ante el bien y el mal y donde terminamos interesándonos en desear el bien. Para nosotros tiene una duración normal pero para los humanos que van más adelantados (iniciados) el Cielo tampoco es un sitio donde estén muchos años ya que, o renacen pronto o hacen otras labores importantes en las regiones inferiores del Mundo del Pensamiento. El Cielo es tan necesario para el Alma como el sueño para nosotros, sin este período de descanso no se puede recargar o fortalecer el aspecto mental y espiritual del hombre para que pueda renacer. Aquí podemos desarrollar nuestros ideales elevados y adquirir un gran conocimiento sobre la materia que más nos atraiga pues, al fin y al cabo, es la continuación y poder de consolidación de nuestras ideas subjetivas e ideales que en la  Tierra no pudimos alcanzar.
            Como sabemos, en el Purgatorio no solo observamos (como al llevarnos la película en el estado post-morten) sino que “vivimos” el mal que hicimos para extraer la sabiduría y la parte proporcional de la conciencia según las causas y el sufrimiento. En el Cielo también vivimos o revisamos esa película como en el Purgatorio pero, en este caso, teniendo en consideración solamente el bien. Por tanto, la duración y felicidad en el Cielo dependerá principalmente de la siembra que hayamos hecho en la vida pasada, las experiencias purgatoriales son las que condicionan, regulan y limitan el desarrollo del Yo superior para la próxima vida. Es más, el Alma algo adelantada sabe sembrar en la Tierra para recoger en el Cielo y para tener un mejor destino en la próxima vida según los trabajos que haga en dicho Cielo. No nos olvidemos que en el Cielo no solo se siente el bien y la felicidad que se ha hecho a otros, sino que también se analizan y clasifican las experiencias para convertirlas en poderes objetivos del Alma que tendrán que ver con el destino de la futura vida; la “naturaleza” satisface en el Cielo los deseos puros que cada uno tiene.
            En el Cielo se está rodeado de los seres queridos que muestran un cariño puro, allí se está libre de sufrimientos y la muerte (como concepto) no existe; así es que cada persona se olvida de todos los pesares, problemas y hechos que le puedan hacer sufrir o simplemente estar triste. En el Cielo se realizan todos los deseos del Alma; se vive una felicidad ininterrumpida durante siglos que es, también en cierto modo, la recompensa al sufrimiento que tuvo la persona en su última vida. Se vive en un mar de felicidad interrumpido solamente por algún hecho positivo de mayor grado.
            El resultado de este proceso es un mayor impulso para hacer el bien como en el Purgatorio también se obtiene una mayor conciencia para rechazar el mal y para vencer las tentaciones, pero esto es después de ver por tercera vez el panorama de la vida pasada teniendo el bien que hemos hecho como base para los sentimientos. La película, como en las anteriores veces, se desarrolla en sentido inverso, es decir, desde el momento del fallecimiento hasta el del nacimiento para que así podamos ver los efectos que tienen las causas que cometimos. Aquí vivimos y sentimos la gratitud que tuvimos hacia otros que nos ayudaron y favorecieron, y la felicidad que sentimos cuando ayudábamos o hacíamos algún bien a los demás. De ahí que debamos dar importantica y manifestemos gratitud a los demás en esos casos porque la felicidad en el Cielo depende de la que hayamos causado y de la importancia que hayamos dado a lo que otros han hecho por nosotros. En esta vida no solo se causa felicidad con hechos o cosas materiales sino que también con una simple sonrisa, unas palabras de cariño, un apoyo en momentos de tristeza y un motón de hechos tan simples como éstos.
            Como lugar de reposo, cuanto más dura haya sido la vida, más intenso será el descanso que la persona tenga. Es la Tierra de Promisión donde no existe la enfermedad y donde se realizan las ideas más nobles, muy cierto especialmente en los niños puesto que no son responsables de lo que hicieron en la Tierra; aunque, su único inconveniente es que están pocos años porque renacen pronto. A los niños se les enseña las lecciones que tienen pendientes de aprender de su última encarnación como adulto; se suelen encontrar con algún familiar o incluso suelen ser adaptados por personas que así lo hacían o deseaban en su vida terrestre. Además de los casos en que las personas se hayan quedado sin película o no aprendieron nada de su última vida física, hay otros casos en que extrajeron muy poco beneficio de la misma y renacen con un carácter débil que, como en el caso anterior, los seres guías de la humanidad hacen que muera siendo niño para que no sufra y para que aprenda las lecciones que fortalecerán su carácter en el Cielo.
            Para una mejor comprensión de este tema, he de decir que lo mismo que mientras se está en el Purgatorio no se vive ninguna experiencia del pasado relacionada con el Cielo porque en esa materia grosera no se pueden expresar los deseos y sentimientos elevados, así mismo ocurre en el Cielo respecto a los deseos y sentimientos relacionados con el aspecto más bajo y animal del cuerpo de deseos. Solo cuando el hombre asciende al Primer Cielo es cuando colecta todo el bien que hizo y que recibió haciendo con ello una amalgama que le servirá en el futuro como incentivo para hacer el bien; así es que, en el Purgatorio aumentamos la conciencia que nos frenará ante la tentación de hacer el mal, y en el primer Cielo la quintaesencia del bien se transmuta en benevolencia y altruismo. De esta forma podemos comprender que el Purgatorio, lejos de ser un lugar de castigo, es el lugar que más favorece porque gracias a la purgación del mal que hicimos allí, renacemos después inocentes como nace un niño. Es cierto que las tentaciones nos asaltarán y podemos caer en ellas pero se supone que con el resultado del Purgatorio deberíamos estar fortalecidos para vencerlas pues, es el Ego o Yo superior quien asimila el fruto del Purgatorio y del Cielo y es con ese fruto del cuerpo de deseos y la mente con lo que tiene que hacer frente a su nueva vida.
            En las regiones que componen el Cielo no solo están las personas buenas recibiendo el beneficio de sus buenas obras del pasado, sino también las personas religiosas, devotas y las que creen en un cielo como recompensa de sus  buenas obras. Pero en cada una de las tres regiones que se elevan hacia el Mundo del Pensamiento también se van agrupando las personas que están más cerca de la Verdad así como los que tienen conocimientos ocultos. Cuanto más elevada esté una persona en estas regiones significa que más conocedor es de la Verdad y que más control de la mente, de deseos y de sentimientos positivos tiene; así es que, en la séptima región, la mente tiene un gran control sobre el cuerpo de deseos precisamente por estar más cerca del Mundo del Pensamiento. Aquí la razón se impone a los deseos y el interés por lo bueno se impone sobre la indiferencia; por tanto, la felicidad se vive plenamente. Como aquí ya hemos perdido lo que conocemos como “carácter” de la persona por haber eliminado lo negativo, estamos preparados para programar o admitir un destino más duro para eliminar cuanto antes las deudas y para aumentar nuestras posibilidades y tendencias humanitarias, amorosas y fraternales.
            Aquí conservamos aún la mente pero aunque podamos crear pensamientos o tener ideas nunca podrán ser negativas porque no pueden atraer materia de las regiones inferiores del Purgatorio; así es que, siempre serán elevadas. Sin embargo, hace millones de años, el Cielo no existía y el Purgatorio era más bien un infierno puesto que la humanidad aún no razonaba y su vida era más parecida al animal; como consecuencia, solo pasaba al Purgatorio y renacía rápidamente. Así es que, en realidad ha sido la necesidad evolutiva humana quien ha creado el Purgatorio y el Cielo, pero en un futuro el Purgatorio no existirá.
            La naturaleza del Purgatorio o del Cielo para cada individuo dependerá en mayor grado del concepto que de ellos tenía en su vida física más, como es lógico, el bien y el mal que haya hecho. El Alma disfruta de las bienaventuranzas del Cielo según sus propios ideales y de acuerdo a sus buenas obras. No hay mayor gozo y agudo sufrimiento que el que se experimenta en el Cielo y el Purgatorio como efecto de lo que hizo una persona en su anterior vida, sobre todo cuando uno se da cuenta de que “lo podría haber hecho de otra forma.” Pero también en el Cielo se realizan los sueños, esperanzas y aspiraciones que en la Tierra no se pudieron conseguir y allí tenemos verdaderas y puras relaciones de amistad con otros seres de similar naturaleza a la nuestra. El Cielo es lo más bonito y elevado que podamos imaginar, el concepto que tengamos del Cielo hay que multiplicarlo por mil, y si hay una palabra que pueda representar el significado espiritual del Cielo, esa es AMOR.
            Según hemos podido ver hasta ahora no solo no hay que tener miedo a la muerte sino que tampoco hay que tener miedo a un Dios vengativo o a un Demonio que nos esté esperando con sus peores intenciones. La muerte no existe porque es simplemente la transición de un estado de conciencia a otro de forma similar a lo que ocurre por las noches mientras dormimos; al infierno no hay que temerle porque no existe salvo para aquellos que por sus grandes maldades y profundas caídas en lo peor de la vida terrestre se lo han creado ellos mismos; el Purgatorio existe pero solo para quien tiene que aprender ciertas lecciones y, por tanto, elevar su conciencia a los mundos espirituales. Sin embargo, el Cielo existe para todos incluso, en muchos casos, sin necesidad de pasar por el Purgatorio, luego entonces, no debemos tener miedo nada más que a nosotros mismos. Nuestro enemigo radica en el aspecto inferior del cuerpo de deseos y nuestros medios para combatirle son la voluntad y la mente, aún así, el arrepentimiento y el perdón vienen en nuestra ayuda para librarnos del Purgatorio.

¿QUÉ OCURRE EN EL SEGUNDO CIELO?

            Como ya he explicado, el hombre termina el trabajo de su pasada vida en el Primer Cielo, ahí recoge los mejor de ella y se olvida de su personalidad y de todos los recuerdos del pasado para comenzar a trabajar pensando en la próxima, por ese motivo pasa al Mundo del Pensamiento donde se situará en las regiones inferiores de las siete que también tiene. Aquí llega el Ego libre de sus cuerpos físico, etérico y de deseos pero con los átomos-simiente de cada uno de ellos donde se encuentra la quintaesencia de sus experiencias, solo tiene como vehículo el cuerpo mental y, al contrario que a la entrada al Mundo de Deseos, aquí pasa conscientemente. Lo primero que percibe en el Segundo Cielo es un sentimiento de que todo se desvanece y de que se queda solo, sin embargo, no tiene miedo porque en esa gran paz en la que se encuentra, sabe que está protegido por algo poderoso pero difícil de comprender y explicar. Pero no tardando mucho viene una especie de despertar de unos sentidos más elevados que le hacen oír la música celestial ya que éste es el mundo del sonido, aunque también del color. Se dice que es el Mundo del Sonido porque en realidad es el sonido (con su grado de vibración) el que construye las formas del mundo físico. Ya hablamos de que en el Mundo del Pensamiento se crea un arquetipo cuya vibración está relacionada con la materia que debe formar parte de los vehículos del Ego, y que el cuerpo etérico se forma de acuerdo con ese arquetipo para que atraiga la materia física que necesita para que se forme el cuerpo físico.
            Cuando hemos experimentado todo lo que debíamos experimentar en el Primer Cielo, centramos nuestra conciencia en nuestro cuerpo mental para elevarnos al Mundo del Pensamiento donde nos sentimos parte del universo y donde vivimos su armonía espiritual. Aquí no todas las personas son conscientes a la hora de extraer el beneficio del uso que han hecho de su cuerpo mental, algunos son inconscientes y obtienen poco beneficio precisamente por no haber sabido utilizar su mente para discernir y ser consciente de los hechos de su vida pasada. Dicho de otra forma, si no se razona, si no se sabe utilizar la mente para extraer beneficio de las experiencias, y si no se es apenas consciente de lo que se hace porque se deja dominar por el instinto, los deseos, las emociones, etc., no se eleva la vibración del cuerpo mental lo suficiente como para ser conscientes en esas regiones mentales. Aquí aprendemos también de nuestros errores en la forma de pensar y se asimilan los resultados o quintaesencia de los cuerpos que hemos abandonado para unirlos a todos los de las anteriores vidas. Esto aumenta el desarrollo del Alma y el poder de la conciencia para la próxima vida. También aquí colaboramos con otras Jerarquías en la creación de los arquetipos de la naturaleza con tal de que el planeta sea diferente en nuestra próxima encarnación y con tal de que haya progreso y se cumpla el karma de la humanidad. Lo mismo ocurre con los arquetipos de los que serán nuestros cuerpos futuros y respecto a los cuales los Ángeles crearán el molde etérico que nos corresponda antes de renacer.
            Aquí el hombre sigue condicionado por el cuerpo mental y estará en estas cuatro subdivisiones hasta que asimile el fruto de las experiencias de la vida pasada. La duración dependerá en gran parte de la cantidad, clase y calidad de los pensamientos creados, los esfuerzos intelectuales y morales de las aspiraciones y anhelos espirituales, y de las ideas elevadas y aspiraciones que, en definitiva, puedan ayudar en el desarrollo espiritual personal y de la humanidad. El resultado y asimilación de la quintaesencia de todos estos aspectos mentales dará paso a las regiones superiores del Mundo del Pensamiento donde, ya sin cuerpo mental, se descansa y disfruta principalmente.
            Por muy elevadas que sean nuestras creencias sobre lo que es el Cielo, no es nada comparable con el Mundo del Pensamiento porque allí estamos ya solo con el cuerpo mental y, por tanto, más cerca de la realidad; una realidad que nos permite crear todo lo que seamos capaces de pensar. Aún las personas que llamamos “malas” tienen aquí también su cielo como resultado de sus buenos sentimientos y pensamientos y de sus ideales o imaginaciones positivas más, por supuesto, si han hecho alguna buena obra. Estos se ven limitados por ellos mismos según su manera de pensar en su vida pasada. El amor entre las personas es más real y más vivo, pudiendo crear la imagen del ser amado y de las personas con las que nos identificamos moral y espiritualmente en la tierra; al fin y al cabo es la verdadera comunión de las Almas donde solo caben los sentimientos y pensamientos elevados. Allí se pierde el contacto con todo lo que sea corazón y inteligencia pero somos recibidos y ayudados por nuestros hermanos mayores y por seres de otras jerarquías superiores. Podríamos decir que las relaciones y, por tanto, las limitaciones, vienen dadas por el grado en que pensamos con el corazón y sentimos con la mente.
            Cuando fallece un chico joven que, a su vez, ama mucho a su madre, el mismo amor le ayudará a crear una madre más viva, poderosa y profunda en el Cielo. Si, al mismo tiempo, la madre recuerda constantemente a su hijo, también colaborará en la obra celestial. Hay que tener en cuenta que esa Alma está siendo ayudada a vivir su cielo desde dos aspectos diferentes pero ambos compenetrados por el amor: Primero, por el procedente de la tierra y, segundo, por el de su propio Espíritu que lo hace a través de la mente. Lo mismo que los sueños parecen (y son) reales para nuestra conciencia, también es real para la conciencia del Alma las creaciones que hacemos en el Cielo; por eso se dice que el estado post-morten es otro estado de conciencia. Pero el resultado, después de ese reposo y de felicidad y dicha inefable, es la asimilación del verdadero valor de las que fueron las experiencias como pensadores en la vida pasada, ya que estas experiencias se transforman en facultades morales y mentales que nos servirán de gran ayuda en la próxima vida. Esta es la explicación de la existencia del genio, el resultado de un esfuerzo sobre determinada materia traerá consigo una facultad que, si hay oportunidad en la próxima vida, se continuará demostrando así dicha facultad.
            Todo lo que ha pensado el hombre tiene su respuesta o efecto para la próxima vida. Las aspiraciones e ideales elevados se convertirán en poder y posibilidades en las regiones inferiores del Mundo del Pensamiento, los esfuerzos, fructíferos o no en la tierra, tendrán su recompensa como facultades y aptitudes; incluso las luchas y los sufrimientos o errores se pueden convertir en voluntad y sabiduría para vencer y para actuar con justicia. Este es el efecto que tendrá en el Segundo Cielo una persona que ha intentado ser buena en la tierra y que ha mantenido en su corazón toda una serie de ideales y aspiraciones elevadas. De esta forma se crea un mejor destino gracias a la asimilación de estos resultados como conciencia y como poderes del Espíritu. Después de esta asimilación el Ego se deshace del cuerpo mental y se queda desnudo pero con su más preciado tesoro, la quintaesencia de todas sus vidas pasadas convertidas en Voluntad, Sabiduría y Amor; los aspectos que el Espíritu intentará expresar en la próxima vida a través de los limitadores cuerpos terrestres.
            Por lo  general, el hombre pasa a un estado de sueño o descanso profundo salvo en los casos de personas muy desarrolladas que son conscientes de cuanto les rodea antes de comenzar su descenso hacia un nuevo renacimiento. Estas personas estudian las causas que en la vida pasada produjeron ciertos efectos y con la ayuda de las Jerarquías superiores pueden ver otras vidas pasadas y recibir enseñanzas que para otros sería imposible. En cada vida y estancia aquí se familiariza cada vez más con las Leyes Divinas que rigen el desarrollo y la evolución del ser humano. Cada vida celestial es más rica y se adquiere más sabiduría y más poder; así hasta que siente la necesidad de adquirir más experiencias a través del renacimiento, lo que le lleva a atraer la materia que le corresponde (según el karma y el destino previsto) para crear su futuro cuerpo mental.
            Desde la región inferior del Mundo del Pensamiento y según haya sido la vida interna y el uso que haya hecho una persona de su mente puede ir a alguna de las siguientes subdivisiones:
            1ª.- La más inferior de este mundo, donde van el común de la humanidad porque en la mayoría de los casos siempre hay un amor sincero hacia alguna persona o bien han mantenido sentimientos y deseos de conseguir alguna mejora moral e intelectual.
            2ª.- Donde están las personas devotas de todas las religiones que han creído y han actuado de acuerdo al concepto que tuvieron de Dios en el mejor de los sentidos; la aspiración y su actitud para manifestar el amor de Dios les lleva a esas regiones.
            3ª.- Aquí se encuentran las personas de buena voluntad, nobles, sinceros, generosos y altruistas porque así creen que deben actuar según desea Dios.
Y así sucesivamente se sitúan en las regiones superiores los maestros y genios de las artes, las letras, la música, etc., donde pudieron manifestar los poderes del Alma y crearon armonía en sus manifestaciones y creaciones. Estos seres serán grandes sabios en la próxima vida pero también se encuentran en esas regiones los maestros espirituales y de las enseñanzas ocultas donde, junto a otros aspirantes, adquieren grandes enseñanzas. Por otro lado y como es lógico, aquí se encuentran las Almas desapegadas de lo terrenal que dedicaron su vida a trabajar por una vida superior para ellos mismos y para la humanidad. En lo más elevado del Mundo del Pensamiento se encuentran los grandes iniciados, es de ahí de donde proceden los impulsos morales, intelectuales y espirituales que debe desarrollar la humanidad.
            Pero aquí el Ego no va a descansar aún antes de renacer porque tiene que preparar el medio ambiente de la próxima vida y tiene que absorber, como Alma, todo el beneficio obtenido de los tres cuerpos inferiores gracias a los átomos-simiente. Aquí permanece durante siglos asimilando dicho beneficio y haciendo el trabajo correspondiente para que en la próxima vida pueda ser utilizado en los futuros cuerpos. En realidad éste es el verdadero hogar del Ego y por eso hace muchos trabajos en él, hay que tener en cuenta que éste renace cada aproximadamente 1100 años y, por tanto, es necesario, crear un nuevo ambiente en la Tierra para que las experiencias sean diferentes y más fructíferas gracias a las nuevas oportunidades que se preparan.
            En este mundo se trabaja profundamente el fruto de la pasada vida y, aunque la próxima estará basada en lo que se hizo en la pasada, no quita que el Ego adquiera nuevas experiencias internas en los trabajos que realiza allí respecto a la próxima vida y a su futuro cuerpo físico. Todos los humanos trabajamos bajo la dirección de varias Jerarquías superiores para transformar los arquetipos de todo lo que llamamos Tierra porque, de acuerdo a eso, así serán las experiencias y el destino futuro. Allí hacemos un trabajo que después continuamos aquí, “crear” y “construir” con la materia física como lo hacen las Jerarquías con la materia del mundo al que pertenecen. Así debe ser porque en nuestro destino está ser Dioses creadores según vamos desarrollando los poderes latentes de Dios que todos tenemos.
            También aprendemos a construir nuestros propios cuerpos. Nosotros somos parte de esas fuerzas que mantienen vivo y en perfecto funcionamiento el cuerpo físico por medio de los éteres, y lo mismo que nosotros somos guiados en nuestro aprendizaje por seres superiores (como nosotros con los niños) también nosotros somos ayudados por otros espíritus de la naturaleza. En el Segundo Cielo ayudamos a otros más atrasados a construir y a mantener vivos sus cuerpos físicos como en nuestra vida cotidiana hacemos lo mismo por las noches respecto al nuestro. Así es que, cuando un niño nace dotado de determinadas cualidades significa que ha trabajado mucho en el Segundo Cielo (quizás varias vidas) respecto a ese órgano o parte del cuerpo que muestra dichas cualidades especiales. Para que el hombre pueda habitar su cuerpo debe antes aprender a construirlo, de esta forma se da cuenta de donde comete errores para así rectificar vida tras vida hasta que en un futuro sea perfecto.
            Si en el Primer Cielo corregimos nuestros defectos y sufrimos por el mal o los errores cometidos, en el Segundo Cielo, ya con la conciencia más elevada, hacemos una actividad creadora. Es cierto que cuando entramos en el Segundo Cielo nos sentimos “solos”, en un gran silencio, pero eso es porque todo se ha desvanecido y solo somos conscientes de lo que en realidad somos: un Triple Espíritu en su propio mundo. Pero una vez asimilado todo el beneficio de los cuerpos ya abandonados “despertamos” para unirnos a las fuerzas de la naturaleza con las cuales trabajamos para cambiar los arquetipos del clima, de la flora y de la fauna en la Tierra pensando en el futuro.
            Pero también, lo mismo que nuestra estancia post-morten en el Purgatorio y en el Primer Cielo estuvo basada en los hechos, ideales y aspiraciones de la vida pasada, así mismo, nuestros trabajo en el Segundo Cielo dependerá de nuestras aspiraciones mentales e ideales en base a las cuales se creará el futuro ambiente físico. De esta forma podemos imaginar que una persona que no se preocupa por nada ni quiere hacerse responsable de sus asuntos sino que más bien lleva una vida imaginativa y especulativa, poco puede trabajar en el Segundo Cielo y poco puede esperar para la futura vida que no sea una vida estéril. Por el contrario, los que necesitan estar creando, que tienen ideales sobre diferentes aspectos de la sociedad y que aspiran a desarrollarlos o conseguir el éxito en todo lo que puedan, éstos construirán todo eso y más en el Segundo Cielo para que luego se haga realidad en su futura vida. Así se vuelve a empezar un ciclo que tendrá su fruto en el Purgatorio y en el Cielo pero de cuya esencia de sus experiencias se valdrá para trabajar en el Segundo Cielo. Al final de este ascenso y abandono de los cuerpos, el Ego pierde toda la forma, transfiere la quintaesencia de su vida pasada al Espíritu para que en un futuro le sirva como poder y percepción espiritual, y disuelve la mente en la esencia que nutre al mismo, quedándose así éste listo para pasar al Tercer Cielo.

¿QUÉ OCURRE EN EL TERCER CIELO?

            Al igual que abandonamos el cuerpo de deseos después de haber extraído el beneficio o quintaesencia de los resultados de nuestra manera de sentir, de nuestras emociones, deseos, etc., cuando vamos a pasar a las regiones superiores del Mundo del Pensamiento, también abandonamos el cuerpo mental. Una vez asimilada la esencia de las experiencias de la vida física y de deseos ahora toca llevarse también el resumen de lo que expresamos por medio de la mente. Y es en estas regiones abstractas del Mundo del Pensamiento donde, junto a los átomos simiente de los diferentes cuerpos y con la “mente” del Ego, permanece éste en estado latente hasta que llegue la hora de renacer de nuevo. Esta esencia de la vida anterior queda guardada en el cuerpo causal, (el cuerpo que utiliza el Ego en esas regiones) para que pueda, o mejor dicho, intente el Ego expresar en la personalidad los grados de desarrollo que ha adquirido. Es entonces cuando los humanos más o menos desarrollados perciben cierta influencia de la conciencia del Ego.
            Como podemos ver, el único ser que existe después de cada vida es el Ego, el pensador que en cada renacimiento crea una nueva personalidad como un árbol en cada primavera hace brotar hojas nuevas. Así el hombre es, en cada vida, un nuevo actor que renace con cierta comunicación con la esencia de las vidas pasadas guardadas en la “memoria” del Ego, lo que se convierte en la conciencia del yo terrenal que en infinidad de ocasiones no escucha a su Yo superior y actúa en contra de su voluntad. El error por parte del hombre en cada renacimiento es identificarse con la personalidad (cuerpo físico, cuerpo de deseos y mente) y cuando esta personalidad en fuerte y tiene sus gustos, hábitos, deseos materiales, etc., el hombre actúa como tal y no como la herramienta del verdadero Yo superior. De ahí que el hombre prefiera buscar una vida llena de lujos, de disfrute de los placeres o, aunque sea, de goce de los bienes materiales antes que la humildad, la fraternidad y que todas las virtudes que el Ego desea desarrollar.
            No se suele comprender ni siquiera entre los aspirantes de ocultismo, que lo que el Ego trata de conseguir a través de la personalidad es desarrollar sus poderes latentes, lo que, a su vez, permite que, éste, manifieste una personalidad y una vida cada vez más elevada y placentera. Por el contrario, algunos, no solo comprenden esto sino que, además, intentan cumplir los “deseos” de su Yo superior porque saben que están acelerando su desarrollo espiritual y sentando las bases de la futura vida. Evidentemente, esto lleva consigo una actitud altruista, amorosa y fraternal respecto al prójimo a la vez que el individuo se olvida de sí mismo. Que nadie piense que el Ego es malo porque el mal no le puede afectar, puesto que, como sabemos, no pasa de las regiones inferiores del Mundo del Deseo o Purgatorio. Es cierto que esas regiones se reflejan en las inferiores del Mundo del Pensamiento en sentido mental pero, aún así, no alcanzan al Ego que está por encima de esas regiones. A la inversa, como todo lo positivo que hay en las regiones superiores del Mundo del Deseo (Primer Cielo) se refleja en las superiores del Mundo del Pensamiento, lo único que le afecta de cada personalidad es lo bueno. Cuando en una vida se han desarrollado de una forma clara y definida una serie de cualidades, el Ego intentará manifestarlas en la próxima personalidad. En sentido contrario, cuando hay varios renacimientos donde no se ha progresado casi nada se produce cierta incapacidad por parte de la personalidad para percibir lo que proceda del Yo superior. Esto significa que cuando el Ego ha adquirido cierta cualidad, podrá influenciar o llamar la atención del hombre para que no caiga en el vicio o maldad contraria, mientras que si el hombre puede caer en un vicio y nunca ha desarrollado la virtud con la que debe vencerle, lo más fácil es que caiga en él.
Hay pocas personas que tengan conciencia en el Tercer Cielo por ser las regiones superiores o abstractas del Mundo del Pensamiento y porque hay que haber alcanzado cierto grado de desarrollo para poder serlo. Para comprender lo que se manifiesta en estas regiones como abstracto diremos que quien piensa en el amor puro o divino o cuando alguien se aísla en su pensamiento meditando sobre las matemáticas o problemas elevados similares, se encuentra mentalmente algo centrado en estas regiones; pensar en el verdadero y puro amor no es pensar en el amor a un ser querido sino algo mucho más elevado que abarca a todo ser viviente. De estas regiones se extraen las aspiraciones más elevadas, los conceptos nuevos que cambiarán el mundo, las ideas que se convertirán en invenciones, los nuevos descubrimientos de las ciencias y, al fin y al cabo, los sueños utópicos de muchas personas. Una vez que ha hecho los trabajos relacionados con el futuro ambiente terrenal, una vez que ha dado un paso más en el aprendizaje de la construcción de los cuerpos físicos para procurarse el más apropiado para la próxima vida, y una vez disuelto el cuerpo mental en la esencia que está desarrollando el Espíritu, éste pasa al Tercer Cielo con todo el poder extraído de su anterior vida con la intención de fortalecerse antes de descender de nuevo hacia un nuevo renacimiento.
            En la mayoría de los casos y de las personas, aquí es donde se descansa después de todo el trabajo realizado desde el momento de la muerte. Pero, al cabo de un tiempo, surge un deseo de tener nuevas experiencias y el Ego, ya fortalecido, se prepara para un nuevo renacimiento, lo que viene dado por una especie de fuerza que origina el progreso y la evolución; es decir la que nos lleva a crear, a investigar, a inventar y la que también hace que una semilla dé un árbol o que el hombre desee procrear para mantener la especie. Entonces, las Jerarquías encargadas de ello presentan al Ego las líneas generales de la próxima vida que han sido creadas de acuerdo al karma del pasado, a las necesidades de desarrollo futuro respecto a sus cuerpos, a las deudas y posibilidades de progreso, etc. Así debe ser si, como está previsto, debemos ser dioses creadores como nuestro Padre que está en los cielos. Debemos renacer para experimentar y desarrollar los poderes del Espíritu lo que, si nos quedáramos allí, sería imposible. Este panorama de la vida futura se presenta en su orden normal, es decir, desde el nacimiento hasta la muerte para que el Ego observe cómo las causas producen sus correspondientes efectos. Pero, a la hora de hacer la elección y los cambios permitidos, el Ego ejerce su libre albedrío y voluntad en los pequeños detalles. Es decir, por ejemplo nos pueden obligar a convivir con determinadas personas con las que tenemos deudas, pero nosotros podemos añadir o alterar la manera concreta de hacerlo, o bien podemos minimizar o ampliar una deuda pendiente según lo vemos en esos momentos con los ojos del Espíritu y no con los terrestres. Esto es algo así como decir que a un estudiante le obligan a hacer una carrera pero es el estudiante quien elige cuántas y qué asignaturas va a estudiar cada año.
            Para alcanzar esa meta debemos experimentar con el cuerpo físico pero también con el de deseos y la mente para ver donde fallamos y cometemos errores. El mal uso de la mente y la creación de malos sentimientos y deseos nos traen problemas y sufrimiento, y esas deudas hay que afrontarlas aquí en la tierra cuando estamos como Egos dentro de nuestros cuerpos como tuvo que hacer Cristo para actuar y sufrir como los hombres. La experiencia vence la ignorancia y nos trae conocimiento, sabiduría y desarrollo de la mente y de la voluntad pero, además, gracias a eso y entre todos, tenemos que construir un mundo donde reine la paz, la armonía y el amor. El objeto de la vida es el desarrollo de la voluntad, la experiencia que es la que produce el conocimiento de las causas, y el desarrollo de la mente, pero la experiencia puede ir acompañada de buena o mala voluntad y, si esta es mala, tendremos que aprender por medio del sufrimiento y del dolor durante y después de la muerte. Mientras tengamos algo que aprender tendremos que volver a renacer porque la experiencia es la que nos enseña. En el cielo no aprendemos porque no hay experiencias ni relaciones físicas, o lo que es lo mismo y como ejemplo, una profesión de mecánico o carpintero no se puede aprender con libros sino practicándola. El hombre tiene que dominar todo el conocimiento del mundo de los sentidos y eso no se puede conseguir en una sola vida sino alternando una vida activa en el mundo físico y su período de asimilación y descanso en los mundos invisibles.
            Aunque el Tercer Cielo es un estado de conciencia, el hecho de pertenecer al Mundo del Pensamiento permite al hombre hacer realidad o “vivir” cualquier deseo, anhelo, pensamiento e idea que tuvo en la tierra pero que no pudo hacer realidad; por tal motivo y entre otras cosas, el hombre debe intentar vivir y pensar en lo elevado y espiritual. En este Cielo ya no afecta el karma, no es necesario hacer esfuerzos por nada y la vida es, en cierto sentido, parecida a  la de los Ángeles porque es lo más elevado y lo más cercano que normalmente está la humanidad respecto a Dios. Para el ser humano es como una esfera de diferentes colores pero luminosa donde un punto más luminoso aún representa al yo superior con todo su poder. La vida allí es intensa como lo son los sentimientos y todo lo que manifiesta el hombre durante su estancia; la actividad liberadora procedente de la mente del hombre allí situado tiene también unos resultados purificadores.
            Cuando decimos que la vida en el Tercer Cielo es intensa y liberadora nos referimos a que el hombre vive intensamente lo que intentó vivir o realizar en la tierra pero que no lo consiguió; esta es la manera de liberar la energía de sus anhelos, esperanzas y sueños; y lo que hace que en la próxima vida tenga otros anhelos y sueños más elevados y diferentes. Pongamos un ejemplo: Una persona que vive alejada de las ciudades, sin apenas medios económicos, con gran inquietud e interés por desarrollarse espiritualmente, y que ha leído libros y ha visto en la televisión algunos documentales sobre la sabiduría de oriente y sobre los antiguos templos donde se guardan verdaderas joyas literarias y espirituales. Si esta persona se imaginara y deseara durante su vida la posibilidad de acceder a esos lugares así como de contactar con maestros espirituales y, por tanto, adquirir gran desarrollo espiritual, con certeza que en este cielo lo vivirá intensamente tal y como lo deseo en vida. En el cielo se podría ver vestido como quisiera, en un templo lo más maravilloso que se pudiera imaginar, con maestros de gran sabiduría y, por supuesto, adquiriendo mucho conocimiento oculto y desarrollo espiritual. Obviamente, la creación de un cielo en este mundo y plano estará basado en el propio desarrollo adquirido y en las experiencias de su última vida.
            Así es que el escultor que aquí no consigue hacer las esculturas que desearía o el arquitecto que, aún deseando hacer un edificio envidiable, no consigue hacer más que cualquier otro, en el Tercer Cielo conseguirán sus objetivos y lo vivirán feliz e internamente. No es necesario decir que una persona que lleva a la práctica éstos y otros conocimientos similares, obtendrá paz, armonía y recogimiento en el Tercer Cielo y que sus deseos se transformarán en poderosa voluntad al respecto en la próxima vida. Nuestros deseos aquí en la tierra tienen un papel fundamental en el Tercer Cielo puesto que el deseo es un aspecto de la voluntad del Espíritu, es más, el deseo es lo que atrae a los aspectos de la vida superior que queremos conquistar aunque aún no estemos preparados para ellos. El deseo, como el sueño, solo se puede alcanzar plenamente en este cielo ya que, aunque algunos se consigan realizar aquí, la vivencia no es tan intensa ni real como allí. Es en ese Cielo donde obtenemos respuesta a todos nuestros deseos e imaginaciones en forma de satisfacciones y delicias.

DESENVOLVIMIENTO Y MANIFESTACIÓN DEL EGO EN LA PERSONALIDAD

            Debemos situar al Ego en su cuerpo causal en las tres regiones superiores del Mundo del Pensamiento, es decir, en la Región Abstracta. Esto no significa que el hombre pueda expresar lo que representan esas regiones abstractas, por tanto, veamos quiénes pueden y quiénes no están tan desarrollados como para ello. La mayoría de la humanidad solo tiene algo de actividad en el primero (en sentido ascendente) o más densa de las tres regiones, es más, si esa región la dividiéramos en otras tres, sería también en la más densa. Así es que es una parte muy pequeña la que el Ego activa y mezcla en su expresión con los Mundos del Pensamiento y de Deseos. Esto quiere decir que, como ocurre con el desarrollo general del hombre, el cuerpo causal que pueda expresar el Ego es como resultado del desarrollo del cuerpo de deseos y mental que son los que le ponen en actividad cuando se actúa como Dios manda. Según dice muy acertadamente el teósofo Arturo Powell, si nos imaginamos al Ego en la región abstracta más densa, dividiendo ésta en otras tres regiones y viendo al “cuerpo” y “cabeza” del Ego en la superior, a su brazo en la intermedia, y a la mano y los dedos en la más densa, tendríamos un simbolismo perfecto de la realidad. Comprendiendo esto, llegamos a la conclusión de que el común de la humanidad solo ha desarrollado una pequeñísima parte de los poderes del Ego y por eso apenas podemos oír su voz cuando nos habla. Nosotros somos quienes debemos facilitar a esa mano del Ego la posibilidad de trabajar en todo lo positivo que nos rodea a la vez que evitamos apegarnos a lo material y a lo que no nos sirve para nuestro desarrollo. Cuanto más utilicemos nuestros cuerpos para el bien y para colaborar con las Leyes Divinas más fortaleza tendrá esa “mano” y más campo de expresión tendrá sobre el cuerpo de deseos y mental. Pero lo más importante es que el resultado final de la vida será que esa “mano” se habrá hecho tan fuerte y experta que los resultados se notarán positivamente en el Ego.
            Cuando los Ángeles del Destino preparan nuestra futura vida tienen en cuenta:

            1º.- El desarrollo del Ego respecto al cuerpo causal, es decir, hasta qué región de
                  las tres que forman el pensamiento abstracto ha llegado el Ego en su
                 desarrollo.

            2º.- Hasta qué punto se debilitó la personalidad en su última vida.

            3º.- Cómo consecuencia de esto último, hasta qué punto perdió poder el Ego
                  respecto a la influencia sobres sus vehículos.
            Si el hombre no cumplió con lo previsto y el Ego se “atrofió” en parte, la vida futura será más dura respecto al karma que ha de sufrir. Si la personalidad cae en los peores deseos y sentimientos del cuerpo de deseos, poco beneficio extraerá el Ego de su vida puesto que esas vibraciones no alcanzan al cuerpo causal y no lo engrandecen. Es más, cuando una persona cae en lo sensual, en la lujuria, en el egoísmo, en la venganza, el odio, etc., no solo no se desarrolla el cuerpo causal ni el Ego sino que, además, como los magos negros, pierden la buena voluntad y no son capaces de elevarse ni siquiera al Mundo del Pensamiento. En estos casos el Ego no puede razonar porque su mente, está completamente dominada por el cuerpo de deseos y, de seguir así, se perderá y se verá fuera de la evolución a la que pertenecemos. Por este motivo debemos conocernos a nosotros mismos y ver qué virtudes y que defectos tenemos.
            Si desarrollamos nuevas virtudes y ampliamos las que tenemos aumentamos el poder del Ego gracias al desarrollo del cuerpo causal y si, a la vez, eliminamos defectos y tenemos nuestra mente en Dios y en las cosas elevadas y espirituales, podemos asegurar que en la próxima vida oiremos mucho más claramente la voz de la conciencia, la voz del Yo superior. Para que el hombre pueda acelerar su desarrollo espiritual debe comenzar por crearse nuevos hábitos que se relacionen con las regiones elevadas del Mundo del Deseo y del Pensamiento. Cuando deseamos, sentimos y pensamos en positivo y en asuntos elevados y espirituales es como si nuestro mundo de deseos y mental fueran de  agua clara y el Ego pudiera expresarse en ella perfectamente; pero cuando hacemos lo contrario es como si el agua fuera barro y el Ego no pudiera expresarse porque pierde toda su fuerza en el intento. Yo aseguro que, como aconsejo en mi libro “Métodos esotérico prácticos para el desarrollo interno”, si desde la mañana hacemos alguna oración, nos auto programamos para hacer bien durante el día, hacemos la retrospección por la noche y pedimos por los enfermos y necesitados, avanzaremos a grandes pasos en esta vida.
            Aunque el Ego es un fragmento del verdadero Espíritu, en su cuerpo causal actúa como un Ego completo, siempre que, a su vez, pueda reflejarse de alguna manera en el hombre. Aunque en el hombre de poco desarrollo el Ego apenas es consciente en su propio plano, en cuanto tiene oportunidad de actuar, siempre busca y desea lo positivo porque sabe que tiene que desarrollar ese “Yo superior” que deberá utilizar los cuerpos inferiores como vehículos de conciencia. El Ego va desarrollando virtudes gracias al renacimiento de sus cuerpos, pero esas virtudes deben de ser puras como si fueran reflejos del propio Espíritu, por tanto, en él no cabe ni pizca de mal. El primer estado de conciencia que alcanza el Ego en su desarrollo es el del cuerpo físico (el más desarrollado hasta ahora) y el del mundo físico, de ahí que sienta una gran plenitud de vida en él y que el hombre (reflejo del Ego) tenga una vida aguda e intensa hasta el punto de pensar que es un ser separado e independiente. Por eso el hombre corriente tiene poca conexión con el Ego (salvo en casos excepcionales como la conversión) y por eso es necesario buscar la manera de desarrollar y atraer la atención del Ego. Las maneras más comunes de conseguirlo son:

            1º.- Por la vía del pensamiento, en la que el desarrollo de la mente (por medio de
                  estudios y pensamientos elevados, abstractos y filosóficos) también
                 desenvuelve la mente abstracta donde está ubicado el Ego.

2º.- La vía del corazón, la de las emociones y sentimientos elevados (amor,
      devoción, fraternidad, altruismo, fe…) que alcanzan al Mundo del Espíritu
      de Vida, el mundo del amor, y que repercute sobre el cuerpo causal del Ego  
      y sobre el cuerpo de deseos.

3º.- Aunque no es una vía específica, la unión de las dos vías anteriores
       trabajadas con persistencia y voluntad, como lo hacen los ocultistas, puede
       tener los mismos efectos.

            Deberíamos preocuparnos más por la unión con nuestro Yo superior ya que Él solo puede manifestar una pequeñísima parte de sí mismo porque nosotros tenemos nuestra conciencia y muestra mente centrada en el mundo físico. ¿Cuántas veces hacemos algo por el Ego al cabo del día? ¿Cuántas le facilitamos algún medio para su desenvolvimiento? El Ego no presta atención a nuestra existencia porque no hacemos casi nada que sea lo suficientemente elevado como para que se interese por nosotros. Por lo general vivimos para el cuerpo físico, para satisfacer todo lo  personal y tenemos una  mente egocéntrica que tampoco le es muy útil, por tanto, si queremos atraer la atención del Ego debemos hacer cosas que sean útiles para su desarrollo, Por ejemplo:
           
            1º.- Purificar y desintoxicar el cuerpo físico a la vez que se le alimenta con
                  alimentos puros y bebidas naturales.

2º.- Hacer una serie de oraciones y ejercicios espirituales a lo largo del día para
      crear los hábitos necesarios que ayudarán en diferentes aspectos.

3º.- Purificar el cuerpo de deseos evitando tener deseos, sentimientos, pasiones,
      etc. de naturaleza animal y negativa, a la vez que se desarrollan y elevan
      otros sentimientos de naturaleza devocional y espiritual.

4º.- Procurar controlar la mente para que no ande de un lado para otro y se centre
      en lo que sea especialmente elevado, abstracto, filosófico y espiritual.

La mayoría de las personas piensan y actúan como personas independientes sin ni siquiera preguntarse de dónde procede o qué es esa voz de la conciencia que nos aconseja, guía y corrige. Solo un pequeño porcentaje ha desarrollado cierta sensibilidad hacia las influencias de su Yo superior y son algo conscientes de dichas influencias. Así es que lo primero que se debe hacer para progresar en ese sentido es eliminar el egoísmo porque intensifica el sentimiento de personalidad y, a continuación, identificarnos con el Ego en todo momento y no ocuparnos de los asuntos terrenales innecesarios. Esa es la única manera de que el Ego nos hable, cuando llega ese momento, es cuando debemos darle paso y obedecerle para que, algún día y como culminación, el Ego absorba a la personalidad puesto que están totalmente identificados. Algún día tendrá el hombre que averiguar qué es lo que busca o desea el Ego para acelerar su desarrollo, a partir de ahí es fácil, solo hay que facilitarle las cosas.
Para que el Ego pueda utilizar lo mejor posible las virtudes y poderes del hombre debe tener a su disposición y de manera activa la mente puesto que es la que está inmediatamente por debajo de él y porque con ella gobierna a los demás cuerpos. Cuando pensamos en un hecho concreto, estamos recordando algo que hay en la memoria y para hacer esto necesitamos enfocar nuestra atención y voluntad en ello, bien, pues es precisamente ese “prestar atención” o concentración de la mente en algo lo que hace que el Ego se interese. Cuando el hombre va por la vida sin centrarse en nada, sin apenas discernir, dejándose llevar por las circunstancias y por los demás, etc., no está colaborando para que el Ego se proyecte en los mundos inferiores a través de sus cuerpos. Es conveniente recordar que aunque nuestras experiencias no pasan al Ego, sí lo hace la quintaesencia de las mismas, tanto en vida como después de la muerte, por consiguiente, elijamos en cada momento lo que más le ayude en su desarrollo y nos ayudaremos a nosotros mismos como personas.
El desarrollo espiritual también comienza por sentirnos identificados sin ninguna duda con el propio Ego y por tener plena confianza en nosotros cuando actuamos como tal; si intentáramos vivir en la conciencia del Ego y ver como extraña la de la personalidad, actuaríamos de otra forma. Esto significa que deberíamos pensar y actuar en cada momento de una forma voluntaria y consciente, es decir, mover el cuerpo a voluntad, desear lo positivo porque lo desea el Ego, y hacer que nuestra voluntad tenga controlada la mente y la imaginación para que sirva a los deseos del Ego. Bueno, rectificando en cierto modo, he de decir que la voluntad no hace, ejecuta o desempeña, ya que eso pertenece a la actividad creativa del Ego; la voluntad es: el poder de mantener la conciencia enfocada en un hecho y objeto y excluir todo lo demás. Así es que, si queremos unificar nuestra conciencia personal con la del Ego debemos utilizar la voluntad de una forma positiva en la vida cotidiana y, sobre todo, cuando, como aspirantes a la iniciación practicamos los ejercicios de concentración, meditación, discernimiento y contemplación.
El Ego siempre está presente o intentando manifestarse en nosotros, lo que ocurre es que, normalmente, tenemos la atención puesta en todo lo que materialmente nos interesa o nos dejamos llevar por el cuerpo de deseos y la mente que están en cosas superfluas. El Ego solo se ocupa de los pensamientos y sentimientos altruistas, puesto que lo que normalmente llamamos “negativo” solo  afecta a los átomos permanentes. Cuando el aspirante desea y procura utilizar sus cuerpos para el bien a la vez que hace sus ejercicios y oraciones, suele tener momentos de inspiración, exaltación, gozo y devoción como respuesta del Ego. Esto es, el Ego consigue manifestarse en la conciencia inferior, pero, repito, el Ego siempre está ahí y hay que percibirle por medio de la razón y la fe. El Ego también conoce la verdad y por eso el hombre, a veces, está convencido de ciertos hechos sin que haya explicación razonable. Ese es el caso de las personas que ya en otra vida han tenido contacto con estas enseñanzas y, aunque en esta no lo recuerden, saben que son ciertas. Otras veces percibimos por medio de la intuición, hechos que ocurren a nuestro alrededor, que proceden del Ego y que normalmente decimos que son efecto del genio. Es cierto que el Ego está evolucionando y se puede equivocar, pero suele manifestar el conocimiento que ya tiene sobre determinado tema. Aún así, y como en el caso de los que aplican justicia en forma de barbarie, como en el caso de los radicales y fanáticos religiosos, lo que se demuestra es que son Egos “jóvenes”. 


CAPÍTULO VII 

HACIA UN NUEVO RENACIMIENTO

Hasta que no se abandona el cuerpo mental se sigue siendo personalidad puesto que es con la mente concreta con la que razonamos y nos identificamos aquí en la tierra. La unión de la personalidad con la individualidad o Ego se produce cuando la conciencia se retira al cuerpo causal, es entonces cuando el hombre se reconoce a sí mismo como Ego y se siente en su propio hogar. Para el común de la humanidad (y con más razón los atrasados) su estancia en este  Tercer Cielo es de somnolencia, aunque, si algo se percibe será real y exacto. Los atrasados son inconscientes en este mundo celestial pero los humanos más desarrollados pueden percibir y ser conscientes en las tres regiones, teniendo así una vida celestial gloriosa y muy satisfactoria. Aquí es donde, una vez incorporada la personalidad al Ego, se es consciente del desarrollo adquirido y, algo también, en parte, de lo que será su futuro.
            Los más adelantados, es decir, los que tienen conciencia en las dos regiones más elevadas del Mundo del Pensamiento, son conscientes del propósito de la evolución, de las vidas físicas y de lo que ocurre después de la muerte. En estas regiones trata el Ego de infundir en la personalidad los valores y conceptos más elevados para que no caigan en tentaciones; éstos se manifestarán en la mente concreta como razonamiento profundo, abstracto y filosófico. Además de que pueden estudiar los arquetipos de todas las formas que hay en estas regiones y contemplar ciertos aspectos de la Mente Divina, los Egos pueden progresar más rápidamente al sentirse libres del cuerpo físico. Como es de suponer en la región más elevada del Mundo del Pensamiento solo son conscientes unos pocos pero muy evolucionados humanos. Estos Egos pueden actuar voluntaria y conscientemente sobre la personalidad para que la luz esté siempre presente. Su conciencia está centrada en el Ego y no en la personalidad, de hecho, estos iniciados trabajan a favor de la humanidad desde estas regiones. Desde la región más elevada se recibe la iluminación y toda ayuda por parte de los Hermanos Mayores y Maestros.
            Pero, volviendo al renacimiento, tenemos que hablar del deseo de renacer. La causa principal por la cual el Ego siente el deseo de renacer es el impulso interno de la Voluntad Divina y por el deseo de manifestarse para sentirse autoconscientes. De ahí que lo primero que hace un Alma al renacer es centrar su conciencia en el cuerpo mental para identificarse con sus propias creaciones mentales del pasado y para obtener una serie de convicciones e intuiciones. Este impulso o Voluntad Divina que se manifiesta en el Ego como “deseo de nuevas experiencias,” es la que hace que  el Ego evolucione a través de los cuerpos que en cada vida crea, así como de las experiencias en la vida terrestre. El Ego se manifiesta a través de sus cuerpos pero también es partícipe de los cambios que se producen en el planeta cuando en el Mundo del Pensamiento trabaja con los arquetipos de la naturaleza; por tanto, al fin y al cabo, hace lo mismo que Dios cuando nos crea a nosotros como Espíritus y cuando crea el sistema solar. Pero es importante no confundir este deseo con el deseo que las personas tenemos de vivir, este deseo representa las ganas de tener experiencias, de estar activo en los mundos y de responder con su conciencia a todas las vibraciones externas posibles. El Ego no se ve forzado a renacer, lo hace porque quiere, aunque sí es cierto que renace porque desea conseguir algo del mundo, y mientras desee algo del mundo material renacerá. Cuanto más atrasada sea un Alma más deseo de experiencias físicas tendrá, el que comienza a ver la luz del Espíritu tendrá deseo de experiencias; y el, hasta cierto punto desarrollado, deseará la unificación con su Padre, con Dios.
            Como sabemos, en el momento de la muerte, la vida se retira hasta el corazón donde rodea al átomo simiente físico para después desplazarse hasta la cabeza, más exactamente hasta el tercer ventrículo del cerebro. A continuación, este átomo permanente envuelto en la tela de vida asciende hasta el punto de unión de las suturas parietal y occipital para abandonar el cuerpo  físico. Pues bien, lo mismo ocurre cuando se abandonan los otros cuerpos, los átomos quedan en un estado estático o latente y son retenidos en el cuerpo causal. Entonces, estos átomos envueltos en dicha tela de vida perteneciente al Mundo del Espíritu de Vida, toman la forma de un núcleo brillante y se quedan en estado de sueño en el cuerpo causal junto a la quintaesencia de todas sus vidas pasadas. Así es que, cuando llega el momento en que el Ego necesita renacer, éste crea un estremecimiento de vida que pone en actividad el átomo simiente mental el cual comienza a vibrar con fuerza para atraer la materia mental que será necesaria para formar su futura mente. Cuando la materia necesaria y más adecuada para el karma y la mente futura de la personalidad ha sido atraída, el Ego vitaliza el átomo permanente del cuerpo de deseos para que comience a atraer la materia de deseos correspondiente con el mismo fin.
            Cuando el Ego desciende para renacer lo hace con el pasado, con la carga del resultado de su anterior vida, el cual ha sido guardado en los átomos permanentes en forma de vibraciones. El resultado será administrado, en todos los sentidos, por los Ángeles del Destino los que:

            1º.- Le harán nacer en el país, familia y padres con los que (por lo general) tiene algún karma.

            2º.- Le proveerán de un cuerpo y un ambiente social de acuerdo a lo que el Ego hizo en su anterior vida y a las tendencias del carácter futuro.

            3º.- Harán que reciba la cosecha buena y mala que merezca.

Esta es la visión que el Ego tiene, la que, por lo general, suele contener más karma negativo que positivo; de ahí que se comprenda que el Ego, a veces, no quiera entrar en el cuerpo físico. A la hora de preparar el karma maduro, los Ángeles del Destino tienen en cuenta el que éste sea lo suficientemente apto como para que la personalidad se desarrolle según sus necesidades; esto es, que el ambiente, las personas que la rodean, la familia, las circunstancias, etc., sean las más adecuadas. Hay casos en que el hombre se adapta bien al programa y, como es libre y puede hacer lo que voluntariamente desee, puede ocurrir que agote el karma maduro antes de tiempo y los Ángeles le tengan que añadir más. Cuando ocurre lo contrario, el karma pendiente es guardado para otra vida futura.
            Cuando hablamos del renacimiento o descenso del Ego a la tierra no nos referimos a que el Ego descienda desde su propio mundo hasta el físico. Está claro que para que el Ego evolucione lo tiene que conseguir por medio de sus cuerpos (herramientas) y de los impactos que éstos reciben (experiencias que afectan a los sentidos y a los cuerpos superiores) sin embargo, lo que se manifiesta en los cuerpos es una parte de él mismo, o sea, algo así como el Sol que brilla y proyecta sus rayos; los rayos no son el Sol pero son parte de él. Por otro lado, como esto implica una limitación para la expresión del Ego, es lógico aceptar que éste no puede manifestar sus poderes y cualidades y, por tanto, se muestra imperfecto. Las cualidades o virtudes autenticas del Ego no pueden expresarse en los mundos y cuerpos inferiores puesto que las vibraciones de éstos son bastante más lentas y densas. De ahí que el trabajo del hombre sea trabajar para desarrollar las virtudes espirituales para que pueda sintonizar con la naturaleza del Ego aunque sea en una octava inferior. El estudiante ocultista sabe que el Ego no es su mente ni su personalidad; sabe que su misión es subordinar sus vehículos inferiores para que puedan ser usados lo mejor posible por el Ego; sabe que el propósito es el desarrollo positivo del carácter; sabe que se debe esforzar para progresar en sentido espiritual; sabe que el desarrollo y la  espiritualización del carácter solo está en sus manos; y sabe que cuanto más desarrollo más felicidad interna.
            El objetivo del Ego es el desarrollo y para eso “vela” su conciencia con los cuerpos para poder conseguirlo gracias a las vibraciones de los mismos; es la única manera de que sus poderes latentes puedan convertirse en dinámicos. El Ego de cada uno es el resultado de  sus renacimientos, desde sus primeros tiempos como humanos sin razonamiento, hasta nuestros días pero pasando por todas las razas y subrazas. La repetición de las experiencias positivas crea las cualidades del Ego pero el desarrollo depende siempre de la adaptación, esfuerzo, voluntad y sacrificio que éste haga. Cada renacimiento en una personalidad es como un día de clase en la escuela de la vida para el Ego y, de hecho, reanuda las clases en el mismo punto donde las dejó en la última vida. La savia de un árbol se forma a partir del alimento que extraen las hojas del exterior, ese es el alimento del árbol, por tanto, sin las hojas no lo conseguiría, pues bien, el hombre como personalidad es la hoja gracias a la cual se desarrolla el árbol. El Ego es el actor que se manifiesta en cada personalidad, de lo cual extrae el fruto de la experiencia, bueno o malo, según haya sido su actuación en la vida.
            La intención del Ego es siempre elevar al hombre hacia lo divino porque sabe que lo poco que progrese en cada vida servirá para tener mejores vehículos y mayores oportunidades. Aunque el hombre no perciba este objetivo, un mínimo esfuerzo, adaptabilidad y buena voluntad, harán que comience a responder cada vez más a las directrices del Ego. Solo conocemos una pequeñísima parte de nuestro Ego y ésta no se muestra perfecta  porque no puede hacerlo, pero cuanto más nos esforcemos en adquirir la conciencia del Ego, más podremos contactar con él. Nuestro Ego en su mundo es glorioso pero los cuerpos le impiden mostrar su naturaleza como varios pares de guantes impedirían tocar el violín o la guitarra a una persona por muy buen músico que sea. 

¿POR QUÉ, CÓMO Y CUÁNDO RENACEMOS?

Si estudiamos estas enseñanzas con una mente abierta y discernimos sobre lo explicado hasta ahora, podemos llegar fácilmente a la conclusión de que la clave del desarrollo humano, de la evolución y, cómo no,  como medio para vencer definitivamente el miedo a la muerte, es admitir la creencia en el Renacimiento y en la Ley de Causa y Efecto. Estas leyes forman parte del proceso que llamamos “evolución” el cual permite un desenvolvimiento progresivo del hombre desde las formas físicas más groseras e irracionales hasta la propia perfección y desarrollo de los poderes latentes, o lo que es lo mismo, ser un dios creador a imagen y semejanza de nuestro Padre. La Ley de Renacimiento explica las diferencias entre los hombres y el porqué de las circunstancias y actitudes de los mismos. Actúa desde el Mundo del Pensamiento con una relación directa con el Ego (y sus renacimientos en diversas formas humanas) y con su voluntad, puesto que la mente y la voluntad tienen relación directa con el karma y es el Mundo del Pensamiento el hogar del Espíritu donde ha de volver cuando se libere del renacimiento.
Al igual que aquí en la tierra a una noche de reposo le sigue un día de actividad donde continuamos aprendiendo gracias a la experiencia, también después de ese reposo y disfrute en el Tercer Cielo, sentimos la necesidad de nuevas experiencias y nos preparamos para renacer. Cuando llega ese momento, nuestro mundo particular donde hemos disfrutado, se reduce a una especie de aura brillante donde nos sumergimos en un sueño muy profundo. Ese “deseo de nuevas experiencias” viene dado por la influencia del Espíritu, el cual despierta nuestra conciencia. Ya con el proyecto de vida conformado, se despiertan los átomos simiente de los diferentes cuerpos para que atraigan la materia adecuada para los mismos según la vibración de dichos átomos; recordemos que los átomos guardan el recuerdo de las experiencias de sus correspondientes cuerpos en las vidas anteriores. El hombre puede ser más o menos consciente en esta fase, de ahí que responda para poner en actividad vibratoria los átomos, lo que, a su vez, atrae la atención y colaboración de los seres que habitan en los planos inferiores del Mundo del Pensamiento para que seleccionen la materia que conformará la mente. Una vez que la materia mental rodea el átomo simiente del cuerpo mental, el Alma desciende al Mundo de Deseos donde los Arcángeles también colaboran atrayendo la materia de deseos que corresponda para su futuro cuerpo de deseos. El material se puede atraer de cualquier subplano de estos mundos pero es la nota vibratoria del Alma la que admitirá o rechazará la “materia” que compondrá los cuerpos.
Como hemos dicho, cuando el Ego siente la necesidad de experimentar de nuevo porque el fruto de la anterior vida ha sido asimilado y los trabajos se han efectuado pensando en la próxima, despierta del sueño en el que se encuentra. Pero hay que aclarar que cuanto mayor grado de espiritualidad se haya alcanzado en la vida pasada, más larga será la estancia en estas regiones puras y espirituales del Mundo del Pensamiento. La estancia allí suele variar entre nueve y catorce siglos y en ese tiempo puede desarrollar nuevas facultades relacionadas con el arte y con todo lo considerado mentalmente abstracto. Es por este motivo por el que el Ego renace con la sabiduría o esencia de todas sus anteriores vidas más lo que haya adquirido en el Cielo siempre y cuando lo haya deseado. El Ego renace con esas facultades o esencia pero, como ya se ha dicho, tiene que hacer frente a su destino y a toda una serie de pruebas y tentaciones que tienen relación con su vida pasada; por tanto, estas pruebas y tentaciones del mal, despiertan (como las semillas en primavera) cuando el Ego desciende, para adherirse a su cuerpo de deseos. Junto con esta parte del mal también están todas las cualidades materiales, tendencias, facultades mentales, etc. que el Ego necesitará para expresar su nueva personalidad.
En el capítulo anterior pudimos ver cómo, a partir de que el Ego graba o se lleva la película de su vida pasada para extraer el beneficio o quintaesencia de la misma gracias al Purgatorio y al Cielo, termina descansando hasta sentir una nueva llamada que le lleve al renacimiento. Una vez almacenada dicha quintaesencia extraída de los diferentes cuerpos para ser usada como simiente de los cuerpos mental y de deseos futuros y para uso como conciencia y voluntad en la próxima vida, el Ego está listo para comenzar un nuevo día de actividad. Es decir, una vez hecho el contacto con el Yo superior o Triple Espíritu después de haber abandonado los cuerpos inferiores y después de haber permanecido en ese estado de descanso, por lo general inconscientes, comienza el proceso de descenso donde el Ego:
1º.- Despierta las fuerzas de los átomos-simiente de los futuros cuerpos para que atraigan la
      materia cuya vibración estén en sintonía con el propio desarrollo del individuo y en
      relación con su futuro destino kármico.

2º.- Reúne la materia que va a necesitar una vez que ha emitido su propia nota-clave
      vibracional y prepara la materia con sus características y cualidades para que se vallan
      formando los cuerpos principalmente a partir del nacimiento del cuerpo físico.

3º.- Organiza  la materia etérica para que los vórtices puedan cumplir con su misión respecto a
      la vitalidad y a las conexiones con el cuerpo físico.

4º.- Elije, dentro de lo posible, a los futuros padres de acuerdo a las líneas generales
      programadas y según el karma respecto a la herencia física y a las relaciones con las
      personas que serán su futura familia.

5º. Como en algunos puntos anteriores, los Señores del Destino o Ángeles Archiveros le
     facilitan el trabajo del cuerpo etérico con la ayuda de otros seres inferiores a nosotros y una
     clase de elemental constructor que permanecerá unido al cuerpo físico hasta el momento de
     la futura muerte. Este elemental es el que intenta retener  (como cuando está vivo) el cuerpo
     físico y el etérico aún después de la muerte.

Para la formación del cuerpo etérico y, como resultado, del físico, es necesaria la colaboración de los Ángeles que son especialistas en el manejo de la materia etérica puesto que ellos habitan en la Región Etérica del mundo físico. Los Ángeles del Destino o Ángeles del Karma  y sus colaboradores son los encargados de seleccionar a los padres y las condiciones físicas según el karma pendiente y según el arquetipo formado en el Mundo del Pensamiento. Aquí entra en juego una especie de ángel colaborador o Espíritu Constructor que no es otro que el “Ángel” que algunos clarividentes ven alrededor de los niños y al que llaman Ángel de la Guarda; la construcción por parte de este espíritu se basa en el diseño dado por los Ángeles del Destino. Este trabajo tiene relación con la raza, país, familia, estado social, etc. del futuro ser humano, pero quizás lo más importante sea la “programación” e intervención de los Ángeles para que ocurra la concepción. Sin su intervención no habría embarazo puesto que son ellos los que ponen el molde etérico en el vientre de la madre y el átomo simiente del cuerpo físico en el espermatozoide del hombre. El átomo simiente está sutilmente conectado con el Alma reencarnante mientras que este proceso está supervisado por el Yo Superior, su tono también está relacionado con un determinado rayo representante de alguno de los doce signos astrológicos. Los átomos simiente son la base para que los elementales constructores puedan formar los correspondientes cuerpos, los cuales estarán condicionados por el karma de su anterior vida y, por tanto, por los defectos o herencia genética de los mismos. Es entonces cuando se visualiza el destino futuro a la vez que se recuerdan experiencias del pasado y las facultades adquiridas; estos recuerdos concentrados en el átomo simiente físico sirven como aliciente para ese nuevo ser.
Naturalmente que el cuerpo físico se forma de acuerdo al molde etérico creado por los Ángeles, el cual es la representación, en el mundo físico, del arquetipo que creamos antes de descender desde el Mundo del Pensamiento. Ese arquetipo lo creamos con la ayuda de otros seres de diferentes jerarquías superiores y representa lo que va a ser nuestra vida en líneas generales de acuerdo a las deudas que tengamos, desarrollo inmediato que necesitemos, evolución adquirida, estado social y familiar, salud, etc. Esta vida o arquetipo es la que hemos elegido entre varias que nos proponen siempre basadas en nosotros mismos tanto respecto al pasado como al futuro. Cuando digo que elegimos me refiero a la elección del personaje como un actor en una obra de teatro y a ciertas circunstancias, pero no se eligen los pequeños detalles. Cuando una persona no está contenta con su destino y se amarga la vida o incluso se suicida, no sabe que ese destino lo eligió como Ego puesto que él cometió las causas cuyos efectos tiene que afrontar en el presente como karma. El “destino” nos llevará por el camino elegido pero cómo y cuándo dependerá de nuestra voluntad y libre albedrío puesto que, si nos desviamos de lo elegido, nos pondrán impedimentos para que no continuemos y tendremos que hacer frente a dichos impedimentos y sus efectos. Este arquetipo construido de materia del Mundo del Pensamiento, es el que emite una vibración o nota clave que hace que los diferentes cuerpos vivan y cumplan su función hasta el momento de la muerte tal y como se eligió. Cuando deja de emitir la nota clave se rompe el átomo simiente del cuerpo físico que se encuentra en el corazón y se produce la muerte.
Para que el Ego pueda hacerse cargo y penetrar en su futuro cuerpo físico tienen que producirse principalmente dos hechos:

1º.- Que se unan las dos partes del cordón plateado que comienzan a formarse desde el átomo
      simiente del cuerpo físico y desde el átomo simiente del futuro cuerpo de deseos para
      unirse en el átomo simiente del cuerpo etérico situado en el plexo solar de las personas.

2º.- Que el Ego de la madre (puesto que la madre no es consciente) se haga cargo de la
      formación del feto durante los primeros veinte días aproximadamente.

Los átomos simiente son la base para que los elementales constructores de los diferentes cuerpos puedan formar el cuerpo físico, el de deseos y el mental. Pero estos elementales (considerados como “Ángeles”) representan una sola entidad relacionada con la personalidad. La agonía de la muerte es en realidad una lucha entre el elemental constructor que quiere retener la fuerza de la vida para seguir subsistiendo y el Ego que quiere desconectarse del cuerpo puesto que es autoconsciente. Esto es la muerte para el elemental puesto que ve que toda su obra se acaba pero el trabajo de la humanidad es gobernar sobre estas entidades y obtener experiencia gracias a la obra que ellos hacen. En realidad ese intercambio de trabajos y ayudas existe entre los diferentes reinos espíritus y jerarquías creadoras.
Como sabemos, el Ego está relacionado y por encima de sus cuerpos: Mental, de deseos, etérico y físico. Esta conexión ocurre por medio de un cordón plateado de materia etérica que facilita la comunicación del pensador (Ego) con sus cuerpos. A su vez, este cordón está en contacto con los átomos simiente de cada cuerpo, los que renacen en cada vida para dar expresión de su correspondiente cuerpo y para guardar las experiencias que son las que, en realidad, hacen que evolucionamos. Entonces y ya en el útero de la madre, el Ego continúa con el proceso de gestación pero sin penetrar aún en el vientre puesto que eso lo hace aproximadamente a los cuatro meses. Es entonces, antes de los cuatro meses, cuando se le muestra al Ego, en líneas generales, lo que va a ser su vida, una vida que él mismo eligió antes de comenzar a descender para renacer. A continuación, cuando se unen los dos cordones plateados en el plexo solar, es cuando el Ego penetra y comienza a ser un ser físico que estará atado a su cuerpo hasta el momento de su muerte pero conectado a sus cuerpos superiores con los que podrá viajar a sus correspondientes mundos mientras el cuerpo duerme o en casos excepcionales como son un acto voluntario o el estado de coma.
Sin átomos simiente no hay cuerpos nuevos ni hay medios para guardar las experiencias lo que, en definitiva, forma la memoria de todas las anteriores vidas. Una vez el átomo simiente en el óvulo femenino, es su vibración natural o nota-clave lo que actúa como propulsora de la formación y nacimiento del cuerpo, convirtiéndose dicha vibración en el mecanismo del corazón. Esto a su vez une la vida del nuevo ser con la vida de Dios manifestada a través del Sol místico, esta obra sagrada es la que se destruye cuando alguien comete un aborto. A partir de ahí, el hombre queda unido a su Yo superior, el cual hace de observador; esto es así en la mayoría de los humanos y solo se manifiesta en los casos de gran progreso espiritual y en otros casos excepcionales. También el Ángel o Espíritu Constructor abandona su obra aproximadamente a los siete años cuando se completa la construcción del cuerpo etérico. El hombre es totalmente dueño de sus cuerpos a la edad de 21 años.
El trabajo para el nuevo renacimiento comienza por vivificar el átomo-simiente de la mente con la intención de despertar sus fuerzas latentes para que atraigan la materia mental que necesita y con la que tenga afinidad según su propio desarrollo espiritual. Así es que el cuerpo mental expresará las facultades que obtuvo en su última vida menos el mal que purgó, más la quintaesencia del bien; por tanto no hay imágenes del pasado porque se borraron pero sí el efecto o poderes resultantes. Como la región concreta del Mundo del Pensamiento tiene varias regiones, podemos imaginar este proceso de la siguiente manera: Imaginemos que echamos (lentamente para que no se mezclen) en un recipiente cuatro líquidos de diferente densidad y peso, éstos quedarán superpuestos uno sobre otro quedando el más denso y pesado en el fondo. Si imaginamos que esos líquidos son la materia mental de diferente graduación y que el Ego se “sumerge” y va descendiendo cogiendo el material que le corresponde de cada líquido o región, entenderemos cómo se forma el cuerpo mental. Por tanto el Ego atrae de cada región la materia que formará parte de esa mente según el resultado de su última vida y de acuerdo a cómo será la próxima respecto a su karma.
Como ya hemos dicho, cuando el Ego ha abandonado todos sus cuerpos y se encuentra en las regiones superiores del Mundo del Pensamiento, en lo que llamamos cuerpo causal, tiene consigo, en estado latente, los átomos simiente de los cuerpos que ha utilizado. El Ego evoluciona gracias a estos átomos permanentes puesto que es de ellos de donde extrae la síntesis o quintaesencia de lo que ha hecho y sido en cada vida, por eso, cuando llega el momento, el Ego dirige su atención en busca de nuevas experiencias. Este sería el momento en que el átomo mental despierta, o mejor dicho, una vibración del Ego pone en actividad el átomo mental para que sea el primer receptáculo del hilo de vida que procede del Mundo del Espíritu de Vida (lo que los teósofos llaman Buddhi) Cuando el Ego trata de expresarse en la Región Concreta del Mundo del Pensamiento, el átomo actúa como un imán y, en colaboración con los Señores de la mente y otros seres, el Ego vela su conciencia con la materia que atrae para formar su futura mente o cuerpo mental. El poder de vibración de la materia que atraiga estará en sintonía con el desarrollo del Ego para que pueda expresar sus cualidades mentales latentes. Esta materia mental procedente de las regiones inferiores se condensa en forma de nube alrededor del átomo simiente como material con el que se construirá, después de nacer y hasta aproximadamente los 21 años, la nueva mente. Por supuesto que dichas cualidades mentales no se ponen en actividad hasta que, a partir del nacimiento, se van manifestando progresivamente de acuerdo al medio ambiente y a las actividades que la persona haga.
            En la quintaesencia de las experiencias que el Ego se lleva en cada átomo simiente no hay imágenes ni nada que sea grosero sino los efectos de esas imágenes o experiencias sobre las facultades. De esta forma la materia que el Ego atrae es de la misma vibración que la que tenía en su último cuerpo mental, por eso se dice que el hombre reanuda su vida en el mismo punto donde la dejó aunque con otro destino y más posibilidades. Esto mismo ocurre respecto al cuerpo de deseos, por tanto, los cuerpos que el Ego construye en cada vida son el resultado directo de su pasado, como ocurre respecto a su destino.
            Cuando un niño nace no tiene un cuerpo mental y uno de deseos ya formados e independientes, la materia de lo que serán esos cuerpos forma una especie de ovoide donde cada materia irá cambiando y manifestando sus formas y colores según el niño o adolescente emita sus deseos, sentimientos, emociones y pensamientos. Los gérmenes o tendencias del pasado (buenas o malas) se desarrollarán o no dependiendo de los estímulos que reciba según el medio ambiente donde crezca y según la educación que reciba. Como un niño no actúa de forma individual e independiente hasta aproximadamente los 16 años, aunque más exactamente deber ser a los 21 cuando se termina de formar su cuerpo mental, es deber de los padres estimular el cuerpo de deseos y la mente con actividades que se relacionen con la inteligencia y los buenos sentimientos ya que, de otra forma, tienden a atrofiarse. Cuando a un niño se le crean inclinaciones y gustos positivos, podemos asegurar que crecerá en ese sentido mucho más que en su anterior vida, pero si se deja que le influyan personas de gustos groseros y deseos malévolos, no solo no crecerá moral y espiritualmente sino que degradará lo que había adelantado en su última vida. No olvidemos que antes de nacer el niño, es decir, a partir de que el Ego penetra en el vientre de la madre para hacerse cargo del desarrollo de los cuerpos, ese niño en formación, ya es sensible a las influencias externas.
            No son muchos los padres que se toman verdaderamente en serio eso de despertar los mejores sentimientos o inculcar los más elevados y bellos ideales en los niños desde que nacen. Sin embargo, así debería ser puesto que sabemos que nacemos con un cuerpo mental cuyos defectos y tendencias son similares a los de la última vida. Aunque el poder espiritual haya aumentando al pasar por el Purgatorio, si aún teníamos muchos defectos y malas tendencias que superar en la última vida, deberemos hacer frente a ellas e incluso a las ya superadas para demostrar que hemos aprendido la lección y hemos tomado nota en la conciencia. Todos, cuando somos niños, caemos y desarrollamos o aumentamos ciertos defectos, por el contrario, crecemos desarrollando y aumentado ciertas virtudes que ya traemos, pero eso dependerá mucho de lo que primero se nos presente. Si el medio ambiente familiar y social es maléfico, seguramente que despierten las tendencias maléficas y las benéficas puedan hacer bien poco para evitarlo. Entonces, como el Ego aun no es dueño de sus propios cuerpos y aunque intente luchar, no podrá estimular las buenas tendencias hasta que el niño ya tenga alrededor de los 21 años, pero entonces le costará mucho más vencer que si de niño se hubieran estimulado las tendencias positivas. Qué decir tiene que si los padres cumplen con su deber de buenos educadores algunas malas tendencias se atrofiarán, otras se superarán fácilmente y, a la vez, el Ego se fortalecerá en el bien para cuando tenga que hace frente al mal en el futuro.
Como ocurre con los demás cuerpos, la materia mental de la cual se debe formar la futura mente se divide en grados, lo que en el hombre, suele manifestarse en tres clases que son: El poco desarrollado; el término medio como el hombre occidental actual; y el muy desarrollado.
El poco desarrollado atrae la materia de las subdivisiones inferiores del Mundo del Pensamiento, creando así un pequeño y desorganizado cuerpo mental. Estas personas de muy poco desarrollo intelectual se dejan dominar más por su cuerpo de deseos, tienen muy poca actividad interna y responden poco y lentamente a los estímulos externos, lo que retrasa el desarrollo de la mente. Los placeres, las pasiones, el miedo y cualquier otra vibración producen movimiento en el cuerpo de deseos y éste estimula a la mente para que responda con la razón. La repetición de impactos externos así como la acción del cuerpo de deseos iniciaron y desarrollan la imaginación y la memoria, lo que estimula lo interno y los sentidos para que haya acción y discernimiento para repetir lo que más gusta, sea bueno o malo. Con el paso del tiempo y viendo el hombre los resultados de su acción, aún poco razonada, comienza a atraer materia de las regiones siguientes del Mundo del Pensamiento y a expulsar la más grosera de su cuerpo mental. De esta forma, en cada renacimiento adquiere más posibilidades de hacer un más correcto uso de su razón por medio del discernimiento. Así, el hombre que no ha llegado al término medio de su evolución y que es aún esclavo de sus deseos pasionales, mantiene una gran lucha interna.
El hombre medianamente desarrollado tiene un cuerpo mental más grande y más organizado compenetrando su cabeza física, su materia suele proceder de la segunda, tercera y cuarta subdivisión del Mundo del Pensamiento. La mayoría de nosotros vigorizamos nuestra mente gracias a la imaginación, la razón, el discernimiento y, en general, gracias a todo hecho donde pongamos interés. Sabiendo esto podemos decir que en cada uso específico de  la mente modificamos lo que era hasta ese momento y, por el contrario, que cuando hay inacción y desinterés intelectual y nos dejamos llevar por el cuerpo de deseos, la mente se va atrofiando. Cuanto más se repiten ciertos aspectos o vibraciones mentales más desarrollo obtiene la región con que se corresponda, mientras que la materia que no vibra al unísono es reemplazada por otra. Es conveniente interesarse por aprender y experimentar en todos los sentidos meditando sobre lo que somos y lo que deseamos conseguir pero siempre de manera equilibrada para que ni haya plétora ni atrofia u obstáculos. Cuando uno desea estudiar y esforzarse por aprender algo, la mente intenta esquivar la acción porque no está acostumbrada a esa clase de vibraciones, la cuesta adaptarse y por eso hay que planificarlo para conseguirlo sin prisas pero sin pausa. La persistencia y la repetición son la clase para que la mente se familiarice con esa clase de vibraciones mentales y comience a responder positivamente a la vez que transforma y expulsa la materia antigua e inservible. Naturalmente que si una persona así se deja llevar por deseos y pasiones que interfieran o sean contrarios a las metas que desea conseguir, terminará abandonado, mientras que si persiste y lucha terminará atrofiando y expulsando las vibraciones que se correspondan con esos deseos y pasiones del cuerpo de deseos. La meta inmediata del hombre actual es obtener un cuerpo mental formado por la materia de las cuatro regiones inferiores y controlar su mente fortaleciendo su voluntad para que ésta no se deje llevar por el cuerpo de deseos.
El futuro de la humanidad pasa, como de hecho algunos ya lo han conseguido, por eliminar la materia mental relacionada con todo lo que no sea espiritual, devocional, moral y positivamente intelectual. Entonces, cuando solo se responde a lo sublime y elevado y se actúa con voluntad y no dejándose llevar por los sentidos ni por el aspecto negativo del cuerpo de deseos, el Ego se expresa en los mundos de una manera más noble y más sutil. La mente debe ser un instrumento perfecto en manos del Yo superior para poder colaborar en el desarrollo intelectual de la humanidad, de esta forma avanzaremos a pasos agigantados a la vez que eliminamos el mal de la tierra.
Este mismo proceso se lleva a cabo en el Mundo de Deseos. El Ego desciende, se sumerge cada vez más en los grados más densos de las diferentes regiones atrayendo la materia que esté en sintonía con las cualidades desarrolladas en la última vida. Pero también atraerá la materia relacionada con sus debilidades y negatividades porque, entre otras cosas, tendrá que ser tentado. Sin embargo, como el cuerpo vital tiene forma, o mejor dicho, es el molde del cuerpo físico, el proceso para su formación no es el mismo. Lo único parecido con los otros cuerpos es que su átomo-simiente se pone en actividad para atraer la materia etérica (en cantidad y calidad) que formará parte  del cuerpo vital. Como ya dijimos, este cuerpo lo construyen las personas que están en el Cielo bajo la dirección de los Ángeles y con la ayuda de los espíritus de la naturaleza. Lo mismo que en el átomo-simiente del cuerpo físico en el corazón guarda las imágenes de la vida según se van sucediendo, también en el cuarto éter de este cuerpo están impresas las escenas de la vida futura, pero es el Ego quien incorpora la quintaesencia de todos sus anteriores cuerpos vitales y hace un aporte original para que su vida no esté basada solamente en sus acciones pasadas. Este trabajo individual del Ego es la base para que haya nuevas y originales causas a lo largo de la vida y para que así pueda manifestar su libre albedrío que rompe con la repetición monótona de la Ley de Causa y Efecto, esto es “Epigénesis”.
El Ego, como sabemos, gravita alrededor de los padres que le van a facilitar el material que necesita para su cuerpo físico, el cual tiene relación solamente como herencia física y no anímica. Pero también, este Ego busca la manera en que esa herencia física le pueda ayudar a manifestar determinadas cualidades. Es decir, si ya trabajó en otra vida en determinada carrera y profesión y se especializó en desarrollar nuevos conocimientos, en esta vida buscará a los padres que le favorezcan con esa materia física y que le puedan facilitar la continuación de esas investigaciones y trabajos. Esta es la base de lo que llamamos “genio”, o sea, la identificación de que esa  Alma es avanzada después de un largo y gran trabajo en varias vidas; como ejemplo tenemos a Mozart y a otras familias de grandes compositores de la música clásica. Estos casos de genialidad no se pueden aplicar a la herencia de la materia física porque si fuera así esa genialidad iría pasando de padres a hijos. La materia de los padres debe servir para que se manifieste el genio pero no es el genio, un hijo puede nacer de un genio y, sin embargo, no sigue ni le atrae el trabajo de su padre, lo que demuestra que el genio no se hereda con la materia física del cuerpo.
Respecto al renacimiento dentro de una familia o círculo, hay que tener presente que en una vida nos relacionamos con muchas personas, con algunas de ellas habrá sido para bien y con otras para mal, lo que implica que tenemos toda una serie de deudas en muy diferentes sentidos (amor, odio, injurias…) Como la Ley de Consecuencia es muy exacta y justa no permite que por el hecho de ser otra vida se olviden dichas deudas, por tanto, las personas que se odiaron se volverán a unir para que las circunstancias les una y terminen (de una forma u otra) amándose fraternalmente. Las personas renacemos para conquistar el mundo, para superar y gobernar al yo inferior o personalidad y para conquistarnos a nosotros mismos, pero también para conocer y superar el mal desarrollando el bien. Para que lo anterior se cumpla los Ángeles del Destino tienen en cuenta que:

1º.- Si surge una oportunidad para que un Ego renazca y cumpla con el destino deseado y
      necesario aunque para ello tengan que adelantar varios siglos un nacimiento, lo harán sin
     dudarlo.
      El tiempo de descanso que no pueda disfrutar se le dará en otra vida y si no encuentra
      dónde renacer y está más tiempo de lo debido en el Cielo, en otra vida se lo descontarán.

2º.- El Ego renace cuando las estrellas lo favorecen por sus posiciones que, por cierto, deben
      estar de acuerdo con el destino de ese Ego. 

Estando ya en el nivel que estamos, es muy posible que más de un lector se haya hecho la siguiente pregunta ¿Por qué tenemos que renacer? Lo primero que debemos tener claro es que el motivo principal es la “experiencia” y no el disfrute de los placeres o la felicidad terrenal. El disfrute de los placeres no enseña nada, es pasajero y al final terminamos cansados de ellos; por otro lado, es imposible hallar una satisfacción permanente para todos nuestros deseos y lo que es peor, los placeres no satisfacen al Alma sino que terminan creando adicciones y malos hábitos. Como consecuencia, estos placeres terrenales nos causan dolor y sufrimiento, sin embargo, hay que admitir que son nuestros mejores maestros. Cuando por el uso irresponsable de un instrumento u objeto nos herimos, estamos aprendiendo a ser más responsables y a utilizar ese instrumento de manera que no nos perjudique; y cuando ofendemos moralmente a otro, la conciencia nos está enseñando a través del remordimiento y del dolor; cuando no hacemos caso a estas enseñanzas y repetimos el error, el efecto será más duro y así continuará hasta que cambiemos la forma de actuar. Nosotros no podemos aprender desde los mundos superiores, debemos experimentar físicamente, como tampoco un niño puede obtener el título universitario por ir unos pocos días al colegio y el resto quedarse en casa jugando. No recordamos las experiencias de cómo aprendimos a ser responsables o a tener determinadas habilidades pero cada uno renacemos con ellas y así deberá ser hasta que hayamos aprendido todas. La Ley de Renacimiento trabaja para el desarrollo del bien, primero en nosotros y, como efecto, en los demás y en el mundo. Si no hubiera renacimiento ¿de qué nos serviría ser buenos si no lo podemos utilizar para beneficiar a otros y en el Cielo no nos hace falta?
No podemos dejar de renacer mientras no hayamos alcanzado la perfección, la espiritualización del hombre o, dicho de otra forma, hasta que el Yo superior pueda manifestarse plenamente en la personalidad. Naturalmente que tampoco dejaremos de renacer mientras tengamos el deseo de hacerlo porque haya algo que nos atraiga; esto es, falta de perfección. El Espíritu, en su propio mundo, sabe cuál es el Plan de Dios y de ahí surge la voluntad para renacer y continuar el desarrollo espiritual pero, aunque  sabemos que uno de los motivos principales para renacer es la perfección, he de decir que, junto a esa perfección de la personalidad, va unido el deseo de sacrificarse y de llevar a la práctica el servicio amoroso y desinteresado a todo ser viviente incluyendo a los que nos siguen.
Hay una esencia oculta más allá de lo comprensible y relacionada con el origen de nuestro esquema evolutivo que se manifiesta como Ley de Periodicidad. Aunque no es fácil de comprender su razón de ser, sin embargo está relacionada con aspectos como el día y la noche, la vida y la muerte física y cualquier otro aspecto relacionado con la doble polaridad. Por consiguiente, el renacimiento está relacionado con esta Ley como lo está el flujo y el reflujo, el sístole y el diástole del corazón e incluso la manifestación y reabsorción del Universo. Eso nos lleva a pensar que aunque renacemos por la voluntad y con el deseo de perfección y servicio amoroso, hay algo por encima de todo eso que nos lleva a crear. Este impulso, presión o deseo espiritualizado es el que tuvo que tener nuestro Dios antes de crear su esquema evolutivo donde nosotros estamos evolucionando. Algo similar debemos sentir nosotros para que surja ese deseo y esa voluntad de renacer para ser creativos en los diferentes mundos como lo hizo Dios con su esquema septenario. Es cierto que en los primeros pasos en el sendero como humanos el deseo de renacer procede del aspecto inferior del cuerpo de deseos, pero progresivamente se transforma en deseo de perfección y, por último, será deseo de servir y ayudar a la humanidad. Cuando lleguemos a la perfección prevista por nuestro creador, entonces ese impulso-deseo espiritualizado hará que podamos crear un esquema similar al creado por Él mismo.
Pero, el deseo, desde el punto de vista terrenal tiene un papel importante en el porqué del renacimiento. El deseo encadena pero también ayuda a evolucionar dependiendo de la naturaleza que tenga. Con el deseo (además de la voluntad) trabajamos y sembramos durante la vida pero, después de la muerte y una vez cosechada la esencia espiritual de la vida, ese deseo debe desaparecer para que no ate a la personalidad y solo tenga esa esencia como medio de trabajar en la próxima vida. Sin embargo, mientras haya falta de experiencias y, por tanto, no hayamos alcanzado la perfección,  nuevos y elevados deseos nacerán en cada vida para que los podamos trabajar y experimentar. Pero por encima de todo eso y pensando en el propio desarrollo espiritual, cada persona debe ir desechando los deseos materiales y más bajos en sentido personal (placeres, éxitos, dinero…) y continuar en esa línea hasta que incluso no desee ni siquiera  ayuda para su desarrollo personal sino para la humanidad.
Algunas personas mayores se sienten tan defraudadas de la vida que casi desean abandonar este mundo cuanto antes. Bien por lo que han hecho y cómo lo han hecho o bien por lo que pudieron hacer y no aprovecharon la oportunidad sino todo lo contrario. Lo cierto es que, en esos momentos, sus deseos y aspiraciones no son terrenales y, por tanto, no encuentran satisfacción en la vida. Pero otras muchas personas también anhelan irse y se sienten defraudadas porque quisieron construir y vivir en un mundo de dicha y felicidad y no lo consiguieron. Estos aspectos de la personalidad que tienen su origen en el mismo destino y en su libre albedrío tendrán su respuesta y solución después de la muerte pero también, y esto es lo importante, serán motivo de renacimiento. Cuando el Alma desea y ansía determinadas cosas de la vida terrestre, con seguridad que esos deseos tienen relación con la causa del renacimiento. Es cierto que algunos deseos se pueden ver con repugnancia en el estado post-morten y por eso precisamente mueren de inanición, pero mientras el hombre se sienta atraído por determinados objetos o circunstancias de la vida, tendrá que renacer para satisfacerlos si no es capaz de reprimirlos.
Nuestra actitud debe ser como cuando nos acostamos disgustados con nosotros mismos porque hemos actuado mal ante alguna persona y nos proponemos enmendarnos y esforzarnos para no caer más en ello. En el estado post-morten tenemos la oportunidad de enfocar y desarrollar estos deseos y anhelos terrenales desde un estado de conciencia que puede hacer que eliminemos esos deseos que nos hacen renacer. Cuando hablamos de deseo por alguna cosa, persona o circunstancia terrestre, estamos diciendo que ese Ego se sentirá atraído para renacer sin hacer distinciones entre si el deseo es por algo bueno o malo. Hay personas que aun renacen por deseos buenos de ayudar a la humanidad pero, aunque sea así, están dando motivos para que se sientan atraídos hacia la Tierra. Aun el amor, que es un aspecto más elevado del deseo, puede atraernos para renacer. Llegamos por tanto a la conclusión de que, respecto al deseo y pensando en evitar el renacimiento cuanto antes, el Alma no debe sentir el más mínimo deseo de renacer por nada existente en el mundo físico. Esta es una manera de hacer que el karma actué en los mundos superiores respecto a nosotros y no en lo terrenal.
Pero el motivo del renacimiento va más allá y lo podemos generalizar desde un punto de visa más amplio. Si bajo la Ley de Causa y Efecto cada causa tiene su efecto como cada efecto debe tener su causa, quiere decir que cada causa que el hombre realiza en el mundo y con su cuerpo físico, debe tener su efecto en ese mismo mundo físico. Si de todas las causas que cometemos a lo largo de la vida no tienen una reacción correcta y adecuada y, como es evidente, tampoco podemos cosechar lo que corresponda en esa misma encarnación, debemos admitir que ese es otro motivo por el cual debemos renacer, es decir, la Ley de Renacimiento es necesaria para nuestra propia evolución pero que algún día deberemos superar. Como dijo el místico alemán Goethe: “De todas las fuerzas que encadenan al mundo, el hombre se libera cuando consigue su propio dominio.” De una forma general, el hombre renace, según las exigencias que haya respecto a las deudas kármicas:

1º.- Por la atracción que siente de lo que él inició en su vida terrestre.

2º.- Por un sentido de responsabilidad para cumplir con sus deberes según las deudas que tenga
      por sus relaciones sociales.

3º- Por la necesidad de cumplir las obligaciones instintivas por las Leyes Divinas que rigen en
     los tres mundos donde actualmente evoluciona.

Está claro que no es fácil que el Ego tenga un destino donde todo lo que haga y con quien se relacione esté controlado por la Ley de Causa y Efecto o por el karma. Casi siempre se renace en una familia con la que tenemos alguna deuda o algo en común, y lo mismo ocurre respecto a algunas otras personas con las que tendremos relaciones a lo largo de nuestra vida, bien como vecinos, amigos, compañeros de trabajo, etc.; pero con la gran mayoría de las personas con las que nos relacionamos no tienen nada o no tenemos nada pendiente con ellos. Estas personas, así como ciertos lugares y hechos de nuestras vidas, están ahí para favorecernos con nuevas relaciones, circunstancias y oportunidades de desarrollo. El motivo, entre otros, es que no todas las personas con las que tenemos deudas de nuestra última vida han renacido en el mismo lugar que vamos a renacer ni en los mismos años. Así es que el Ego es llevado por los Ángeles del Destino a renacer en determinada familia pero ofreciéndole la posibilidad (en algunas ocasiones) de elegir entre varios destinos, aunque, eso sí, una vez hecha la elección ya no se puede dar marcha atrás y,  por  consiguiente, el individuo será controlado para que cumpla irremediablemente sus compromisos.
Esto es algo parecido a un laberinto, si el ratón tiene que llegar al queso y elude el camino más corto para perderse por el laberinto (la vida contraria al desarrollo) le cerrarán el que haya elegido para obligarle a elegir otro hasta que por fin y obligatoriamente llegue a la meta prevista. Esta es la clave que determina la Ley de Causa y Efecto y el libre albedrio. El destino suele ser escogido libremente, pero es que, en la propia vida, siempre tenemos opción de elegir entre hacer el bien o el mal o actuar de una manera u otra. Si elegimos el camino correcto progresaremos y nos facilitarán más oportunidades pero si hacemos lo contrario nos irán cerrando puertas o poniendo impedimentos para que elijamos otro camino. El karma maduro o deudas pendientes no las podemos eludir ni retrasar porque nos comprometimos a saldarlas pero, respecto al futuro, somos libres de actuar como queramos aunque, eso sí, si actuamos mal estaremos creándonos nuevas deudas, o lo que lo mismo, más problemas y limitaciones. ¿Qué significa esto? Que cuando el hombre haya evolucionado hasta el punto de dominar su cuerpo de deseos y de controlar su mente, estará preparado para liberarse de las ataduras que le retienen en la Tierra.
Para que haya un nacimiento en una familia son necesarias dos cosas: Primera que el átomo-simiente del cuerpo físico sea colocado en la cabeza de un espermatozoide del padre, y segundo que el cuerpo vital que ha sido modelado por los Ángeles y sus ayudantes sea también colocado en la matriz de la futura madre. De esta forma el átomo-simiente atraerá la cantidad y calidad de materia física, la cual se irá uniendo al molde etérico para formar el cuerpo físico. Sin embargo, aunque en los demás cuerpos no lo podemos hacer, en este caso, es el mismo Ego que va a renacer el que incorporará la quintaesencia extraída de sus cuerpos físicos del pasado dejando el resto al aspecto “herencia” de los padres; aspecto físico que, por cierto, él no puede utilizar aunque sí elegir como elige a los padres. Lo cierto es que aún no tenemos la suficiente experiencia y desarrollo como para construir nuestro cuerpo, por tanto, nuestra intervención es mínima pero sí lo suficiente como para que nuestro cuerpo tenga algo de nuestra propia expresión como Espíritus.
Pero ¿qué es lo que hace que el Ego renazca en determinado lugar y familia? Sin duda que la Ley del karma. Esta Ley, a través de la cual trabajan los Ángeles del Destino, es la que facilita el cuerpo de raza y las características generales de su medio ambiente. Esto ocurrirá según las circunstancias sociales para la próxima vida, según las facultades del individuo y su necesidad de experiencias, y según su karma maduro pero, de cualquier forma, tendrá que saldar sus deudas en forma de castigo y recibir sus premios en forma de casualidades y suerte.
Además de lo que llamamos facultades o poderes de la mente alcanzados, están las tendencias o inclinaciones dominantes que se desarrollaron en la última vida y que bien podríamos llamar “virtudes”. Son estas virtudes las que hacen a un individuo un buen carpintero o un buen matemático pues son el resultado de trabajos pasados, de ideales y aspiraciones, y del trabajo realizado en el Segundo Cielo. De aquí la necesidad de tener ideales y aspiraciones elevadas, practicar el altruismo y ser humildes entre otras cosas porque eso nos llevará a las regiones donde podamos desarrollar el Espíritu. También es aconsejable pensar en nuestra vida cotidiana respecto a nuestras relaciones y actitudes porque son los lazos y deudas con otros los que nos crean el nuevo destino, cabría preguntarse ¿Creamos armonía o desarmonía? ¿Intentamos vencer a lo más bajo de nuestro cuerpo de deseos o nos complacemos en los placeres y vicios terrenales? ¿Intentamos controlar la mente para hacer el bien o la dejamos  desbocada para caer en lo peor? Estos aspectos tendrán su  manifestación y efecto en el futuro cuerpo mental y de deseos, en el sistema nervioso, en la sensibilidad, etc. No nos olvidemos que los Ángeles del karma tienen el archivo de lo que cada uno de nosotros hace en pensamiento, palabra y obra, sin embargo, según el destino, no renacemos con las posibilidades suficientes como para poder utilizar todas nuestras virtudes.

¿POR QUÉ RENACEMOS EN DETERMINADO LUGAR, FAMILIA Y CIRCUNSTANCIAS?

            Como en este capítulo estamos hablando del hecho mismo de renacer en determinado lugar y familia con sus correspondientes nuevos cuerpos, creo conveniente explicar cómo es este proceso más detalladamente. Cuando decimos que el Ego abandona el cuerpo físico tras la muerte significa que ya no tiene medios para responder o actuar en el mundo físico; cuando abandona el cuerpo de deseos significa que ya no puede responder sentimental ni emocionalmente ni tampoco tiene deseos relacionados con su propio mundo; cuando decimos que abandona el cuerpo mental significa que ya está imposibilitado para pensar como lo hacemos aquí, es decir, se anula la personalidad uniéndose la esencia de la vida al Alma. En realidad, el Ego siempre está en las regiones superiores del Mundo del Pensamiento, lo que en realidad renace es una parte de su conciencia y de su voluntad (un rayo del Ego) de forma similar a como enfoca el Sol su luz hacia el exterior o sistema solar como luz imprescindible para que haya vida. Un ejemplo, aunque algo grotesco, sería el hecho de concentrarse hasta tal punto que no fuéramos conscientes del mundo físico y a continuación salir de esa concentración; la concentración profunda sería el Ego sin manifestar y el hecho de salir de la concentración sería cómo el Ego se manifiesta en los mundos mental, de deseos y físico.
            También, cuando hablamos de la Ley de Consecuencia y del Karma, parece como si estas leyes fueran inmovibles cuando no es así porque no todos los Egos están en el mismo grado evolutivo. En la etapa actual hay varias clases de Egos según el desarrollo que tengan:

            1º.- Los muy pocos desarrollados (por ejemplo tribus, y sub-razas a punto de extinguirse) que
                renacen muchas veces en una sub-raza antes de pasar a otra raza superior.

            2º.- La gente normal que suelen renacer cada 1100 años aproximadamente y unas
                cuatro veces en cada sub-raza.

3º.- Los que están en el Sendero de aceleración o de iniciación, bien por la vía intelectual o
     bien por la del corazón (misticismo) que suelen renacer antes.

4º.- Cuando se ha alcanzado el grado de Hermano Mayor que ya no necesitan renacer.

Aunque todos fuimos creados (diferenciados de Dios por Él mismo) a la vez, no todos hemos tenido la misma capacidad de adaptación, esfuerzo, voluntad, etc., y por eso unos están más adelantados que otros como ocurre con los estudiantes en el colegio. Así es que hay una gran diferencia de  desarrollo entre el Alma joven que no domina el aspecto inferior del cuerpo de deseos porque apenas razona, y el Hermano Mayor que no solo superó todo eso sino que también espiritualizó sus cuerpos hasta el punto de no tener ninguna deuda ni karma pendiente en la Tierra.
Parece ser que renacemos  muchos cientos de veces desde nuestros primeros pasos como humanos hasta que llega el día en que no tenemos nada que aprender de las razas ni de la civilización porque nos hemos adelantado y hemos desarrollado el propósito para el que Dios nos creó. Entonces, algunos renacen con alguna misión y a modo de sacrificio para dar un nuevo empuje a la humanidad, raza o continente según cuál sea ésta. Hay casos excepcionales en que un Ego muy avanzado puede renacer inmediatamente y utilizar sus cuerpos mental y de deseos de su anterior vida necesitando solamente un cuerpo físico por medo de unos padres que serán elegidos según la misión que vaya a realizar. De esta forma vemos que unos tardan más que otros en renacer y que cada Ego renace en determinado continente, país y familia según su karma pendiente, su evolución y sus necesidades de progreso futuro. Pero lo que nunca ocurre, porque va en contra de la lógica, de la sensatez y de las Leyes de Dios, es que un ser humano renazca en un animal ni en ninguna otra forma que no le corresponda como tal. Así va el hombre evolucionando a través de cuerpos de sub-razas y de razas y de nacimientos en diferentes sexos, puesto que esas sub-razas de razas y el cambio de sexo junto al renacimiento mismo cada 1100 años en un estado muy diferente del planeta, es lo que proporciona el progreso.
No hay una regla fija que indique la duración de la vida porque aunque ésta es fijada de antemano por las Jerarquías superiores para que el Ego pueda extraer el mayor provecho posible de la vida, el mismo hombre puede alterarla como, de hecho, normalmente lo hace acortandola. Es posible que también las Jerarquías superiores corten la vida a través de una enfermedad o un accidente porque, según lo que haga el hombre, se puede perjudicar él mismo. Por el contario y cuando ven motivos suficientes como para comprender que esa persona está centrada en algo muy positivo para ella, pueden alargarla. Sin embargo, cuando se pierde la vida en un accidente no previsto, según las circunstancias, puede ocurrir que ese Ego renazca rápidamente para que pueda continuar con su anterior destino previsto.
Aunque cada uno de nosotros evoluciona tal y como hemos dicho en estos últimos párrafos y vamos renaciendo con otros Egos con los cuales llegamos a identificarnos y a desarrollar el amor, también llega el momento en que ya no podemos renacer en el mismo lugar ni familia o incluso ni en el mismo tiempo. Este amor divino y devocional entre Egos perdurará para siempre y, aunque no puedan renacer juntos, se encontrarán en los mundos invisibles y se reconocerán. Por lo general, es muy probable que renazcamos  junto con esos Egos durante miles de años (varios renacimientos) en un orden de países similar al siguiente: Egipto, Arabia, Grecia y, por último en la actualidad, en cualquier país que esté a la cabeza de occidente. Pero también es muy posible que en esos mismos renacimientos seamos familiares y estemos juntos según el cambio de sexo que hayamos hecho. Entre otros casos, se suele renacer como buenos y eternos amigos o en forma de adoptados y otros hechos similares. Lo cierto es que la muerte es un proceso que desempeña el Ego durante un tiempo pero que, tarde o temprano, no necesitará desempeñar y será libre para colaborar con las Jerarquías en forma de ayuda a los humanos inferiores que nos siguen y a las oleadas de Espíritus que están en otros reinos e incluso en otros universos.
He de repetir que estas delineaciones son solo un aspecto general de cómo suelen ocurrir los hechos en el renacimiento pero nunca una regla fija para todo ser humano puesto que cada persona es un mundo según su pasado, su propio desarrollo y el grado evolutivo de sus cuerpos. No debemos olvidar que cada causa produce un efecto en el universo pero también que esa causa tiene su efecto sobre su creador y sobre los implicados de su alrededor, por consiguiente, tendría yo que tener un desarrollo como los Hermanos Mayores o los iniciados para poder asegurar que todo lo dicho es tal cual. Pero en el mundo del ocultismo, aunque hay quien piensa que es un mundo para unos cuantos solamente, hay muchas personas que estudian y aplican estos conocimientos a su vida extrayendo un gran beneficio espiritual, y también hay otros, muy pocos, que han dejado por escrito el resultado de sus investigaciones clarividentes en los propios mundos espirituales. Por tanto, yo escribo lo que creo que es rigurosamente cierto basándome en mis estudios desde hace muchos años y en mis conclusiones después de años de trabajo personal.
Continuando con el desarrollo que estamos haciendo sobre los diferentes aspectos del renacimiento he de decir que, en los casos de personas de carácter extraño y poco sociable y que tienen una vida dura de pruebas, normalmente nacen entre extraños donde no se sentirán apreciados ni recibirán ayuda para solucionar sus problemas. También puede ocurrir con estas personas que nazcan huérfanos o separados de sus padres por alguna razón o incluso que ellas mismas se marchen muy pronto de la casa. Esta lección representa el aprendizaje de que no hay que negar el afecto ni la ayuda a quien la necesita, porque si se hace así se verá solo y sin ayuda en la próxima vida.
Sucede algunas veces, que una persona que es muy querida por su familia, cambia su línea de actuación, más o menos normal, y comete toda una serie de delitos o hechos deshonrosos que hacen sufrir a dicha familia. Cuando este Ego decide o acepta enmendar esos errores en el panorama de la siguiente vida, suele renacer entre personas cuya antipatía le harán sufrir como efecto del rechazo que ella hizo al amor de su familia pasada. A veces estos efectos suelen durar varias vidas porque, no solo tiene que aprender a simpatizar y a querer a los que le quieren, sino que también debe saldar sus deudas respecto a lo que hizo y aprender a actuar con honestidad y rectitud.
Hay casos que tienen cierto parecido con el expuesto en el párrafo anterior aunque invirtiendo los papeles, es decir, un Ego actúa equivocadamente en su vida pero porque su familia no le educa, ni le muestra su amor, como tampoco le favorece para que pueda crearse un buen futuro. Es evidente que ante el Karma y la Ley de Consecuencia tendrá que saldar sus deudas de lo que hizo en otra vida. Sin embargo, en la próxima renacerá en un ambiente de cariño y favorecedor para él pero cuya familia (posiblemente la misma) tendrá que sufrir el efecto de su mala actuación como tal y con ese mismo Ego. En estos casos, no muy comunes, en que un Ego renace, por algún hecho del pasado, en una familia entre la cual se siente extraño, no cabe la menor duda de que hay un lazo de unión basado en el amor en algunos casos o en el odio en otros. Por consiguiente, nuestra obligación, en cualquier caso, es tener en consideración y ayudar cariñosamente a cualquier familiar directo o indirecto porque, ¿quién se atreve a decir que no tenemos algo de culpa cuando ocurre algún hecho de los mencionados en nuestra familia?
Otro hecho muy común en los últimos tiempos y que se relaciona con la situación en que algunos Egos encuentran en la familia donde renacen, es el rechazo a tener hijos. La evolución del ser humano no sería posible si no existiera la procreación, es más, es muy posible que el principal motivo para que exista el matrimonio es la procreación de nuevos cuerpos para dar la oportunidad de renacer a otras Almas. Las Almas tienen también el derecho de ser bienvenidos, acogidos y cuidados, pero ese no es el pensamiento generalizado entre los humanos actuales. Lo mismo que cometemos el error de festejar el aprisionamiento del Alma en un cuerpo (nacimiento) y no su liberación, así mismo cuidamos y mantenemos las especies animales según nuestros egoístas y materialistas deseos y no hacemos lo mismo respecto a las Almas que renacen. No solo se evita cada vez más el tener hijos, sino que también se practican más abortos (en mi opinión asesinatos) e incluso cuando vienen niños sin desearlo no se tienen los mismos sentimientos con ellos que cuando se desean y buscan Pero las Leyes Divinas no pueden ser burladas y, sea en una vida o en otra, quien no fue buen padre nacerá donde no sea bienvenido o el que no quiso tener hijos no los podrá tener o los tendrá con algún problema cuando los desee.
Sabemos que el tiempo aproximado que transcurre entre un nacimiento y otro es de aproximadamente 1100 años. Uno de los motivos de ese intervalo es que el Sol tarda en pasar por cada signo astrológico (según el movimiento llamado “precesión de los equinoccios”) poco más de 2000 mil años, el tiempo necesario para que el aspecto del planeta cambie lo suficiente como para que los dos renacimientos de un Alma, en diferentes sexos, sea más fructífero. Pero como estas leyes, aparentemente inamovibles, están administradas y son ejecutadas por unas muy elevadas Jerarquías, el tiempo para el renacimiento puede alterarse según el destino y la familia que deba tener determinado Ego. Así es que, cuando un Ego tiene un papel importante que hacer en la vida y necesita construir un cuerpo especial o tener unos sentidos físicos especialmente construidos para ese trabajo, o incluso necesita una determinada familia en cierta época porque es quien le puede facilitar lo que necesita y ayudarle en lo que está previsto que sea o haga, estas Jerarquías adelantarán o atrasarán si es necesario el momento del nacimiento. Cuando se adelanta un renacimiento por algún motivo especial o incluso si ha tenido que buscar una nueva oportunidad para ello a través de cierta familia, es muy posible que nazca un genio que, al no estar en su tiempo, será un incomprendido o incluso despreciado, pero pasado algún tiempo se valorará su aportación. Claro que, este mismo genio, renaciendo más tarde de lo que le corresponde, no sería genio porque su aporte estaría anticuado.
            Los hechos que estamos interpretando respecto al cómo, por qué y cuándo del renacimiento tienen como base las Leyes de Causación y Asociación; unas leyes que hacen que, por ejemplo, un Ego que tiene previsto ser un gran músico renazca en una familia donde pueda obtener el material físico necesario para construir un buen oído o unas manos adecuadas, y los medios necesarios para que pueda continuar su aprendizaje que procede de otra vida. Pero ha de quedar claro que el Ego, el Alma, ya trae su propia naturaleza mental, moral y espiritual y solo necesita la materia física. No es justo ni cierto que la maldad o la bondad de un hijo tengan su origen en los padres; una cosa es  la vida y otra la forma. Por consiguiente, ni el genio, ni la maldad ni el hecho de no querer trabajar o caer en los peores vicios se heredan; estas leyes llevan al Ego a renacer con unas personas de gustos, características y tendencias similares a las que él tiene, pero solo hereda el aspecto físico. Cabe la posibilidad, en este mismo sentido, de que puedan “heredarse” pequeñas particularidades como son las costumbres y gestos o tendencias a la enfermedad por el hecho de que las moléculas de los padres llevan su propio sello y vibración que hacen que terminen uniéndose de alguna manera. También es posible que el cuerpo de deseos de la madre tenga algún efecto al respecto e incluso los átomos inferiores del cuerpo etérico, pero, sabiendo que el Ego se va manifestando cada vez más y años tras año hasta que a los veintiuno ya es dueño y responsable de su propio cuerpo, lo lógico es pensar que todo lo que no sea físico y que se achaque a los padres tenga su origen en la acción del karma del Ego con esos padres. Lo mismo que un genio puede nacer de una familia en la que ni ellos ni sus antepasados han trabajado ni desarrollado lo que ese genio manifiesta, tampoco se puede decir que la maldad o la enfermedad de un hijo tenga su origen en la herencia física.
            Las enfermedades proceden del propio karma de la persona y si algo de relación tiene con los padres es que esos padres ya tienen en su cuerpo lo que el Ego necesita para que esa enfermedad se desarrolle o para que sirva como posibilidad dependiendo de lo que el Ego haga en su destino. Las enfermedades siempre tienen su origen en lo interno de la persona misma, los obsesos respecto al sexo, la lascivia, la indulgencia ante las pasiones o simplemente el carácter malvado, son fuente de diversas enfermedades graves físicas y mentales (cáncer, epilepsia y otras similares) Estas explicaciones no se deben interpretar como aplicables a todo ser sin excepción, ya hemos dicho que cada uno somos un mundo y tenemos nuestro propio karma y destino, pero en líneas generales suele ocurrir que las satisfacciones físicas de la pasión tienen su efecto sobre la mente, mientras que el abuso de la fuerza de la mente sobre otros tiene su efecto como incapacidad física.
            Pero hay otro aspecto en la salud que también es necesario tener en consideración en la vida cotidiana de cada uno, veamos. Sabemos que el arquetipo que creamos en el Segundo Cielo y que va a ser el origen de nuestro futuro cuerpo para la próxima vida, está creado de acuerdo a lo que hicimos y fuimos en la última, a nuestras aspiraciones y esperanzas, a si actuamos con la verdad o con la mentira y la astucia, a si llevamos una vida pura y limpia, si fuimos fieles cumplidores de las Leyes de Dios, y si actuamos honrada y fraternalmente o no. Cuando nuestra vida ha ido por esos caminos de rectitud y bondad, gracias a esa misma fuerza de atracción nos unimos a la armonía celestial de este mundo para manifestarlo en el arquetipo; como resultado obtendremos buena salud. Por supuesto que los que andan por senderos contrarios a las Leyes Divinas, que desacreditan, mienten, son egoístas y desconsiderados, etc., no pueden identificarse con esta  armonía porque no es su costumbre y no están capacitados para identificarla; por eso su arquetipo se formará con ciertos defectos que se mostrarán en debilidades de los órganos físicos y enfermedades de diversa índole según su karma futuro. Pero ¡cuidado! No juzguemos a los enfermos como malos y a los de buena salud como buenos, solo los Ángeles del Destino saben el porqué es así, y como ésta es una norma que se puede cambiar hay que admitir que una persona buena y desarrollada haya elegido tener alguna o algunas enfermedades en una vida por el simple hecho de eliminar ese  karma maduro que tiene pendiente.
            Antes de terminar este capítulo quiero dar respuesta a la pregunta que posiblemente más de una persona se haga respecto a si los niños que mueren en la infancia vuelven a su misma situación y familia o a cualquier otra, sea buena o mala. Sabiendo que la gran mayoría de los niños que mueren en su infancia lo hacen como medio para recuperar la esencia de las experiencias que en su vida pasada no pudieron recopilar porque algo o alguien le impidió llevarse la película de su vida, se calcula que más de un 50% de los que renacen en los próximos diez años vuelven a renacer en la misma familia, mientras que los que renacen entre los diez y veinte años después, se toman más tiempo porque, aunque alguno puede renacer de su anterior madre, buscan a su futura madre ideal en otro ambiente sin importarles estar alrededor de ella durante mucho tiempo antes de quedarse embarazada y, a veces, incluso antes de casarse. 


CAPÍTULO VIII 

EL NACI MIENTO Y EL KARMA EN UNA NUEVA VIDA

            Existe una ley en la naturaleza que dice que nadie puede habitar un cuerpo que sea más perfecto que el que sea capaz de construir. Es así como aprende el hombre a construir sus cuerpos aunque sea inconsciente de ello, primero construye y luego lo habita para comprobar su obra y aprender de sus errores y así corregirlos en la próxima vida. La construcción de los cuerpos, en especial del cuerpo vital, hasta la etapa antenatal se hace, generalmente, de forma inconsciente hasta que llega el momento en que se ha de depositar la quintaesencia de todos los cuerpos anteriores. Es un hecho, por tanto, que lo mismo que aquí en la vida terrenal nos estamos haciendo maestros en el manejo y transformación de la materia física tal y como está previsto, así mismo desde los mundos invisibles también estamos aprendiendo a perfeccionar nuestros cuerpos hasta hacerlos inmortales. Una vez finalizada la etapa de construcción inconsciente es cuando el hombre, ya consciente, hace su obra original que tendrá como resultado nuevas experiencias que aportarán más progreso. Después, el cuerpo etérico modelado por los Ángeles del Destino es puesto en la matriz de la futura madre mientras que, el átomo-simiente del cuerpo físico, es puesto en la cabeza del espermatozoide que fecundará el óvulo.
            Desde el momento de la fecundación (que a veces es días después del acto sexual) el Ego queda unido a sus futuros padres, aunque más especialmente a la madre, alrededor de quien está flotando durante aproximadamente veinte días para después de un tiempo introducirse y unirse a su cuerpo para no volver a estar desconectado nuevamente hasta el momento de la muerte. Este primer aprisionamiento de casi nueve meses no solo es para formar el cuerpo físico sino también para familiarizarse con él y con las vibraciones ambientales de la madre; a partir del cuarto mes el Ego se va haciendo cada vez más responsable de sus cuerpos. Un poco antes de nacer hay una especie de vivificación o descenso de luz desde el propio mundo del Ego hacia el cuerpo etérico para formar los diferentes vórtices (chacras) que están relacionados con la vitalidad y la salud del cuerpo físico. Esta energía o luz procedente del Ego compenetra el cuerpo físico en el momento del nacimiento quedando solamente pendiente la finalización de la construcción del cuerpo etérico durante los próximos siete años.
            Una vez obtenido el cuerpo etérico y ya en el momento aproximado del nacimiento, cabe preguntarse: Si, en líneas generales, la vida está programada y aceptada hasta cierto punto por nosotros ¿Podemos también alterar su duración? la respuesta es: Eso depende de la Ley de Consecuencia. Como bien sabemos, nos ofrecen una vida donde, además de los cambios que nosotros podemos hacer o elegir, nos ponen una serie de oportunidades para nuestro propio desarrollo espiritual. Cuando hacemos buen uso de la vida aprovechado dichas oportunidades y deseamos mayor progreso, la vida se cumplirá tal como estaba previsto por medio de la vibración del arquetipo del Segundo Cielo. Pero si no aprovechamos dichas oportunidades y nos desviamos del camino para meternos en lugares o en vicios que impidan nuestro desarrollo, las Jerarquías espirituales destruyen el arquetipo causándonos la muerte en nuestro propio beneficio. Aunque no es muy común, sino que ocurre en casos muy excepcionales, cuando la persona ha aprovechado el máximo las oportunidades, ha vivido la vida plenamente y las Jerarquías aprecian un mayor desarrollo para ese Ego, entonces alargan (aumentan) la vibración del arquetipo para prolongar unos años más la vida física.
            Recordemos que cuando, ya en vías de renacer, pasamos por los diferentes mundos, solo atraemos la materia que necesitamos para la construcción de nuestros cuerpos pero solo la relacionada con nuestro grado de desarrollo y no más ni menos espiritualizada puesto que no será atraída por la vibración de los átomos-simiente que actúan como un imán. Pero cuando atravesamos el Mundo de Deseos, o más concretamente el Purgatorio, no debemos imaginar que volvemos a sufrir otra vez como cuando pasamos a él después de la muerte. En el descenso no hay nada que purificar puesto que no hay imágenes de ninguna vida ni cuerpo de deseos, ya que éste se forma entre el nacimiento y los catorce años. Así es que el Purgatorio solo actúa como tal cuando pasamos a él después de la muerte y no cuando lo visitamos en vida ni a la vuelta para renacer.
            Volviendo a nuestro nacimiento en la Tierra, además de la colocación por parte de los Ángeles del molde etérico en la matriz de la madre, el átomo-simiente que con el espermatozoide fecundará el óvulo, tiene el papel principal en la construcción del cuerpo físico. Este átomo-simiente, como sabemos, es donde se graba la película de la vida desde su situación en el ventrículo izquierdo del corazón, pero también es el núcleo alrededor del cual se agruparán todos los demás átomos cuya vibración se identifique con la que él emite. En nuestro actual grado de desarrollo no hacemos casi ningún trabajo conscientemente pero sí estamos presentes mientras se va formando el cuerpo físico y colaboramos inconscientemente con sus constructores. Aunque parezca difícil de comprender, la verdad es que tampoco somos conscientes de lo que hacen o lo que les pasa a la mayoría de nuestros órganos aun siendo nuestro propio cuerpo.
            Nuestro cuerpo físico está compuesto de infinidad de diminutas vidas (células, bacterias, microbios, etc.) que son siempre dependientes de la vida que procede del arquetipo y del Ego más la vitalidad que se obtiene gracias al Sol. Estas diminutas vidas cumplen su misión hasta el momento de la muerte en que, al no estar bajo el gobierno del Ego a través de la conciencia, quedan libres actuando de tal forma que terminan destruyéndose y actuando como un cáncer. Pero lo cierto es que ni el hombre como persona ni el propio Ego controlan y dirigen el organismo en sus funciones físicas, sino que es un elemental sub-humano ¿Quién hace o controla la digestión? ¿Quién da la señal de que hay cansancio, hambre o sed? ¿Quién pone en alerta las defensas del cuerpo cuando hay una herida, o enfermedad del cuerpo? ¿Quién mueve el cuerpo mientras dormimos? Como elemental está evolucionando como lo hacemos nosotros con una conciencia superior o como lo hacen las células con otra conciencia mucho más inferior que la nuestra. Cuando decimos que estamos esforzándonos físicamente demasiado sabiendo que ponemos en peligro nuestro cuerpo o vida, es porque el elemental nos advierte y, sin embargo, muchas veces, no hacemos caso del cansancio. Cuando un niño llora porque le duele algo no es su Ego sino el elemental que intenta pedir ayuda o que le presten atención al cuerpo. Estos elementales evolucionan así y, por tanto, aun guardan recuerdo de lo que para nosotros fue la prehistoria; es más, a veces se manifiestan en nuestros sueños con imágenes absurdas o que nada tienen que ver con nosotros. Aprenden a través de la experiencia en los cuerpos físicos y algún día llegarán a ser humanos. Tienen la necesidad de vivir y expandirse buscando excitación, variedad, sensación, etc.; posiblemente por eso dijo San Pablo: “No hago el bien que quiero, más sí el mal que no quiero”. Por consiguiente, también tenemos una lucha con este elemental puesto que nos puede desviar de nuestro camino, de ahí que debamos procurar tener siempre los más elevados pensamientos y sentimientos con nosotros. Veámoslo desde otro punto de vista. El cuerpo de deseos manifiesta atracción, repulsión o indiferencia, si nosotros probamos una droga y nos dejamos dominar por sus efectos y consumimos más, estamos alimentando al elemental del deseo pero en sentido de que nos creará un mal hábito; algo parecido ocurrirá con la crítica respecto al elemental de la mente; y lo mismo si al elemental del cuerpo físico (que solo pide comer y beber para sobrevivir) le damos a probar determinadas comidas y bebidas, esto le produciría placer y actuaría a través del cuerpo de deseos para pedirnos más y hacerse un glotón o desarrollar la gula.
            Si nosotros utilizamos la mente para discernir y razonar las cosas correctamente, combatiremos a ese elemental que nos está intentando llevar al pasado cuando éramos más animales que humanos. Aquí podemos ver una de las explicaciones que tiene aquella frase famosa de “hombre conócete a ti mismo”, porque conociéndonos podremos utilizar los poderes adquiridos hasta ahora a lo largo de la 

evolución y utilizarlos para dominar nuestros diferentes cuerpos y no dejarles en manos de esos espíritus elementales. Algunas personas y escuelas llaman egos a nuestros defectos y dicen que hay que erradicarlos, estos egos son los malos hábitos que imponen o intentan imponer estos elementales pero que nosotros debemos combatir con su aspecto contrario. Debemos tener claro que nosotros no somos los malos sentimientos ni deseos de nuestro cuerpo de deseos sino que son del elemental y cada vez que los manifestamos estamos fortaleciendo a dicho elemental. Nosotros estamos trabajando y esforzándonos por desarrollar los deseos y sentimientos más elevados porque son el camino más corto y más seguro para adquirir la perfección. De esta forma purificamos nuestros cuerpos mental y de deseos cambiando así también la línea de actuación del elemental al que obligaremos a actuar a favor nuestro por medio de los buenos hábitos.

KARMA Y PAGO DE DEUDAS

            Aunque, en líneas generales, ya hemos hablado del karma en varios de los capítulos anteriores, creo conveniente hacer un apartado en éste con la intención de explicar un poco más lo que es y su forma de obrar. Podríamos decir que es la ley universal en la cual tienen su origen casi todas las leyes. Esta Ley infalible ajusta sabia y equilibradamente los efectos a sus causas llegando así al causante en sus aspectos físico, emocional, mental y espiritual. Aunque por lo general no es conocida, sus efectos se perciben tanto a nivel macro cósmico como personal o micro cósmico. Karma trabaja dando el efecto justo ante cualquier hecho (por insignificante que sea) sea personal o circunstancial, así es que, cuando hablamos de distinción de clases sociales o de problemas económicos y laborales de un país estamos hablando del resultado de la acción del Karma sobre los individuos que, en definitiva, forman parte de una sociedad global y mundial.
            Karma es una oportunidad cíclica de vida; es la “relación” como resultado de la necesidad de expresar o crear; no es premio ni castigo y su meta es la perfección de todo lo existente y la espiritualización de la materia. Karma es también “necesidad” de manifestarse a través del renacimiento porque donde hay objetividad actúa la Ley de Consecuencia, gracias a Karma se produce la redención de la vida a través de la forma o materia.
            Como Cristo explicó y San Pablo predicó, el hombre recogerá lo que siempre; esta es la Ley de “Causa y Efecto” o de “Acción y Retribución”. Una Ley que afecta todo el universo y a todas las Jerarquías que en él habitan porque gracias a ella (y en nuestro caso también al renacimiento) y a su justicia se acelera el desarrollo y se evoluciona. Esta ley nos hace comprender que nosotros somos los causantes de nuestro destino, bueno o malo, y, por tanto, somos el gobernante pero también el que aplica la justicia según sea nuestra propia manera de actuar. Están muy equivocados aquellos que entienden al destino como fruto del azar, de la casualidad, del fatalismo o de un Dios personal. Somos cada uno de nosotros los que vamos creando nuestro destino con cada causa creada momento a momento con cada uno de nuestros cuerpos (pensamiento, palabra y obra) Solo nosotros somos los responsables de las consecuencias que tengan nuestras actitudes ante la vida y ante los demás, por tanto, nos afectará principalmente a nosotros como causantes. Sin embargo, una de sus ayudas está en que nos muestra cómo nuestras aflicciones son el efecto de nuestras actitudes y errores para que no lo volvamos a repetir, o dicho de otro modo, nos muestra que cada uno de nosotros está capacitado para crearse su propio destino colaborando con las Leyes Divinas o retrasando su propia evolución.
            Lo mismo que una enfermedad nos puede servir como instrumento regenerador para corregir determinada actitud causante de dicha enfermedad como, de hecho, normalmente ocurre, así mismo la Ley de Consecuencia tiene un aspecto purificador para corregir nuestra manera de utilizar nuestros cuerpos en cada vida, enseñándonos a través del dolor que no estamos colaborando con Dios ni con la naturaleza. La ignorancia de las leyes divinas y el egoísmo en todos sus aspectos son los más grandes enemigos en el desarrollo de la humanidad porque su práctica nos trae una respuesta negativa kármica. Por ejemplo: Una persona dominada por la gula puede terminar afectando físicamente a su estómago y al organismo en diferentes aspecto, y si esa persona no se corrige puede llegar a tener cáncer, sobre todo si ya trae consigo algo de karma al respecto de otra vida. Por consiguiente, como el efecto de una causa solo puede ser neutralizado por el mismo causante, decimos que karma nos ayuda porque nos da la oportunidad de corregirnos a nosotros mismos y así poder evolucionar. Sabiendo que el cuerpo de deseos, de sentimientos y pasiones, es decir el gran tentador, es el que nos ha hecho caer en todo lo peor desde que obtuvimos la propia conciencia y el libre albedrío, debe ser un deber para nosotros desarrollar un carácter fuerte y positivo para actuar rectamente en pensamiento, palabra y obra.
            Debemos ser conscientes de que estamos tomando decisiones en cada momento y de que cada decisión no solo tendrá el efecto correspondiente sino que, además, puede cambiar el rumbo de las cosas haciendo que tengamos que responder o actuar de otra manera y que tengamos que tomar nuevas decisiones. De aquí la necesidad y el deber de hacer un correcto uso de la voluntad y del discernimiento en nuestro libre albedrío. Lo mismo que cada día que pasa nos aleja más de la ignorancia y la inexperiencia de la infancia, cada decisión nos trae una enseñanza a través de su efecto, la cual nos puede acercar a la meta de nuestra vida y a la sabiduría o nos puede alejar de dicha meta al dejarnos dominar por el cuerpo de deseos. El que más discierne y el que mejor planifica con antelación lo que tiene que hacer cada día auto programándose nada más despertarse para actuar correctamente, más se acerca al cumplimiento de su destino y más sabiduría obtendrá a lo largo de su vida.
            Como la Ley de Causa y Efecto es un poder que está por encima de todas las cosas y que controla de forma justa e infalible las leyes que, de cualquier forma, produzcan efectos, está ley actúa durante la vida, después de la muerte y en cualquier renacimiento futuro. Esto es así porque, aunque el cuerpo físico muera, al no ser el verdadero yo creador de las causas, la ley actuará sobre ese Yo, el pensador y creador después de la muerte y, como consecuencia también de la vida pasada, sobre el destino futuro. Las causas no se pueden borrar del historial del Ego hasta que los efectos correspondientes las cambien e invaliden dentro de las Leyes de Dios o que ese mismo Ego las compense en la propia vida de forma adecuada. El fin es restablecer la armonía como efecto y esa intención persistirá incluso durante varias vidas si hiciera falta. Por tanto, el hombre crea las causas y la ley del Karma ajusta sus efectos de manera que el resultado esté en sintonía con la armonía del universo. El karma ayuda en el desarrollo y evolución de la humanidad ayudando a los buenos y introduciendo toda una serie de problemas y aflicciones en el destino de los malos para que rectifiquen, lo que también traerá consigo la recompensa o castigo después de la muerte. Solo la creación de nuevas causas (epigénesis) puede suplantar a esta ley pero, aún así, las nuevas causas de una vida tendrán su origen en el resultado de todos los anteriores renacimientos.
            Si de verdad queremos colaborar con la Ley de Consecuencia para que nos ayude en nuestro propio desarrollo y, por el contrario, no nos afecte negativamente, deberíamos saber y discernir sobre lo siguiente:

1º.- Los karmas maduros (inevitables porque son deudas que debemos afrontar) han sido aceptados en
      el Mundo del Pensamiento con la conciencia como Ego y antes de descender para un nuevo
      renacimiento, por tanto no deberíamos de combatirlos ni rechazarlos.

2º.- Las deudas que no se consideran karmas maduros se pueden evitar siempre y cuando se rectifique
       en conciencia y se compense moral y físicamente el mal causado.

3º.- Las causas cuyos efectos se producen en el momento y que enseñan la lección correspondiente,
      por ejemplo, pillar in fraganti al que comete un delito, o bien un accidente causado como efecto de 
      la droga.

4º.- Un defecto físico o mental puede tener su origen en una vida pasada por haber causado ese
      mal físico a otro o por el mal uso de la energía divina y creadora.

5º.- Podemos sustituir una deuda o karma cuando por amor y altruismo nos sacrificamos por otros.

6º.- Por medio del ejercicio de la retrospección podemos borrar muchos pecados para no sufrirlos en
      el purgatorio siempre que se haga correctamente y de corazón.

7º.- De forma general, hay dos clases de karma en el destino de cada persona:
A: El que nos trae felicidad, prosperidad y oportunidades de progreso material y espiritual porque colaboramos con las Leyes Divinas en vidas pasadas.

B: El que nos trae impedimentos, aflicciones y mal estado social como efecto del mal que hicimos en nuestras actitudes en general y a determinadas personas en particular. El fin de este karma es enseñarnos toda una serie de lecciones que nos llevarán a elegir el bien como norma en la vida.

8º.-  Como el origen del universo es Dios y Dios es amor y Sus leyes están basadas en el amor, la Ley
       de Consecuencia actúa con amor con la sola intención de despertar en nuestra conciencia el amor
       en todos sus aspectos. De ahí que se dijera “Ama a tu prójimo como a ti mismo”, y es que en un
       universo de amor no puede existir el mal y, por tanto, debe ser transmutado.

9º.-  Toda causa (pensamiento, palabra o acción) que no esté de acuerdo con las Leyes de Dios tendrá
       un efecto negativo sobre esa persona hasta que sus nuevas causas o transmutaciones estén en
       armonía con el Universo y no sean causantes de desequilibrios.

10º.- Lo mismo que la medicina estudia e investiga para descubrir el origen de la enfermedad, también
       el ser humano debe razonar más lo que hace como causas y no fijarse tanto en lo que le trae el
       destino como efecto o deudas de otras vidas.

11º.- Es aconsejable tener siempre presente que nuestras causas y decisiones afectan a todo lo que nos
       rodea incluyendo, en la mayoría de los casos, a las personas con las que tienen relación, por
       consiguiente, a mayor conocimiento y desarrollo mayor responsabilidad por nuestras causas; por
       eso está escrito: “Al que más se le dé más se le exigirá.”

12º.- Sabiendo que cada semilla o causa lleva consigo el fruto o efecto de la misma, deberíamos
        razonar más y pensar en los posibles efectos a corto y a largo plazo. Hacer las cosas de forma
        consciente, voluntaria y con buena intención trae felicidad y progreso.

13º.- Aunque no tengamos claro el sentido de nuestro destino y no comprendamos el porqué de
        nuestros problemas, no debemos desesperarnos; una vida es solo un día de otra vida que
        comprende toda nuestra evolución, por eso, cuando comprendemos cómo trabaja la Ley de
        Consecuencia lo vemos todo más claro y más lógico, lo que nos debería llevar a ser más
        previsores y a estar más en guardia.

14º.- También el Nuevo Testamento hace referencia a la Ley de Consecuencia cuando afirma: “Te he
        curado, pero no peques más no sea que te venga algo peor”; “El que a hierro mata a hierro
        muere”; “No juzguéis y no seréis juzgados”; “Con la misma medida que midáis se os medirá.”

Al hablar de karma hay que decir que en el destino de la humanidad no existe la suerte, la casualidad ni el accidente puesto que la Ley de Causa y Efecto se basa en que cada suceso tiene como causa u origen una acción del pasado. Aunque en cada vida tenemos la posibilidad de responder libremente ante las circunstancias y personas y aunque nos dan la posibilidad de crear nuevas causas que aceleren nuestro desarrollo, lo cierto es que su efecto se hará sentir en un futuro, sea en la misma vida o en otra. Como aún no recordamos las vidas pasadas ni sabemos cuál es nuestro destino, la mayoría de la humanidad piensa que los sucesos y circunstancias surgen de la casualidad o de la nada, sin embargo, el ocultista sabe que no es así. Lo mismo que está confundido el salvaje ignorante de las leyes físicas del universo al pensar que todo lo que sucede tiene como origen la casualidad o los milagros, así mismo ocurre respecto al común de la humanidad por no conocer la Ley de Consecuencia ni las que regulan el desarrollo respecto a la moral y a los pensamientos; algunos llaman a esto incluso buena o mala suerte. Cuando el salvaje comienza a conocer las leyes físicas piensa que todo lo que haga está controlado por esas leyes inmutables y comienza a resignarse ante ellas, pero tarde o temprano se da cuenta de que es libre dentro del mundo limitado donde actúa. Al final, cuando conoce cómo funcionan las leyes divinas, se hace consciente de la dirección en qué trabajan, de la fuerza con que actúan y termina colaborando con ellas sintiéndose libre.
Cada no mucho tiempo se descubren nuevos hechos de las leyes físicas, el hombre adquiere cada vez más poder sobre la naturaleza como podemos observar cuando trabajan con el átomo o con los genes así como en otros aspectos y leyes que hasta no hace muchos años estaban ocultas. A medida que el hombre comprende estas leyes las utiliza como fuerzas con las cuales puede calcular, trabajar e incluso predecir hechos futuros; es decir, comprendiendo y manejándolas puede producir efectos. Así es que, podemos decir que el ignorante es esclavo de su destino y de las circunstancias, mientras que el sabio es libre y utiliza las leyes o energías según sea su voluntad.
Esto mismo ocurre respecto a las Leyes Divinas que rigen en los mundos ocultos y en el nuestro respecto al pensamiento, a la moral y a nuestros actos. Cuando más violamos las Leyes más nos limitamos a nosotros mismos para que, gracias a esas limitaciones, aprendamos a razonar pensando en tomar otro camino mejor. Cuando más conocemos las leyes más nos damos cuenta de que haciendo el bien colaboramos con ellas y tenemos más liberad, es más, el conocimiento de estas Leyes nos da fe, esperanza en un mundo mejor, y confianza propia. El hombre es creador de su propio destino según utilice sus cuerpos, lo que a su vez dará origen a una respuesta en el mundo que corresponda. Así un mal pensamiento está regido por  las leyes del Mundo del Pensamiento y nos traerá el efecto que ese pensamiento cause al mundo y a las personas que nos rodean. Y si a ese pensamiento va unido un deseo de hacer bien o mal, también entrarán en juego las leyes del Mundo del Deseo o astral; y si ese pensamiento y deseo unidos nos impulsan a la acción y cometemos un acto malévolo, en su momento, las leyes físicas también actuarán sobre nosotros; no sabremos cuando vendrán estos efectos pero podemos estar seguros de que vendrán. Por consiguiente, cada uno de nosotros es dueño y causante de su destino, sea como sea el presente como efecto de nuestro pasado.
La mente es creadora y poderosa, un pensamiento puede influir a otras personas según sea su naturaleza. Toda acción del hombre tiene su origen en su mente, lo mismo que todo lo que ha creado también ha sido gracias al pensamiento. Por esta razón se dice que así como el hombre piensa así es él, por consiguiente, si queremos comenzar a cambiar nuestro destino o karma debemos empezar por gobernar nuestra mente para que sus pensamientos sean creadores de bien. Controlando la mente podemos controlar los deseos y sentimientos y, como efecto, las acciones, pero además, sabiendo que esos cuerpos pertenecen a los mundos superiores, quien desea cambiar su carácter y, por tanto, su destino, debe saber que podrá hacerlo también después de la muerte. Las ideas y pensamientos de una vida serán las tendencias mentales para la próxima pero también serán la causa que lleve al hombre a la región del los mundos del pensamiento y del deseo que le corresponda. De alguna manera, las leyes hacen que los pensamientos y los deseos modelen al hombre después de la muerte y que sean la causa principal de su reconocimiento y del lugar donde la haga.
Sabemos que los pensamientos cumplen la misión encomendada cuando van dirigidas hacia alguien, pero también que son atraídos por otros que piensan en hechos de la misma naturaleza. Así es que, si un pensamiento de maldad creado por nosotros, crea un impulso de acción para que otra persona cometa un delito, estaremos unidos a esa persona por el karma y en un futuro nos relacionaremos para afrontar nuestra deuda. Si no fuera así, en algún momento tendremos algún problema o perjuicio imprevisto y, aunque como hombres no comprendamos porqué nos ocurre eso, nuestro Ego sí lo entenderá.
Karma también tiene en cuenta (además de los sentimientos, deseos y pensamientos) nuestros actos sean en la forma que sean, es decir, un mal hábito como efecto de repetir una mala acción; el mal uso de la energía vital como efecto de la función creadora, (sexo) de la palabra hablada (crítica, injurias, etc.); el mal ejemplo que damos; nuestra colaboración o no respecto a la sociedad; el cuidado y la responsabilidad de nuestro cuerpo físico; etc. De esta forma podemos ver cómo quien siembra dicha recoge felicidad en el mismo mundo donde lo hizo afectando en bien a los demás. Una persona puede crear de manera altruista una guardería para niños necesitados y otro puede hacer algo similar pero no pensando en los niños sino en obtener renombre, pues bien, los dos recibirán su recompensa física en una vida futura, sin embargo, el desarrollo de su carácter no tendrá la misma respuesta por parte de karma. Cada uno nace en la familia y posición económica y social que le corresponde según lo que hizo en el pasado y eso será una prueba e influirá de nuevo en su carácter y destino. Una persona puede disfrutar de lo material porque benefició a la sociedad en otra vida pero si su carácter no fue lo suficientemente noble tampoco será feliz en su riqueza. El que crea miseria recibe miseria pero si esa misma persona cambia su carácter, en la próxima vida será feliz en su miseria. De ahí la necesidad de dar importancia a la formación de un buen carácter. Un mal hecho sin mala intención no es lo mismo que cuando hay mala intención, así mismo karma tampoco considera similar al motivo que a la acción. Una mala acción tendrá un efecto perjudicial sobre la persona causante pero en sentido físico y hasta que el karma se agote, pero posiblemente sin que la persona haga nada por regenerarse; sin embargo, el motivo (los motivos) crea carácter bueno o malo y éste, a su vez, tendrá un efecto regenerador en el futuro y muy en particular después de la muerte.
El carácter, como resultado del karma acumulado, se puede cambiar de acuerdo a la voluntad y a la fuerza mental con que se ha creado, claro que unos lo transforman más fácilmente que otros. La persona que piensa reiteradamente en robar terminará robando, bien por su propio pensamiento o bien por el de otros que piensen como él, pero lo curioso es que lo hará impulsivamente porque es su carácter. En estos casos vemos como cambiar un mal hábito, o lo que es lo mismo, el carácter, es tan simple como crear pensamientos de naturaleza contraria, lo que estimulará a la mente y al Alma a elegir otro camino mejor. Un mal hábito crea limitaciones en el destino pero siempre tenemos el libre albedrío para actuar de otra manera en esas limitaciones, de tal forma que al final las vencemos. Algo similar ocurre con las tentaciones, cuanto más las resistamos razonando e intentando buscar la victoria sobre ellas, más fuertes nos hacemos y antes las venceremos.
            La Ley del Karma nos trae el resultado de lo que hemos sembrado a nivel personal e individual, pero como nuestras causas en pensamiento, acciones, sentimientos y deseos afectan a los mundos donde estamos evolucionando, producen, queramos o no, un efecto que los altera y que repercute en los demás; por tanto, se puede considerar también una Ley Universal. Lo mismo que entre los humanos hay solidaridad, indiferencia o dependencia mutua, así la Ley distributiva del karma responde con progreso, alivio o sufrimiento. Pero no debemos olvidar que todo parte de “un” o de “los” individuos cuyas obras van repercutiendo progresivamente en los demás. De hecho, el estado social actual en relación con el de, por ejemplo, la Edad Media, es el resultado de todas las causas individuales que han repercutido sobre la sociedad. Esto quiere decir que, puesto que hay infinidad de personas que les sobra dinero para comer y para otras muchas cosas mientras que hay otras que no tienen ni para comer, hasta que la balanza no se equilibre, karma actuará como corresponde para buscar la igualdad para todos pero a través de la reencarnación y del destino de cada individuo.
            Si lanzamos una piedra a un estanque donde el agua está serena y tranquila, produciremos una serie de ondulaciones desde el centro hacia el exterior hasta que, cuando lleguen a la pared del estanque, intenten volver hacia el centro desde donde partieron hasta que al final todo vuelva a estar sereno como al principio. ¿Qué ha ocurrido? Que el efecto ha actuado de manera que ha vuelto a crear la armonía y el equilibrio que había. Esa es la Ley del Karma la que, utilizando las fuerzas puestas en movimiento y llevándolas al punto de origen, restablece el equilibrio. Así las obras de cada individuo reaccionarán sobre él como un boomerang y con la misma fuerza e intención que fueron creadas. Se podría decir que la Ley del Karma es fría y que no tiene moral, pero también podemos asegurar que el sufrimiento es el efecto de la falta de armonía, y como la falta de armonía procede del egoísmo, Karma devuelve a cada uno lo que le corresponde sin tener en cuenta lo moral; sin embargo, sus efectos elevan la conciencia del ser humano.
            Un análisis superficial de lo que estamos tratando nos viene a decir que somos nosotros nuestros propios salvadores gracias a la emancipación del Ego y al dominio que existe sobre nuestra naturaleza inferior. Pero aunque el perdón exista no hay la menor duda de que es el restablecimiento de la armonía, después de sufrir los efectos de nuestras causas, la que nos hará libres. Cualquier persona puede hacer un mal a otra de tal manera que le afecte a su economía o a sus asuntos, pues bien, aunque después, el primero le pida perdón directamente al segundo y queden en paz para siempre, algún día tendrá que sufrir los efectos de los daños materiales que le causó. El mal que produce una infracción y una desarmonía en los asuntos de las personas y, en definitiva en el Universo, debe repercutir como efecto del karma y en forma de lección hacia su creador con la intención de beneficiarle en su propio desarrollo. Dijo San Pablo: “Trabajad en bien de vuestra propia salvación. Lo que un hombre siempre, aquello recogerá.” Esta es la Ley de Retribución que recompensa el mérito y que castiga el demérito; la Ley que crea cada nueva personalidad y destino de cada vida pero que, al final, hace que el Ego absorba todo el fruto de cada vida y que ya no tenga que renacer más.
            Nosotros nos hemos hecho a nosotros mismos gracias al progreso que hacemos en cada vida y así seguirá siendo gracias también a ese aporte original que hacemos antes de nacer para poder crear nuevas causas en cada vida; lo que bien merece una correcta y profunda meditación para poder vislumbrar cuál debe ser nuestra actuación en la vida. No hay ningún destino, salvación o condenación fuera de nosotros porque nosotros somos su origen y seremos la causa final. El estado o conciencia de nuestro verdadero Yo cambia después de cada vida, pero son nuestros actos los que harán que renazcamos siempre que haya motivos materiales y egoístas que debamos sufrir y superar. El hombre está creando su futuro destino desde que nace hasta que muere, pero ese destino tendrá como base el hecho de que nosotros razonemos y tengamos la buena voluntad suficiente como para actuar con nuestros mejores sentimientos y deseos y con una mente puesta en los más elevados ideales y aspiraciones. El hombre animal y materialista es el enemigo y mientras ese enemigo exista habrá una guerra entre el bien y el mal y, por tanto, tendrá que intervenir la Ley del Karma para restablecer la armonía.
Nosotros somos quienes nos castigamos y premiamos y la única manera de superar estos efectos es, como he dicho, con buena voluntad, discernimiento y elevadas aspiraciones e ideales ya que, al no conocer los designios o el “Plan de Dios”, siempre podemos pecar por ignorancia. Sí, la ignorancia es un gran enemigo de la humanidad pero el deseo y la búsqueda del buen obrar con el prójimo y el conocimiento de las Leyes de Renacimiento y Consecuencia siempre vendrán en nuestra ayuda. Es decir, quien no conoce esta enseñanza puede maldecir a Dios por haber tanta pobreza en el mundo pero quien la conoce comprende por qué es así y colabora con Dios. La Ley del Karma no actúa en la eternidad porque en realidad es “acción y eternidad”, no es la ley que mata a una persona en determinadas circunstancias sino el acto personal de esa persona colocada por sí misma en el lugar donde esta Ley impersonal debía de actuar. Porque karma no prejuzga ni castiga a nadie ni sobre nada sino que es el hombre quien crea de muy diferentes formas en los tres mundos, y karma ajusta los hechos con los efectos para que todo vuelva a la armonía original y a un equilibrio estable.
Pero esta Ley no anula la libertad intelectual individual o el libre albedrío, como tampoco el hecho de que el hombre investigue cuáles son los designios de Dios o que pueda trabajar y desarrollarse como Espíritu que es. La persona que a través de estas enseñanzas descubre  la Verdad, se dará cuenta de que su deber es trabajar por el bien de la humanidad, porque trabajando por la humanidad también trabaja para sí mismo. No podemos culpar a Dios por el sufrimiento que muchas personas tienen como no se puede culpar al padre que, haciendo todo lo que puede por su hijo, éste se mete en la droga; es más, cada uno renace donde elige y con quien tiene afinidad según lo que haya hecho en su anterior vida. Si una persona no quiere trabajar y, aún en contra de la voluntad de su padre, se dedica a delinquir y a hacer daño a otros, en la próxima vida renacerá donde y con quien deba para que le facilite las circunstancias donde pueda recibir lo que merece. Y si un país no busca ni se interesa por el progreso material, científico, etc., y sus habitantes se pasan toda la vida rezando o soñando, después de la muerte no tendrán sufrimientos pero en la próxima vida no tendrá nada con que sobrevivir ni progresar con tal de que se esfuercen. Es decir, quien no desea estudiar ni trabajar no tendrá futuro y terminará mendigando.
Quien conoce y trabaja de acuerdo a la Ley del Karma mejora su vida en todos los sentidos, se crea un destino futuro mucho más elevado y prometedor, y está colaborando con la obra de Dios y ayudando a la humanidad. No nos olvidemos que nuestras palabras, actos y, más importantes aún, nuestros sentimientos y pensamientos, afectan a quienes nos rodean y a la humanidad en común lo mismo que una gota de agua altera el volumen de un lago. De todo ello, por muy pequeño que sea, tenemos que dar cuenta y recibir su recompensa o castigo. Un mal pensamiento que ha actuado como la gota que colma el vaso en una persona a punto de cometer una locura, repercutirá como un castigo en su creador y lo mismo ocurre con los sentimientos de odio, venganza, etc.
Alguien puede preguntarse, aún sabiendo lo que es la personalidad y la individualidad, (Ego) que por qué tiene que ser castigado el Ego en una vida por algo que hizo la personalidad en otra pasada. Recordemos que la personalidad que renace tiene su origen en el Ego, que es el resultado de todas las vidas pasadas y que también, por tanto, recoge todo lo bueno con lo que, después, intenta manifestarse. ¿Se puede culpar a nuestros zapatos de los errores que cometemos a lo largo del día? ¡No! La personalidad de una vida se aniquila pero no por eso no tiene responsabilidad el Ego que es quien mantiene la memoria y los átomos-simiente de esos cuerpos y los utiliza para progresar en cada vida a través de las experiencias. ¿No es el Ego quien se manifiesta en la personalidad a través de la voluntad, de la intuición, como conciencia, y otros aspectos en forma de reminiscencias, premoniciones, etc.? Sin embargo, ha de quedar perfectamente claro que no es al Ego a quien se le castiga después de la muerte puesto que el Ego no es quien pasa por el Purgatorio cargado de pecados. El Ego vive en un mundo subjetivo y no es en ese mundo donde tiene que recibir la enseñanza (castigo) de sus errores, sino que debe ser en el mundo objetivo, en la Tierra. Así, el Ego progresa en cada vida gracias a la personalidad que él hace renacer pero que, a su vez, es el resultado de todos sus anteriores renacimientos.
Pero lo mismo que la Ley de Consecuencia y el Karma se encargan de “castigar” también lo hacen de que el Ego y la personalidad reciban lo bueno que se merecen, el primero en el estado post-morten a partir del Primer Cielo, y la segunda cuando desciende para renacer que es cuando se despiertan todos los poderes adquiridos en sus vidas pasadas incluyendo las virtudes de la última. Así actúa la Ley justa del Karma y la de Retribución, actuando equilibradamente pero haciendo que se pague incluso el más mínimo pensamiento ¿o no dijo Cristo que quien mirase a una mujer con deseo (carnal) estaba cometiendo adulterio? Y de esa misma forma estas Leyes Divinas hacen que el Ego renazca entre las personas que perjudicó a través de su última personalidad para experimentar las consecuencias. Es la individualidad quien recoge el fruto en la Tierra y no la personalidad que no recuerda nada ni tiene culpa de lo que hizo su antecesora; esta es la explicación al porqué de la existencia de personas pobres y ricas, felices e infelices, con suerte y desafortunadas, etc.
Como podemos ver, cuanto más conocimiento de las leyes de la naturaleza o Leyes Divinas, más grande se hace el sentimiento de libertad y más vamos descubriendo nuestra naturaleza interna, la cual, nos ayudará a ser nosotros mismos y a imponer nuestra voluntad ante cualquier circunstancia. Veamos la Ley del Karma y nuestra actitud ante las circunstancias constantes de la vida. Todo en el universo es energía, el electrón, los astros, la electricidad e incluso el hombre por medio de la energía solar y su cuerpo vital es un depósito de energía. La humanidad está transformando constantemente dicha energía, bien sea por el simple movimiento del cuerpo o bien por la creación de pensamientos y sentimientos; lo que significa que sus actos, en cualquiera de los tres aspectos mencionados, afectan a sus propios mundos (físico, de deseos, mental) y a los habitantes que hay en ellos. Ahora bien, como vivimos en un mundo creado por Dios donde las fuerzas que actúan también son Sus fuerzas y se supone que deben ser utilizadas para bien, resulta que cada vez que utilizamos esas fuerzas, para bien o para mal, estamos ayudando o entorpeciendo el Plan de Dios y nuestro propio destino. Por eso debemos entender al Karma como la relación de Causa y Efecto establecida para actuar en la medida que el hombre utiliza y transforma la energía de los mundos donde evoluciona.
De esta forma podemos comprende que cada vez que hacemos uso de la energía en las diferentes modalidades que podemos hacerlo y siendo igual que sea para bien o para mal, karma entra en acción para producir un resultado. Como es natural, dependiendo de a qué cuerpo y mundo afecten nuestras creaciones, podemos asegurar que las buenas acciones en el mundo físico traerán bienestar y felicidad material en el futuro, mientras que lo que afecte negativamente a otros nos traerá sufrimiento en diferentes formas; las causas positivas respecto a otras personas, como es la simpatía, relacionadas con el cuerpo y con el Mundo de Deseos traerán satisfacciones, pero el anti socialismo y la antipatía con otras personas nos traerán tristeza y disgustos; la verdad y la investigación de lo oculto con el  deseo de progresar en el sendero traerá inspiraciones, mientras que la crítica y lo que sea ir en contra de actuar en verdad, traerá depresiones; por último y desde el propio mundo del Ego, las aspiraciones e ideales elevados traerán ideas abstractas para el desarrollo en todos los sentidos. Así es que, toda causa negativa que en cualquiera de los mundos afecte al equilibrio de otro, debe ser vuelta a equilibrar por el que ha perturbado o causado el daño.
Supongamos que dos personas se encuentran a otra tirada en el suelo con algún mal síntoma en la salud, una de ellas se compadece y de forma altruista y con sus mejores sentimientos hace todo lo que puede por ella en el sitio donde lo han encontrado; el segundo, por su parte no se interesa de la misma manera pero termina por llamar a un taxi y llevarle al hospital. Bien, además de que ambos realizan una buena acción en el mundo físico y por tanto obtendrán su recompensa, el segundo la obtendrá más en sentido de bienestar físico o mejora material, pero el primero recibirá la recompensa en forma de felicidad en el Primer Cielo. Con la enseñanza de estos últimos párrafos solo quiero dejar claro que cada uno de nosotros estamos creando causas constantemente (con hechos, con la palara, con el cuerpo de deseos y con la mente) las que, queramos o no, tendrán un efecto sobre nosotros. Por tanto y sabiendo que estamos evolucionando a través del Renacimiento y de la Ley de Consecuencia, podemos admitir que, en la mayoría de los casos, el hombre no actúa erróneamente o con maldad porque sea perverso, sino porque está poco evolucionado, porque es ignorante de estos conocimientos, y porque no tiene apenas control sobre sus cuerpo de deseos y mental.
            Pero los Señores del Karma, los Ángeles que administran esta ley de justicia, ni castigan ni premian, solo aplican las fuerzas del pasado del hombre de manera que le puedan ayudar lo mejor posible en la próxima vida. Aunque en el destino haya alegrías y tristezas, estos administradores tienen siempre presente que el objeto de la vida no es la felicidad ni el disfrute de lo material sino alcanzar el desarrollo previsto en el Arquetipo creado por Dios. Cuando decimos que los Ángeles administran el karma estamos diciendo que son ellos los que eligen y confeccionan el destino en todo lo que respecta a las necesidades evolutivas y pago de deudas. Quiero decir, si esa persona necesita un cuerpo fuerte porque tiene que tener una profesión que lo requiera; si tiene que tener cierta debilidad ante la enfermedad porque debe de padecer algo en concreto; si tiene que desarrollar el espíritu, etc., le pondrán oportunidades de diferentes formas y lo mismo respecto a la familia, lugar de  residencia y otros lugares que deba frecuentar para relacionarse con quien deba. El Ego fabricó los ladrillos en su anterior vida (impedimentos, felicidad, sufrimiento, bienestar, etc.) los Ángeles le construyen la casa que le corresponde en la próxima vida pero con la intención de que evolucione lo más pronto posible.
            Además  del karma engendrado por cada individuo, cada uno de nosotros estamos creando un karma que repercute en los demás como karma colectivo. Lo que le ocurre a un país como tal es efecto del karma creado por los habitantes de ese país y lo mismo ocurre con el líder de una secta, el padre de familia, el presidente de un gobierno, etc. Nuestros pensamientos, deseos y decisiones que tomemos como parte de un grupo de personas (familia, sociedad, religión, etc.) afectará a los demás. Una persona buena, altruista y servicial nace en una familia pobre y por diferentes circunstancias alguien que le aprecia le deja parte de su herencia (como karma de otra vida) gracias a la cual él la comparte con su familia como un acto de altruismo. Una catástrofe puede terminar con la vida de una cantidad de personas que juntas hicieron una matanza en otra vida. El egoísmo por ganar dinero hace que un conductor de autobuses trabaje muchas horas y esto, a su vez, que tenga un accidente, si algún viajero tiene pendiente una deuda de morir en esas circunstancias,morirá y si no es así, salvará la vida milagrosamente. Como podemos ver en estos ejemplos, los Ángeles del Destino ajustan el karma según las necesidades de desarrollo y las deudas pendientes muy sabiamente y aprovechando todas las oportunidades.
            Una persona tiene que sufrir una enfermedad hereditaria como karma maduro, pues nacerá en una familia que tenga problemas en el sistema nervioso y en la parte que corresponda para que lo herede y así forme el cuerpo etérico kármico ya ideado. Un Ego poco evolucionado que en su anterior vida se dejó dominar por vicios y no tuvo aspiraciones elevadas que le beneficiaran después de la muerte, nacerá en una familia similar para que pueda atraer materia grosera y donde el sistema nervioso sea débil, de esta forma y a la vez, aprenderá también muchas lecciones de ese ambiente.
            Hay otro karma llamado grupal en el cual a veces surgen hechos imprevistos como imprevisto es un suicidio de alguien que no puede afrontar su propio y duro karma del pasado. Por ejemplo: Una persona que, como quien escribe, en esta vida está continuando una enseñanza que puede acelerar en gran medida su desarrollo y que, en su inquietud y búsqueda, encuentra a algún “Maestro” que no estaba en su destino; o un chico joven que debe nacer en un barrio bajo donde hay delincuencia y droga puede verse relacionado con personas que nada tienen de otras vidas con él y sin embargo le pueden hundir su vida presente; o un mando militar se puede ver en un conflicto junto a unos soldados con los que nada tiene del pasado; o una persona que siendo líder de una religión o secta sus ideas radicales puedan perjudicar a terceros; o bien, alguien (de los muchos que hay cada vez más) que quiere ser protagonista o buscar notoriedad o fama dentro de una escuela de ocultismo y diciendo que tiene poderes o que es un iniciado o contactado de los Maestros, incita a sus oyentes (con poco discernimiento para ver la Verdad) a hacer determinadas cosas que están en contra de las ideas morales y espirituales de la mayoría de las personas.
            Cuando es el caso de un grupo importante de la sociedad o incluso las acciones de un número de personas de un país contra otro, así como los accidentes y catástrofes donde mueren cientos o miles de personas, hay que buscar la explicación en el karma grupal del pasado. Los accidentes no existen salvo cuando es un acto voluntario (causa nueva) de una o varias personas incluyendo los casos en que ellos mismos han minimizado su poder de razonamiento y caen en lo más bajo de su cuerpo de deseos (droga, alcohol, ira, venganza, etc.) La Ley del Karma también tiene que administrar los daños que se hacen las personas en las guerras y otros casos como es el de las muertes grupales donde no se pudo recopilar la película de la vida, entonces y entre otras fórmulas, se soluciona con epidemias, catástrofes y accidentes importantes.
            Otro ejemplo de cómo actúan las Leyes Divinas con tal de enseñarnos a buscar el desarrollo es el caso contrario a cuando una persona tiene aspiraciones y ideales elevados. Sabemos que los anhelos y aspiraciones aquí en la Tierra son satisfechos en gran parte en el Cielo y que lo que aprendemos  y por lo que nos preocupemos allí tendrá oportunidad de ser aquí en la siguiente vida. Pues bien, la persona que no se ha preocupado por sus deberes, por su desarrollo e incluso por buscar algo de la Verdad, se verá en un Cielo monótono y poco feliz, pero además, si allí tampoco tiene aspiraciones de desarrollo más o menos importantes, en la vida próxima, nacerá con “defectos” en su cuerpo por no haberse preocupado de trabajar en él para conseguirlo; así enseña karma que también nos debemos preocupar por perfeccionar nuestro cuerpo y buscar siempre la elevación y el desarrollo. El que en esa vida adquiere un conocimiento y lo enseña a otros o lo utiliza para beneficiar al prójimo, está sentando las bases para que en su próxima vida tenga más facilidad de comunicación oral o escrita, es decir, los Ángeles del Destino le facilitarán las cosas para que siga haciendo lo que desea y las Jerarquías que ayudan en la construcción del arquetipo en el Mundo del Pensamiento y del molde etérico, lo crearán de tal forma que sus manos y su órgano vocal le sirva para ello. Por el contrario, los que metidos, por ejemplo, en el mundo del ocultismo, solo desean conocimiento para satisfacción de su curiosidad y para fanfarronear que saben mucho o de que son iniciados, en fácil que en la próxima vida nazcan con algún impedimento para hacer lo mismo.
            En este último ejemplo puede que la persona sea ignorante de esas leyes, pero la lección que se le ha ofrecido para que aprenda y que no ha sabido aprovechar enseñando la Verdad a los demás, pasará factura. Cuando el Ego va a renacer encontrará el material que sea afín a su destino y si en esa vida tiene que padecer un problema o debilidad mental por dejarse llevar por el sexo (energía creadora), por abusar de otros con su mente o por el mal uso de la palabra, (también creadora) estará impedido para obtener materia sana y fuerte para la construcción de su futuro cerebro; como consecuencia no tendrá impulso, incentivo y quizás ni deseo de vivir la vida como los demás. Pero el Ego no es inconsciente de todo esto, y aunque desee enviar determinados impulsos a su cerebro y a su sistema nervioso no lo conseguirá si ha sido impedido para ello.
            El karma, la Ley de Consecuencia o Retribución, lleva actuando sobre la humanidad desde que desarrollamos el cerebro, es decir, desde que comenzamos a ser humanos con conciencia individual aunque más guiados aún por un instinto similar a los animales. Desde y a partir de entonces la humanidad ha cometido los crímenes más atroces porque, además de malvados, desarrollamos muy pronto la astucia que después utilizamos para el mal. Por consiguiente, no existía el Cielo para nosotros, solo había “infierno” y purgatorio y, aunque Cristo hizo una gran obra para “salvar a los pecadores”, aún tenemos grandes deudas y obligaciones pendientes que debemos devolver en forma de amor, altruismo y fraternidad. Esta deuda del pasado, cuya representación en ocultismo se llama “El Guardián del Umbral”, la debemos pagar porque, como está escrito: “Los molinos de Dios muelen despacio, pero muelen muy fino.” Como entre dos vidas y antes de descender para renacer, se nos ofrece la posibilidad de escoger entre varias posibilidades o vidas, ocurre que si el Ego ha evolucionado mucho, escogerá un destino duro y difícil con tal de ir eliminando esa deuda del pasado. Pero también se dice que: “El Señor atempera el viento para la oveja trasquilada” así es que los Egos poco evolucionados cuya debilidad no aguantaría esas deudas tan duras, se les facilita un destino más fácil de superar ; aunque claro, tardarán más en alcanzar la perfección.
            Como vemos, quien crea que por el hecho de morir ya se han borrado sus deudas, está muy confundido. Una persona puede comprometerse a ser padre de otro Ego (con el cual tiene ya relación) con la intención de facilitarle bienestar, felicidad, cariñó, etc. Pero si resulta que esa persona cae en el alcohol y se gasta el dinero y le maltrata, no solo no ha cumplido con su compromiso sino que, además, se ha creado una serie de deudas para el futuro. Cuando este hombre pase por el Purgatorio sentirá el sufrimiento de no poder consumir alcohol más el sufrimiento que hizo a otros como es el caso de su hijo. El sufrimiento borrará esos hechos de la memoria y renacerá sin ningún recuerdo pero el lazo que ha creado en forma de deuda debe eliminarse por medio del amor y del servicio a ese o a esos Egos. Le ofrecerán la manera de saldar esa deuda de esa manera pero, si tampoco aprovechara la ocasión, se vería obligado a hacerlo con otros Egos; pues la intención del karma es que desarrolle el amor hacia los demás. Los daños que nos causamos unos a otros debemos saldarlos con un sentimiento de amistad universal, con amor y de forma altruista; las deudas de comisión son pagadas en el Purgatorio  pero las de amor, servicio, amistad, etc., se deben liquidar en futuras vidas.
            La Ley de Consecuencia actúa sobre nuestro karma, ya no solo respecto a las causas específicas sino también globalmente respecto al comportamiento en una vida. Hay quien piensa que por el hecho de dar oportunidades de mejorar a sus trabajadores, de pagarles un buen sueldo, de dar limosnas a las personas que lo necesitan y de ser un padre y marido moral y cumplidor de sus responsabilidades como tal, ya tiene ganado un cielo donde será inmensamente feliz. Sabemos que el Purgatorio se encuentra en las regiones inferiores del Mundo de Deseos y el Cielo en las tres superiores, pues bien, en la cuarta región (intermedia) donde el sentimiento es más intenso, es donde van esta clase de personas. Veamos por qué: Esta clase de personas que, aún siendo morales y educadas, hacen sus deberes pero están con la mente en sus negocios o asuntos materiales, no van al Purgatorio porque no han hecho nada malo y no tienen nada que purgar. Pero tampoco van al Cielo porque no se han entregado ellos mismos con sus dádivas, por lo que no pueden recibir la felicidad del mismo como recompensa material. Estas personas no suelen ver que el verdadero valor de las dádivas y de las obras altruistas está en hacerlas con amor, por tanto se encontrará en esa cuarta región con un sentimiento de monotonía y aburrimiento porque allí no hay nada material ni negocios por qué interesarse. La felicidad en el Cielo también procede de las causas altruistas que hemos hecho aquí en la Tierra pero que han ido acompañadas de un espíritu de amor y fraternidad. Incluso sin dar una ayuda económica a otro se puede ganar el Cielo si le ayudamos moralmente y de corazón con nuestras palabras y buenos consejos. Así es que, la enseñanza que nos trae esta cuarta región del Mundo de Deseos es que debemos de hacer algo que sea verdaderamente importante para los demás y desde el punto de vista espiritual. Actuando así nos ganaremos el Cielo y, además, nos facilitarán más oportunidades de progreso en la próxima vida.
            Los grandes seres que administran las Leyes Divinas tienen un desarrollo espiritual y una sabiduría que están muy por encima de nuestra compresión, hay quien piensa que actúan de forma fatalista y bajo el principio de “ojo por ojo y diente por diente” pero nada más lejos de la realidad puesto que su  principio es el Amor. Sí, es cierto que cuando alguien tiene un destino o deuda madura que cumplir, por mucho que quiera huir, estos seres hacen que no lo consiga. Pero también es cierto que estas Leyes no buscan la venganza, sino al contrario que buscan enseñarnos y protegernos para que podamos evolucionar más rápidamente. Frente a la teoría fatalista, sin embargo, está la teoría espiritual que aboga por borrar algunas deudas pendientes, es decir, cuando la persona se corrige de sus errores, se arrepiente y no vuelve a cometerlos más porque trabaja de acuerdo a las Leyes de Dios, entonces los Ángeles del Destino “borran” esas deudas para que no sufra por ellas. Recordemos que, como está escrito, “En Dios vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser,” por lo que, si es un Dios de Amor no puede manifestar maldad contra sus hijos sino que tratará de enseñarles amorosamente (como nosotros con nuestros propios hijos) a desarrollar lo que en Verdad son, sus hijos a imagen y semejanza.
            Sabemos que cada Ego renace muchísimas veces porque, aunque va desarrollando sus poderes espirituales y en cada vida se le brinda nuevas posibilidades de acelerar su evolución, debe ser así mientras siga creándose nuevo karma. Por consiguiente cabe preguntarse ¿Cómo podemos romper el ciclo de renacimientos y adquirir la liberación? Para responder a eso lo primero que debemos tener en cuenta es que el hombre se ata a las cosas del mundo físico por medio del deseo, y segundo que, aunque sean deseos de disfrutar gracias a los sentimientos y emociones positivas o devocionales, también atan porque esos sentimientos que causan felicidad atraen también al Ego. Es por esta razón que el mayor impedimento para alcanzar la liberación es el objeto del deseo, ya que lo que en realidad se busca es el goce del fruto de ese deseo y de esa acción. En sentido general, el hombre actúa siempre con la intención de conseguir un resultado, y ese resultado o fruto recompensa el esfuerzo lo que, a su vez, le satisface y le ata.
            Pero no nos equivoquemos, el deseo ha hecho que la humanidad esté en el nivel donde se encuentra aún habiéndole utilizado para el mal. El deseo es necesario porque es el incentivo para la acción y la experiencia, sin la cual no podríamos evolucionar. Si hasta ahora el deseo ha hecho que el hombre busque la manera de vivir cada día mejor y que se esfuerce y trabaje para ello, en un futuro, el deseo debe ser el que lleve al hombre a buscar su propio desarrollo espiritual. El deseo nos puede llevar a buscar lo material, la gloria o la fama pero el karma nos da las lecciones que necesitamos para que razonemos y cambiemos nuestro carácter. Se trata, por tanto, de actuar con responsabilidad en el cumplimiento de los deberes pero haciéndolo, además, como un servicio a Dios y a la humanidad para que desaparezca el deseo de posesión y de goce del fruto de la acción.
            Naturalmente que estas explicaciones van dirigidas más bien a las personas que ya han recorrido más de la mitad del sendero y que empiezan a buscar la vida superior intentando llevar una vida fraternal y altruista. Pero, además de no crear karma por el deseo de lo material ni del fruto de la acción, también debemos mirar el pasado para ver si nos hemos creado deudas respecto a los malos deseos, sentimientos y pensamientos contra nuestros hermanos. En ese caso debe haber un arrepentimiento sincero, un pedir perdón si surge la oportunidad y un servicio o donación de la deuda a la persona interesada o a otras si eso no fuera posible; pero ¡claro! sin deseo de recompensa. Se trata simplemente de neutralizar las fuerzas del pasado que nos pueden atar introduciendo causas nuevas de altruismo, benevolencia, fraternidad, etc. Quien manifiesta amor y altruismo neutraliza lo que le pueda venir del pasado y origina buenas causas para el futuro.
            El hombre debe subyugar sus cuerpos y utilizarlos para el bien aunque lo considere un sacrificio, es un deber sacrificar lo inferior a lo superior sin esperar nada a cambio si queremos actuar con la conciencia del Yo superior. Lo mismo que un sacrificio por lo material obtiene resultados materiales, un sacrificio con la intención de colaborar con Dios y ayudar a la humanidad traerá una respuesta de los mundos espirituales. Ver a Dios en todas las partes y en todo motivo es identificarse con Él y es trabajar con y por amor a Él y a su creación, y eso no crea karma que ate al renacimiento. Cuando se utilizan los cuerpos para esto se tiene una vida dichosa donde no se necesita nada y donde no existe el sufrimiento ni la desesperanza. Es aconsejable para el aspirante espiritual que busca su propio desarrollo y el fin del karma que, cuando se levante por las mañanas, se ofrezca a Dios y se sacrifique para que sus pensamientos, palabras y acciones beneficien a los demás y no busquen recompensa. Quien actúa así debe ser consciente de que todo lo que ocurra será fruto de su voluntad y que debe sentir gozo por todo lo que le ocurra puesto que son las Leyes Divinas quienes responden con sabiduría. El sacrificio voluntario aporta felicidad y poder espiritual.
            No quiero terminar este apartado sin hacer alusión a lo que los cristianos católicos llaman el “perdón de los pecados.” Los ocultistas nos hemos, yo diría, malacostumbrado a pensar que, como la Ley de Causa y efecto es tan estricta en su aplicación tenemos que hacer frente irremediablemente a nuestro karma. Digo más, nos hemos tomado tan en serio estas enseñanzas orientales que nos olvidamos de las nuestras cuando aseguran que Cristo vino para morir por nuestros pecados y que, por tanto, si creemos en Él nos serán perdonados. La diferencia entre oriente y occidente está en que oriente solo predica la Ley de Consecuencia y occidente predica también la misma por medio de la frase: “lo que se siembre se recoge” pero además, predica el “Perdón de los Pecados.” Como sabemos, después de la muerte vamos al Purgatorio donde expiamos los pecados que hay grabados en el átomo-simiente que estaba en el corazón, sin embargo, cuando un verdadero y avanzado ocultista, cristiano o simplemente una persona devota revisa sus errores cada noche, pide perdón por los mismos y procura enmendarse, entonces, esos pecados de omisión y comisión se borran de ese átomo para que no estén cuando pase por el Purgatorio. Con la Ley de Consecuencia parece como si Dios quisiera vengarse de los pecadores dando exactamente lo que le corresponde a cada transgresor, bien como recompensa o bien como castigo. Pero el objeto de Dios es que aprendamos a obrar bien y con justicia a través de las experiencias de cada vida, por consiguiente, cuando comprendemos nuestros errores, tomamos la decisión de superar esos defectos, nos arrepentimos, y aprendemos la lección, ya no hay necesidad de castigo. El Perdón de los Pecados existe, la oración, la reforma y el arrepentimiento son su base y, si lo llevamos a la práctica, nos evitaremos mucho sufrimiento después de la muerte.
            Debería ser un deber de cualquier autoridad competente (maestros, padres, gobiernos, etc.) facilitar el desarrollo espiritual o, al menos, procurar mejorar la sociedad para que no se vea tan fácilmente tentada y para que no caiga en los peores vicios que hoy conocemos. Aun estamos muy lejos de que esto sea así, y por eso y entre otras cosas, sería muy importante que determinadas personas admitieran la existencia del renacimiento y el karma. Lo mismo que cada uno de nosotros colaboramos en la formación de los arquetipos del medio ambiente que se encuentran en el Segundo Cielo, también aquí deberíamos trabajar para que el prójimo no caiga en tantas tentaciones y en el mal que nosotros mismos hemos creado.

EL DESTINO Y EL LIBRE ALBEDRÍO

            Antes de que el Ego, el Yo que utiliza el cuerpo mental para manifestarse a través del cerebro y del sistema nervioso, comenzara a utilizar su mente para lo que actualmente llamamos razonar, solo respondía a las vibraciones más lentas del mundo físico. Su falta de sensibilidad le impedía percibir algo de lo que hoy conocemos como moral, ideales elevados, intelectualidad, etc., por tanto solo actuaba de acuerdo a sus intereses más bajos, aunque naturales entonces. Pero más tarde, este pensador comenzó a darse cuenta, a través del uso de la mente, de que había algo superior que le inclinaba a actuar de una manera diferente y más positiva. Entonces se inició la lucha del Ego para poder gobernar a la personalidad y no fue de otra forma que utilizando la voluntad y el libre albedrío. Desde entonces, el cerebro, el sistema nervioso y, en definitiva, el hombre, trabaja con vibraciones más elevadas a través del pensamiento; es decir, se está haciendo a sí mismo un instrumento del Alma.
            La voluntad y el pensamiento son los medios más poderosos que tiene actualmente el hombre para evolucionar y por tanto para crearse un buen o mal destino futuro. La voluntad y el libre albedrío siempre nos permiten elegir entre hacer el bien o el mal pero, como la voluntad se manifiesta a través de los diferentes cuerpos, hay varias opciones que tienen diferentes resultados. Ya sabemos que nuestro verdadero Yo, el Ego, funciona en las regiones superiores del Mundo del Pensamiento, o dicho de otra forma, está conectado a sus cuerpos desde una porción de materia de ese mundo que ha especializado en la periferia de su cuerpo mental. Allí recibe las impresiones del mundo externo gracias a los sentidos físicos que están íntimamente unidos al cuerpo etérico, a los que se unen los sentimientos y emociones que como respuesta emite el cuerpo de deseos y que, por último, se refleja todo en la mente.
            La respuesta del Ego ante un impacto que procede del exterior es crear una conclusión o idea respecto al tema que corresponda. Esta idea se rodea de materia de la región concreta del Mundo del Pensamiento y, ya como un pensamiento forma, se manifiesta como sigue: Se comunica con el cuerpo de deseos para que emita un sentimiento como respuesta; a su vez, éste puede despertar interés en la persona, el cual puede ser de atracción o de rechazo. Cuando el sentimiento que ha despertado el interés es de atracción el pensamiento se envuelve con la materia del cuerpo de deseos que corresponda (según sea el sentimiento y el interés) y actúa sobre el cerebro etérico para activar los impulsos correspondientes sobre los centros cerebrales, el sistema nervioso y los músculos; así se ejecuta la acción como respuesta y queda grabada la imagen en el éter del cuerpo etérico.
            Supongamos que el impacto que llega al Ego es la imagen de un animal herido que necesita ayuda, y supongamos también que el sentimiento, en este caso, despierta una actitud de repulsión. Los hechos suelen ser los siguientes: La voluntad unida al pensamiento lucha contra el cuerpo de deseos por no estar en sintonía, es decir, la conciencia o naturaleza superior lucha contra la inferior intentando cada una por su lado vencer a la otra. Si la voluntad y el pensamiento son fuertes llegarán a los centros cerebrales como en el caso de la atracción y se consumará la acción que la voluntad (el Ego) quería quedando grabada la lucha también en el éter reflector del cuerpo etérico uniéndose así a lo que llamamos memoria subconsciente. Si gana el cuerpo de deseos porque consigue agotar la vitalidad puesta en el pensamiento, entonces ganará la repulsión y la persona se marchará sin ayudar al animal herido. Naturalmente que este hecho también queda grabado como todo puesto que todas estas imágenes son necesarias para extraer la esencia de la vida en el estado post-morten.
            Como podemos ver, cuando la voluntad se alía con la razón (mente) o lo que es lo mismo, cuando el Ego utiliza el discernimiento con la voluntad de progresar en Espíritu, terminan imponiéndose sobre el cuerpo de deseos que representa la naturaleza inferior del hombre. Cuando la mente no se deja dominar por los deseos y sentimientos negativos de este cuerpo, está facilitando la comunicación del Ego con la personalidad, está manifestando su propia naturaleza, y está haciendo que los impulsos del Espíritu sean oídos por el hombre. Está claro que la voluntad y el libre albedrío deben ser una sola herramienta y trabajar junto a la mente para vencer al cuerpo de deseos que es el que nos ata y no nos deja ser libres como deberíamos serlo. Es la única manera de que el hombre sea libre y sepa actuar con sabiduría en su vida cotidiana para que su próxima vida sea más prometedora. Cuando se actúa así vida tras vida nos deshacemos del aspecto inferior del cuerpo de deseos y nos unimos a nuestro verdadero Yo en su propio mundo.
            No es muy común pero es necesario mencionarlo, si algo hay parecido a la aniquilación del Espíritu es precisamente cuando ocurre lo contrario de lo que se debería hacer tal y como se ha dicho en el párrafo anterior. Cuando la personalidad, el hombre, se deja dominar durante una o varias vidas por el, cada vez, más poderoso aspecto inferior del cuerpo de deseos, es decir, se va haciendo cada vez más “animal”, entonces puede llegar hasta el punto de perder su Alma. Esto es algo así como que el hombre actúa dominado por la lujuria, la pasión, y por los más bajos sentimientos y deseos, hasta que llega un punto en que la razón, apenas existente, se desconecta del Yo superior. Estos seres, aún dominados por el egoísmo más puro, por el deseo de poder, astutos y perversos, pueden reencarnar y hacer mucho mal hasta que se desintegran como personalidades.
            Como podemos ver, es importante que el hombre se esfuerce en progresar en cada vida y para ello tiene la voluntad de esfuerzo y la razón que son las herramientas a utilizar cuando su libre albedrío cree oportuno. El hecho de aprender a utilizar el cuerpo como instrumento (trabajo, manualidades, etc.); la mente para estudiar e interesarse por la cultura y practicar el discernimiento; y el desarrollo de sentimientos de amor, fraternidad, compasión, altruismo, etc., son medios a nuestro alcance que favorecen el desarrollo del Alma y nos conceden cada vez más libertad. No olvidemos que cada persona renace con una serie de cualidades y defectos de los cuales debe utilizar las virtudes para crearse otras nuevas y, a la vez, eliminar los defectos aunque solo sea por inanición; es ahí donde mayor importancia tiene el libre albedrío y la voluntad.
            Lo mismo que renacemos con toda una serie de virtudes y defectos, también lo hacemos con los aspectos negativos que nos pueden traer sufrimientos y disgustos y, por otro lado, con los medios que nos facilitarán cierto grado de gozo y felicidad. Pero ¿Cómo podemos utilizar la voluntad y el libre albedrío para obtener cada vez más felicidad y menos sufrimiento? Sabiendo que tenemos tres principales cuerpos para experimentar y evolucionar en la Tierra, debemos tener muy en consideración lo siguiente: Los efectos de los trabajos realizados por los diferentes cuerpos tienen unos efectos que progresan geométricamente según van desde el cuerpo físico hasta los ideales elevados de las regiones donde se encuentra el propio Ego. Esto quiere decir que un acto físico realizado con buena intención y más aún si sus efectos benefician al prójimo, tendrá una recompensa material en la próxima vida. Pero si una persona trae ideales elevados e inspiraciones, no solo puede progresar en sentido material sino que también tendrá éxitos y medios para solucionar los problemas más una serie de oportunidades para el desarrollo espiritual.
            En el grado evolutivo en que se encuentra actualmente la humanidad trae más karma malo que bueno, es decir, más disgustos, problemas o limitaciones, que alegría, trabajos cómodos y libertad de acción. Esto procede del “Banco Universal” donde cada uno de nosotros tiene una cuenta con su correspondiente “debe” y “haber”. Las actuaciones positivas de nuestros cuerpos, más las aspiraciones, ideales, etc., aumentan nuestro saldo, mientras que lo contrario lo disminuye y nos trae problemas, disgustos y toda una serie de fuerzas que harán que estemos en determinadas circunstancias y con determinadas personas que no nos pondrán las cosas fáciles.
            Cuando utilizamos el discernimiento antes de tomar decisiones; cuando nuestro egoísmo no perjudica a los demás como por lo general ocurre; cuando tenemos aspiraciones e ideas espirituales, devocionales y fraternales; y cuando controlamos la mente con la voluntad para no crear mal a nadie, estamos eliminando parte de esas deudas kármicas que tenemos en el Banco Universal como “debe”. Cuando nacemos no lo hacemos con todas esas fuerzas buenas y malas activas, siempre nacemos con algunas más virtudes o fuerzas positivas que negativas para que podamos aumentar nuestro saldo y porque, si fuera al contrario, las fuerzas o karma negativo nos podría vencer y llevarnos al desastre. Así es que, los Señores del Karma nos favorecen para que nuestra vida no sea tan dura y nos dan la oportunidad de mejorar por medio de nuevas oportunidades (causas) que, si sabemos utilizar la voluntad y el libre albedrío, nos facilitarán un mejor destino.
            De todo lo anterior podemos deducir que si del karma total negativo traemos un 25% y del positivo un 30% más las oportunidades que nos ofrecen los Ángeles del Destino de mejorar nuestro desarrollo y aumentar el buen karma, tendremos muchas posibilidades de ir saldando nuestras deudas y aumentando nuestro saldo. Pero no hay que centrarse solamente en las posibilidades u oportunidades. Si cada sufrimiento, problema o limitación la convertimos en resignación, humildad, simpatías, etc. gracias a la rectificación de nuestro carácter por medio de la fuerza de  voluntad y el sacrificio, engrandeceremos nuestro buen karma. Pero si hacemos lo contrario, no sólo aumentaremos el malo sino que agotaremos el bueno, lo que en la próxima vida se traducirá en sufrimiento y dolor. ¿No es ésta razón suficiente para conocernos a nosotros mismos, cambiar nuestro carácter y procurar no hacer mal a nadie en pensamiento, palabra y obra?
            Por lo general y particularmente en occidente, no hay grandes variaciones en los resultados del karma de una vida respecto a otra, se suele mejorar algún grado pero siempre hay altibajos hasta que la persona encuentra el sendero de aceleración por medio de la devoción o del conocimiento oculto. Cuando el hombre comienza a intuir o conocer el Plan de Dios es cuando de verdad acelera su desarrollo espiritual gracias a su fuerza de voluntad y a su libre albedrío. Esta es la explicación al porqué hay un destino para cada persona, la cantidad de karma bueno o malo puesto por los Ángeles del Destino según sus deudas pendientes y según sus necesidades de desarrollo. Sus padres, hijos, profesión, sus amigos, las circunstancias, todo está previsto para que el resultado de la vida sea bueno y, sin embargo, nada de ello va a obligar a una persona a responder de determinada forma. Siempre somos libres y podremos elegir entre hacer el bien o hacer el mal, entre aumentar el karma bueno o saldo o aumentar el malo y crearnos más deudas. Por muy duro que sea el destino siempre tendremos a nuestro Ego intentando aconsejarnos para que desarrollemos nuevas virtudes y para que podamos crearnos un mejor destino.
            El hombre no debe estar dominado por las personas ni por las circunstancias, pero tampoco debe dejar de utilizar su mente y su voluntad con la mejor intención. Aunque dos personas tengan un destino duro y similar siempre pueden ocurrir dos cosas: Primera, que uno de ellos decida luchar con fuerza, optimismo y sabiendo que él mismo puede cambiar muchos aspectos de su vida; y Segunda, que, el otro, desde el primer momento se rinda y piense que no merece la pena luchar porque así está escrito en sus destino. Dos mismos barcos pueden competir en una regata con las mismas ventajas y el mismo viento a favor pero llegará primero quien sea más hábil y tenga más experiencia. Luego entonces no podemos admitir que el hombre se vea manipulado y dirigido de allá para acá aún en contra de su voluntad, sino que es el hombre mismo quien, con su voluntad y libre albedrío puede cambiar su destino en muchos aspectos. Todos tenemos un Poder Interno que, bien utilizado, nos ayudará a cambiar muchas circunstancias de esta vida y otras muchas en la próxima, ese poder es la Voluntad trabajando sobre los ideales elevados y con la intención de espiritualizar el carácter.
            Nuestro origen, como seres humanos, podría compararse a un diamante en bruto el cual, si se le aplica una pasada tras otra en la piedra de esmeril hasta permitir que la luz penetre en su interior, veremos el diamante en todo su esplendor y belleza. Si comprendemos que cada aplicación a la piedra es una vida en la que nos esforzamos en desarrollar la voluntad para colaborar en ese Esquema que Dios ha creado cuyo fin es hacernos a imagen y semejanza Suya, admitiremos que en cada vida estamos desarrollando nuevos aspectos que nos acercan a Él en conciencia y en espiritualidad. Si en cada vida nos esforzamos solo un poco y actuamos y tomamos las decisiones correctas, cada vez mostraremos y tendremos más posibilidades de forjarnos un destino donde, además de obtener bienestar y felicidad, obtendremos mayor dominio propio, más libertad de acción y mayor volumen en la Voz de la conciencia. Recordemos que:

1º.- Las aspiraciones, anhelos e ideales elevados de una  vida se convierten en facultades y
      habilidades en la próxima.

            2º.- La voluntad se convierte en capacidad y poder.

3º.- La repetición de pensamiento en determinada línea o aspecto se convierte en tendencias
     para la mente creadora.

4º.- La experiencia se convierte en conocimiento y éste en sabiduría.

5º.- Las ayudas materiales y el servicio a los demás serán nuevas oportunidades de seguir
      haciéndolo en la próxima vida.

6º.- El servicio y ayuda de forma oral, literaria, moral, etc., traen mayor desarrollo intelectual y
      espiritual.

7º.- Las oportunidades no aprovechadas y el no cumplir con nuestros deberes y
      responsabilidades traerán problemas, limitaciones y aspiraciones frustradas.

Es aconsejable tener siempre presente que:

1º.- Nuestros hechos, respecto a los diferentes cuerpos son la base de nuestro futuro destino.

2º.- Que en lo que pensamos en eso nos convertimos.

3º.- Que los pensamientos son como semillas y se unen y refuerzan para hacer bien o mal en el
      mundo.

4º.- Que podemos cambiar nuestra vida, carácter y destino cambiando nuestra forma de pensar,
      sentir y actuar.

5º.- Que somos nosotros mismos quienes creamos nuestro mal destino cuando nos encerramos
      y obsesionamos con lo negativo.

6º.- Que cuando actuamos consciente y voluntariamente para hacer el bien y  la voluntad de
      Dios estamos trabajando por nuestra propia liberación del renacimiento.

Así es que: “Solo nuestros propios hechos pueden entorpecer nuestra evolución y solo nuestra propia voluntad y libre albedrío puede atarnos al renacimiento.”

LA RESPONSABILIDAD POR NUESTROS PENSAMIENTOS

            Hay un axioma muy conocido en el mundo del ocultismo que dice que “Así como el hombre piensa en su corazón, así es él.” En realidad, bien por nuestros propios hábitos de pensamiento o bien porque tienen su origen en las ideas que proceden de las regiones abstractas, la gran mayoría de los pensamientos son de nuestra propia creación. Sabiendo esto y también que toda acción física tiene su origen en la mente creadora, podemos asegurar que nosotros somos responsables de nuestros pensamientos y de nuestros actos que han sido pensados por la mente e impulsados a su manifestación por el cuerpo de deseos. Sin embargo hay que reconocer que no todos los pensamientos son siempre nuestros, pues, lo mismo que el sonido de un diapasón hace vibrar a otro que esté a su lado por la ley de simpatía, así mismo, nuestros pensamiento pueden atraer o verse atraídos por otros de la misma naturaleza. Lo que significa que cuando creamos malos pensamientos estamos aumentando el mal en todo aquel que esté pensando en algo similar y estamos sembrando la atmósfera de malos pensamientos allá donde nos encontremos lo que, a su vez y de alguna manera, engrandece el mal existente en el Purgatorio. He aquí la importancia de utilizar nuestro libre albedrío y nuestra voluntad para pensar siempre bien, ya que si pensáramos siempre bien actuaríamos siempre bien.
            Utilizar la mente para crear pensamientos buenos de forma voluntaria y consciente tiene muchas ventajas para el propio desarrollo y para la propia humanidad. Si mantenemos pensamientos de amor al prójimo, de fraternidad, altruismo, etc. en nuestra mente, éstos actuarán como un incentivo y terminaremos actuando en esa misma línea de acción con los demás. Por otro lado, nuestra aura cambiará hasta tal punto que sentiremos una alegría interna hasta entonces desconocida, que atraerá la simpatía de las personas que nos rodean. Pero es que, además, como esos pensamientos despiertan sus correspondientes sentimientos en el cuerpo de deseos, veremos a esas mismas personas con otros ojos, a través de una atmósfera de verdadera hermandad, entonces evocaremos lo mejor que hay en ellos mismos. Luego entonces, podemos llegar a la conclusión de que, si no hemos desarrollado determinadas virtudes o cualidades espirituales será difícil que las podamos ver en los demás. Por consiguiente, somos los responsables de nuestros pensamientos como lo somos de los actos que son sus efectos,  y esto debería ser motivo suficiente para meditar sobre el uso voluntario y consciente del pensamiento.

NACIMIENTO DE SUS CUERPOS

            Sabemos que los Ángeles del Karma son los encargados de modelar nuestro destino de acuerdo al arquetipo creado en el Mundo del Pensamiento, al karma individual, y a las necesidades de desarrollo inmediato. Para ello deben crear el nuevo cuerpo etérico que dará forma al físico y que es formado por el espíritu elemental constructor, el cual, bajo la dirección y estímulo de estos Ángeles, copian (en el vientre materno) el molde creado por ellos. El cuerpo físico se forma como una copia exacta del cuerpo etérico gracias a los materiales facilitados por los padres y de acuerdo al karma que ya traiga según dicho cuerpo etérico, por tanto, aquí entra en juego la herencia física. Sin embargo, también el medio ambiente familiar y el carácter de los padres desde el mismo momento de la concepción tienen su importancia, pues no es lo mismo concebir en un acto de amor por un hijo que se desea que concebir en un acto de pasión y de disfrute personal.
Como todos sabemos, el cuerpo del recién nacido se encuentra indefenso durante bastante tiempo, o más concretamente hasta que adquiere fuerza y madurez, de la misma manera, los demás cuerpos del Ego también están ciertos años madurando hasta el momento de su total formación e incluso algún tiempo después. Con el fin de tener algo más claro esto tomaremos como tiempo aproximado para la formación y nacimiento de los cuerpos lo siguiente:

            El cuerpo físico se forma en nueve meses en el vientre de la madre.
            El cuerpo vital o etérico tarda aproximadamente siete años en formarse a partir del nacimiento
del físico.
El cuerpo de deseos hace lo mismo hacia los catorce años de edad.
El cuerpo mental exactamente igual pero a los veintiuno.

El cuerpo vital, cuya forma etérica es formada por los Ángeles del Destino y otros espíritus y elementales, no utiliza todos los éteres que necesita para formarse desde el primer momento sino que rodean el cuerpo físico mientras está dentro de la madre y los va utilizando según su formación hasta su nacimiento a los siete años; luego entonces, el cuerpo etérico o aura de un niño en formación y hasta los siete años, es mucho más grande lo normal. Los Ángeles que intervienen en la creación de este “molde” están relacionados con las cuatro regiones etéricas del mundo físico, de las cuales tomarán la materia necesaria para que un “elemental” creado por ellos mismos se haga cargo de su construcción. Este elemental lo pueden ver los clarividentes dentro de la madre formando el cuerpo físico o incluso antes de situarse en la matriz; suele tomar la imagen del futuro niño o niña. Cuando el feto alcanza el tamaño de esa forma, aproximadamente a los cuatro meses, el elemental y demás colaboradores se centran en la forma y condición que debe adquirir el cuerpo etérico hasta la edad de su nacimiento que es cuando aproximadamente se retiran dejando el trabajo al propio Ego. Ese molde lleva impreso el karma que pertenece al cuerpo físico del futuro ser humano ya que tiene una relación directa con el átomo-simiente del cuerpo físico que es el que atrae la clase de materia que necesita. El Ego penetra en el cuerpo de la madre unos meses antes del nacimiento y, en muchos casos y si su trabajo está muy adelantado, el Ego se hace cargo de su cuerpo.
Mientras se construye el cuerpo etérico y físico es cuando se hacen las dos conexiones que se mantendrán como tal hasta el momento de la muerte, estas son: Primera: La corriente de vida que penetra por la cabeza y se centra en el corazón y que es diferente a la energía que vitaliza a esos cuerpos por medio del bazo etérico y de los chacras, y Segunda: El rayo de la conciencia individual que, relacionado con el Espíritu, muestra el grado de evolución alcanzado y se centra en la cabeza. Este último Rayo o corriente se relaciona con la personalidad a través de los vórtices del cuerpo de deseos y del cuerpo etérico hasta alcanzar el cerebro y el sistema nervioso.
En el nacimiento están todos los cuerpos compenetrados por sus correspondientes materias que serán utilizadas por el Ego para formar lo que va a ser su cuerpo etérico, de deseos y mental. Pero estas fuerzas aún no están activas excepto algunas relacionadas con el cuerpo etérico como es, por ejemplo, las de la excreción y las de la percepción sensorial que hace a los niños clarividentes durante un tiempo. Por este motivo  no hay apenas dolor físico, emociones, percepción de los objetos ni clara visión del mundo físico, no hay razonamiento ni apenas voluntad, etc., sin embargo, el niño es un gran imitador que aprende fácilmente. El medio ambiente de la casa así como los pensamientos y sentimientos de los padres elegidos tienen gran importancia para la familiarización del Ego y para el elemental encargado de la construcción del cuerpo etérico y físico. Aunque aún no tengan la forma como cuerpos, la materia que en  un futuro formará el cuerpo de deseos y el mental, tiene cierta relación con lo que será su condición moral y mental y con las visiones que los niños tienen de los seres que habitan los mundos invisibles. Lo mismo que la humanidad va desarrollando y elevando su conciencia hacia su Espíritu gracias al renacimiento, así el niño recién nacido va desarrollando los cinco sentidos en el orden siguiente: oído, tacto, vista, gusto y olfato.
El desarrollo de los cuerpos de deseos y mental comienza nada más nacer por medio de los impactos externos sobre el nuevo ser, los que producen sensaciones; es decir, el niño comienza a reconocer gracias a los contactos con los objetos los que producen sensaciones placenteras o lo contrario. Estas sensaciones producen imágenes mentales que, además de ser el origen de la memoria, actuarán como medio para crear nuevos impulsos en busca de nuevos placeres y contactos que inicien la actividad mental que irá unida a lo que representa el cuerpo de deseos. Pero la actividad mental en los primeros años de vida no es duradera puesto que el futuro hombre no tiene a su disposición el material necesario, por tanto, se deja llevar por las sensaciones de placer y rechaza lo que, si razonara, elegiría por su propio bien. El bien y el mal son aún desconocidos para el niño y es aquí donde es de suma importancia la educación moral e intelectual por parte de los padres pues, el mismo niño no se formaría igual con unos padres cultos y morales que con otros de los barrios bajos de una ciudad y mucho menos en una tribu de la selva amazónica.
            Los padres deben evitar que un hijo caiga en manos de los placeres, vicios y pasiones como cayó la humanidad hace millones de años cuando comenzaba a desarrollar la mente. Su deber es enseñarle a utilizar la mente para discernir entre lo real o lo ilusorio y entre el bien y el mal. Un hombre debe saber fortalecer y utilizar la voluntad a través del discernimiento de tal forma que su libre albedrío responda automáticamente para seguir el camino del bien en todos los sentidos. El impulso, el instinto, los deseos irrazonados y las pasiones pueden degenerar a un hombre. El hombre libre que elige el camino correcto progresa y el que, con buena intención se equivoca aprenderá pronto de sus errores, pero el que elige libremente el camino del mal puede llegar a desperdiciar su vida. A quien educan en el bien y en la Verdad de estos y otros conocimientos acelerará su evolución y llegará pronto a la meta, pero el que hace lo contrario tendrá  que aprender muchas más lecciones que le serán dadas a través de más renacimientos hasta que algún día ese hombre rechace esos placeres o senderos que en el pasado eligió. El camino de la verdad y del bien es solo uno, pero los caminos del mal y de la degeneración son muchos y muy tentadores.
            Aunque los cuerpos de deseos y mental tardan 14 y 21 años en desarrollarse, los materiales de los que serán formados están determinados por el karma del pasado y las necesidades futuras, por consiguiente, estos materiales influyen en forma de vibración sobre el cuerpo etérico y el físico en formación, particularmente hasta los 7 años. Hasta los 14 y los 21 años, la formación de los cuerpos superiores estará muy influenciada por el medio ambiente, la educación familiar, y todo lo que ese Ego traiga de sus anteriores vidas. Pero hasta los 7 años, y muy en particular hasta los 2 o 3, el niño está con la conciencia más en los mundos de donde procede que en el físico, de ahí que muchas veces cuenten hechos y contactos fantásticos para los adultos pero que no por eso dejan de ser ciertos.
En sentido general, las personas que desde su nacimiento ya traen alguna enfermedad o problema mental, suele ser por el propio karma creado en otra vida, sin embargo, hay un caso en que el Ego se ve incapacitado para utilizar su cuerpo físico por un problema que crea él mismo antes de nacer y que afecta a la mente. Los Ángeles del Destino y sus espíritus y elementales colaboradores hacen las conexiones necesarias entre el cuerpo etérico y los centros sensoriales del cerebro antes del cuarto mes o de que entre el Ego en la matriz de la madre. Si en ese momento advierte el Ego que su próxima vida va a ser dura y que no va a poder afrontarla, puede ocurrir que intente huir para evitarla dislocando dichas conexiones y haciendo que el cuerpo vital no quede en una posición concéntrica respecto al físico. El deber de toda persona humana es ayudar a todo ser que nace porque, aunque hay quien piense que el Ego no puede aprender nada de un cuerpo con dificultades mentales, lo cierto es que el Ego no está afectado  y, por tanto, sí obtiene experiencias. Una conexión mal efectuada entre dos de los cuatro cuerpos o entre el Ego y la mente puede producir una tara mental o una personalidad astuta, violenta y malvada. Quien nace con un problema de estas características suele ser por deudas del destino y porque ese Ego lo ha aceptado así antes de renacer. Estos casos no se deben considerar hereditarios pero es cierto que el Ego renace en la familia que le facilite el material necesario para que ese defecto se manifieste.
Alguien puede pensar que esto es un “castigo muy duro” pero lo cierto es que es el Ego quien escoge entre varias vidas después de analizar qué lecciones puede aprender en cada una de ellas, por otro lado, hay que comprender que una vida para un Ego es muy poco tiempo de forma similar a lo que es un día para nosotros. La única diferencia que hay respecto al Ego entre la elección que hace de la vida en el Tercer Cielo y la visión que tiene de su futura vida (ya elegida) cuando penetra en la matriz de la madre, es que en el Tercer Cielo el Ego está desnudo, sin cuerpos y con un correcto sentido espiritual, mientras que en el panorama que ve de pasada está, en cierto modo, algo ciego para comprender el sentido espiritual de la vida. De aquí la necesidad de que, desde el momento en que una mujer sabe que está embarazada, procure llevar una vida alegre y tranquila porque la sensibilidad del futuro niño/a es muy  aguda y le cuesta mucho adaptarse a su nuevo ambiente.

¿POR QUÉ NO RECORDAMOS LO QUE HICIMOS EN OTRA VIDA?

Son varias las respuestas inmediatas que se pueden dar, por ejemplo, ¿Cómo voy a recordar cosas que yo no hice sino que fue otra personalidad? o, si no recordamos muchas cosas que han ocurrido no hace mucho tiempo y menos aún las de la infancia ¿Cómo vamos a recordar lo que hicimos hace más de mil años? Pero hay hechos curiosos que demuestran  que hemos vivido en otras épocas. Uno de ellos fue el caso de un mendigo muy mayor que en un momento de delirium habló una lengua que desconocía; otro fue una niña que, yendo con sus padres se fijó en otro hombre y dijo que era su padre (se comprobó que esa niña había muerto como niña no hacía muchos años siendo su padre el que ella decía) En estos casos los niños renacen utilizando sus anteriores cuerpos de deseos y mental y por eso tienen más fácil recordar. Otro caso sería el de una persona puesta en trance que también habló un idioma antiguo de los países del Este. Sin embargo, hay un hecho en el cual no muchas personas se ponen a pensar y es que, como ya dijimos, renacemos con una serie de habilidades (como muchos genios lo han demostrado a través de la historia) que, aunque no recordamos cuando las adquirimos, lo cierto es que están ahí y no son de la vida presente.
Tenemos varias clases de memoria, la memoria normal a la que tenemos acceso y la memoria subconsciente donde están guardados muchos hechos y pensamientos que creamos, que nos vienen o que captamos por afinidad, y todo lo que se va grabando en el átomo-simiente en forma de película. Estas dos clases de memoria (consciente y subconsciente) están relacionadas con las experiencias de esta misma vida. Pero hay una tercera memoria llamada supra-conciencia que es donde están guardadas todas las facultades y conocimientos adquiridos en las vidas anteriores. Esta supra-conciencia está en los mundos del Espíritu y a veces se manifiesta en forma de intuición, conciencia, carácter interno que se muestra en los pensamientos, e incluso como aliciente o impulso del Espíritu para actuar en determinada línea.
En realidad y aunque no recordemos el pasado, todo está guardado, es más, en muchas ocasiones nos vienen hechos a la cabeza que no reconocemos o tenemos vislumbres de otras cosas que, aún sin saber de dónde proceden, sabemos que es algo relacionado con nosotros. Lo mismo que en un momento dado no recordamos algo de nuestra propia vida y en otro momento de relajación mental o sensibilidad cerebral si lo hacemos, también ocurre que las personas que son muy mayores y han llevado una vida pura pueden percibir hechos de otras vidas en esos mundos espirituales. No olvidemos que el Yo ha estado presente en todas esas vidas y esa memoria del pasado está a su alcance, el problema es que no puede hacernos conscientes, entre otras cosas porque nuestros vehículos no son los mismos ni pueden responder a tan altas vibraciones. Es decir, si no estamos lo suficientemente desarrollados como para ver los mundos invisibles. ¿Cómo vamos a estarlo para percibir lo que hay en el propio Mundo del Espíritu? Solo cuando a través del renacimiento hayamos purificado o elevado nuestros cuerpos estaremos preparados para recibir las impresiones que el Espíritu nos pueda enviar.
Por otro lado, las neuronas y moléculas cerebrales están relacionadas con la memoria consciente de los hechos que nos rodean y con la conexión de la personalidad (yo inferior) con el Ego; ni existían antes de nacer ni existirán una vez que se desintegre el cuerpo. La memoria está íntimamente unida al hombre pero el eslabón que une la memoria o el cerebro de una vida con otra es el Yo superior, el pensador que conecta con la personalidad para informarla e iluminarla. Como consecuencia, se entiende que si no se eleva la personalidad hacia su verdadero Yo, no puede haber conexiones entre las memorias de las diferentes vidas. El día que la propia purificación del hombre elimine las barreras, existentes entre el yo inferior y el superior, ya no habrá separación entre las memorias. Mientras tanto y sabiendo que el cerebro de hoy no es el que utilizarán las otras personalidades en el futuro, tendremos que conformarnos con trabajar para el desarrollo espiritual hasta que comencemos a percibir en nuestra conciencia algún vislumbre de las vidas pasadas como efecto de nuestro propio esfuerzo y desarrollo. La razón, el discernimiento, la memoria, las ideas elevadas, la intuición y la voluntad son aspectos del rayo que el Ego envía al cerebro y que, haciendo vibrar las moléculas de las celdas nerviosas, se modifican según su capacidad de transmisión y sus condiciones físicas.
De cualquier forma y aunque se quieran dar muchas explicaciones o se quieran poner muchos ejemplos como el de un campesino que sin estudiar y sin haber viajado hablaba hebreo cuando estaba sonámbulo, de nada servirá ante el incrédulo y materialista. ¿Es que por el hecho de no recordar lo que hicimos en los primeros meses o años de nuestra vida no los vivimos? Si los escépticos materialistas no creen ni en la existencia del Alma ni en la de los otros mundos ¿Cómo van a creer que nosotros, después de pasar por el Purgatorio y el Cielo, eliminamos la memoria de la vida pasada y solo recogemos la esencia de las experiencias?
Claro que más de una persona irá más lejos y se preguntará que por qué tenemos que sufrir por algo que “presuntamente” hicimos. Lo cierto es que las Leyes de Dios son sabias y actúan como tal porque si recordáramos lo que hicimos hace, por ejemplo, ocho o diez vidas, y las cosas que hicimos entonces, no nos beneficiaría nada como tampoco lo haría saber que determinadas personas de nuestro entorno nos hicieron otras que no nos gustaría saber. No recordaremos las vidas pasadas hasta que no estemos en un grado tal de desarrollo espiritual que no nos pueda afectar por muy duras que sean las imágenes de lo que hicimos o fuimos. Esas deudas del pasado se van liquidando poco a poco como karma maduro y es preferible ser ignorantes de ellas, es más, si supiéramos cuáles fueron nuestras horribles actuaciones sabríamos cuando las deberíamos pagar y, al ver el castigo que nos viene encima, nos hundiríamos y no seríamos capaces de hacerlas frente.
Si no recordamos ni conocemos lo que ocurrió en el pasado tampoco podemos saber lo que queda por venir, es decir, no sabemos lo que hemos aprendido en el pasado ni tampoco lo que nos queda por aprender en los futuros renacimientos. Sin embargo, si tenemos un medio en que basarnos para actuar en el futuro pensando a su vez en el pasado y así intuir lo que hemos podido hacer, éste es la conciencia. La conciencia, la Voz del Ego nos advierte para que no cometamos errores en el futuro, nos aconseja a la hora de tomar decisiones, nos amonesta cuando hemos hecho algo ellos, despertará la clarividencia y el poder de salir conscientemente del cuerpo físico para leer en el éter reflector solo, ellos, despertará la clarividencia y el poder de salir conscientemente del cuerpo físico para leer en el éter reflector solo, aproximadamente, hasta la vida anterior. Pues bien, a partir de ahí se puede preparar para leer en la “Memoria de la Naturaleza” que se encuentra en la región arquetípica del Mundo del Pensamiento.

PERFECCIÓN O FIN DEL RENACIMIENTO

            Hace millones de años, cuando nació la especie humana, el cuerpo físico estaba compuesto de la materia más grosera y apenas era sensible a las vibraciones que le rodeaban excepto a lo que era similar a ella. Para desarrollar el cuerpo físico es necesario afinar el sistema nervioso y el cerebro para sensibilizarlos ante cualquier impresión que alcance a su poder vibratorio. Se trata de hacer un vehículo de conciencia activo y armónico para el Yo superior con la intención de que sea sensible a las vibraciones internas; es decir, hacer que la personalidad sea un fiel servidor de su verdadero Yo y sea consciente de que existe gracias a él. Según el Ego actúa libremente sobre la mente, el cerebro, y el sistema nervioso, expulsa la materia mental más grosera y atrae otra de más elevada vibración afín a su manifestación. De esta forma aumenta la capacidad del cerebro para responder a lo superior a la vez que le hace más delicado; el sistema nervioso también se hace más dinámico en sus respuestas al cerebro (al Ego) y se hace más equilibrado. Es así como la personalidad, el hombre, va prestando más atención a su Yo superior y va abandonando sus intereses y costumbres terrenales y egoístas. Si a partir de ese momento el hombre se dedica al estudio de estos conocimientos y a la práctica de cualquier otro ideal elevado devocional, cada vez controlará más su mente y su cuerpo de deseos elevando así sus vibraciones.
            Hacer del cuerpo de deseos un vehículo de conciencia lleva un proceso similar a lo dicho anteriormente. Desde que el hombre centró su conciencia en el cuerpo y en el mundo físico perdiendo así la conciencia de los mundos superiores hasta ahora, solo algunos pocos han desarrollado la capacidad de ser autoconscientes allí y traerse el recuerdo de su estancia en el Mundo de Deseos. Algunos ni siquiera reciben las impresiones de los “objetos” existentes en ese mundo pero el común de la humanidad ya se está familiarizando y comienza a relacionar las impresiones que reciben con los objetos que la producen despertando así progresivamente la conciencia en ese mundo. Esto concede nuevas facultades a la mente del hombre, lo que le permitirá dominar el ambiente donde se encuentre y defenderse de los peligros que allí acechan; al final del desarrollo el cuerpo de deseos será utilizado como lo es actualmente el cuerpo físico.
            Además de lo dicho anteriormente sobre la mente, he de  decir que su desarrollo como vehículo de conciencia entra ya en el sendero de perfección o iniciación cuando somos aleccionados por los Maestros. Pero está claro que hasta entonces también podemos adelantar el proceso simplemente intentando controlar la mente, meditando, concentrándola voluntariamente en todo lo que estemos haciendo, y observando todo lo que nos rodea para ser conscientes de ello. Lo mismo que un recién nacido se va haciendo consciente del mundo físico según pasan los años, así el hombre, aunque no lo crea, está trabajando para que en un futuro pueda ser consciente en los mundos superiores. Además de facilitar el trabajo para que el Ego pueda manifestarse en la personalidad tal y como queda dicho, el hombre puede acelerar ese proceso también por otros medios. Para ello intentará tener constantemente los cuerpos a disposición del Ego, es decir, cultivando pensamientos nobles y elevados, desarrollar y crear sentimientos relacionados con el amor fraternal y el altruismo y, en definitiva, llevar una vida devocional y libre de ataduras a vicios y pasiones animales. La oración, la concentración, la meditación, la observación, la contemplación y otros ejercicios espirituales son de gran ayuda para el desarrollo del Alma.
Según los muy pocos ocultistas dignos de crédito por sus investigaciones clarividentes, contactos con Maestros y estudios profundos de la filosofía oculta, el ser humano es un Espíritu que fue diferenciado (separado) “En” y “Por” Dios. Este Espíritu es como una chispa perteneciente a una gran llama y por tanto de su misma naturaleza pero, como sabemos y es obvio, una chispa no puede alumbrar como la llama de donde procede, así es que la diferencia en nuestro origen estaba en que nosotros no éramos conscientes de que éramos individuos separados. Antes de que Dios nos diferenciara éramos partícipes de su omnisciencia, de su omniconciencia y de los demás poderes divinos, pero al separarnos para (en un futuro) obtener nuestros cuerpos y después comenzar el sendero evolutivo que nos llevó a la individualización y a la autoconciencia como seres humanos, estos poderes quedaron latentes. El fin es que cada Espíritu individual desarrolle y transforme esos poderes latentes en dinámicos para que esa chispa se convierta en Llama pero con conciencia individual, es decir, para que ese Espíritu sea a imagen y semejanza de su Creador, Dios. Pero lo mismo que el viento al pasar por un monte lleno de eucaliptos absorbe su olor o al pasar por un campo lleno de lavanda recoge su fragancia, así cada Espíritu recoge la esencia de las experiencias de cada vida haciéndole diferente de los demás Espíritus. De esta forma, cuando volvamos de nuevo como hijos pródigos, a la Casa de nuestro Padre que está en los Cielos, nuestra esencia será compartida por todos y todos compartiremos la de nuestro creador, sin embargo, cada uno seremos un Dios autoconsciente e individual.  De aquí que Cristo dijera: “Las obras que yo hago las haréis y mayores aún.”
            Hay muchas escuelas en el universo donde los Espíritus creados por Dios evolucionan, unas para los más adelantados y otras para los más atrasados que nosotros, pero ninguna es eterna como tampoco lo es el planeta Tierra y el sistema solar. Por consiguiente, es fácil deducir que los renacimientos no son ilimitados y que los Espíritus hijos de Dios subsistirán aún después de desaparecer el planeta, como subsiste el Ego a la muerte del cuerpo físico.  Es cierto que la humanidad puede renacer miles de veces, pero tarde o temprano alcanzará la liberación y no necesitará renacer más, sin embargo y aún no teniendo la obligación de renacer, todavía le queda otra etapa de aprendizaje y perfección hasta llegar al propio mundo de Dios. Por tanto, hay:

1º.- Seres ya liberados.

2º.- Otros a punto de conseguirlo a través de las iniciaciones.

3º.- Otros que están comenzando el sendero que les llevará a las iniciaciones.

4º.- Otros muchos que son ignorantes de este conocimiento pero que están acelerando su
      desarrollo por otros caminos como es el de la devoción.

5º.- Y por último, la gran mayoría que no camina nada más que por el sendero del
      materialismo y que, por lo general, solo piensan en ellos mismos y en sus intereses.

            Hoy cada vez hay más personas que se interesan por la filosofía oculta y estoy seguro que, aunque sea una minoría comparándola con el resto de la sociedad, muchos de ellos leerán este y otros libros similares que les ayudará a tomar la decisión para comenzar el sendero de aceleración y de desarrollo personal.
            A principios del siglo XX coincidieron en sus renacimientos varios de los ocultistas que, después de mucho y arduo trabajo, dejaron escritas las enseñanzas que ellos mismos habían recibido de los Maestros (como en el caso de Max Heindel de la Fraternidad Rosacruz) más el resultado de sus investigaciones en los mundos superiores como clarividentes voluntarios que eran. Estos ocultistas tenían la misión de hacer ese trabajo como un acto de servicio al mundo occidental y como una ayuda para el propio desarrollo de todo aquel que estuviera preparado para ello. Pero ellos no descubrieron esta filosofía, ya que siempre ha estado a disposición de todo aquel que estuviera listo para comprenderla. Antes de esta fecha solo se impartía de manera privada, pero ahora la podemos encontrar en infinidad de libros que, mejor o peor, incentivan a muchas personas a interesarse o a tener curiosidad por estos temas.     Esta enseñanza fue más o menos pública en Grecia, Persia, Asia Central, India y en otros sitios donde era mantenida oculta por los Iniciados y Maestros.
            Los cultos religiosos y las filosofías antiguas comprendían una enseñanza esotérica y otra exotérica, de ahí que Cristo dijera que Él alimentaba a las multitudes con leche y a sus discípulos con carne, esto mismo lo encontramos en los misterios antiguos que eran de dos clases: los Mayores (secretos) y los Menores (públicos) Así vemos que esta enseñanza ha sido siempre guardada porque la gran mayoría no estaba preparada para recibirla y, por tanto, por temor a su profanación. Cuando se ha hecho pública siempre ha sido por medio de personas preparadas para ello como es el caso de los Brahmanes en la India, los Hierofantes de Samotracia, Grecia, Egipto o los Rabinos hebreos. También las enseñanzas budistas tienen dos clases de enseñanzas, las Mayores y las Menores; lo mismo pasaba con Pitágoras, quien tenía el conocimiento más elevado solo para sus discípulos y también los antiguos cristianos, los gnósticos y hasta Cristo mismo que daba su enseñanza oculta en forma privada. Como hemos podido ver a lo largo de esta obra, Cristo mismo enseñó la doctrina del renacimiento como otros lo hicieron antes y después que Él.
            Si bien estas enseñanzas no son más que un descubrimiento público de lo que siempre han sido las enseñanzas ocultas, los Maestros y Hermanos Mayores están poniendo empeño en que se divulguen a través de las personas que verdaderamente las viven. Así es que, aún teniendo muchos enemigos en contra, (teólogos, iglesias, el materialismo, el egoísmo, la ciencia y el poco deseo de desarrollo espiritual de las personas) este conocimiento se va abriendo paso progresivamente para que los que están preparados para entenderlo, tengan acceso a él. Si en el pasado fuimos, en lo que respecta a la conciencia, algo parecido al animal, hoy que tenemos autoconciencia nos debemos de servir de estas enseñanzas para expandirlas y acercarnos a nuestro propio Espíritu y a Dios. Debemos encontrar el “Sendero”, descentralizar la conciencia para que comprenda a toda la humanidad en forma de imitación a Cristo, buscar y desear la Iniciación que conceden los Maestros, y conocer la Verdad que nos hará libres y nos iluminará. Entonces llegará un momento en que desarrollaremos los poderes del Alma y dominaremos los sentimientos, deseos, y pensamientos demostrando así que estamos en el “Sendero sin Retorno.”
            Según llevemos a cabo, comprendamos y nos esforcemos por progresar espiritualmente por medio de este conocimiento, el egoísmo y el materialismo que nos ata a la Tierra irá desapareciendo. Según nos vayamos identificando con nuestra naturaleza superior iremos abriendo la puerta que nos lleva al “Sendero de Perfección”; según abramos esta puerta y conectemos con la propia vida del Espíritu así comprenderemos que esta vida no tiene nada que ver con la terrenal. En el más allá se vive en la Luz, mientras que los renacimientos son períodos de oscuridad para el verdadero hombre, sin embargo, el renacimiento unido a los conocimientos que llegan a cada uno cuando los necesitan, vencerán a la muerte. Entonces no se sentirá ni amor ni odio por lo terrenal, el verdadero ser se consolidará como el amo de sus cuerpos y acabará con la personalidad terrestre, pero sin olvidar nunca que gracias a esas personalidades ha llegado a ser lo que es, el vencedor de la muerte.
            El ser humano tiene que estar integrado como un todo, es decir, él como conciencia, debe ser dueño y señor de sus vehículos para luego colaborar con la Ley del Servicio respecto a la humanidad. Para ello debe conocer esta y otras enseñanzas, recorrer el Sendero de Probación, hacerse discípulo de un Maestro y alcanzar las iniciaciones. Pero entre esos grados debe trabajar y esforzarse en ser servicial y misericordioso; en amar al prójimo; en practicar la oración, la observación, la meditación, la concentración, el discernimiento, la contemplación y la adoración. Gracias a estos ejercicios y trabajos se desarrollarán los poderes necesarios para verificar que lo dicho en este libro es cierto, es decir, para salir consciente y voluntariamente del cuerpo y para ser clarividente. Con ese desarrollo ya adquirido estaremos preparados para ayudar a la humanidad y para colaborar con los Maestros, Hermanos Mayores y Jerarquías superiores. De esta forma, el conocimiento se convierte en sabiduría, el amor se manifiesta desde la propia voluntad del Espíritu, el propósito personal se convierte en propósito divino; en definitiva, la vida de la personalidad debe estar compenetrada por la Luz que procede de las Jerarquías que velan por la humanidad y por la Luz de Dios.
            Es lógico suponer que habrá cierto número de personas que estén preparadas para comenzar el sendero que les puede llevar a adquirir esos poderes y a acelerar su desarrollo de manera que se puedan liberar antes del renacimiento. Pero también hay otros que en esta vida comienzan a interesarse por la vida del Espíritu y que, con un poco de entrenamiento, puede acelerar bastante su desarrollo espiritual. Para ello deben cambiar la polarización de los cuerpos de tal manera que si ahora están centrados en el cuerpo de deseos, lo hagan en la mente y en la voluntad que, utilizadas con las mejores intenciones, les pondrá en contacto con el Yo superior. Para cambiar la polarización es necesario llevar a cabo un entrenamiento o disciplina que progresivamente eleve el grado de vibración de los diferentes cuerpos comenzando por el físico, veamos:

Desarrollo del cuerpo físico. La transformación de este vehículo implica la asimilación de alimentos puros (no animales) y sanos y una correcta higiene y vida sana. Se trata de eliminar los malos hábitos y la materia más grosera de nuestro cuerpo por medio de alimentarse con productos sanos y naturales a la vez que se desechan los vicios perjudiciales como el tabaco, el alcohol y todo aquello que perjudique y que domine al cuerpo y a la mente. Refinar y elevar las vibraciones del cuerpo físico implica facilitar la transmisión y el conocimiento de los Maestros.

Desarrollo del cuerpo etérico. Como cuerpo de la vitalidad que es, debe proveer de vitalidad al cuerpo físico, por tanto es necesario cuidar la salud y no hacer derroches de energía innecesarios, aunque sí algo de ejercicio y de vida al aire libre. Como, por otro lado, en este cuerpo se forman los hábitos por medio de la repetición, es conveniente persistir en los ejercicios  y técnicas de desarrollo para crear buenos hábitos a la vez que mueren los malos por inanición.

Desarrollo del cuerpo de deseos. Este cuerpo está influenciado constantemente por las emociones, sentimientos, deseos y pensamientos de las personas y del medio ambiente en que cada persona se mueve. Por tanto, lo primero y más importante que hay que hacer es procurar enfocar la conciencia y la atención en las cosas o hechos que estén relacionados con el Yo superior, con el Alma. Se trata de procurar no emitir deseos ni sentimientos negativos para eliminar su materia más baja (perteneciente al Purgatorio) y, por el contrario, crear sentimientos y deseos que le purifiquen (los que causan la felicidad en el Cielo) Esta polarización atraerá todo lo positivo y, como un aura protectora, rechazará lo negativo y, cuando se trabaje de esta forma durante bastantes años, será un fiel reflejo de lo que transmite el Alma. Así es que no se debe dejar dominar ni llevar de un lado para otro sino que debe estar sereno, imperturbable y limpio de manera que solo refleje los deseos, sentimientos y aspiraciones más elevadas. Cuando se está vigilante de los propios deseos y sentimientos; cuando uno lleva una vida en busca de la unión con su Yo superior; cuando se llevan a cabo los ejercicios y oraciones recomendados por los Maestros y Hermanos Mayores; cuando uno aquieta la mente para, a través de la meditación, apaciguar la naturaleza de deseos y emocional; cuando la persona lucha contra sus deseos más bajos y se esfuerza por desarrollar los más elevados; entonces esa persona está elevándose hacia las regiones superiores del Mundo de Deseos para que, después de la muerte, no sea atraído por el Purgatorio. Con el trabajo sobre este cuerpo se desarrollan nuevas facultades y se aprende a afrontar los peligros del Mundo de Deseos.

Desarrollo de la mente. El fin o meta del cuerpo mental es unirse al Ego, es decir, ser usada por éste tan directamente que no permita que sea dominada por el cuerpo de deseos ni que actué por su propia cuenta basándose en hábitos de pensamientos ni por la influencia de otras mentes. Normalmente se necesita seguir las directrices de un Maestro para vivificarlo hasta cierto grado y de forma independiente, es decir, para que  sirva como vehículo para el Yo superior. Controlar la mente de una manera consciente y voluntaria es colaborar para la manifestación del Ego pero si, además, practicamos el discernimiento, la observación y la meditación sobre asuntos elevados, aceleraremos ese proceso. También es importante que el discernimiento y la meditación traten sobre temas abstractos (filosofía oculta, simbolismo arcaico, matemáticas, cosmogénesis y antropogénesis, etc.) pues el propio Ego se encuentra en estas regiones del Mundo del Pensamiento y por tanto, servirá para acercarnos a Él. Si queremos transformar el cuerpo mental, como ocurre respecto a los demás cuerpos, debemos persistir en el esfuerzo con voluntad y sin ninguna pereza mental. La construcción de formas de pensamiento positivas; el desarrollo de ideales relacionados con el progreso espiritual; el hecho de comprender y actuar sabiendo que los cuerpos son instrumentos y que deben ser usados correctamente, el hecho de actuar como el pensador y observar la naturaleza de sus cuerpos con la intención de transformarlos; los cambios en la manera de pensar de manera que se puedan crear proyectos e ideas que desarrollen la intuición y el acercamiento a Dios; y vivir la vida interna de forma meditativa y espiritual las 24 horas del día, lleva consigo una nueva visión del mundo, una visión que debería ser similar a la expresada por Cristo. Cuando estos dos últimos cuerpos son trabajados de forma correcta comienzan a recibir algunas señales o pequeñas visiones de los mundos invisibles, sin embargo, no por eso son fiables, sino que más bien llevan al engaño y por eso se necesita la guía de un Maestro. Pero cuando se hace bajo la dirección de un Maestro, además de conocer y saber actuar sobre las imágenes que se presentan ante la visión interna, se despiertan aspectos que nos hacen ser más sensibles ante el sufrimiento humano y más serenos y sabios en nuestra vida.
            De todos los que se preocupan por su desarrollo espiritual es sabido que el hombre anula la voz interna de su Yo superior por medio del egoísmo, del materialismo, del bullicio, los negocios, las diversiones, el disfrute de los placeres… no dejando ni un solo minuto para dedicarlo al Espíritu. Esta actitud es precisamente la contraria a la que hay que llevar a cabo, o sea, la de aumentar la sensibilidad a las vibraciones superiores para expansionar la conciencia. Cuando una persona se esfuerza en esa línea de trabajo es cuando su aura comienza a brillar y a destacar de tal forma que los Maestros se fijan en ella y observan al candidato para un posible contacto. Pero antes de que llegue ese momento, es necesario que el aspirante a la iniciación se estudie y conozca no vaya a ser que incluso sus anhelos y sus deseos de servir sean egoístas. Es necesario aquietar la personalidad para poder escuchar la voz de la conciencia y los impulsos del Yo superior; es necesario que el aspirante aprenda a “medir” con discernimiento y buena voluntad lo que manifiestan sus diferentes cuerpos. El hombre debe: Conocerse a sí mismo, conocer a su Yo superior y conocer a Dios; si a esto añade la disciplina y la correcta y estricta vigilancia de su personalidad, emprenderá el camino de perfección o de liberación del renacimiento.
            Si de verdad queremos mantener una mente lúcida y desarrollarla espiritualmente a través del ocultismo y la devoción para que sea capaz de captar lo más elevado del mundo mental, debemos adquirir el hábito de pensar recta y noblemente. Estas palabras escritas afectarán al cuerpo mental del lector, y lo mismo ocurre con los pensamientos de los profesores, conferenciantes, etc., pero el que nos afecten o no y el grado en que lo hagan dependerá siempre de nosotros mismos. Si yo escucho una conferencia que creo que me puede perjudicar por las cosas que enseña, lo primero que debo hacer es no hacer nada de lo escuchado, olvidarlo todo, y no pensar en ello; de esta forma, lo poco que me haya afectado se atrofiará o morirá por inanición. Somos nosotros quienes marcamos el grado vibración de nuestra mente según la naturaleza de lo que pensamos, así es que, quien piensa en ser altruista es difícil que le afecten los pensamientos egoístas, y quien de verdad viva la vida devocional es difícil que se pierda por el mundo de la diversión y del vicio. Sin embargo, es necesario recordar que las mentes desocupadas y ociosas son más débiles ante la tentación.
            Por esta razón debemos conocernos a nosotros mismos y, una vez analizados los defectos y las virtudes, fortalecer la voluntad para controlar nuestra manera de pensar y para no permitir que nos penetren otros pensamientos indeseables; esta es otra manera de que el cuerpo de deseos no se convierta en el tentador que nos termine llevando a caer en algún vicio o mal hábito. A más de una persona le parecerá una tontería pero cuando no hay un esfuerzo por controlar la mente, se comienza por una pequeña crítica, se continua por consumir o hacer cosas que perjudican a la mente (alcohol, películas pornográficas, conversaciones donde se muestra el odio hacia alguien, racismo, el tabaco y otras drogas, etc.) y se termina cayendo en algún vicio o mal hábito que nos aparte de nuestra práctica espiritual diaria y de nuestros elevados ideales. Es muy aconsejable para el aspirante espiritual que entrene deliberadamente su mente y que utilice su discernimiento y la concentración para aumentar el poder mental. Estamos construyendo nuestro cuerpo mental a cada momento, con cada pensamiento que creamos y con todos los que nos influyen; incluso dormidos atraemos materia mental mientras vamos expulsando otra que ya no nos sirve. Por eso debemos estar siempre elevados para que no penetren los pensamientos vulgares y egoístas de los demás. Recordemos que todo buen pensamiento y sentimiento aquí se convierten en poderes y facultades después de la muerte y en la próxima vida.
            Todos, tarde o temprano, debemos descubrir cuál es el arquetipo creado por Dios para nosotros y poner manos a la obra para así desarrollar los poderes ocultos que todos tenemos como herencia de nuestro creador. Nosotros debemos identificarnos con nuestra Alma para poder colaborar en el esquema de Dios desde el propio mundo del Espíritu y sobre los seres que nos siguen; los deseos de nuestro corazón deben de ser los designios de Dios. En algún momento, y ya terminado con los renacimientos en un futuro aún lejano, tendremos que elegir entre liberarnos o desconectarnos de los mundos en que hemos adquirido la liberación del renacimiento para continuar en otros diferentes esquemas o bien quedarnos aquí voluntariamente para, de forma amorosa y servicial, ayudar a los seres evolucionantes que nos siguen; esto es, ayudar en la redención universal.
            En este capítulo estamos hablando del desarrollo que debemos alcanzar para ir eliminando progresivamente el renacimiento, hablamos de regeneración o polarización de los cuerpos pero, veámoslo mejor con un ejemplo. Supongamos que una persona tiene el mal hábito de pensar mal sobre los demás y que, aunque a veces quiera, no consigue quitárselo. Ahora imaginemos que esa persona lee este libro y comprende que esta enseñanza puede ser cierta y que el aspecto devocional le atrae. Pues bien, si toma la determinación de evitar tener esos pensamientos por el solo hecho de controlar su mente para evitar su manifestación y, además, procura pensar persistentemente en todo lo que aquí se dice, seguro que en pocos meses habrá vencido ese mal hábito y su mente estará despejada.
            No ocurre lo mismo ni es tan fácil de conseguir los mismos resultados con el cuerpo de deseos porque, mientras que la mente comprende que hay que amar al prójimo, el cuerpo de deseos no lo entiende así porque está más acostumbrado a criticar, a juzgar o a tener sentimientos de rencor, odio o venganza. Es más, a veces, cuando creemos que hemos vencido un mal sentimiento resulta que, al cabo de unos años, surge de nuevo y necesitamos toda la fuerza espiritual que tenemos para poder vencerlo. Por tanto es bueno que siempre estemos alerta y rogando a Dios que nos de fuerzas para luchar contra el mal. El cuerpo de deseos es el responsable de nuestras acciones, buenas o malas,  él es el incentivo, por lo tanto no es malo sino que se necesita sabiduría para dominarle y guiarle;  el deseo no es malo ni bueno sino que depende de nosotros la acción que le queramos dar. Como el trabajo sobre el cuerpo de deseos es difícil, es conveniente trabajar sobre el cuerpo etérico que es donde se forma al carácter, donde nacen nuestras aspiraciones y anhelos etc. La repetición de obras altruistas, las de buenos sentimientos hacia el prójimo, y cualquier otra repetición de ideales que desarrollen un buen carácter, traerán poder para doblegar al cuerpo de deseos. Eso es espiritualizar el carácter, y por tanto, cuando espiritualizamos el carácter estamos aniquilando los malos sentimientos y deseos.
            Estos trabajos tienen otra consecuencia a tener en cuenta y es que, según adquirimos dominio sobre el cuerpo de deseos y la mente y según vamos espiritualizando el carácter, vamos disminuyendo los éteres inferiores del cuerpo etérico cuyas funciones están centradas en el cuerpo físico, a la vez, que vamos aumentando los éteres superiores que son los que forman el Cuerpo-Alma. Este Cuerpo-Alma es el cuerpo que nos permitirá salir conscientemente del cuerpo físico y el que nos liberará antes del mismo después de la muerte.
            La oración es uno de los métodos más eficaces para desarrollar el Espíritu y obtener respuesta de esa Luz espiritual que llena los mundos superiores. Pero la oración no es solamente el hecho de rezar repitiendo palabras, la verdadera oración deber ser la dedicación completa y de corazón durante las 24 horas del día. Estar con el pensamiento en Dios; hacer las cosas en su nombre; imitar a Cristo en nuestra vida cotidiana; dar constantemente ejemplo de humildad, de amor, de fraternidad y de servicio desinteresado a los demás, son los medios para atraer la Vida y la Luz Divina. Debe haber un intenso anhelo en las invocaciones y plegarias a Dios y deben estar libres de palabrería para dar paso a las aspiraciones sinceras, al amor y a los pensamientos reverentes. En la oración no caben las peticiones materiales o egoístas, solo cabe la petición por los demás, por el mundo y, por supuesto, la alabanza y la adoración a Dios. De esta forma se crea un templo etérico (invisible) espiritual en el lugar de la oración donde la Luz y el Amor crearán una atmósfera de santidad y donde la persona se sentirá reconfortada.
            La evolución es una realidad de la naturaleza y por eso la humanidad de hoy es el resultado de la evolución desde hace millones de años hasta nuestros días. Pero tampoco el momento actual es la perfección ni el fin de la evolución del Espíritu, estamos a medio camino y aún nos queda mucho para llegar a la perfección según el esquema de nuestro creador. Sin embargo, el próximo paso para la humanidad es el fin del renacimiento, así es que, viendo lo que hemos andado, tenemos motivos para pensar que quien adopte una posición de verdadero empeño y esfuerzo por el desarrollo espiritual, puede conseguirlo en pocas vidas. Es necesario aprovechar las oportunidades que nos presenta la vida y tomar las decisiones correctas; podemos generar infinidad de causas buenas, también podemos regenerar nuestro carácter y nuestros defectos del pasado, pero lo que nunca debemos hacer es degenerarnos a nosotros mismos. Aunque mi intención con esta obra es la de quitar el temor que muchas personas tienen a la muerte, he incluido las enseñanzas necesarias y los razonamientos precisos para que, quien lo desee, pueda comenzar a trabajar por su propio desarrollo en esta misma vida. Por consiguiente, ¡Adelante Amigo/a! Ud. tiene el Poder dentro de sí mismo y el hecho de persistir una y otra vez le dará la victoria.

ACELERANDO EL DESARROLLO ESPIRITUAL

            El estado de conciencia de occidente está en un punto que hace que muchas personas se interesen por acelerar su desarrollo espiritual, bien por medio del esoterismo o bien por la devoción a Dios o a elevados ideales. Existen hermanos nuestros que se han esforzado tanto que se encuentran muy lejos por delante del común de la humanidad, son grandes iniciados que incluso no tienen porqué renacer. ¿Qué podemos hacer nosotros? ¡Vivir intensamente! pero siempre guiados por las Leyes Divinas, servir de corazón, hacer las cosas con la mejor voluntad, estar atentos a todo lo que ocurre para ser conscientes de ello y actuar en consecuencia desde un estado de conciencia de amor. Vivir intensamente también es ser conscientes en todo momento de lo que nos ocurre y de cómo respondemos.
            Es necesario comprender que nuestra voluntad es un aspecto de nuestro propio Espíritu como el propio Espíritu es parte de Dios, pues bien, el libre albedrío es, en cierto modo, un aspecto de la voluntad que, en su origen procede de Dios. Pero ¡cuidado! “procede” de Dios pero no es la Voluntad de Dios y por eso debemos utilizar el libre albedrío para hacer que esa voluntad encerrada en el hombre se desarrolle y eleve hacia la voluntad de Dios. Entonces cabe preguntarse a  menudo y a modo de autoayuda ¿Cómo actuaría yo si tuviera la voluntad de Dios? Se trata de abandonar progresivamente el libre albedrío personal en favor del desarrollo de la voluntad en nosotros.
            Debemos ser prácticos y responsables, sobre todo los que hemos obtenido estos conocimientos, dicho de otra forma, deberíamos considerarnos como células o neuronas en el cuerpo de Dios para así comprender que lo que hacemos como conjunto (bueno o malo) tiene su correspondiente efecto. Nuestro deber es desarrollar el Espíritu de Dios en nuestras vidas y en todo cuanto nos rodea y no ser juguetes de la personalidad y del destino. La voluntad debe ser utilizada para buscar el reino de Dios porque todo lo demás nos será dado por añadidura.
Lo mismo que desde la infancia hasta la vejez nos elevamos con cada experiencia, así mismo ocurre con cada vida, ya que con cada nacimiento nos encontramos en un plano intelectual y espiritual más elevado. Cuando a través del ocultismo sabemos de la existencia de Maestros e Iniciados de gran sabiduría que no necesitan renacer, parece como si nosotros no fuéramos capaces de conseguirlo pero nada más lejos de la realidad. Es cierto que el grado actual de desenvolvimiento hace que no estemos contentos con nuestra vida, que tengamos resentimiento, que no veamos con buenos ojos a los que son diferentes a nuestras ideas, a nuestra política y a nuestra religión. Es muy fácil caer en la crítica, la envidia, en el complejo de superioridad respecto a los débiles y pobres y, en definitiva, en actuar contra todo aquel que limite a nuestro yo.
            Para acercarnos moral, intelectual y espiritualmente a esos grandes seres y a los niveles donde ellos actúan debemos comenzar por desarrollar nuevas y elevadas aspiraciones e ideales y, a continuación, buscar un apoyo o motivo que nos sirva como impulso. Siempre ha habido grandes personajes que han dejado un ejemplo de vida o una enseñanza para quien quiera verla y llevarla a la práctica, estos son los escritores, poetas, religiosos e incluso científicos que han hablado del origen divino del universo; pero el más grande de todos fue Cristo. Antes de Cristo ya hubo otros “mensajeros” para otras épocas y razas pero para occidente tenemos su ejemplo a seguir. El ejemplo de aquel que precisamente vino a dar la enseñanza que occidente necesita actualmente; aquel que dejó una enseñanza y predicó un ejemplo de vida como nadie lo había hecho antes; aquel que dijo que todos somos hijos de Dios y hermanos; y aquel que predicó que las obras que Él hacía las podríamos hacer nosotros algún día.
            Cuando una persona descubre que la humanidad está compuesta de una sola vida procedente de Dios y que, por tanto, somos hermanos aunque en cuerpos de diferentes razas, da igual cómo se llame su Dios porque lo importante es que esa persona ha dado el primer paso en el camino de perfección. Un artista, un músico, un científico, un filósofo, cualquiera puede, a través de la meditación y el discernimiento en el camino elegido en la tierra, comenzar a vislumbrar el origen divino de las cosas. Cuando uno se consagra a un trabajo como resultado de una necesidad interna, tarde o temprano descubre que todo procede de Dios, que nuestra vida es de Dios y que somos inmortales, entonces y si persiste en sus investigaciones y en escuchar a su conciencia, comprenderá que hay una vida superior aún estando aquí en la Tierra.
            Todos vemos, nos encontramos o conocemos circunstancias, enseñanzas y personas que nos pueden servir también como ejemplo para descubrir esa vida superior. Un buen amigo sincero y noble que no le gusta criticar ni hacer mal; un cura o un devoto de cualquier religión que intente llevar a la práctica las enseñanzas de Cristo; un filósofo o escritor que intuye que hay un Dios de amor creador de todo y padre nuestro; una persona ocultista avanzada que a través de estos conocimientos es un ejemplo a imitar o, ¿por qué no? todo aquel que practica el mal y que nos está diciendo lo que no debemos hacer. Todo aquel que nos despierta algún elevado ideal o sentimiento positivo debe servirnos como estímulo para esforzarnos hasta encontrar esa nueva filosofía de vida, pues, al fin y al cabo, son mensajeros que nos sirven de ayuda. Solo es necesario observarles, discernir la ayuda que podemos obtener de ellos y llevarla a la práctica o simplemente vivir los sentimientos internos que nos despiertan. Un músico, un poeta, un pintor o un humilde y devoto cristiano entre otros muchos pueden despertar en nosotros los más bellos y elevados sentimientos si los queremos observar y revivir en nosotros. Pero también los que viven en la pobreza, el mendigo que vemos todos los días pero que no nos fijamos en él, la mujer abandonada que se sacrifica y en su humildad y sencillez saca adelante a sus hijos, o la persona que aún sin tener apenas para vivir siempre tiene una sonrisa en los labios y nos estrecha la mano con entusiasmo y simpatía. De todos ellos nos podemos servir para transformar nuestro carácter y comenzar una nueva vida que nos acerque a nuestro verdadero Yo.
            Desde los grandes filósofos como Platón o Pitágoras, pasando por grandes santos de la iglesia como Santa Teresa y otros como Tomás de Kempis, Gandhi, Teresa de Calcuta, etc., han dejado como ejemplo de vida y en forma de escritos una enseñanza que nos puede llevar muy alto en el sendero de santidad. Pero para llegar a la cima hay que recorrer el camino pues de otra forma no lo conseguiremos; Dios no puede venir a nosotros si no le buscamos, si no nos esforzamos y si no persistimos. Nos podemos servir de todo para buscar a Dios, nos podemos valer muy especialmente de estos conocimientos esotéricos (si ya en esta vida los comprendemos) para comprender la existencia y la creación de Dios pero, a partir de ahí, debemos buscarle en nuestro interior, un poco más allá de donde nacen nuestros más elevados sentimientos y aspiraciones. Cuando se alcanza esa comprensión ya es indiferente que nos digan que Dios es injusto o que no existe porque en nuestro interior sabemos que existe y cuál es Su Poder. Ese Dios del que han hablado los profetas, las religiones, los santos, los filósofos, los místicos e incluso la mirada y el ejemplo de un verdadero cristiano.
            Hasta aquí he descrito lo que podríamos denominar el primer vislumbre de la Verdad, lo que también se consigue por medio del sendero de devoción y, cada vez más, por el camino de las enseñanzas ocultas. El trabajo que se realiza y lo que se aprende por medio de estos conocimientos ocultos desarrollan los dos aspectos más importantes en el hombre que le llevarán a la liberación de una manera más rápida, estos son el corazón y la mente, es decir, el amor y el discernimiento. Esto a su vez, y gracias al conocimiento que se adquiere, le lleva a purificar sus cuerpos y, por último, a contactar con algún Maestro que le preparará para la iniciación, lo que le hará consciente de los mundos invisibles mientras duerme.
Este contacto con el Maestro nos obligará a elevar el nivel de purificación de los cuerpos como aproximadamente describo a continuación:
            La purificación del cuerpo físico trata de mantenerle sano y puro y para ello es necesario tomar alimentos sanos y libres de toxinas, y eliminar todo aquello que pueda dominar la voluntad del hombre o llevarle a adquirir vicios y malas costumbres. Por otro lado y después de cierto progreso, la persona se hace vegetariana voluntariamente al comprender que comer animales es impedir que unos hermanos menores nuestros puedan evolucionar a través de sus cuerpos. No tenemos necesidad de matar animales para comer y mucho menos para otras cosas. La naturaleza nos ofrece todo lo necesario para poder estar bien alimentados por medio del mundo vegetal y de otros alimentos procedentes de los animales como la leche y los huevos. Lo mismo que vivieron grandes personajes de la historia y muchos místicos sin comer carne podemos vivir nosotros. Solo tenemos que interesarnos por la nutrición para ver que lo que necesitamos lo tenemos en cualquier supermercado sin necesidad de consumir animales.
            La purificación del cuerpo de deseos es otro de los pasos que tenemos que dar como preparación para adquirir la iniciación en un futuro. Los deseos y pasiones animales, los instintos y los apetitos, y costumbres del cuerpo de deseos, suelen subyugar la voluntad y la mente del hombre haciéndole caer en vicios. Es el hombre con su voluntad y su discernimiento quien debe dirigir su destino, por tanto, debe dominar todos esos aspectos inferiores de la personalidad. Los deseos son necesarios también para el desarrollo espiritual pero para ello es necesario utilizar el discernimiento para elegir y desarrollar lo bueno mientras rechazamos lo malo. De esta manera, al no alimentar lo malo en nosotros, muere de inanición, a la vez que deseando y teniendo buenos sentimientos reemplazamos los malos. Podríamos hablar de los pecados capitales, de las bienaventuranzas y de todo lo que predicó Cristo en el Sermón de la Montaña entre otras muchas cosas, pero nos podemos valer de infinidad de cosas para tener buenos sentimientos y deseos las 24 horas del día. En mi libro “Métodos esotérico prácticos para el desarrollo interno” doy algunos de los mejores técnicas para el desarrollo espiritual pero he de decir que el simple hecho de programarse cada mañana para hacer el bien y no caer en el mal, más la revisión de lo que hemos hecho durante el día al acostarnos, nos puede ayudar mucho.
            El trabajo sobre el cuerpo mental también puede ser variado pero todo debe partir del conocimiento de que la mente está por encima de los deseos y, por tanto, no tenemos que hacer nada más que cambiar voluntariamente nuestros deseos, aspiraciones y anhelos para que éstos sean de naturaleza elevada, devocional e intelectual. Pero para conseguirlo lo primero que debemos aprender es a callar, a observar y a escuchar mientras meditamos para hablar poco pero de forma razonada, responsable y con la mejor voluntad de ayudar o ser constructivos. ¿Cómo podemos conseguir esto? o lo que es lo mismo, ¿Cómo podemos ver el lado bueno de los hechos? Hablando poco mientras razonamos para no escuchar lo que nos perjudica, no fijarnos en el mal y no decir lo que no debemos. Es necesario fijarse en lo bueno, en lo que sea motivo para crear buenos sentimientos y pensamientos, en lo que satisfaga internamente, y en lo que nos aliente a seguir buscando a Dios en todo lo que nos rodea. Aconsejo la observación junto al discernimiento de lo que se observa, la meditación de lo que hacemos a diario y lo que somos, y la práctica de la oración y otros ejercicios espirituales.
            Pero junto a esos deberes diarios tienen que estar como hábitos: El servicio desinteresado y amoroso al prójimo allá donde surja la ocasión; llevar una vida sencilla, humilde y ejemplar ética y moralmente; y ser un vivo ejemplo de Cristo ante los demás. Junto a lo anterior, pero una vez que ya se aprecia cierto progreso, como es, por ejemplo, estar todo el día pendiente de que estamos haciendo lo correcto, hay otros aspectos complementarios que podemos llevar a la práctica. Éstos son algunos: La meditación sobre hechos o ideales elevados; la adoración; la contemplación; y todos los rituales donde se invoque, alabe o adore a Dios o tengan relación con lo divino y espiritual. Con estos ejercicios se desarrollan: La intuición, la inspiración, los sentimientos más elevados, el discernimiento sobre temas abstractos y la moral. Esto a su vez, nos debe hacer humildes y hacer que rechacemos lo material, la búsqueda de engrandecimiento, el bienestar y la fortuna. Nos debe concienciar para superar toda clase de tentaciones y para ser un sacrificio viviente y consciente en todo momento; nos debe hacer cambiar el egoísmo y amor familiar por el amor y el servicio al prójimo; nos debe llevar a escuchar y a compadecernos de quienes necesitan ayuda; nos debe llevar a comer lo necesario para estar sanos y vivir y no vivir para comer; y nos debe llevar a ser verdaderos colaboradores de Cristo emitiendo vibraciones de amor a todo ser viviente.

EL SENDERO DEL DISCIPULADO

Estos son algunos de los requisitos necesarios para poder pensar en la posibilidad de ser discípulo de un Maestro.

1º.- Lo mismo que se debe ser responsable con el cumplimiento de nuestros deberes familiares,
                  laborales, sociales, etc., así mismo el aspirante debe tener siempre presente la vida    
                 espiritual y trabajar para obtener la conciencia del Ego. Esto lleva implícito el desarrollo del
                  discernimiento para saber diferenciar lo que es real y parte del Espíritu de lo que no lo es y
                   pertenece al mundo material. La mente debe estar centrada en las cosas celestiales y no en
                  asuntos terrenales que de nada sirven porque, si no es así, no superará las tentaciones, las
                  tensiones ni las pruebas. Es así como el aspirante desarrolla la indiferencia hacia lo
                  superfluo y cómo utiliza y da importancia a lo material en su justa medida.

2º.- El control de la mente y su fortalecimiento junto a la voluntad es otro de los requisitos. El
      aspirante no debe perder el tiempo pensando cosas que no sirven para nada ni dejar la
      mente suelta puesto que, controlándola, nos podemos beneficiar mucho nosotros y más aún
      a la humanidad. A la vez que se controla la mente hay que poner orden y disciplina en el
      cuerpo de deseos, es decir, hay que eliminar los más bajos y groseros sentimientos y deseos
      puesto que son ellos los que nos tientan y nos hacen caer en el mal. La observación de
      nosotros mismos y del mundo que nos rodea hará que nos conozcamos mejor y que
      podamos luchar contra lo que entorpece el desarrollo deseado. La oración o repetición de
     mantras espirituales es preferible a dar rienda suelta a la mente, esto es una manera de
     controlarla y de fortalecerla en la devoción y en los ideales espirituales. La concentración
      mental como ejercicio será de mucha ayuda a la hora de controlar la personalidad. La
      meditación, también como ejercicio diario en los ratos libres, ayudará a hacer un correcto
      uso de los diferentes cuerpos evitando la búsqueda y el disfrute de los placeres terrenales.
     Cuanto mayor control y desarrollo positivo de la mente mayor obediencia de los demás
     cuerpos; más quietud mental; mejor conducta en las relaciones; más control de la palabra y
     de los deseos; menos fanatismo; más paciencia; menos resentimiento; más fe en lo superior;
      y más confianza propia.
3º.- El desarrollo de la tolerancia es necesario desde el mismo momento en que sabemos que
      todos somos hermanos e hijos de Dios, aunque cada uno tengamos diferente grado de
      evolución. Lo mismo respecto a la comprensión porque los errores de los demás (entre
     otras cosas) son nuestros errores, bien porque los tengamos, bien porque los hayamos
      tenido, o bien porque quizás los tengamos en el futuro.
4º.- La paciencia también es muy importante respecto a los demás y a lo que nos traiga el
      destino porque, por muy malo que sea, su origen está en nosotros. Todo lo que nos ocurre y
      lo que traemos como personalidad es la cosecha de lo que sembramos ayer, así es que, la
      paciencia es una virtud que nos ayudará a alcanzar nuestra meta.

            Estos requisitos traerán la paz y el equilibrio necesarios para trabajar a favor de nuestro Yo superior a la vez que abandonamos los malos hábitos de nuestra mente y de nuestros cuerpo de deseos. Los cambios en la manera de pensar y en la nueva vida harán que nazca un gran anhelo por el desarrollo espiritual, por la liberación y por la unión con nuestro verdadero Yo. Cuando esta sed espiritual ya no se puede apagar con lo material es cuando se está preparado para ser un discípulo. Sin embargo, si el esfuerzo y la actitud son enfocados desde la posición del Ego, veremos todo con su conciencia y cada vez se tendrá menos deseos inferiores y materiales; el Ego también representa el mundo del Amor, por tanto, actuar en su nombre implica dar amor.
            Actualmente, gran parte de la humanidad actúa y piensa egoístamente, dirigiendo sus fuerzas hacia adentro. Quien desee ser verdaderamente un aspirante a discípulo y a la iniciación debe hacer lo contrario, es decir, dirigir su atención y sus fuerzas hacia el exterior y actuar fraternal y altruistamente en pensamiento, palabra y obra. Este servicio a la humanidad debe aumentar según se desarrolle espiritualmente el aspirante y más aun cuando se despierte algún poder. A partir de que el aspirante o discípulo obtiene algún poder, por pequeño que sea, éste no solo no debe contarlo sino que, además, no debe utilizarlo para beneficio propio, para satisfacer curiosidades, o para producir fenómenos ni actuar públicamente. Lo mismo que en la vida física debemos ser responsables y cumplir con nuestros deberes, también debe ser así respecto a nuestros deseos, sentimientos y pensamientos, o sea, debemos colaborar con el Ego en su trabajo de influenciar positivamente a la mente para que pueda vencer el aspecto grosero y animal del cuerpo de deseos. Si de verdad queremos actuar como lo haría el Ego, debemos elevar la conciencia del Mundo de Deseos al Mundo del Pensamiento, sólo así seremos dueños de nuestros propios cuerpos y les podremos gobernar a voluntad y para el bien.


EL NUEVO CONCEPTO SOBRE LA MUERTE

            Quien haya comprendido todo lo explicado en esta obra hasta ahora tendrán que llegar a la conclusión de que no hay ninguna teoría o filosofía (al menos en mi opinión) que iguale o supere a lo aquí expuesto, cuya procedencia es la filosofía oculta o esotérica. Nuestro mundo es parte de un proceso o manifestación sabiamente concebido y dirigido donde los seres evolucionan desde un estado salvaje hasta el de santidad con sus más elevadas y nobles virtudes. En este proceso no hay injusticias, no existe un Dios personal, no hay condenación eterna o salvación que no haya sido merecida, no hay infierno ni venganza contra los malos, todos tenemos las mismas oportunidades y todos somos libres para actuar según nuestra conciencia y nuestra voluntad.
La teoría del renacimiento es contraria a las que dicen que el Alma es un conglomerado de vibraciones relacionadas con una determinada clase materia física, ni admite que con cada nacimiento  se crea un Espíritu que ya nace con vicios, debilidades, enfermedades, con un mal destino o con un problema mental que le impida ser o actuar como los demás. El progreso del hombre depende de su carácter, habilidad y esfuerzo, etc. y no cualquier otro según le apetezca a su creador. No se predestina a un Alma a que nazca idiota, condenada a la pobreza, a la ignorancia, al sufrimiento, en un ambiente donde pueda caer en vicios y un sinfín de cosas más. Si esta teoría fuera cierta y, por consiguiente, todo fuera así, ¿no sería lógico que todas las cosas maravillosas e inteligentes creadas tuvieran el mismo origen? ¿Qué motivos habría entonces para hacer las cosas así? ¿Qué recompensa o trato tendrá un salvaje después de su única vida si le han creado así? Pero si se admite la teoría del renacimiento como respuesta más lógica, entonces tenemos que creer en la “evolución”. Evolución de la vida a través de las formas para adquirir y ampliar la conciencia. Y si, como vemos, una persona nace mucho más inteligente o teniendo más virtudes que otra, deberíamos admitir que en los mundos donde está el Alma entre una vida y otra, también se aprende y experimenta. ¿Cómo puede explicarse que nazca un niño prodigio si no es gracias al renacimiento? ¡Y dos gemelos idénticos pero de muy diferente grado de desarrollo intelectual y moral?
El hombre no es manipulado como si fuera un juguete de la injusticia, de la maldad o de los antojos de nada ni de nadie, sino que es el resultado de lo que adquiere en cada vida y de su propia línea de actuación voluntaria en la dirección que libremente elije. El Renacimiento y la Ley de Consecuencia hacen al hombre inmortal, digno, poderoso y con un destino final divino junto a Dios, pero sin estas dos leyes sería como un madero en un océano o una simple veleta. Creer en el renacimiento es vencer el miedo a la muerte, es tener fe y esperanza en una vida mejor y es superar el temor a lo desconocido y a la aniquilación total por muy baja o desgraciada que sea la vida aquí en la Tierra. Vencer el miedo a la muerte y admitir que hay otra vida mucho más placentera y activa después de la física es tener confianza y seguridad de que existe el progreso y que, por tanto, nos traerá un mejor porvenir. Cambiar el concepto de la muerte y creer en el renacimiento es saber que tarde o temprano alcanzaremos la meta final y que seremos a imagen y semejanza de nuestro creador. Creer que no hay renacimiento es privarse uno mismo de pensar que Dios es justo, amoroso, y que desea que volvamos a Él cuanto antes. Creer que con la muerte acaba todo es privarnos de esperanza y de confianza y de esa inspiración que nos hace pensar que hay algo más allá.
Las enseñanzas esotéricas aportan seguridad interna y confianza en lo que verdaderamente somos y a todo aquel que quiera acabar con el reinado de la muerte y prefiera entrar en una nueva etapa que le hará feliz interna y externamente. No pasarán muchos años sin que, un cada vez mayor número de personas crean en estos conocimientos desde un punto de vista científico y se interesen por aprender a morir y a pasar al otro mundo con toda la seguridad de que hay una nueva vida donde podemos alcanzar nuevos valores. Después vendrá la preparación para desarrollar los poderes del Alma que nos permitan tener una continuidad de conciencia para que podamos comprobar que la muerte no existe. Para muchos pronto se desvanecerá el temor a la muerte a la vez que descubren la Luz y la Vida del Espíritu, esto será una especie de “resurrección” de entre  los muertos que demostrará que la muerte es un estado de conciencia temporal.
Gracias a ese nuevo enfoque de la muerte debería llegar pronto el día, sobre todo en occidente, en que no nos entristezcamos por la partida de un ser querido al más allá donde sabemos que va a estar libre de las ataduras y donde va a continuar su desarrollo en un ambiente y circunstancias mucho más favorables que aquí. Eso debería hacer cambiar nuestra manera de pensar y actuar en casos como, por ejemplo, ante un nacimiento donde el Alma muere en los mundos espirituales para nacer aquí en un mundo lleno de limitaciones. Debemos asimilar definitivamente que lo que llamamos “muerte” es un factor que nos ayuda en muchísimos aspectos en nuestra evolución porque gracias a ella (al trabajo que hacemos en el más allá) hemos conseguido ser lo que somos. Lo mismo que no tenemos miedo a dormirnos tampoco debemos tener miedo a la muerte porque allí despertamos en un mundo de luz, vida y posibilidades. Por muchos que algunos nieguen la inmortalidad y aseguren que después de la muerte no hay nada, no van a evitar que estas enseñanzas tengan cada vez más adeptos como efecto del propio progreso espiritual. Estas enseñanzas han existido siempre y serán comprendidas y asimiladas cuando cada una de las personas esté preparada para ello. Como el niño desarrolla la capacidad de comprender las matemáticas según pasan los años y lo mismo que una semilla oculta se abre paso hasta recibir la luz, así el hombre hará suya esta Verdad que le hará más libre, más altruista y más fraternal.
Desde hace varios siglos se viene haciendo público este conocimiento por parte de los Hermanos Mayores con la intención de que los más preparados venzan el miedo a la muerte. Es decir, lo mismo que nosotros intentamos convencer a un niño de que en una habitación oscura no hay peligro aunque él lo desconozca, así mismo los Hermanos Mayores intentan hacer con nosotros respecto a la muerte. Nosotros no tenemos miedo y estamos seguros de que en la habitación no hay nada malo porque hemos estado dentro pero como el niño no lo ha experimentado sí lo tiene. Sin embargo, ¿Qué ocurriría si un amiguito suyo le dice que hay juguetes maravillosos y que se lo puede pasar muy bien dentro? ¿Vencería el miedo? Este es el papel de muchos de nosotros.
Entiendo que a los más escépticos les cueste creer en estas enseñanzas o que incluso duden de su utilidad y beneficio pero, al menos para los que las admiten, les diré lo siguiente:

1º.- Aunque estas enseñanzas no fueran ciertas, el hecho de esforzarse en todo lo dicho en esta
     obra y principalmente en espiritualizar su carácter, ya de por sí trae un mejor ambiente allá
     donde la persona se encuentre y una mayor atracción y valoración de las personas con quien
     suele relacionarse.

2º.- Al cambiar su carácter y atraer la simpatía de quienes le rodean, su vida será más alegre y
      feliz y tendrá más apoyo cuando lo necesite.

3º.- Pensando en que todo esto sea “posiblemente cierto”, el hecho de trabajar y esforzarse
      para hacer lo que se aconseja ya es un gran adelanto porque cuando la persona descubra
     que es así se alegrará de haberlo hecho.

Sabemos que todos tenemos que pasar al más allá en algún momento, por tanto, ¿No es importante y beneficioso saber cómo es aquello, qué ocurre después de la muerte, a quiénes encontraremos, qué podemos hacer allí, etc.? El simple hecho de creer en esta filosofía ya quita el miedo a la muerte pero, además, si hacemos todo lo que se ha aconsejado en este libro, podemos pensar que nos podemos librar en gran parte o en toda del Purgatorio. Por otro lado, como esta práctica nos ahorraría tiempo en el Mundo de Deseos, pasaríamos casi directamente al Segundo Cielo donde colaboraríamos con la humanidad y nos crearíamos un mejor destino. También son muy útiles estos conocimientos en el estado post-morten porque, sabiendo que en el Mundo de Deseos hay elementales que suelen atemorizar a los “nuevos e inexpertos visitantes” que llegan, sabríamos cómo hacer que nos dejen en paz. Por último, si ya traemos algún trabajo importante hecho en las vidas pasadas y gracias al esfuerzo por superarnos y elevar nuestro desarrollo espiritual obtuviéramos algún grado de clarividencia, no cabe la menor duda que podríamos comprobar que todo esto es cierto y prepararnos concienzudamente para el momento de esa transición o “muerte”.
Cada renacimiento nos ofrece la posibilidad de cosechar y de sembrar una vida más abundante si sabemos ordenar nuestra vida y aprovechar las oportunidades. Pero si nos perdemos por caminos que no van en la dirección de nuestro desarrollo espiritual, perderemos el tiempo y nos perjudicaremos nosotros mismos. Todo en la creación de Dios tiene un propósito definido y cuando nosotros no aprovechamos la vida tal y como debería ser, las Jerarquías colaboradoras de Dios hacen que abandonemos el cuerpo físico para crearnos un nuevo destino en otro ambiente más adaptado a nuestras necesidades. De ahí que no debamos rebelarnos contra las circunstancias y sí aprender de las lecciones que nos traen por muy malas que sean, ya que las lecciones que aprendemos aquí no pueden ser aprendidas en otro sitio. Cuantas más experiencias mayor y más rica cosecha, más desarrollo y más sendero recorrido que nos liberará de renacer.
Es necesario que el hombre moderno deje a un lado, aunque solo sea unos minutos cada día, sus preocupaciones, sus deseos materiales, sus entretenimientos y sus sutilezas para que pueda abrir su mente y su corazón a estos conocimientos, ya que si no lo hace no tendrá el apoyo de su intuición y de su percepción. Para creer y comprender estas enseñanzas y teorías no se necesita ser un gran intelectual, simplemente razonar un poco con la mente abierta y con el corazón a la vez que se dejan a un lado los antiguos conceptos. La filosofía oculta evita la creencia fanática y la fe ciega pero, además, cuando se razona profundamente se comprende que no puede haber otra verdad que nos produzca tanto entusiasmo.
Esta filosofía nos hace creer en nuestra propia divinidad y en el anhelo interno que todos tenemos en el corazón por superarnos, por perfeccionarnos y por conquistar cada vez más elevadas metas. Creer en la existencia del Alma es creer en la capacidad que tenemos para salir de la oscuridad y del mal y para entrar en la Luz y en el bien. Interiorizar este conocimiento como algo verdaderamente nuestro es tener la seguridad de que somos inmortales y de que nuestra naturaleza es Divina como Dios mismo, por lo que, a partir de ese momento, es como vivir en una nueva Tierra y un nuevo Cielo. Este es el nuevo concepto sobre la Vida y la muerte, la muerte no existe todo es Vida, desarrollo y evolución.

CONTRAPORTADA

La muerte no existe, la muerte es la transición de un estado de conciencia a otro como lo es el sueño, el hipnotismo o el sonambulismo. Si no necesitáramos dormir podríamos decir que no existe el sueño, así mismo, si no hubiera un estado de conciencia como lo hay en lo que llamamos “sueño” cuando dejamos el cuerpo cada noche y después de la muerte, estaríamos siempre despiertos, y con la conciencia en el mundo físico. Pero como tenemos la necesidad de reconstruir y revitalizar el cuerpo físico cada noche, necesitamos ir a ese mundo perdiendo así la memoria del mundo físico. ¿Podríamos llamar a eso “morir”?¿Por qué no puede ser que la muerte sea un abandono del cuerpo físico (y por tanto la pérdida de conciencia del mundo físico) para pasar a otro mundo también de materia más sutil con otra conciencia como ocurre por las noches mientras se duerme?
Hay infinidad de cosas que nuestros ojos no perciben como por ejemplo la electricidad, el magnetismo, las ondas de radio o televisión, los electrones y los protones, pero por el hecho de que sean invisibles no podemos decir que no existan, luego entonces ¿Por qué el hombre no puede tener otros cuerpos de esa misma materia invisible, los que utiliza cada noche y después de la muerte para estar en los otros mundos?  Si en un trozo de hielo hay materia sólida, líquida, gaseosa, elementos químicos, átomos, protones, electrones….. ocupando un solo espacio y cuerpo ¿por qué no podemos tener otros cuerpos que compenetren el cuerpo físico y nos sirvan para ir a otros mundos después de la muerte al ser de la misma materia invisible a nuestros ojos?
Más que incredulidad respecto al más allá deberíamos hablar de miedo a la muerte y a lo desconocido, miedo a la desintegración total o a no querer abandonar a nuestros seres queridos y a todo lo que tenemos apego. La muerte no existe, si algo muere, mejor dicho, si algo abandonamos porque ya no nos sirve, son los cuerpos porque, la vida, la verdadera vida, somos nosotros como parte inmortal del Gran Ser que nos creó.
Toda la humanidad tendrá que conocer la Verdad algún día como todo niño debe pasar por la pubertad para llegar a ser adulto, por eso se ha escrito esta obra, para que los que han madurado tengan a su alcance un nuevo conocimiento que les permita progresar en su sendero evolutivo.











¿La muerte?   ¡No existe!
Francisco Nieto

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