¿La muerte?
¡No existe!
“Todo es evolución y conciencia”
Dedicado a todo aquel que busca la
Verdad oculta,
a aquellos que buscan a Dios a través
de la devoción,
y a aquellos otros que, con una mente
abierta,
admiten y valoran positivamente estas
enseñanzas.
INTRODUCCIÓN…………………………………………………………………………
CAPÍTULO I: El ser humano y sus cuerpos (el cuerpo,
etérico, el de deseos y el mental)
Quién es el verdadero Hombre
Dónde se desarrolla la humanidad
Los mundos donde evoluciona.
Por qué estamos aquí
Quién creó al hombre y para qué
CAPÍTULO II: Evolución de la vida y de la forma material
La voz de la conciencia
La evolución del Alma a través del
renacimiento
La inmortalidad del Espíritu.
El Espíritu, el Ego y la personalidad
CAPÍTULO III: Qué
es la muerte y por qué ocurre
Diferencias
entre las clases de muerte
Qué o
quién produce la muerte
El renacimiento y la evolución
Posibilidad
de volver después de muerto
CAPÍTULO IV: Qué
ocurre en el momento de la muerte
Después
de la muerte
Incineración, embalsamamiento y entierro
Salvación o condenación eterna
Confesión, absolución y retrospección
Comunicación con nuestros seres queridos
fallecidos
Ayuda
a los que están en el más allá.
CAPÍTULO V: Fenómenos
relacionados con el más allá y con los cuerpos superiores (Mediumnidad,
hipnotismo, sueños y ensueños, sonambulismo,
obsesión, el aura protectora,
clarividencia, autosugestión, sugestión
hipnótica)
Hechos y aspectos físicos a través del cuerpo etérico
Cómo se crean los elementales temporales
Influencias de la atmósfera psíquica
Seres que habitan entre nosotros.
CAPÍTULO VI: Cómo es el Mundo de Deseos o astral
¿Existe el Purgatorio? ¿Qué ocurre allí?;
¿Existe el Cielo? ¿Cómo es y qué hacemos allí?
Qué ocurre en el Segundo Cielo
Qué ocurre en el Tercer Cielo
Desenvolvimiento y manifestación del Ego en la
personalidad
CAPÍTULO VII: Hacia un nuevo renacimiento
Por qué, cómo y cuándo renacemos
Por qué renacemos en determinado lugar, familia
y circunstancias
CAPÍTULO VIII: El nacimiento y el karma en una nueva vida
Karma y pago de deudas
El destino y el libre albedrío
La responsabilidad por nuestros
pensamientos.
CAPÍTULO IX: El Ego y el nacimiento de sus cuerpos
Por
qué no recordamos lo que hicimos en otra vida
Perfección
o fin del renacimiento
Acelerando el desarrollo espiritual
El
sendero del discipulado
El
nuevo concepto sobre la muerte.
INTRODUCCIÓN
No
es mi intención al exponer estas enseñanzas basadas en la filosofía esotérica
oculta, intentar convencer a los incrédulos de que la muerte no existe y que,
por tanto, no hay que tener miedo a lo que pueda ocurrir en el más allá. Si un
ciego o un sordo no quieren admitir que hay luz y sonido, por mucho que
intentemos convencerles no lo conseguiremos, como tampoco se convencerán los escépticos
y preferirán continuar con sus conceptos o ideas absurdas que, por mucho que se
intenten explicar, no tienen ningún sentido. ¿Cómo podríamos explicar la
belleza de los colores en la naturaleza a un ciego? No es nada fácil, como
tampoco lo es demostrar que el hombre tiene varios cuerpos y que con algunos de
ellos va cada noche a otro mundo. Sin embargo, cuando alguien desea analizar
estas enseñanzas con una mente abierta y de forma razonada y lógica,
comprenderá que es más fácil que todo esto sea mucho más cierto que lo que nos
han contado hasta ahora las iglesias y la ciencia.
Nadie
puede explicar cómo es un país lejano casi inexplorado más que el explorador
que ha estado allí y ha estudiado a sus gentes, sus costumbres y su naturaleza
en general; quien escuche lo que el explorador cuenta sólo podrá hacerse un
pequeño bosquejo de la realidad. De la misma forma, solo unos pocos han tenido
o tienen la posibilidad de ser conscientes en el más allá y otros de ser
clarividentes hasta el punto de estudiar y comprender lo que ven. No todo el
que escribe o habla de estos temas ha tenido la experiencia directamente, más
bien diría que casi ninguno, por tanto, veamos quiénes son más dignos de
crédito:
1º.- Hay muy
pocos libros escritos por personas que tuvieron ese poder, pero esas personas
existieron y dejaron una gran enseñanza y escuela; éstos son los más dignos de
crédito.
2º.- Otros, en mayor número, que
son o fueron sus discípulos y estudiantes sinceros que han recopilado y escrito
con la intención de diseminar estas enseñanzas; algunos de ellos muy
adelantados.
3º.- Otros tantos que han hecho lo
mismo después de llevar a cabo toda una serie de ejercicios espirituales, meditaciones, etc. y que están en el Sendero
de Probación ante un Maestro.
4º.- La gran mayoría, sin tener
apenas idea de lo que dicen porque lo han copiado de cuatro libros que han
caído en sus manos, se dedican a dar gran importancia a lo fenoménico y casi
nada a lo espiritual; estos son los que menos credibilidad tienen.
Los conocimientos expuestos en esta
obra están basados en lo que he aprendido de los más importantes ocultistas y
en mis propios razonamientos, estudios, meditaciones y, en definitiva,
experiencias en el mundo del ocultismo. Yo no puedo demostrar nada a nadie ni
lo deseo, cada uno es libre de pensar lo que
quiera, pero el lector debe tener claro que lo mismo que un niño de tres
años no está preparado para aprender álgebra, sí lo estará en un futuro y
entonces lo comprenderá y se dará cuenta de lo útiles que son las matemáticas
por muy abstractas e incomprensibles que sean. Estas enseñanzas las comprenderá
quienes están preparados para ello y los que, buscando la Verdad con una mente
libre de conceptos, creencias y dogmas, quieran razonar y comenzar a creer que
hay algo más elevado que es mucho más importante que todo lo existente en la
Tierra. Quienes crean en lo que aquí se expone y quieran ver su aspecto divino
y espiritual, alcanzarán un grado en el que no necesiten que les demuestren
nada porque ellos encontrarán las pruebas en su interior; entonces afirmarán lo
que aquí se dice, pero tampoco podrán demostrar nada.
Cuando alguien escucha, busca o
investiga alguna nueva enseñanza y lo hace pensando que, al ser diferente a lo
ya conocido alguna nueva verdad descubrirá, está superando lo tradicional y
habitual para enfocar su mente y su conciencia en un nivel más elevado. Cada
uno de nosotros somos un mundo, algo así como un cristal de un determinado
color según sea nuestro propio desarrollo, por tanto, el más desarrollado
estará más cerca de la luz blanca mientras que los menos serán una mezcla de
muchos colores que no podrán reflejar la Luz. Según vamos evolucionando nos
hacemos más humanos, fraternales y serviciales, es decir, nos vamos centrando
en un solo color primario, lo que facilita la compenetración y combinación con
la “Luz de la Verdad”. El renacimiento ha sido un dogma fundamental en
oriente desde hace muchos siglos, en la India, en Egipto, entre los Fariseos y
Judíos y en escritos como la Biblia o el Zohar. Pero también en occidente desde
hace cierto tiempo ha habido grandes investigadores o filósofos que han creído
en esta enseñanza, podríamos hablar de Giordano Bruno, Paracelso, Jacobo
Boheme, los alemanes Schopenhauer, Leibnitz, Hegel, Kant por la antropología;
pensadores ingleses como Henry More y otros; todos ven en el renacimiento una
solución para muchos problemas y una “hipótesis” cada vez más creíble. De aquí
que, todos, en un futuro cercano o lejano, debamos admitir que la Luz de la
Verdad con sus Leyes de Renacimiento y Consecuencia (entre otras)
son la base de nuestra evolución; una evolución que hará que algún día reconozcamos
en nuestro ser interno que nuestra procedencia es divina.
Como mi intención es dar una idea
clara, concisa y razonada del proceso de la muerte y de lo que ocurre después
de la misma, espero que cada cual saque la conclusión lógica y adecuada para
poder pensar que no hay porqué tener miedo a la muerte puesto que hemos muerto
muchas más veces y moriremos otras tantas más. Cuando seamos conscientes de que
la muerte es el medio por el cual nos deshacemos del cuerpo porque ya no nos
sirve para continuar con el desarrollo previsto, y que gracias a ella
obtendremos un descanso en nuestro verdadero mundo, entonces enfocaremos la
vida desde otro punto de vista. El hecho de ser ignorantes de esta
transformación o cambio de estado de conciencia es la causa de nuestros
sufrimientos por el hecho de “cortar” las relaciones con nuestros seres
queridos. La muerte no cambia a las personas, en el otro mundo seguimos siendo
iguales y seguimos haciendo las mismas cosas durante un tiempo, solo cambia el
estado de conciencia y el hecho de que no tenemos cuerpo físico. Cada noche
estamos aprendiendo a vivir y a conocer las leyes que rigen en el mundo donde
vamos después de abandonar el cuerpo físico, allí tenemos los mismos deseos y
sentimientos que aquí, por tanto es una continuación, un “pasar a otra clase”
donde también tenemos experiencias de otra índole.
Espero y es mi deseo, que al final
de esta obra el lector sea capaz de dar de lado todas esas costumbres que la
sociedad aún sigue practicando respecto a los recién fallecidos, la muerte
libera de la prisión del cuerpo y permite ir a un mundo donde se siente la
felicidad y el gozo de vivir mucho más intensamente que aquí, por consiguiente,
¿Para qué sirve el luto y los dramas? La muerte es un originador de cambios de
conciencia y de mundos y, si vivimos con la idea de que nuestro verdadero ser
es inmortal, entonces nuestra vida será más
placentera y nos olvidaremos de los miedos, los lutos, las caras largas
y los recuerdos que solo traen tristezas. El problema de la muerte está fundado
en el amor a la vida, a los seres y al aspecto material que nos rodea, sin
embargo, cada vez hay más voces que predican y más oídos que escuchan que el origen
del hombre es espiritual y que éste desciende a la materia para renacer
intermitentemente hasta que esos cuerpos sean la expresión perfecta de la
conciencia espiritual que los anima.
Cuando, no tardando mucho, se
desarrolle la clarividencia en algunos individuos y éstos puedan describir que
hay un cuerpo etérico que sale cada noche y en el momento de la muerte, o
cuando las personas sean capaces de ver la cuarta dimensión con sus habitantes,
la muerte no causará miedo porque sabremos que en esos momentos se está más
vivo que antes. Ya va siendo hora de terminar con esas teorías y enseñanzas que
hablan del infierno, de la aniquilación del Alma y de otras muchas cosas
absurdas que lo único que hacen es que tengamos pánico a lo desconocido. La
muerte no existe como no existiría el estado de conciencia que llamamos sueño
si no necesitáramos descansar y regenerar el cuerpo. La muerte es un sueño y un
olvido pero también una manera de evolucionar más rápidamente. De hecho, si no
tuviéramos el estado de conciencia del sueño profundo (que es el mismo que la
muerte) tendríamos una continuidad de conciencia desde el mundo físico hasta el
más allá demostrando así que la muerte no existe. Después de la muerte se
descubre que el mundo donde nos encontramos nos resulta familiar, y es que, la
realidad es que morimos cada noche con la diferencia de que por las mañanas
volvemos a nuestro cuerpo y a este mundo.
Cuando la sociedad aprenda a vivir teniendo presente que es un Alma,
cuando intente vivir como esa Alma desea, y cuando veamos el cuerpo como una
forma que utilizamos para poder experimentar en el mundo físico, entonces
desaparecerán los miedos y todas las antiguas creencias.
Toda la humanidad tendrá que
conocer la Verdad algún día como todo niño debe pasar por la pubertad para
llegar a ser adulto. La meta es la perfección espiritual y para ello
necesitamos evolucionar a través del renacimiento, el cual, como cada día de
clase de un niño en el colegio, nos llevará a
la primera meta o fin de curso. Cuando alcancemos esa primera meta
seremos conscientes del otro mundo (como muchos ya lo han sido) y entonces ya
no necesitaremos pasar por el portal de la muerte porque seremos conscientes en
él como lo somos aquí en el físico. Pero también en este camino de búsqueda de
la Verdad hay Maestros como en el colegio, la mayoría de la humanidad ahora
está como un niño en la guardería, pero tarde o temprano tendrá que ir a las
clases serías donde un profesor le enseñará y le pondrá deberes. Así es que,
todos, encontraremos a un Maestro el cual nos enseñará a funcionar en los
mundos invisibles y a experimentar como lo hacemos aquí.
No pretendo exponer toda una serie
de afirmaciones absurdas y mucho menos incitar a los lectores a que busquen el
desarrollo de los poderes ni nada parecido, eso son los títulos que a cada
estudiante le llegan a su tiempo por mérito propio, pues quien crea que obtener
poderes es fácil está equivocado. Pero también he de advertir del peligro de
buscarlos a través de la magia negra, del espiritismo o de cosas negativas
similares, muchos que se han creído muy listos han terminado en hospitales. La
verdad se abre paso por sí misma en cada persona cuando esa persona ha
desarrollado su Espíritu y su intelecto en el grado adecuado, yo solo pretendo
hacer “razonable” una pequeñísima parte de la Verdad para que el lector lo vea
todo más lógico y probable. Me daría por satisfecho con saber que mis lectores
lo enfocan y lo entienden así, ya que, a partir de ahí, todo les será más fácil
y familiar si buscan sinceramente la Verdad. Por mucho que se nieguen estos conocimientos
no conseguirán aislarlos ni destruirlos, es más, a partir de estos tiempos,
occidente se tiene que familiarizar con ellos porque el desarrollo de muchas
personas así lo requiere. Por tanto,
como en la parábola del sembrador y como estudiante de ocultismo, aquí dejo mis
semillas y, aunque algunas caigan en suelo estéril, estoy seguro de que otras
muchas fructificarán.
CAPÍTULO I
EL SER HUMANO Y SUS CUERPOS
Cuando
la ciencia descubrió hace años el átomo pensaba que había llegado a lo más
sutil de la materia pero no mucho tiempo después tuvo que rectificar (como en
todo y casi siempre a lo largo de la historia) y admitir que había otras
partículas en su composición; hoy ya no se habla de materia sino de energía
como origen de la materia. En un futuro, cuando la ciencia descubra lo que
afirma la filosofía oculta sobre el origen de la materia, tendrá que admitir
que hay muchos grados de la misma más allá de los electrones y los protones y,
por tanto, verá y comprobará que nuestro cuerpo físico es el resultado o
manifestación de otros cuerpos que bien podríamos llamar energéticos. Aún con
estas afirmaciones es lógico que algunos se pregunten: ¿Qué es y qué forma
puede tener la vida que abandona el cuerpo físico en el momento de la muerte?
¿De dónde nacen y qué son los sentimientos, deseos y emociones? ¿Qué son los
pensamientos y quién los crea voluntariamente? ¿Quién o qué es lo que conocemos
como voluntad? ¿Qué ocurre o a dónde van después de la muerte esos “aspectos” del
hombre que originan los deseos, sentimientos y pensamientos?
¿Por
qué no admitir que podemos tener otros cuerpos de materia más sutil que los
átomos y que son el origen de esos aspectos? ¿Por qué no puede ser que la
muerte sea un abandono del cuerpo físico (y por tanto la pérdida de conciencia
del mundo físico) para pasar a otro mundo también de materia más sutil con otra
conciencia como ocurre por las noches mientras se duerme? Si, como se sabe, las
células del cuerpo se renuevan cada varios años, no se puede pensar que la
mente sea material porque si fuera así nos quedaríamos sin memoria cada pocos
años, luego entonces ¿No es lógico pensar que la mente esté compuesta de algo
muchos más sutil que las células o las neuronas? Y si es así, ¿En qué nivel de
sutilidad material se encuentra ese “ser” que utiliza la mente para razonar o
discernir?
La filosofía
oculta o esotérica afirma que todos esos aspectos del hombre son cuerpos a
través de los cuales se manifiesta el Espíritu y que están compuestos de la
misma materia que los mundos de donde pertenecen como ocurre con el cuerpo
físico respecto al mundo físico. Así es que, hay un grado de materia o lugar de
donde toma forma la vida individualizada que aviva el cuerpo físico; hay un
mundo de otro grado de materia más sutil donde se originan nuestros deseos,
sentimientos o emociones; y hay otro mundo más sutil aún de cuya “materia” está
compuesta nuestra mente. Pero por encima de todo eso (como podemos comprobar
cuando utilizamos la voluntad para razonar y dominar un deseo) está el Yo
superior en su propio mundo espiritual donde recibe las impresiones del mundo
físico donde se mueve, y desde donde responde a las mismas a través de
pensamientos, sentimientos y acciones. Siempre habrá gente que afirme
categóricamente que esto no puede ser porque sólo tenemos un cuerpo físico, si
es así, solo hay que razonar con una mente abierta todo lo que aquí se expone
para luego aplicarlo a sí mismo de una forma meditada y olvidándose de todo lo
conocido por la ciencia hasta ahora ¿O no es cierto que en un trozo de hielo
hay materia sólida, líquida, gaseosa, elementos químicos, átomos, protones,
electrones y otros ocupando un solo espacio y cuerpo sólido?
Si, como
pretendo, queremos comprender lo que ocurre en el momento de la muerte y
después de la misma, para así llegar a la conclusión de que la muerte no existe
sino que es solo una transformación o cambio en su estado de conciencia, es
obvio que lo primero que debemos saber es quiénes somos. De una forma general
podemos decir que estamos compuestos de:
1º.- Un cuerpo físico formado por materia cuya
composición es análoga a cualquier otro
cuerpo u objeto material y que, por
tanto, no tiene sentimientos ni puede pensar.
2º.- Una vida o cuerpo etérico, (el cual vivifica
el cuerpo físico) que durante su existencia
mantiene unidas las células para que cumplan con su misión hasta
el momento de la
muerte donde, al abandonar el cuerpo, quedan libres y
descomponen el cuerpo para
que la materia vuelva a su origen.
3º.- Un
cuerpo, normalmente llamado de “deseos” o
“emocional”, que es el incentivo
imprescindible
para que actuemos y, por tanto, para experimentar en la vida pero que tampoco razona puesto que representa los
deseos, los sentimientos y emociones.
4º.- Una mente que es la que se está imponiendo
cada vez más sobre el cuerpo de deseos para
que
seamos más racionales y menos animales como lo fuimos en un tiempo pasado
cuando
solo
actuábamos por instinto y sin ningún tipo de razonamiento.
Con lo dicho
hasta aquí podemos llegar a la conclusión de que desde que nacemos nos
identificamos con el cuerpo físico y que, dependiendo del grado de desarrollo
mental y del discernimiento que tengamos, así podremos imponer la razón sobre
el cuerpo de deseos o, por el contrario, dejarnos llevar por ellos así como por
los sentimientos y emociones. Dicho de otro modo, el buen uso de la mente, de
la razón, nos capacitará para (por ejemplo) decir ¡No! ante una tentación que
sabemos que puede perjudicar al organismo mientras que otros que se dejen
dominar por este cuerpo accederán gustosamente con tal de satisfacer ese deseo.
Ese mismo
discernimiento del cual estamos hablando es el que en estos mismos momentos debería hacer que el lector
se preguntara ¿Quién utiliza la mente? o sea, ¿Quién razona cuando le apetece
para decidir si cede ante una tentación o no? Es aquí donde tenemos que hacer
una provisional pero necesaria aclaración. Lo mencionado hasta ahora,
incluyendo la razón, es la “personalidad”, el ser humano físico tal
y como lo entienden la mayoría de las personas, sin embargo, a la pregunta de
¿Quién se manifiesta a través de la voluntad a lo largo de la vida para
intentar dirigir y controlar los diferentes cuerpos mencionados? hay que
responder que es el Alma, también llamada Ego
o Yo superior. Con esta pequeña
aclaración ya podemos definir al ser humano como una “personalidad” a través de
la cual se manifiesta en parte, según el grado de desarrollo, el Alma evolucionante o “individualidad”.
Lo mismo que
la humanidad, a lo largo de su evolución, ha ido descubriendo y clasificando
las partes y órganos que componen el cuerpo para encontrar respuesta a sus
muchas dudas sobre cómo funciona, así mismo, en el futuro tendrá que continuar
investigando y descubriendo clases de “materia” más allá del átomo para
encontrar otras muchas respuestas que, a lo largo de la historia, han negado.
Todas las partes y órganos que forman nuestro cuerpo son necesarios para que el
mismo pueda funcionar correctamente, pero es que también cada órgano necesita
de sus correspondientes células, y moléculas, y cada molécula de los átomos, y
cada átomo de sus protones y electrones, y de los éteres que ya se comienzan a
hablar como componentes de la energía que hace que los órganos puedan funcionar
y el cuerpo pueda vivir.
A lo largo de
la vida se renuevan las células y las moléculas, los átomos se combinan para
formar inteligentemente esas diminutas vidas (bacterias, células, moléculas,
etc.) y también toda la materia de nuestro cuerpo ¿Quién o qué inteligencia
hace que todo eso cumpla una función de supervivencia en el organismo y evita
que cada una de esas vidas actué por su cuenta? Nuestro cuerpo físico está
compuesto por el mismo material que los cuerpos de los tres reinos que nos siguen
y en cada forma material cumplen una determinada misión. La planta tiene una
“vida” que no tiene el mineral; el animal tiene deseos, sentimientos y
emociones que no tiene la planta; y el hombre tiene una mente para razonar y
una voluntad que no tiene el animal; y sin embargo todos estamos evolucionando
en un “cuerpo” y en un planeta material y todos nos necesitamos para continuar
experimentando y desarrollando cualidades. Por otro lado, nuestro planeta es
parte de otro esquema llamado sistema solar (como lo son los protones o
electrones del átomo) que a su vez es parte de un gran cuerpo llamado
macrocosmos ¿O quizás deberíamos decir que nosotros somos átomos de la célula
Tierra que es una más de las que componen el cuerpo manifestado de un Ser
Incognoscible, Omnipotente y Omnisciente? ¿Por qué no? Todo lo que compone
nuestro cuerpo está dentro de nuestra influencia como vida y conciencia, y
cuando la individualidad (la vida y la conciencia) abandona el cuerpo en el
momento de la muerte, todo se descompone y vuelve a su origen atómico para
formar nuevos cuerpos evolucionantes. Luego entonces, nosotros no somos nuestro
cuerpo físico como yoes individuales y con voluntad propia.
El hombre
actual es como un puente entre el animal que fue cuando aún no tenía autoconciencia
y el hombre futuro con cierto grado de conciencia del Alma, pero nunca ha sido,
es, o será su cuerpo físico. El Alma o Ego utiliza los cuerpos en cada vida
para experimentar y desarrollar sus poderes (actualmente latentes en nosotros)
como el niño utiliza los libros cada día que va a clase hasta que en un futuro
alcance su meta o carrera donde pueda desarrollar sus cualidades también
latentes. El Yo superior intenta espiritualizar al yo inferior o personalidad
para manifestar su poder sobre sus cuerpos como el ser humano intenta dominar
el mundo físico para crear formas más perfectas que le sean de mayor utilidad
en sus proyectos de convivencia. Pero algún día ambos se encontrarán a mitad de
camino y entonces la personalidad tomará conciencia de la inmortalidad del Alma
y el Alma podrá desarrollar sus poderes y manifestarse en una común unión con
los demás. Entonces habrá continuidad de conciencia y la pérdida del cuerpo
(muerte) será como cuando tiramos un traje porque ya no nos sirve o está viejo.
Aunque este
tema pueda parecer aburrido, es necesario dejar claro que no somos el cuerpo
físico y que, como ya se verá, tampoco es el cuerpo el que renace, es más,
tampoco lo hacen las emociones, ni los deseos, ni siquiera la mente. Hasta
ahora hemos dividido al ser humano como un Ego o Alma y una personalidad,
(cuerpo físico, de deseos y mente) quienes lean por primera vez esta clase de
enseñanza pueden pensar que es absurda pero los que estén familiarizados con la
filosofía oculta o esotérica, verán que es la explicación más lógica y
razonable que se puede dar. He de decir que lo que se expone en esta obra es
una mínima parte, lo imprescindible, para poder explicar lo que deseo, sin
embargo, lo podría ampliar mucho más como lo han hecho tantos y tantos
verdaderos ocultistas.
Estas
enseñanzas no son nuevas, pero hasta hace poco más de un siglo solo unos pocos
tenían acceso a ellas. El renacimiento en la India es comprendido sin ninguna
duda, Cristo mismo habló de “renacer”
y de “Espíritu y cuerpo”, incluso
grandes filósofos enseñaban a sus discípulos que el Espíritu renace en cuerpos
físicos cada cierto tiempo. Platón explicaba que el Espíritu había sido creado
por lo que comúnmente llamamos Dios, que los otros cuerpos eran corruptos
porque habían sido creados por los “dioses
menores” y que de esa unión y por medio del renacimiento se forma un Alma.
También San Pablo habla de “cuerpo
terrenal” y “cuerpo espiritual”
y, junto a Platón y a Pitágoras, también menciona tres principios (cuerpos) que
a su vez se convierten en siete.
En esta obra
se tratará del Espíritu manifestado (que es trino como Dios mismo, su creador)
por medio de cuatro cuerpos, entendiendo que el Yo superior es el individuo que
en un momento dado de su evolución nace (se individualiza como conciencia) al
recibir la mente y al reconocerse a sí mismo como separado de los demás, lo
que, por cierto, algún día les ocurrirá también a las vidas que animan los
cuerpos de los animales. Por tanto, estaremos más acertados si al hablar del
cuerpo físico, en vez de pensar o hablar como un “yo”, lo hacemos como “mi
cuerpo”. Si nuestra autoconciencia fuera el cuerpo físico no experimentaríamos
el sueño puesto que el cuerpo no desaparece, el sueño o pérdida de conciencia
del mundo físico, no es otra cosa que la salida del Alma autoconsciente del
cuerpo y, por tanto, la inconsciencia del mismo.
Lo mismo que
el niño que nace va desarrollando los sentidos según pasan los años y luego se
va identificando con los deseos, sentimientos y emociones a la vez que va utilizando
la mente para aprender y actuar hasta que, a cierta edad, se le puede
considerar maduro y responsable como individuo, así mismo, la humanidad ha ido
adquiriendo sus cuerpos a lo largo de millones de años pasando por estados de
conciencia inferiores donde se guiaba por su instinto hasta que adquirió la
mente que es la herramienta que utiliza el Alma para intentar dirigir su
destino. ¿Qué es, si no, el típico “fantasma” que tantas personas han visto
incluso después de haber muerto? ¿Qué es la imagen que sale de un médium en una sesión
espiritista? ¿Qué es lo que sale del cuerpo cada noche e incluso en el momento
de la muerte como se ha comprobado con básculas muy precisas que demuestran que
hay una pérdida de peso? Ni más ni menos que el “Yo superior” con sus cuerpos superiores
dejando en el lecho al cuerpo físico y, por tanto, perdiendo la conciencia de él a la vez que la adquiere en los otros
mundos.
Estamos
hablando de renacimiento del Alma en un cuerpo físico, podríamos hablar de la
eternidad de esa alma que adquiere sabiduría y desarrolla poderes en cada vida,
pero de lo que no se puede hablar es de “resurrección
de la carne.” La personalidad con sus deseos, pasiones, pensamientos, etc.
no puede ser eterna porque la meta es “Sed
perfectos como nuestro Padre es perfecto”. La carne y lo corrupto y
malévolo no pueden heredar el reino de los cielos, de ahí que Cristo dijera que
sólo llegaremos al Padre imitando su amor y a través de Él. Pero, como es
lógico, lo mismo que un niño no consigue una carrera universitaria en un solo
día de clase, tampoco una persona puede adquirir la perfección de la que habla
Cristo en una sola vida. Luego entonces, si
el mal que cometemos no es eterno y tenemos que ser perfectos para
entrar en el Reino de Dios, está claro que algo tiene que ir recopilando lo
bueno de cada vida para que al cabo de cierta cantidad de renacimientos sea
perfecto. ¿O qué es, si no, la conciencia que nos advierte antes de hacer el
mal y nos causa remordimiento después de haberlo hecho? Por supuesto, el Alma.
Sócrates,
Platón y otros filósofos griegos dividen al ser humano en cinco principios que
son: Espíritu, Alma, mente, deseos y cuerpo físico. Mientras que los egipcios
lo hacían en siete como actualmente lo hacen casi todas las escuelas serias de
ocultismo. Las religiones y escuelas de la India, del Tíbet, o incluso
personajes como Lao Tse en su “Tao-Te-King”, hablan del ser humano como de un
Espíritu con varios principios o cuerpos. Basándonos en todas estas escuelas y
estudios podemos decir que el Triple Espíritu (al cual está unida el Alma o Yo
superior) manifestado en nosotros como voluntad,
conciencia, intuición y mente abstracta, se sirve de la mente concreta para
imponer la razón sobre el cuerpo de deseos y así extraer más provecho de las
experiencias que obtiene en el mundo físico.
Desde que
teníamos una conciencia similar a la que tienen actualmente los animales hasta
nuestros días, en cada renacimiento hemos ido aborreciendo o superando el
aspecto animal o más bajo de nosotros. Hemos pasado de matarnos por el instinto
de supervivencia a respetar la vida, de ser tremendamente egoístas a comenzar a
ser altruistas, de dejarnos dominar por los deseos a imponer la razón y la
voluntad sobre ellos, de hacer la guerra por intereses personales a no querer
guerra, de ver las necesidades del tercer mundo y no hacer nada a que haya
cientos de ONG. Pero eso no es nada para lo que nos queda por desarrollar hasta
alcanzar la perfección, y si no fuera así ¿Por qué unos van a nacer con una
naturaleza o carácter tan santo mientras que otros son lo contrario? ¿Lo va a
hacer Dios cuando nos crea? Entonces no sería Dios puesto que, como dicen las
religiones “Dios es amor” y, aunque
así fuera ¿Qué motivos tiene Dios para ello sabiendo que -según dice la iglesia- los pecadores sufrirán por toda la eternidad?
Lo mismo que el niño comete errores y faltas en el colegio, los que tiene que
corregir después del examen o al siguiente día, también ese Yo superior renace
para aprender, para purificar su cuerpo de deseos, para desarrollar la mente y para
controlar sus cuerpos por medio de la voluntad. Por tanto, es a través de
renacimientos en cuerpos (aunque ahora la mayoría de nosotros solo veamos el
físico) como cada uno de nosotros aprende, se perfecciona y se adapta más que
otro, lo que significa que evoluciona más y desarrollará antes los poderes del
Alma.
Dice San Juan
en su evangelio de acuerdo a la enseñanza de Cristo respecto a los principios
del hombre: “Yo soy la vid (el Yo
superior o Alma) y mi Padre es el labrador
(el Espíritu como hijos creados por Dios que somos) Cada sarmiento que en Mi no da fruto (cada personalidad o cuerpos
que utiliza el Alma en cada vida) lo
arranca (el Espíritu hace que muera)....” “Así como no puede el sarmiento dar fruto por sí solo sino manteniéndose
en la cepa, tampoco vosotros lo podéis dar como no viváis en Mi; Yo soy la
cepa, vosotros los sarmientos. Si un hombre no vive en Mi, es desechado como un
sarmiento y se secará, luego se le echará al fuego y se quemara.” Cristo
está diciendo que para llegar a la perfección de nuestro creador o Padre,
tenemos que imitar su vida y hacer lo que predica También está explicando que
el Espíritu (labrador) tiene que desarrollar sus poderes latentes gracias al
Alma reencarnante (la vid) la cual extrae la sabiduría de las experiencias por
medio de la personalidad (el sarmiento) y que cuando ese sarmiento ya no cumple
con su función, el Espíritu hace que fallezca para prepararle y fortalecerle
para otro nuevo renacimiento (nuevo sarmiento) después de asimilar el fruto de
la última vida.
Si estudiamos
un átomo nos daremos cuenta que su existencia (como todo lo manifestado) no
puede ser casual, si alguien lo piensa es simplemente porque la ciencia aún no
ha ido mucho más allá. Los elementos que componen un átomo y sus movimientos
son una manifestación de sabiduría, a su vez, los átomos mismos demuestran
“inteligencia” porque tienen sus “preferencias” a la hora de combinarse para
formar los elementos químicos. Esa es la base de toda existencia o manifestación
de toda la materia y formas donde se pueda manifestar la vida, es decir, los
mismos átomos forman nuestros cuerpos como también forman cualquier otro
objeto. Entonces, ¿Podemos decir que nosotros somos la materia física? Por
supuesto que no, si lo fuéramos también nos identificaríamos con todo lo
material. Tenemos un cuerpo físico porque lo necesitamos en nuestros
renacimientos para poder experimentar, aprender y evolucionar en este planeta
físico. Pero cuando el Alma haya aprendido las lecciones correspondientes, ya
no lo necesitará más porque continuará su desarrollo en los mundos donde se
encuentra mientras duerme y donde recopila el beneficio de sus experiencias de
una vida una vez abandonado el cuerpo físico.
Con lo dicho
anteriormente debemos llegar a la conclusión de que el hombre no es la materia,
sin embargo, todavía hay quien piensa que somos la “vida” que abandona el
cuerpo físico en el momento de lo que llamamos muerte. Hay tres líneas de
desarrollo en el ser humano, estas son: La
forma, la vida y la conciencia. La forma o materia, evoluciona gracias a la
vida que la habita, es decir, la vida de la planta, del animal y del ser humano
ha hecho que la materia haya evolucionado desde el origen de este planeta como
tal hasta nuestros días, y la conciencia (como resultado de esa unión y
desarrollo) es la que acelera ese proceso según el reino donde se manifieste.
Por ejemplo, la vida y la autoconciencia del hombre transforman los elementos
químicos (la materia) en objetos que necesita para su propio progreso y
evolución. Así es que, aunque la vida de los diferentes reinos tiene un mismo
origen divino, la vida que anima nuestros cuerpos está más evolucionada y lista
para que el Alma la pueda utilizar con su conciencia individual que hace que
nos reconozcamos como un “Yo”; lo que no pueden hacer los tres reinos que nos
siguen.
La vida es la
que hace que el hombre respire y se sirva de los éteres vitales del Sol (entre
otras cosas) para tener salud, la que
hace que se extraigan los nutrientes de los alimentos, la que hace que los
órganos funcionen (pulmones, corazón, etc.) y, en definitiva, la que nos
mantiene vivos; por tanto tiene que estar dentro del cuerpo físico. Pero si la
vida no se ha podido identificar como elemento químico o materia, quiere decir
que debe estar compuesta de otra clase de materia más sutil que la que
conocemos, que la ciencia aún no ha descubierto, y que debe estar más allá de
los protones y electrones; es decir, más allá de lo que llamamos energía. Así
es, la vida, en su manifestación más densa está compuesta de éteres, unos
éteres que ya desde hace bastantes años se han podido detectar en las plantas,
en los animales y en el hombre en forma de aura o ectoplasma y que se relaciona
con los meridianos energéticos de la acupuntura y con el magnetismo. La vida
también es la manifestación de esos cuerpos etéricos (fantasmas) que
muchos y en muchas ocasiones han visto,
principalmente de personas fallecidas o a punto de fallecer.
Por tanto, la
vida en el hombre se manifiesta con la misma forma e imagen del cuerpo físico,
como un molde sobre el cual se construye el mismo desde los átomos hasta las
células. Es más, este molde o cuerpo etérico es el que mantiene unidas a las
células haciendo que éstas cumplan su misión en la generación, desarrollo y
regeneración del organismo con tal de mantenernos vivos. Ya hemos dicho que el
hombre espiritual está compuesto de siete principios, a lo que hay que añadir
que, aunque está evolucionando en cuatro mundos (de los que obtiene la materia
para formar cada uno de sus cuerpos en cada renacimiento) también terminará su
desarrollo espiritual futuro en siete mundos o planos creados por Dios para ese
fin. El cuerpo físico y la vida que lo anima también forman siete grados de
materia, los tres que todos conocemos como sólido, líquido y gaseoso, más los
cuatro éteres que forman el cuerpo etérico que anima o vitaliza el cuerpo
físico. Estos cuatro éteres están relacionados con la actividad de los órganos
internos, con lo sentidos, con el sistema nervioso y con la conciencia, por
consiguiente son los medios por los cuales el Ego o Yo superior maneja y dirige
el cuerpo físico. O sea, el cuerpo etérico es, para el Yo superior, el medio de
comunicación de lo que percibimos y sentimos por medio del cuerpo de deseos (el
cual normalmente crea un sentimiento, deseo o emoción) y de la mente (la que,
normalmente, emite un pensamiento como respuesta) Pero, además, también es el
medio por el cual ese Yo superior impresiona el cerebro a través de la voluntad
en su intento de dirigir su destino.
EL CUERPO ETÉRICO
Cuando hablamos del cuerpo etérico
como dador de vida del cuerpo físico, nos estamos refiriendo a la
especialización que el cuerpo etérico hace de una pequeña porción de la “Vida Universal”. Es decir, todo el universo
y toda forma en nuestro planeta tiene vida así que, una de las cualidades del
cuerpo etérico es que facilita la vida al cuerpo físico desde el mismo momento
en que se unen el óvulo y el espermatozoide. Es más, antes de esa unión ya
existe este cuerpo energético que servirá como molde para que se agrupe la
materia que debe formar el cuerpo físico, y es por ese motivo por el que la
muerte se produce cuando este cuerpo energético se separa definitivamente del
físico. Se dice definitivamente porque separarse se separa cuando dormimos o,
por ejemplo, cuando nos anestesian, sin embargo, no se produce la muerte porque
no se desconecta del cuerpo físico al estar unido por medio de un cordón
etérico brillante normalmente definido como plateado.
El
Ego también se manifiesta en el cuerpo físico por medio de la sangre, lo que
significa que allá donde no haya circulación sanguínea no tiene el Yo superior
un perfecto control. Así mismo, la energía vital que circula por el cuerpo
etérico a modo de sistema nervioso repercute sobre el cuerpo físico sirviendo
también al Ego para manifestarse y para percibir el mundo que rodea a su
cuerpo. Como los éteres del cuerpo etérico compenetran los átomos físicos, el
Ego puede pasar a la acción gracias a la vitalidad etérica, sin embargo, ocurre
que, a veces, cuando cortamos la circulación sanguínea (por ejemplo) de un
brazo, el Ego pierde la sensación sobre ese brazo y decimos que se nos duerme.
El hecho es que, como ocurre con la anestesia, ese brazo etérico se ha salido
del físico y por tanto se desconecta de ese miembro temporalmente. Esto es lo
mismo que ocurre por las noches cuando salimos y abandonamos el cuerpo físico,
con la diferencia de que como también salen
los éteres que nos hacen ser conscientes del mundo físico, perdemos la
conciencia aquí para ser conscientes en otro mundo.
Como
el cuerpo etérico se encuentra entre el cuerpo físico y el de deseos o
emocional, su función es hacer que las impresiones que afectan al cuerpo físico
lleguen al cuerpo de deseos y después a la mente para que el Ego pueda
responder razonando y emitiendo un deseo o sentimiento y luego pasar a la
acción. Veámoslo más detenidamente, supongamos que vemos que una persona mayor
se cae, lo que en realidad percibe nuestro cerebro son vibraciones que proceden
de la imagen que han captado los ojos. Estas vibraciones etéricas alcanzan los
éteres relacionados con el cerebro etérico (que compenetra el físico) los que
hacen que esas vibraciones alcancen el cuerpo de deseos y originen un
sentimiento de acuerdo a la imagen de esa caída. A continuación pasarán al
cuerpo mental donde también causarán una reacción por parte del Ego, el cual
creará un pensamiento de ayuda que, a su vez, originará un sentimiento
altruista o similar y por último hará que su cuerpo sirva como instrumento para
levantarla del suelo ya que la energía del cuerpo vital recorre el sistema
nervioso cerebro-espinal.
Cuando
salimos del cuerpo físico por las noches y nos llevamos la mente y el cuerpo de
deseos lo hacemos, entre otras cosas, para restaurar la armonía, elevar la
vibración y revitalizar el cuerpo etérico y el físico. De aquí que cuando
tenemos un sueño profundo, es decir, cuando salimos totalmente del cuerpo
físico, nos despertamos al siguiente día sin sueño y totalmente descansados.
Como durante el día gastamos esas energías en todas nuestras actividades
físicas y psíquicas y, aunque el cuerpo etérico absorbe y hace suya la energía
solar, llega un momento en que ésta se agota y el cuerpo empieza a sentir
cansancio y sueño. Como ocurre en la fotosíntesis de las plantas, el cuerpo
distribuye la energía solar por todo el sistema nervioso para que, junto a las
calorías de los alimentos, el cuerpo pueda funcionar. Pero cuando el acumulador
y distribuidor de energía solar (el bazo etérico) se ralentiza cuando llega
la noche y las toxinas afectan también
al funcionamiento del organismo, el Ego se ve obligado a salir del cuerpo y,
por tanto, a perder la conciencia del mundo físico.
Es muy
probable que alguien se pregunte ¿Si es el doble del cuerpo físico, qué ocurre
cuando se le amputa un miembro a una persona? Pues, por no poner muchos
ejemplos diré que se ha comprobado que, en la mayoría de los casos, la persona
se quejaba de dolores o picores en ese miembro amputado ¿Por qué? Pues porque
este doble etérico tarda en descomponerse un tiempo y, mientras tanto y
dependiendo de lo que hagan con la parte amputada, puede ocurrir ambas cosas.
Otro caso, como ejemplo, aunque hoy su práctica ya no es tan común, es cuando
un espíritu extrae en gran parte este cuerpo etérico de una persona que hace de
médium, en esos casos el cuerpo físico queda aletargado, muy débil por la falta
de vitalidad, los ojos se quedan sin expresión y la mente casi inactiva. Este
es también el “aliento de vida” que
Dios insufló en la nariz de Adán para darle vida, es decir “Nephes”, es el “prana” de los hindúes, la vitalidad
que especializa el Ego para mantener el cuerpo vivo y activo; es el éter que circula por el sistema nervioso
y mantiene activas las neuronas, el que nos hace sentir Dolor o placer a través
de la envoltura física.
En un párrafo
anterior he mencionado el aura como el cuerpo etérico, en realidad, esos
centímetros que algunas personas pueden ver alrededor del cuerpo físico no es
un aura sino el cuerpo etérico que sobresale un poco del físico. Normalmente se
ve luminoso y con un color mezcla de violeta claro y rosa. Los animales lo ven
y le siguen el rastro como ocurre con los perros policías; los niños pequeñitos
también le pueden ver al igual que ven a otros seres en sus primeros años y
hasta que pierden la conciencia de los mundos de donde vienen y donde estamos
entre un renacimiento y otro. Puede variar en su tamaño y color temporalmente
según el estado de vitalidad o salud y según las impresiones que le afecten del
exterior; los verdaderos clarividentes le pueden ver con sus centros o chacras
y las energías que circulan por él a modo de un sistema nervioso.
Hemos dicho
que el Alma maneja el cuerpo físico por medio del cuerpo mental cuya
manifestación es la mente concreta y sus pensamientos; por medio del cuerpo de
deseos que es el incentivo para la acción; y por medio del cuerpo etérico, el
cual, da vida a todo el organismo y facilita al Alma la expresión del cuerpo de
deseos (sentimientos, emociones, etc.) y de la mente haciendo que los
pensamientos lleguen al cerebro. Pero, además de la reacción que el cuerpo
pueda tener y comunicar al cerebro por
medio del sistema nervioso, también los sentidos cumplen esa unión para que el
Alma sea consciente de todo lo que le rodea y afecte y para que pueda ponerse
en contacto con el medio ambiente donde se encuentra. De hecho, toda la
evolución adquirida, principalmente desde nuestros primeros tiempos como
humanidad, ha sido gracias a los sentidos porque, sin ellos, no seríamos
conscientes de las experiencias, no podríamos haber investigado en este mundo
físico, y no desarrollaríamos la conciencia aquí y después de la muerte. Entre
las muchas ventajas que facilitan los sentidos del hombre al Yo superior, están
los de poder discernir entre lo que es real y lo que no y la de poder
investigar y transformar este mundo para adaptarlo a sus necesidades de
progreso.
Por
último he de decir que en este cuerpo es donde queda guardada la “película” de
nuestra vida, la cual se ha ido grabando en un átomo especial que se encuentra
en el corazón. Esta película pasa desde el corazón a un éter de los que forman
el cuerpo etérico a las pocas horas de morir y es ese hecho el que muchas
personas dicen que han visto en unos momentos cuando estuvieron a punto de
morir o presuntamente murieron. Esta unión entre estos dos cuerpos está
representada por el mencionado “cordón
brillante” que se rompe en el corazón cuando se ha grabado la película de
la vida, y después también en el cuerpo etérico para que pase el hombre al
purgatorio con ella y así poder ver dónde erró.
EL CUERPO DE DESEOS
El
cuerpo de deseos está compuesto de materia de las siete subdivisiones del Mundo
de Deseos, pero dependiendo del grado de desarrollo tendrá más de una que de
otra. Este cuerpo renueva constantemente su materia y vibración por medio de
los deseos, pasiones, emociones, etc., de tal manera que un simple sentimiento
o deseo de obrar con humildad o
altruismo originará cierto grado de vibración en el cuerpo que será la que
atraiga materia más elevada del propio mundo. A la vez que nuestros buenos
sentimientos y deseos transforman nuestros cuerpos hacia el bien, también
expulsan materia de la que se sitúa en las regiones purgatoriales, lo que
facilita el proceso de renovación e incluso la atracción de elementales y otros
aspectos benéficos que nos rodean. El desarrollo moral y espiritual conceden
cierta potencia luminosa y corrientes de color, pero esto puede variar
dependiendo si el individuo se deja llevar y responde a las influencias
externas o impone su voluntad para practicar el bien.
Aunque la ciencia ha llegado a detectar cierto grado de materia más
allá del átomo, lo cierto es que no tenemos conciencia nada más que de lo que
es sólido, líquido y gaseoso, pero no ocurre lo mismo respecto a ciertas
energías cuyas vibraciones son más elevadas que lo que normalmente vemos. Un
ejemplo de ello es el aire, la electricidad, el calor, el magnetismo, etc., normalmente
se dice que somos conscientes sólo de las formas cuyas vibraciones son capaces
de percibir nuestros ojos pero, lo mismo que un invidente no puede decir que no
existe la luz por el simple hecho de no poder verla, así mismo tampoco es muy
razonable que la mayoría de las personas piensen que no pueden existir otros
mundos de diferente grado de vibración o “materia” más sutil que la nuestra de
donde estén formados nuestros cuerpos invisibles. Lo cierto es que el Ego atrae
cierta cantidad de materia de esos mundos (etérico, de deseos y del
pensamiento) para formar sus cuerpos superiores y así poder estar en
comunicación con ellos por medio de sus deseos, sentimientos y pensamientos.
La única diferencia entre una
persona y otra es que cuando al renacer atraemos materia para formar nuestros
cuerpos, sólo se podrá atraer y utilizar la que tenga una vibración que esté en
sintonía con el desarrollo espiritual de cada uno. Es decir, si una persona no
ha desarrollado elevados sentimientos y, por el contrario, en sus últimas vidas
sólo se ha preocupado de él mismo, no podrá atraer materia de las regiones
superiores del mundo del deseo hasta que no se lo merezca por haberlo
desarrollado por medio de la práctica altruista y fraternal voluntaria. Así es
que, con el cuerpo físico adquirimos experiencias y evolucionamos en el mundo
físico; con el cuerpo de deseos obtenemos experiencias y conocimientos y
estamos en contacto con el Mundo del Deseo donde podemos evolucionar
elevándonos a las regiones superiores por medio de los deseos y sentimientos
elevados. Y lo mismo respecto al cuerpo mental el cual pertenece al Mundo del Pensamiento
concreto y con el que razonamos e intentamos imponer la razón sobre el aspecto
animal o inferior del cuerpo de deseos.
Ya hemos dicho que el Ego se
manifiesta a través de la voluntad, la que intenta imponer sobre la mente para
no permitir que los deseos, sentimientos y pasiones la dominen y así actuar en
el mundo físico. Si esto es así significa que el Ego está en alguna región por
encima de la mente concreta con la que razona. Pues bien, ese lugar lo
podríamos definir como las regiones
abstractas del Mundo del Pensamiento, es decir, donde se originan las
ideas, inventos y descubrimientos que la humanidad en su desarrollo va alcanzando.
Lo que significa que un invento no es tal sino que es un descubrimiento que está en el destino de esa persona y que en un
momento dado su Ego se la facilita para que sirva como medio de progreso a la
humanidad.
Dijo San Pablo: “No hago el bien que deseo, más sí el mal que
no quiero.” Hace unos millones de años la humanidad aún no tenía mente,
(cuerpo mental) se encontraba en un estado de conciencia similar al de los
animales domésticos actuales y, por tanto, se guiaba por su instinto, sus deseos y pasiones para sobrevivir y para
conseguir egoístamente todo lo que podía. Desde que las Jerarquías superiores
(las que la iglesia católica llama Ángeles, Arcángeles, etc.) nos dieron el
germen de lo que hoy llamamos mente hasta nuestros días, la hemos desarrollado
en un grado muy elevado pero siempre, y aún nos queda mucho más, hemos estado
en lucha con el cuerpo de deseos para no dejarnos dominar por él. Nuestro
deber, como Espíritus evolucionantes a través del renacimiento, es dominar y
dirigir nuestros cuerpos, y es precisamente el cuerpo de deseos el que
actualmente nos cuesta más porque nos incita hacia el egoísmo y el
materialismo. Pero si queremos acelerar nuestro desarrollo para no tener que
renacer muchas veces más, debemos espiritualizar este cuerpo de deseos
utilizando voluntariamente la mente para
discernir entre lo bueno y lo malo y practicar lo bueno pensando más en los
demás que en nosotros mismos. A esto se refería San Pablo, si nos dejamos
llevar por el cuerpo deseos (deseos y sentimientos negativos, pasiones, etc.) y
no sabemos utilizar la voluntad para discernir y actuar positivamente, no
acortaremos renacimientos ni tiempo en el Purgatorio.
El cuerpo de deseos
representa nuestra naturaleza de deseos y emocional, las pasiones, sensaciones
e instintos que debemos purificar para que en la próxima reencarnación podamos
tomar materia más espiritualizada del Mundo de Deseos para formar este cuerpo.
Pero también gracias a él recibimos, en forma de sentimiento, lo que percibe o
siente nuestro cuerpo físico y nos facilita el incentivo para actuar, o lo que
es lo mismo, para evolucionar. Después de la muerte, este cuerpo toma la forma o imagen
del cuerpo físico para ir al purgatorio donde estará un tiempo según se haya
espiritualizado en mayor o menor grado su materia (la personalidad o carácter)
Si intentamos actuar como lo haría nuestra Alma, si nos identificáramos con
ella y con su buena voluntad, comprenderíamos que de nada sirve dejarnos llevar
por el aspecto inferior del cuerpo de
deseos por mucho placer que nos cause. Deberíamos discernir más ante las
circunstancias y decisiones respecto al progreso o retraso que nos puede causar
si no actuamos como lo que verdaderamente somos, un hijo de Dios. El Alma es
sabia porque ha recopilado la quintaesencia de todas las encarnaciones y ella
intenta manifestarse a través de lo que llamamos “conciencia”, si la escuchamos
en momentos de relajación y meditación nos hablará claramente.
Lo mismo que el cuerpo físico
necesita alimentarse para vivir y lo mismo que el cuerpo etérico también se
alimenta de los éteres solares, también al cuerpo de deseos hay que alimentarle
con deseos puros y sentimientos elevados si queremos purificarle. Pero tan
importante como eso es no complacerle cuando nos incita a satisfacer pasiones y
otros deseos que nos hacen caer en malos hábitos. Cada vez hacen más películas
donde se describe con bastante exactitud lo que ocurre después de la muerte,
alguna de ellas son, por ejemplo, “El
sexto sentido” “Los otros” “Más allá de los sueños” y “Ghost”, quien haya visto esta última se
acordará de aquellas imágenes en las que un muerto estaba desesperado porque no
podía fumar; esa es la realidad, el cuerpo de deseos actúa igual que aquí aún
después de la muerte, de ahí la necesidad de dominar a este gran “tentador” en
vez de permitir que él nos domine a nosotros.
EL CUERPO MENTAL
El cuerpo mental es el vehículo o
cuerpo por medio del cual el Ego se manifiesta como mente concreta (razón,
memoria, imaginación…) esta mente es la que, a través del desarrollo evolutivo,
se convierte en un vehículo de conciencia independiente por medio del cual se
manifiesta el Ego en sus cuerpos de deseos, etérico y físico. Pero el cuerpo
mental también se manifiesta como un segundo aspecto comúnmente llamado mente
abstracta, si, por ejemplo, la mente concreta trata con las “formas” de
pensamiento (aritmética, los objetos, etc.) la mente abstracta trata con las
matemáticas puras, la álgebra, ideas o símbolos abstractos) El aspecto superior
de la mente irradia o crea originalmente ondas mentales mientras que el
inferior reproduce y crea formas de pensamiento que cualquier iniciado puede
ver.
El
cuerpo mental tiene casi la misma forma ovoide del cuerpo de deseos con la
diferencia de que los buenos pensamientos hacen vibrar la materia mental más
espiritualizada que suele estar en la zona de la cabeza, mientras que los
maléficos y egoístas gravitan en la parte inferior del ovoide. Por tanto,
podemos ver como la mente no es el Ego sino su aspecto cognoscitivo, lo que le
hace pensador y conocedor en sus renacimientos; es simplemente la conciencia
individual y personal.
Cuando el
hombre piensa pone en vibración el cuerpo mental, esta vibración se manifiesta
en un grado inferior, es decir, en el cuerpo astral o de deseos, desde éste
pasa a los éteres del cerebro etérico del cuerpo etérico para, por último,
poner en acción la materia gris del cuerpo físico. Sabiendo que el cuerpo de
deseos está relacionado con el sistema nervioso simpático y que el sistema
cerebroespinal está bajo el control del Ego, éste piensa emitiendo sus
vibraciones originales en base a experiencias pasadas, a través de los canales
abiertos o no del cuerpo de deseos para terminar encontrando el conducto más
apropiado y las partículas capaces de expresar lo que el Ego desea. Esto explica, en cierto modo,
el que a unas personas les guste las matemáticas y a otros no o que unos
comprendan y expresen perfectamente algunos hechos más bien abstractos y otros
sean incapaces de ello.
Si
analizamos esto en sentido contrario, lo que podría ser el resultado de una
experiencia o conocimiento, sería algo así: La experiencia en el cuerpo físico
(hecho, oído, visión…) asciende al cuerpo de deseos donde se convierte en
sensación, lo que, en el cuerpo mental se transforma en percepción, conceptos o
ideales, lo que será una base para las respuestas futuras y una manera de abrir
nuevos canales para que se manifieste el Ego. Esta es la manera también de que
se forme la memoria pero como no todo es causa y efecto ni el resultado de
experiencias pasadas, el Ego tiene en cada vida la posibilidad de crear “ideas”
nuevas y originales cuando, de vez en cuando y en determinadas circunstancias,
recibe luz del propio Espíritu y del Mundo del Pensamiento. Cuando la respuesta
del Ego alcanza el cerebro se producen una serie de acciones en forma de
descargas eléctricas y de corrientes magnéticas, las cuales abren un nuevo
canal nervioso. Si esto se repite se facilita la misma expresión o se crean
ideas asociadas.
Evidentemente
y como ocurre con el cuerpo físico, el ejercicio aumenta su poder mientras que
lo contrario lo atrofia y lo destruye. Con cada nueva vibración transformamos o
expulsamos materia mental de este cuerpo según la capacidad que tenga de
responder a nuestras ideas y pensamientos; así reemplazamos la materia que no
responde a nuestras intenciones. De aquí la necesidad y conveniencia de crear y
mantener pensamientos e ideales positivos. Cuando el hombre intenta vivir la
vida superior, es decir, actuar como lo haría nuestro verdadero Yo superior,
elimina la materia mental grosera y atrae la positiva y espiritualizada de las
regiones superiores del Mundo del Pensamiento; así nos unimos más a nuestro
verdadero Yo el cual se expresará cada día más. Como es lógico, esto hará que
el cuerpo de deseos responda con sentimientos y deseos más elevados. Normalmente
el ser humano actúa basándose en su aspecto mental inferior o concreto el cual
está unido a su cuerpo de deseos, son pocas las veces que el hombre piensa como
debiera, es decir, sin deseos; y de eso se trata, de razonar para no estar
dominado por los deseos ni por los sentimientos y para que, a través de lo
positivo y elevado, demos pie a que el aspecto inferior de la mente se una a la
superior, o lo que es lo mismo, el hombre se una a su verdadero ser.
Veamos porque
en esoterismo se dice que hay que vencer el deseo personal. El aspecto inferior
de la mente, (la mente concreta) está tan unida al cuerpo de deseos que
reaccionan el uno sobre el otro, es decir, la mente se ve impulsada por el
deseo y, a su vez, busca placer a través de éste. La mente intenta crear
imágenes de placer a la vez que rechaza crear lo que del cuerpo de deseos
reconocemos como dolor o malestar, por tanto, lo que ocurre es que la mente
aumenta las pasiones animales con sus impresiones grabadas y valiéndose de la
memoria y la imaginación.
Razonando
el párrafo anterior podemos comprender por qué el hombre actúa muchas veces
peor que los animales, esto es, el cuerpo mental estimula al cuerpo de deseos
despertando así deseos y pasiones que en el animal no están activos. Por esta
misma razón el hombre poco evolucionado se deja dominar por el aspecto inferior
del cuerpo de deseos, o sea, por los sentidos, la astucia, la lujuria, la
crueldad, etc. Por este motivo, cuando el aspecto mental se pone al servicio de
los sentidos, del materialismo y de los peores deseos y sentimientos, el hombre
pasa mucho tiempo en el purgatorio después de la muerte de su cuerpo físico.
Sin embargo, no debemos olvidar que la libertad y el poder de elevarnos y
unirnos al Yo superior está en la mente, puesto que a través de ella podemos
conseguir el autocontrol, solo es necesario que la conciencia se identifique
con la mente pero no con los deseos inferiores.
Quien
fortalece su voluntad y persiste una y otra vez trabaja desde el interior y lo
elevado y no dejándose dominar por lo externo y por los sentidos, el de fuerte
voluntad domina las circunstancias externas poniendo en actividad las fuerzas
adecuadas según sean sus experiencias acumuladas. Según se progresa en este
sentido, se libera cada vez más del cuerpo de deseos y se aumenta el poder de
la mente superior sobre la inferior manifestando así genialidad, desarrollo
espiritual, inspiración y profecía. Lo mismo que la mayoría de nosotros hemos
vencido y transmutado la parte inferior y más animal del cuerpo de deseos, así
debemos seguir utilizando la razón para centrar la conciencia en el aspecto
superior de la mente (ideales elevados, espiritualidad, conceptos abstractos,
etc.) y no en este cuerpo. Este desarrollo no solo nos hace más libres por no
depender tanto del cuerpo de deseos, sino que además nos favorecerá el abandono
de los cuerpos y de la tierra después de la muerte del cuerpo físico.
Cuando
pensamos emitimos una vibración que afecta al cuerpo mental lo mismo que cuando
estamos deseando algo estamos afectando al cuerpo de deseos, sin embargo, un
pensamiento afecta de dos diferentes formas entre otras, estas son: Primera, a
nuestro cuerpo mental transformándolo y creando hábitos de pensamientos; y
segunda, al Mundo del Pensamiento y a las mentes de las personas para intentar
reproducir el pensamiento u otro similar de acuerdo al cuerpo mental de la otra
persona. Esto puede tener éxito o no dependiendo de la energía (vida) que el
pensamiento tenga, y esto, a su vez, dependerá de la voluntad o fuerza con que
se haya creado y de la claridad del pensamiento. Así es que, cuando una persona
centra su voluntad y concentra su mente, estos pensamientos llegarán más lejos
y cumplirán su misión si es que la tienen. De esta forma podemos comprender que
la mayoría de los pensamientos que creamos constantemente se debilitan y son
absorbidos por todos los de los demás existentes en nuestra sociedad y en el
Mundo del Pensamiento. Por el contrario, los pensamientos concentrados y
creados voluntariamente con cierta intención, serán más fuertes y llegarán a su
destino cumpliendo así su misión sin nada que se interponga en su camino. Esto
nos lleva a tener una idea más clara del efecto de la concentración, de la
oración, del estudio concentrado e incluso del hecho de mantener la mente todo
el día en cualquier tema abstracto o espiritualmente elevado.
En alguna parte de esta obra hemos hablado de
que una persona que se obsesiona con algo pero que aún no se ha decidido a
hacerlo, puede ser impulsada a ese acto tan deseado simplemente porque le
afecte un pensamiento de la misma naturaleza de otra persona. Así es, esto no
significa que un pensamiento de amor y de fraternidad pueda hacer buena persona
al que siempre está pensando en hacer mal, pero algún efecto tiene. Lo mismo que
cuando un estudiante ha aprendido lo que se imparte en un curso y, por tanto,
necesita pasar a otro, también cuando un pensamiento elevado llega al cuerpo
mental de otro despierta esa misma vibración, lo que puede convertirse en la
base de una nueva forma de pensar. Por esta razón hay cada día más empeño en
formar círculos o grupos con ideas altruistas y fraternales, por no decir del
efecto positivo que causan las frases y pensamientos tan bellos que nos
enviamos algunos por correo electrónico. La persona que sea tan egoísta que
esté todo el día pensando de qué manera puede beneficiarse no tendrá fácil la
admisión de los pensamientos elevados, pero cualquier otra de nuestra sociedad
sí. Por tanto, es obligación de todos (y más del que tiene este conocimiento)
ser una fuente de pensamientos que ayuden y eleven la conciencia de la sociedad
así como mandar pensamientos de ayuda, en cualquier sentido cuando sabemos que
alguien los necesita. Naturalmente que los lugares donde se practique la
oración, la meditación o concentración sobre temas elevados, o simplemente,
cualquier agrupación que trabaje con ideales elevados, ya hacen una gran labor
en la sociedad.
No
olvidemos que cualquier pensamiento que consigue despertar una vibración
simpática en otro cuerpo mental será absorbida por éste aumentando así esa
vibración o fuerza en él. Pero, por desgracia, el hombre es todavía muy egoísta
y la mayoría de sus pensamientos se quedan con él creando una atmósfera que
repercute sobre sí mismo; es decir, hacen que el pensador siga creando
pensamientos de esa misma naturaleza. Así se producen las autosugestiones, las
obsesiones y las tentaciones que, aún en momentos de descanso no dejan en paz
al creador de esos pensamientos. Así, una persona que se obsesiona con matar
(como vemos casi a diario en nuestra sociedad) a su compañera por medio de
repetir ese pensamiento, termina matándola o el niño que consigue creerse que
es superman porque lleva pensando en ello mucho tiempo, se puede lanzar al
vacío pensando que puede volar.
Así
es que llegamos a la conclusión de que mientras el hombre no domine su mente, y
con su voluntad y discernimiento la mantenga limpia y despejada, no podrá ver
con claridad lo que es real como lo ve el verdadero Yo superior. Esto es así
porque, una vez analizados nuestros hábitos mentales, podemos asegurar que
nuestro cuerpo mental junto al cuerpo de deseos nos engañan y dominan
sutilmente haciendo que nos centremos en hábitos vulgares y antiguas formas de
pensar en vez de ayudarnos a elevar la vibración o elevarnos de plano. Por
tanto, aquí podemos aplicar ese dicho de que las cosas se ven según el color del cristal con que se miren. Es
necesario, por este motivo, que el hombre sea consciente de lo que piensa y que
acompañe sus pensamientos con sentimientos y deseos elevados en vez de pasarse el día creando pensamientos
absurdos y sin sentimientos o de naturaleza maléfica. Cuando no se haga así, al
menos, debería estar la mente concentrada en lo que el hombre esté haciendo en
sus labores cotidianas. De esta forma no permitirá que otros pensamientos
indeseables le penetren y se conviertan en tentación ya que, como sabemos,
estos pensamientos penetran en nuestro cuerpo mental a la mínima posibilidad que tienen. Claro que, ¿qué mejor
protección contra esas influencias que andar pensando en estos conocimientos y
estar con la mente en los aspectos más elevados de la vida y del Espíritu?
Para responder
simpáticamente a otro pensamiento debemos tener en nosotros mismos algo de esa
misma naturaleza, por tanto y si queremos que esto no ocurra, no debemos pensar
en nada negativo y sí en lo positivo; de esta forma los pensamientos
indeseables revotarán en nuestra aura y no nos influirán. Debemos tener siempre
presente que allá donde estemos llevamos con nosotros todo nuestro mundo de
pensamientos y que vamos sembrando la atmósfera influyendo a los demás. La gran
diferencia entre un hombre poco evolucionado y otro que sí lo está, es que el
primero no controla apenas su mente y se deja influenciar por la atmósfera mental
de donde se encuentre y que el segundo utiliza su mente voluntaria y
conscientemente para crear pensamientos que le ayuden a él mismo y a la
humanidad. Trabajando de esta forma no solo estamos protegidos, armónicos y
siempre positivos, sino que, a la vez,
estamos evolucionando porque cada vez utilizamos materia más elevada del Mundo
del Pensamiento.
Si, como hemos
dicho, con nuestros pensamientos creamos nuestro propio mundo, el cual llevamos
a todos los sitios a la vez que influenciamos al resto del mundo, al considerar
a los demás igual que a nosotros mismos comprenderemos que entre todos creamos
una atmósfera mental nacional, la cual puede ser más o menos racial,
patriótica, democrática, solidaria, etc. Y lo mismo que somos responsables por
los pensamientos que creamos y su efecto sobre las personas que nos rodean,
también somos responsables, kármicamente hablando, por el efecto de nuestros
pensamientos a nivel nacional. Esto entra dentro de lo que llamamos karma
colectivo, por ejemplo el nazi que además de hacer mal y dar órdenes contra los
judíos, estaba pensando cómo hacer más mal
o a más personas. La naturaleza de los pensamientos de un país afectan a
todos (patriotismo, opinión pública, costumbres culturales, etc.) y muy
especialmente a los niños puesto que afectan más en la educación. El
pensamiento afecta a los cuerpo de deseos de otros y éstos estimulan al cuerpo
mental para que cree pensamientos de la naturaleza que sea, así es que, tanto
dormidos como despiertos, todos somos receptivos a los pensamientos de los
demás.
Por
este motivo deberíamos tener más cuidado con lo que pensamos individualmente.
Si yo doy una conferencia, mis pensamientos y mis palabras alcanzarán a la
mente de todos y, aunque será más afectado quien preste más atención, los pensamientos
intentarán estimular las vibraciones correspondientes de los cuerpos de deseos
de los asistentes durante un tiempo al igual que a su mente. Ahora
interpretemos este conocimiento a través de una persona que haya hecho algo
malo y que la gente lo critica cada vez más ¿Qué ocurre? Pues que las que
critican, además de crearse un mal karma futuro, están aumentando ese mal en el
Mundo del Pensamiento afectando a todo el mundo y muy en particular a esa
persona que critican. Es más, cuando alguien comete un mal por culpa de un
pensamiento nuestro, tenemos parte de culpa en el karma de esa persona.
El hombre
actual centra su actividad mental en las cuatro regiones inferiores del Mundo
del Pensamiento, son pocos los que suelen pensar en cosas relacionadas con los
planos superiores pero, aún así, en esas regiones hay infinidad de gradaciones
o vibraciones que hacen que los pensamientos de la misma naturaleza se asocien
y fortalezcan. Esto nos lleva a asegurar que una persona devota, rosacruz, o
simplemente que mantenga una línea de pensamientos nobles y espirituales, se
verán atraídos hacia esas regiones y agrupaciones incluso cuando duermen.
Durante el día estamos conectados con esas zonas del Mundo Mental según
nuestras creaciones mentales, pero hay quien acelera su desarrollo y aumenta
sus conocimientos por las noches. Pongamos un ejemplo de todo esto, cuando un
estudiante de ocultismo estudia por primera vez algunos diagramas
representativos de lo que llamaos cosmogénesis, le será tan difícil entenderlos
como a un niño respecto a las matemáticas. Pero cuando, día tras día, persista concentrando la mente, estará
abriendo un camino o canal por medio del cual le será cada día más fácil
caminar, es decir, entenderlo y asimilarlo. A partir de esa centralización y
concentración de la mente en el tema y región que corresponda, es cuando podrá
extraer mayor provecho intelectual.
El cuerpo mental o mente es el vehículo más poderoso (aunque menos
desarrollado) que tiene el Ego, el pensador, para influir sobre la personalidad
con la intención de desarrollar sus virtudes y con tal de alcanzar la
perfección y así no tener que renacer al no haber deudas kármicas. Lo ideal
sería que el cuerpo mental respondiera siempre al Ego cuando nos aconseja, nos
da ideas originales y cuando actúa como conciencia o cuando la reconocemos por
medio de la intuición. Pero no es así porque la mente está muy arraigada aún en
la naturaleza del cuerpo de deseos, de ahí la necesidad de espiritualizar este
último. El cuerpo mental, como aspecto mental concreto de la personalidad, toma
nota de las experiencias y asimila el producto del conocimiento para pasarlas a
la región abstracta del Mundo del Pensamiento, que es donde se encuentra el
Alma o Yo superior, y así lo une a los resultados de todas sus anteriores
vidas. Por otro lado, también es cierto que a la mente le es más fácil pensar
basándose en el pasado que esforzarse en crear pensamientos originales o
elevarse a los planos superiores del Mundo del Pensamiento a través de la meditación o el discernimiento; por eso
también admite, en la mayoría de los casos, las ideas y pensamientos de los
demás.
Es cierto que el Ego extrae el mayor
provecho de la vida una vez que pasa al purgatorio y al cielo después de la
muerte del cuerpo físico, pero eso no quiere decir que si pusiésemos más
voluntad en pensar positivamente y en escucharle no aceleraríamos nuestra
evolución y obtendríamos mayores recompensas en la siguiente vida. Por
consiguiente, lo más razonable sería ser conscientes de lo que pensamos para
que nuestros pensamientos sean positivos y hagan bien a los demás, a la vez que
no nos dejarnos dominar por los pensamientos e ideas negativas de otros ni por
nuestros malos sentimientos y deseos.
Si analizamos lo dicho hasta ahora
llegaremos a la conclusión de que la personalidad (cuerpo físico, etérico, de
deseos y mente concreta) aún con una mente capaz de razonar y dominar al
aspecto animal del cuerpo de deseos, tardaría muchísimo más en llegar a la
perfección si no fuera por la influencia del Ego, es decir, por la voluntad.
Por tanto, llegaremos de nuevo a la conclusión de que el hombre no es el cuerpo
físico ni la muerte de éste es el fin del verdadero Ser o individualidad. Como
este Yo superior o entidad espiritual vibra en un grado inmensamente superior
al grado en que vibra nuestro mundo físico, no puede obtener la experiencia que
necesita para su desarrollo aquí en la Tierra. Por eso proyecta una parte de sí
mismo para que, una vez conectada al cuerpo de deseos futuro, se manifieste en
el cuerpo físico compenetrando el cerebro y el sistema nervioso obteniendo así
el nombre de “mente”.
Sin embargo es el Yo superior quien,
a través de esta mente concreta y personal, recibe la información del mundo
físico y envía su respuesta desde su mundo mental abstracto. Así es que, cuando
el Ego encarnado tiene cierto desarrollo y una mente sana que sabe discernir e
investigar, se puede manifestar la “genialidad”, pero cuando hay poco
desarrollo o la mente está afectada por drogas u otras sustancias o hechos similares
surgen la ignorancia o la falta de razón. Naturalmente que esto también tiene
relación con las deudas del pasado o karma pendiente, lo que significa que el
Ego puede haber evolucionado mucho pero ha podido renacer con algún problema
mental por algo que hizo a otros o bien a él mismo en otra vida. Por el
contrario, cuando en otras vidas se han desarrollado determinadas cualidades y
se eligen los padres adecuados que
facilitan la genética física necesaria puede nacer un verdadero genio.
El libre albedrío tiene su origen en
la mente pero éste no se desarrollará en su totalidad ni la mente podrá mostrar
su poder hasta que no se libere o
doblegue al cuerpo de deseos. Cuando seamos capaces de transformar el
odio en amor, el egoísmo en altruismo, la simpatía en fraternidad y cuando
superemos el deseo de poder, el orgullo, la arrogancia, etc., entonces será
cuando el hombre sea libre y podrá ejercer su libre albedrío para su propio
desarrollo. Aún así todos sabemos que, aunque una persona esté presa, si quiere,
en su mente será libre; lo que también viene a confirmar que el verdadero
hombre está muy por encima de su cuerpo físico.
El origen del Yo superior divino,
como lo es toda vida y todo lo manifestado, es Dios, por tanto cuanto más
intentemos identificarnos con nuestro verdadero Ser convirtiendo los defectos
en cualidades y transformando el aspecto animal en espiritual, más cerca
estaremos de nuestra perfección y de la liberación del renacimiento puesto que,
al fin y al cabo, para eso renacemos. Como hijos de Dios que somos, tenemos
todas sus posibilidades y poderes latentes (clarividencia, sabiduría, profecía,
conciencia de los otros mundos, etc.) pero éstas solo se mostrarán
progresivamente según seamos capaces de espiritualizar nuestro carácter en general.
¿QUIÉN ES EL
VERDADERO HOMBRE?
Como ya hemos visto, lo que
normalmente llamamos “hombre” está
compuesto de: 1º. La “individualidad”
que renace en parte manifestándose en el mundo físico, y 2º. La “personalidad” compuesta a su vez de
cuatro cuerpos que sirven de vehículos de manifestación a la individualidad o
Yo superior. Este Yo superior es en realidad el “Alma” del hombre que reúne o
manifiesta sus aspectos a través de los cuerpos a la vez que obtiene un
desarrollo en cada vida gracias a las experiencias con los mismos. Hay personas
que creen y afirman que esta Alma renace en cuerpos animales, nada más lejos de
la realidad, cuando un Alma que ha evolucionado lo suficiente a través de
cuerpos inferiores a los nuestros como humanos, ha desarrollado la
autoconciencia y se identifica como un “Yo” separado de los demás. A partir de
ese momento, el individuo nunca renacerá en cuerpos de especies inferiores a
los humanos porque eso implicaría perder esa autoconciencia y eso iría en
contra de la evolución que reina en el universo.
En las primeras etapas del hombre
como individuo (primitivo) los impactos externos y sensaciones del mundo físico
sobre sus cuerpos físico-etérico, de deseos y su recién nacida mente, eran como
estímulos que, a través del cuerpo de deseos, actuaban a modo de puerta para
que el Yo superior hiciera sus primeros ensayos en el mundo físico. Las
imágenes mentales actuaban como incentivo para que el hombre hiciera sus
primeras deducciones pero, al actuar aún instintivamente y con mucha maldad,
fue necesario darle unos mandamientos terrenales para que comenzara a discernir
y deducir los resultados de sus acciones negativas y de sus satisfacciones y
pasiones animales. Como efecto de sus errores, aquel hombre (nosotros mismos en
nuestra primera etapa como tal) comenzó a utilizar más dinámicamente su mente
ya que, por un lado disfrutaba de los placeres como hoy ocurre aún en muchos
casos, y por otro experimentaba el dolor. Estos conflictos entre la memoria y
el deseo ayudaron a que el Yo superior comenzara a poder manifestar su voluntad
y, aún hoy en menor grado, sigue la lucha del Yo superior contra el cuerpo de
deseos por medio de la mente y su discernimiento. El deseo procede del
“exterior” del verdadero Yo, y la voluntad del interior.
El Yo superior o Ego tiene que
conquistar el mundo físico y desarrollar sus potencialidades, y para ello
necesita unos vehículos o cuerpos que se lo permitan. Una vez adquiridos los
cuerpos con los cuales puede renacer, el mundo físico se le presenta como un
incentivo para la acción y una tentación para el disfrute del mismo pero, sin
una mente, le hacen caer en el materialismo, en el egoísmo, en los placeres y
pasiones que le dominan, y en el mal. Por consiguiente, necesita una mente para
razonar ante el bien y el mal y unas leyes que le obliguen a deducir y extraer
conclusiones de lo que más le beneficia, por tanto y a raíz de ese proceso,
comienza a manifestarse la voluntad, la intuición y la conciencia, es decir el
mismo Ego. De esta forma, en el principio el hombre era dominado por el deseo y
las pasiones, actualmente esos aspectos están en lucha contra la razón y el
discernimiento, y en un futuro, el deseo, el materialismo y el egoísmo, morirán
para quedar solamente la voluntad del verdadero hombre.
Mientras tanto y como la mente solo
puede deducir y extraer conclusiones de las experiencias y éstas son muy
limitadas para la expresión del Espíritu, la voluntad falla muchas veces y hace
mal. Pero como después de cada muerte del cuerpo físico sufrimos en el
purgatorio por los errores, el resultado es que en la próxima vida esa voluntad
tendrá más poder y más sabiduría ¿Se comprende ahora por qué sin los cuerpos y
sin el mundo físico no se podría desarrollar el Yo superior ni el hombre
tampoco podría alcanzar la perfección y la unión con su Espíritu?
El Ego “informa” al hombre (la personalidad) de los medios y las
posibilidades que está capacitado para llevar a cabo, y estas posibilidades y
medios son las que reconocemos como mente concreta u objetiva en nuestro
cerebro. Esto es lo que diferencia al hombre primitivo del hombre actual, el
hombre primitivo no tenía medio de expresión mental y casi ninguna posibilidad.
El Yo superior comenzó a trabajar y a influir en el cerebro del hombre
primitivo para manifestar tantos poderes mentales como el cerebro era capaz de
manifestar. Y lo mismo que la luz actúa sobre la retina, así mismo actúa el Yo
superior sobre el cerebro para obtener la conciencia del mundo físico,
obteniendo como efecto lo que llamamos razón, ideas originales, memoria,
voluntad y discernimiento. El cerebro no piensa por sí mismo sino que es el
instrumento del Ego como puede ser un piano para un pianista; si no hay
pianista no hay melodía. Es gracias al cerebro del hombre terrenal como puede
manifestarse el hombre celestial renacimiento tras renacimiento, y es gracias a
esos cerebros como recoge las experiencias de las cuales irá fortaleciendo su
“voz” como Alma después de pasar por el Purgatorio y el Cielo. De esta forma el
hombre terrenal se hará celestial e inmortal gracias a su Alma, y en su momento
podrá recordar todas sus vidas pasadas y ver cómo ha ido formando lo que en ese
momento es.
Cuando un niño nace no significa que
esa Alma esté recién creada. Esa Alma fue creada hace millones de años con
todas las cualidades y posibilidades para llegar a ser, como en su origen lo
es, un Dios creador (Cristo dijo que llegaríamos a hacer lo que Él hacía y
mayores obras aún) Pero para ser diferenciada fue necesario que obtuviera
cuerpos de diferente grado de materia para manifestarse en este mundo físico y
experimentar y renacer hasta obtener la mente, que es la que nos hace
individuos pensantes y superiores a los reinos que nos siguen. Ahora estamos en
el intermedio, ya tenemos autoconciencia de lo que somos como humanidad pero no
sabemos nada de lo que somos en los mundos espirituales y mucho menos de que
podemos (y así lo haremos) desarrollar los poderes del Espíritu y alcanzar su
perfección a través del renacimiento. Por consiguiente, cuando un niño nace ya
ha estado aquí en la Tierra otras muchas veces antes como mujer y como hombre,
pero no como animal o planta una vez alcanzada la individualidad.
Este Alma utiliza un Cuerpo
Causal o “cuerpo mental superior” compuesto de materia mental más elevada
(en su vibración) que lo que aquí conocemos como “mente”, que es la que utiliza
para manifestarse e intentar controlar y dirigir sus otros cuerpos. No tiene
sexo y, a los ojos de los que han alcanzado el desarrollo suficiente como para
verla, aparece como un ovoide resplandeciente alrededor del cuerpo físico. Si
bien esta Alma existe y se manifiesta gracias a los cuerpos que en cada vida
crea y de los cuales extrae el desarrollo espiritual que aumenta su poder de
manifestación, también es cierto que representa al verdadero Espíritu creado
por Dios y que tarde o temprano manifestará su propia naturaleza. Ahora es el
principio pensante o “pensador” pero llegará el día en que el propio desarrollo
que va acumulando gracias a la personalidad (cuerpos) sea la puerta para que el
hombre (como esencia espiritual) se unifique con el Alma y ya no necesite
renacer más en este mundo físico.
Este Yo superior se manifiesta de diferentes formas y dos de ellas es
como conciencia y voluntad. La conciencia es el resultado
del desarrollo obtenido en cada vida gracias a las experiencias, pero también
lo es del obtenido después de la muerte y más en particular de lo que sufre en
el Purgatorio. Por tanto, también es responsable de los errores aquí en la
tierra como lo es un padre respecto a un hijo menor de edad, pues el “hombre”
es sus vehículos (cuerpos sin voluntad ni conciencia del ser) y él es quien se
manifiesta a través de ellos según su desarrollo y poder. Por ejemplo, si yo
desde muy joven ya me interesaba por todo lo oculto y misterioso y cuando lo
estudiaba parecía como si lo reconociera de nuevo, significa que ya en otra
vida he estado en contacto con este conocimiento y en esta lo estoy ampliando.
Pero si yo en esta vida y por medio del conocimiento, me desvío hacia la magia
negra o el espiritismo y me hago mal a mí mismo o a otros, lo tendré que pagar
porque es mi voluntad (YO) quien lo ha querido así o se ha dejado dominar por
la personalidad.
A alguien le parecerá injusto que una persona pague una deuda kármica
que hizo la personalidad en su última vida, pero lo cierto es que los cuerpos
que utiliza el Yo superior no cometen errores porque no tienen voluntad propia.
Eso sería como decir que un delincuente no es culpable cuando se le arresta por
el hecho de que lleve otra ropa diferente a la que llevaba cuando hizo el mal.
Cuanto más desarrollo tenga el Alma más poder tendrá para dirigir sus cuerpos
y, por tanto, menos deudas kármicas negativas tendrá y menos tiempo estará en
el Purgatorio después de cada muerte. Es cierto que la mente intenta pensar por
sí misma y que el cuerpo de deseos es el “gran tentador”, pero si escucháramos
la voz de la conciencia o intentáramos actuar en el puesto del Ego,
cometeríamos muchísimos menos errores. De lo que se trata no es solo de que el Alma
domine sus cuerpos, sino también y más importante aún, que los dirija hacia el
bien para poder adquirir desarrollo.
Cuando hemos vivido algo más de la mitad de la vida y retrocedemos en
la memoria nos podemos dar cuenta de cómo pensábamos cuando teníamos 18 o 20
años, qué gustos teníamos, qué ideales, y cuántos errores cometíamos porque, aun
con esa edad, éramos como niños en comparación, con, por ejemplo, la edad de 60
años. Sin embargo, todas las experiencias han sido muy útiles y si hemos tomado
nota de nuestra vida (y más aún si ha sido dura) y del resultado de nuestros
errores, podemos estar seguros de que hemos aprendido mucho y estamos muy
preparados para afrontar otros aspectos de nuestro destino. Algo así ocurre con
el Yo superior, desde que se individualizó y comenzó a desarrollar su mente
hace millones de años, (más allá de la prehistoria) Es decir, desde que se
comportaba como un animal hasta nuestros días, ese Yo ha evolucionado hasta ver
con horror lo que hacen hoy mismo otras personas pero que, sin embargo, él
mismo hizo en sus pasadas reencarnaciones. Para cada personalidad que muere y
con el resultado de sus experiencias pasa al Purgatorio y al Cielo, es como un
recuerdo espiritualizado que se transforma en la quintaesencia de esas experiencias,
uniéndose la quintaesencia al Alma a la vez que se olvidan las experiencias.
Quien lleve algún tiempo estudiando filosofía oculta y sepa meditar
sobre lo que aquí se está exponiendo, siempre tendrá alguna duda sobre el
porqué del renacimiento. No voy a entrar en el origen del mismo en este libro
porque no quiero complicar el tema de la muerte, solo diré que tiene relación
con la “Caída” de la humanidad en el “pecado original”, como así lo dice la
Biblia, pero claro, con un aspecto simbólico y más profundo de lo que se dice
de la serpiente y la manzana. Desde aquella época el hombre ha sido un
peregrino en busca de su origen y de lo que perdió (su conciencia divina) El Yo
superior es un ser celestial con todos los aspectos de Su Creador, por tanto, su
origen es divino pero, como el niño recién nacido, tiene que desarrollar lo que
verdaderamente es y tiene, es decir, sus cuerpos, su mente y su voluntad como
herramientas que le servirán para mostrar su poderes como hombre. Cuando ese
niño nace no es consciente del mundo físico hasta que no pasa cierto tiempo,
después toma conciencia del mundo físico y aprende a utilizar sus cuerpos y su
poder (cuerpo físico, cuerpo de deseos y mental, y la voluntad) y a partir de
la mayoría de edad aproximadamente se independiza y hace su vida individual
para ser padre y formar una familia. Algo parecido pasa con el Alma, en
determinada época nace pero sin ser consciente aún del mundo físico. A través
de la utilización de infinidad de formas y cuerpos pierde su conciencia celestial
y toma conciencia del mundo físico hasta que está preparada para utilizar una
mente que la hace individual (como nuestra edad adulta e independencia de los
padres) A partir de ahí, continuará su desarrollo vida tras vida (días tras día
en el hombre terrenal) hasta que desarrolle sus poderes y adquiera sabiduría.
Al Alma también se le representa como un Ángel de la guarda pero es a
causa de las transformaciones que ha hecho la teología a partir de la verdadera
enseñanza que dio Cristo. Es cierto que es responsable del mal y que debe
procurar no caer en él, pero eso es precisamente porque es el Alma. Lo que no
sería justo es que un Ángel pagara por el mal que nosotros hacemos sin tener
ninguna culpa y sin haber cometido los errores de los cuales tenemos que
aprender nosotros para poder evolucionar. Ningún ser superior puede hacernos
santos si no hemos vivido, experimentado y sacrificado nuestras vidas
voluntariamente para merecerlo, si se hace así, entonces recibiremos los
efectos en nuestro propio destino pero nada que haga otro puede venir a
nosotros. Por otro lado, no olvidemos que es la personalidad quien sufre aquí
encarnada y es el Alma quien cosecha el resultado espiritual o desarrollo de
los cuerpos allí en su propio mundo celestial desde donde se manifiesta con su
voluntad. El Alma en su origen es como si la comparamos con un diamante en
bruto el cual, en cada pasada con la pulidora, es decir en cada vida, se le va
desprendiendo lo grosero para dejar al descubierto su belleza.
Cuando el Ego no necesite renacer más en cuerpo físico, continuará su
evolución en los cuerpos pertenecientes a los planos superiores, pero entonces
ya no existirá el Purgatorio para él sino que solo tendrá la perfección como
meta y continuará auxiliando a los seres cuya evolución sea inferior a la suya
a modo de colaborar con los Planes de Dios. La finalidad de la evolución, y por
tanto del renacimiento, es hacer que la personalidad desarrolle sus cualidades
y se purifique hasta poder identificarse con la naturaleza espiritual de su Yo
superior, del Alma, a la vez que ésta la tiene bajo su control. Para ello, cada
cuerpo representa y tiene una relación con cada uno de los tres aspectos del Yo
superior (como una trinidad que es) los cuales, por cierto, son estímulos para
que la personalidad haga el bien. El hombre siempre ha sido, es y será “Divino” en su esencia y por tal motivo
debe actuar siempre en el bien en pensamiento, palabra y obra, es decir, como
si el Yo superior estuviera actuando directamente a través de sus cuerpos.
Según vaya actuando esta personalidad de acuerdo a la voluntad divina,
llegará un momento en su evolución en que sea cada vez más consciente del Alma
y de su propio mundo, entonces participará de los bienes celestiales. El Yo
superior, con sus tres aspectos espirituales, influye y actúa en el hombre de
tres formas diferentes:
1ª.- Como voluntad y conciencia que, a su vez, es causa o incentivo
para la existencia y acción
de la personalidad en el
mundo físico y para abstraerse en el momento de la muerte del
cuerpo. Es la voluntad de
vivir y experimentar para obtener un desarrollo evolutivo
conectando la mente concreta con el cerebro
físico.
2ª.- Como una esencia o fuerza coherente que manifiesta toda una serie
de deseos,
sentimientos y
características personales que diferencia a un hombre (subjetivo) de otro por
medio de su nota-clave vibratoria particular,
actuando mediante el cuerpo de deseos sobre
el corazón.
3ª.- Como actividad y vida única que compenetra todas las pequeñas
vidas (átomos, moléculas,
células, etc.) de cada órgano y parte del
cuerpo físico y su funcionamiento. Estas pequeñas
vidas tienen su propia conciencia individual
pero dependen y están compenetradas por la
vida y la conciencia del
Alma lo mismo que nuestra vida depende y está compenetrada por
la vida Universal que
procede de Dios. Esta influencia se produce a través del bazo etérico
del cuerpo vital o etérico.
Como ya analizaremos más adelante, el Espíritu es una entidad
espiritual compenetrada por una determinada vibración que le identifica con la
obra de Su Creador, Dios, así como nuestros cuerpos tienen otra vibración que
les identifica con nuestro verdadero Yo, el Yo superior o Alma. Es una chispa o
energía vibratoria que, unida a los millones de chispas, son parte y forman el
Fuego Creador. Es, en parte, consciente de Dios, es consciente de que existen
otras chispas y es consciente de sí mismo, por lo cual intenta manifestar el
amor de Dios y el amor al prójimo en la personalidad para que, por medio de la
experiencia del renacimiento pueda convertir los poderes latentes del Padre en
poderes dinámicos en el hombre. Por consiguiente, es la personificación de la
Vida de Dios y renace con la intención de mostrar la naturaleza del Padre
Creador y Su propósito. También se manifiesta como el principio inteligente o Ego
capaz de discernir, distinguir, analizar, elegir, rechazar, etc., y que, como
Hijo de Dios, también es creador por medio de sus cuerpos. Como conciencia de
Dios compenetra las formas y cuerpos y subsiste a su manifestación reaccionando
ante las vibraciones externas del medio ambiente.
El Yo superior no puede manifestarse aún en el común de la humanidad
tal y como es en su naturaleza como no lo puede hacer un voltaje de 220 voltios
en una bombilla de 125. Él es una voluntad no condicionada, en su esencia ha
estado (y aún sigue estando en gran parte de la humanidad) impedido casi
totalmente en sus intenciones de manifestación por el aspecto animal del hombre.
Actualmente una parte de la humanidad está dominando ese aspecto a través de la
razón y el discernimiento, lo que facilita su expresión desde su propio mundo,
el mundo mental abstracto. Esto es así porque la voluntad del Yo superior se va
cristalizando en cada plano o cuerpo donde desea actuar ralentizándose su
vibración y ocurriendo, como efecto, que en nosotros sólo lo podemos reconocer
principalmente como conciencia. Así es que el Yo superior es el libre albedrío
espiritual (libre en su propio mundo) impedido por el hombre, es la voluntad
que se debilita ante los deseos y pasiones, es la mente superior sumergida en
nuestra mente concreta y objetiva pero, sin embargo, con la capacidad de
afirmarse a sí mismo. Él es el sentimiento de “Yo” que discierne, decide y
vence porque en su naturaleza está la voluntad y la persistencia.
La razón o cualidad de pensar y considerar los hechos que se observan y
de donde después se deduce y extrae sus consecuencias, es la herramienta o
cuerpo mental (cerebro) del Yo superior en la Tierra, creando así y a partir de
ahí, una hipótesis o idea original. Después de esta inducción, el Yo superior
comprueba sus hipótesis o ideas por medio de la experiencia y su puesta en
práctica, o lo que es lo mismo, deduce y razona los resultados. La verdadera
intuición es una de sus facultades y deberíamos reconocerla mientras estemos
dominados por los deseos, sentimientos y pasiones del aspecto inferior del
cuerpo de deseos. Para oír esta manera de hablar del Alma debemos aquietar los
sentidos, discernir entre lo bueno y lo malo y entre lo verdadero y lo falso, e
imponer la razón sobre el cuerpo de
deseos.
Quien vence el aspecto terrenal en el hombre lo suficiente como para
percibir la luz de su Alma, reconoce intuitivamente la Verdad y cometerá pocos
errores de juicio. Este mismo hecho en las personas más desarrolladas se
traduce como profecía e inspiraciones divinas, a partir de ese grado de
desarrollo espiritual el hombre se va familiarizando con su verdadero Yo hasta
que, como iniciados, se ven cara a cara.
Entonces, este iniciado se levanta sobre la muerte y se une a Cristo para solo
renacer siendo consciente (actuando como) de su Yo superior manifestando sus
poderes aquí en la Tierra. Mientras estuvo renaciendo estuvo sacrificado, ahora
ha obtenido la unificación y no necesita renacer. La necesidad imperiosa que
muchos cristianos tienen de aspirar a unirse a Cristo o a Dios, su anhelo por
lo Divino, no es otra cosa que la expresión del desarrollo interno obtenido por
medio de muchos renacimientos, esfuerzos y sacrificios.
¿DÓNDE SE DESARROLLA LA
HUMANIDAD?
Decimos que el mundo físico existe
porque lo vemos, es decir, porque nuestros ojos responden a las vibraciones y
ondas de luz emitidas por determinados objetos o cuerpos, lo que nuestra
conciencia transforma en forma, color y, a través de la mente, en ideas. Esto quiere decir que cuando nuestros ojos
no son capaces de percibir esas ondas de luz es como si esa parte física no
existiera. Pero esto también es motivo suficiente como para pensar que
puede haber otra “materia” cuya vibración de luz sea más elevada de la que
perciben nuestros ojos y, por tanto, sería como otro mundo que está unido (compenetrando) al físico. Si no fuera por los sentidos del cuerpo
físico no podríamos decir que existe el frío, el calor ni los sonidos puesto
que no son sólidos. Es más, si se
despertará un nuevo sentido en el cuerpo o los ojos fueran capaces de captar
vibraciones más elevadas, seríamos capaces de ver la electricidad, las ondas de
radio y televisión que hay en la atmósfera, etc. En realidad, la naturaleza
y la humanidad es lo que sus sentidos le permiten ver y sentir, pero lo mismo
que en su momento tuvo que admitir que hay una clase de materia que más bien no
es tal sino energía, en un futuro tendrá que admitir que puede haber otros
mundos de materia cuyas vibraciones no somos capaces de percibir y que pueden
estar interrelacionados y compenetrados con nuestra materia física.
Como sabemos, la luz origina una
determinada vibración en el éter de la atmósfera y produce un determinado color
según sea su amplitud y frecuencia. Si pasamos la luz blanca por un prisma de
cristal se divide en diferentes grados de vibraciones que nuestra retina
refleja en la conciencia como siete colores; con estos siete colores y sus
combinaciones se pinta el mundo que vemos ¿Podemos afirmar con toda seguridad
que no existen más colores? Por supuesto que no. Si lo que vemos en nuestra
conciencia tiene su origen en una determinada vibración de luz blanca, decir sí
es como decir que todo el universo tiene su origen en esa vibración de luz
blanca y, como sabemos aunque algunos no lo admitan, hay vibraciones más
elevadas que las que perciben nuestros
propios ojos (Por ejemplo: el sonido, el calor, los rayos X, etc.)
Decimos que la luz existe porque
nuestros ojos perciben las ondas de luz cuyas vibraciones están en sintonía con
nuestro sentido de la vista y por eso tenemos conciencia de ella, sin embargo,
no la tenemos de los rayos X ni de las ondas eléctricas entre otros, lo que
significa que, antes de que fueran descubiertas, seguro que también se negaba
su existencia. Esto nos lleva a afirmar que si fuéramos capaces de ver la luz
que emiten los protones y los electrones de los átomos mientras giran en su
órbitas, casi no necesitaríamos la luz eléctrica ¿y si viéramos las vibraciones
causadas por los éteres? Entonces podríamos hablar de otro mundo de luz no
material y de la clarividencia como un sexto sentido, pero como no es así, no
somos conscientes y decimos que no pueden existir otros mundos.
Un clarividente puede ver a través
de la materia y según su grado será capaz de ver la parte etérica (contraparte)
de la materia física e incluso alguno de los mundos que la filosofía oculta
menciona. Desde dicha región etérica-física hasta el Mundo del Pensamiento
pasando por el Mundo de Deseos, todo es “materia”, pero esta materia es tan
sutil y sus vibraciones son tan elevadas
que muy pocas personas son capaces de percibirla. El ser humano está
evolucionando en un esquema de siete mundos pero solo utiliza las siguientes
clases de materia materia:
1º.- Física para poder experimentar y evolucionar con su cuerpo físico
en el Mundo Físico.
2ª.- Etérica para crear el molde etérico sobre el que se forma el
cuerpo físico y para que el Ego
sea consciente y pueda
responder a los impactos, hechos y circunstancias a través del
cerebro y del sistema
nervioso.
3ª.- Materia del Mundo de Deseos para crear su cuerpo de deseos como
origen de sus
sentimientos y deseos que son
el incentivo para la acción.
4ª.- Materia mental con la que forma su cuerpo mental para pensar,
discernir y ser el medio por
el que el Ego se manifiesta
hasta el cerebro físico y el sistema nervioso.
El hombre solo es consciente del mundo físico en su estado de vigilia
pero mientras duerme está en el Mundo de Deseos y es consciente de él así como
de la región etérica. Es más, cuando abandona definitivamente el cuerpo físico
alcanza el Mundo del Pensamiento y es ahí donde el Yo superior, ya sin cuerpos,
asimila el fruto de su vida pasada y prepara la siguiente.
Ya hemos puesto algún ejemplo de
cómo pueden compenetrarse diferentes grados de materia ocupando un mismo
espacio. Podríamos poner muchos más, por ejemplo, poner en una habitación toda
clase de luces de diferentes vibraciones u ondas de luz, todas estarían en un
mismo sitio y todas tendrían su propia luz. O bien, en un envase ponemos
piedras, arena y agua resultando que tendremos materia de diferente densidad,
líquido y aire que siempre habría entre los minerales y el líquido. O también,
una simple naranja que tiene materia sólida, líquida y gaseosa aún sin
descomponer los átomos. Sabiendo esto y tal y como explican las enseñanzas
ocultas, estamos compenetrados por otros mundos pero es que, además, también lo
estamos por sus habitantes que utilizan materia de dichos mundos para crear sus
cuerpos. Estamos tan acostumbrados al mundo físico que no nos paramos a pensar
qué son eso que llamamos fuerzas de la
naturaleza; qué o quién hace que una semilla forme una bella flor; cómo
sube el agua a la atmósfera para formar las nubes; quién forma en el vientre de
la madre a los niños; como se crean y se diferencian las especies y porqué;
quién forma el polluelo en el huevo de un ave; y así sucesivamente en nuestra
naturaleza. La magia tal y como entienden la mayoría de las personas no existe,
lo que llamamos “obra de la naturaleza” son fuerzas inteligentes que, al no
percibirlas, decimos que son sabias.
Desde hace muchos siglos y miles de
años se ha mencionado a los espíritus de la naturaleza, a los Ángeles, a los
Arcángeles e incluso a los muertos como seres que habitan entre nosotros, pues
bien, esos seres, y nosotros después de dejar el cuerpo físico, son los
que hacen esa magia. Si viéramos un poco
más allá de lo que vemos seríamos capaces de percibir a los gnomos, las hadas,
las ondinas e incluso a los Ángeles como sus directores que son. Ellos son los constructores de todo lo que vemos
pero lo construyen en la región etérica de la Tierra, sin las formas (moldes
etéricos) que ellos construyen no existirían las formas que percibimos
nosotros. Ellos colaboran con las formas mineral, vegetal, animal y humana bajo
la dirección de los Ángeles (que también tienen un cuerpo etérico) Como ocurre
con nosotros que también colaboramos
desde la materia física para ayudar a que esa vida grupal evolucione y algún
día se individualice y adquiera su autoconciencia como nosotros la tenemos y en
un grado próximo también la tendrán los animales. Como dice Max Heindel,
clarividente y fundador de la Fraternidad Rosacruz: “Nuestros muertos están más cerca de nosotros que nuestras propias manos”.
Nuestro planeta está compenetrado
por otros mundos más elevados o, dicho de otro modo más correcto, con una
materia de una vibración mucho más elevada que lo que conocemos en el mundo
físico, por consiguiente, cuando decimos
que morimos lo único que hacemos es “vivir” en el cuerpo etérico y en la región
etérica del planeta; cuando vamos al purgatorio estamos en las regiones
inferiores (del mal) del Mundo del Deseo; cuando pasamos al Cielo continuamos
con nuestro cuerpo de deseos, purificado ya en el Purgatorio, donde recibimos
el fruto del bien; y cuando abandonamos el cuerpo de deseos nos encontramos en
el Mundo del Pensamiento donde descansaremos y prepararemos una futura vida sin
ningún recuerdo ya de la pasada. Una persona clarividente puede ver a los seres
queridos que han pasado al más allá, bien sea en el Purgatorio o en el Cielo,
nosotros mismos estamos en ese mundo por las noches y podemos estar en
diferentes sitios habituales de nuestra vida cotidiana y con familiares y
amigos. Si no hay suficientes razonamientos con los expuestos hasta ahora diré
que la ciencia conoce elementos químicos que son capaces de penetrar a otros y,
por tanto ocupar un mismo espacio y, además, podríamos afirmar que mientras
dormimos tenemos otra clase de “sentidos” con los que vemos, tocamos, hablamos,
etc. Entonces, ¿por qué no podemos tener otros sentidos ocultos que nos
permitan ser conscientes de esos mundos?
Queda, por tanto, claro que los
mundos están compenetrados ocupando un mismo espacio (algo más que nuestro
mundo físico) gracias a que, cuanto más cerca del Mundo de Dios, más sutil es
su materia y más elevada su vibración. Pero también podemos expresar esta idea
definiéndolos como “estados de conciencia”
porque nosotros somos conscientes de los mundos que utilizamos actualmente.
Ahora estamos evolucionando en los tres mundos inferiores pero llegará un
momento en que lo haremos en todos y en ese momento seremos conscientes de
nuestro verdadero Espíritu y, para nosotros, se habrá acabado ese peregrinaje
porque habremos desarrollado los poderes de Dios en nosotros según está escrito
“Sed perfectos como vuestro Padre que
está en los Cielos es perfecto.”
LOS MUNDOS DONDE EVOLUCIONAMOS
El Mundo Físico está compuesto de
dos grandes regiones que se conocen como: Primera: Región Química, que
comprende los estados de materia conocidos como sólido, líquido y gaseoso; y Segunda:
Región Etérica que comprende cuatro estados o planos de materia llamados
etéricos. Son los éteres de esta última región los que compenetran el cuerpo
físico como un doble y se relacionan con el mantenimiento de la vida, con la
procreación, con el calor del cuerpo y con la memoria y los pensamientos
creados por el Yo superior.
De
los siete subplanos de diferente vibración y densidad de materia de los que
está compuesto el Mundo de Deseos, la más sutil y de vibración más elevada está
en contacto con el Mundo del Pensamiento y la más densa y de vibración más
lenta lo está con la región etérica del mundo físico. La mayoría de las
personas suelen tener materia de casi todos los subplanos en su cuerpo de
deseos, lo que crea el incentivo para la acción en cualquier sentido por medio
de los deseos, sentimientos y emociones. La diferencia de una persona con
cierto grado de espiritualidad a otra que apenas se ha desarrollado, es que el
primero no tendrá materia correspondiente a la región inferior del Mundo de
Deseos (cuya vibración se relaciona con los peores deseos y sentimientos) y el
segundo tampoco tendrá de la más elevada que corresponde a los más elevados
sentimientos y deseos. Así es que la
materia del Mundo de Deseos en nuestro cuerpo de deseos actúa como sentidos que
permiten expresar nuestros sentimientos, deseos, etc. Excepto cuando una
persona que, por ejemplo, si ha superado perfectamente la ira, sería incapaz de
manifestarla porque no tendría materia de esa vibración en su cuerpo.
No hay que imaginar que los planos o mundos
del universo estén situados a modo de zonas concéntricas de manera que el final
de un mundo sea donde comience el otro. Los mundos se penetran mutuamente y
están separados solamente por la diferencia que tiene su materia de forma
similar como aquí se diferencia el agua del aire. Por tanto, el Mundo de
Deseos está “sobre”, “debajo” y “en” nosotros porque compenetra nuestro
cuerpo físico como compenetra toda la materia física; nos diferenciamos del él
por la presión del cuerpo y porque sus vibraciones no afectan a la materia
densa. Este mundo está compuesto, en gran parte, por las mismas formas del
mundo físico pero sus objetos se pueden ver desde todos los aspectos a la misma
vez. También sorprende porque cambia constantemente las formas, sobre todo sus
contornos, es más, el hombre mismo puede cambiarlas y crear formas a su antojo.
Cuando
abandonamos el cuerpo físico y el etérico después de la muerte, el cuerpo de
deseos, que durante la vida tiene forma de ovoide, se convierte en una réplica
del cuerpo físico con la diferencia de que su materia se va estructurando en
capas de mayor a menor densidad y desde el exterior hacia el interior. Las
capas externas estarán compuestas de la materia más grosera representando así a
los deseos, sentimientos y emociones más negativos, y las internas
representarán los más elevados y espirituales. Esta transformación del cuerpo
de deseos es la que nos hace situarnos con nuestra conciencia en el nivel que
nos corresponde para empezar a vivir y sentir el mal que hicimos, por eso se
suele considerar al subplano inferior como el Infierno y a los dos siguientes
el Purgatorio. Naturalmente no son tal y como nos lo han pintado algunas
iglesias y, aunque allí se sufre intensamente el mal que hemos hecho, no se
puede creer que un Dios de amor castigue eternamente a Sus hijos que están
evolucionando (aprendiendo a ser buenos)
El Mundo del Deseo, como todos los
mundos, está compuesto de siete regiones o planos que, a su vez y en este caso,
se dividen en:
1º.- Región purgatorial, que son los tres planos inferiores de este
mundo.
2º.- El cielo, que comprende los tres planos superiores.
3º.- El plano intermedio o del sentimiento.
La materia de este mundo tiene más colores desconocidos por la
humanidad, se mueve constantemente y se la puede dar forma a voluntad; quien
haya visto una película llamada “Más allá
de los sueños” tendrá una idea bastante aproximada de lo que digo porque en
esa película han querido expresar cómo es el mundo de los muertos. De este
mundo tomamos la materia para formar nuestro cuerpo de deseos pero esto se hace
de acuerdo a nuestro desarrollo espiritual, es decir, solo podemos tomar la
materia de los planos cuya vibración está en sintonía con nuestra vibración,
desarrollo y necesidades kármicas. Esto es, una persona de elevados
sentimientos que ha superado muchos defectos del carácter y que tiene buena
voluntad nunca podrá atraer materia de las regiones inferiores (Purgatorio) Ni
un terrorista, fanático religioso o persona de carácter malvado podrá atraer o
tomar materia de los planos más elevados (Cielo) porque no la puede atraer como
un imán no puede atraer lo que no sea hierro. Las personas forman su cuerpo de
deseos según su carácter interno y sus deudas del destino o kármicas, si no
fuera así el Yo superior no podría actuar sobre dicho cuerpo como expresión de
sus sentimientos, deseos y emociones. Por otro lado, tampoco llegaría al Yo
superior lo que ocurre en el medio ambiente ni los impactos que alcanzan al
cuerpo físico y que capta por medio de sus sentidos.
El Mundo del Pensamiento se divide
en dos regiones principales:
1ª.- La Región Concreta o cuatro planos inferiores, que comprenden la
materia de donde
formamos nuestro cuerpo
mental, es decir, de donde formamos nuestra mente.
2ª.- Región Abstracta, que comprende los tres planos superiores
relacionados con lo que
denominamos mente abstracta
pero que también es el lugar desde donde el Yo superior
gobierna sus cuerpos. Desde
esta región el Ego intenta expresar su buena voluntad por
medio de la conciencia, la
intuición, la voluntad y las ideas originales.
El proceso de pensar y su efecto es de la siguiente forma: Primero: El Ego
crea un pensamiento o idea que se envuelve de material mental concreta de las
regiones inferiores de este mundo; Segundo: Este pensamiento-forma pasa al
Mundo del Deseo donde estimula una respuesta en forma de sentimiento o deseo de
determinada región según sea la naturaleza del pensamiento; Tercero: El mismo pasará
al cerebro etérico y al físico donde actuará sobre los centros cerebrales,
sistema nervioso y músculos. Así podemos ver cómo actúa el Alma sobre sus
cuerpos con la voluntad y la mente aunque no siempre se la escuche ni se la
obedezca. En realidad, todo lo creado físicamente por el hombre ha sido gracias
al Yo superior que envía las ideas desde su propio plano, nada inventa el
hombre sino que lo descubre.
Como su
nombre indica, este mundo es el de la inteligencia y de la mente, el cual está
representado en nosotros como “razón”. Pero, como es obvio, el hombre no puede
percibir todas las vibraciones de este mundo puesto que está limitado por el
cerebro. El cerebro responde simpáticamente al Mundo del Pensamiento pero no
puede responder nada más que a determinadas vibraciones por la densidad de la
materia y según el karma que lo conforme. Así es que, el Yo superior puede
intentar comunicar al cerebro determinados hechos pero el cerebro no puede
percibir nada más que una pequeña parte de esas ideas y pensamientos. De ahí
que haya cerebros de diversos grados de capacidad de respuesta como son el
genio, el intelectual, el poco desarrollado, el idiota o totalmente inculto.
Este
mundo está compuesto de siete subdivisiones como todos los demás, a su vez, se
divide en dos grandes regiones, llamándose la superior “abstracta” y la
inferior “concreta”. Aquí trabaja el Ego respondiendo a las impresiones del
mundo físico sobre el cerebro y creando ideas que se convierten en pensamientos
forma cuando se rodean de materia mental de las regiones inferiores o concreta.
De hecho, podríamos considerar a la palabra como la manera de representar o
expresar lo que para nosotros serían los símbolos o arquetipos del Mundo del
Pensamiento. Digamos, como otra forma de expresarlo, que Dios tiene ideas o
crea arquetipos mentales (en las regiones superiores o abstractas) para el ser
humano y para el planeta tierra y les da forma con materia mental inferior para
que tomen forma en las regiones etéricas y físicas de nuestro mundo. De igual
manera, una persona tiene una idea, (percibe en su cerebro un arquetipo del
Mundo del Pensamiento) le da forma creando un pensamiento imagen, y cuando
tiene claro el esquema de lo que desea lo crea materialmente y decimos que lo
ha inventado. Esto es lo que ocurre cuando después de la muerte llegamos a esas
regiones, el hecho de pensar es crear mentalmente, por eso se dice que allí el
propósito y el hecho es lo mismo. Pero, como es natural, la humanidad está aún
muy limitada en su acción creadora en ese mundo y lo que hacemos allí después
de la muerte es gracias a la ayuda y dirección de las varias jerarquías que
allí habitan y trabajan para ayudarnos. Al estar aquí rodeados de nuestra
propia aura mental, todo lo que nos llega se tiñe de la naturaleza que tenga la
misma, transformando así muchas veces pensamientos forma que nos serían muy
útiles.
Cuando
decimos que una persona está más desarrollada nos referimos al hecho de que
está más capacitada para recibir y responder a las impresiones que proceden de
ese mundo y de los seres que vibran en ese nivel. Recordemos que nosotros
estamos rodeados y compenetrados por los mundos, por tanto, lo único que nos
separa de esas regiones mentales es que nuestra vibración mental no alcanza
esos grados, lo que hace que no podamos percibir esos pensamientos forma e
ideas elevadas. Según nos esforcemos y desarrollemos nuestra mente y espíritu
seremos capaces de identificarnos con esas regiones y atraer materia de las
mismas hacia nuestro cuerpo mental. Cuando llegue ese momento, el Yo superior,
el pensador, será capaz de ser consciente de lo que hay allí y ver incluso sus
vidas pasadas así como algunos planes de futuro para la humanidad. Nuestro
cuerpo mental está constituido por la materia mental de las cuatro regiones
inferiores del Mundo del Pensamiento pero solo tendrá la materia que le
corresponda según la vibración o nota-clave del átomo simiente mental, la cual
es el resultado de sus anteriores vidas y del karma previsto para la presente.
Digamos que el hombre no podrá manejar nada más que la materia mental que le
corresponda según su esfuerzo y si su karma se lo permite.
Podríamos
decir que el cuerpo mental está conformado de forma similar al cuerpo de deseos
después de la muerte, es decir, la materia más grosera en el exterior y la más
sutil y refinada en el interior. Por tanto, la materia relacionada con las
regiones inferiores del Mundo del Pensamiento forma realmente la mente, la
razón, el juicio, etc. Su expresión es concreta porque razona en su expresión
para que estas vibraciones lleguen al cerebro etérico-físico a través del
cuerpo de deseos y para que el hombre se exprese gracias a su acción final
sobre el sistema nervioso, muscular, palabra hablada, etc. Lo mismo que un
pensamiento-forma se transforma o debilita en su manifestación física,
asimismo, las respuestas del cerebro físico también son lentas en estado
consciente porque suelen estar muy influenciadas por los sentidos, por el mundo
que las rodea, y por los hábitos e instintos. Cuando el hombre se dé cuenta del
poder que tiene y que puede expresar por medio de la mente, podrá gobernar sus
cuerpos, crear su propio destino, utilizar la memoria del pasado para
planificar su futuro, y desarrollar la genialidad gracias al acercamiento de su
propio Yo superior.
Sabemos, y
así lo afirman los científicos, que el hombre no utiliza nada más que un mínimo
porcentaje de su poder mental, lo que concuerda con la filosofía oculta cuando
dice que el hombre ha estado dominado por sus cuerpo de deseos hasta hace unos
millones de años y que desde hace ese tiempo para acá está comenzando a
desarrollar y utilizar su mente voluntariamente. Cuando la voluntad controla la
mente y la utiliza para gobernar el cuerpo de deseos, se demuestra que el
pensamiento es muy poderoso y que la mente es la base del desarrollo del
hombre. Claro que esto dependerá de la clase de materia que componga la mente
puesto que puede ser de alguno de los diferentes planos del Mundo del
Pensamiento. La materia del cuerpo mental o mente se puede transformar hacia lo
elevado y positivo mientras se rechaza y se elimina lo negativo; esto es, si
creamos pensamientos concentrados y voluntariamente fuertes estimularemos y
atraeremos materia mental de los planos superiores. Si repetimos la operación
crearemos un buen hábito y esa parte de la mente atraerá las vibraciones de su
alrededor que estén en sintonía. Además, Primero: Según sea el tema que se
piensa así afectará al cuerpo de deseos haciendo que se forme un sentimiento,
deseo o emoción; y Segundo: Si es abstracto y elevado como, por ejemplo, el
amor espiritual, estimulará más aun las regiones superiores del mundo del
Pensamiento. Pero también, y esto es
importante, el sentimiento y las emociones hacen que la mente responda
instintivamente o como hábito, lo que, cuando es negativa, puede perjudicar
porque la mente responderá creando pensamientos negativos; de ahí la necesidad
de controlar la mente con la voluntad.
Cuando
el hombre controla la mente y crea pensamientos de amor, fraternidad,
altruismo, humildad, etc., forma ese determinado carácter y la persona se muestra
tal y como piensa porque esos pensamientos estimulan sentimientos en el cuerpo
de deseos cuya materia pertenece a los planos superiores del Mundo de Deseos.
Como esto tiende a reproducirse automáticamente, cuanto más se repitan dichos
pensamientos, más desarrollaremos nuestro Yo superior gracias al uso positivo
de los cuerpos. Si afinamos un violín o un diapasón en el mismo tono de otro
diapasón, cuando éste suene hará sonar al violín o al otro diapasón por medio
de sus vibraciones trasportadas por el aire; eso mismo ocurre con los
pensamientos del hombre.
El
hombre va dejando huella de su personalidad gracias a su pensamiento, el cual
afectará a otras mentes que estén en sintonía con él. El que reza en una
iglesia deja sus pensamientos y sentimientos en ella, los que estimularán a
otra persona que también vaya con la intención de rezar creando así una
atmósfera de material mental que, a su vez, actuará como un espíritu sobre
cualquier fervoroso orador. Pero (por ejemplo) la persona que entra en esa iglesia
y no ha hecho vibrar su mente en ese sentido de devoción y amor cristiano no le
afectará esa atmósfera. Una persona que piensa negativa y repetidamente sobre
un determinado tema, no solo afecta a los demás por medio de la atmósfera
mental sino que, además, se puede auto-obsesionar. También es conveniente tener
presente que cuando concentramos la mente sobre alguien, los pensamientos irán
dirigidos sobre esa persona, pero si en ese momento la persona está muy centrada
sobre algún tema, no podrán alcanzar su mente pero estarán a su alrededor hasta
que puedan penetrarle. En realidad, los pensamientos pueden tomar varias
direcciones:
1ª.-
Hacia una persona en la que se piensa o
hacia la que se envían.
2ª.-
Sobre uno mismo cuando el pensamiento es sobre algo relacionado con su creador
y, por
tanto, repercute sobre sus cuerpos.
3ª.-
Sobre el medio ambiente porque, unos directa y otros indirectamente, quedan
flotando en
el lugar donde se crearon; pero
tanto unos como otros repercuten sobre los cuerpo de deseos
y mental de su creador o sobre
los de los demás.
Por
consiguiente nosotros siempre estamos bañados por pensamientos que pueden
afectar a nuestra mente como ocurre con los sentimientos y emociones respecto
al cuerpo de deseos. En nuestros hogares nos encontramos en nuestro propio
ambiente, el devoto cristiano se encontrará muy bien en una iglesia donde
asistan personas como él; por la calle nos asaltarán mil clases de pensamientos
y así sucesivamente según cada ambiente. Pero también, las personas ordinarias
ven todo esto muy normal porque así lo han visto durante toda su vida, sin
embargo, el que comienza a esforzarse por desarrollarse espiritualmente gracias
a este conocimiento, no se deja influenciar tan fácilmente y medita lo que
penetra en su mente y sus creaciones mentales para así colaborar positivamente
en el Mundo del Pensamiento y respecto a la humanidad ¿Y esto porqué? pues
porque sabe que si no lo hace puede ser dominado por el aspecto inferior del
cuerpo de deseos y porque sabe que su deber es hacer el bien y transmutar el
mal. Una mente ociosa y sin control pone a su dueño en peligro de caer en
tentaciones, por eso es aconsejable tener la mente ocupada en temas elevados y
en todo lo bueno donde se sienta cómoda.
Hay
personas que se deprimen y son inestables porque se dejan dominar por toda
clase de pensamientos y hechos que le hacen gastar mucha energía al estar las
24 horas dando vueltas a un mismo tema. Estas personas deben aprender a
concentrarse, para ello pueden comenzar por expulsar todos los pensamientos
indeseables para quedarse solo con los positivos y, además, practicar la
concentración. Es muy importante no dejarse llevar por los problemas ni por los
temores y mucho menos atormentarse porque eso debilita la energía vital y
aumenta el problema ya que nuestros mismos pensamientos nos afectan. La persona
que vive estos conocimientos no se ofende por cosas que otros sí lo hacen, no
se inquieta, no se deja dominar por el temor ni por la ira ni por nada
parecido, sino que cree en una justicia divina y sabe que solo tiene que pensar
y actuar bien para que todo cambie.
Si uno se deja llevar por lo negativo y altera y desequilibra su cuerpo
de deseos y su mente, no puede culpar a nadie nada más que a él mismo por ello.
Quien se enfada muy a menudo termina desarrollando la irá y con un carácter
irritable e inaguantable por el simple hecho de no razonar y no luchar contra
las tentaciones que le penetran o que él mismo crea. Por tal razón es bueno intentar
ver el lado bueno de las personas y el aspecto positivo que siempre tiene lo
normalmente llamado malo. La crítica destructiva afecta de tal manera que se
hace un gran mal a la persona mencionada a la vez que nos creamos una deuda con
ella, mientras que si hacemos una crítica constructiva viendo sus cualidades la
ayudaremos; esa es una de las diferencias de controlar o no nuestra mente. Es
cierto que cuando uno tiene una mala costumbre arraigada desde hace muchos años
no es fácil vencerla, pero también lo es que con cada pensamiento creado para
combatir ese mal disminuye su fuerza y tenemos más fácil la victoria.
¿POR QUÉ ESTAMOS AQUÍ?
Normalmente todas, o al menos la
mayoría de las religiones, creen que Dios es el creador del universo y que lo
hizo porque tiene un Plan para todo lo que en él existe. La ciencia, como
normalmente ocurre, no lo cree así y prefiere afirmar algo así como que es el
resultado de una serie de combinaciones, casualidades y fuerzas de la
naturaleza y que, más o menos, todo procede de la nada y en su momento todo
volverá a la nada. La Sabiduría esotérica antigua, también llamada filosofía
oculta, dice que todo lo manifestado tiene su origen en Dios mismo y que, como
dice la Biblia “En Dios vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser”.
La posición de la ciencia es
comparable a la de una célula que esté “evolucionando” y cumpliendo una
función, en algún órgano del cuerpo. Podríamos decir que para esas células su
mundo (el órgano) ha podido formarse de la nada como efecto de una serie de
fuerzas y mecanismos o incluso de casualidad, sin embargo, su vida es parte de
la vida del órgano donde se encuentra, o sea, de la vida que anima ese cuerpo;
su conciencia es una parte infinitesimal de la conciencia del ser que lo
habita; el cuerpo (el universo, para las células) no tendrá límites y por tanto
no tendrá fin. Por consiguiente, viven y evolucionan gracias al Espíritu que es
el verdadero dueño de esos cuerpos como lo es Dios de todo lo creado dentro de
Él Mismo puesto que los mundos donde evolucionamos son campos de expresión y
evolución de Dios.
Luego entonces, ¿Podemos
considerarnos células que cumplen una función en un órgano de lo que podría ser
la manifestación (cuerpo) de Dios? ¿Y si nuestra vida aquí fuera una manera de
aprender (como nuestros hijos en la escuela) y de desarrollar el aspecto
espiritual para después pasar a otro mundo (clase) también creado por Dios para
que alcancemos la perfección? ¿Es posible tanta perfección en el universo, en
la naturaleza y en nuestros cuerpos, si hubiera surgido todo de algo que no sea
un SER infinitamente superior al hombre?
Todo lo creado tiene su origen en la
mente de Dios, como todo lo creado por el hombre tiene su origen en la mente
del hombre. La vida del universo es la Vida de Dios, desde las fuerzas que
mueven el átomo hasta las que mueven las galaxias tienen su origen en Dios y
las manifestó para cumplir un Plan, y ese Plan está dentro de lo que llamamos
EVOLUCIÓN. Lo mismo que unos padres tienen un plan para que su hijo pueda
llegar a lo más alto posible sin olvidarse del amor hacia ellos, también Dios
lo tiene con respecto a nosotros, con la diferencia de que nosotros tenemos sus
poderes latentes como la semilla de una encina contiene la encina misma en
forma latente. El niño comienza en la guardería y termina en la universidad
pasando por una serie de etapas de aprendizaje durante años; nosotros como
espíritus, pasamos por cuerpos salvajes y terminaremos alcanzando la perfección
pero renaciendo muchas veces y pasando por diferentes etapas (mundos) a la vez
que vamos abandonando otras.
Hoy el hombre es capaz de crear
infinidad de cosas materiales (en un futuro creará también la vida) pero su
origen está en la voluntad (el Espíritu) que utiliza la mente para discernir,
investigar, imaginar, etc. Si no hay voluntad (ser espiritual) no se puede
utilizar la mente para crear un pensamiento-forma el cual será manifestado
físicamente. Eso mismo hace Dios en Sí mismo, crea un Plan de diferentes mundos
de materia y hace que sus hijos desciendan, aprendan a crear sus propios
cuerpos y los utilicen para desarrollar sus poderes latentes a la vez que
espiritualizan toda la creación. Así, el Espíritu que Creo Dios (nuestro
espíritu) y que no era consciente de sí mismo se convierte en Dios como Su Padre
pero con autoconciencia. Cristo dijo: “Yo
y mi Padre somos uno” y también dijo “Las
obras que yo hago las haréis y mayores aún”. Eso solo se puede conseguir a
través del Plan de Dios. Si todo evoluciona ¿No es lógico que el ser humano
evolucione? Pero si como se afirma “Dios
es amor”, su Plan también tiene que ser un Plan de amor y, aunque algunos
lo duden por su ignorancia, así es.
¿No traemos nosotros niños a este
mundo sin pensar en el mal que existe y que, por tanto, les puede hacer sufrir?
¿Prohibimos andar a nuestros hijos a partir de las primeras caídas con tal de
protegerles o les dejamos que sigan intentándolo hasta que aprendan? Si siendo
imperfectos como somos, actuamos como lo hacemos ¿Cómo no va a ser el Plan de Dios perfecto si Él es
perfecto? Si el hombre ha creado y caído en el mal deberá experimentar cómo
le afecta y limita ese mal hasta que
aprenda a diferenciarlo del bien y pueda corregir su destino pero, aún así, el
Espíritu siempre nos habla para que sepamos elegir el camino del bien. ¿Por qué
estamos aquí? Porque, como todo lo que se inventa, hay que ponerlo a prueba
para ver los resultados y corregir lo necesario para hacerlo lo más perfecto
posible según el fin con el que se haya creado. Nuestro cuerpo no puede vivir
toda una eternidad porque envejece y se cristaliza, porque enferma y porque
llega un momento en que ya no funciona, de ahí la necesidad de renacer con un
cuerpo nuevo y asimilar el fruto de la experiencia después de su muerte.
Estamos en un cuerpo físico y tenemos que renacer porque estamos evolucionando
en el más denso de los mundos, y lo necesitamos porque tenemos que desarrollar
la voluntad y la mente y, porque si no experimentamos no evolucionamos.
¿QUIÉN CREÓ AL HOMBRE Y PARA
QUÉ?
Todos los humanos hemos sido creados
por Dios y todos llevamos internamente la semilla que nos incita o estimula
para evolucionar por medio de: La procreación, la experiencia, la maestría en
el manejo de la materia física, las experiencias con nuestros hermanos y por
medio de la búsqueda de algo más elevado; por consiguiente somos parte del Plan
y de la Vida de Dios. Nuestro verdadero Ser hizo un descenso desde los mundos
espirituales hacia la materia a la vez que perdía la conciencia de Dios para
desarrollar la terrenal o suya propia, ahora estamos en la etapa de conocer y
diferenciar el bien del mal y desarrollar los poderes del Espíritu a través de
la experiencia en estos mundos. Ahora
que tenemos nuestra autoconciencia y conocemos el bien y el mal, solo nos queda
ponernos a trabajar en el bien para acelerar el proceso de evolución que nos
llevará de vuelta a la Casa de nuestro Padre. Según vayamos recorriendo el
sendero iremos conociendo las leyes ocultas que nos ayudarán como ayudan las
nuevas enseñanzas al estudiante que comienza un nuevo curso. Según vayamos
aprobando cursos en esta escuela de Dios alcanzaremos nuevas posibilidades y
desarrollaremos poderes que ahora están dormidos, entonces seremos verdaderos
creadores en el mundo físico y ayudaremos en un mayor grado de lo que lo hacemos
ahora a las vidas que habitan los cuerpos de los reinos que nos siguen. Dios no
crea un nuevo Espíritu en cada nacimiento aquí en la tierra sino que creó
millones de ellos, algunos de los cuales y a lo largo de la involución y la
evolución, se han distanciado más de otros y ahora están evolucionando en
diferentes mundos según cuál sea su desarrollo, sin embargo, tarde o temprano
volveremos a Él después de haber alcanzado y desarrollado lo previsto por Dios
mismo.
CAPÍTULO II
EVOLUCIÓN DE LA VIDA Y DE LA
FORMA MATERIAL
Cuando estudiamos el origen de la
materia física partiendo del átomo en sus muy diversas combinaciones para
formar tantas clases de materia que, a su vez, evoluciona y forma parte de los
cuerpos habitados por los diferentes reinos, lo lógico es que reconozcamos que
todo esto no puede proceder de un algo ininteligente o de un caos sin
principios ni leyes. Tiene que proceder de algo maravillosamente inteligente y
tiene que entrar dentro de un esquema cuya meta debe ser algo perfecto. El
mineral tiene vida aunque su cuerpo sea totalmente sólido; el vegetal tiene
vida y un cuerpo sólido y líquido que
nace se desarrolla y muere; el animal es similar pero puede moverse, procrear y
tener sentimientos y deseos; el hombre es similar al animal pero, además, tiene
voluntad propia, es auto-consciente y razona. Es decir el mineral tiene cuerpo
físico; el vegetal tiene cuerpo físico y etérico, el animal tiene cuerpo
físico, etérico y de deseos; y nosotros tenemos esos mismos cuerpos más la
mente y la autoconciencia que adquirimos cuando nuestra conciencia (hace
millones de años) era similar a la de nuestros animales actuales.
¿Por qué existen esos reinos y esas
diferencias? Porque es la Vida diferenciada “por” y “de” Dios la que utiliza
la materia como vehículo para, según evoluciona, desarrollar la conciencia.
Cuando esta vida ha experimentado a través de infinidad de cuerpos de muy
diferentes grados de desarrollo y
especies y alcanza el estado de conciencia humano (autoconciencia) nace
el Yo superior y a partir de ahí comienza a renacer como hombre. Y es esta
nueva especie humana la que tendrá que aprender a dirigir la mente para
gobernar su cuerpo de deseos y vencer su naturaleza animal para, así,
desarrollar la espiritual hasta que consiga unirse y reconocer a su Yo superior
o Alma. Queda claro pues, que primero se forma la materia que será utilizada por la vida para desarrollar la conciencia
del mundo físico, y cuando esa
conciencia y vida comienza a utilizar los cuerpos físicos, es como decir que se
está preparando para individualizarse y ser auto-consciente como un Yo separado
de los demás. Así es que, estas líneas de desarrollo tienen un mismo fin y este
es que las vidas creadas por Dios alcancen su propia conciencia y lleguen a la
perfección y con sus poderes divinos desarrollados.
¿Puede ser esto fruto de unas
fuerzas ciegas? No es fácil, pero si es fruto de alguna inteligencia no queda
otra posibilidad que admitir que debe ser un Ser o Deidad con el poder de
crear, al menos, un sistema solar donde nuestro planeta está involucrado. Hay
una Fuerza oculta que “presiona” en
el átomo, en el hombre, en el planeta y en el universo para que todo se mueva
hacia una meta y para que todo evolucione hacia arriba cuyo final no puede ser
otro que la perfección del creador de esa fuerza y de todo este esquema.
Hay diferentes teorías sobre la
materia y la vida, la primera solo da importancia y credibilidad a la materia
física y no dice nada sobre el Espíritu o sobre Dios; la segunda hace hincapié
en el Espíritu y en Dios pero no da importancia a la materia, situando a Dios
como el creador pero fuera de su obra; y la tercera, la que da la misma
importancia a la vida y a la materia cuya procedencia es la misma, es decir,
Dios, pero compenetrando Éste Su obra con Su Vida y Su conciencia. De forma
similar, nuestro verdadero ser, el Yo superior, también compenetra los cuerpos
en los que manifiesta su inteligencia. Algún día la ciencia descompondrá los
componentes del átomo hasta tal punto que descubrirán un nuevo mundo etérico y
su inteligencia, como ya se demuestra cuando un átomo de hidrógeno tiene que “elegir” entre otros para formar
determinadas sustancias. El átomo evoluciona gracias a su vida interna y a su
relación con otros átomos, o sea, como nosotros como sociedad; es en su
estructura como nuestro sistema solar y también irradia energía. Estos tres
aspectos están evolucionando en muy distinto nivel pero los tres tienen una
fuerza o vida interna que se manifiesta de diferentes formas.
El ser humano utiliza la forma (la
materia o cuerpo) para expresarse en el mundo físico a la vez que experimenta,
selecciona, aprende, etc., hasta el momento en que esa vida interna, el Yo
superior, comprende que ya no le es útil y lo abandona para asimilar la
quintaesencia de la vida. Algún científico opinó hace años que el átomo
muestra, en cierto grado, inteligencia y
deseo, si esto es así como yo también pienso ¿No se puede afirmar que hay
una vida dentro de esa diminuta forma? Todo lo que vive tiene su vida interna
que se intentará manifestar según su estado evolutivo, digo más, es la vida
misma quien construye la forma como ocurre con nuestro cuerpo y como hace el
caracol cuando construye su concha de él
mismo. ¿Cuál puede ser el propósito de que la vida construya la forma para
utilizarla? No es otro que el desarrollo de la mente, de la conciencia y de la
voluntad; desarrollo de los poderes latentes del creador, y la manifestación de
la naturaleza divina en el hombre. Lo mismo que nosotros, como vida interna,
nos expresamos de muy variadas formas, así mismo Dios lo hace en el planeta a
través de la diversidad de reinos, razas, culturas, religiones, filosofías,
etc. pero es gracias a Su Vida y Conciencia como todos evolucionamos.
En el proceso de involución del
Espíritu a la materia, la vida se rodea de materia de diferentes mundos para
utilizarla como vehículo, luego viene el proceso de adaptación, y una vez
desarrollados los poderes y alcanzado el debido estado de conciencia y
espiritualidad, se termina con el proceso de liberación del mundo material.
Pero mientras llega el momento de abandonar lo físico, el hombre y el Espíritu
están unidos por medio de la mente, el Yo superior es el conocedor, el hombre
es lo conocido y, entre ambos, se adquiere el conocimiento que el Espíritu
convertirá en sabiduría eterna. Por tanto, la forma material se adapta a las
necesidades del Espíritu y permite al pensador, al Ego, utilizarla
inteligentemente con un propósito determinado que no es otro que manifestar la
voluntad de Dios e identificarse con Su Amor. Lo mismo que hoy el hombre domina
y dirige su cuerpo físico, cuando desarrolle los primeros poderes del Espíritu
tendrá poder sobre la materia etérica-física, entonces controlará sus deseos y
pasiones (el aspecto animal de la personalidad) y, más allá aún, hará lo mismo
respecto a la mente. Llegado el momento, el Yo superior solo utilizará la
voluntad y la mente pero podrá seguir ayudando a otros seres en los mundos
donde hoy está su personalidad gracias a la cual ha adquirido su perfección.
Cuando decimos que todo evoluciona,
que toda partícula o materia tiene vida y que toda vida tiene conciencia,
estamos hablando de que la materia, la
vida y la conciencia son tres aspectos de Dios y que todo tiene su origen y
existencia en Él. Como dice la Biblia “En
Dios vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser” La forma material, sea el
mineral o cualquier otra, evoluciona gracias a los estímulos del exterior
(golpes, cambios, temperatura, etc.) La vida evoluciona a través de las formas
pero es gracias a los impulsos externos, sin embargo, su verdadero desarrollo
lo hace a través de la construcción y la destrucción de las formas pues, la
misma vida que habita el mineral algún día animará y crecerá como la planta,
sentirá como los animales, y pensará y tendrá conciencia de sí misma como los
humanos. A mayor evolución de la vida más liberación de conciencia hay desde
dentro de la forma, toda vida que habite en una forma (sea un electrón o un
humano) busca su expansión o manifestación de la Fuerza Divina de donde
procede, y para ello utiliza las formas porque ellas permiten sentir, intuir,
expresarse y, en su momento, pensar. La Vida se esfuerza por obtener cada vez
más conciencia de sí misma y de su origen y por participar del gran Plan
Divino.
La evolución de la conciencia se
consigue gracias a la liberación o manifestación de las fuerzas ocultas del
Espíritu según va evolucionando a través de las especies y cuerpos, tanto
visibles como invisibles; por tanto, algún día seremos conscientes de Dios por
medio de nuestro Espíritu. La vida que evoluciona en el cuerpo de un felino
salvaje continuará su desarrollo en un felino doméstico para pasar después a
otra especie superior donde pueda alcanzar más conciencia similar a la nuestra
conviviendo entre nosotros. La misma vida que habitó un cuerpo de una raza
primitiva está hoy en otra raza actual pero a lo largo de ese proceso, tanto en
sus renacimientos como después de la muerte, el Alma ha trabajado y colaborado
con el resto de la humanidad para construir un mundo como el actual para poder
ampliar y manifestar su conciencia a través de sus invenciones y creaciones. El
hombre evoluciona en cada renacimiento según el ambiente que se trate, según
sus relaciones con determinadas personas, según aproveche las oportunidades y
posibilidades, y según sean sus respuestas respectos a los impactos externos y
su efecto en su cuerpo de deseos y su mente. Pero es el tipo de respuesta el
que facilita la expansión de la conciencia individual, pues es la experiencia
en el mundo en cada renacimiento la que nos facilita el acercamiento o
desarrollo de la conciencia del Espíritu y de Dios.
La conciencia se puede definir como
la parte de la Conciencia de Dios que cada ser humano puede desarrollar y
comprender de sí mismo. La conciencia absoluta para un electrón o para un
simple átomo de nuestro cuerpo sería su propia vibración y actividad, (como
principio) pero la evolución a través de la forma le podría llevar a alcanzar
nuestra propia conciencia como meta, puesto que nuestro Yo superior anima el
cuerpo físico. La meta o conciencia absoluta de la célula sería la del cuerpo
físico. En el caso de la humanidad, hasta que alcanzó la auto-conciencia de ser
un individuo separado de los demás, tuvo una conciencia interna similar a la de
los animales, es decir, era poco consciente de lo que percibían sus ojos. Pero
a partir de esa etapa y aunque tremendamente egoísta, ha ido desarrollando su
conciencia a la vez que el cuerpo de deseos y que la mente, de ahí que los
deseos, sentimientos y pensamientos actualmente sean casi más solidarios que
egoístas. Hoy, gracias a los sentidos, la experiencia, el discernimiento y el poco
apasionamiento, no estamos tan egoístamente centrados en nuestra propia vida y
negocios, sino que nos interesamos por los demás y colaboramos para
ayudarles una vez que somos conscientes de sus problemas y necesidades.
Esto es el desarrollo de la conciencia como lo es el hecho de que un
niño de meses vuelva la cabeza al escuchar un ruido y después observe el hecho
e incluso toque el objeto en sí. Así se hizo y se hace consciente el Yo
superior del mundo físico cuando renace con sus cuerpos, y así la personalidad
pensante toma conciencia en un momento dado de su Yo superior. Cuando el hombre
comprende que al dejarse llevar por el aspecto material y los deseos egoístas
comete errores y sufre y cuando comprende que, aún teniendo todo, siente necesidad de algo más, entonces
comienza a escuchar a su conciencia y se deja guiar por su Alma, la cual
acelerará el desarrollo de la misma. Una vez se deja llevar por su Alma y
conoce y practica toda una serie de ejercicios mentales y espirituales, el
hombre desarrolla unos poderes que le permitirán ampliar su conciencia a los
mundos superiores y a las leyes que allí rigen, y en una etapa muy lejana aún
tomará conciencia del mundo de Dios.
Si actualmente solo somos conscientes del mundo físico y de que somos
un yo separado de otros, y comenzamos a intuir que puede haber un Yo superior
que se manifiesta de diferentes formas, en su momento seremos conscientes de
algunas de las diferentes Jerarquías que existen y colaboran con nosotros desde
los mundos superiores. Hoy decimos que somos hermanos y muchas personas ya
luchan por que todos tengamos los mismos derechos. Ya se está formando el
núcleo que, aunque aún faltan unos siglos, hará que tomemos conciencia de la
verdadera fraternidad universal, lo que acelerará el desarrollo de los poderes
del Alma en el hombre. Naturalmente que hay otras maneras de desarrollar la
conciencia, estás son: Primera: Después de cada muerte cuando sufrimos el mal
que hemos hecho a otros e incluso en la vida cuando la Ley de Consecuencia nos
trae nuestras deudas maduras y Segunda: También cuando vivimos y grabamos todo
el bien de nuestra pasada vida en el cielo después de cada muerte.
La vida de un ser humano primitivo respondía a los impactos externos y,
en sus “relaciones”, lo hacía con los peores sentimientos y deseos (egoísmo,
cólera, lujuria, etc.) Hoy, sin embargo, manifiesta muchos de los más elevados
sentimientos y deseos y rechaza aquellos, ¿y todo gracias a qué? a las
experiencias y desarrollo alcanzado a través del renacimiento y de leyes
divinas como la de Causa y Efecto. La vida del ser humano primitivo apenas se
podía manifestar a través de su cuerpo mental porque éste era aún como un
germen, hoy ha aprendido a razonar y a discernir entre lo que es bueno para su
desarrollo y lo que no, entre lo que ayuda para la convivencia pacífica y lo
contrario, entre lo verdadero y lo falso ¿y todo también gracias a qué? a que
ha facilitado la manifestación del Espíritu que sabe cuál es el Plan de Dios.
El renacimiento no solo facilita la perfección de las formas (del mundo físico
y de los cuerpos) sino que también desarrolla y perfecciona los cuerpos invisibles
haciendo que nuestros sentimientos, deseos y forma de pensar sean cada vez más elevadas
y sirvan como puerta para poder percibir la voz del Espíritu de Dios. Cuando la
vida evolucionante no necesite ninguna otra forma material, es decir, cuando no
necesite renacer más en cuerpo físico, continuará su evolución en su cuerpo
etérico y después en el de deseos y en el mental hasta alcanzar el máximo
desarrollo de la conciencia uniéndose por fin a la del Espíritu. Entonces el
Espíritu (creador por Dios y con la conciencia de Dios) que habrá ido
asimilando todo el desarrollo del hombre con sus diferentes cuerpos y que habrá
manifestado a su vez su poder sobre él, se convertirá en conciencia individual
dentro de la Vida y la Conciencia de Dios. Entonces seremos a imagen y
semejanza de Dios porque al descubrirnos a nosotros mismos como hijos suyos que
han desarrollado Sus poderes, descubriremos a Dios y Él habitará en nosotros.
Es el
principio universal por medio del cual la vida evolucionante utiliza la forma
como vehículo de manifestación a medida que se desarrolla, asimilando y
guardando en sí misma el fruto de las experiencias en dichas formas; esto es
“evolución” de la vida a través de la forma material. El fin de cada minúscula
vida manifestada, aún siendo parte de la vida de su creador, es la
individualización y la obtención de la propia auto-conciencia, y para ello, en
cada manifestación física, obtiene cierto poder y grado de conciencia que va
sumando a todo lo anteriormente desarrollado. Cuando se obtiene la
autoconciencia se dice que nace el “Ego” que es una representación del
verdadero Espíritu creado por Dios y que es el que se manifiesta a través de
los mundos y los cuerpos mental, de deseos, etérico y físico. El Espíritu
contiene todas las posibilidades de desarrollo para ser un Dios, todos los
poderes de Su Creador, y todas las
vibraciones relacionadas con Dios mismo, de ahí que el hombre evolucionante
debe terminar venciendo al renacimiento y descartando los cuerpos para
continuar su desenvolvimiento hasta ser uno mismo con su Espíritu. Es, por
tanto, la experiencia con los diferentes cuerpos y en los diferentes mundos los
que, a través de los choques externos que afectan a los cuerpos, despertarán
las vibraciones del Espíritu (Del Dios en formación) y los que, a su vez, crean
la autoconciencia y los poderes de Dios en el hombre; de esta forma despertamos
y hacemos activos los poderes del Espíritu y de Dios en nosotros.
De
esta forma podemos comprender cómo la vida que anima una forma física se hace
activa gracias a los estímulos externos y experiencias pero que además, cuando
la forma perece, la vida conserva un resumen de sus experiencias, lo que la
hace un “alma” de la siguiente forma. Una vez ya en otra forma o cuerpo,
manifiesta sus peculiaridades como resultado de todo su anterior desarrollo
individual para modelar la forma según sus necesidades de manifestación y de
desarrollo tal y como intenta cumplir la Ley de Renacimiento para consumar el
Plan de Dios, es decir, evolucionar hasta ser Dios. Una forma vierte también
ciertas peculiaridades en cualquier otra que se derive de ella (una semilla que
se hace planta o el propio hijo) Sin embargo, nunca se puede decir eso mismo
respecto a los aspectos morales, intelectuales y espirituales puesto que un
genio puede tener un hijo disminuido física y mentalmente o el hijo de un
analfabeto o imbécil puede ser un genio. Son las Leyes de Renacimiento y
Consecuencia las que intervienen en este proceso. Lo que hizo un individuo de
bien o de mal en otra vida y respecto a otros, las deudas que tenga así como
las necesidades de desarrollo, serán las que determinen la elección de los
padres para que le faciliten la materia para su cuerpo físico y para que éstos
le faciliten el medio social donde debe crecer hasta que, a su mayoría de edad,
haga frente a su destino con los poderes de su Alma. Los poderes del Alma (el
desarrollo del Ego) que haya alcanzado serán las herramientas con las que debe
afrontar su destino.
LA VOZ DE LA CONCIENCIA
Aunque aún no hemos llegado al
capítulo donde analizaremos lo que ocurre después de la muerte, es conveniente
dejar claro respecto a lo que estamos tratando, qué es lo que, normalmente,
llamamos “voz de la conciencia”. Por
lo general, la mayoría de las personas no admiten que por encima de nuestra
mente concreta haya un “ser” que
pueda ser quien verdaderamente renazca, siembre y coseche, pero lo cierto es
que es así. Cuando decimos que nos habla “la voz de la conciencia” estamos
hablando como de otra persona pero como si estuviera más evolucionada que
nosotros y, por tanto, como si fuera más sabia y lo cierto es que, como ya
hemos explicado, así es y nosotros somos su personalidad aquí en la Tierra.
Nosotros somos instinto, deseos, sentimientos, emociones y razonamiento pero ese
otro Yo, el verdadero ser superior a nosotros, se manifiesta en nosotros como conciencia, voluntad, discernimiento, a veces profecía y otras como poderes ajenos
al hombre.
Ese Yo
superior o Ego del que estamos hablando es algo así como el representante del
verdadero Espíritu diferenciado EN y POR Dios; es el Alma como resultado de las
experiencias de la Vida Divina en los mundos inferiores; es el que recoge la
quintaesencia de cada vida o renacimiento gracias a lo cual el hombre tomará
conciencia de Él a la vez que Él (el
Ego) se identifica cada vez más con el Espíritu. Por tanto, es un ser divino en
su esencia pero pendiente del desarrollo necesario que le haga tan puro y
perfecto como para identificarse con Dios. Su desarrollo depende de las
experiencias que obtenga en sus cuerpos físicos y superiores a través de los
mundos donde experimenta y desarrolla sus poderes latentes pero, normalmente,
se le identifica como pensamiento individual o como el pensador. Sin embargo,
su situación está por encima de la mente concreta con la que razonamos, el Ego
está en las regiones superiores o abstractas del Mundo del Pensamiento y por
eso, el hombre, la personalidad razonadora, anhela la unión con algo superior
que, además de con nuestro Padre, también lo es con nuestro Ego. Según se
desarrollan los poderes del Espíritu más se vive la vida interna y más se
anhela la verdadera unión espiritual, de ahí la oración y la aspiración del
hombre que ya ha tenido algún vislumbre de lo que es la vida superior. La unión
con Dios en cada uno de nosotros (con nuestro Ego o Yo superior) es similar a
la unión que debe conseguir el Ego respecto al Espíritu, pero nada de eso se
conseguirá sin el esfuerzo, sacrificio y buena voluntad por parte nuestra.
Lo
que nosotros creemos que somos como verdaderos Egos es una pequeñísima parte de
lo que en realidad es el Ego en su propio plano, lo que ocurre es que aún no
hemos desarrollado su conciencia en nosotros. Por eso no deberíamos pensar en
elevarnos hacia Él sino de abrirnos a su influencia puesto que somos Él.
Deberíamos actuar como Egos sabiendo que, cuando tengamos plena conciencia de
él, será como haber desarrollado el Cristo en nosotros; deberíamos actuar como
que nuestra vida es su vida y como que, lo que entendemos por conciencia, es su
conciencia y voluntad. La meditación, la
oración, la contemplación y la adoración entre otros ejercicios hacen que la
conciencia del Ego se manifieste en el cerebro. Es una tarea muy larga, de
varias vidas, pero progresivamente, se va
percibiendo su influencia porque con dichos ejercicios se va abriendo
cada vez más el canal de comunicación y transferencia.
El hombre basa
sus acciones en su experiencia y en sus pensamientos, por eso se identifica
plenamente con su forma de pensar y con sus deseos, sentimientos y emociones
después de morir su cuerpo. Sin embargo, cuando alcanza las regiones superiores
del Mundo del Pensamiento, ya no es ese hombre o personalidad sino la
reencarnación del Ego, el cual, en los más atrasados, no comprende aún el
sentido de la evolución ni de su ser.
En sentido
general, se dice que la voluntad representa al Ego porque es una cualidad suya,
es la energía que el Ego (como pensador) manifiesta hacia el exterior o mundo
físico creyendo, a veces, el hombre que es él mismo. Esta voluntad está
determinada o condicionada por la razón, por las experiencias pasadas, por
conclusiones, etc., pero no hay que confundirla con los deseos, los que están
condicionados desde fuera y dependen de los cuerpos inferiores. El deseo, es la
energía del Ego (también como pensador) dirigida hacia afuera pero condicionado
por los objetos, por eso, cuanto más atrás en la evolución de la humanidad, el
deseo dominaba a la razón y el Ego apenas podía manifestarse. Actualmente hay
una lucha en los que comenzamos a ver el verdadero sentido de la vida y
deseamos terminar cuanto antes con los renacimientos; en el futuro el Ego
impondrá su voluntad sobre el cuerpo de deseos y solo “deseará” lo que sabe que
necesita para acelerar la unión con el Espíritu.
Para
que algo exista ha debido ser creado y debe tener un origen, así, todo lo
creado por el hombre ha tenido su origen en su mente; el verdadero Yo, el Ego,
crea la idea que se manifiesta como una forma de pensamiento, la cual formamos
después con materia física. Pero, en realidad, el Ego, como resultado de la
evolución de la vida a través de la forma, no es normalmente un creador en el
sentido que normalmente entendemos. El creador de los Mundos donde
evolucionamos (Dios) también tiene Su Mente y es de esta Mente de donde surge
el Mundo del Pensamiento, de donde, en realidad, nuestro Ego capta las ideas o
arquetipos existentes en las regiones superiores. Todo el Plan de Dios se
encuentra en esos arquetipos creados por las Jerarquías superiores que
colaboran con Él (los Siete Espíritus ante el Trono) por tanto, todo el
desarrollo pasado y futuro de la humanidad y todas sus creaciones tienen su
origen en la mente Creadora de Dios. Por consiguiente, aunque el Ego envíe un
sinfín de vibraciones mentales desde estas regiones arquetípicas o abstractas
del Mundo del Pensamiento, el cerebro solo puede o suele reproducir una pequeña
cantidad para luego darles forma con la mente concreta y crear las formas
físicas. Por lo general, solo los cerebros muy activos y receptivos suelen
captar mayor número de “ideas” dando
así muestras de poder mental y genialidad. Así es que, las facultades mentales
de cada persona representan el grado de sensibilidad que tiene su cerebro
respecto a las vibraciones mentales que su Ego envía. Podríamos decir que las
palabras representan los símbolos de las imágenes mentales que forma el cerebro
bajo la acción de la mente concreta, sin embargo, la mente abstracta, es decir,
lo que expresa el Ego desde las regiones superiores del Mundo del Pensamiento, pertenece
a la razón pura, y eso no se puede expresar con palabras.
Cuando llega el momento de la
muerte, el Alma o Yo superior ve, a la vez que graba en los cuerpos invisibles,
la película de su vida (la propia vida de la que nosotros somos conscientes ahora)
gracias a la cual obtendrá un aumento de conocimiento que se convertirá en
sabiduría cuando lo asimile como quintaesencia de las experiencias pasadas. Una
vez desconectado el Alma definitivamente del cuerpo físico, pasa al Purgatorio
que se encuentra en las regiones inferiores del Mundo de Deseos para sufrir el
mal que hizo y grabar o asimilar los resultados. Esta grabación se hace sobre
un átomo simiente que forma parte de cada cuerpo físico que utiliza el Alma
para renacer y, por ser precisamente donde se graban los resultados de todos
los sufrimientos o efectos del mal cometido, se suele llamar el “Libro de los Ángeles Archiveros”. Este
átomo o libro del destino tiene
principalmente dos funciones: 1ª. Sirve como base para ver qué causas o siembra
hemos hecho en las vidas para que en las próximas tengamos que afrontar las
deudas pendientes como efecto o cosecha que necesitamos experimentar para
acelerar nuestro desarrollo y; 2ª. Como base de la memoria del Alma que nos
hablará, como conciencia, cuando reconozca el mal que hagamos y cuando lo hemos
hecho porque sabe que en el Purgatorio tiene unos efectos de sufrimiento. Dicho
de otro modo, cuando en nuestra vida surgen tentaciones que deberíamos superar
porque ya caímos y sufrimos en otra vida por ellas, ese mismo sufrimiento nos
advertirá puesto que está en el átomo simiente del cuerpo físico precisamente
para que no cometamos el mismo error. Esa es la “voz de la conciencia”. Cuando
superamos esa tentación consciente y voluntariamente, significa que hemos
aprendido la lección y que la conciencia ha hecho bien su trabajo.
Como ya se ha dicho, el cuerpo
físico se forma sobre un molde de materia etérica el cual tiene una relación
directa con nuestro karma y con los Ángeles del Destino que son quienes lo administran
sabiamente de acuerdo a nuestras necesidades evolutivas para la próxima vida.
Pues similarmente, el Alma se esfuerza en cada vida porque el molde sea siempre
superior en algún sentido, pues, mucho o poco, en cada vida extrae un beneficio
que servirá como incentivo para hacer el bien. Así ha ido guiando el Alma al
hombre desde sus primeros pasos y generación tras generación, con adelantos y
retrocesos, disfrutando de los bienes celestiales y sufriendo de muy diferentes
formas pero, al final, el hombre responderá a las vibraciones de su Ego, la voz de la conciencia.
LA EVOLUCIÓN DEL ALMA A
TRAVÉS DEL RENACIMIENTO
Todos los Espíritus creados por Dios
son iguales pero desde el mismo momento en que comienzan a descender por
primera vez por los diferentes mundos para llegar al mundo donde peregrinamos
en un cuerpo físico, (el mundo físico) comienzan a diferenciarse y a
distanciarse unos de otros en su progreso. Esto es como decir que aunque la
imagen o forma de nuestros hijos como seres humanos es la misma, desde el
primer día de colegio algunos se adaptarán y otros no, unos estarán contentos y
otros lo contrario, a algunos les costará poco asimilar lo que escucha, mientras
que otros, por el contrario, no serán capaces de aprenderlo. Por este motivo
han existido y existen razas y subrazas que sirven a modo de “clases” o “cursos” de aprendizaje a través de sus cuerpos. Como el objeto del
renacimiento es la evolución desde un estado hombre-animal hasta el del
desarrollo de los poderes del Espíritu en el hombre, resulta que las Almas se
dividen en grados de una forma similar a la siguiente:
1º.- Los poco desarrollados que se dejan llevar aún por el aspecto
animal del cuerpo de deseos
y que casi no han
desarrollado el discernimiento ni la voluntad. Éstos reencarnan muchas
veces en una subraza antes
de pasar a otra raza y subraza superior.
2º.- Los que comienzan a utilizar la voluntad y la razón para no
dejarse llevar por los deseos,
pasiones y malos
sentimientos, a la vez que utilizan el discernimiento para diferenciar y
elegir entre el bien y el
mal. Aunque menos, estos también renacen muchas veces en una
misma subraza.
3º.- La mayoría de los occidentales que suelen renacer cada 1100 años
(aproximadamente) en
diferente sexo y en la
misma subraza pero con pocos renacimientos en la misma.
4º.- Los que han evolucionado hasta el punto de comenzar el sendero de
iniciación o
perfección y que, en
determinado momento, están bajo la guía y dirección de los Maestros
o Hermanos Mayores. Comienzan a olvidarse
del yo personal para dedicarse a servir al
prójimo, éstos pueden
renacer incluso antes de los 1000 años.
5º.- Los Maestros, iniciados y Hermanos Mayores que ya no necesitan
renacer pero cuyo papel
respecto al desarrollo de la humanidad es
importantísimo y necesario. Para comprender su
labor tendríamos que verlo
a modo de “sacrificio” y más aún
cuando toman un cuerpo
físico para hacer algún
trabajo importante que se relacione con el destino de la humanidad.
Aunque hay quien demuestra una total
incredulidad respecto a esta filosofía y prefieren pensar que cada persona que
nace procede de la nada o que es un
espíritu nuevo, es fácil comprender que el Alma no evolucionaría sin la Ley de
Renacimiento porque es ésta la que facilita una continuidad en las virtudes
espirituales y mentales. Si fuera como dicen ¿Por qué los niños que nacen hoy
no son como los de la prehistoria y ni siquiera como los de hace un siglo? Hay
niños que demuestran una gran inteligencia desde su infancia y parecen como si
estuvieran familiarizados con determinadas materias ¿Dónde han aprendido o por
qué tienen esas habilidades? La evolución actual de la humanidad desde
cualquier punto de vista, así como los cambios que se han producido y se
producen en el planeta, se producen gracias a las virtudes que cada espíritu
reencarnante ya trae de otras vidas. Si no fuera así, la vida sería un caos y
un comenzar desde cero para cada Espíritu.
Alguien puede opinar que es por la genética
pero ¿Y en los casos de grandes genios que han nacido de padres totalmente
diferentes o contrarios a su naturaleza? Es la “continuidad” en el desarrollo
moral, intelectual y espiritual la que hace que el Alma manifieste su poder
para que el hombre, vida tras vida, evolucione y ayude a evolucionar a los
hermanos de Espíritu que le siguen. El Yo superior experimenta en todas las
razas, países, culturas, religiones, etc., y según se adapte, se esfuerce y se
sacrifique para superarse a sí mismo, así evolucionará antes o después. Esto es
precisamente el motivo de que se diga que cada persona es un mundo, al hombre
no se le puede estudiar como a los animales, los cuales, estudiando a un
miembro de una especie se sabe cómo es toda la especie. El hombre ha experimentado
y evolucionado en la Tierra desde hace millones de años y cada vez que renace
trae consigo la quintaesencia de todas sus experiencias y vidas pasadas, por
tanto, cada Espíritu tiene un mismo origen pero una muy diferente historia
evolutiva.
Dos
hermanos gemelos pueden ser idénticos durante algunos años pero, por lo
general, a partir de los 21 que el Ego puede manifestarse más plenamente a
través de sus vehículos, cambian algunos aspectos de la forma y más aún
respecto al carácter puesto que son diferentes Espíritus. En estos casos como
en el de los niños prodigio, se entiende que una cosa es la herencia física de
los padres y otra el carácter moral, intelectual y espiritual de cada Ego que
se manifiesta en cada cuerpo físico. Los niños prodigio, vengan de padres
cultos o incultos, demuestran que ya traen más sabiduría y cualidades respecto
al campo donde se hacen genios, y eso no lo han podido adquirir nada más que en
anteriores renacimientos. Si no existiera el renacimiento todos partiríamos de
cero respecto a la moral, a lo intelectual, a lo espiritual y a las habilidades
para hacer determinados trabajos, luego entonces, ¿de dónde proceden tan
distintas gradaciones en carácter y habilidades en las personas? Por la
herencia de los padres no puesto que sabemos que de una familia inculta puede
nacer un genio y lo contrario o que de unos padres normales puede nacer un
monstruo deforme y otros hechos
similares. Por tanto no queda más remedio que aceptar el renacimiento puesto
que explica que lo que somos es el resultado de lo que hemos sido y hecho en
otras vidas.
Alguien
puede pensar que todo es fruto de los resultados de la sociedad y del progreso
humano, pero a esto hay que oponerse diciendo que ¿dónde están los que deberían
superar a los grandes genios del pasado, los grandes hombres santos,
intelectuales, y científicos? Es cierto que la humanidad progresa precisamente
porque los estudios y conocimientos del pasado de un Ego los aplica a la
siguiente vida, pero eso es respecto a la vida o Ego que anima el cuerpo y no
como efecto del progreso de la materia y de los cuerpos físicos sobre el Ego.
Lo único que se puede admitir respecto al progreso físico es que, por ejemplo,
un Ego que fue un buen músico en otra vida y desea continuar en otra vida esa
misma línea de aprendizaje, debe buscar unos padres relacionados con la música
porque necesita crear un cuerpo con cierta organización nerviosa y otros
aspectos relacionados con el oído y a veces con los dedos, etc. Eso, como es
obvio, sí depende de la herencia genética, sin embargo, ¿y cuando los
descendientes de un genio ya no muestran esa genialidad? Esto demuestra que es
el Ego quien manifiesta su sabiduría a través de los cuerpos y no del
desarrollo físico ni la herencia genética. Todo lo que hemos aprendido en otras
vidas lo tiene el Ego al alcance de la mano y no puede manifestarlo como
recuerdo o memoria porque el cerebro actual no es el de anteriores vidas y
porque, mientras no purifiquemos nuestros cuerpos (eliminemos barreras) para
ponernos más a su alcance, no podremos recordar nuestros pasado individual. El
hombre no es un mero juguete de un Dios personal, ni de una justicia caótica y
cruel que juega con el destino de la humanidad.
El
renacimiento hace que el hombre sea digno e inmortal y que tenga un destino
espiritual y una meta gloriosa, si no fuera así estaríamos a merced de las
circunstancias y de la casualidad. El renacimiento es progreso material,
desarrollo moral, espiritual e intelectual, y gracias a eso podemos tener la
esperanza de alcanzar una meta muy elevada. ¿Qué porvenir tiene el hombre si no se admiten sus anteriores vidas?
y, por el contrario ¿qué hace que el
hombre se esfuerce por progresar en todo lo que nos rodea pero siempre buscando
algo mejor si no tuviera un pasado? El pasado de cada uno es el que impele
a desarrollar mejoras para la humanidad, es lo que nos da fuerza, nos hace
dignos y nos inspira confianza en unas leyes que, aunque no las conozcamos, son
inmutables y justas.
Terminando ya
con el tema del renacimiento podemos ver que la muerte no existe, es solo una
ilusión terrestre. Hay un cambio de conciencia y de las condiciones de la vida,
pero aún con estos cambios, la vida continúa sin interrupción como continúa el
siguiente día después de una noche donde se ha tenido un profundo y placentero
sueño.
El desarrollo obtenido hasta ahora
por el Alma a través del renacimiento ha hecho que el hombre tenga una voluntad
libre para actuar y pensar y que pueda elegir en su destino y en la manera de
afrontar los problemas y ante las circunstancias. Pero esa libertad y
desarrollo también se han obtenido gracias al aprendizaje de sus errores y al
sufrimiento que han causado tanto en la Tierra como en el Purgatorio, por eso,
tarde o temprano y en alguna vida, terminará rechazando el mal y abrazando las
Leyes Divinas y el bien. Llegará el día en que el hombre no buscará el placer
ni las posesiones, y entonces, sintiéndose también libre como el que no
delinque, estará dentro de las leyes celestiales que le traerán lo que tanto
merece después de su peregrinaje por este planeta. Actualmente y ante las
tentaciones y pruebas, solo tiene como consejera a la conciencia, lo que ocurre
es que como en cada vida afrontamos nuevas causas y tenemos que tomar nuevas
decisiones para desarrollar la voluntad y aprender de sus efectos, la
conciencia no puede actuar como tal ante circunstancias o causas que no conoce.
Así evoluciona el hombre, creando nuevas causas en cada vida, superando pruebas
que son efecto de su anterior vida, y sufriendo por sus errores para que
aprenda a utilizar su voluntad y libre albedrío correctamente en el camino del
bien. Su desarrollo moral le hace progresar desde, el hombre que sólo se amaba
a sí mismo hasta el estado actual donde ama a sus seres queridos y, en un
futuro, amará a la humanidad como a una hermandad universal. En sus comienzos
como ser humano, el hombre se fijaba en lo que le rodeaba egoístamente, hoy
comparte y sabe que todo puede ser de todos pero, al contrario que cuando abrió
los ojos y la conciencia hacia el mundo material, en un futuro su evolución le
llevará a interiorizar su conciencia en busca del verdadero Yo y el mundo
material no significará nada para él. Entonces el Yo superior, el pensador,
será solamente “conciencia” porque nada le unirá obligatoriamente a sus
cuerpos.
LA INMORTALIDAD DEL ESPÍRITU
El Espíritu que fue diferenciado “En” y “Por” Dios y que se manifiesta en varios mundos (ver “El desarrollo espiritual después de la
muerte del mismo autor”) es inmortal y eterno como Dios mismo. El Alma o Yo
superior, representante o rayo del Espíritu (como puede representar un
embajador a un rey como si tuviera sus atributos, autorización y guía) es el
que renace en los cuerpos Mental, de Deseos y Etérico-físico y evoluciona a
través de los mundos de cuya materia están hechos dichos cuerpos. Dicha Alma es
la que siembra y recoge gracias a dos principales leyes, la de Renacimiento y la de Consecuencia. El fruto de dicha cosecha
(el desarrollo físico, moral, mental y espiritual) abre la puerta a la influencia
del Espíritu en el Alma lo mismo que el Alma intenta manifestarse en sus
cuerpos para acelerar su evolución. Por tanto, el Espíritu inmortal será quien
adquiera, al final de la evolución de cada ser humano, todo el desarrollo
alcanzado en los mundos (desde el físico hasta el de Dios) lo mismo que el Alma
o Yo superior asimilará todo el desarrollo de la personalidad cuando ya no
necesite renacer. Entonces, el Espíritu absorberá o reunificará su Alma y todo
su poder alcanzado, resultando de todo ello que el Espíritu, que desde que fue
diferenciado tenía la conciencia de Dios y todos sus poderes latentes, tendrá
la conciencia de Dios, la conciencia de sí mismo como un Dios individual, y los
poderes de Dios desarrollados. Resultando de todo esto que solo se pueden
considerar inmortales el Espíritu y el Alma como su manifestación reencarnante.
Estas y otras muchas verdades más
fueron enseñadas por Cristo a sus discípulos, los cuales y a su vez, también
las enseñaron. Pero lo mismo que unos padres se valen de un cuento para
inculcar a sus hijos una serie de verdades o normas morales, así mismo se valía
Cristo de las parábolas para enseñar las verdades que en aquella época estaba
preparada la humanidad para escuchar y comprender. Pero las iglesias occidentales
no quisieron continuar en esa línea y rechazaron hacer oficial el renacimiento
mientras que las orientales llegaron a tenerlo tan presente que muchos ni se
esforzaban en progresar materialmente con tal de dedicarse al Espíritu. El
cristianismo se centró demasiado en predicar la inmortalidad y la felicidad
eterna para todo aquel que aceptara y practicara su doctrina a la vez que
amenazaba con un infierno para los que la rechazaban. Sin embargo, hoy, lejos
de ese Dios lleno de odio, se ha impuesto la sensatez y la razón y se habla de
un Dios de amor aunque poco más sobre lo que se está tratando en esta obra.
San Pablo dijo que “El hombre
cosecha lo que siembra” como también lo hizo Cristo cuando al responder a
sus discípulos a la pregunta de ¿Quién pecó él o su padre para naciera ciego?
dijo: “Es para que se cumpla la Ley”. Ambos, a través de estos pasajes
bíblicos, están refiriéndose a la Ley de
Consecuencia o de Causa y Efecto,
normalmente conocida como la ley del karma. En otra parte añade San Pablo: “Alcanza
tu propia salvación” lo que, como es obvio, la salvación (perfección
espiritual) no se puede alcanzar en una sola vida, por tanto se está refiriendo
a la Ley de Renacimiento a través de
la cual se alcanzará algún día el nivel de Cristo y más aún como Él mismo dijo
cuando afirmo: “Sed perfectos como vuestro Padre en el Cielo es perfecto”.
Para poder superar el mal, para hacernos perfectos y, por tanto, elevarnos al
cielo no hay otro camino que el del renacimiento que va unido a la Ley de
Consecuencia. El hombre lucha por progresar y superarse, el Alma está deseosa y
colabora para que el hombre encuentre el camino de salvación y perfección
porque sabe que es inmortal, pero ambos saben, (una vez se toma conciencia de
estas verdades) que esa inmortalidad nada tiene que ver con el goce en el cielo
o castigo en el infierno para toda la eternidad. Tarde o temprano la humanidad
tendrá conocimiento de esta enseñanza oculta y, cuando así sea y tenga
conciencia de que es un Espíritu Divino inmortal hermano de todos los seres
humanos, descenderá el cielo a la Tierra como preparación para la segunda
venida de Cristo. El hombre y el Alma se deben fusionar en algún momento de su
evolución para alcanzar la inmortalidad en el Espíritu Uno.
Además de ser inmortal, el Espíritu
diferenciado de Sí mismo por Dios, es la propia conciencia no interrumpida, es
decir, cuando el Alma ya no necesita renacer y ha adquirido la perfección en
los diferentes cuerpos y sus correspondientes mundos. Ahora somos “inmortales”
como Yo superior que siempre está en vigilia procurando ayudarnos en nuestra
vida cotidiana como personas, pero nosotros, como conciencia personal, no lo
somos puesto que es temporal y física hasta el momento de la muerte. El día en
que el hombre alcance cierto grado de desarrollo espiritual, normalmente
llamado “iniciación”, podrá tener
continuidad de conciencia y para él no existirá lo que hoy llamamos infierno,
purgatorio y cielo; entonces obtendrá un estado de conciencia de eterna
felicidad celestial.
Claro que estas enseñanzas
esotéricas no van a convencer al materialista incrédulo como tampoco se
convencería una persona que lleve aislada del mundo desde su nacimiento, de
todo lo que se puede hacer con las nuevas tecnologías; ambos dirían “Mientras
no lo vea no lo creeré” Aunque así sea, el origen del hombre, en su esencia, es
inmortal y la muerte, por tanto, es temporal porque solo tenemos conciencia del
cuerpo y del mundo físico. La misma Biblia en el Antiguo Testamento ni en los
Evangelios, refiriéndose al hombre como alma humana, menciona la palabra “inmortal”, pero San Pablo sí la menciona
varias veces en sus Epístolas. Por ejemplo: “Esto mortal debe ser vestido de
inmortalidad” refiriéndose a la perfección que se debe alcanzar; “Cuando
esto mortal fuere vestido de inmortalidad”, que se refiere a lo mismo,
también cuando habla de que “La inmortalidad se concede a quien la busca”;
que “Solo Dios es inmortal” o cuando habla de la “Adoración al Rey de
los siglos, inmortal e invisible”. Sin embargo, la Biblia deja claro que “El
Alma que peque debe morir”. San Juan dice que “De tal manera ama Dios al
mundo que ha dado a Su Hijo para que todo aquel que crea en Él no se pierda y
tenga una vida eterna”. Este es el único camino que nos puede llevar a la
unión con el Espíritu, la práctica de la enseñanza de Cristo que es el que
representa el Amor del Padre. Respecto a la muerte, se nos dice en Eclesiastés
que no hay diferencia entre el animal y el hombre; “Como mueren los unos así
mueren los otros y hay una misma respiración en todos”, lo que significa
que la vida de ambos tiene el mismo origen divino mientras que el cuerpo (una
vez muerto) vuelve a su origen atómico o a ser polvo.
La palabra “muerte” no aparece unida
al Espíritu porque los que escribieron la Biblia sabían la diferencia entre el
Espíritu y el cuerpo u hombre. Pero San Mateo sí se refiere a la inmortalidad y
al renacimiento cuando menciona, hablando Cristo de Juan el Bautista, “Este
es Elías”, o sea, el Espíritu de Elías había superado la muerte y estaba
encarnado en San Juan Bautista. Por otro lado y refiriéndose a la absurda
enseñanza de la resurrección del cuerpo, podemos leer en Job “Y después de
que mi piel y aún éste mi cuerpo sean deshechos; entonces sin mi carne he de
ver a Dios”; lo que invalida lo que dice el Credo de los Apóstoles que fue
escrito siglos después de que murieran. También sabemos por la Biblia que “la
sangre y la carne no pueden heredar el Reino de Dios” y que “en la
resurrección (cuando no
necesitemos renacer y estemos en los mundos espirituales) no habrá
casamientos ni dados en matrimonio; lo que significa que estaremos
en otro cuerpo espiritual y no de carne. En Corintios se dice que “la
simiente es puesta en la tierra en cada ocasión para formar un nuevo cuerpo”,
si a esto añadimos que la materia del cuerpo se renueva varias veces durante
una misma vida ¿Qué átomos formarían el
cuerpo de resurrección si esa teoría fuera cierta?
El Alma o Yo superior existirá aún
después de desaparecer la Tierra como escuela para la evolución del Espíritu o
desarrollo del Alma, porque cuando el Alma ya no necesite renacer en cuerpo
físico continuará su evolución en los mundos superiores. La liberación o no
necesidad de renacimiento en la Tierra, no significa que se haya alcanzado la meta de perfección ni la unión con el
Espíritu pero sí que ninguna ley obliga a renacer. Por tanto, quien lo hace
(como actualmente ocurre) es a modo de sacrificio y para ayudar a los reinos u
oleadas de Espíritus que necesiten evolucionar en este planeta a través de
otras formas. El hombre comienza a acelerar el proceso de liberación respecto
al renacimiento en cuerpo físico cuando conoce la Verdad sobre su propia
naturaleza y su relación con Dios. Unos se liberarán por medio del servicio y
el amor al prójimo, otros por medio de la razón, la intuición, el
discernimiento, etc., y otros a través de ambos caminos que es lo que
representa esta pequeña enseñanza, es decir, por el conocimiento y práctica de
la filosofía oculta y de una escuela iniciática. Esta enseñanza o filosofía
espiritual no solo facilita la manera de vencer el miedo a la muerte, sino que
también enseña el sendero que hay que recorrer, las verdades que ayudarán a
recorrerle, y las ayudas que se puede obtener para vencer los obstáculos. El
hombre se debe conocer a sí mismo para vencer su naturaleza animal que le ata a
lo material y para desarrollar el Alma
que le puede llevar a la liberación del renacimiento; entonces vivirá
eternamente en el Paraíso, de donde procede, pero con los poderes del Espíritu
y sin ninguna tentación que le pueda vencer.
EL ESPÍRITU, EL EGO Y LA PERSONALIDAD
En
esta obra se están utilizando muy a menudo los términos de “Ego”, “Yo superior” y “Alma” que vienen a significar lo mismo
puesto que representan al verdadero hombre en evolución. También se utiliza el
término “hombre” o “personalidad” para dar a entender que es
lo que la mayoría de la humanidad piensa que somos, es decir, un cuerpo físico
que siente, piensa y tiene voluntad. Pero en menor grado se menciona la palabra
“Espíritu” ya que esta obra no trata de explicar el origen del hombre pero, aún
así, veamos qué son estos conceptos para que el lector obtenga mayor beneficio
de estas enseñanzas.
El ESPÍRITU
Nosotros
somos a imagen y semejanza de Dios en muchos aspectos, tanto en sentido
espiritual como en sentido creativo y respecto a la manifestación física.
Nosotros hemos pasado por etapas evolutivas que nos han hecho “creadores” de
todo lo que nos rodea, transformamos la materia hasta tal punto que nos podemos
considerar maestros en su manejo y utilización pero aun nos queda mucho por
investigar y que aprender del mundo físico. Sin embargo y a la vez, gracias a
la materia y a las experiencias, hemos alcanzado el actual grado de desarrollo
físico, moral, mental y espiritual. En un futuro aun muy lejano, haremos lo
mismo con la vida que anima las formas materiales y entonces seremos creadores
de formas de vida similar a las formas de vida que hoy llamamos reinos.
Aplicado esto al renacimiento diremos que el hombre ha evolucionado desde la
prehistoria hasta nuestros días y ha alcanzado el grado de desarrollo actual
gracias al renacimiento y a las experiencias adquiridas a través de sus
cuerpos. Por tanto, el renacimiento del Ego es el que crea la personalidad de
cada vida y, sin embargo, gracias al renacimiento de un Rayo de Vida en muy variadas formas, es como se llega a formar ese
Ego o Alma. La pregunta inmediata, por consiguiente, es ¿de dónde procede ese
Rayo de Vida que se convierte en Ego? La respuesta es: Del Espíritu.
Pero,
¿Qué es y de dónde procede el Espíritu?
Procede y es creado por Dios, por tanto, en esencia somos sus hijos y en Él
vivimos, nos movemos y tenemos nuestros ser. Dios, nuestro creador, tiene Sus “días” de actividad o manifestación y Sus
“noches” de asimilación y descanso, es decir, crea una serie de mundos
(total siete) y unas oleadas o enjambres de Espíritus que, aunque tienen todo
el potencial de su padre, necesitan de esos mundos para poder desarrollarse
como vidas independientes. Este Espíritu o Mónada es consciente de Dios puesto
que es parte de Él pero no es autoconsciente como individuo porque no ha
desarrollado el Ego del que tanto hablamos. Así es que Dios, en Su día de
actividad crea un universo de siete mundos donde Sus hijos han de convertirse en
Dioses como Él, y para ello hemos de pensar que Dios, al igual que nosotros
antes de renacer para manifestarnos como hombres, “siente” o “tiene” la
necesidad de obtener nuevas experiencias a través de Su creación como nosotros
las tenemos y obtenemos experiencias gracias a la creación de nuestros cuerpos
en cada vida. En la noche de asimilación o descanso, al igual que nosotros,
Dios hace que toda la manifestación o creación vuelva al Caos quedándose Él
como conciencia asimilando el fruto de Su manifestación y de las conciencias de
Sus hijos, lo que le hará más Omnipotente y Omnisciente ante nuestra capacidad
de comprensión.
Como
todas las religiones y la filosofía oculta afirman, Dios es triuno (Padre, Hijo
y Espíritu Santo; Voluntad, Amor y Sabiduría; Brahma, Shiva y Vishnu; y así
sucesivamente en todas las culturas o razas) En filosofía oculta rosacruz se
dice que los tres aspectos o poderes de Dios son: Voluntad, Sabiduría y
Actividad, y es gracias a estos aspectos como Dios crea Su universo para que
Sus hijos se desarrollen y conviertan sus poderes espirituales latentes en
dinámicos. El primer mundo es el de Dios
mismo; el segundo es donde están los Espíritus diferenciados “de” y “por”
Él mismo y se llama de los Espíritus
Virginales o Mónadas; el tercero es el Mundo
del Espíritu Divino donde se asienta el Primer Aspecto de nuestros
Espíritu; el cuarto es el Mundo del
Espíritu de Vida donde se asienta el Segundo Aspecto de nuestro Espíritu;
el quinto es el Mundo del Pensamiento
dividido en dos grandes regiones, asentándose el tercer aspecto de nuestros
espíritu en las regiones superiores; el sexto es el Mundo del Deseo; y el séptimo es el Físico.
Nuestro
Espíritu, como hijo de Dios, también es triuno y se refleja en los mundos 3º,
4º y 5º comenzando por el propio Mundo de Dios. Sin embargo el Espíritu, la
Chispa Divina o Mónada, permanece siempre en el Seno del Padre y, lo mismo que
hace Su Padre, se manifiesta desde su propio mundo como tres aspectos divinos o
como un Triple Espíritu. Este Triple Espíritu es el que se apropia de los
átomos permanentes cuando llega el momento para, así, crear en cada vida los
cuerpos necesarios para poder evolucionar aquí en la tierra a través de la
experiencia. Como este no es un libro de cosmogénesis ni antropogénesis, pasaré
por alto las enseñanzas que tratan sobre la formación de los mundos, los
subplanos, los rayos, las Jerarquías colaboradoras de Dios y todo el proceso
que ha seguido el hombre hasta alcanzar el desarrollo actual.
Bien,
ya sabemos por tanto, que nuestro origen es nuestro propio Espíritu, el cual se
manifiesta (con ayuda de las Jerarquías Creadoras) como tres aspectos de
conciencia y como una vida que en su momento se hará independiente adquiriendo
así la autoconciencia del “Yo”. Pero para que esto ocurra, esa vida ha de pasar
por infinidad de formas hasta terminar en una cuya conciencia sea similar a la
de los animales domésticos actuales; entonces estará lista para renacer en un
cuerpo humano donde obtendrá la mente y desarrollará la voluntad. Esta etapa es
la que bien podríamos llamar el nacimiento del Ego o Yo superior. Así es que
con esto ya tenemos un Espíritu manifestado en tres mundos como tres aspectos o
poderes pero disminuidos por estar velados por la materia de esos mundos, y un
Ego o Alma que se manifiesta en cada vida como el pensador encerrado en sus
cuerpos mental, de deseos, etérico y físico. El Espíritu, aunque en “silencio”
y en la “oscuridad” vive, trabaja y se desarrolla gracias a los átomos
permanentes de su Triple Espíritu que, a su vez, reciben la esencia de lo que
desarrolla el Ego a través de los renacimientos y del trabajo entre una vida y
otra. Este Triple Espíritu llegará a tener conciencia del mundo físico gracias
a los impactos externos sobre los vehículos o cuerpos del Ego y será capaz de
manifestarse a través del mismo a lo largo de la evolución.
EL EGO
Es el Triple
Espíritu (Espíritu Divino, Espíritu de Vida y Espíritu Humano) el que se
manifiesta como un descendente Rayo o
Hilo de Vida para que comience su involución hacia el Mundo físico, para
que obtenga la conciencia del Yo, y para que vuelva con los poderes del
Espíritu desarrollados. Es en ese Rayo de Vida donde se insertarán los átomos
simiente de los cuerpos que, a su vez, guardarán el desarrollo adquirido. Los
átomos simiente son despertados gradualmente desde el mundo físico manifestando
cada vez más vibraciones que, en su momento, se convertirán en sentidos,
sensaciones, sentimientos, pensamientos y, por último, en voluntad. El Espíritu
no puede actuar sobre los átomos-permanentes y, por tanto, tampoco sobre la
personalidad, pero sí lo hace sobre el Triple Espíritu que conforman el Ego.
Cuando el hombre haya evolucionado tanto que ya sea un iniciado elevado y su
Triple Espíritu esté muy desarrollado, entonces podrá sentir la influencia del
Espíritu a través de los átomos-permanentes.
Todos
los cuerpos del hombre deben considerarse como vehículos o cuerpos del Ego y
como herramientas para que éste pueda actuar y experimentar en los diferentes
planos y mundos. Estos cuerpos son transitorios y siempre son usados por el Ego
esté donde esté, pero también son renovados cuando ya no le sirven para su
desenvolvimiento. Para que el Ego pueda funcionar en su propio plano también
necesita un cuerpo, y para ello tiene el que suele llamarse “Cuerpo Causal”, el cual es un
receptáculo de todo lo elevado y duradero (pensamientos nobles, emociones
puras, sentimientos elevados, etc.) que
se extrae de los mundos inferiores En el cuerpo causal se encuentran todas las
causas que se manifiestan como efecto en los mundos y planos inferiores, ya que
son, como resultado de las experiencias acumuladas en este cuerpo, las que dan
origen a lo que somos en cada vida. El cuerpo Causal es el vehículo del Ego
como pensador pero también es el depósito de la quintaesencia de todas las
experiencias de las vidas pasadas; aquí están todas las cualidades y sabiduría
obtenida de donde saldrá el nuevo hombre reencarnante mostrando el
desenvolvimiento obtenido hasta la última vida.
No
puede haber autoconciencia o individualización como ser si no se ha creado el
cuerpo causal. Este cuerpo perdurará todo lo que dure la evolución humana
puesto que es un verdadero registro del desarrollo obtenido, es la base para el
desenvolvimiento y, más importante aún, es el órgano del pensamiento abstracto.
En realidad, el hombre tiene dos cuerpos mentales, el cuerpo mental o mente
concreta y la mente abstracta que se relaciona con la intuición, la voluntad,
la inspiración y las ideas originales o geniales; es decir, es sabiduría. La mente concreta asimila,
elabora y saca conclusiones concretas sobre el mundo físico de las formas, pero
la mente abstracta discierne, distribuye los resultados de las experiencias,
manifiesta ideas puras, etc. Esta mente
abstracta es la pura inteligencia, la más clara visión, el poder creador de la
meditación, es fuerza moldeadora y, en un futuro, manifestará el poder de la
Mente Universal o de Dios.
EL EGO EN SU PROPIO MUNDO
Aunque a la
mayoría de los estudiantes de filosofía oculta no les interesa o no comprender
fácilmente muchos conceptos de estas enseñanzas, mi intención, aun sin
profundizar tampoco demasiado en ciertos cosas, es la de intentar demostrar que
esta filosofía tiene mucho más de lógica y razonable que lo que muchos piensan.
Por ese motivo quiero dejar claro el mecanismo por el cual el Ego gobierna sus
cuerpos a través de su mente.
La mente
obtiene su conocimiento a través de los sentidos y, gracias a los impactos del
exterior y a las experiencias, trabaja sobre estas percepciones para así formar
los conceptos. La mente concreta trabaja razonando, con la imaginación, con la
memoria y con la atención, pero el pensamiento abstracto tiene su origen en el
cuerpo causal donde el hombre está representado como intelecto. Según la clase de
pensamientos que una persona emita así alcanzarán a la personalidad o al Ego,
ya que, los pensamientos y sentimientos elevados que pertenecen a las regiones
superiores del Mundo del Deseo, están conectados con las regiones superiores del Mundo del Pensamiento. Por el contrario,
los deseos y sentimientos groseros y malévolos solo pueden alcanzar a la mente
concreta situada en las regiones inferiores del Mundo del Pensamiento. La mente
abstracta en su cuerpo causal, trabaja con las ideas originales y con la
esencia de las cosas, mientras que la mente concreta solo se ocupa de los
detalles. Digamos que cuando el Ego ha aprendido a discernir fijándose en
determinados aspectos de los objetos, empieza a agruparlos de acuerdo a dichos
aspectos creando un vínculo entre ellos. Así comienza a identificar el uno
entre los muchos, comienza a sintetizar, a analizar, a construir, y a crear
imágenes superiores al objeto analizado siendo éstas existentes solamente en
estas regiones superiores del Mundo del Pensamiento desde donde el Ego trabaja.
Así es como el
Ego se desarrolla en su cuerpo causal y como conecta con el mundo físico a
través de sus cuerpos. La personalidad, el hombre, solo puede llegar a conectar
con estas regiones y con el Ego a través de la mente concreta, es decir, de la
razón y la meditación en lo abstracto y en los asuntos elevados y espirituales.
Cuando una persona dedica su vida a estos asuntos y desarrolla el poder de
razonar en sentido abstracto y espiritual, deja de interesarse por lo externo y
se concentra internamente en las causas y en los aspectos más elevados de la
vida y del pensamiento, entonces sus pensamientos no toman forma con la materia
de las regiones inferiores del Mundo del Pensamiento y con la del Mundo de
Deseos, sino que lo hacen solamente con la materia más sutil de estas regiones
mentales concretas. El pensador, el Yo en su cuerpo causal es el origen de
innumerables clases de energías y vibraciones, las más elevadas las exterioriza
por medio de la materia del cuerpo causal y las conocemos como “razón pura” o “ideas abstractas”, y la mejor manera de comprenderlas es por medio
de la intuición. Evidentemente, las vibraciones menos sutiles o elevadas se
manifiestan a través de la materia de las regiones inferiores del Mundo del
Pensamiento, con lo que llamamos mente concreta o razón. Pero a medida que el
Ego se desarrolla y obtiene poder, la intuición se impone sobre la razón; por
tanto, la intuición procede de la razón.
EL EGO Y SU PROPIO CUERPO
El desarrollo
del cuerpo causal, como vehículo de expresión directa del Ego, es muy lento
pero una vez desarrollado por muy malos pensamientos y sentimientos que tenga
un hombre, no podrán anularle ni transformarle. El mal del hombre retrasa el
desenvolvimiento y el desarrollo de las virtudes en el Ego o sea, cuantos más
defectos y maldades menos virtudes desarrolladas, pero el Ego nunca puede ser
malo. El Ego manifiesta sus cualidades a través de sus personalidades y, por
tanto, es muy difícil que la personalidad tenga defectos contrarios a dichas
cualidades o virtudes; a lo sumo y cuando la personalidad se desvía de su
destino, las cualidades pueden quedar latentes durante un tiempo. Pero,
también, cuando el Ego no ha desarrollado determinada virtud, no significa que
el hombre tenga el defecto contrario, aunque sí es cierto que es más fácil que
lo desarrolle puesto que el Ego no ha obtenido la virtud necesaria para
evitarlo. Está claro que cuanto más relaciones con personas de poca moral y
cultura, más posibilidades de crear malos hábitos tenemos, y que, cuanto más se
repitan esos hábitos, más difícil será vencerlos y transformarlos en virtudes
para el Ego. Por este motivo persisto en
aconsejar en todas mis obras hacer el bien, crearse hábitos que ayuden al
desarrollo espiritual (oraciones, meditaciones, lecturas y estudios elevados,
etc.) y procurar tener una vida social que sea positiva moral, mental y
espiritualmente. Si creamos hábitos buenos estamos llenando los vacíos del Ego
y estamos formando un cuerpo causal lleno de virtudes que engrandecerán la
expresión del Ego y su canal de comunicación con el Espíritu. No es que el mal
pueda afectar o instalarse en el cuerpo
causal pero sí puede impedir en cierto grado la expresión de las virtudes; es
más, cuando se viven varias vidas centradas en el mal, el cuerpo causal se hace
insensible para captar las impresiones positivas contrarias a ese mal.
Sabiendo
que el bien acumulado en forma de virtudes en el cuerpo causal no se pierde por
el hecho de renacer sino que, al contrario, se manifiestan en el carácter del
hombre, lo lógico es que cada uno se proponga cambiar de hábitos. El Ego es el
verdadero hombre, el autentico Yo superior y lo que hayamos incorporado de bien
en el cuerpo causal le pertenece y será lo que, cuando llegue a cierto grado,
le facilite la iniciación. Es importante que los lectores comprendan lo que en
estas líneas estamos tratando porque, si lo razonan profundamente, su propio
Ego les invitará a que planifiquen una serie de oraciones, ejercicios y
actividades para que aumenten su poder. Pero, a la vez, también es necesario
que se olviden del egoísmo, del materialismo, del mal hablar, de la crítica, de
los vicios y placeres que les dominan, etc., etc., etc. Es la única manera de
acelerar el desarrollo espiritual y de actuar de acuerdo a la voluntad de Dios, lo que, a su vez, traerá como resultado la inmortalidad
de la conciencia, el poder del Espíritu y la aniquilación del mal para siempre.
El aspirante espiritual puede estar seguro de que nada del bien acumulado se
pierde y que, tarde o temprano, la luz que está acumulando con su nueva vida
atraerá la atención de un Maestro para ayudarle a despertar y a utilizar
ciertos poderes.
Lo
mismo que el mal no se puede asentar en el Ego, tampoco lo puede hacer en las
regiones superiores del Mundo del Pensamiento, sin embargo, sí lo hace en los
mundos inferiores y, por tanto, en los átomos-simiente de los cuerpos
inferiores. Como una de las responsabilidades de los Ángeles del Destino es
administrar el karma de cada persona, son ellos los que hacen que nos tengamos
que enfrentar una y otra vez con ese mal hasta que cambiemos de actitud. Por
tanto, el mal que cometemos va con nosotros de una vida a otra para que lo
transformemos en bien con los mismos cuerpos que creamos el mal pero éste no radica
en el Ego. Así es que, la buena voluntad y el trabajo positivo con la mente
(pensamientos) y con el cuerpo de deseos (deseos, sentimientos, pasiones y
emociones) crean buenos hábitos en el cuerpo etérico y buenas acciones físicas.
Esto a su vez, repercute en el cuerpo causal y hace que el Ego pueda ayudarnos
cada vez que nos esforcemos en adquirir desarrollo espiritual. Como podemos
ver, el bien y el mal están en los mundos inferiores pero en los superiores
solo está el bien, el cual, cuando lo buscamos, viene en nuestra ayuda para
combatir el mal y, cuando el resultado de la batalla es positivo, hace que aumentemos
nuestro poder espiritual.
La
razón es la herramienta más poderosa del hombre, la que le hace superior a los
otros reinos pero, si esa fue una gran conquista en el pasado, más importante
aun es el desarrollo de la conciencia superior que nos queda por alcanzar
porque nos puede guiar en este mundo irreal y hacer discernir entre lo malo y
lo bueno y lo justo e injusto. Cuando se domina la naturaleza inferior a través
del discernimiento y la voluntad, tomamos decisiones que proceden de la
conciencia y no de la razón. El Espíritu es sabio y no necesita de los sentidos
ni de la razón (cerebro) para dictar a través de la conciencia, pero el hombree
debe servirse de la intuición para conocer la verdad. Es la intuición, como
resultado de los trabajos positivos de la mente, la que nos traerá la
iluminación, la inspiración y otros poderes del Espíritu. El Ego no puede
facilitarnos nada si nosotros, como hombres, no abrimos la puerta; cuando
trabajamos para el bien en pensamiento, palabra y obra es cuando el Ego se
manifiesta como “genio”. No nos engañemos, el Ego de cualquier genio que haya
pasado a la historia es exactamente igual que el nuestro, lo que le diferencia
es el trabajo previo que esa persona haya hecho en sus anteriores vidas. Así,
cuando una persona desarrolla habilidades en alguna profesión o trabajo y
desarrolla su cerebro en esa misma línea durante varias vidas, su cuerpo y su
cerebro facilitarán la expresión del Ego como genio. Nuestro Ego es sabio pero
si no tiene un cerebro, una mente y nos sentidos adecuados, no podrá expresar
su sabiduría.
Las
experiencias, lo que los sentidos captan procedente del exterior, se convierten
en vibraciones que alcanzan el cerebro en forma de impresiones, y son estas
impresiones las que, después de analizarlas, clasificarlas y ordenarlas, le dan
sabiduría al Ego. Esto es, el Ego discierne a través de la mente y actúa sobre
las impresiones que llegan al cerebro. Esto es lo que actualmente ocurre en la
gran mayoría de los humanos pero, en un futuro, este trabajo debe dar más
resultados que harán que se unan el Ego y la personalidad y, aunque el Ego
estará aprisionado aun en un cuerpo, la personalidad ya no existirá. Entonces
ya no actuaremos solamente en la quinta región del Mundo del Pensamiento sino
que nuestro cuerpo causal y nuestro Ego expresarán y actuarán de acuerdo al
desarrollo de las regiones sexta y séptima. Evidentemente, cuando el aspirante
a la iniciación contacta con un Maestro, el Maestro mismo le ayuda en su
desarrollo actuando sobre el cuerpo causal del discípulo.
LOS CUERPOS O PERSONALIDAD
Las formas de
los cuerpos son todas similares con ciertas excepciones, el cuerpo etérico es
un doble exacto del cuerpo físico; el cuerpo de deseos es un ovoide unos
centímetros más grande que el físico al cual rodea; sin embargo, después de la
mente toma la forma del físico; el cuerpo mental rodea, en principio, la cabeza
y según se desarrolla también toma la forma de un ovoide; y, por último, el
cuerpo causal, también termina formando un ovoide que sobresale unos pocos
centímetros del cuerpo físico. La materia de la que están formados los cuerpos
también guarda unas leyes para poder formar parte de los mismos, es decir; el
cuerpo físico está compuesto de materia de las tres regiones inferiores del
mundo físico (sólido, líquido y gaseoso); el cuerpo etérico está compuesto de
los cuatro éteres de diferente grado de densidad pertenecientes a las cuatro
regiones superiores del mundo físico; el cuerpo de deseos está compuesto de
materia de deseos de las siete regiones del Mundo del Deseo, aunque con más de
las superiores o de las inferiores según el desarrollo de cada individuo;
igualmente ocurre con el cuerpo mental pero éste está formado con la materia de
las cuatro regiones inferiores del Mundo del Pensamiento; el cuerpo Causal, en
la mayoría de los humanos, está compuesto solamente con la materia de la quinta
región de la Región Abstracta del Mundo del Pensamiento hasta que, según van
adquiriendo las iniciaciones, entran en actividad las dos restantes regiones.
Aunque, en principio, el cuerpo Causal es una especie de película incolora,
como ocurre con los cuerpos de deseos y mental, según evoluciona y según el
estado mental, emocional y sentimental de cada persona, este cuerpo se
convierte en una esfera de bellos y delicados colores imposibles de describir.
Este último cuerpo es el que hace que, según se va desarrollando
espiritualmente, vaya ensanchándose el canal que le une al Espíritu para que a
través de él, descienda un mayor flujo de luz. A partir de ahí, la relación del
Ego se va estrechando con lo divino, o sea, a mayor concentración de la
personalidad en lo noble y elevado más inspiración e intuición tiene el Ego,
por lo cual, más poder del Espíritu recibe.
CAPÍTULO III
¿QUÉ ES LA MUERTE Y POR QUÉ
OCURRE?
La muerte no existe sino que es una
transformación. Se puede definir de muchas maneras y con mucho más sentido de
la realidad de lo que normalmente representa para la mayoría de las personas, y
con mayor motivo si de lo que se trata es de vencer a ese miedo tan común. La
muerte es un cambio de estado de conciencia como el que ocurre por las noches
mientras dormimos pero con una diferencia, que a partir de que se rompe el
cordón etérico que une los cuerpos superiores al cuerpo físico en el corazón,
ya no podemos utilizar más este último. También podemos definir a la muerte
como originadora de cambios que ayudarán al desarrollo y evolución del Yo
superior gracias a todo lo que ocurre desde el mismo momento de la muerte hasta
que se abandonan todos los cuerpos y el Yo superior asimila la quintaesencia de
su vida pasada.
Comúnmente y para la mayoría de las
personas, la muerte se produce por accidente o enfermedad (ya que el suicidio y
el asesinato son actos voluntarios) pero dentro de la enfermedad se admite la
que se considera hereditaria. A la luz de la filosofía oculta y más
concretamente de la Ley de Consecuencia, no es exactamente así. Los accidentes
sí existen porque el hombre está evolucionando y en algún momento tendrá que
ser perfectamente responsable y tener un gran sentido del discernimiento y de
la razón, pero aún no lo es, sino que
más bien es negligente y a veces arriesga su vida o comete errores que le hacen
perder el cuerpo físico sin necesidad. La enfermedad genética que ya traen
algunas personas desde que nacen, es una deuda o karma del pasado, (como ocurre
por lo general con las minusvalías que también son deudas) como efecto de algo
grave que se hizo y que se debe sufrir personalmente para tener la experiencia
de ese mal. Pongamos un ejemplo: La persona que por su irresponsabilidad y
negligencia o incluso por un acto voluntario, deja ciega a otra, es muy posible
que en una futura vida nazca o se quede ciego para que experimente lo que es
eso y para que después de su muerte lo asimile a modo de lección en su
conciencia para el futuro.
Normalmente casi todos adelantamos
el momento de la muerte en nuestro destino porque no cuidamos nuestro cuerpo
sino que más bien le maltratamos e intoxicamos, pero hay personas que le adelantan mucho más porque
vuelven a caer en el mismo error. Por ejemplo, si una persona intoxicó su
cuerpo con determinadas substancias o utilizó su cuerpo para violar las leyes
divinas (de la naturaleza) morales y espirituales hasta cierto punto, puede
nacer con la tendencia de sufrir una enfermedad mortal a modo de oportunidad
para que cuide su cuerpo, pero si vuelve a hacer lo mismo, la enfermedad se
desarrollará antes. Hay otras enfermedades más comunes que solo son la causa
para que se cumpla el destino respecto a otras más graves, otras voluntarias
porque la persona se deja dominar por un vicio, (alcohol, drogas, etc.) otras
que se producen incluso en la juventud porque así está programado y aceptado
como karma maduro, y otras a la vejez que es la que normalmente se entiende
como natural.
DIFERENCIAS ENTRE LAS CLASES
DE MUERTE
Según haya sido la muerte y la
responsabilidad del individuo dependerá su situación en el Mundo de Deseos, es
decir, depende de si la muerte prematura ha sido un acto propio, ha sido por
culpa de otro o ha sido por accidente. Respecto a las clases de muerte, hay
casos en los que es muy conveniente saber lo que le puede esperar al individuo
que no respeta su vida. Cuando es un suicidio voluntario el suicida tiene todos
sus cuerpos y conciencia (hasta el cuerpo mental) hasta el día previsto que
debiera morir, por tanto, lo único que le falta es el cuerpo físico y es por
este motivo por el que sufre al sentir un dolor agudo efecto de no poder
satisfacer ciertas necesidades físicas.
La fecha prevista (aproximada) se calcula ya desde que hacemos el
arquetipo vibracional en el Mundo del Pensamiento, antes de descender para
renacer. Una vez que se nace y desde ese mismo momento, estamos grabando nuestra
vida segundo a segundo, seamos conscientes o no de lo que ocurre a nuestro
alrededor. Esto es por medio de la respiración que es la que lleva las imágenes
a la sangre hasta que se graban en el átomo-simiente físico situado en el
corazón, o sea, de la misma forma que el éter del aire imprime la imagen que
vemos por el objetivo de una cámara en la película. La vida está prevista para
que podamos cumplir con nuestras deudas y compromisos que aceptamos de nuevo
antes de renacer cuando estamos en la región etérica. Pero esa vida puede ser
alargada si cuidamos nuestro cuerpo, si no caemos en vicios que despierten
tendencias de enfermedad que se originaron en las anteriores vidas, y si somos
responsables y cumplimos con nuestros deberes físico, morales y espirituales.
Cuando hacemos lo contrario estamos acortando la vida, sea acelerando el
envejecimiento o sea despertando o creando nuevas enfermedades.
Volviendo al suicida, diremos que sea por huir de sus
responsabilidades, por no encontrar el sentido de la vida, por no saber
afrontar sus problemas o su karma, o sea por lo que sea, el suicidio es un acto
voluntario. Lo cierto es que si todo el mundo creyera o aceptara estas
enseñanzas al menos como “posiblemente
ciertas” estos suicidas se evitarían mucho sufrimiento ya que, esas
“necesidades físicas” se ven acrecentadas enormemente por no tener el cuerpo
físico que, al fin y al cabo, actúa como un amortiguador. ¿Por qué se sufre?
Porque el arquetipo sigue vibrando como lo hacía en vida intentando hacer que
viva el cuerpo físico a través de los cuerpos superiores y, como aún tiene
cuerpo de deseos, aún sigue “sintiendo” y “deseando”.
Para dejar claro este caso
concreto es necesario explicar algo que hasta ahora no hemos mencionado, esto
es, el arquetipo. Sabemos que el Yo
superior se encuentra en las regiones superiores del Mundo del Pensamiento y
también que es él el que juega un papel muy importante para que se produzca la
muerte en determinado momento. Cuando el hombre asciende después de la muerte
hasta esas regiones habiendo olvidado ya su personalidad y su vida pasada,
entra en una especie de sueño o descanso antes de volver a comprometerse con su
futura vida terrenal. Es entonces, al despertar, cuando se le ofrecen (por lo
general) varias vidas que han sido “programadas”
de acuerdo a sus necesidades de desarrollo y a sus deudas kármicas del pasado,
y una vez que ha elegido una de ellas comienza el trabajo del arquetipo. El
arquetipo es una “forma” o molde vibrante de materia mental con la cual estarán
relacionados y de la cual dependerán los cuerpos inferiores mental, de deseos,
etérico y físico. Este arquetipo es el que da la vibración correspondiente de
acuerdo al desarrollo del Alma para que pueda atraer la materia que le
corresponda y necesite para formar dichos cuerpos y no otra que no merezca y
que no sirva para los propósitos de la futura vida. Pero este arquetipo también
es el origen de la vida del hombre en sentido de que, cuando llegue el tiempo
previsto, esa vibración cesa y se produce la muerte, de ahí la intervención del
Yo superior en el momento de la muerte una vez cumplida la programación de las
líneas más importantes de su vida.
Este es el caso de lo que
normalmente llamamos muerte natural, pero cuando el hombre acaba con su vida
voluntariamente y rompe el cordón que une el cuerpo etérico con el físico, ese
arquetipo no cesa de vibrar. Por consiguiente, la persona sigue “viva” con
todos sus cuerpos excepto con el físico y, como es obvio, sigue teniendo mente,
sentimientos, deseos, etc., y es precisamente por eso por lo que sigue teniendo
sus necesidades físicas las cuales no puede satisfacer porque la persona misma se
ha deshecho de su cuerpo físico. Así es que, por nombrar solo una de ellas,
tendrá hambre y no podrá comer, lo que según algunos iniciados que han podido
estudiar estos hechos, es algo así como un dolor intenso de muelas pero que
afecta a todo el cuerpo. Así estará merodeando por los ambientes donde solía
estar en vida intentando satisfacer ese hambre, rodeándose (compenetrando) de
los éteres que flotan en las cocina. Hay casos en que, como en la películas “Ghost”, “El sexto sentido” o “Los
otros”, los individuos muertos no se dan cuenta de que han muerto y se
sientan a la mesa para comer, por lo que sufren por no poder hacerlo y se
contentan con absorber las emanaciones de los platos. El hombre sufre
principalmente porque el arquetipo intenta atraer materia física (como hace
cuando el cuerpo vive) como si quisiera formar un cuerpo físico, si a esto
añadimos el sentimiento que la persona tiene de que no está muerta así como sus
“necesidades”, se comprenderá fácilmente lo que digo.
Estos hechos se pagan muy caros en
una futura vida pero sus familiares y amigos pueden ayudarle desde el mundo
físico. Cuando se da el caso de que alguien conocido es consciente en los otros
mundos mientras su cuerpo duerme, le puede ayudar explicándole y haciéndole
comprender que debe estar así hasta que llegue el momento en que el arquetipo
cese de vibrar, es decir, el fin de la vida prevista. Como, normalmente, no hay
casi personas que sean conscientes por las noches, la única manera de ayudarle
sería por medio de la oración y de enviarle buenos sentimientos y pensamientos.
En este caso también se puede hacer una conexión inconsciente mientras se
duerme, se trata de mantener firmemente la idea de cómo se desea ayudar y lo
que se quiere decir justo antes de dormirse, si se hace así, al despertar en el
Mundo del Deseo, se encontrará con la persona y hablará con ella aunque a la
vuelta no recuerde nada.
Como el suicidio no entra como plan
en el destino de una persona, significa que es un acto voluntario y que, por
tanto, la persona es la responsable y en un futuro tendrá que aprender la
lección de lo que es poder evolucionar
por medio de las experiencias y sin embargo verse impedido para ello. La
programación de la vida solo trata de los hechos más importantes, todo lo demás
son circunstancias de las cuales podemos aprender y evolucionar, pero el
suicidio, el asesinato ni ningún mal intencionado contra otro está previsto en
el destino de una persona. Aún así, siempre somos libres y podemos cambiar en
gran parte nuestro destino. Otra cosa son los “accidentes” donde mueren muchas personas, las guerras y otros
hechos similares, estos casos están relacionados con causas importantes de
otras vidas y por tanto son muertes previstas. Por la dificultad de comprender
este tema y puesto que sería muy largo de explicar de forma clara, solo diré
que los muertos de las guerras son auxiliados en el momento de la muerte y que,
a la larga, esas muertes tienen un efecto positivo para esas personas y para la
humanidad.
Naturalmente que en este tema no se
puede generalizar porque habría que estudiar cada caso, pero lo que sí está
claro es que el que se quita la vida después de haberlo planeado
voluntariamente, sólo él es responsable de esa causa y tendrá que sufrir sus
efectos. Pero hay casos en que una persona puede quitarse la vida en un ataque
de locura o descontrol temporal de la personalidad, entonces no ocurre lo
mismo. En esos casos, como ocurre con los accidentes y los asesinados, el
individuo entra en una especie de sueño que le mantendrá en ese estado hasta la
fecha en que debería producirse la muerte. También, el asesino de una persona
que después es ejecutado, estará sufriendo hasta el momento de su muerte
prevista, pero en este caso reviviendo en sí mismo el mal que cometió y, si no
han pasado muchos años, estará junto a su víctima dormida recordando constantemente
lo que hizo. Lo que no significa que con ese sufrimiento pague su deuda porque,
una vez llega la fecha en que debía ser su muerte, deberá pasar por el
purgatorio para que, al final del ciclo, quede esa experiencia grabada en su
conciencia.
Hay cada vez más personas que se interesan por estudiar esta filosofía
oculta y, bien porque están comenzando o bien porque la escuela no es seria o
iniciática (como por ejemplo la Fraternidad Rosacruz Max Heindel que sí lo es)
piensan que todo lo que ocurre y hacen es porque debe ser así. No quieren
admitir que una persona puede perder la vida por un accidente que produce ella
misma por su irresponsabilidad o que otra que no se cuida y pone en riesgo su
salud una y otra vez, puede terminar rompiendo el cordón y morir. Estamos en
una escuela llamada Tierra y el que en su desarrollo aún no ha tomado conciencia de los valores
morales, humanitarios y espirituales, puede verse dominado por el fanatismo y
terminar siendo (por ejemplo) un terrorista que, a su vez, también puede ser
ejecutado.
De acuerdo con lo dicho, también hay accidentes donde alguien puede
morir en circunstancias trágicas como, por ejemplo, un incendio provocado por
la irresponsabilidad de un fumador o de una barbacoa. En estos casos, como en
otros muchos, suele ocurrir que la persona está tan desconcertada de lo que
está ocurriendo o bien tan aturdida de ver su cuerpo destrozado, que no se
percata de que su vida está pasando ante ella a modo de una película y no
centra su atención como debería para grabarla. El resultado es que no se puede
llevar consigo la grabación de su vida y, por tanto, no puede extraer ningún
beneficio de ella. Este es el mismo caso de las personas que tampoco pueden
centrar su atención en esa película porque estén llorando sus familiares o
porque le estén haciendo la autopsia o cualquier otro hecho similar. Pero como
las Leyes de Dios son justas y están basadas en el amor, siempre hay una manera
de ayudar a estas personas.
En la muerte por accidente no hay ninguna desconexión entre los cuerpos
y el Espíritu (lo que sí ocurre en el suicidio puesto que no ha llegado el
momento de la recopilación de la vida) entonces los cuerpos unificados de forma
similar a cuando se está en el Primer Cielo, quedan para ese ser en una especie
de sueño profundo hasta que llega la
hora prevista de su muerte natural. Esto es así porque, en realidad, la víctima
no es responsable de esa muerte, además, será protegido por los seres
espirituales encargados de esa misión. Sin embargo, cuando una persona malévola
y apegada a los vicios malos y pasiones muere por accidente, no ocurre lo
mismo, quedan en un estado similar al suicida y sufren precisamente por no
poder cumplir sus pasiones, vicios y deseos; estos son los que después intentan
hacerse con un cuerpo físico o intervenir físicamente entre las personas.
Las personas
que son ejecutadas normalmente se pasan mucho tiempo reviviendo su crimen y
todo lo que les ocurrió después hasta el momento de la ejecución; algo parecido
le ocurre al suicida respecto a la desesperación o el miedo que le lleva a
suicidarse y a los momentos de su agonía y muerte. Estas personas, así como
otros que están apegados a la tierra por materialismo, celos, etc., no lo pasan
nada bien porque las regiones inferiores del Mundo del Deseo están en contacto
con el mundo físico y les estimula en forma de deseos y pasiones para la
acción, lo que en realidad no pueden conseguir. La mejor solución para estas
personas es no pensar en nada que se
relacione con su vida en la tierra y pensar en cosas elevadas y espirituales,
eso ya es suficiente para que también reciban ayuda de otros seres que se
dedican a ayudar.
El asesinado también queda en un estado similar al del accidente
involuntario en el caso de la persona benevolente y normal. Tanto en el caso de
los asesinados como en el de la muerte por imprudencia o temeridad (además del
suicida) no están planeados los momentos de la muerte. En todos estos casos,
cuando llega la fecha prevista para abandonar el cuerpo físico, pasan al
Purgatorio como todos lo hacemos. Hay que decir que cuando una persona muere
por accidente y no comprende lo que le ha pasado suele tener siempre un
auxiliar invisible que e explica lo ocurrido. Naturalmente que una de las
muertes más plácidas es la que se muere por vejez en la cama o como efecto de
una larga enfermedad; se duermen y se despiertan directamente en el otro mundo.
Algo similar ocurre con las personas devotas y religiosas, aunque parezca sorprendente, las muertes más
fáciles de las producidas por accidentes son las que tienen como causa el frío,
la asfixia y el ahogamiento. Respecto a los muertos por armas diré que los de
armas blancas o disparaos quedan despiertos pero algo aturdidos y deambulando
sin saber qué hacer, mientras que los que mueren por una bomba, quedan en una especie de
letargo o estado de coma durante días o semanas a causa de haberse fracturado
el aura que forman los éteres superiores respecto a los inferiores ya que, los primeros,
están relacionados con la conciencia y la memoria.
No es fácil de entender (y mucho menos como un acto de amor) que a un
matrimonio se le muera un hijo como efecto de un accidente pero que en realidad
es de su karma, pero si se analiza detenidamente y con una mente abierta, se
podrá comprender. No sería justo que una persona no pueda progresar ni
desarrollar su Espíritu por el simple hecho de no haberse llevado al Mundo del
Deseo la película de su vida, pero lo cierto es que si no hay película no se
puede extraer el beneficio de las experiencias. En la muerte natural la persona
graba su vida y cae en un estado de inconsciencia temporal hasta que despierta
en el Mundo del Deseo, (el ya famoso
túnel que cuentan muchos) y una vez allí y en la región que le corresponda de
acuerdo a lo que tenga que purgar, comenzará su estancia hasta que en el Cielo
reciba todo el bien que merece por sus buenas obras. Pero en el caso de dichos
accidentes no se pierde la conciencia y, aunque también se va al Mundo del
Deseo, no se sufre ni se siente esa alegría y amor del cielo sino que los
Ángeles del Destino le preparan en pocos años una oportunidad para renacer de
algunos padres que tengan una deuda del pasado que merezca esa pérdida de un
hijo. Así es que, esa persona que no puedo recoger la experiencia de su vida
vuelve a nacer en un cuerpo físico y al cabo de pocos años fallece como niño.
Los cuerpos no nacen todos simultáneamente sino que lo van haciendo
cada siete años, es decir, el cuerpo etérico termina su formación cuando el
niño tiene siete años, y es en ese período cuando el niño se adapta al mundo
físico y se va familiarizando con los sentidos. El cuerpo de deseos termina de
formarse a los catorce años, y es a partir de ahí cuando el niño comienza a
tener deseos de adulto, le sale el vello, la cambia el tono de la voz y se interesa
por el sexo opuesto. El cuerpo mental termina de formarse a los veintiuno
(mayoría de edad verdadera) y es a partir de ahí cuando de verdad se puede
decir que es responsable de sus actos.
Volviendo a nuestro caso anterior, cuando ese niño muere no han nacido
aún los cuerpos etérico, de deseos ni mental, luego entonces, no hay grabación
porque permanecen con el Yo Superior y, por consiguiente, no tiene que sufrir
nada en el Purgatorio. Es entonces cuando pasa directamente al Cielo y estará
allí aproximadamente 20 años recibiendo la enseñanza que no pudo asimilar (como
experiencia) de esa vida donde murió por accidente. Sabiendo que renacemos
cada, aproximadamente, mil años es fácil comprende que muchas personas dejaron
morir intencionadamente o por irresponsabilidad a sus hijos en su anterior
vida. Muchos de ellos pagan en nuestros tiempos esa deuda con Espíritus que han
muerto hace poco en alguna guerra o accidente.
Es muy importante que todas las personas tengan presente esta
información a la hora de afrontar la propia muerte y más aún cuando ocurre la
de un familiar. Es necesario dejar al fallecido en paz y no tocarle ni
molestarle en ningún sentido para que pueda grabar la película de su vida en su
cuerpo de deseos. Cuanto más atención se haya puesto mayor provecho podrá
extraer de su vida porque el sufrimiento en el Purgatorio se convierte en
conciencia que advertirá en la próxima vida antes de cometer el error, mientras
que el placer y la felicidad en el Cielo se convertirán en virtudes que
servirán como estímulo para obrar correctamente. No cabe la menor duda de que
el hecho de que en occidente no haya guerras, junto al desarrollo de la
conciencia que hace que se cuide y se quiera más a los hijos y, por último, los
propios adelantos en medicina, harán que cada vez haya menos muertes infantiles
como efecto de no haber grabado la película de su vida. Sin embargo, hoy se
está creando un nuevo inconveniente para este proceso post-morten por medio de
la cremación como ya veremos más adelante.
¿QUÉ O QUIÉN PRODUCE LA
MUERTE?
El miedo y el morbo que rodea a la
muerte demuestran el poco deseo que el hombre tiene de razonarla, de
comprenderla y de abandonar el mundo material. El ser humano tiene miedo a la
posible soledad o desintegración total que pueda ocurrir después de la muerte,
pero no sabe que esa soledad e incluso sacrificio es lo que tiene que afrontar
aquí en la Tierra. Antes de nacer, el hombre está en un estado de felicidad y
dicha inimaginable para la mayoría, y sin embargo se tiene que introducir en un
cuerpo donde hasta cierta edad es incapaz de manejarle. La personalidad no
recuerda qué relación del pasado le une a la familia donde ha renacido, se
siente sola donde se encuentra y, a su vez, no controla el mundo físico ni
reconoce a nadie de su alrededor. Por el contrario, cuando deja su cuerpo
reconoce a los seres queridos, es libre y puede manejar la materia de deseos y
es feliz en un mundo que ella misma puede construir y utilizar para su propio
desarrollo. Allí nunca está sola porque, además de la humanidad, hay otros
seres que también evolucionan, es más, puede ser consciente durante un tiempo
de lo que sus seres queridos en la Tierra hacen o piensan. El hombre ha creado
un mito triste para el momento de la muerte y otro de felicidad para el
nacimiento de un nuevo ser pero no sabe que más bien debería ser lo contrario.
Si en algún sentido tenemos que
entender la muerte como tal, solo se puede comprender como el abandono
definitivo y desintegración del cuerpo físico pero nunca de la conciencia
puesto que después de dicho abandono la persona sigue existiendo con su misma
conciencia e incluso con su misma mente. Esa continuidad de conciencia y de
personalidad, aún sin cuerpo físico, es lo que hace que las personas
familiarizadas con estas enseñanzas pierdan el miedo a la muerte, pues saben
que se ha acabado un ciclo y que deben ir a descansar y a asimilar el resultado
de las experiencias para después volver a renacer con mayores oportunidades de
progreso moral, intelectual y espiritual. Lo único que tiene fin es lo que es
mortal y perecedero, lo espiritual es imperecedero, inmortal y eterno, sin
embargo, gracias a la utilización de lo perecedero el Alma adquiere la
perfección como lo hace un profesional día tras día gracias al manejo
persistente de las herramientas.
La muerte o retirada de la atención
del Ego de su cuerpo físico se produce cuando el cuerpo no es capaz de resistir
las energías que producen la vida, energías que proceden de los mundos más
elevados. Esto produce un proceso de cristalización en el cuerpo físico que
tiene como consecuencia la rotura del cordón plateado por parte de los Ángeles
encargados de esa labor que no es otra que emitir una determinada nota
vibratoria dentro de la estructura física.
Llamamos muerte a la pérdida del
enfoque de la conciencia sobre la materia física pero en un futuro no tan
lejano, cuando la humanidad perciba la parte etérica del mundo físico y sea
capaz de comprender lo que hoy, para la mayoría, es abstracto, entonces verá cómo el verdadero hombre abandona su
cuerpo físico en el momento de la muerte y sin embargo sigue vivo y actuando
como lo hacía aquí. La muerte, como un hecho natural de la naturaleza, debe ser
concebida como el efecto de la cristalización del cuerpo físico, y por tanto,
gracias a ella, el hombre se libera de su “traje
temporal” que, a partir de la vejez y la enfermedad le ata y hace sufrir. Por eso, la muerte es la gran
liberadora que destruye lo que ya no sirve y que origina toda una serie de
transformaciones que, lejos de ser límites, facilitan una ampliación de la
conciencia.
No hay que olvidar que el momento de
la muerte está “programado” por los
Ángeles del Karma y admitido y comprometido por el mismo Yo superior de acuerdo
al cumplimiento del delineamiento o hechos más importantes y necesarios de la
vida. En la muerte natural, como en otros casos de los que llamamos
“accidentes”, es el Yo superior quien, de acuerdo con los Ángeles del Destino,
“colabora” en la ruptura del cordón que facilita
la vida al cuerpo físico. Esto es algo así como cuando un actor interpreta el
papel de un personaje y cuando acaba la obra ese personaje muere hasta el
siguiente día de función. El Alma tiene mucho que aprender y desarrollar pero
también le quedan muchas deudas del pasado, de las cuales, cuando las
experimente o las sufra, aprenderá más que de las simples experiencias. Las
deudas o karma del pasado son los llamados problemas, sufrimiento, ruina, etc.
pero esas deudas son el efecto de algo similar que la personalidad hizo en otra
vida y que ella misma se comprometió a sufrir antes de nacer. Pues lo mismo que
ocurre respecto a eso y a los hechos más importantes de la vida, también está
programado el momento de la muerte en el tiempo en que se supone que ha
cumplido sus deberes y sus compromisos más importantes de su destino. El
destino del cuerpo físico, como cualquier otro cuerpo, es morir pero esta
muerte es deliberada ya que el Alma ya no le necesita, sin embargo, sí debe
continuar encargándose de su progreso en los mundos superiores. Entonces, el
cuerpo se desintegra y vuelve a su origen atómico hasta que su materia vuelva a
ser utilizados para la formación de otro cuerpo cuyas vibraciones del Alma
ayuden a su evolución.
Hay otro momento, dentro del cielo,
que un Alma realiza desde el momento del abandono de su cuerpo físico hasta que
vuelve a renacer, que se podría llamar más propiamente “muerte”. El hombre
pasa, después de la muerte del cuerpo físico, al Mundo del Deseo con su cuerpo
de deseos y después abandonará éste para pasar al Mundo del Pensamiento con su
cuerpo mental donde ya no se acuerda de su vida pasada. Pues bien, es en este
plano donde el hombre, como conciencia terrenal, muere con su cuerpo mental que retenía las experiencias
pasadas y tiene una especie de sueño o descanso inconsciente (tiempo de
asimilación en el Alma) del cual no despertará hasta que sienta la necesidad de
renacer. La misma fuerza interna que ha hecho y hace que el hombre cree,
investigue y dé forma a sus descubrimientos e ideas; y la misma fuerza que haría
que un hombre tuviera necesidad de hacer algo después de estar un tiempo sin
salir de casa aún con todas las comodidades, es la fuerza que impele al Alma a
renacer para experimentar y evolucionar.
En lo que normalmente llamamos
“momento de la muerte” natural o “programada”, el Yo superior actúa de acuerdo
a la Ley de Atracción retirando la vida y la conciencia del cuerpo físico como
culminación del destino previsto. Esto se interpreta como un acto triste e
inesperado cuando no anticipado. Sin embargo, si la humanidad actual fuera
consciente de su Alma, no solo no lo vería así sino que también comprendería
que es la mejor manera de liberar al hombre del poder de atracción de la Tierra,
un poder que, aún después de muerto, sigue actuando sobre el cuerpo físico. El
hombre es inconsciente de lo que ocurre después de la muerte como lo es
(aparentemente) de lo que ocurre con su cuerpo físico o en su habitación
mientras duerme. Digo aparentemente porque eso es lo que piensa la mayoría de
las personas cuando la realidad es que sí es consciente de su cuerpo y no se
suele alejar mucho de él por las noches. Por otro lado, cuando sea capaz de
salir voluntaria y conscientemente de su cuerpo (comúnmente llamado viaje
astral) entonces, para tal persona, la “noche” no tendría el mismo sentido sino
que sería simplemente el momento de revitalizar el cuerpo y reconstruir su
materia que es la actividad principal durante el sueño.
Cada vida y su correspondiente
muerte es un paso o grado más alcanzado hasta conseguir la iniciación, de la
misma manera que cada curso o año de estudio supone un paso más para alcanzar
el título o carrera deseada. Muchas muertes físicas son necesarias hasta
hacernos conscientes de nuestra propia Alma y ese momento se puede considerar
una iniciación o resurrección en sentido de que se comienza un ciclo superior.
Este ciclo superior o continuidad de progreso, se hará en el plano
inmediatamente superior al físico hasta alcanzar la perfección de nuestros
sentimientos y deseos, pero cuando eso llegue ya se habrá vencido a la muerte.
A continuación habrá otro proceso de resurrección que nos llevará a “vivir” en
otro mundo superior hasta perfeccionar o espiritualizar el cuerpo mental y,
cuando ya no necesitemos ninguno de los cuerpos porque hayamos adquirido el
máximo de espiritualidad y perfección a través de ellos, entonces seremos uno
con el Yo superior y habremos alcanzado la total liberación de los mundos donde
hoy evolucionamos entre la vida y la muerte. Hoy se tiene miedo a la muerte por
el apego a lo material y porque no se es consciente de los planos superiores,
sin embargo, el verdadero hombre es inmortal y como tal, vida tras vida,
asciende triunfalmente hacia la casa de Su Padre como vida tras vida se unifica
el hombre con su Yo superior o Alma.
Sólo se puede hablar de muerte
cuando nos referimos al cuerpo físico y lo hacemos como un conjunto o unidad,
ya que si lo hacemos desde el punto de vista de las diminutas vidas que lo
componen (células, moléculas, etc.) tendríamos que decir que el cuerpo está más
vivo que nunca. La afirmación más común respecto a lo que es el hombre es que
es un agregado de átomos y diminutas vidas unidas durante cierta cantidad de
años por una fuerza vital; es decir, mientras la vida está activa el hombre
vive y cuando se retrae o extingue muere. En cierto modo tiene razón quien
piense así pero se equivoca o es ignorante respecto al origen de esa vida si
cree que es casual. La vida o cuerpo etérico es un molde (el típico fantasma
que algunos han podido ver) que compenetra el cuerpo físico mientras tenga un
destino que afrontar o cumplir el hombre aquí en la Tierra; pero cuando llega a
su fin y el Yo superior lo desconecta del cuerpo físico, esas diminutas vidas
quedan libres y se produce una especie de anarquía o caos porque ya no hay un
control sobre ellas por parte del Alma. Así el cuerpo se muestra más activo que
antes hasta que llega el momento en que los átomos vuelven al depósito
universal de donde proceden. Por tanto es el cuerpo etérico el que retiene,
organiza y dirige a esas vidas para que cada una cumpla con su misión de
mantener vivo el cuerpo físico. Cuando el Yo superior retira definitivamente la
vida del cuerpo físico, ocurre algo parecido a la crisálida respecto a su
envoltura física, ocurriendo como efecto que el hombre obtiene un estado de
conciencia superior y “vive” en otro estado diferente al que tenía antes.
Desde siempre se ha oído decir que
más allá de la muerte no puede haber nada porque nadie ha venido para contarlo,
pensar eso es una falta de razonamiento y más aún de conocimientos. En todos
los países, culturas y creencias hay escritos y pruebas en forma de mensajes o apariciones de seres
que han estado en el más allá o que mencionan alguna vida anterior. Incluso en
la Biblia podemos encontrar algunos pasajes como por ejemplo: Mateo XI: 13 - 15; XVI: 13 - 18; XVII: 10 -
13. Lucas IX: 18 - 21. Proverbios VIII: 22 - 31. Salomón habla de su
presencia durante la formación de la Tierra y de que antes de nacer como
Salomón ya disfrutó de la Tierra junto con otros hombres.
La muerte del cuerpo físico se
produce progresivamente y afecta a la circulación sanguínea, al sistema
nervioso y al endocrino como efecto de la desconexión del cordón etérico en sus
puntos vitales del corazón y del cerebro. Esta desconexión (muerte natural)
causa primeramente la inconsciencia del mundo físico, sin embargo hay personas
que incluso antes de la desconexión pierden la conciencia de lo que le rodea y
son capaces de hablar de algo que están viendo (el mundo etérico) y que solo ellos
perciben. Otro hecho relacionado con el mundo etérico ocurre muchas veces en
las personas muy mayores o que están varios días agonizando, y es que no tienen
miedo a la muerte o incluso desean irse porque lo que están viendo les causa un
estado de bienestar y de paz. Es muy importante que los presentes tengan en
cuenta que esa persona lo escucha todo aunque esté fuera de su cuerpo. Mientras
esté conectado, lo que podría ser hasta tres días después de la muerte médica,
lo escucha todo y algunas palabras le pueden perjudicar así como otros hechos
le pueden hacer abandonar por momentos la concentración en la grabación que
están haciendo de su vida pasada.
Una vez que se han
cumplido todos los acontecimientos previstos, se han afrontado las deudas y se
han experimentado nuevas oportunidades de desarrollo, llega el momento en que,
un Ángel relacionado con lo que llamamos muerte, interviene en nuestro paso al
más allá. Pero no es solo esta la intervención de los Ángeles, ellos
administran nuestro karma según los hechos de las vidas pasadas y ayudan al
hombre desde el momento de la muerte hasta el próximo renacimiento. También
colaboran en hacer el cuerpo o molde etérico que será implantado en la matriz
de la madre para que se forme el cuerpo físico de acuerdo a las necesidades de
desarrollo y deudas del pasado.
EL RENACIMIENTO Y LA
EVOLUCIÓN
Cada cierta cantidad de años surge
entre la humanidad una nueva enseñanza que indica el comienzo de una nueva era
para el progreso de la misma. Hace poco más de un siglo nació el concepto de la
“Evolución” unido a la cual y a
continuación surgió el del “Renacimiento”.
Renacimiento significa el sucesivo renacer
de la vida en las formas (cuerpos) más capacitadas para sentir y pensar, y
Evolución significa el sucesivo ascenso
de esa vida a través de formas cada vez más complejas en su estructura.
Aunque esta obra solo trata del renacimiento del hombre, hay que dejar claro
que estos dos principios están siempre unidos y también se relacionan con los
tres reinos que nos siguen. La
diferencia, como ya hemos dicho, es que la vida que anima una planta
pertenece a un espíritu grupal que evoluciona a través de esa especie de planta,
pero la vida de esa planta no evoluciona de forma individual sino que
evoluciona a través de las especies. Lo mismo ocurre con los animales, la vida
de un animal salvaje evolucionará a través de las diferentes especies hasta
alcanzar una que conviva con el hombre donde la propia afinidad le lleve a las
puertas de la individualización como ser humano.
El ser humano que en su momento tuvo un estado de conciencia (no un
cuerpo) similar al del animal, evoluciona a través de los cuerpos de las
diferentes razas renaciendo cada, aproximadamente, mil cien años cuando la
Tierra ha cambiado lo suficiente como para poder experimentar en otro ambiente.
Pero el ser humano no viene por primera y última vez de un estado espiritual ni
renace en cuerpos de plantas o animales como algunos afirman, pues esto sería
un atraso en su evolución. El objeto del renacimiento es facilitar al Alma las
experiencias y los medios necesarios para que progrese en conocimiento y en
espiritualidad, lo que le hará sabio y creador gracias al desarrollo dinámico
de sus poderes latentes.
Si, como dijo Cristo, debemos ser perfectos como nuestro Padre en los
cielos es perfecto, está claro que la única manera de conseguirlo es a través
del renacimiento y la evolución. Nosotros no mandamos a un hijo un día a
primaria, otro al instituto y otro a la universidad para que obtenga una
carrera; de forma similar, las Almas se sirven de lo aprendido en una vida para
progresar un poco más en la siguiente hasta que alcancen la perfección
espiritual. Lo mismo que no recordamos detalladamente como aprendimos muchas
cosas en la infancia, tampoco el hombre que renace recuerda como desarrollo
determinadas facultades que él tiene desde que nació.
Si bien hay millones de orientales que viven en la creencia (aún sin
tener pruebas) de un más allá en el que el Alma renace a la vez que otros no
creen en determinados descubrimientos científicos, en occidente, creemos en la
gravedad, en el magnetismo, en fuerzas invisibles e hipótesis que no podemos
ver, oír ni tocar y sin embargo no creemos en el renacimiento. La mayoría de
los occidentales prefieren creer que todo es fruto de la casualidad, de la nada
o de la naturaleza que ha creado el Universo pero, si desde el átomo hasta un
sistema solar todo está dentro de un orden (no de un caos) y unas leyes ¿Quién
ha creado ese orden y esas leyes y para qué?
Como el fin de la existencia del
hombre es la perfección a través de la evolución y esta perfección no se puede
alcanzar en una sola vida, no queda otra explicación más lógica que creer en el
renacimiento. Una vez que se cree en el renacimiento y antes de creer en un
Dios personal que pone a cada hijo suyo en cualquier lugar incluso como si no
tuviera sentimientos, es mejor creer en la Ley de Consecuencia o de Causa y
Efecto. Una vez aclarado esto, lo que hay que tener claro es que es el Yo
superior el que, en forma de vida individual, se manifiesta a través de los
cuerpos que necesita para poder experimentar y evolucionar en la Tierra.
Después de la vida física, esa “vida
individual” va abandonando los cuerpos que
ya no necesita (como el niño abandona los libros según pasa de curso)
previa extracción del desarrollo obtenido con cada uno de ellos, el cual va
guardando el Yo superior. De esta forma se puede ver el renacimiento, la vida
individual se puede manifestar con mil profesiones, caracteres, etc., pero esas
personalidades mueren y la vida que las animó subsiste y las enlaza sirviéndose
de las anteriores para progresar en las siguientes. El origen de esa vida son
los mundos espirituales a los que en un futuro volveremos, pero mientras tanto,
el Alma va ensartando el resultado de las experiencias de sus personalidades
como si se tratara de un rosario; de esta forma volveremos al lugar de donde
procedemos pero con nuestro “título” obtenido.
Hay quien opina que la vida en el
más allá (la muerte) es como un sueño, la verdad es que en cierto modo tienen
razón porque vamos al lugar que nos corresponde de acuerdo a nuestras
creencias, fe y carácter. De esta forma el malvado se encontrará en un plano
adaptado a su carácter y entre malvados; el materialista que no ha hecho mal
pero tampoco se ha esforzado en hacer el bien se encontrará con una vida
post-morten monótona entre sus negocios; y el incrédulo que no tiene fe en la
inmortalidad del Alma ni en otra vida, se encontrará en una especie de vacío.
Pero eso no es todo, como la Ley del Karma es justa y como, aunque los cuerpos
se desintegren, ciertos éteres de los que los componían tienen relación con
nuestra vida pasada, éstos volverán a formar parte de nuestro destino y cuerpos
(similarmente al estado post-morten) para formar parte del destino futuro que
nos corresponda. El Yo superior es inmortal y por tanto solo asimila la
“esencia espiritual” de cada vida rechazando lo contrario. Por consiguiente,
quien rechaza la idea de la inmortalidad del Alma y el renacimiento está
retrasando su progreso como el niño que suspende y no quiere estudiar para
intentar aprobar en una segunda oportunidad.
En la vida de cualquier persona hay
un tiempo de adaptación al medio, otro de aprendizaje en el manejo de los
objetos físicos y, cuando se es adulto y profesional, hay otro tiempo en el que
se esfuerza por progresar (para no quedarse atrás) a la vez que en sus horas de
descanso asimila cada nuevo conocimiento que obtiene. Así mismo, el Yo
espiritual, el peregrino o pensador, se adapta en sus primeros renacimientos
como tal, experimenta y llega a dominar la materia física, y asimila lo
aprendido después de cada muerte para así ser más “profesional” en la siguiente
vida. Así es que, las vidas aquí en la Tierra son el medio de experimentación y
aprendizaje; mientras que la vida después de la muerte es la manera en que el
Yo superior asimila la esencia espiritual de las experiencias para poder
evolucionar y desarrollar su poderes latentes. Sin embargo, tanto una vida como
la otra son una especie de ilusión y sueño donde el actor (el hombre) actúa y
cuya experiencia y maestría repercuten en el guionista, (el Yo superior) lo que
le servirá a este último para crear otra obra de mayor calidad.
Si nosotros fuésemos incapaces de
ver y estudiar lo que ocurre bajo la tierra cuando se planta una semilla
estaríamos en el mismo caso de los animales que son ignorantes de todo ello.
Diríamos que, en ese caso, veríamos la planta pero ignoraríamos que el origen
está en lo invisible, es decir, en la semilla y en las fuerzas de la naturaleza
que hacen que nazca y crezca. El hombre es la planta, el Yo superior es la
semilla y la fuerza o vida es el propio Espíritu creado por Dios. Y lo mismo
que nosotros plantamos la semilla y la cuidamos y regamos para que dé fruto,
así mismo hace Dios con nosotros; de ahí la parábola del sembrador.
El renacimiento debe existir hasta
que el hombre (la vida reencarnante) sea capaz de expresar perfectamente la
conciencia del Yo superior, pero mientras tanto, renace de acuerdo al deseo de
experiencia como base de la evolución. Los renacimientos nunca son
independientes, lo mismo que nosotros pertenecemos a una familia también el
hombre que renace lo hace unido a otras Almas pertenecientes al mismo grupo con
los cuales tiene alguna relación kármica. El hombre renace sin apremio y de
acuerdo al karma grupal e individual,
pero también lo hace por responsabilidad y para cumplir sus obligaciones y
hacer frente a las deudas pendientes cuanto antes. Cuanto más evolucionado
antes vuelve para cumplir con esos requisitos y más disfruta con sus cualidades
espirituales en la vida, incluso ayudando a los que van tras de él.
La Ley de Renacimiento fue necesaria
desde el mismo momento en que obtuvimos la autoconciencia y comenzamos a ser
responsables de nuestros actos, por eso va unida a la de Causa y Efecto. Pero
esta ley no ha sido comprendida en Occidente y ha sido mal interpretada en
Oriente porque ha hecho que se dediquen a la vida interna y no a experimentar y
crear en el mundo físico como base necesaria para el progreso material y, en
definitiva y como fruto de las experiencias, espiritual. Sin embargo, la
humanidad no tiene otro camino que admitir, comprender y actuar en consecuencia
de acuerdo a estas dos Leyes Divinas. No en balde dijo Cristo a los hombres que
podían ser salvados por el Alma y por el Cristo que llevan dentro y que el que no vuelva a nacer no podrá ver el
Reino de Dios.
Si la humanidad tuviera este
conocimiento más interiorizado y más presente respecto a lo humanitario,
religioso, político, etc., su comportamiento sería muy diferente y su progreso
espiritual mucho más rápido. La Ley de Renacimiento enseña que hay una
recapitulación de experiencias pasadas; que hay que volver a hacerse
responsable de antiguas obligaciones; que se vuelve a tratar con las mismas
Almas de otras vidas; que se tiene que hacer frente a determinadas experiencias
que son necesarias para el progreso; que se tiene que saldar las deudas del
pasado, y que el principal motivo es afrontar el destino y actuar de manera positiva
con la intención de terminar las relaciones con los demás en paz y en armonía.
Este conocimiento hará que el hombre sea más libre y que tenga mejores
intenciones en la vida en general y su efecto será iluminador para que termine
superando las pruebas más fácilmente que hasta ahora. Se dice que mientras el
hombre no alcance la perfección sentirá el impulso de renacer para continuar el
proceso voluntariamente, pero es el conocimiento del Plan por parte de Yo
superior el principal motivo. Pero, en el fondo, el principal motivo es
alcanzar la perfección para sacrificarse por los demás.
Renacimiento es progreso y
desarrollo del carácter, progreso porque, aunque una persona se haga “mala”
hasta cierto grado en una vida, el resultado del Purgatorio siempre aporta
beneficio; y carácter porque es el resultado de las experiencias de todos los
renacimientos. Pongamos algún ejemplo: Una persona poco evolucionada que solo
piensa en sí mismo, es egoísta y está dominada por los deseos, vicios y
pasiones, siempre estará creando pensamientos de esa naturaleza. Esos mismos
pensamientos (como ocurre con el obseso) siempre estarán con él a la vez que
ellos mismos le incitan a crear más pensamientos de la misma naturaleza e
incluso a actuar según los mismos. Si no existiera el Purgatorio, cuando esta
persona volviera a renacer lo haría con las mismas tendencias y tendría que
formar su molde etérico (y especialmente el cerebro) con los éteres cuya
vibración se correspondería con los hechos de su última vida. Renacería de unos
padres cuya genética estaría relacionada con las limitaciones que la Ley de
Consecuencia le traería en esa vida y, por tanto, su Alma poco podría ayudarle.
Pero el efecto del Purgatorio, así como el del Cielo, se graba en la conciencia
y, aunque nazca con un karma duro que afrontar en su destino, el Alma siempre
podría hablar y, en el caso de no ser así porque su karma le afecte a la mente,
el resultado de esa otra vida siempre sería importante para su progreso. De
esta forma vemos como es el pasado quien
crea en mayor medida el futuro pero siempre se pueden dar pasos a favor del
desarrollo espiritual personal.
Por el contrario, si una persona es
altruista, fraternal y siempre está planeando o trabajando para ayudar a los
demás, sus pensamientos inclinarán a aumentarán esos hechos. Cuando muera no
pasará por el Purgatorio sino que irá directamente al Cielo donde grabará en su
conciencia el resultado de toda esa felicidad quedando así como tendencia para
el carácter de la próxima vida. El cuerpo etérico se formará con materia de una
más elevada vibración y renacerá en el seno de una familia donde encuentre
oportunidades para desarrollar en mayor
grado esas tendencias, formando así un carácter más elevado. El carácter
benévolo de su anterior vida le facilitará un cuerpo y un cerebro que le permitirá
poder hacer buenas obras y poder escuchar más claramente la voz de su
conciencia lo que, en definitiva, es progreso. De esta forma, vida tras vida y
victoria tras victoria se va formando el carácter que puede diferenciar a una
persona benevolente de otra malévola, es más, puede diferenciar a un cuerpo
donde la persona sufre de otro de gran belleza, moralidad e intelectualidad.
Ha habido casos en que una persona
ha recordado hechos de su vida pasada, sobre todo en el caso de los niños. Hay
otros en que una persona en estado de trance o sonambulismo ha hablado una
lengua de la que no sabía nada en su vida presente, otros de personas que
recuerdan (y se ha comprobado) donde vivieron y murieron en otra vida, en
definitiva, que recuerdan algo que nada tiene que ver con su vida actual. Por
lo general, la mayoría de las personas no recuerdan nada de sus anteriores
vidas por las razones que más adelante explicaremos, pero cuando el desarrollo
espiritual es elevado, ocurre exactamente igual que nos ocurre a todos cuando
son despertamos, es decir, que no hemos olvidado lo que hicimos ayer. La noche
entre dos días es lo mismo que el tiempo entre la asimilación de las
experiencias de la vida pasada y la preparación de la futura, pero cuando la
persona de elevado desarrollo tiene continuidad de conciencia se acuerda
perfectamente de su anterior vida.
Ese es el motivo que marca la
diferencia entre la naturaleza animal y la humana, un animal vive con las
mismas características de su especie, con los mismos instintos y hábitos, sin
desarrollar una vida social como lo hace la humanidad. Su herencia es solo
física y no acumulan internamente la experiencia como lo hace el hombre a
través del renacimiento y respecto a lo social, moral e intelectual. El hombre
ha creado el mundo en que vivimos gracias al desarrollo obtenido en sus
anteriores vidas, pero el animal no ha podido crear nada de eso porque su
progreso sólo se aplica al paso de una especie a otra. Mientras que el animal
acumula las impresiones recibidas del exterior en una raza porque esa vida aún
no se ha individualizado y no tiene autoconciencia, el hombre acumula la
esencia espiritual de sus experiencias en cada nuevo renacimiento. Un animal no
puede responder a las sugestiones morales e intelectuales pero un individuo sí
gracias a su Yo superior. Pero, como sabemos, eso solo ocurre a partir de
cierta cantidad de renacimientos ya que, en sus comienzos, el ser humano tenía
una conciencia similar a la de los animales.
¿Qué puede dar explicación, sino el
renacimiento, al hecho de que una gran Alma renazca en una familia de baja
moral e intelectualidad? Esa gran Alma puede tener un enorme parecido a sus
padres o hermanos como efecto de la genética, pero el aspecto o carácter
interno es sólo suyo como fruto de su pasado y nada tiene que ver con las Almas
que hacen de padres o hermanos. ¿Qué hace que una persona se convierta en un
genio viniendo de padres humildes y de poco desarrollo intelectual? ¿Qué hizo
que Mozart compusiera e interpretara esas sinfonías y esa música delicada y
melodiosa sino las experiencias en ese mismo campo en sus vidas pasadas? Mozart
nació de padres músicos porque necesitaba unos genes que le facilitaran
determinadas cualidades físicas como son los dedos y el oído, pero Mozart
expresó y demostró conocimientos y habilidades instintivas que nadie le había
enseñado. Un niño puede ser educado y puede asistir al colegio como otros
muchos, pero no todos pueden ser genios porque pocas son las Almas que han
progresado tanto en ciertas materias y en cierta cantidad de vidas. No todas
las personas valen para ser monjas y no todas las monjas son capaces de hacer
obras como han hecho algunas que han pasado a la historia ¿Qué es eso sino el
fruto de varias vidas dedicadas a ayudar a los demás y al deseo de hacer mayores
obras amorosas, altruistas y fraternales?
Es fácil encontrar a personas muy
inteligentes y morales en las religiones así como en el mundo del ocultismo,
sin embargo y aunque muy similares en lo intelectual y en lo moral, muchos
religiosos rechazarán la filosofía oculta y muchos ocultistas rechazan las
enseñanzas de las iglesias. Unos abrazan la religión por la fe y porque se
guían por el corazón y otros buscarán en la filosofía oculta porque se guían
por la mente y buscan respuestas convincentes y no fe. ¿Y todo por qué? Porque
lo que para uno es familiar por haber estado en contacto con esa materia en
otra vida, para otro es extraño y prefiere buscar por otros caminos. Así el que
en otra vida ha estado en contacto con alguna filosofía como esta, se sentirá
inclinado irremediablemente a estudiar todos estos temas, pero el que en su
desarrollo pasado no ha alcanzado aún este nivel, lo rechazará y preferirá
creer en su religión aunque no comprenda ciertas cosas ni nadie sea capaz de
explicárselo. La intuición es el reconocimiento de unos hechos practicados en
otras vidas y, por tanto, es la expresión del Yo superior, así es que, la
persona que intuitivamente percibe estas verdades, debe aprovechar esta vida
para progresar aún más en su desarrollo intelectual y espiritual. Y el que no
“reconoce” estas verdades hará bien en olvidarse de otras teorías y dogmas y en
abrir su mente a este conocimiento que le puede hacer mucho bien tanto durante
la vida como después de la muerte.
Un ejemplo más para explicar lo que
es el renacimiento y creer en él es cuando vemos que un niño nace de padres
delincuentes, que viven en la pobreza, que están dominados por las pasiones
animales y que apenas tienen moral ni discernimiento y otro niño que es todo lo
contrario. El primero estaría condenado a delinquir por la propia genética, por
la “educación” y por el ambiente donde se desarrolla; el segundo, de padres
puros e inteligentes, tendría una educación que le traería una vida de placer y
encaminada hacia el bien. Bien, si sólo hay una vida como afirman los que no
creen en el renacimiento ¿Qué Dios puede hacer o permitir esto? Y si esto es,
como dicen otros, el resultado de las fuerzas ciegas de la naturaleza ¿Con qué
pruebas y causas se puede encontrar el hombre en cualquier momento de su vida?
Es más, en el caso de los dos niños, el desvalido y condenado a esa vida de
pobreza y sufrimiento, lo único que hará será crear odio y resentimiento hacia
todo lo que le rodea y todo sin tener culpa de nada. Sin embargo, aunque el
Renacimiento y la Ley de Consecuencia pueden llevar a alguien a ese mismo
destino, la Justicia Divina siempre actúa como tal y siempre facilita medios
para salir y tomar el camino del bien. Las posibilidades bien aprovechadas se
convierten en poderes y elevadas
tendencias en la próxima vida y esas tendencias bien trabajadas se convertirán
en mayor desarrollo y nuevas posibilidades en la siguiente.
También los que creen en un Dios
personal tienen muchos motivos para meditar sobre esa absurda teoría, por
ejemplo: Si Dios crea un Espíritu nuevo para cada nacimiento quiere decir que
ese Dios debe estar pendiente de toda la humanidad cada vez que practica el
sexo para hacer que nazca un niño. Ese mismo Dios en el ejemplo anterior de los
niños sería verdaderamente malvado. ¿Y para qué crearía ese Dios un mundo como
este si cuando nace por su voluntad un genio y muere al cabo de unos años no
permite que renazca para que su genio sea de gran ayuda a la humanidad?
El renacimiento es lo que hizo que
se crearan razas para que las Almas pudieran manifestarse en cuerpos cada vez
más flexibles y adaptados al progresivo desarrollo interno. Cuando un Alma ha
renacido cierta cantidad de veces en diferente sexo y época y ya no puede
extraer más beneficio de esos cuerpos de raza, entonces renace en otra nueva.
Esta es la explicación de porqué, (como en las especies animales) aunque la
humanidad quiera impedirlo, una raza deja de ser fértil y termina por no poder
tener niños.
Si los cuerpos no se cristalizasen
y, por tanto, fuésemos capaces de mantenerlos jóvenes y flexibles durante toda
una eternidad no necesitaríamos renacer para aprender las lecciones que
necesitamos y para desarrollar los poderes del Espíritu. Pensar que no existe
el renacimiento es como pensar que construimos colegios, instituto y
universidades para que los niños asistan un solo día a cada uno de ellos. Así
pues, después de cada vida el hombre asimila lo aprendido y descansa a la vez
que se prepara para continuar su aprendizaje en la vida siguiente como lo hacen
los niños en el colegio día tras día. La sabiduría, el verdadero Amor fraterno
y los poderes espirituales, no se pueden desarrollar en una sola vida. Un
inventor puede crear con su imaginación la máquina más perfecta pero si no la
construye y la pone en funcionamiento para ver sus fallos y corregirlos de nada
sirve. Así mismo ocurre con el hombre, en su esencia espiritual es perfecto
pero esa perfección está latente y debe ser manifestada y desarrollada aquí en
la Tierra por medio del renacimiento en cuerpos físicos. Una persona puede
planear la creación de una gran empresa y ver cómo funciona perfectamente en su
mente, pero cuando la lleve a cabo es posible que encuentre fallos y errores
que le pueden llevar a la quiebra, de ahí que la humanidad deba aprender
también a ser perfecto en sus creaciones mentales.
Como está escrito en el libro
sagrado, Cristo alimentaba (enseñaba) a las multitudes con leche (parábolas) y
a sus discípulos con carne (verdades ocultas) En todas las religiones ha habido
una enseñanza exotérica para la multitud y otra más profunda para los
estudiantes más avanzados que ya en otra vida se hayan acercado a esas
verdades, de ahí la frase de Cristo a sus discípulos: “A vosotros os he dado
a conocer los misterios del reino de Dios; más a los otros por parábolas.”
Entre esos misterios estaba el del Renacimiento tal y como podemos ver en la
siguiente conversación donde Cristo pregunta ¿Quién dicen los hombres que es
el hijo del hombre?” Los discípulos responden “Algunos dicen que es Juan
el Bautista; y otros Elías, y otros Jeremías o algún otro de los profetas.”
Si esta respuesta hubiera extrañado a Cristo puesto que todos estaban muertos,
se hubiera sorprendido y les hubiera corregido, sin embargo, su respuesta fue “Y
vosotros, ¿Quién decís que soy?
Otro ejemplo claro de la enseñanza
del renacimiento por parte de Cristo es cuando refiriéndose a Juan el Bautista
dice: “Éste es Elías.” O también esta otra: “Y si queréis recibirle
él es aquel Elías que había de venir.” Luego entonces, Cristo está
afirmando que el Espíritu que habitó en el cuerpo de Elías en ese momento lo
hacía en el cuerpo de Juan el Bautista, frase que reiteró en el Monte de la
Transfiguración cuando dijo “Ya vino Elías e hicieron de él todo lo que
quisieron; y los discípulos entendieron que les estaba hablando de Juan el
Bautista.” Pero la Biblia no solo muestra esta teoría en las palabras de
Cristo y sus discípulos sino que también los sacerdotes judíos tenían este
conocimiento, de no ser así no hubieran preguntado a Juan el Bautista “¿Eres tú Elías?” Por otro lado vemos en
la Biblia que hay personajes que incluso antes de nacer ya tienen una misión
encomendada y, si esto es así, es porque esas Almas están preparadas para
llevarla a cabo, lo que sería imposible
si solo hubiera una sola vida porque ¿Dónde y cómo se han preparado y han
aprendido esas cualidades que tienen que poner en práctica en esa determinada
misión? Por ejemplo: Un Ángel predijo el nacimiento de Sansón y la misión que
tenía de derrotar a los Filisteos; El Señor dijo al profeta Jeremías “Antes
de que salieras del seno de tu madre yo te santifiqué y te ordene profeta de
las naciones”; incluso a Jesús y a Juan se les asigna su misión antes de
nacer.
Desde el nacimiento del hombre como
tal hace millones de años hasta nuestros días, el mundo físico ha sido
transformado de materia bruta o virgen a ser utilizado de mil maneras según el
hombre ha ido desarrollando su mente y su voluntad. Ese mismo desarrollo que ha
transformado al hombre prehistórico en lo que hoy somos ha hecho que cada
individuo sea un mundo respecto a su carácter, sentimientos, forma de pensar y
a que cada uno tenga cierto grado de desarrollo espiritual. Cualquiera que
quiera interpretarlo con una mente abierta tendrá que admitir que esto no
hubiera sido posible si no existiera el renacimiento y la evolución del
Espíritu en los cuerpos, si no fuera así cabe preguntarse ¿Para qué serviría lo
aprendido en la Tierra en una sola vida si en el cielo no le es necesario?
Como en cada vida evolucionamos en
todos los sentidos y después en el Purgatorio grabamos el resultado de nuestros
errores y en el Cielo hacemos lo mismo respecto a las virtudes, el resultado es
que en cada vida rechazamos más el mal y sentimos el impulso de hacer el bien y
de investigar y trabajar la materia física para un mayor progreso de la
humanidad. De esta forma razonamos más, utilizamos la voluntad para que haya
más paz y fraternidad entre los hombres y, por tanto, damos paso al Espíritu
para que manifieste sus poderes en nuestro destino. Cada vez somos más
responsables, más conscientes de lo que hacemos y nos dejamos aconsejar más por
ese impulso espiritual interno. Si cada Alma que renace comenzara desde cero y
al finalizar su vida ya no volviera a renacer, todo esto no sería posible. El
propósito de la vida no es obtener felicidad y acumular riqueza sino
experimentar para desarrollar cualidades cada vez más elevadas hasta conseguir
identificarnos con nuestro verdadero Yo superior. La experiencia es el
conocimiento de las causas que producen los actos y esto, junto al desarrollo
de la mente y de la voluntad, son los motivos principales para que exista el
renacimiento. Si no existiera el renacimiento ¿Qué utilidad tendría la vida?
¿Para qué luchar por nada? ¿Por qué una vida de felicidad en un cielo eterno
debería ser la recompensa de una buena vida? ¿Qué beneficio podría producir una
buena vida en un cielo donde todo el mundo es ya feliz?
POSIBILIDAD DE VOLVER
DESPUÉS DE MUERTO
Antes de que se produzca la
verdadera muerte se produce la salida o retiro del Alma junto al cuerpo
etérico, de deseos y mental, un hecho que ha sido visto por muchas personas,
esto produce la aparente inconsciencia o muerte, sin embargo, la persona está
presente y es consciente de todo lo que ocurre y se dice junto al lecho de
muerte. En ese momento suele producirse en la mayoría de las personas (y más si
son jóvenes) una especie de lucha interna como efecto de la atracción que se
siente por lo material y, por otro lado, en contra de la absorción o atracción
que intenta hacer el Yo superior para su liberación del cuerpo físico. Hay dos
centros ubicados en la cabeza y el corazón etéricos que tienen una relación muy
íntima con el momento exacto de la muerte, es decir, con su desconexión. Pero,
repito, aunque el moribundo esté inconsciente total o, como normalmente dicen,
clínicamente muerto, se dan casos en que la persona vuelve a entrar de nuevo al
cuerpo físico. Esto es particularmente cierto en guerras, accidentes, incendios,
ahogamiento, etc., y prueba de ello es que hoy se consigue reanimar a algunas
personas aparentemente muertas. A esto último conviene añadir los casos que se
han dado de personas que estaban presuntamente muertas y que cuando han vuelto
a ser conscientes han contado que han visto pasar su vida muy rápidamente y
como una película. Por el contrario es más difícil que ocurra en las personas
que mueren de muerte natural por la edad y en las personas que mueren después
de estar mucho tiempo enfermas, sobre todo cuando no hay voluntad de vivir.
Como ya se ha dicho, mientras el
cordón etérico esté conectado al corazón no se ha producido la verdadera
muerte, de ahí que Jesucristo resucitara a Lázaro diciendo: “No está muerto sino que duerme”. Está
claro, por tanto, que una vez que el hombre pasa al Mundo del Deseo ya no puede
utilizar su cuerpo físico, sin embargo sí puede manifestarse de diferentes
formas desde las regiones inferiores del mismo o Purgatorio. Hay casos en que,
por diferentes circunstancias, los familiares de un recién fallecido emiten
intensas vibraciones de tristeza y desesperación y, como el hombre que está en
el Purgatorio aún tiene su cuerpo mental, estas vibraciones le llegan y atraen
su atención a la vez que le hacen sufrir recordándoles a ellos o algunos hechos
concretos. Entonces, bien sea por medio de una persona sensitiva (clarividente)
o bien gracias a un médium que le preste su cuerpo físico, podrá manifestarse
por medio de la palabra o incluso de la escritura. Lo cierto es que en estos
casos, el fallecido no obtiene beneficio alguno mientras que, por el contrario,
sufre y puede retrasar su ascenso al Cielo.
Al contrario de lo explicado en el
párrafo anterior, puede ocurrir que sea la persona que fallece la que intente
estar tan despierto y tan cerca de los que ama como para quedarse entre ellos
por muchos años. Este podría ser el caso del avaro respecto a sus riquezas o propiedades, o el del padre de
familia que se cree imprescindible y piensa que su familia lo pasará muy mal
sin él. Como estos ejemplos se podrían poner muchos más pero lo importante es
saber que no debemos tener apego a nada y que debemos estar mentalizados para
esa separación; lo que debería ser motivo para dejarlo todo resuelto de tal
manera que beneficie a otros. Quienes están familiarizados con esta filosofía y
se mueva en ambientes esotéricos y ocultistas, seguramente que habrá leído u
oído contar que en alguna catástrofe alguien se salvó de manera milagrosa
porque un ser luminoso se apareció e hizo tal o cual cosa. Casos así han sido
escritos incluso en la prensa, pero eso no es motivo para pensar que es una
persona fallecida porque, salvo en muy contados y excepcionales casos, no se
puede hacer.
Hay personas que por su desarrollo
espiritual y porque pueden llevar varias vidas y muchos años practicando
determinados ejercicios espirituales (ver mi libro “Métodos esotéricos prácticos para el desarrollo interno”) son
capaces de salir conscientemente del cuerpo físico y se dedican a ayudar a las
personas bajo la dirección de un Hermano Mayor o Maestro. A estas personas se
les suele llamar Auxiliares Invisibles y son ellos los que, entre otras cosas,
ayudan a las personas que pueden morir o mueren en guerras, catástrofes y en otros
hechos similares. Estas personas pueden materializar sus manos con su voluntad
porque su cuerpo o molde etérico está unido al físico por medio del átomo simiente en el corazón y es este
átomo el que, con su vibración, atrae las partículas o átomos físicos. Pero en
el caso de una persona fallecida no lo puede hacer porque nada más morir, el
Alma se lleva el átomo-simiente donde está grabada su vida para extraer el
beneficio de ella. Por consiguiente, los casos en que una persona puede
materializar, por ejemplo, una mano, son casos como el de la madre que deja a
sus niños pequeñitos en la Tierra y en un momento dado pueden morir por alguna
circunstancia. Estas madres se pueden pasar muchos años junto a sus hijos con
la única intención de protegerles pero no pueden hacer ese milagro que ni ellas
mismas saben cómo se produce, salvo en esos momentos y por medio de un amor
intenso y una gran desesperación por salvarles.
Otros casos muy diferentes son los que ocurren con las personas poco
evolucionadas y, por tanto, de poco discernimiento. Estas personas están
dominadas por sus deseos, pasiones y lujuria mientras viven, ocurriendo
entonces que cuando mueren se quedan muchos años apegadas a su tribu y lugares
donde han estado. Algo similar ocurre con los terroristas o gente malvada que
son ejecutados o que mueren pronto, muchos de ellos se dedican a intentar que
otros hagan mal; y lo mismo respecto a una persona con remordimiento y a los
magos negros, alcohólicos, etc. Algunos de ellos son los que han conseguido
asustar a las personas que, sin saber el peligro que conlleva, practican la
oui-ja o el espiritismo. Para estas personas que en su vida han sido
verdaderamente malvados sí existe ese lugar que la iglesia menciona como “infierno”; no por las llamas sino por
que sufren todo el mal que han hecho con creces.
CAPÍTULO IV
¿QUÉ OCURRE EN EL MOMENTO DE
LA MUERTE?
Es posible que alguien se pregunte
que si no recordamos la mayoría de los hechos del pasado ¿Cómo vamos a poder
recordar y ver hasta los más mínimos detalles de nuestra vida pasada? Es cierto
que vamos mirando a todos los sitios durante el día y si tuviéramos que
recordar todo exactamente al acostarnos solo recordaríamos algunos detalles
pero, si nuestros ojos fueran una cámara fotográfica o de video, entonces
podríamos ver todo tal y como lo han visto los ojos aunque nosotros no hayamos
prestado atención. ¿Por qué y cómo? Gracias a las vibraciones del éter que
exteriorizan todas las cosas y que se quedan imprimidos en la cámara, por
tanto, esas mismas vibraciones son las que hacen que se registren las imágenes
en la memoria subconsciente.
Desde que nacemos y hasta que
morimos dando un último suspiro, inspiramos el aire (éteres) donde están las
imágenes que nos rodean (éteres que también llegan a la retina) para oxigenar
la sangre. Cuando estas imágenes en el aire llegan al ventrículo izquierdo del
corazón donde está el átomo-simiente es cuando las imágenes se graban hasta en
sus más mínimos detalles. Cuando en el momento de la muerte el átomo-simiente
sale llevándose el panorama de la vida, el cuarto éter (reflector) relacionado
con el subconsciente y el más cercano a la materia de deseos, hace de foco para
que las imágenes se impriman sobre el cuerpo deseos que es el cuerpo que
utilizamos durante la estancia en el Purgatorio y el Cielo.
Cuando
dormimos estamos vivos puesto que nuestros cuerpos están vivificados por el
hilo de vida que desciende de los mundos superiores. Por otro lado, también
podemos considerarlo prácticamente muerto puesto que la conciencia está
funcionando en otras dimensiones, unas dimensiones de las que el cuerpo no
tiene conocimiento. Sin embargo, el cuerpo vive precisamente gracias a la vida
que desciende desde el mundo donde se encuentra el Yo superior para
manifestarse en él. Así es que casi podríamos decir que uno de los motivos por
los que no hay que tener miedo a la muerte es porque morimos cada noche, es
decir, la conciencia se desconecta del cuerpo físico para utilizar otros
cuerpos, los cuales se expresan a través de lo que llamamos sueños. Las causas
que originan los sueños son muy diversas según el plano donde se encuentre la
conciencia y según sean los hechos y los seres que se estén viendo, pero como,
por lo general, el hombre no es consciente de los mundos superiores no sabe
traducir esas experiencias ni darles una forma exacta salvo que lo haga por
medio del subconsciente. De ahí que yo manifieste ni opinión en contra de la
interpretación de los sueños porque para, poder creerlos, el que lo interpreta
debería saber dónde ha estado, qué ha hecho y con qué seres ha estado la
persona.
Hay que decir que las personas que “han vuelto a la vida” después de haberse
caído desde una gran altura o de haberse ahogado o asfixiado (sin romperse el
cordón plateado) es fácil que cuenten que han visto pasar el panorama de su
vida en unos segundos. Esto es debido a que el cuerpo etérico también abandona
al cuerpo físico como en la muerte pero sin romperse el cordón. La diferencia
es que en estos accidentes la persona está inconsciente, y en el momento de la
muerte y mientras se ve el panorama se permanece consciente hasta que llega un
momento en que el cuerpo vital ya no puede más (como cuando nos vence el sueño)
y la persona queda dormida para despertar en el Mundo de deseos: A este hecho
de pasar de la inconsciencia a la luz del
Mundo de Deseos hay quien lo interpreta de la siguiente manera “pasar por un túnel al final del cual hay luz”.
Cuando algo perturba la paz que necesita el recién muerto para centrar su
atención en el panorama y para que la grabación sea perfecta en el cuerpo de
deseos, no se cosechan correctamente los frutos de las experiencias de la vida
pasada, por tanto no aumentará su “voz de
la conciencia” ni el incentivo para hacer el bien en la próxima vida; pero
esto, como en toda la ordenación de los mundos y leyes, está previsto y se da
una solución.
Según se va acercando la hora de la
muerte natural, la persona siente como va perdiendo la conciencia del mundo
físico, es decir, cómo se van apagando los sentidos, pero en muchos casos y
a la vez que pierde esa conciencia, va
adquiriendo una nueva conciencia que le permite ver y oír lo que ocurre más
allá del lugar donde se encuentra. Esa clarividencia y clariaudiencia es la que
en muchos casos también les permite ver y hablar con amigos o familiares
fallecidos no hace mucho tiempo. En el momento de la muerte sale un destello de
luz brillante, gris azulada, por la cabeza Y a partir de que el cordón plateado
se rompe en el corazón (como se menciona en Eclesiastés 12) se para el corazón
y el hombre sale con su cuerpo etérico del físico para quedarse encima de éste
hasta haber pasado revista a la película de su vida; hecho muy importante
porque todo lo que ocurra en los mundos invisibles hasta su nuevo nacimiento,
dependerá de ese panorama. Según el predominio de los hechos buenos y malos en
el panorama, corresponderá determinada región del Mundo de Deseos. Cuando el
cordón se rompe y el átomo simiente se retira del corazón a través del nervio
neumogástrico y de los ventrículos para salir por la sutura parietal y
occipital del cráneo, todos los éteres que componen el cuerpo etérico se
separan de los átomos físicos por medio de un movimiento en espiral. Al salir
el Ego del cuerpo retirando la vida, las células quedan libres, actuando de
forma independiente y dispersándose hasta que se desintegran.
Si bien es cierto que en el momento
de la muerte se pierde la conciencia durante el tiempo que dura la revisión del
panorama de la vida, en las muertes por accidentes, en guerras o simplemente
porque le han interrumpido y no ha podido concentrarse, no se efectúa la
grabación en los éteres superiores y por tanto tampoco en el cuerpo de deseos.
Por consiguiente, no hay experiencias que llevar al Purgatorio ni al Cielo, así
es que no pierde la conciencia pero tampoco recoge el fruto de la vida ni las
enseñanzas que debió aprender. Lo que ocurre en estos casos es que hacen que
ese Ego renazca de nuevo en pocos años para hacerle morir en la infancia y, como
conserva el cuerpo de deseos y el mental porque aún no se han formado ni nacido
en esa vida, pasa directamente al Cielo, (en un plazo que no suele pasar de unos
veinte años) donde aprenderá todo lo que perdió en su anterior vida. De esta manera
alcanza el nivel que le corresponde en la evolución.
Además de entregar a la naturaleza
la materia que nos prestó para que pudiéramos adquirir experiencias y para
elevar la conciencia, en el momento de la muerte ocurre lo siguiente: Primero,
que el dolor va desapareciendo progresivamente de las células las que, a su vez
y de acuerdo a una acción del Ego, coagulan la sangre; y Segundo, que según
aumenta la coagulación el corazón trabaja más lentamente hasta que la propia
coagulación le paraliza. Pero todavía hay vitalidad en las células y aun se
tiene que hacer un registro y recopilación de la vida antes de que ocurra la
verdadera muerte del cuerpo físico, es decir, la liberación del Alma. Después
de la recopilación el Ego se ve envuelto por un silencio mientras que, por lo
general, está en compañía de Ángeles; a partir de ahí podríamos decir que ya no
se identifica con el cuerpo sino con la mente.
En el momento de la muerte, el
moribundo va abandonando poco a poco el cuerpo y perdiendo la conciencia hasta
entrar en un sueño de forma similar al estado en que se haya el feto en el
vientre de la madre. Este momento también es muy importante porque si hay
manifestaciones de tristeza o hechos similares, atraerán la atención del
fallecido y éste intentará manifestarse ante ellos de alguna manera. Según
algunos investigadores del proceso de la muerte en algunos enfermos cuya
enfermedad les hacía sufrir, cuando abandonan el cuerpo físico muestran un gran
alivio y felicidad en su rostro.
El tema del renacimiento es cada vez más atractivo para muchas personas
y dentro de este tema no cabe duda que lo que más curiosidad despierta es lo
que ocurre después de la muerte. Hoy hay cada vez más maestrillos y personas de
oriente que nos inundan con versiones; otros muchos españoles leen cuatro
libros de autores poco o nada reconocidos en el mundo del ocultismo y montan
una escuela donde imparten mil enseñanzas o incluso enseñan a “desarrollar
poderes”; y otros más ignorantes aún, van diciendo que son clarividentes, que
curan y que tienen experiencias en el mundo astral. Lo cierto es que, creíble y
digno de ser leído no hay mucho, pero los que verdaderamente tuvieron esas
facultades dejaron una enseñanza muy razonable (dentro de las posibilidades)
científica y verdadera como es el caso de Max Heindel de la Fraternidad
Rosacruz.
La versión más común sobre lo que
ocurre después de la muerte, además de los que dicen que no hay nada, es que se
va a un mundo bello, misterioso, tranquilo, donde nos encontramos con nuestros
seres queridos que se marcharon antes y donde no necesitamos nada. Pero la
verdad es que es mucho más complicado que eso y, aunque sí tiene esa parte
positiva, también hay que pensar que, si hemos tenido experiencias y han sido
buenas o malas, tendrán que servir para algo.
En las muertes más comunes como es
en la propia casa o en el hospital, la persona siente cómo va perdiendo
progresivamente sus sentidos o, como se suele decir, cómo su vida se apaga.
Pero lo mismo que el recién nacido va perdiendo su conciencia de los mundos
invisibles a partir de que nace y va desarrollando los sentidos físico, así
también el moribundo suele despertar la conciencia de esos mundos y puede ver y
oír muchas veces lo que sus sentidos físicos no serían capaces de hacer. Por
otro lado, hay casos en que el intenso deseo y amor o la fortaleza de voluntad
han hecho que esa persona se apareciera justo antes de morir ante alguien muy
especial para ella. Hay incluso otros casos en que el moribundo cree ver a su
lado a algún ser querido o a alguien conocido, pero esto no siempre es exactamente así. Hay quien opina que en el
momento de la muerte normal se cae en una especie de trance o sueño donde se
fortalecerá para su nueva etapa o vida, dudo que sea así puesto que se ha
liberado de una pesada carga que le ataba al mundo físico. Sin embargo, sí
debería de haber una gran tranquilidad y silencio por parte de las personas que
rodean al difunto porque en ese momento está haciendo un trabajo en el que
necesita paz para concentrarse en él.
Aún así, el alma de esa persona no
siempre es capaz de estar en paz o de concentrarse porque, de forma parecida a
lo que a muchas personas les pasa cuando tienen serias preocupaciones o
problemas que no le dejan dormir, así mismo una persona que sabe que ha muerto
se puede ver inundada por muchas cosas de las que deja y que piensa que sólo
ella lo puede solucionar. También, cómo no, le puede perturbar el amor que
siente por las personas que deja, o el odio hacia otros e incluso secretos que
nadie sabe y que desearía contarlos. Todo dependerá de lo consciente que sea de
que ha muerto o incluso de si alguien está a su lado para decírselo y
explicarle que debe relajarse. La ayuda en estos casos y para estas personas es
que tarde o temprano le llegará un auxiliar invisible que le explicará lo que
ocurre.
Alguien pensará que esto no tiene
sentido puesto que solo conocemos el mundo físico ¡no es cierto! Cada vez se
dan más casos y, por tanto, más motivos para pensar que hay otros mundos o
estados de conciencia porque, en realidad, la muerte es la transición de un
estado de conciencia a otro como lo es el sueño, el hipnotismo o el
sonambulismo. En la medida en que tengamos enfocada la conciencia en el mundo
físico así tendremos hecho un concepto sobre la muerte, de ahí que leer este
libro con una mente abierta puede cambiar ese concepto y empezar a ver la Verdad.
Si nosotros no necesitáramos dormir
podríamos decir que no existe el sueño, así mismo, si no hubiera un estado de
conciencia como el que hay en el mundo astral estaríamos siempre despiertos y
con la conciencia en el mundo físico, pero como hay otros estados de
conciencia, nuestra naturaleza nos hace ir a ese mundo cada noche para
reconstruir el cuerpo físico y para reponer la energía vital que hemos gastado
durante el día. ¿O no morimos cada noche en el mundo físico, como conciencias,
cuando nos dormimos y no tenemos conciencia de este mundo material? ¿O no es
una muerte para esa conciencia cuando una persona está en coma durante un
tiempo? ¿Sabe alguien dónde se encuentra esa conciencia mientras duerme o está
en coma? Puesto que sabemos que existen muchas cosas invisibles y que, por
tanto, no son físicas ¿Por qué no pueden estar esas conciencias en ese mundo
etérico e invisible a nuestros ojos? La única diferencia es que cuando ocurre
la muerte el hilo magnético por donde fluyen fuerzas vitales se rompe y,
entonces, la entidad consciente ya no puede volver a entrar en el cuerpo
físico. Mas que incredulidad casi podríamos hablar de miedo a la muerte. La
incredulidad puede tener mucha fuerza pero es peor el terror a lo desconocido,
a la desintegración, al infierno, a no querer abandonar a nuestros seres
queridos e incluso al hecho de aferrarnos mucho a la vida y a lo material.
Pero en realidad, la muerte no
existe, y esta transición puede ser más o menos dolorosa dependiendo del apego
a lo dicho anteriormente o, como mucho, en los casos de muerte violenta porque
la ignorancia nos hace pensar o ver lo que en realidad no es tal. Para los muy
desarrollados la muerte no existe porque son conscientes de este mundo y del de
los muertos y para los que, como yo, creemos en la vida después de la muerte,
no existe el miedo, sino la tranquilidad de que hay una continuidad después de
abandonar el cuerpo físico. Sin embargo, pobres de aquellos egoístas,
materialistas, avaros, terroristas, viciosos del sexo …., porque esos tendrán
que pasarlo mal hasta superar sus defectos y a continuación pasar por las
regiones del Purgatorio. Hay un caso un poco fuera de lo común respecto al
estado de conciencia de cada uno, y es que el materialista incrédulo que no ha
hecho mal a nadie no sufrirá en ese aspecto pero se encontrará en un plano
donde nada existe porque eso mismo es lo que
él ha pensado y de lo que está convencido. En sentido general y para
casi todas las personas, después de la muerte siguen siendo conscientes de todo
lo que les rodea y siguen reconociendo a las personas que conocían (lo que no
ocurre en los poco evolucionados porque caen en una especie de letargo)
mientras que el más avanzado sigue haciendo los trabajos espirituales que hacía
por las noches cuando tenía cuerpo físico.
El
momento de la muerte es similar a cuando nos quedamos dormidos, no se siente
dolor físico porque la atención está concentrada en los mundos invisibles
aunque aun sea consciente de que está en el mundo físico. Durante unas horas se
encuentra como en una especie de ensueño pero feliz de no sentir la carga de su
cuerpo físico y de sus malestares; una vez
cruce el umbral y se encuentre en el Purgatorio todo dependerá de la
vida que haya llevado aquí en la tierra. El que ha sido dominado por su cuerpo
de deseos (pasiones, vicios, etc.) tendrá que sufrir intensamente por no poder
satisfacer esos mismos deseos intensos. La misma ansia por disfrutar de los
placeres terrenales serán su purgatorio puesto que no están a su alcance y esto
será así hasta que esos deseos y ansias se agoten por falta de complacencia; lo
que no es un castigo sino una consecuencia que no se puede eludir. Sin embargo,
los que creen en el castigo del infierno eterno sufren porque ellos mismos se
torturan esperando a que suceda; gracias a que hay seres que les auxilian su
sufrimiento dura poco.
Lo
mejor es morir lentamente en la cama porque los que mueren repentinamente se
ven en otro mundo totalmente desconcertados. Si, además, la muerte es por
accidente, suicidio o asesinato es peor porque se ven atados a la tierra hasta
que llegue la fecha en que debía ser su muerte natural. En el caso del suicida
así como los que pierden la vida por sobredosis de droga u otros hechos
voluntarios, no solo sufren las mismas necesidades que cuando estaban vivos
sino que, además, no pueden eludir el motivo por el que lo hicieron. No es
necesario repetir que cuando condenan a muerte a alguien, además de no poder
controlarle, lo que hacen es liberar a una persona que odia a la sociedad, que
busca venganza, y que se comporta como un tentador ante otros vivos de su misma
ideología. Los que en vida solo se han preocupado por ir a la moda, por
divertirse y por sus negocios, en vez de interesarse por la vida superior, lo
artístico y lo espiritual, llevan una vida monótona y desdichada hasta que se
dan cuenta de que necesitan buscar y desarrollar algo superior. No es lo mismo
dedicar el tiempo libre a consumir y a crearse malas costumbres y vicios que
dedicarse a la música, el arte, la poesía, a disfrutar de la naturaleza o a
cualquier otro aspecto devocional. Lo que perdura después de la muerte como
ideales elevados se convierte en ayuda para el desarrollo, pero lo que atrae al
hombre hacia la tierra le hace sufrir y le atrasa en su ascenso a través de los mundos espirituales.
En el momento
de la muerte el silencio es imprescindible para que la persona se vaya
recuperando, para que recopile su verdadero ser y para que vaya abandonado todo
lo material lentamente y pueda elevar su conciencia con la ayuda de los
Ángeles. Los que se introducen en el mundo de lo esotérico y comprenden esta
filosofía saben que deberíamos morir cada día, es decir, deberíamos tener menos
apego a lo material y no dejarnos llevar tanto por los sentimientos y deseos animales.
Hay que dejar ya en vida lo que no nos será necesario allí, cuanto más vivamos
en todas esas cosas más tardaremos en pasar al otro mundo y más difícil se nos
hará la adaptación allí.
En el momento en que el Ego se pone en “contacto directo” con la personalidad
a modo de atenderla, ésta última comienza a ver el panorama de su vida pasada
comprobando así que el tiempo no existe en las regiones superiores. En esta
visión y grabación quedan guardadas las experiencias que estaban en el cuerpo
físico y que servirán para extraer la quintaesencia de la vida gracias a la
estancia en el Purgatorio y en el Cielo.
Pero ese contacto del Alma con la personalidad no es simplemente para llevarse
la grabación de la película sino para llevarse el átomo simiente del cuerpo
físico, también llamado “Libro de Dios”
porque en él está la quintaesencia de todas las vidas físicas vividas en el
pasado. Y lo mismo que según se vayan abandonando los cuerpos se irá
recopilando el átomo simiente de ellos, así ocurre con el físico puesto que, al
fin y al cabo, es casi el más importante
puesto que las vidas futuras estarán mayormente en él para ver las necesidades
de desarrollo y el karma de ese Ego. El átomo simiente del cuerpo vital guarda
la estructura vital del cuerpo etérico y la experiencia que servirá como base
para el futuro cuerpo etérico, y lo mismo respecto al cuerpo de deseos donde
está el desarrollo obtenido respecto a los deseos, sentimientos y emociones, y
el átomo simiente mental. De todos ellos se extraerá el beneficio de las
experiencias y del proceso purgatorial y celestial para preparar la futura vida
llena de nuevas experiencias, posibilidades y medios; pero también con sus
tentaciones, pruebas y sufrimientos como karma (deudas) maduro.
Existen unos
Ángeles encargados de ayudar a los humanos en el momento de la transición de
este mundo a los superiores. Al igual que en el nacimiento, la madre y las
circunstancias pueden ayudar o entorpecer. En la muerte natural, tanto en los
domicilios como en hospitales, hay Ángeles que administran esa paz o “anestesia” necesaria para que esa
persona no sufra cuando se desconecta de su cuerpo. Pero cuando hay mucho miedo
a la muerte o ésta se produce por un accidente o por violencia, la labor de
estos Ángeles no tiene el mismo resultado. El conocimiento oculto ayuda en este
proceso para que el difunto esté predispuesto y se abandone a estos Ángeles y a
otros seres humanos que también colaboran; el fin de esa labor es que tenga
confianza y seguridad en esos seres. Después vendrá el sueño pacífico y
placentero para algunos, aunque no para los más desarrollados.
La
labor de estos seres es hacer que vayamos perdiendo la conciencia del mundo
físico y que tomemos conciencia de los mundos superiores y de nuestros nuevos
vehículos. Aunque cada noche visitamos estos planos, no estamos familiarizados
ni capacitados para funcionar allí como lo hacemos aquí, pero eso no debe de
preocupar a nadie porque allí siempre encontramos a otros seres queridos o a
personas preparadas y dispuestas para darnos la bienvenida y explicarnos muchas
cosas. En esos momentos toda ayuda desde la tierra será beneficiosa para el
difunto y mucho más las misas y oraciones que se puedan hacer. Al cabo de un
tiempo se comienza a experimentar el purgatorio de una forma similar a una
cuarentena pero a intervalos para que a cada sufrimiento le siga un descanso o
momento de reflexión. Los que aún estamos aquí debemos tener un concepto claro
de todo esto y pensar que nuestros muertos están tan bien como cualquier otro
familiar que viva en un país lejano; nosotros debemos enviarles todo lo mejor y
tener confianza en que lo recibirán y nos lo agradecerán.
La
muerte es la pérdida de los sentidos pero no de la conciencia de sí mismo, y la
prueba es que cuesta convencer a algunos de que han muerto, es más, los que no
saben que han muerto reciben un fuerte shock cuando descubren que pueden
atravesar las formas que ellos creen que son sólidas o cuando hablan a alguien
y no les contesta.
En el momento de la muerte, la vida o hilo dependiente del Yo superior
que se convierte en personalidad, junto al cuerpo vital, se retiran pasando por
el corazón para llevarse el átomo simiente para futuros cuerpos, desde ahí
pasan al cerebro para, por último, salir por el punto de empalme de las suturas
parietal y occipital; esa vida individual y el átomo simiente permanecerán
junto al Yo superior hasta un nuevo renacimiento. Una vez que el Ego y la vida
abandonan el cuerpo físico ya no queda nada de ese ser en el cuerpo físico,
solo las células que quedan libres y comienzan a dispersarse y desorganizarse
porque ya no hay control por parte del Ego sobre ellas, como consecuencia se
desintegra. Ese cuerpo está muerto como organismo pero más vivo que nunca por
la acción de los millones de vidas individuales y diminutas que hay en él.
El cuerpo etérico o vital, que es el que anima o vitaliza el físico,
cuando se separa de ése a la hora de la muerte puede ser visto por los
clarividentes como una forma de color violeta claro por encima del cuerpo
físico y unido a él por un hilo a cordón delgado de materia etérica; cuando
este hilo se rompe es cuando se produce la verdadera muerte. Este cuerpo se va
desintegrando a la par que el cuerpo físico y permanece cerca de él atraído por
el espíritu de la tierra; de ahí que el espectáculo de un cementerio sea poco
atractivo. Sin embargo, cuando se practica la cremación los éteres de ese
cuerpo, así como los átomos del cuerpo físico, quedan libres y vuelven a ser
parte de su mundo al cual incorporan su experiencia, lo que aumentará el
desarrollo de la materia de ese mundo y más aún a los cuerpos que en un futuro
la utilicen.
Pero claro, en el momento de la salida del cuerpo, irremediablemente
deben producirse algunos sucesos que afecten a la circulación sanguínea, al
sistema nervioso y al sistema endocrino. Así es que se sabe que los impulsos
procedentes del Alma y que comunican el cerebro etérico con el sistema nervioso
etérico cesan para preparar la salida del cuerpo. En segundo lugar parece ser
que como reacción a esta llamada de la muerte, el sistema glandular afecta al
corazón lo que, su vez, se refleja en el
cerebro. Esto es, al fin y al cabo, el inicio del aflojamiento o separación del
sistema nervioso y las extremidades hacia el lugar donde se realizará la
salida. Sin embargo, lo mismo que decimos que una persona apegada a los
placeres de la tierra se siente atraída por ella, también en el momento de la
separación el espíritu de la tierra, la vida de la sustancia atómica,
contrarresta el tirón que ejerce el Alma para separarse del cuerpo físico. Es
entonces cuando el apego o no a lo físico juega un papel importante. Así es que
los que son conscientes de este proceso, los que mueren por vejez y los que
están tranquilos ante la muerte suelen despegarse y salir fácilmente, pero los
jóvenes apegados, algunos enfermos y otros hechos similares, se apegan conscientes
y voluntariamente a la vida y tardan más en dejar el cuerpo. Solo cuando la
muerte es inevitable es cuando suele durar muy poco la salida.
Por lo general y nada más morir, la persona se encuentra en un profundo
océano de luz donde su energía está fuera de control, sobre todo porque no sabe
lo que sucede. En esos momentos se siente llevado de un lado para otro por las
corrientes de fuerza de los diferentes mundos porque afectan a sus cuerpos,
incluso se dejan llevar por las corrientes emocionales de las personas que
manifiestan su dolor cerca de ellos. Pero
cierta clase de Ángeles y auxiliares también suelen encontrarse en ese
lugar para indicarle el camino que debe seguir, un camino de luz por el que
puede moverse a gran velocidad por muy impedido que haya estado antes de morir.
Al contrario de lo que se piensa que la muerte es la aniquilación de la
conciencia, después de la muerte, la conciencia surge de sí misma y recobra los
valores formados gracias a la experiencia espiritual que haya tenido.
Si no se molesta al recién fallecido, su cuerpo etérico tendrá una
imagen como de estar dormido pero en realidad no es así porque, desde la última
pulsación de su corazón hasta que la última vitalidad y calor no abandonan el
cuerpo, ese Ego está visualizando su vida y aún está conectado el hilo de vida
de la conciencia. La vida pasará en sentido contrario al vivido pero en esa
grabación no se escapa nada, los cuadros y los sucesos pasan aunque parezcan
olvidados y todo con el fin de que el Ego vea primero los efectos y luego las
causas de las cosas que hizo. Esta película es muy importante porque servirá de
base para extraer el beneficio de la vida, y cuando más se perjudique al Ego,
menos se concentrará y menos, por tanto, experiencias positivas podrá sacar de
ellas, lo que disminuirá los beneficios de la próxima vida.
Cuando el Ego sale con el cuerpo etérico, aparentemente no tiene forma
definida y es más bien como una especie de humo o vapor brillante, pero luego
toma la forma de la persona. Su color violeta o azul claro destaca junto a la
cara de tranquilidad que tiene la persona aunque poco antes tuviera una
enfermedad dolorosa. A veces estando gravemente enfermos o incluso en estado de
coma, estas personas pueden abrir los ojos o dirigirse a alguien con
tranquilidad y felicidad, y es que, hay casos en que ven o se comunican con
algunos seres queridos. No solo familiares y amigos íntimos que hayan muerto
pocos años antes pueden estar junto a un moribundo enfermo que va a morir, sino
que también a veces hay personas viven aún en un cuerpo físico y que se dedican
a eso. Hay personas que han desarrollado la clarividencia y la virtud de salir
del cuerpo de deseos después de vidas de servicio amoroso y desinteresado a los
demás, algunas de ellas e incluso y sin haber contactado aún con un Maestro,
pueden hacerse auxiliares invisibles porque su naturaleza y carácter va en esa
línea y porque han creado un Cuerpo Alma.
Cuando se ha visualizado el panorama de la vida pasada es cuando el
hombre cae en esa especie de sueño profundo que algunos han interpretado como
un túnel oscuro, cuando en realidad es la transición del mundo físico al de
deseos donde todo es luz y color. Desde ese momento el cuerpo etérico es un
cadáver o cascarón, pero a diferencia del cuerpo físico, éste puede ser
utilizado por un médium y manifestarse tal y como era y, aunque esto solo se
puede hacer por un corto espacio de tiempo, no deja de ser magia negra. Cuando
se ha abandonado el cuerpo etérico, el Ego, con su cuerpo de deseos y su mente
pasará al Mundo de Deseos donde, lo que era su cuerpo de deseos de forma
ovoide, toma la forma de lo que era el cuerpo físico. Aquí estará durante un
tiempo y continuará haciendo las mismas cosas que en la Tierra sin saber que es
innecesario porque, como se puede ver en la película “Más allá de los sueños”, la materia se maneja a voluntad y podemos
ir a donde queramos por el simple hecho de pensarlo.
Hay casos en que una persona a punto de morir ha podido ver su vida
como es el caso de personas que caen desde mucha altura o los que están a punto
de morir ahogados. La película está en un átomo situado en el ventrículo
izquierdo del corazón y ahí se ha estado grabando la vida desde la primera
inspiración del nacimiento. Esta película se graba en ese átomo (como se han
grabado todas las anteriores vidas) por medio de los éteres que introducimos
con el aire y que terminan mezclándose con la sangre, es decir, como ocurre con
la imagen que una cámara graba en el celuloide; el fin de la película es cuando
se hace el último aliento.
Una vez grabada la película de la vida en los vehículos superiores se
rompe el cordón etérico que une los cuerpos invisibles con el físico para que éste se desintegre y vuelva a su origen
atómico. El mismo “deseo” de nuevas experiencias que despierta de su sueño al
Ego para que renazca es el mismo que ha puesto fin a la vida que había sido
programada hasta, más o menos ese tiempo. El hombre ya no tiene cuerpo físico,
quizás haya acortado su vida como ocurre por lo general, o quizás la haya
prolongado si ha llevado una vida pura y de servicio u oración. Pero ahora se
siente más libre, sigue sintiendo y teniendo emociones porque está centrando en
su cuerpo de deseos, también sigue pensando como antes porque sigue teniendo su
cuerpo mental y, por último, sigue bajo la influencia de su Yo superior
actuando sobre diferentes chacras según sea el desarrollo del individuo. Pero
no olvidemos que la muerte no se produce por casualidad, es un acto del Yo
superior, del verdadero hombre cuya voluntad espiritual así lo hizo antes de
descender la nueva personalidad al mundo
físico.
Según algunos ocultistas, (aunque yo tengo mis dudas) una vez roto el
cordón etérico, el hombre puede salir del cuerpo físico por una de las tres
siguientes salidas: Las personas poco evolucionadas y muy centradas aún en el
cuerpo de deseos suelen salir por el plexo solar (en occidente son las menos);
las personas que consciente o inconscientemente viven la vida espiritual, los
hombres altruistas y de buena voluntad y los que comienzan en el sendero de
aceleración del desarrollo interno, salen por el corazón; y las personas de
tipo mental y los discípulos e iniciados en los conocimientos ocultos y
espirituales salen por la cabeza.
Una vez fuera del cuerpo físico, el cuerpo etérico, que es idéntico al
físico, está compenetrado por el de deseos y el mental destacando en su
interior o en el centro de ellos una especie de luz como presencia del Alma.
Entonces el hombre puede estar hasta varios días en esa situación y, por tanto,
puede ser visible para los clarividentes e incluso para los que tienen cierta
sensibilidad visual. De hecho, hay quien ha visto al Alma del fallecido en sus
cuerpos invisibles encima mismo del cuerpo físico o del ataúd en una especie de
sueño que no es otra cosa que el momento de la recopilación de la película de
su vida. Una vez se ha hecho la grabación de la vida es aconsejable practicar
la cremación por varias razones, primera por la higiene misma y segunda porque
si el Alma no es muy desarrollada se sentirá atraída por el espíritu de la
tierra y tardará más tiempo en desintegrarse lo que, queramos o no, es un lazo
de unión con el hombre que se encuentra ya en el Mundo de Deseos. Cuando se quema
el cuerpo y el Alma es muy adelantada, es el desapego mismo el que hace que el
cuerpo etérico se desintegre y es entonces cuando el hombre queda libre unido a
su cuerpo de deseos, a su mente y a su Yo superior.
El cuerpo de deseos es el gran tentador y cuanto más atrás en el tiempo
más nos ha hecho caer en el aspecto animal y en las peores pasiones y deseos
terrenales. Por tal motivo existe el Purgatorio que es el encargado (aunque al
fin y al cabo ilusorio) de hacer que el hombre extraiga un beneficio de los
males que cometió en su vida. El hombre debe conquistar la tierra y he ahí el
motivo de que nos facilitaran un cuerpo de deseos donde también se originan los
sentimientos y las emociones. Pero como en un pasado muy lejano, llamado época
Lemúrica, nos dejamos dominar por él y despertamos las más bajos pasiones, fue
necesario que nos facilitaran el germen de la mente para que, a través de la
razón, venzamos el aspecto más bajo o animal del cuerpo de deseos. Por eso, el
hombre, después de la muerte está centrado conscientemente y durante mucho
tiempo en las regiones inferiores del mundo de deseos que es donde está el Purgatorio
y en las superiores que es el Cielo. Desde la época Atlante hasta nuestros días
hemos desarrollado la mente hasta un grado que no es suficiente para lo que
debe ser su poder en un futuro. Mejor dicho, no hemos aprendido a utilizar la
mente nada más que un poco y seguimos prefiriendo aún (la mayoría de la
humanidad) dejarse llevar por el cuerpo de deseos, causa de odio, rencor, venganza,
lujuria, envidias, etc. Por eso, nuestra actividad en el plano mental después
de la muerte es mínima para, al final, quedar en una especie de sueño hasta un
nuevo renacimiento. Por estos motivos, el átomo simiente más activo es el
físico y el que menos el del cuerpo mental. Por eso somos más activos y más
conscientes en el mundo físico y no en el mental pero, algún día, cuando no
expresemos esos deseos y sentimientos bajos del cuerpo de deseos y expresemos
los más elevados, el Purgatorio no existirá para nosotros y, como los niños,
iremos directamente al cielo. Debemos ser conscientes de que, a mayor
desarrollo espiritual menos tiempo y menos dolor en el Purgatorio. Los que solo
viven para disfrutar de los placeres y de lo material, los egoístas que se
aprovechan y perjudican a otros, los que disfrutan con el sexo, el alcohol y el
tabaco, etc., que no les quepa la menor duda de que, además de que no les
servirá para nada positivo, tendrán que dar cuenta de todo lo que han hecho y
sufrir todo el dolor que han causado.
En realidad, el proceso de morir se produce en los tres mundos en que
el Alma humana está evolucionando. En el mundo físico y más común para nosotros
porque es el que conocemos y del que somos conscientes dejamos el cuerpo físico;
el abandono del cuerpo etérico que es el que ha facilitado la vida al cuerpo
físico; el abandono del cuerpo de deseos después del Purgatorio y el Cielo; y,
por último, el abandono del cuerpo mental para integrarnos, como siempre
después de cada vida, con el Yo superior. Son esas regiones superiores del Mundo
del Pensamiento donde ya se elimina la personalidad quedando solamente los
átomos simiente de los cuerpos, la quintaesencia se une a todo el pasado de esa
Alma en sus muchas y muy variadas vidas. Así es que los cuerpos se disuelven en
el mundo de materia a la que cada uno de ellos pertenece y el hombre se
disuelve en su propio Yo superior. Pero, téngase presente que cuanto más poder
y uso de la mente se haga para imponerla y dominar el cuerpo de deseos, más conscientes
podemos ser en el Mundo del Pensamiento, mientras que el que se ve dominado
por el cuerpo de deseos, será todo lo
contrario y, por tanto, se irá retrasando cada vez más.
Las personas que viven la vida espiritual y saben utilizar la razón y
el discernimiento no tardan en ser cada vez más conscientes en el Mundo del Pensamiento
y de sentirse libre y contactar con los planos superiores del Mundo de Deseos.
Hay que tener presente que el simple hecho de vivir cada día desarrollando la
mente abstracta, trabajando por los ideales elevados, llevando una vida de
oraciones y el hecho de desear llevar una vida mental y no pasional, hace que
después de la muerte y ya en el Mundo de Deseos, nos desprendamos antes del
cuerpo de deseos y seamos conscientes de ello. Esto facilita la unión y el
trabajo del Yo superior. No es necesario decir que las personas muy
evolucionadas no se enfrentan a la muerte ni les afecta como al común de la
humanidad. Esto es algo así como si alguien fuera capaz de vivir sin necesidad de
dormir, entonces diríamos que esa persona ha superado al sueño. Cuando una
persona lleva varias vidas viviendo una vida espiritual (de servicio y amor al
prójimo) llega un momento en que es contactado por un ser superior que ya no
necesita renacer y que normalmente se le llama Maestro o Hermano Mayor.
Entonces este maestro le explica que su dedicación y desarrollo espiritual ha
despertado un poder interno que le capacita para ser clarividente y para ser
consciente en los mundos invisibles y que él, a través de la iniciación, le
ayudará a hacer que ese poder pase de ser latente a dinámico. Desde ese
momento, esta persona tiene una continuidad de conciencia que hará que no
necesite dormir para pasar a esos mundos y que, en el momento de la muerte,
también sea consciente del abandono del cuerpo al que no volverá a entrar más.
Los que
tienen varias iniciaciones pueden incluso intuir el día de la muerte y
continuar su trabajo en el Mundo de Deseos. Son conscientes en sus cuerpos y
pueden comunicarse a través del cuerpo de deseos y mental con sus seres
queridos, aunque no exactamente como antes con los sentidos físicos. Pero para
la mayoría de la humanidad, es necesario que comiencen por perder el miedo a la
muerte y no monten escenas de histerismos pues la muerte es, al fin y al cabo,
el medio por el cual el Alma se retira del cuerpo físico porque ha llegado el
momento propicio y esto, queramos o no, es progreso y desarrollo. Lo mismo que
no podemos considerar destrucción o muerte de un aula el hecho de que un alumno
pase a otra aula superior, así tampoco es muerte el que la vida (el individuo)
abandone su cuerpo para irse a otro de diferente y de más sutil materia. El
abandono del cuerpo de deseos para pasar con solo el cuerpo mental al Mundo del
Pensamiento no causa dolor ni malestar, al parecer solo se siente una especie
de penetrar dulcemente en un profundo y
feliz reposo; todo es bienestar, vitalidad y gozo. Después de nuestra
estancia en el Purgatorio y en el Primer Cielo solo nos llevamos o nos queda
los pensamientos más elevados y las aspiraciones más nobles como fruto de la
vida pasada, y son estos precisamente, los medios que tenemos para
familiarizarnos y percibir lo que para cada uno de nosotros son estos cielos
superiores.
DESPUÉS DE LA MUERTE
Cuando nos encontramos en el cielo parece como si nos sintiéramos
impedidos por no tener ya el cuerpo físico pero no tardamos en darnos cuenta de
que tenemos el resultado de todas las experiencias terrenales más la
posibilidad de desarrollar muchas facultades que quisimos y no pudimos
desarrollar en la tierra. Esto se consigue no solo por la facultad de manejar
la materia de esos planos sino también gracias a la ayuda de los seres que allí
habitan y evolucionan. Démonos cuenta de que nuestra vida (terrenal y celestial)
procede de Dios y que ésta se manifiesta a través de nuestro verdadero
Espíritu, el cual intenta inculcarnos lo mejor para que nuestras intenciones y deseos sean fruto de Su propia naturaleza. Desde ese punto de
vista, nosotros, con nuestra voluntad y libre albedrío, nos convertimos en
leyes y juzgamos nuestros propios hechos de acuerdo a la Ley de Dios, pero
cuando nos desviamos y no escuchamos la voz de la conciencia estamos fuera de
la Ley y las consecuencias son muy diferentes. Todo lo bueno que trabajemos y
desarrollemos aquí en la tierra se convertirá en poderes en el Cielo. Es más,
cuanto hayamos deseado y pedido con la intención de ayudar y obtener desarrollo
espiritual pero que, a su vez, nos ha sido negado por nuestro propio karma, nos
será concedido en el Cielo puesto que dicho karma terrenal no existe en el
Cielo.
El Ego, el verdadero Yo, se mueve como un péndulo en la eternidad
alternando su estancia como un renacido y quedándose sin los ropajes del
renacimiento en los mundos espirituales donde ciertamente se encuentra en su
hogar, en su realidad y fuera de la ilusión. Ese Ego o Alma, extrae en cada
vida la esencia de sus experiencias en la Tierra y las va uniendo para adquirir
sabiduría y tener la llave que le permitirá actuar como tal sobre la
personalidad. Al mismo tiempo, el Ego desarrolla sus poderes latentes y se
transforma en un ser divino, en el representante del propio Espíritu creado por
Dios. Pero esto no se puede conseguir sin el renacimiento y sin la extracción
de esa quintaesencia de las experiencias después de la muerte. Esto es como el
actor que le conceden un óscar por su larga carrera interpretando muchos
papeles y personajes siendo él un solo individuo (Ego) Nosotros tenemos la
oportunidad de aprender infinidad de cosas en cada vida según el papel que nos
toque interpretar, pero por muy rica que sea la vida en experiencias de nada
servirá si no podemos extraer el beneficio después de la misma.
Pero como ya hemos dicho, no todas las
personas están en el mismo grado de desarrollo ni todas desean pasar al más
allá. En las personas verdaderamente malévolas que gozan llevando una vida de
vicio y que se comportan más como animales que como humanos impidiendo así la
expresión del Alma, no se produce la separación de los éteres superiores de los
inferiores en el cuerpo etérico. En estos casos el cuerpo vital se une
fuertemente al cuerpo de deseos, no permitiendo este lazo que ambos se separen.
Estos seres practican los peores propósitos para poder conseguir cierto control
sobre las personas que intentan dominar por medio del espiritismo; se nutren de
los vapores de los alimentos y licores; actúan como vampiros entre los que se
encuentran en su medio ambiente; se hacen pasar por seres espirituales; mueven
objetos físicos gracias al endurecimiento del cuerpo vital; y, por tanto, son
una amenaza para la sociedad.
Al cabo de un tiempo, estos seres pasan al
Segundo Cielo pero como no tienen anhelos ni aspiraciones elevadas para la
futura vida sino que solo desean volver cuanto antes para continuar con sus
vicios y deseos materiales, solo están el tiempo imprescindible para crear el
medio ambiente futuro y renacen mucho antes de lo normal. Pero esos cuerpos
vital y de deseos entrelazados y endurecidos quedan en ese transcurso en las
regiones inferiores y es posible que sean utilizados por algún salvaje de
alguna tribu o por algún elemental; si no es así, se volverán a unir a su
propietario a su descenso hacia un nuevo renacimiento.
Sabemos que después de la muerte y de
asimilar o grabar la película de la vida, abandonamos el cuerpo físico y a
continuación el cuerpo etérico llevándonos dicha película (guardada en el
átomo-simiente de corazón) por medio del éter más elevado del cuerpo vital
(reflector) que es el que se relaciona con el Mundo del Pensamiento y con la
memoria de la naturaleza. De ahí pasamos al Mundo de Deseos con el cuerpo de
deseos y la mente para, como ya veremos, purgar todo lo malo de nuestra vida y
extraer todo lo bueno en el Cielo. Después abandonamos el cuerpo de deseos y
con el cuerpo mental ascendemos al Mundo del Pensamiento donde nuestro Ego queda
representado por su propia naturaleza triuna asimilando y uniendo todo el fruto
de la vida para después de un gran Día de trabajo obtener el descanso o sueño
merecido. Allí solo le quedan sus aspiraciones elevadas, sus deseos puros y nobles y su conciencia o
sabiduría de todas sus anteriores vidas. Ese estado de “sueño” mantendrá al
Alma en un estado de equilibrio y paz profunda hasta que despierte porque
sienta la necesidad de nuevas experiencias.
Todos sabemos
que una cosa es la simpatía y otra el amor y la fraternidad entre las personas,
y es eso lo que marca la diferencia entre la tierra y los Cielos superiores. El
amor, la devoción y otros sentimientos elevados pertenecen al Mundo del
Pensamiento, digamos que están más directamente unidos al Ego de quien son
manifestados que a la personalidad terrestre, de ahí que cuando una persona ha
pasado al Segundo Cielo sienta mucha más intensidad en su disfrute celestial
que en el Primer Cielo del Mundo de Deseos, y también que haya una más íntima
comunión entre los Egos que se aman. La duración y la cantidad y grado del
disfrute celestial están marcados por los hechos terrenales, pero el lazo de
unión y la comunicación entre dos Egos será siempre el resultado de la positiva
que haya sido la relación en la Tierra puesto que aquí no existe la discordia,
el resentimiento ni ningún mal sentimiento ni pensamiento.
Para
que un sentimiento, un pensamiento o incluso una aspiración tenga su efecto en
el Cielo, éstos deben ser altruistas, es decir, una persona devota o un buen
amigo tendrá su recompensa celestial siempre que no haya pasión, egoísmo ni
exigencia de uno hacia otro. Veámoslo de otra forma, una persona que ama
esperando algo a cambio o por egoísmo (lo que puede llevar a los celos) o el
que da algo esperando recoger más, o el que pide a Dios egoístamente, no puede
aumentar su desarrollo en el Cielo porque esos hechos no pasarán de las
regiones inferiores del Mundo del Deseo donde se encuentra el Purgatorio. Sin
embargo, el altruista sincero que actúa de corazón y con amor, sí lo hará
porque las vibraciones de esos hechos, no se pueden retener en esas regiones
sino que alcanzarán al Mundo del Pensamiento o Segundo Cielo.
Nada
podemos recibir en el cielo que no sea el resultado de lo que hayamos hecho con
nuestros diferentes cuerpos aquí en la tierra. Con esto no me refiero solamente
a los buenos o malos pensamientos y sentimientos, me refiero a que también a
través de la cultura y el ocio, entre otros, podemos obtener adelanto en el
cielo. La persona que estudia estas enseñanzas verá (o se encontrará) más cerca de la Verdad en
el Cielo; el pintor que intenta expresar sus sentimientos y lo que le sugiere
su mente superior, verá la realidad en esos planos; el músico que desea
expresar armonía, devoción y otros buenos sentimientos, vivirá internamente lo
que es la música en su aspecto más elevado y espiritual. Todo lo que sea
positivo y que desarrollemos aquí en la tierra, nos elevará la conciencia y el
poder mental en los cielos; las aspiraciones se convertirán en facultades y la
experiencia en sabiduría.
Lo mismo que los ancianos, por lo general,
están satisfechos y no desean tener más experiencias nuevas después de tantas a
lo largo de su vida, así mismo el Alma sin cuerpos en el Tercer Cielo, ya
descansado y habiendo olvidado sus anteriores experiencias, siente la necesidad
de descansar y fortalecerse durante un tiempo. Pero lo mismo que no podemos
estar siempre acumulando experiencias porque también necesitamos analizarlas,
ver que errores se han cometido para no volver a hacerlos y mantener el
equilibrio; tampoco podemos estar siempre descansando sin sentir la necesidad
de renacer para continuar con nuestro desarrollo. O sea, si queremos construirnos
una casa, no podemos dedicarnos solamente a acumular materiales sino que
tendremos que ir alternándolo con el uso de los mismos en la construcción. Así es
que tan necesario es el descanso una vez abandonados todos los cuerpos como las
experiencias en la Tierra, pero entre un hecho y otro está la asimilación de
las experiencias después de la muerte, sin la cual no habría base para renacer.
INCINERACIÓN,
EMBALSAMAMIENTO Y ENTIERRO
Lo mismo que cada vez se pierde más
el culto a los muertos, que ya no se suele llevar luto por un fallecido o que
ya no se tiene al difunto en la casa donde se hacían esos espectáculos delante
del mismo sino que se le lleva a un tanatorio donde está aislado; así mismo
tiene que llegar el día en que desaparezcan los cementerios. Cada vez se
practica más la cremación de los cuerpos y, si bien puede causar algún problema
como a continuación veremos, lo cierto es que es una ayuda para que el Ego se
libere totalmente de sus ataduras terrenales.
Cuando se destruye el cuerpo por
medio de la cremación también se desintegra el cuerpo etérico, lo que significa
que se aniquila todo vestigio de esa persona para que su materia vuelva al
depósito universal de donde procede. La cremación tiene la ventaja de que causa
la liberación antes que cuando se entierra donde, primero, el Ego se va a
sentir atraído durante un tiempo, (según
sea su naturaleza) en segundo lugar porque el enterramiento y putrefacción del
cuerpo es totalmente antihigiénico y, en tercer lugar, también es aconsejable
por que una vez destruido el cuerpo etérico o vital, el hombre no se sentirá
atraído por él hacia la región etérica de la Tierra. Aunque no es común en
occidente, he de decir que en algunos países y no hace mucho tiempo,
(principalmente Sudamérica) los magos negros utilizaban los cuerpos etéricos de
los fallecidos para sus fines egoístas.
Cuando se entierra un cadáver se va
descomponiendo muy lentamente y lo mismo ocurre con su cuerpo etérico que suele
estar flotando sobre la tumba. Cuando el fallecido ha sido una persona que ha
estado muy apegado a lo material, al sexo, a sus negocios, etc. enterrar su
cuerpo puede ser una manera de tentarle para que intente utilizarle de nuevo;
por supuesto que si el cuerpo se ha embalsamado será peor aún, no porque lo pueda
utilizar, sino porque será una manera de retrasarle en lo que debe afrontar en
su nueva vida.
Como ya hemos dicho, no hay mejor
ayuda para un recién muerto que mantener silencio a su alrededor y no hacer
escenas que atraigan su atención porque está haciendo la recopilación de su
vida. Es cierto que para los que estamos convencidos (y más para quien tiene
pruebas de ello) de que esta enseñanza es real no tenemos fácil encontrar ayuda
en muchos sentidos como por ejemplo en una intervención quirúrgica o autopsia
puesto que la ley obliga a hacerla en determinadas circunstancias; lo mismo
ocurre respecto a poder mantener el cuerpo en frío durante varios días. Por
tanto son hechos pendientes de conseguir en un futuro próximo y cuanto antes
mejor, pero para ello habrá que hacer presión o intentarlo de alguna manera.
Esto es importante porque cualquier cosa que se le haga al cuerpo antes de que
se rompa el hilo magnético será sentido por el Ego y no solamente le puede
causar algún sufrimiento sino que también impedirá que preste la atención
adecuada al panorama que está viendo.
Según algunos ocultistas cuyas
fuentes de información sobre este tema han sido Maestros orientales, afirman
que con dejar el cuerpo 36 horas es suficiente para hacer la cremación pero que
incluso con menos también vale porque no es necesario más para que el Ego se
desconecte de sus cuerpos físico y vital y pase al mundo del deseo. Sin
embargo, los Hermanos Mayores de Occidente afirman que el proceso de
visualización y grabación de la vida pasada puede durar hasta tres días y medio
dependiendo del tiempo que esa persona pudiera aguantar sin dormir si aún
viviera.
La importancia, y al mismo tiempo
gravedad del asunto, estriba en que esa película que debe ser grabada en el
cuerpo de deseos (cuya materia pertenece al mundo de deseos donde se encuentra
el Purgatorio y el Cielo) debe servir para extraer el mayor beneficio de la
vida pasada. Por consiguiente, cuanta mayor atención mejor grabación y cuanta
más concentración mejores y más fuertes serán los resultados. Si la cremación
se efectúa antes de los tres y medio días aconsejados se corre el riesgo de que
se destruya parte de o la película que se encuentra en el átomo simiente en el
corazón. Pero, además, debe quedar claro que si la impresión sobre el cuerpo de
deseos es fuerte o intensa los resultados de Purgatorio y del Cielo también lo
serán lo que, a su vez, se manifestará como una voz de la conciencia más
audible y poderosa en la próxima vida. Esto quiere decir que si la grabación en
el cuerpo deseos es superflua porque se ha hecho algo o molestado al cuerpo,
los resultados finales serán que la conciencia tendrá poco poder en lo que
respecta a las experiencias de la vida pasada afectadas.
Naturalmente que las jerarquías
tienen algún tipo de ayuda y solución en estos casos, bien sea por los
auxiliares invisibles, los espíritus de la naturaleza y más posiblemente los
Ángeles que son expertos en el manejo de estos éteres. Una de las soluciones
que se dan en el caso de perder toda la grabación es hacer renacer a ese Ego a
los pocos años en una familia que tenga como deuda kármica la pérdida de un
niño. Entonces nace y se le hace morir y, como no tiene aún cuerpo de deseos ni
ha pecado, pasa directamente al Cielo donde se le enseñarán las lecciones que
perdió en su vida pasada y, por tanto, elevará su conciencia.
SALVACIÓN O CONDENACIÓN
ETERNA
Según algunas iglesias, cada ser
humano es, en esencia, un Espíritu nuevo creado por Dios que nace para
experimentar y aprender durante una vida; también afirman que hay un paraíso o
infierno eterno para esos Espíritus según su actitud frente al destino y según
las circunstancias que hayan tenido. Lo cierto es que, aunque en algo coincide
con la filosofía oculta, esas teorías son totalmente injustas y no caben en la
imagen que se suele dar de Dios. Dios es omnipotente y omnisciente y es todo
Amor, Sabiduría y Justicia, mientras que esas teorías son la imagen de un Dios
personal. Ni los más grandes filósofos creyentes en la Biblia han admitido o
concebido tales teorías sino que más bien han manifestado su creencia en una
Ley de Retribución basada en la Sabiduría y en la Justicia Divina. Dice el Zohar
“Soy tan feliz en este mundo y no deseo ir a otro, donde seré una sierva
expuesta a toda clase de corrupciones”; “Todas las Almas (personas) que no son
inocentes en este mundo, en el cielo se han apartado ya del Santo Único (Dios);
se han precipitado ellas mismas en un abismo, a riesgo de su propia existencia
y han anticipado el momento en que han de volver a la tierra (renacer)” Son
muchos los pasajes que existen en los libros sagrados de las diferentes y más
importantes culturas donde se menciona la Ley de Renacimiento y de Causa y
Efecto o Retribución, luego entonces ¿Por qué vamos a creer en un Dios que no
es imparcial y sí personal, que prepara a cada Espíritu de su creación un
destino para luego pedirle cuentas y premiarle o castigarle para toda la
eternidad?
El infierno (para los pocos que lo viven) como ocurre respecto al Purgatorio,
es un estado de conciencia y sufrimiento como efecto de la maldad del hombre en
la Tierra, pero que solo dura unos pocos años según la cantidad de “pecados”
cometidos. El cielo, donde se disfruta del bien causado en la anterior vida,
también es temporal pero en él se muere como personalidad objetiva y se vive
como ser subjetivo al identificarnos con la propia naturaleza del Alma, de la
cual sí podemos decir que es eterna. Para los que creen en un Dios personal, el
hombre puede llegar incluso a la aniquilación pero para los creyentes en un
Dios de Amor y Justicia, el Espíritu o Alma es inmortal y obtendrá un Cielo
eterno.
Según los textos sagrados, Dios es “Omnipresente”, afirman que “en
Dios vivimos, nos movemos y tenemos nuestros ser” y que “Dios es el
creador de todo ser viviente”, por consiguiente ningún Espíritu (ser
humano) puede perderse o aniquilarse porque, si fuera así, se perdería una
parte de Dios el cual es Infinito y Eterno. Según se adapte y se esfuerce un
estudiante en el curso que esté haciendo así tendrá más o menos posibilidades
de pasar al siguiente y si no lo consigue tendrá la oportunidad de volver a
examinarse para pasar como la mayoría de sus compañeros. Pero es que si tampoco
lo consigue, lo único que le puede pasar es que repita curso pero nunca que lo
echen o que permitan que sea un analfabeto. Si el hombre con todas sus
imperfecciones actúa de esa manera respecto a la educación de los niños ¿Cómo
va a permitir Dios que una parte suya (un Espíritu hijo suyo) se pierda o se
condene para toda la eternidad por haber sido malo en una sola vida? ¿No es
lógico pensar que Dios tenga un Plan donde reine el amor y la sabiduría para
que sus hijos alcancen la Vida Eterna?
Toda persona está evolucionando a través de las experiencias de sus
vidas, y según sea su actitud en una vida así serán los efectos que asimilará
tras la muerte y las circunstancias que tendrá que afrontar y experimentar en
la próxima pero, todos, tarde o temprano volverán al Padre como en la parábola
del hijo pródigo. Por muy mala que haya sido una persona en una vida, siempre
tendrá alguna oportunidad de progreso, es más, aunque no la tuviera, lo único
que se perdería sería el fruto de su peregrinación pero nunca el Espíritu, el
cual comenzaría otra nueva peregrinación. Respecto a ser juzgados después de la
vida para pasarse la eternidad en determinado lugar ¿Cómo puede crear Dios sus
Espíritus y hacer que al poco tiempo mueran muchos de ellos siendo niños? ¿Se
arrepiente Dios de sus obras y por eso actúa así? ¿Y los que terminan en la
cárcel para toda la vida porque han nacido en los peores barrios y entre la
peor gente y no han sabido salir? ¿Es fruto de un Dios antojadizo o de las
Leyes de Renacimiento y Consecuencia?
CONFESIÓN, ABSOLUCIÓN Y
RETROSPECCIÓN
Hace unos siglos las personas que
eran esclavizadas sabían que les estaba prohibido casi todo y que si incumplían
esas prohibiciones eran castigados de alguna manera. Algo parecido se hizo con
la humanidad cuando obtuvo el germen de lo que hoy llamamos mente, entonces apenas sabíamos razonar
ni utilizarla y, por tanto, nos dejábamos dominar por el cuerpo de deseos, es decir, por los más bajos deseos,
sentimientos y pasiones. Pero como el hombre tenía que comenzar a comprender
que había unas Leyes a la vez que tenía que comenzar a desarrollar la voluntad
para razonar y dirigir su destino, Jehová les castigaba cuando incumplían esas
Leyes para que aprendieran que había un Dios poderoso que, aunque invisible,
había que obedecer. Desde entonces y hasta ahora hemos evolucionado tanto que
nos sentimos libres de todo aquello y todo gracias al desarrollo de la mente y
a la voluntad, o dicho de otra manera, gracias a comprender que es mejor
colaborar con las Leyes Divinas que irse por el sendero del mal. Hemos
aprendido que se evoluciona más por medio de la paz, de la solidaridad y de
hacer las cosas con buena voluntad y discernimiento que con las guerras, el
egoísmo y los malos sentimientos en general y, eso al fin y al cabo, es
desarrollo y evolución.
Sin embargo hoy todavía estamos bajo
la Ley de Consecuencia, la Ley que hace que cada uno recoja lo que ha sembrado.
Todo en el Universo es energía en movimiento y todo el Universo, a su vez, está regido por Leyes. Todo nuestro
organismo es un universo de átomos en movimiento y las leyes que lo rigen hacen
que cada órgano cumpla su función pero cuando el hombre lo maltrata es como
violar esas leyes y entonces surge la enfermedad o el malestar. Nosotros somos
como átomos en movimiento en un sistema solar y planeta donde rigen las Leyes
Divinas que nos han ayudado a llegar hasta nuestro estado de evolución pero que
todavía nos tienen que ayudar muchísimo más hasta que lleguemos a la perfección
espiritual. Por consiguiente, cada pensamiento, palabra y obra en este universo
es como una gota que cae a un lago, es decir que, aunque parezca una
insignificancia, esa gota ha cambiado lo que era ese lago hasta ese momento y
así, según sean esos pensamientos y esas palabras y obras así estaremos
beneficiando o perjudicando a este planeta. Dicho con frases bíblicas: “Cosecharéis lo que sembréis; “El que mira a una mujer con deseo es un
adultero” o “¡Maestro! ¿Quién pecó
para que naciera ciego?”
Las Jerarquías superiores, como los
Ángeles y Arcángeles, han trabajado siempre ayudando a la humanidad, ellos han
puesto las leyes necesarias para que andemos por el camino de perfección, pero
el hombre está a mitad de camino y aún sigue pecando muchas veces consciente o
inconscientemente. De ahí que en su labor a través de las religiones nos
faciliten algunos medios para arrepentirnos y volver a comenzar de nuevo con el
compromiso ante Dios de que nos esforzaremos en no volver a caer otra vez en el
pecado. En realidad, si una persona estuviera unos cuantos años pendiente de sí
mismo para no caer en determinados defectos (crítica, lujuria, odio, envidia,
etc.) terminaría controlando su mente, su lengua y sus malos sentimientos, pero
claro, para el común de la humanidad eso es muy sacrificado y prefiere hacer lo
que le apetece. Hoy, principalmente en occidente, no se aprecian aquellas leyes
rígidas de Jehová pero sus mandamientos siguen activos para la humanidad como
también lo está la Ley de Consecuencia. Nadie será perfecto y totalmente libre
hasta que, además de no violar las Leyes Divinas, colabore con ellas. La Ley de
Causa y Efecto actúa sobre la relación que hay entre lo que hacemos y el efecto
bueno o malo que cause, es decir, nosotros utilizamos la vida y la energía (que
proceden de Dios) y, a modo de trasformadores, hacemos bien o mal y, en base a
eso, esta Ley nos traerá en esta o en la próxima vida los efectos que
correspondan. Y todo con el fin de liberarnos, de que estemos por encima de la
Ley como estamos casi todos por encima de las leyes terrenales, y de que, como
la gota de agua, nuestras malas acciones no afecten al universo donde estamos
evolucionando como hijos de Dios.
Quien no cumplía los mandamientos y leyes de Jehová recibía un castigo
que, por temor y por egoísmo de no perder propiedades y cosas materiales, les
hacía recapacitar y por último cambiar de actitud. Aquellas leyes actuaban
principalmente sobre el aspecto externo del hombre para hacerle actuar de otra
manera en sentido interno, pero hoy las Leyes actúan más bien sobre el hombre
interno (pensamientos, sentimientos, deseos, etc.) con tal de que sean sus
cuerpos los que, como herramientas, sean controlados y dirigidos para llevarle
a la perfección, a la liberación y a que sus causas sean benefactoras y no
perjudiciales para los demás. Así es que, si además de no pecar queremos dejar
de renacer cuanto antes, deberíamos comenzar por tener ideales y aspiraciones
elevadas que nos hagan buscar la Verdad y el camino del desarrollo espiritual;
actuando así alcanzaremos cierto grado de intuición e inspiración. A partir de
ahí y como trabajo cotidiano debemos saber que las simpatías nos traen
satisfacciones; que las aspiraciones y deseos elevados nos traen capacidades;
que las buenas obras nos aportan buen ambiente y comodidades; que los
pensamientos razonados y de buena voluntad nos crean un buen carácter y éxitos
que a su vez nos darán satisfacción; que todas estas experiencias nos hacen
sabios; y que los deseos de servir amorosamente a los demás nos ayudan a desarrollar
el Espíritu.
En la cuenta que cada uno de nosotros tiene en el Banco del Karma, hay
más “deudas” que “haber” o saldo de buenas obras, lo que en cierto modo es lógico sabiendo que,
cuanto más atrás en la historia, hemos sido peores precisamente por ser más
inconscientes. Aún así, los Ángeles que administran el Karma siempre nos
facilitan un destino con más bondades que castigos o pruebas porque saben que
si fuera lo contrario nos podríamos hundir cada vez más aun habiendo una
confesión, una absolución y un método rosacruz (para quien lo conozca) que nos
ayuda a invalidar muchas de nuestras deudas. Hoy no actuamos tan salvajemente
como hace miles de años, es más, nos horrorizamos ante las barbaridades y
crímenes que hacen otros, pero eso no quiere decir que estemos libres de
pecados porque, un mal pensamiento de odio, de envidia, de lujuria, etc. es
como una gota de veneno en el agua donde todos hemos de beber. Un pensamiento
de venganza en la atmósfera mental del planeta puede ser causa de un acto de
venganza por parte de alguien que odia a otro y está a punto de perder el
control; es la gota que colma el vaso. Una película de violencia, de
violaciones sexuales o de terrorismo pueden dar ideas e iniciativas a alguien
poco desarrollado que cree que lo puede hacer fácilmente por placer o por ideas
radicales y contrarias a las Leyes de Dios. Por eso, los Ángeles que
administran el karma tienen en cuenta todos estos factores internos del hombre
a la hora de actuar, ellos no premian ni castigan sino que simplemente preparan
los efectos de todas las causas cometidas de tal manera que ayudan a cada
individuo a ser mejor y a corregirse.
Actualmente cada vez se habla más de la filosofía oculta oriental y muy
en particular del karma, pero no todo el mundo se ha puesto a reflexionar
seriamente sobre esta ley. Esta Ley de Causa y Efecto solo es eso, por ejemplo,
si una persona no se esfuerza por superarse y no aprovecha las oportunidades
que le han puesto en su destino para ser creativo y productivo, en la próxima
vida se encontrará con que, además de no tener todo eso al alcance de su mano,
tendrá necesidades y poca ayuda para solucionar los problemas ya que él ni
hizo, ni ayudó a los demás, ni colaboró con el bien común. En oriente,
principalmente en el Tíbet y la India, llevan miles de años sin apenas
progresar porque les da igual todo ya que, para ellos, lo más importante es la
oración y la adoración. Ellos saben que la reencarnación y la Ley de
Consecuencia existen y piensan que pasando la vida sin esforzarse
materialmente y sí en la oración, renacerán en algo así como en un cielo.
Occidente se olvidó hace muchos siglos de toda esa enseñanza y se puso a
trabajar en lo material pensando que si solo tenemos una vida hay que vivirla
lo mejor que se pueda pero progresando cada vez más hacia una convivencia
mejor, más solidaria y más fraternal. Hoy se puede ver donde hemos llegado y qué
adelantos científicos, tecnológicos, respecto a la salud, democracia, etc.
tenemos.
Pero, a la misma vez que necesitamos experimentar con lo material para
evolucionar, nunca hemos estado dejados de la mano de Dios ni sus Ángeles han
dejado de ayudarnos como lo siguen haciendo para que encontremos el verdadero
significado de la enseñanza de Cristo, al cual todos, en nuestro sendero y
tarde o temprano, tenemos que imitar, comprender y sentir en nuestro interior.
Cristo vino, entre otras muchas cosas, para enseñarnos el “Perdón de los pecados” y es un hecho real que quien se arrepiente
profundamente y de todo corazón, a la vez que habla y pide perdón a Dios y se
compromete ante su propio Espíritu a reformarse para no pecar más, sus pecados
serán perdonados. ¿Y esto cómo puede ser? Como hemos dicho, nuestra vida se
está grabando momento a momento en el átomo simiente que está en el ventrículo
izquierdo del corazón, y en esa grabación no se ha perdido nada aunque nuestros
sentidos físicos no lo hayan percibido, pues bien, ese acto de contrición,
sincero y internamente doloroso, borra la escena del pecado de esa película.
Aunque
normalmente hablamos de los cuerpos como si unos estuvieran encima de otros,
sabemos que están compenetrados por ser cada uno de ellos de “materia” más
sutil que el inferior. Todos están conectados entre sí por una especie de
cordones o hilos brillantes como el fuego pero, cuando la personalidad se
“enreda” en la materia y desvía su sendero evolutivo, parece ser que esos hilos
se enredan entre sí impidiendo así la correcta comunicación entre los cuerpos y
la expresión del Ego. La iglesia cristiana tiene el poder, dado a los
sacerdotes cuando son ordenados, de restaurar esto cuando la persona se
confiesa de corazón y obtiene la absolución. También es conveniente saber que
se estimula el chacra cardíaco, el de la garganta y el de la frente al hacer la
señal de la cruz que se suele hacer cuando se lee el evangelio, lo que facilita
la expresión del Yo superior.
Los orientales solo conocen y tienen en cuenta la ley del karma pero
nosotros tenemos otros conocimientos y leyes, estos son:
1ª.- El perdón de los pecados, donde el sincero arrepentimiento y la
propuesta de reforma
borran los hechos.
2ª.- Ver los efectos de nuestras causas terrestres en el Purgatorio y
en el Cielo para que a través
del sufrimiento purgatorial
tomemos nota en la conciencia de lo que no se debe hacer, y a
través de la felicidad celestial nos
fortalezcamos para continuar haciendo el bien.
3ª.- El hecho de examinar cuidadosamente todos los hechos del día
para pedir perdón a Dios
como lo hacen los verdaderos devotos
cristianos; por lo que también se borran los pecados
de omisión y comisión.
4ª.- La retrospección que enseña la Fraternidad Rosacruz de Max Heindel
que comentaré en
esta misma obra.
Está claro que las leyes de Dios
no desean venganza sino todo lo contrario, aún la Ley de Consecuencia lo único
que hace es dar la retribución correspondiente por cada trasgresión pero cuidando
de que ese Ego no se hunda más en esa vida, y una recompensa por cada acto
bueno que aprendamos a través de la experiencia. La línea a seguir es hacer el
bien, actuar con justicia y pensar en el prójimo pero, a la vez, tenemos que
ser conscientes del mal que hacemos para que podamos rectificar de todo corazón
y comencemos a hacer el bien.
Para que el perdón y la absolución tengan efecto o se produzcan, tiene
que haber una verdadera confesión y un sincero arrepentimiento y petición de
perdón, de nada sirve que un sacerdote diga que nos absuelve y que Dios nos perdona
si no se dan esas circunstancias. Todos, incluso cuando éramos niños, hemos
tenido algún momento de verdadero arrepentimiento, de sentirnos mal, con dolor
y con remordimiento por haber hecho algo que sabíamos que no estaba bien. Pero
eso no se nos ha quitado hasta que hemos ido a nuestros padres, a la persona
dañada o hemos recurrido a Dios con nuestras plegarias y hemos pedido perdón de
todo corazón. Cuando actuamos así o recurrimos a alguien en quien confiamos
plenamente y nos dice que tengamos fe y que quedemos en paz porque Dios nos
perdona, entonces nos sentimos tranquilos en nuestras conciencias, somos
felices y continuamos con más ganas de hacer más el bien y menos el mal.
El ejercicio de la retrospección facilita muchas ventajas a cualquier
persona que lo practique pero aquí sólo mencionaré lo que se relaciona con la
manera de borrar nuestros errores de la película de la vida para que, después
de la muerte, no estemos tanto tiempo en el Purgatorio.* Una vez acostados, hay
que relajar el cuerpo y comenzar a visualizar detenidamente todas las escenas
del día en sentido inverso (desde ese momento hasta el de levantarnos)
parándose en cada una para ver si hemos pensado mal; si creamos sentimientos
negativos; si intentamos servir a los demás o servirnos de ellos; si comemos
por gula o por necesidad; si nos dejamos llevar por nuestros deseos y pasiones
animales; si actuamos con egoísmo, por el disfrute del placer, etc. Se trata de
juzgarse uno mismo con toda sinceridad y arrepentimiento, sintiendo y viviendo
el mal que hemos podido causar a otros en pensamiento, palabra y obra y
proponiéndonos no volver a caer en esos mismos errores a partir del siguiente
día. Si lo hacemos correctamente, expulsamos todos esos hechos negativos de
nuestra memoria subconsciente y así quedan borrados del átomo simiente, lo que,
a su vez, elevará las vibraciones del cuerpo etérico y cambiará los colores del
cuerpo de deseos haciendo que tengamos un aura más pura y brillante.
COMUNICACIÓN CON NUESTROS
SERES QUERIDO FALLECIDOS
La comunicación entre los vivos y
los muertos no es nada fácil pero, aunque pocas, sí hay posibilidades de
comunicación. Nosotros vemos porque nuestros ojos responden a determinados
grados de vibraciones de la luz sobre la materia, pero sabemos que hay otras
muchas cosas de más elevada vibración que no las percibimos pero que sí las
detectamos gracias a los aparatos que hemos inventado (ondas de comunicación en
la atmósfera, magnetismo, electricidad,
etc.) Sin embargo, y aún así, todavía hay mucha gente que piensa que no pueden
existir otros planos de materia más sutiles y, por tanto, otros tipos de
conciencia. Si nosotros estamos en ese caso y admitimos la posibilidad de que
los muertos estén en un cuerpo de materia más sutil (etérico o de deseos) y en
un estado de conciencia como la que tenían aquí mientras dormían, tenemos que
admitir también que al estar el mundo físico compenetrado por el Mundo de
Deseos (de materia mucho más sutil) es lógico que nuestros seres queridos estén
entre nosotros y no los podamos ver como tampoco ellos a nosotros por las
razones expuestas.
Es tan sencillo como eso, si el
sentido de la vista ya no existe porque la persona ha muerto, ya no puede ver o
responder a los rayos que lo hacen los nuestros, pero es que, a la inversa,
ocurre exactamente lo mismo, es decir, si nuestros ojos físicos no son capaces
de percibir ese mundo cuya vibración es mucho más rápida que cualquier cosa del
nuestro, tampoco podemos verles a ellos ni al mundo donde se encuentran. Por
tanto, ellos viven en un mundo cuyas vibraciones son más elevadas que las que
captan nuestros sentidos y nosotros no podremos comunicarnos con ellos hasta
que no desarrollemos esa visión que va más allá de la que tenemos actualmente.
Lo mismo que en una habitación puede haber varias clases de luz y cada una
cumple su misión sin molestarse una a otra y lo mismo que en nuestro cuerpo hay
varios grados de materia, así mismo, nuestro mundo está compenetrado por el mundo
donde están los muertos y nuestros cuerpos están compenetrados como el éter
compenetra una roca, lo que significa que tenemos a nuestros muertos mucho más
cerca de lo que imaginamos.
Ya hemos dicho que nada más morir,
el recién fallecido puede aparecerse a sus seres queridos en su cuerpo etérico.
Pero según la historia de las muchas apariciones ectoplásmicas que ha habido y
según la filosofía oculta, esa persona no está capacitada para hablar porque
está en una especie de letargo, sin embargo, puede darse alguna excepción,
sobre todo en personas malvadas y materialistas. Otro caso es que las
lamentaciones, invocaciones, llantos o evocaciones hacia esa Alma que se acaba
de ir puedan atraer su atención y éste intente manifestarse, pero en estos
casos, los familiares vivos cometen un grave error porque le perjudican
haciéndole sufrir y retrasando el proceso que debe seguir en esos mundos. Hoy,
afortunadamente, ya no se practican estos hechos como hace bastantes años
haciendo de ello incluso un espectáculo, esto es, atraerles y hacer que se
manifiesten por medio de un médium. Otros métodos han sido la oui-ja y la
escritura automática, pero en estos casos y por lo general no es el difunto
quien se manifiesta sino otros seres que, en la mayoría de los casos, no son
humanos fallecidos; de ahí la necesidad de saber que esas prácticas son muy
peligrosas porque la persona se puede ver incluso obsesionada.
Hay casos en que, cuando una persona
ha vivido de forma positiva y espiritual, se puede ver y sentir llamada por los
vivos estando incluso en las regiones llamadas purgatoriales. También en estos
casos el fallecido puede, a través de un médium, manifestarse tal y como era e
incluso hablar pero, repito, hacer eso es un grave error. También puede ocurrir
con las personas materialistas que han gozado con los placeres, pasiones y
vicios, éstos están en las regiones inferiores del purgatorio y las evocaciones
de personas similares a él le despiertan esos deseos. Sin embargo, tanto en
unos casos como en otros, no se puede afirmar que lo que se vea o se entienda a
través de la mente sea verdadero o tergiversado, es más, en realidad, un médium
apenas tiene posibilidades de averiguar nada porque lo que percibe es gracias a
la sintonía de su cuerpo de deseos con el cuerpo de deseos del fallecido y, por
tanto, actúa más como un receptor que describe lo que percibe en el otro cuerpo
de deseos. No es necesario decir que en estos casos, un intento de comunicación
tiene un efecto mucho peor aún para el fallecido. Se supone, según mis
deducciones, que a partir de una cuarta parte de los años vividos aquí en la
tierra ya es mucho más difícil contactar con un fallecido o que él lo haga a
través de un médium.
Otros casos son, por ejemplo, las
comunicaciones que una persona puede tener con un ser querido que ha fallecido
hace poco, los familiares pueden y suelen tener contactos nocturnos con él pero
como normalmente no recordamos lo que hacemos en esos mundos por las noches, no
pensamos que eso pueda ocurrir. Por otro lado, cuando algún familiar (aunque
poco común) es capaz de recordar algo de lo que hizo por las noches o incluso
es una persona que ha adquirido la iniciación espiritual y es consciente y
puede ir a esos mundos según su voluntad, entonces podrá contar dónde y cómo
está ese ser. También, parece ser que se puede dar el caso, de que un fallecido
pueda manifestarse en un determinado lugar y momento donde un familiar o ser
muy querido esté en grave peligro o casos similares. Pero he de decir que
también es posible que esa imagen manifestada sea un intenso, amoroso y
voluntario pensamiento del fallecido o que, en otros casos, la persona en
peligro tenga una visión subjetiva del fallecido (en el Mundo de Deseos) porque
se vea atraído hacia él.
También puede ocurrir y yo afirmo,
que sea a través de un médium o a través de la oui-ja, (y hablo por
experiencia) como se contacte con una Alma elevada y se reciban bellas y
amorosas palabras o buenos consejos. En el caso del médium ocurriría porque esa
elevada Alma quiera ponerse en sintonía con los cuerpos invisibles del médium,
y en el caso de la oui-ja sería a través de pensamientos dirigidos hacia la
persona más sensitiva del grupo que lo practica. Pero, repito, nunca se debería
practicar la oui-ja ni ninguna otra clase de espiritismo, no solo por el mal
que se le puede hacer al Alma desencarnada sino también por el peligro que
conllevan esas prácticas. Además, hay que decir que, en la mayoría de los
casos, no es con el difunto deseado con quien se habla sino con otra clase de
espíritus no humanos que utilizan los cascarones (cuerpos invisibles
abandonados) para hacerse pasar por esa persona.
Cuando un espíritu elemental u otro
cualquiera utiliza el cuerpo de deseos abandonado de un ser humano que ha
pasado al Mundo del Pensamiento, reproducen su forma de pensar, hábitos,
gestos, etc., pero no tienen iniciativa propia, lo que es suficiente motivo
para pensar que no es la persona con quien se cree estar hablando. Como estos
cascarones demuestran cierto instinto y grado de inteligencia por haber
pertenecido durante muchos años a un humano, a veces pueden decir cosas
inteligentes y razonables. Como ejemplo de quiénes son estos seres diré que son
los que causan miedo en las sesiones espiritistas; los que se hacen pasar por
otros, a veces, incluso personajes famosos; los que transportan objetos; y los
que hacen otras travesuras y se burlan de los presentes. Es conveniente saber
que la muerte no transforma a la persona, es decir, el que en la Tierra era
malvado sigue siéndolo cuando pasa al Mundo del Deseo y el que era servicial,
caritativo y fraternal también seguirá siéndolo. La única diferencia es que el
primero no puede pasar de las primeras regiones o planos del Mundo del Deseo
hasta que no purgue el mal que hizo y el segundo pasará directamente al Cielo
para recoger los frutos de las buenas obras que hizo en pensamiento, palabra y
obra.
Ya hemos visto como puede haber
algún tipo de comunicación con los Egos que se encuentran en las regiones
etéricas del mundo físico, en el Purgatorio e incluso algunas veces en el
Cielo. Sin embargo ya no es posible hacerlo cuando, después de recoger el fruto
de las experiencias buenas y malas, se pasa al Mundo del Pensamiento. El motivo
principal es porque, una vez que se desconecta el cordón etérico y se pasa al
Mundo de Deseos y más concretamente al Purgatorio, como aún recordamos la vida
pasada y a los familiares y además tenemos la misma imagen, es más fácil obtener
alguna clase de comunicación. Cuando una persona poco desarrollada y
materialista está en la primera o como mucho en la segunda región del Mundo de
Deseos, puede (en algunos casos) materializar alguna pare del cuerpo gracias a
la fuerte unión que aún tiene el cuerpo etérico y el de deseos. Naturalmente
que a estas personas las encontrarán fácilmente sus familiares y amigos cuando
mueran si es que lo desean.
Cuando la persona está en el Cielo
es muy difícil que pueda manifestarse o comunicarse incluso con sus familiares
muertos porque es posible que ya esté desapareciendo su forma y, por tanto sus
recuerdos. Debe quedar claro que lo muertos se encuentran igual que cuando
vivían, es decir, tal y como ellos creen que estaban aquí, porque la materia de
ese mundo reacciona al pensamiento y toma la forma que la persona desee. Tanto
recién muertos como durante unos años más, los muertos están rondando por su
casa haciendo casi lo mismo que hacían; solo cuando van a pasar al Cielo es
cuando suelen dejar la Casa y, aún así, a veces vuelven. Este es el motivo por
el cual una persona moribunda puede ver a algún familiar que falleció no muchos
años antes. Pero, como se ha dicho, la muerte no hace ninguna transformación y,
por tato, ni pueden hacerse visibles para hablar con nosotros ni tampoco pueden
hacer nada por nosotros porque perdieron su cuerpo etérico y físico. Son
espectadores de lo que ocurre en su casa y solo en muy excepcionales casos
pueden, sin saber cómo, materializarse hasta el punto de que se les pueda ver;
esto es, por medio del amor y el deseo intenso de hacer algo por alguien atraen
la materia física para ello.
Como podemos ver en el esquema de
los diferentes mundos, los llamados muertos van ascendiendo o alejándose del
mundo físico según pasan los años hasta perder el posible contacto total
alrededor de los 25 o 30 años después de la muerte. Nada mas morir están
pululando en la región etérica del mundo físico que es el lugar donde más fácil
es contactar con ellos y ellos con nosotros. Pero a partir de ahí y según van
ascendiendo por las regiones conocidas como Purgatorio y Cielo, van desconectándose
mentalmente de lo que hicieron y conocieron en la Tierra; esto es obvio porque
aún tienen la mente, de la cual no se deshacen hasta que llegan al Mundo del
Pensamiento. De todas formas suele haber dos inconvenientes para que se
produzca algún tipo de conexión telepática de los que se podrían producir aún
estando en el Mundo del Deseo: Primero: Porque creemos que ya es imposible
hacerlo y nos olvidamos de esa persona para volver a nuestros asuntos
terrenales; y Segundo: Que el fallecido no sabe que si hiciera un gran esfuerzo
de voluntad podría, en algún momento, atravesar los diferentes grados de
materia hasta poder conectar con su receptor.
Con esto quiero decir que los vivos pueden, aunque no reciban repuesta,
contactar con los fallecidos a través de los más elevados sentimientos y
pensamientos pero, como he dicho, no se debería hacer con la intención de que
respondan. Para hacer eso, como hay casos que así lo han hecho, tendría que ser
un acuerdo entre una persona moribunda que crea en lo que estamos tratando y otros
allegados que igualmente sepan cómo hacerlo. De esta forma se podría hacer pero
tampoco durante mucho tiempo puesto que sabemos que hay un trabajo que hacer
después de la muerte del cuerpo y durante el proceso purgatorial.
Hay una excepción respecto a las personas de esta tierra que pueden
comunicarse con seres vivos desde los mundos invisibles como también otros que
se encuentran en un cuerpo físico respecto a otros desencarnados. Estos son los
Hermanos Mayores, nuestros Maestros, Adeptos e Iniciados. Son hermanos nuestros
porque fueron creados (diferenciados) por Dios como nosotros, pero ellos se han
esforzado más y se han adaptado mejor los mundos y al trabajo evolutivo
efectuado hasta ahora. Algunos no necesitan renacer más en cuerpo físico ni
tienen deudas kármicas y sólo se dedican a guiar, servir y ayudar a la humanidad.
Otros todavía tienen que renacer pero son conscientes y pueden trabajar en los mundos
Físico, de Deseos y del Pensamiento; se dedican a lo mismo que los anteriores porque
son colaboradores suyos. Estos Hermanos Mayores también tienen bajo su
dirección a otras personas que, bien por el conocimiento de esta filosofía o
bien porque por “naturaleza” son grandes devotos y servidores de la humanidad,
todos ayudan a muertos y vivos por las noches mientras sus cuerpos duermen.
Estos seres han sido vistos muchas veces mientras cumplían algún servicio de
auxilio o de curación a otras personas en vida y han sido tomados por Ángeles. Lo
mismo ocurre cuando ayudan en catástrofes, cuando auxilian a personas que
acaban de fallecer o que han estado a punto de morir. En realidad estos
Maestros e Iniciados pueden contactar con quien quieran, de hecho lo hacen con
aquellos que han empezado a interesarse seriamente por el desarrollo espiritual.
Les animan e inducen con sus palabras de amor a seguir en el sendero y a
esforzarse para alcanzar las iniciaciones y para ello les enseñan teórica y
prácticamente lo que deben hacer para conseguirlo.
No quiero terminar este tema sin
antes mencionar algo respecto a lo que ocurre cuando dos personas se aman y una
de ellas fallece. Cuando dos personas se aman sinceramente y uno fallece antes
que otro, el simple lazo magnético creado entre los dos les volverá a unir en
el Cielo siempre y cuando el otro fallezca en un tiempo aproximado de 25 años.
Si no fallece el segundo que aún vive, el que está en el Cielo puede crear una
imagen del que aún vive y darle vida con sus pensamientos para convivir con él.
Además, esa imagen también es vivificada aún inconscientemente por la persona
que aún vive y el resultado para el que está en el Cielo será muy placentero.
Por otro lado si, cuando la que queda en la Tierra muere y va al Cielo y su
compañero/a ya no está, siempre encontrará su cascarón o cuerpo de deseos abandonado
y éste le parecerá perfectamente real y será así hasta que su estancia en el Cielo
termine. Lo que ya no se puede asegurar es si en la próxima vida estarán
juntos, en alguna futura se volverán a unir gracias a ese amor mutuo pero
cuándo solo lo saben los Ángeles que administran el karma. El mismo amor o
amistad sincera que mantiene viva esa imagen del Cielo les volverá a unir algún
día, sea como pareja o como miembros de una misma familia o algún caso similar,
pero, sea en el caso que sea, esa atracción existirá.
Los ideales, anhelos y
aspiraciones de la vida son los que llevan al Alma (cuando deja el cuerpo
físico) a determinada región del Mundo del Deseo, y algo similar ocurre
respecto al destino de la futura vida. Pero también esos mismos ideales y anhelos de la personalidad son los
que hacen que en el Cielo estemos rodeados de personas similares a nosotros y
que podamos desarrollarlos. El Cielo facilita, bienaventuranza, gozo, felicidad
y dicha, haciendo allí lo que no pudimos hacer aquí en la Tierra, pero también
por medio de otras Almas con las que compartimos esa nueva vida.
En los casos en que la persona se sienta muy atraída o apegada a algo o
a alguien que ha dejado en la Tierra, es más fácil que pueda haber un contacto,
sobre todo a través de un médium. A estas personas, cuyo estado mental es de
semiinconsciencia porque están entre la Tierra y el Mundo de Deseos, son a las
que debemos enviar nuestros mejores pensamientos y sentimientos con la
intención de ayudarles a que tomen conciencia de los mundos superiores y a que
continúen su ascenso para extraer el beneficio de su vida pasada. Hay que tener
el convencimiento de que cuanto más reciente haya sido el fallecimiento más
fácil es estar con esa persona mientras dormimos y más tiempo estarán en su casa
y con sus seres queridos durante el día. Otra cosa muy diferente es que algunos
recién muertos muy apegados y con muy malas intenciones, intenten interferir o
contactar con alguna persona determinada por interés y egoísmo propio, sobre
todo si esa persona está unida a algún movimiento o grupo que practique el
espiritismo, la magia negra u otras prácticas similares, estas personas suelen
atraerlos y llevarlos a su lado hasta su propia casa y lecho sin saberlo.
La comunicación con las personas normales que ya se encuentran en el
Mundo de Deseos no es nada fácil, (salvo casos excepcionales) y cuando se
consigue suele ser por personas preparadas para ello y por medios subjetivos.
Con lo que normalmente contactan los espiritistas y los médiums son con los cascarones,
espíritus de la naturaleza y elementales. En realidad, los pocos casos que se
suelen dar en el mundo son más bien cuando la persona está recién fallecida y
hace un gran esfuerzo mental y de deseo para estar despierto y dar paso a su
Ego para que se comunique o manifieste a través de una forma etérica; sin
embargo, cuando un ser capacitado para ello lo hace desde el Mundo de Deseos,
ya es más difícil formar la imagen y se comunica telepáticamente.
Pero esto nada tiene que ver con la intención de contactar con los
muertos desde la vida física, puesto que eso ya es más grave. Cuando se atrae
la atención o se fuerza el contacto desde la Tierra es algo así como si (en el
caso de que se pudiera hacer) intentáramos forzar la atención del recién nacido
hacia los mundos invisibles de donde acaba de venir. Él recién fallecido está
confuso entre los dos mundos y lo último que necesita es que interfieran en sus
sentimientos y deseos. Incluso cuando se atrae su atención con llantos es un
perjuicio para los fallecidos, aunque eso sí, menos grave que los que los que
les invocan como un espectáculo y por curiosidad. Lo más aconsejable es “dar” todo lo bueno de nosotros sin
esperar “recibir”, o mejor dicho, sin
buscar una respuesta. Cuando nos relajamos para meditar y orar y nos elevamos
gracias al amor, podemos enviarles lo mejor de nosotros sabiendo con toda
seguridad que les estamos ayudando.
Hay un tipo de comunicación, no visible, que determinadas personas
pueden sentir, esto es el amor y todo lo que sea parecido como el instinto de
protección que una madre que ha abandonado el cuerpo puede manifestar hacia sus
hijos en la Tierra. Estos hijos o personas queridas pueden sentir ese amor o
especie de protección que, aunque invisible, es real. Este caso es el mismo,
aunque invertido, que el hecho de que los encarnados pueden mandar pensamientos
de amor a los desencarnados para que se encuentren en paz mientras afrontan sus
deudas en el Purgatorio.
Hay comunicaciones espiritistas o mediúmnicas con seres que murieron muchos
años atrás en las que se dice que el Alma ha descendido para aconsejar a sus
seres queridos. En esos casos no suele ser exactamente así porque ese ser está
en el cielo donde ya hay pocas posibilidades de descender, lo que ocurre es que
el médium o vidente preparado tiene la capacidad de contactar con el
desencarnado pero, como en otros casos, no es muy común. Cuando el encarnado es
una persona muy desarrollada espiritualmente y es sensible psíquicamente
hablando, puede ser contactado por un desencarnado que se encuentre en el Cielo,
pero eso no puede ocurrir con las personas normales dominadas por los deseos
negativos y pasiones. En estos casos se realiza la comunicación por medio de la
vibración del cuerpo de deseos purificado del desencarnado sobre el cuerpo de
deseos y etérico del encarnado, entonces el desencarnado se manifiesta a través
del cerebro físico para dar su mensaje oral o escrito.
Como ya hemos mencionado, hay manifestaciones visibles, y en muchos
casos de espiritismo, que solo son los cascarones de los cuerpos que reproducen
automáticamente los gestos y hábitos que tenían cuando eran utilizados por el
Ego junto al cuerpo físico. Digamos que, lo mismo que una persona repite una
serie de movimientos, gestos y pensamientos sin darse cuenta, también ocurre lo
mismo respecto a estos cascarones abandonados. Pero estos cascarones no tienen
iniciativas originales, simplemente repiten lo que hicieron durante muchos
años. Por último, los elementales, seres semiconscientes y con cierto grado de
inteligencia, también se manifiestan principalmente en las sesiones
espiritistas, mediúmnicas o de magia donde producen fenómenos físicos y
utilizan cascarones de deseos para hacer creer que esos seres desean contactar
con los invocantes.
Cuando el ser humano, gracias a su desarrollo espiritual, sea capaz de
salir de su cuerpo físico conscientemente y a voluntad, no existirá para él lo
que comúnmente llamamos “sueño” y “muerte” porque pasará del estado de
conciencia de vigilia del mundo físico al estado de conciencia del Mundo de
Deseos. Entonces no solo no estaremos con los llamados muertos a voluntad sino
que también estaremos capacitados para investigar nuestras anteriores vidas. A
la pregunta de ¿Por qué no vemos ni podemos comunicarnos ahora con los muertos?
La respuesta es la siguiente: Nuestros sentidos perciben un determinado número
de vibraciones por segundo, por ejemplo el sonido que puede variar entre 30 y
30.000 vibraciones por segundo o la luz que puede ser trillones, sin embargo no
percibimos los rayos X ni la electricidad. Pues bien, si nuestros sentidos
percibieran más grados de los mencionados y esto fuese una continuidad en
nuestro desarrollo, es fácil que lo más denso que estaríamos preparados para
ver fuera el cristal u otros materiales similares pero no veríamos los cuerpos
físicos. Sin embargo si estaríamos capacitados para ver los cuerpos superiores
invisibles, es decir a los muertos, que
vibran en un grado muy superior a la materia física.
AYUDA A LOS QUE ESTÁN EN EL MÁS ALLÁ
Para que el Alma o Yo superior pueda comunicarse con el cerebro desde
el Mundo del Pensamiento abstracto donde se encuentra, necesita un
intermediario personal, una inteligencia racional que sepa funcionar en el
mundo físico. Esta inteligencia racional, normalmente llamada razón o mente
concreta, a su vez debe compenetrar al cuerpo de deseos de donde surge el
incentivo para la acción, el cual afecta
al cuerpo etérico para que, a través del cerebro y del sistema nervioso haga
reaccionar al cuerpo físico. El Ego, desde su cuerpo causal, utiliza la mente
concreta, la cual pone en vibración las moléculas del cerebro y del sistema
nervioso, con lo cual despierta la conciencia en el plano físico y forma la
memoria, pero la capacidad de respuesta estará basada en la pureza o vibración
de las moléculas, es decir, de lo poco o mucho desarrollado que esté el individuo.
Esta inteligencia es lo que suele pensar el hombre que es él (la personalidad)
sin darse cuenta que la mente está más elevada aún y es el origen de las ideas
originales, de la intuición, invención, inspiración, etc. Cuando esa
personalidad ha evolucionado mucho, lo que está haciendo es acercándose a la
mente verdadera o superior donde en realidad se encuentra su Alma, pero los que
han evolucionado poco aún se apegan a lo que hay por debajo de la mente
concreta y se dejan llevar por el cuerpo de deseos y por lo material.
Cuanto más nos elevamos en
pensamiento, palabra y obra hacia la naturaleza espiritual de nuestro verdadero
Yo, más luz e inspiración recibimos de éste para liberarnos de las ataduras
terrenales. Después de la muerte, del Purgatorio y del Cielo, la personalidad o
inteligencia racional (el hombre) desaparece quedando solo el beneficio de las
experiencias de la vida pasada uniéndose, por último, éste al Alma o Yo
superior. El hombre ha estado un tiempo en cada plano según su desarrollo y
naturaleza, pero cuando asciende va abandonando sus cuerpos en cada uno de los
mundos. Como vemos, y respondiendo a la pregunta: ¿Se puede ayudar a los seres
que están en el otro mundo? la respuesta es: “depende de muchos factores.”
A los desencarnados se les ayuda de
varias maneras y algunas de ellas tan simples como no llorando estando recién
fallecido ni después; no tocando el cuerpo para nada; no poniéndose luto ni haciendo
nada que le pueda entristecer; haciendo que un sacerdote le imparta la extremaunción;
mandándoles nuestros mejores pensamientos y sentimientos incluyendo las
oraciones y la eucaristía; no criticando sus defectos y si hablando de sus
cualidades; y manteniendo la paz y el silencio hasta que se entierre su cuerpo.
Hay tres hechos importantes que hay que tener en cuenta con los recién
fallecidos:
1º.- Que están
recopilando la película de su vida y, por tanto, necesitan concentrarse para
poder
extraer
el mayor provecho de ella en el Purgatorio y en el Cielo.
2º.- Que aún
perciben todo lo que se diga y se haga delante de ellos, lo que aconseja tener
precaución.
3º.- Que puede
permanecer en la casa durante mucho tiempo.
En cualquier caso, siempre es mejor hablar de sus cualidades o incluso
de que en esos mundos va a ser mucho más feliz porque no se sentirá prisionero
en su cuerpo y, a la vez, podrá hacer cosas inimaginables con la materia tan
maleable de esos mundos.
Los malos
sentimientos y pensamientos hacia una persona recién fallecida son un obstáculo
para que ese muerto tenga paz porque éste los percibe, sin embargo, los buenos
sentimientos y deseos ayudan en ese estado de transición y eliminan los
obstáculos. Por otro lado, los muertos acuden a los domicilios de los vivos
mientras duermen (más a los de familiares) durante un tiempo para “alimentarse”
de las vibraciones positivas de los diferentes cuerpos buscando siempre los que
están en sintonía con su carácter. Por eso es una buena costumbre dormirse
después de orar, meditar o, al menos, tener buenos pensamientos y deseos de
ayudar a los demás.
Pero
también se puede ayudar a los seres queridos que han pasado al más allá puesto
que sabemos que a los pensamientos se unen los sentimientos y éstos, a su vez,
a la persona a quien van dirigidos. Cuando hablamos o pensamos en alguien que
ha pasado al más allá no hace mucho tiempo, le pueden llegar las vibraciones y,
como sabemos, ayudar o entorpecer. Por tal motivo podemos deducir que una misa,
unos comentarios cariñosos o una simple lectura de temas espirituales como si
esa persona estuviera presente, le puede ayudar en forma de armonía, paz y
felicidad interna. Que decir tiene que si leemos (no es necesario en voz alta)
algo que sabemos que le gustaba será mucho mejor, de cualquier forma, hay casos
en que, si el lector está atento y es un poco sensible, puede intuir o sentir
la presencia del ser querido. Algo similar se puede hacer nada más morir una
persona aunque no crea en estos conocimientos, bien sea enviándole pensamientos
y sentimientos cariñosos y espirituales o bien explicándole lo que le va a
ocurrir a partir de ese momento.
Cuando se es mayor apenas se sienten
las personas atraídas por el mundo porque, en cierto modo, ya han vivido y
experimentado mucho y se sienten un poco cansadas. Sin embargo, cuando la
persona es joven ocurre todo lo contrario y es conveniente tener presente toda
esta información para darles ánimo con la intención de que no se queden
apegados a la vida que tenían antes y sí que se dejen llevar porque allí van a
encontrar muchos medios para desarrollar lo que deseen.
Todos sabemos el efecto positivo que
tienen internamente las palabras de consolación, de amor o de bondad que una
persona puede dar a otra que tiene serios problemas y esta afligida. Las
oraciones y los pensamientos y sentimientos positivos ayudan al recién
fallecido a hacer la transición entre este mundo y el de deseos y algo similar
ocurre mientras están en el Purgatorio. Pero hay una clase de ayuda que, aunque
no es fácil de conseguir, sí es muy efectiva, trata simplemente de hacer
entender al fallecido que cuando esté en el Purgatorio y tenga que hacer frente
a una deuda sintiendo el dolor que él mismo causó a otros, no lo rechace ni se
ponga negativo o encolerice porque eso es peor. Reconocer humildemente los
males cometidos a la vez que hay arrepentimiento y propósito de enmienda ayuda
mucho a acelerar el proceso purgatorial.
Hay otra ayuda que nos podemos hacer
nosotros mismos estando aún en vida, esta es el ejercicio llamado “Retrospección.” Cuando se llega al
Purgatorio en las regiones inferiores del Mundo
del Deseo, nuestro cuerpo de deseos toma la forma del cuerpo físico
quedando la materia de deseos más negativa (el mal que debemos purgar) en la
periferia. Si hemos sido verdaderamente malvados nos quedaremos en la primera región porque allí es donde
esta lo peor de los sentimientos, pasiones y deseos y actuará como un imán
sobre nuestro cuerpo o más concretamente sobre la periferia para retenernos. En
esa región se está hasta que se purga lo peor de nosotros, hasta que nos liberamos
gracias a que el sufrimiento disuelve o separa de nosotros esa materia que
forma la periferia, después nos elevamos a la región superior para que ocurra
lo mismo. El ejercicio de la Retrospección hace eso mismo si lo hacemos
correctamente cada noche cuando nos acostamos. De esta forma obtenemos un
resultado que nos permitirá pasar casi de largo por el Purgatorio y el primer
Cielo y aún nos dejaría tiempo para dedicarnos a ayudar a los que están en el
Purgatorio durante muchos años. En estos casos, el que desciende desde el Cielo
al Purgatorio para ayudar, ya no experimentan el efecto negativo de esas
regiones como tampoco le afectan las palaras de un enemigo a quien ama de
verdad al prójimo. Algunas de estas personas que se encuentran en la primera
región sufriendo algo muy grave que hicieron en su vida y por lo cual y entre
otras cosas están muy apegados a la
tierra, han servido como medio de comunicación con el mundo físico porque su
cuerpo vital y de deseos están tan unidos (no separados) que les es muy fácil
incluso mover objetos físico.
También, cómo no, hay algún tipo de
ayuda para los niños, no es que lo necesiten porque allí son totalmente
felices, les cuidan y enseñan y tienen todo lo inimaginable con qué jugar.
Sabemos que cada noche, mientras el cuerpo duerme estamos en el Mundo de Deseos
donde solemos ir y estar y donde los deseos y sentimientos nos llevan dentro de
ciertos límites. Por tanto, cuando se nos muere un hijo, aunque nos acostemos
sin desearlo, es fácil que vayamos donde se encuentra y, como ellos no duermen
en el Cielo, cuando nos ven es como si fuera de día similarmente a cuando se
vive en la tierra. De esta forma podemos decir que aunque no recordemos lo que
hacemos por la noche, si lo deseamos de corazón al dormirnos, iremos con los
niños y esos niños no echarán en falta a sus padres.
CAPÍTULO
V
FENÓMENOS RELACIONADOS CON EL MÁS ALLÁ Y CON LOS CUERPOS SUPERIORES
Puesto que hemos hablado de contactos con
personas que están en los otros mundos y hemos dicho que no se deberían practicar
determinados aspectos o métodos que a lo largo de la historia se han demostrado
que sirven para contactar con los muertos, creo conveniente explicar
detenidamente dichos aspectos así como los peligros que puede haber en el mundo
del ocultismo psíquico.
En general, el hecho de no ser
clarividentes ni sensitivos nos protege porque, si no fuera así, nuestra
condición actual llevaría a muchos a meterse ignorantemente en muchos peligros
e incluso a ser atacado por dichas fuerzas. Las fuerzas invisibles de los
planos inferiores solo responden o atacan cuando personas sin escrúpulos o de
forma egoísta han actuado en su medio. Algunas personas dudarán de que existan
otros mundos invisibles pero siempre ha habido casos de manifestaciones de lo
invisible y otros que, para la mayoría de las personas, no han tenido ni tienen
explicación. Veamos algunos de ellos.
Además de que en mi propia familia
tengo un miembro que es sensitivo y más de una vez le ha ocurrido, hay personas
que mientras duermen han percibido la manifestación de alguna fuerza en forma
de opresión en el pecho e incluso de que alguien se desliza desde los pies hacia
la cabeza. Éstos hechos causan miedo y, por lo general, la persona se siente
inmóvil porque, aunque está dormida su conciencia está dentro del cerebro.
Naturalmente que los sensitivos y clarividentes desarrollados saben qué hacer
pero los demás pueden llegar a sentir pánico cuando no suele ser nada peligroso
y con una simple invocación de Cristo o de Dios suele acabarse; en el caso de
ser un elemental artificial bastará con una orden autoritaria para que se vaya.
Estos casos suelen ser más bien concentraciones de ectoplasma o como mucho
elementales que suelen estar en todas las casas y en las auras de las personas
pero que, al no ser sensitivos, no se dan cuenta de ello.
Tampoco es muy común que alguien
reciba un ataque astral si su vida está basada en lo positivo en todos los
sentidos y menos aún si es una persona cristianamente devota, pero si ocurre
puede ser de muy diversas formas y más bien en personas que se meten en lo
negativo del ocultismo (magia negra, espiritismo, invocaciones, rituales, etc.)
o que es mentalmente débil y se deja dominar por vicios y malos hábitos o que
incluso le sugestionen fácilmente. Se suele decir en ocultismo que tenemos
siempre a nuestro lado un Ángel Guardián,
esto no es exactamente así, aunque los Ángeles colaboran muy estrechamente con
la humanidad, un Ángel no puede “perder el tiempo” estando siempre con
nosotros. Sin embargo sí tenemos siempre en nosotros al “Ángel” o Yo Superior
benefactor y al inferior o tentador que algún ocultista llama el “Guardián del
Umbral”. El Yo Superior inspira e intenta ayudarnos y guiarnos por medio de la
conciencia y de la intuición; el yo inferior nos tienta para satisfacer los
deseos terrenales y las pasiones. Pero claro, esto último ocurre cuando dejamos
a un lado o no colaboramos con el Yo Superior, es decir, no se puede estar a la
vez con Dios y con el diablo.
Somos libres y según sea nuestro
libre albedrío así estaremos con Dios o con el diablo. Cuando estamos con Dios
(vida espiritual, de oración y enfocada a lo elevado) es difícil dejarnos
llevar por el yo inferior pero también, cuando estamos con el yo inferior
(dominados por los bajos deseos, sentimientos y pasiones) es difícil que
escuchemos al Yo Superior si no ponemos voluntad y razonamos. Pero el yo
inferior puede elevarse en momentos de crisis espiritual lo mismo que el Yo
Superior puede caer en una tentación y luego dejarse llevar por otros males.
Así es que si queremos estar libre de influencias astrales o etéricas negativas
debemos tener siempre algún motivo elevado o espiritual en la mente, o lo que
es lo mismo, estar con nuestra conciencia siempre puesta en lo elevado y
espiritual pues esto crea una especie de coraza o aura protectora.
El clarividente desarrollado sabe
que la mente no solo es creadora sino que también crea los pensamientos-forma
que pueden ser utilizados para muy diversas cosas, buenas o malas, por ejemplo,
para curar a distancia o para hacer un ataque psíquico a otra persona. Uno de
los casos o fenómenos que desde los mundos invisibles, y aunque relacionado con
nosotros, ocurre a diario es la formación de esos pensamientos-forma que según
se repitan y se fortalezcan pueden tener una existencia más o menos larga. Esto
es así porque estas formas de pensamientos son utilizadas por unas criaturas
inferiores a modo de vehículo para poder evolucionar.
Si un hombre piensa, o (por ejemplo)
por estar dominado por el alcohol, está constantemente pensando en él, está
creando pensamientos-forma que utilizarán dichas criaturas de varias maneras:
Primera, para estimularle a él para que siga creando esa clase de pensamientos
ya que a ellas les beneficia y, Segunda, para influenciar a otros de la misma
manera y con la misma intención en cualquier sitio donde se consuma alcohol.
Así es que, cuando alguien quiere hacer bien a otra persona solo tiene que
concentrar su mente en lo que desea visualizando a la otra recibiendo su
influencia positiva (amor, comprensión, vitalidad, etc.) El pensamiento-forma
debe tener (crear con nuestra imaginación) algo nuestro, es decir, debemos
crear algo así como un mensajero a imagen y semejanza nuestra, como es lógico,
cuando más se repita ese proceso más vida tendrá el pensamiento gracias a
nuestra energía creadora mental que será utilizada por ese espíritu artificial.
Es de suponer que según sea la naturaleza del pensamiento así será el elemental
de bueno o malo (más o menos evolucionado)
Estos espíritus elementales no son
inteligentes como nosotros sino que tienen más parecido con los animales, sin
embargo, utilizar un pensamiento que es creado con una intención es para ellos
verse obligados a cumplir la misión encomendada a modo de “medio evolutivo”.
Por consiguiente nosotros podemos crear Ángeles benefactores para otras
personas de la misma manera que los magos negros crean sus demonios para hacer
mal o atacar a otros. Debe quedar claro que el hombre no puede utilizar objetos
físicos con la mente sino que utiliza la mente para crear estas formas etéricas
que serán el medio por el cual determinadas fuerzas cumplirán lo que se les
ordene.
El mundo invisible es una gran
incógnita a la vez que peligroso. En un futuro aún muy lejano será nuestro
mundo de forma similar a como es hoy el mundo físico, pero hasta entonces
tenemos que depender de los conocimientos que nos llegan de aquellos que han
tenido experiencias, de los clarividentes voluntarios y de los Maestros y
Adeptos que nos “preparan” a través del conocimiento. Todo lo que existe
físicamente tiene su origen en las fuerzas invisibles como lo tiene la concha
del caracol en la baba que se cristaliza, muchas son las cosas a las que
estamos acostumbrados y sin embargo, somos ignorantes de su origen. Un lugar
donde asiduamente se haya practicado el espiritismo o donde se hayan hecho
invocaciones y rituales mágicos estará lleno de elementales de diferentes
clases esperando influenciar a otros o incluso moviendo objetos y otras
manifestaciones; un lugar donde, por el motivo que sea, las personas se ponen
nerviosas, afectará a otros que por naturaleza no lo son; un lugar donde viva
una persona triste, depresiva y poco sociable manifestará esa atmósfera y afectará
a cualquiera que entre; un monasterio o iglesia que se abandona porque no hay
monjas que lo puedan habitar, mantendrá una atmósfera o espíritu (a veces
llamado “encantamiento”) que también lo percibirán las personas devotas y
sensitivas que entren en ese lugar. Espíritus artificiales, elementales
inferiores o espíritus de la naturaleza son algunas de las respuestas a estos
hechos en los cuales normalmente no nos paramos a pensar.
Desde siempre se ha oído hablar de
hadas, gnomos, duendes, ondinas, etc., estos espíritus de la naturaleza son
etéricos pero su grado de materia corporal está casi en el grado de la materia
física. Como he dicho, estamos tan acostumbrados a ver todo tan normal que no
nos preguntamos algunas cosas como ¿Quién o cómo se forman los frutos y las
flores y quién hace que maduren y que obtengan los colores? ¿Quién forma tanto
a los animales como a los seres humanos
en los vientres hasta que nacen? Nosotros vemos los resultados físicos pero la
magia de las fuerzas etéricas radica en la obra de esos espíritus de la
naturaleza que trabajan bajo la dirección de los Ángeles. El mundo invisible se
manifiesta incluso en nosotros, nosotros mostramos en gran medida cómo somos
por medio de nuestra aura al ponerse en contacto con el aura de otros; nosotros
podemos dar amor abrazando a un árbol o creando belleza y armonía donde se
encuentre una planta. Un animal no nos ve tal como somos físicamente sino que
ve más bien nuestros cuerpos invisibles y nuestra aura, por tanto percibe si
somos amistosos, enemigos o tenemos miedo a través de ella ¿Y todo esto por qué
causa? Porque con cada pensamiento, sentimiento y acción se manifiesta una
serie de vibraciones a través de nuestra aura. Nuestros cuerpos invisibles
irradian energía o materia, pero esa energía está impregnada o lleva la marca
de lo que somos y, quien tiene la capacidad de percibirlo o es un clarividente
que sabe interpretar las auras, podrá decir y muchas cosas al respecto.
Esta aura o vibraciones magnéticas
también impregnan lo que tocamos, de ahí que (por ejemplo) muchas personas
perciban claramente el estado de ánimo de la persona que escribió la carta que
lee. Pero este mismo hecho aplicado a un objeto antiguo que ha sido parte de un
ritual ya es algo más serio porque ese objeto magnetizado por tantos rituales
tiene su propia aura que influye y atrae todo lo que sea de su misma
naturaleza. Esto explica ciertos maleficios relacionados con determinados
objetos pero también cómo se puede hacer un amuleto siempre que los objetos
estén relacionados con el individuo. No es lo mismo comprar algo usado para
llevarlo con nosotros y que lo haya llevado o utilizado alguien a menudo que
comprar algo nuevo, porque si es usado estaremos siendo influenciados por la
naturaleza de la otra persona durante un tiempo más o menos largo. Algo similar
ocurre si vamos a vivir a una casa donde ha vivido otra persona muchos años y
ha hecho algo relacionado con el ocultismo o la magia, esas prácticas han
creado y atraído a elementales que, dependiendo de si las practicas han sido
buenas o malas, pueden influir positiva o negativamente a los nuevos habitantes
a través de sus cuerpos invisibles.
Quien es un asiduo practicante
cristiano y va mucho a la iglesia con verdadera devoción, estará elevando las
vibraciones de sus cuerpos invisibles y creará un aura radiante y de colores
bellos que atraerá elementales de esa misma naturaleza que solo harán que
beneficiar a dicha persona. Pero también, quien pertenezca a sectas o logias
negras cuyas intenciones sean solamente las de obtener poder y dinero se verá
dominado por sus vibraciones y no le será fácil abandonarla porque su cuerpo de
deseos y su mente estará en esa línea de acción. En general, no solo nos vemos
atraídos por lo que somos internamente (fruto de las vidas pasadas) si no que
también lo somos por la naturaleza o carácter que hayamos desarrollado en la
vida presente. Las fuerzas y vibraciones están en todas partes, unas estelares
y otras pertenecientes a la propia humanidad y a todos los seres que habitan en
los mundos superiores, por este motivo es bueno, como costumbre, tener la mente
en cosas positivas y elevadas que atraigan todo lo que es bueno de cuanto nos
rodea.
Las fuerzas cósmicas están influyendo
constantemente a la humanidad y lo mismo ocurre con las influencias
benefactoras de las Jerarquías que nos ayudan, pero si nosotros no hemos
alcanzado cierto grado de desarrollo sobre esas cualidades divinas, no nos
ayudarán en nada. Hay que trabajar objetiva y voluntariamente con lo que
sabemos que es bueno para desarrollar el Cristo Niño que atraiga las
bendiciones del Cielo. Si el devoto ora y habla con Cristo, Dios o cualquier
personaje místico, obtendrá satisfacción interna y aunque sea pobre o tenga
mala salud será feliz, pero el que actúa imitando y como si fuera Cristo mismo,
no cabe duda que recibirá más desarrollo espiritual y hará más bien al mundo a
la vez que se verá protegido de todas las influencias visibles o invisibles que
le rodean.
Como podemos ver, aunque lo
mencionado es insignificante comparado con lo existente en los mundos
invisibles, estamos rodeados de fuerzas y seres invisibles. Aunque por lo
general las personas normales no suelen verse afectadas por las fuerzas
maléficas (sean seres, pensamientos-formas o elementales) es conveniente saber
que lo mismo que hay centros de fuerzas espirituales en la tierra (Lourdes,
Fátima, edificios antiguos donde se hayan hecho y se hagan rituales religiosos,
o una simple capilla de un monasterio donde se hacen oraciones) también
nosotros lo podemos hacer en nuestra casa y con nuestra propia aura para
sentirnos protegidos. El agua bendecida, la señal de la cruz, el incienso de la
iglesia, la oración, la invocación o llamada de auxilio para elevar las
vibraciones de las auras y para crear un pequeño centro espiritual en algún
sitio aislado de nuestra casa, son elementos muy importantes para construir
nuestro refugio espiritual.
Cuanto más estemos centrados en las cosas espirituales y elevadas, más
rechazaremos y expulsaremos de nuestros cuerpos invisibles los éteres
inferiores que impiden que desarrollemos la sensibilidad y los poderes ocultos.
Por el contrario, cuando más devotos, fraternales y altruistas seamos, más
atraeremos los éteres superiores que harán brillar nuestra aura y que algún
Maestro venga a guiarnos y a enseñarnos todo lo
relacionado con esos mundos.
MEDIUMNIDAD
El médium es una persona sumamente receptiva y negativa, tan
superficial en su naturaleza interna que su cerebro puede ser utilizado por
algún ser o persona extraña. En estos casos pueden incluso llegar a utilizar su
cuerpo para causar algún fenómeno de los llamados espiritistas. En realidad es
algo así como la parte contraria o negativa de la inspiración con la diferencia
de que la mediumnidad es muy peligrosa para la salud mental y el sistema
nervioso.
Según el carácter y naturaleza de la
persona, puede ser que sus cuerpos físico y etérico estén muy unidos o, por el
contrario, el lazo de unión sea más bien flojo. Los materialistas tienen estos
cuerpos muy entrelazados y de ahí que se apeguen a la Tierra después de que su
cuerpo muere. Los que tienen una unión floja entre esos cuerpos son: Primero:
Los de débil voluntad y Segundo: Los que lo aflojan por propia voluntad a
través del desarrollo oculto y espiritual; los primeros son los médiums y los
segundos son los clarividentes voluntarios que han desarrollado los poderes
(por lo general) por medio del ocultismo. El médium es un clarividente involuntario que suele estar
bajo el control de alguien que se encuentra en el Mundo del Deseo, es decir, es
algo similar al caso del hipnotista y su víctima.
Hay otra clase de médium, hoy bastante menos común, que es el médium de
trance. En este caso el Ego se ve forzado a salir del cuerpo físico con su
cuerpo mental y de deseos a la vez que permanece en trance, o sea, como ocurre
en el sueño pero con la diferencia de que aquí el cuerpo se verá utilizado por un
ente para manifestarse como lo desee. Sin embargo, ha habido casos en que,
puesto que las personas que intentan apoderarse del cuerpo de un médium son de las
bajas regiones del Purgatorio, este ser ha utilizado ese cuerpo físico para
satisfacerse con los vicios que tenía cuando estaba vivo.
La tercera clase de médium es el
que se deja utilizar para que otro pueda materializarse, esto se hacía
hace muchos años como espectáculo y para que alguien hablara con algún familiar
fallecido. En estos casos es el espíritu controlador el que desde el Mundo de Deseos
pone a la víctima en trance y extrae el éter de su cuerpo vital a través del
bazo etérico para utilizarlo para su materialización. Como consecuencia de esta
extracción de la vitalidad, la carne se pone fofa, el cuerpo parece como si
encogiera y el médium parece como si estuviera casi muerto; de ahí que cuando
le devuelven el cuerpo vial el médium parece agotado y necesita bebida,
estimulantes y reponer energías en general. No cabe duda de que este abuso de
la vitalidad pasará factura a la salud y a la vida misma.
De forma similar en que en una sesión de espiritismo se puede creer que
se está hablando con un difunto cuando en realidad puede ser que se hable con
un cuerpo de deseos abandonado o incluso habitado por un espíritu elemental,
también el cuerpo del médium puede ser utilizado por seres no humanos. Si un
hombre, de los que son moralmente bajos, puede utilizar el cuerpo para
satisfacerse con alcohol, sexo, etc. al ser un elemental puede ser mucho peor porque
después de la muerte del médium a veces no les devuelven el cuerpo de deseos y
el médium puede perder miles de años de desarrollo en su propia evolución. De
una forma u otra hay que tener siempre presente que hacer de médium casi
siempre termina muy mal para esa persona, muchos han muerto con ataques
epilépticos, han sufrido locuras, han padecido enfermedades en la medula, han
cambiado su carácter haciéndose insoportables, otros se han vuelto imbéciles y
otros quizás hayan sido enterrados vivos.
Hay casos excepcionales en que el médium manifiesta conocimientos,
lenguas u otros aspectos que en su vida cotidiana no lo hace porque ni lo ha
aprendido ni lo ha estudiado. Esto demuestra que es un ser desencarnado el que
se expresa desde el otro mundo. Otras veces manifiestan ignorancia y no hacen
nada más que repetir cosas no muy razonables y otras, pocas, incluso se han
preocupado por la salud del cuerpo del médium. Pero, de cualquier forma el
dueño es expulsado del cuerpo y ante la visión de un clarividente, se ve como
la vida de la víctima lucha contra quien quiere controlar el cuerpo físico.
Estos espíritus control no solo extraen el cuerpo vital o etérico para
materializarse sino que, si hay alguien con cierta flojedad en los cuerpos,
también intentará extraer vitalidad. Además ,utilizará incluso el polvo de la
atmósfera y la materia física que pueda extraer del médium para
manifestarse ante los presentes. Por
mencionar algún ejemplo más sobre los peligros de la mediumnidad y de la
obsesión, que mencionaré a continuación, diré que:
1º.- El médium no puede hacer nada para que deje de dominarle el
espíritu control.
2º.- Que se puede ver dominado incluso para hacer cosas que el médium
nunca haría.
3º.- Que puede hacerse dueño del cuerpo físico para siempre.
4º.- Que una vez que el espíritu penetra la primera vez en el cuerpo
físico, al salir se lleva parte
del cuerpo vital, lo que le servirá para
dominar a esa persona cuantas veces quiera.
La enseñanza de ese párrafo trata de que nadie, bajo ningún concepto,
debe ponerse en manos
de ningún
hipnotista, ni ir a sesiones de espiritismo ni nada parecido; el hombre debe
tener una fuerte voluntad para trabajar por ideales elevados y para tener
control de sí mismo pero nunca para hacerlo sobre los demás.
No hay que olvidar que el espíritu
control expulsa los cuerpos invisibles de la persona de carácter pasivo para
ponerse él en su puesto, a partir de ahí y si es que lo abandona, se llevará
parte del cuerpo vital para utilizarlo como llave maestra. Cuando el espíritu
control está dentro, y más si es de los más apegados a lo más bajo de la
tierra, puede sentirse tan dueño que a veces no devuelve el cuerpo. En ese caso
se llama obsesión y se puede comprobar porque el iris del ojo no responde a la
luz ni a la distancia.
Aunque esto parezca increíble, he de
decir que hay infinidad de casos que ocurren entre los seres de los diferentes
mundos que, si los pudieran ver como lo hace un clarividente, causaría tristeza
y repugnancia. Este es el caso del borracho que, una vez muerto, sufre por no
poder beber pero que atrae materia etérica para intentar absorber los vapores
del alcohol mientras compenetra los cuerpos de quienes han bebido y intenta
hacer que beban más. Hay que evitar todas estas maneras negativas de contactar
con los fallecidos o de, simplemente, curiosear por saber qué pasa en esos
mundos invisibles porque hay más peligro de lo que la mayoría piensa. Incluso
si se hace algo en grupo se corre el riesgo de que haya un intercambio de
materia de deseos con la correspondiente posibilidad de que se desarrollen
hábitos que no se tienen. Otra posibilidad podría ser que algún presente sea
psíquicamente débil y se le pegue algún ente con malas intenciones como ha
ocurrido en casos de sonambulismo.
Quiero dejar claro que, aunque esta
información no está muy relacionada con el motivo que me ha llevado a escribir
esta obra (que no es otro que intentar quitar el miedo a la muerte) la expongo
para todos aquellos que comienzan a interesare por el mundo del ocultismo y que
andan a ciegas de un sitio para otro buscando lo fenoménico y lo supra físico.
El verdadero camino, aunque más lento, para desarrollar la clarividencia y ser
conscientes en los otros mundos es la oración, los ejercicios espirituales y
mentales dados por escuelas iniciáticas como la Fraternidad Rosacruz de Max
Heindel y llevar una vida dedicada a servir altruista y fraternalmente al
prójimo imitando lo que predicó Cristo. Todo lo que prometen por ahí de
desarrollo de poderes, de iniciaciones y de otros muchos aspectos que nada interesa
al verdadero buscador de la Verdad, no sirven para nada en ese sentido. Nada de
lo que verdaderamente necesitamos para conocer estas verdades se pueden
conseguir haciendo cursos y pagando dinero. La verdad y los poderes lo tenemos
dentro de manera latente pero solo lo manifestaremos de manera dinámica cuando
hagamos méritos para que un Hermano Mayor venga y nos despierte el poder que
hemos desarrollado por nuestras buenas obras.
HIPNOTISMO
Como sabemos, cada persona es un mundo, no solo por las tendencias que
trae de otra vida, la genética, la educación y las experiencias desde que se es
niño, sino porque unos razonamos y tenemos más voluntad que otros. Es más fácil
que le vendan algo que no necesita o que le convenzan para cualquier cosa al de
débil voluntad y poca capacidad razonadora que al que tiene gran voluntad con
la cual sabe utilizar su mente. Esta es la clave del hipnotismo y hay
comerciales que lo saben utilizar para convencer pero cuando dan con alguien de
fuerte voluntad no les es tan fácil. La voluntad es un poder y manifestación del
Espíritu, por tanto, sale de dentro y puede decidir respecto a las circunstancias
de la vida e incluso hacer frente y contrarrestar la voluntad de otro que
intente dominarla. Como en el caso del médium que tiene una débil conexión entre
sus cuerpos y puede ser dominado por un espíritu, aquí ocurre lo mismo respecto
a la voluntad de otro, con la diferencia de que no utiliza su cuerpo físico.
Dominar a otra persona de la manera
que sea es un delito ante la Ley de Dios pero en el caso del hipnotizador que produce
lo que conocemos como sueño hipnótico es más grave aún y, en la mayoría de los
casos, ni el hipnotista ni la víctima saben lo que verdaderamente ocurre ni el
peligro que esa práctica conlleva. Por este motivo quiero dejar claro desde
este momento que el de fuerte voluntad que mantiene una actitud positiva de la
mente, nunca podrá ser hipnotizado. Cuando hay un espectáculo, el hipnotizador
no suele elegir a una persona al azar porque sabe que puede fracasar, por eso
antes de empezar elige (previas pruebas) a alguien entre los voluntarios; ese
alguien es el que el hipnotizador sabe que es débil y que le puede manejar sin
ningún problema.
El hipnotizador actúa de forma
similar a lo que hacen hoy algunas personas con los teléfonos y las nuevas
tecnologías, es decir, pinchar teléfonos y meterse en los ordenadores de otros
para hacer lo que quieran. Como todos sabemos, el Ego tiene una línea directa
con su cuerpo físico a través de sus cuerpos invisibles (cuerpo mental, de
deseos y etérico) pues bien, este hilo es el que intercepta el hipnotizador
para cortar la comunicación del Ego y ponerse él en su lugar y así poder
dominar el cuerpo físico. Los cuerpos invisibles salen del cuerpo físico igual
que lo hacen durante el sueño pero en este caso el hipnotizador pone los éteres
de su cabeza etérica en el puesto de la cabeza etérica de la víctima.
Bajo el punto de vista del
ocultismo, un hipnotizador está en el camino de la magia negra o es un aprendiz
de los “hermanos de la sombra” o Maestros Negros. Ya hemos hablado de los
Maestros o Hermanos Mayores como de seres tan sumamente espirituales que ya no
necesitan renacer y que han desarrollado ciertos poderes, unos poderes que,
como ellos bien saben, no utilizan nunca para dominar la voluntad de nadie.
Pues bien, también hay “maestros”, magos poderosos del lado contrario a lo
espiritual que tienen poder para someter la voluntad de cualquier persona y
hacer con ellos lo que quieran. El abuso de esos poderes con fines egoístas,
dominar la voluntad o dirigir el libre albedrío de una persona es magia negra,
por tanto, el que por medio de sus poderes de sugestión obliga a otro a hacer
algo que no procede de su voluntad está practicando la magia negra.
La técnica del hipnotizador trata de lo siguiente: Cuando éste hace unos
pases por la cabeza de la víctima extrae los éteres vitales del cerebro etérico
dejándolos en forma de pliegues alrededor del cuello de la víctima. Entonces
los suplanta con los suyos y, como ha cortado la comunicación del Ego de la
víctima con su cuerpo, ya nadie puede impedir que haga lo que quiera. Cuando un
hipnotizador hace esto y no vuelve a ver a la víctima ni se vuelve a interesar
por ella no pasa nada, pero el peligro está en que, una vez dominada la
persona, el hipnotizador tiene la posibilidad de volver a hipnotizarle cuando
quiera y sin que la víctima lo desee. Esto es porque aunque le despierte y la
víctima pueda ejercer otra vez su voluntad, el hipnotizador ha dejado una parte
de sus éteres en la cabeza, lo que le facilita la entrada y el dominio hasta el
punto de que cuantas más veces lo haga, más dejará sus éteres y más fácil
tendrá el control de la víctima. Pero esto no es todo, también, como en las
nuevas tecnologías o como un simple despertador, el hipnotista puede
“programar” a su víctima para que en un futuro haga lo que él desee, de esta
forma la víctima nunca estará libre hasta que el hipnotizador muera.
En los últimos tiempos se está utilizando el hipnotismo como un método
de curación para liberar a las personas de adicciones. Como quien lo practica
(en la mayoría de los casos) no cree que haya más vidas ni tampoco en la Ley
del Karma o de Consecuencia, piensa que está haciendo un gran bien a esas
personas. La verdad es que hoy se practica la magia negra inconscientemente
mucho más de lo que la gente piensa, la diferencia de que sea blanca o negra
solo depende del motivo o intención.
Pero volviendo al tema de curar, hay que dejar claro que cuando una
persona desarrolla un hábito o se crea un vicio, lo tiene arraigado en el
cuerpo de deseos que, desde que lo consumió o hizo la primera vez y a partir de
repetirlo, se encarga de “pedir más” y de ponerle tentaciones. Entonces, por
ejemplo, un toxicómano, se verá tentado o seducido a través del deseo para que
consuma más droga. Como sabemos, estamos evolucionando a través del Renacimiento
y de la Ley de Consecuencia, dos leyes que hacen que aprendamos de nuestros
errores y que nos fortalezcamos cuando hacemos el bien. El hombre se desarrolla
gracias al buen uso de la voluntad y la mente y se pervierte y se degenera
cuando se deja llevar por el aspecto negativo del cuerpo de deseos. Por tanto,
cuando una persona cae en un vicio que le domina, es él quien debe superar ese
vicio, es decir, es él con su voluntad quien debe vencer al cuerpo de deseos.
Por eso es necesario que se comprenda que quitar de la droga a un toxicómano no
le va a ayudar en nada porque eso solo durará mientras el hipnotizador viva.
Cuando llegue al Purgatorio lo pasará mal como aquel personaje de la película
“Ghost” que buscaba tabaco muy desesperado por el metro, pero es que, además,
en la próxima vida lo tendrá que superar por propia voluntad. En la escuela de
la vida nada se concede gratis, quien ha debilitado su voluntad por caer ante
un vicio, deberá fortalecerla y vencerlo porque nadie puede hacerlo por ella.
Si queremos desarrollar los poderes internos no solo debemos vivir la vida
espiritual, sino que también, debemos estar atentos para que el cuerpo de
deseos no nos domine ni nos lleve a caer en vicios que, más tarde o más
temprano se pagarán caros. Por consiguiente, la curación del hipnotista no
sirve para nada, más bien al contrario pero es que, además, él mismo se está
creando una deuda que le costará muy caro y que, a veces, puede ser la pérdida
de una vida entera de experiencias.
SUEÑOS Y ENSUEÑOS
A lo largo de los capítulos tratados
hasta ahora hemos hablado de lo que hacemos por las noches mientras el cuerpo
físico duerme y hemos comparado el sueño con la muerte. Por consiguiente, creo
oportuno explicar más detalladamente esos aspectos para así comprender mejor
otros asuntos.
El cuerpo se mueve gracias a la
energía solar que está en la atmósfera y que nos rodea, la cual es
especializada por el cuerpo vital al pasar por un centro (chacra) que está
situado en ese cuerpo a la altura del bazo. Este fluido vital pasa por el bazo
etérico y se distribuye por los nervios haciendo que se muevan los músculos una
vez exteriorizado por el cerebro. Como ya sabemos, este cuerpo etérico
compenetra (es su doble) el cuerpo físico desde el nacimiento hasta la muerte
excepto cuando, en ocasiones, cortamos la circulación sanguínea y deja de fluir
la energía a esa zona o miembro. En esos casos, como cuando a una persona se la
recupera de la muerte por la reanimación cardiopulmonar, sienten una especie de
cosquilleo o picazón intenso y mucho más si en vez de ser un brazo o una pierna
es todo el cuerpo.
Durante el día no nos falta fluido
solar y el cuerpo vital está hinchado y nos permite gastar todo lo necesario.
Pero según se va acercando la noche, el degaste del cuerpo, las toxinas y el
hecho de que ya no hay tanta energía vital en la atmósfera, hacen que los
éteres no vibren con la misma intensidad y que los átomos físicos se muevan más
lentamente; esto es, da muestras de cansancio o sueño. Naturalmente que, según
van pasando las horas de la noche a la madrugada llega un momento en que el
cuerpo vital deja de funcionar y cuesta mucho mover el cuerpo físico, lo que
indica que hay que revitalizar y reconstruir los cuerpos. Pero, como es
razonable, no se puede restaurar unos cuerpos que han sido afectados por hacer
uso de ellos en este mundo físico si seguimos utilizándolos desde dentro, es
decir, estando consciente y gastando vitalidad. Por consiguiente y como ocurre
cuando alguien va a reformar su casa por completo, los habitantes se tienen que
marchar y por ese motivo el Ego sale todas las noches con su cuerpo de deseos y
su mente para hacer ese trabajo de restauración desde fuera. Cuando el cuerpo
está dormido y mantiene un sueño profundo (sin ensueños) el cuerpo parece
inerte, sin embargo, la visión que describiría un clarividente es que hay una
gran actividad interna gracias al mantenimiento y trabajo que hace el cuerpo
vital sobre los órganos de digestión, asimilación, excreción, etc. mientras el
Ego y los cuerpos de deseos y la mente están fuera.
Podríamos decir que durante el día
hay una lucha entre el cuerpo de deseos que incita a la acción y los placeres
(a gastar vitalidad) y el cuerpo vital que intenta reponer la vitalidad. Al
final siempre vence el cuerpo de deseos y mucho más en las personas poco
desarrolladas o con poco control que, además de su trabajo físico diario, se
dejan llevar por los vicios. Pero cuando ha vencido al cuerpo vital y este ya
no puede mover el cuerpo físico, el cuerpo de deseos se ve obligado a salir del
físico y dejar a éste en manos del vital para que lo restaure. Entonces es
cuando se dice que nos dormimos y el Ego pasa al Mundo de Deseos que es el
mundo de la armonía. Las fuerzas de este mundo hacen que el Ego haga una
especie de revisión de lo que ha sido el día para que ponga en orden todo desde
el punto de vista de errores, mentiras, etc. obteniendo como resultado
sabiduría y verdad, o lo que es lo mismo, recobra su armonía y ritmo. Dependiendo
de lo que haya ocurrido y lo que se haya hecho durante el día así serán
necesarias pocas o muchas horas pero, cuando se acabe, estará en condiciones de
hacer el trabajo de restauración del cuerpo vital y del físico. Por tanto, el
cuerpo de deseos empieza a vivificar el cuerpo vital introduciéndole energía
rítmica y armónica y, a su vez, los éteres de este cuerpo compenetran los
átomos físicos dándoles vida y eliminando todo lo que sea dañino gracias a la
acción del sistema nervioso simpático. Por tanto, cuando una persona se
despierta después de haber dormido unas horas de sueño profundo, se encontrará
cargado de energía y descansado sin saber en la mayoría de los casos por qué y
cómo.
Todos sabemos que cuando hay algo
que nos preocupa o que nos interesa mucho, no dejamos de pensar en ello, llegando
incluso a no poder conciliar el sueño de una manera profunda. Ocurre que,
aunque el cuerpo vital se haya paralizado y tengamos mucho sueño o cansancio,
el cuerpo de deseos se aferra tenazmente al cuerpo vital y físico y no sale del
todo como desea el Ego quedando solo la mitad fuera del cuerpo físico. Entonces
comienza a meditar u ordenar los hechos del día desde esa posición causando
desgaste de energías (que impide la recuperación) y moviendo el cuerpo que está
en la cama. El efecto es que al siguiente día la persona se levanta cansada y contando
que ha tenido pesadillas o sueños absurdos que no le han dejado descansar.
Recordemos que cuando el Ego sale
por las noches queda unido al cuerpo etérico y físico por medio de un cordón
plateado etérico que, aun pasando al Mundo de Deseos no se rompe. Son las
armónicas vibraciones del Mundo de Deseos las que al penetrar en los cuerpos
superiores los vivifica y equilibra como hace el fluido vital respecto al
cuerpo vital; digamos que estos cuerpos se sumergen en un elixir de vida. Los
sueños absurdos se producen porque los centros sensoriales del cuerpo de deseos
(chacras) y los del físico no se interrumpen. Y es por ese motivo por el cual
lo que se está viendo en el Mundo de Deseos (que ya de por sí puede ser
fantástico) se traslada a los centros cerebrales sin que pasen por la mente
para razonarlos.
Como podemos ver, el sueño no es un proceso pasivo sino un estado muy
dinámico que nos permite continuar la vida, ya que, si no se hiciera esa
restauración, viviríamos mucho menos. El sistema nervioso voluntario tiene una
relación directa con el cuerpo de deseos y es el que destruye, desequilibra y
desgasta; el sistema nervioso involuntario está más relacionado con el cuerpo
vital y controla los órganos digestivos y respiratorios que son los encargados
de restaurar y reponer el cuerpo físico. Pues bien, si no fuera por la mente
que hace de freno ante el cuerpo de deseos, nuestras horas de vigilia y
nuestras vidas serían muy cortas ya que el cuerpo de deseos se impondría y
eliminaría al cuerpo vital restaurador. Esto lo podemos comprobar cuando el
cuerpo de deseos hace que una persona pierda la razón a causa de la ira o el descontrol de sí mismo, entonces
surge el agotamiento y la sofocación.
Hay ocasiones en que estando el Ego completamente fuera del cuerpo
físico (con sueños sin ensueños) puede ver algún suceso relacionado con él o
con otros cercanos y que está a punto de manifestarse físicamente, ya que lo
que se produce aquí se ha producido o está programado en los mundos superiores
que son los mundos de las causas. Si cuando esa persona se despierta pudiera
recordar ese hecho, es decir, lo hubiera grabado en el cerebro, estaría
manifestado un sueño profético. Como es lógico, dependiendo de lo que sea,
podrá cambiarlo en la mayoría de los casos. Estos sueños se diferencian
claramente de los normalmente absurdos, sobre todo porque son advertencias,
soluciones o problemas pendientes o que incluso previenen desastres como muchas
veces hemos oído. Suelen ocurrir poco antes de despertarnos y siempre que
hayamos tenido un sueño profundo, es entonces cuando el Ego ve la importancia
del asunto y intenta grabarlo en el cerebro, Ese conocimiento también nos puede
servir para encontrar soluciones a nuestros problemas, solo es necesario
dormirse con el pensamiento y el deseo de encontrar la respuesta.
Hay otra manera de obtener un beneficio del sueño y ésta es inculcando
en el cerebro de la persona que duerme las ideas o pensamientos que queremos
comunicarle. Con esto no se domina la voluntad ni la mente de esa persona, lo
que significa que no podemos conseguir que esa persona haga lo que nosotros
queramos y mucho menos si es contrario a sus tendencias y hábitos. Eso solo
ocurre cuando alguien como el hipnotizador pone parte de su cerebro etérico en
el del hipnotizado para dar las órdenes al cerebro físico y éste al sistema
nervioso y muscular. Durante el sueño, el cerebro de la persona esta
compenetrado por su cuerpo y su cerebro etérico y por tanto tiene control sobre
sí mismo, que es lo contrario de lo que hace el hipnotizador. Este método es
muy útil cuando se quiere inculcar a alguien, por ejemplo a un niño, un nuevo
hábito para suplantar a otro y otros hechos similares; también se puede practicar
con personas adultas que tienen vicios con la intención de que lo dejen. Hay
casos en que da resultados muy pronto otros no, pero todo es paciencia y
persistencia.
SONAMBULISMO
Como ya he explicado, hay veces que
las preocupaciones de nuestra vida cotidiana en el mundo físico impide la
separación total del cuerpo, es decir, el Ego sigue, en cierto modo, en
contacto con el cerebro pero tampoco correctamente centrado como en el estado
de vigilia. Es entonces, estando mitad fuera y mitad dentro del cuerpo físico
cuando el Ego ve y mezcla las cosas del mundo físico con la constantemente
cambiante materia de Mundo de Deseos obteniendo como resultado toda una serie
de ensueños fantásticos y absurdos. En esos casos, todos sabemos que nos
movemos en la cama más a menudo y que podemos hablar y gesticular, pues bien,
eso es similar o previo al sonambulismo. El caso de los sonámbulos es cuando el
Ego hace que el cuerpo físico deje la cama y camine con o sin rumbo siendo la
persona inconsciente de ello. En esos casos el cuerpo andará por cualquier
sitio que pueda sin mirar y sin saber si es peligroso o no porque es
inconsciente de ello y no tiene miedo; de ahí que un sonámbulo pueda caminar
por sitios peligrosos por donde no andaría si fuera consciente. El peligro de
los sonámbulos y que deben saber sus familiares y vecinos es que nunca hay que
despertarles porque si, cuando lo hacen, están en un sitio peligroso la entrada
del Ego en el cuerpo hace que se despierte asustado y podría pasarle algo.
Parece ser que la mejor solución para los sonámbulos es practicar la relajación,
sobre todo cuando se acuesten, pues es la mejor manera de contrarrestar la
influencia del cuerpo de deseos que es el que da el incentivo para la acción.
Pero si es un caso serio o grave y se quiere evitar cuanto antes, lo ideal es
ponerle algo húmedo o mojado en el suelo por el lado donde se levanta porque de
esta forma al tocarlo se despertará la persona.
OBSESIÓN
Obsesión es el hecho de que un espíritu desencarnado haya poseído
permanentemente el cuerpo de otra persona. Hoy día no es muy común y menos aún
en occidente, sin embargo, sí se dan casos de personas que bien porque han
cometido un delito o bien porque quieren justificar falsamente algo, dicen que
están obsesionados. La manera más simple y fácil de comprobar si una persona
está obsesionada es metiéndola en un sitio oscuro y sacándola a otro con mucha
luz, en cualquiera de los casos el iris de los ojos debe de responder como
señal de que el Ego del dueño del cuerpo está dentro, si no se contrae y dilata
es porque está poseída.
Cuando una persona malvada y apegada
a ciertos aspectos de la vida terrestre muere se suele quedar en la primera o
segunda región del Mundo de Deseos que es donde se purga lo peor de la
humanidad. Esas regiones están muy compenetradas con las etéricas del Mundo físico
y si, por lo general, una persona puede estar unos 25 años en el Purgatorio,
estas personas pueden estar muchos más e incluso siglos. Alguno de estos
individuos, como podría ser el caso de un terrorista muerto lleno de odio,
intenta estar en contacto con otros similares a él ideando maldades e
intentando buscar la manera de llevar a cabo lo que desea. Estas personas que
se apegan a la tierra por sus vicios, bajos deseos y pasiones u otros hechos similares,
están construyendo lo que en ocultismo se llama el “cuerpo del pecado” y, si no
rectifican a tiempo, pueden involucionar hasta tal punto que pierden el Alma.
Cuando esta persona ha purgado y
sufrido todo el mal que ha hecho y abandona el Purgatorio para seguir
ascendiendo a las regiones espirituales para preparar su nueva vuelta, abandona
ese cuerpo del pecado. Pero, a diferencia del cuerpo de deseos normal de
cualquier persona, éste no se desintegra tan rápidamente porque esa fuerte
unión entre el cuerpo vital y el de deseos dan una consciencia personal a ese
cascarón. Esto no significa que este cuerpo del pecado pueda razonar como
cuando el Ego estaba dentro pero sí tiene un instinto y una astucia que,
aparentemente, parece como si estuviera animado por un espíritu, lo que a su
vez le permite hacer una especie de vida independiente durante muchos años y a
veces siglos.
Cuando el Ego de nuestro ejemplo
anterior, el terrorista, vuelve a la tierra y atrae la materia de deseos que le
corresponda según lo que fue e hizo en su anterior vida, este cascarón del
cuerpo del pecado se adhiere a él como un demonio durante su próxima vida.
Estos son lo que en el Nuevo Testamento consta como que Cristo expulsaba de los
cuerpos poseídos. Para tener una idea más clara sobre esto es necesario
comprender que en el mundo físico hay tres estados o grados de materia (sólido,
líquido y gaseoso) más cuatro éteres invisibles que son el molde de las formas
pero también de diferente densidad; y que en el Mundo de Deseos ocurre lo
mismo, es decir, la región más baja del Purgatorio es de materia de deseos más
densa (las peores maldades) y la más elevada que es el Cielo es de materia de
deseos más sutil y espiritualizada. Sin embargo, y como ya explicamos, todo está
compenetrado y lo que es afín se atrae como en el caso del cuerpo del pecado
que se pega al terrorista cuando desciende al mundo físico para renacer, o el
hecho de que este terrorista no pueda ascender a la segunda región mientras
está con otros seres similares deshaciéndose de la materia de deseos (de
maldad) que le ata a esa región a la vez que sufre por los hechos que la
crearon.
Así es que estas personas se apegan
a la tierra buscando venganza, si es posible, por medio de otra persona. Irán a
los sitios más bajos, a los suburbios, donde hagan espiritismo o incluso
buscando una persona de débil voluntad entre los alcohólicos, mendigos y
drogadictos para hacer que cometan delitos o que incluso se suiciden. Algún
caso se ha dado también de que una persona de los barrios bajos y que más o
menos conviven con la delincuencia, ha sido asesinado y su ira y su deseo de
venganza ha hecho que se apegue a su asesino hasta encontrar la oportunidad de
incitar a alguien de mentalidad negativa para que cumpla su venganza. De ahí
que mi posición, como la mayoría de los ocultistas, sea que se debe erradicar
la pena de muerte. Un criminal se encuentra mucho más libre en el Mundo de
Deseos por el hecho de no tener cuerpo físico, por eso la pena de muerte es
como dejar libre a una fiera con deseos de matar en la mayoría de los casos,
pues ellos siguen con sus mismos deseos y pensamientos.
Hay casos, sobre todo en la
adolescencia, en que las fuertes discusiones, desenfrenos y pasiones calientan
la sangre hasta tal grado que el Ego se ve forzado a dejar el cuerpo (como
cuando se tiene mucha fiebre o se está en un sitio con mucho calor que se puede
desvanecer la persona) Esto es como decir que la persona ha perdido la cabeza
y, como efecto, el control de sí mismo, entonces esta persona privada de su
mente deja al cuerpo indefenso ante cualquier espíritu desencarnado el cual lo
puede posesionar.
No debemos olvidar que el que muere
sigue siendo el mismo, el que disfruta con el sexo, con el alcohol, con el
tabaco, etc. intentará continuar con esos mismos vicios en el Purgatorio y, si
es una persona sin escrúpulos y mientras no lo supere allí a través del
sufrimiento, intentará encontrar satisfacción por medio de personas físicas.
Con estos ejemplos podemos ver que el mismo mal nos obliga a ser buenos, en unos
casos por las malas y en otros porque ya aprendieron esas lecciones y saben
actuar positiva y fraternalmente manteniendo una fuerte voluntad y un
equilibrio que no será capaz de romper ningún espíritu desencarnado.
La muerte no convierte al
delincuente en una persona honrada, allí sigue siendo el mismo pero, cuanto
antes comprenda que el mal le ata a lo físico y le hace sufrir, antes se
sentirá libre para ascender a las regiones superiores. Si se inclina por
quedarse en lo más bajo del Purgatorio para vampirizar a los más débiles y
seguir frecuentando los ambientes donde solía estar, puede que consiga incluso
robar un cuerpo físico de una débil y negativa persona, pero ni se imagina lo
que le espera ni por cuánto tiempo estará sufriendo esos hechos. Por eso,
olvídense del espiritismo y de las magias y métodos de videncias, etc. pues en
todo eso hay mucho más peligro del que se imaginan. Gracias a Dios que hay
personas de elevados y nobles ideales que voluntariamente se quedan en estas
bajas regiones del Mundo de Deseos con el fin de ayudar a los débiles y de
enseñarles a vivir una vida más elevada y honrada. También, como ya se ha
dicho, hay otras personas que mientras su cuerpo duerme por las noches se
dedican a auxiliar a vivos y muertos tanto en la región etérica del mundo
físico como en el Mundo de Deseos.
Algunos de estos auxiliares
invisibles durante el día por su deseo de ayudar al prójimo e invisibles por la
noche cuando salen de su cuerpo con el mismo fin, han desarrollado el Cuerpo
Alma (con los éteres superiores espiritualizados ya mencionados) lo que les
permite ser conscientes de lo que hacen por las noches y traerse el recuerdo de
ello imprimiéndolo en el cerebro. Pero hay otros que están trabajando sobre el
cuerpo de deseos y que tienen un sueño profundo sin ninguna clase de ensueños
absurdos, ésos, tarde o temprano, comenzarán a tener sueños muy vivos y
razonables con personas y lugares muchas veces conocidos y que, cuando
despierten, podrán comprobar que existen. Estos auxiliares y discípulos de
Maestros irán (supuestamente en sueños) descubriendo que pueden viajar con la
mente donde quieran y estudiar lo que deseen porque no habrá materia física que
se lo impida. Cuando un aspirante espiritual sigue los ejercicios y oraciones indicados
por una escuela iniciática o de un verdadero Maestro, pondrá en movimiento los
chacras del cuerpo de deseos y podrá traerse también el recuerdo de lo que hace
así como salir del cuerpo sin necesidad de esperar a que llegue el sueño.
EL AURA PROTECTORA
San Pablo decía y aconsejaba a sus
amigos y oyentes que se revistieran con la “armadura de Dios”, esta armadura no
es otra cosa que la trasformación que
sufre nuestra aura etérica cuando, con el paso de los años y cuando hay
voluntad y sacrificio, llevamos una vida de pureza, de servicio al prójimo y de
control de nuestros deseos, sentimientos y pensamientos para fortalecer el bien
y erradicar el mal en nosotros. Hay cuatro éteres que son los que forman el
cuerpo etérico o vital de los cuales dos más densos y cercanos al átomo físico
son los que mantienen las funciones del cuerpo físico, mientras que los otros
dos más sutiles tienen una función relacionada con la memoria y los sentidos.
Cuando una persona es buena, devota y fraternal aumenta los átomos superiores y
éstos toman un color dorado que sobresale del cuerpo físico hasta tal punto que
se le considera un aura protectora del
mal. Esta aura es la que tantos pintores han pintado alrededor de la cabeza
de los personajes bíblicos y de los santos. Pues bien, este “dorado vestido de
bodas” también mencionado en la Biblia es, en realidad, un escudo protector
contra todo aquel que intente influenciarnos y dominarnos.
El aura es la que, al ponernos en contacto con otra persona nos hace
sentir cómo puede ser la misma y también es la que, aún sin ver a nadie, nos
advierte de que alguien está cerca de nosotros. Así es que, además de no
practicar ninguna clase de espiritismo ni de asistir a lugares donde se hagan
prácticas de hipnotismo, mediumnidad, etc. siempre estaremos protegidos si
trabajamos para desarrollar esa “Armadura
de Luz”. Trabajar con el bien no es solo protegerse del mal sino que
también es colaborar con la obra de Cristo sobre la humanidad y con sus
agentes.
CLARIVIDENCIA
Desde que en España se comenzó a
leer mucha literatura esotérica y muy en particular la oriental, cada día se
habla más de reencarnación, karma, clarividentes, sanadores, etc. y cada día
hay más clarividentes y sanadores que (en la mayoría de los casos) “adquieren”
el poder a cambio de un dinero que han dado por hacer un curso. Nada más lejos
de la realidad, el que ha profundizado
seriamente y durante años en la filosofía oculta sabe perfectamente que el
99,99% de dichas personas mienten y ni son clarividentes ni sanadores.
Lo mismo que hay personas que ven
poco o nada y otros lo normal, hay algunos que ven más allá de lo que perciben
normalmente los ojos, éstos cuya visión es más clara se les llama
clarividentes. Lo mismo que se desarrolla la mente, así se desarrolla la
clarividencia gracias al trabajo interno que se hace vida tras vida; por tanto,
todos seremos clarividentes en el futuro cuando alcancemos cierto desarrollo
espiritual. Como podemos comprender, la clarividencia es un poder que podemos
alcanzar pero no gratuitamente, por lo general se necesitan varias vidas de
esfuerzo y persistencia en el bien para desarrollarla; o mejor dicho, no se
puede alcanzar (según la línea de desarrollo normal) si no se han hecho los
méritos y esfuerzos necesarios como para estar seguros de que se va a utilizar
para ayudar a la humanidad.
Ser clarividente implica amor al
prójimo, responsabilidad en su uso y deseo de servir a la humanidad. Sí un
clarividente la usa de otra manera, para curiosear, para beneficio propio e
incluso se deja llevar por tentaciones inmorales, pronto perderá ese poder.
Naturalmente que me estoy refiriendo a los clarividentes que se esfuerzan por
desarrollarla antes que el común de la humanidad ya que, cuando la humanidad la
desarrolle en un futuro será cuando esté preparada para ello.
La clarividencia está latente en
nosotros como lo estaban los sentidos hace millones de años antes que se
desarrollaran, pero precisamente por eso hay dos clases de clarividentes. La
primera clase se suele llamar negativa o involuntaria y esto se debe a que es
una clarividencia sobre la que la persona no tiene control, es decir, puede ver
en algunos momentos ciertas imágenes o visiones pero no puede hacerlo cuándo ni cómo la persona quiera. Esta clarividencia es una reminiscencia del
pasado, de cuando éramos conscientes en los mundos superiores porque aún no
habíamos centrado nuestra conciencia en el mundo físico; es el mismo caso de un
niño que acaba de nacer y que durante un tiempo no es consciente de lo que le
rodea pero sí lo es de los mundos de donde procede. También hay otra
clarividencia negativa que se puede adquirir a través del espiritismo, la magia
y otros casos como las personas que hacen de médium pero, tanto unos como
otros, ponen en peligro su existencia porque son presa fácil de espíritus y
personas apegadas a la tierra, que sin escrúpulos se apoderan de su cuerpo a
veces hasta después de la muerte y más aún.
La segunda clase llamada positiva o
voluntaria, es la que algunos adelantados respecto a la evolución, han
desarrollado y la pueden utilizar no solo para ver a través de la materia sino
también para investigar en los mundos superiores. Esta clarividencia se
desarrolla cuando la persona lleva muchos años o varias vidas esforzándose por
desarrollar su espíritu por medio del servicio amoroso y altruista al prójimo y
de ciertas técnicas dadas por los Hermanos Mayores de la humanidad. Estas
técnicas ponen en movimiento las fuerzas o corrientes del cuerpo de deseos para
que giren sobre unos centros o chacras (que son similares a los sentidos
físicos) favoreciendo así la clarividencia del Mundo de Deseos. Los
clarividentes negativos que muchas veces utilizan su clarividencia para obtener
beneficios, también lo ponen en movimiento pero en sentido contrario y es por
eso por lo que no ven directamente sino que lo hacen como si fuera a través de
un espejo dando pie a que se equivoquen tanto.
La clarividencia entrenada es la que
ha servido para investigar todo el conocimiento esotérico profundo y verdadero,
es decir, la que ha servido para que se investigue lo que hay y lo que ocurre
en los mundos superiores y muy en particular el tema del renacimiento, el
karma, el pasado de la humanidad y los seres y los trabajos que éstos hacen en
esos mundos. Pero para obtener esta clarividencia se necesita un entrenamiento
por parte de los Maestros, y ese entrenamiento no llegará hasta que la persona
no se haga merecedora de su atención, es decir, hasta que los Maestros no vean
que está preparado tanto por su responsabilidad como por su espiritualidad.
Entonces será un clarividente voluntario y podrá ver los objetos por dentro y
por fuera así como investigar la región etérica y el Mundo de Deseos con todos
sus habitantes; esta persona no necesita ponerse en trance ni hacer nada
especial simplemente desea ver y ve.
Pero lo mismo que nosotros desde que
nacemos vamos conociendo el mundo físico y experimentando y conociendo su materia,
también el clarividente debe aprender a interpretar lo que ve y a conocer las
leyes que gobiernan en esos mundos; de ahí la necesidad de ser entrenado. También
por eso, algunas personas con unas características similares al clarividente
voluntario pero psíquicamente negativo, se exponen a ser presa de los espíritus
desencarnados como ocurre con el médium.
El clarividente tiene un parecido al
médium, los dos ven el mundo invisible pero uno es voluntariamente y sabe lo
que ve porque ha sido entrenado mientras que el otro, por lo general, lo tiene
como reminiscencia de una época en que todos éramos conscientes de los mundos
internos y solo puede ver reflejos ocasionales. La gran diferencia está en que
el clarividente voluntario lo ha conseguido tras mucho esfuerzo en el sendero
de santidad y como mérito propio porque lo tenía latente y con el poder
espiritual alcanzado lo ha convertido en dinámico. Es de comprender, por tanto,
que cualquier persona no puede ser clarividente voluntario ya que si no ha
madurado para ello no lo alcanzará porque los Maestros y Jerarquías superiores
saben que lo podría utilizar para cosas personales y de manera egoísta. La
clarividencia va unida a un largo trabajo altruista sobre la humanidad y a un
continuo deseo de utilizar ese poder como Cristo predicó.
Hay varios grados de visión dentro
de lo que llamaos clarividencia. El grado más bajo es el que permite ver lo que
hay en la región etérica del mundo físico, esta visión permite ver “a través”, es decir, el interior del
cuerpo, de una caja o una casa y también a los Ángeles, espíritus de la
naturaleza, elementales, etc. que habitan en esas regiones. Otro grado nos
permite ver el mundo de deseos pero “desde
dentro”, o sea, nos identificamos con los átomos de ese mundo y por tanto,
vemos todos los seres que lo habitan (Arcángeles, Ángeles, personas, cascarones
de animales y hombres, etc.) Hay más grados de clarividencia que se van
desarrollado según se progresa en el sendero de santidad y según se adquieren
las iniciaciones dadas por los Hermanos Mayores como mérito a nuestro esfuerzo
por ser cada día más altruistas, amorosos y fraternales.
Como la clarividencia se adquiere
según se espiritualiza la personalidad y según vamos manifestando
progresivamente a nuestro Yo superior, quiere decir que su adquisición está
unida a la de las iniciaciones que también nos permiten salir conscientemente del
cuerpo físico para volver a serlo en los mundos superiores. Pero, de una forma
u otra, el clarividente voluntario será un ejemplo de altruismo y fraternidad y
solo hará uso de ese poder de manera humilde y secreta; mientras que el que lo
desarrolla por otros medios contrarios, no solo estará limitado para su uso,
sino que también es posible que lo utilice para beneficio propio. Como hemos
explicado no es fácil hacerse clarividente voluntario y menos aún investigar
las vidas pasadas, la memoria de la naturaleza ni lo que ocurre en los mundos
invisibles; por consiguiente y por lo general, quien va diciendo o insinuando
que es clarividente y que ve los otros mundos no es muy digno de crédito.
La
comunicación o transmisión de fuerzas entre los diferentes cuerpos superiores e
invisibles se efectúa a través de unos centros comúnmente llamados chacras. Los
más fácil de ver para cualquier persona con algún grado de clarividencia son
los del cuerpo etérico que son como depresiones o vórtices giratorios. Hay muchos
centros en el cuerpo etérico pero los más conocidos son siete, siendo el
principal el del bazo por su función respecto a la utilización del cuerpo
físico; el resto tienen relación con éste pero hay otros que se procura no
nombrar por su peligrosidad si se llegarán a estimular. Sobre ellos actúan
siete fuerzas de la naturaleza, la vitalidad solar y otras procedentes de los
mundos espirituales. Aunque con cierto aspecto de nácar, en cada centro
predomina un determinado color y fuerza, siendo los colores más notables en las
personas más desarrolladas así como su tamaño y actividad. Además de mantener
vivo el cuerpo físico, cada centro tiene una relación con los chacras del
cuerpo de deseos, si bien es cierto que los centros etéreos están en la
superficie del cuerpo etérico y los del cuerpo de deseos están más bien dentro.
Los centros etéreos también transfieren las cualidades de cada centro del
cuerpo de deseos a la conciencia física. Por ejemplo, sentir, recibir y
simpatizar con las vibraciones de otros cuerpos de deseos, utilizar (en su
momento) el cuerpo de deseos conscientemente, ver y oír en el mundo de deseos,
y otros poderes futuros.
También
se podría decir que los chacras tienen forma de discos giratorios que, según el
desarrollo, se mueven en un sentido o en otro y que brillan. Suelen tener un
diámetro entre 6 y 18 centímetros y cuando se desarrollan permiten grabar en la
memoria lo que hacemos en los planos invisibles. Es el chacra que se encuentra
en la parte etérica del bazo el encargado de absorber la vitalidad solar de la
atmósfera y transformarla para distribuirla por todos los meridianos y demás
chacras. Es de este centro desde donde se alimenta de energía el sistema
nervioso y gracias al cual se mantiene la salud; cuando hay mucha vitalidad es
expulsada hacia el exterior del cuerpo en forma de líneas rectas y cuando falta
se siente la persona cansada y actúa como una esponja respecto a la vitalidad
de los demás. Los centros del cuerpo de deseos no son órganos de sentidos
porque en realidad se ve y se oye con todo el cuerpo de deseos, el desarrollo
espiritual del hombre lleva consigo la facultad sensorial de responder a, cada
vez, un orden superior de vibraciones. La materia de deseos está en continuo
movimiento en el cuerpo y a través de sus centros, y como es el medio de ser
consciente allí, significa que “vemos” y “oímos” por abajo, por arriba y por
todos los lados.
Hay
escuelas y supuestos “maestros” que enseñan a despertar la energía concentrada
en la base de la columna vertebral comúnmente llamada kundalini, sin embargo no
saben o no quieren saber el gran peligro que eso conlleva para la mayoría de
las personas. Esta energía es de origen divino, está en los diferentes mundos,
y por medio del desarrollo espiritual va despertando poderes según pasa por los
chacras; es decir, abre nuestra conciencia a los mundos superiores. Despertar
esta energía antes de lo que corresponde, evolutivamente hablando, trae muchos
peligros e incluso puede producir la muerte, esto lo han dicho todos los
verdaderos ocultistas del siglo pasado, sin embargo, los ignorantes y algunos
otros, con tal de ganar dinero en sus cursos hablan a sus alumnos de despertar
esos poderes. Además del peligro físico despierta las más bajas pasiones y
deseos animales en el hombre, por eso solo se aconseja trabajar por el
desarrollo espiritual y olvidarse de dichos poderes porque ya se despertarán a
su debido tiempo y cuando estemos preparados para utilizarlos responsablemente
para ayudar a la humanidad. Aquí se puede aplicar aquello que dijo Cristo de: “Buscad primero el Reino de Dios y Su
justicia y todo lo demás se os dará por añadidura.” Por que cuando hemos
trabajado lo suficiente sobre el Espíritu aparecerá un verdadero Maestro que
nos ayudará a despertar esos centros como recompensa al esfuerzo y por mérito
propio.
Los chacras
del cuerpo de deseos están muy relacionados con los poderes supra-normales del
hombre y se puede trabajar sobre ellos a través de la mente pero lo ideal es
que se desarrollen según el trabajo que se haga para hacer descender la
influencia del Yo superior sobre ellos sin poner en riesgo la salud ni el
cuerpo físico. Cuando estos chacras se desarrollan y funcionan de forma
armónica con las fuerzas de los mundos superiores su poder es controlable por
el hombre, pero si se despiertan por otros conductos, el hombre será su esclavo
y no podrá hacer nada para contrarrestar su influencia negativa.
Recordemos que
el hombre tiene varios cuerpos energéticos con comunicaciones entre ellos, con chacras, átomos simientes, etc. y que
todos están unidos entre ellos y a su vez al Alma y al Espíritu. Por tanto, la
única manera de desarrollarlos positivamente es haciendo que desde el cuerpo
físico se abra un canal hacia los mundos espirituales para que todo ese
entramado de cuerpos despierten a la llamada del Espíritu. Es necesaria la
dirección de un Maestro para enseñar a utilizar los poderes que conceden esos
centros así como para saber despertarlos y trabajar con los superiores sobre
los inferiores. Pero para conseguir todo eso es necesario esforzarse al máximo
toda una vida o incluso varias para espiritualizar los cuerpos y el carácter,
de esa forma se transfieren las fuerzas positivas despertadas de los tres
chacras inferiores a las superiores. Cuando se practican los ejercicios dado en
este libro y se desarrolla la voluntad y la persistencia para llevar una vida
santa, se subyugan las energías y se pone en actividad el mecanismo que atraerá
la atención de un Maestro que nos ayudará a despertar los poderes que merecemos
tener como recompensa a nuestro esfuerzo.
Es necesario
ser responsable, meditar de una manera lógica y sensata y no tener prisa
porque, quien busca poderes y no hace lo que aquí se dice y, por el contrario,
escucha a muchos maestrillos y escuelas irresponsables, puede terminar en el
hospital o en el psiquiátrico. Cuando se fuerzan las cosas no salen bien y en
este caso se puede terminar siendo un pervertido sexual, un neurótico, un
antisocial o un loco entre otras cosas. La voluntad, el amor puro hacia el
prójimo y la correcta utilización de la mente creadora para fines positivos,
son la base del desarrollo requerido, dicho de otra forma, dedicar la vida al
Espíritu de una forma voluntaria y haciendo las cosas con el corazón y de forma
inteligente.
LA AUTOSUGESTIÓN
La sugestión actúa sobre la subconsciencia para llevar al individuo a
la acción, así es que la autosugestión ocurre por el efecto de la mente
consciente sobre la subconsciente. Pero como la mente subconsciente data de la
Época Lemúrica, no entiende el lenguaje de la mente consciente (palabras) y es
por eso por lo que para dirigirse a ella es mejor utilizar los símbolos, por
tanto, lo ideal es hacer una imagen mental de lo que queremos que ocurra o ser
y repetir hasta que la subconsciencia lo entienda y actúe sobre ella según
pueda. Pongamos un ejemplo: Una persona que pierde los nervios con los niños o
en cualquier lugar y se altera, y grita, etc. Esta persona debería hacer nada
más despertarse un ejercicio de visualizar esas situaciones pero viéndose todo
tranquilo y con un comportamiento correcto y cariñoso con esas personas. Este
ejercicio hará que el subconsciente grave esas imágenes como que deben ser así,
así es que, cada vez que esa persona actúe de forma contraria, actuará a modo
de recuerdo para decirle que lo que hace no es lo que debe ser e induciéndole,
por tanto, a actuar responsablemente.
SUGESTIÓN HIPNÓTICA
Es la que se hace una vez que la persona está dormida por pases
magnéticos, por la fijación de los ojos en algo que brille o la que se hace mientras
la persona duerme. La persona actúa como un hipnotizado principalmente cuando
las ideas o pensamientos mandados a su subconsciente son de una naturaleza
similar a la suya y cuando estas ideas han madurado y, por tanto, han
estimulado lo que hay y que es similar en el subconsciente. Si no hay una
naturaleza subconsciente similar a las ideas que se intentan grabar no será
fácil que resulte la acción. Y es aquí donde debemos tomar nota para poder
protegernos de toda clase de ideas malévolas e interesadas. Por ejemplo: Una
persona que es débil ante el alcohol será fácil hipnotizarle para que beba algo
diciéndole que es alcohol; pero si esta persona se está quitando de beber o no
bebe alcohol y se está mentalizando (autosugestionando) de que el alcohol, es
malo, no le será tan fácil al hipnotizador conseguir sus propósitos.
La sugestión telepática es la base
de cualquier ataque psíquico pero también se puede utilizar para hacer el bien
a otros. Pero el primer paso es rodear a la persona con una atmósfera mental de
la misma naturaleza de la idea que tenemos para con respecto a la persona
elegida, esto es, si queremos inducir a una persona la idea de que el alcohol
es malo debemos crear pensamientos de esa naturaleza pero pensando y visualizando
a esa persona. Desde el momento en que esa persona admita que el alcohol es malo
ya tendremos su puerta abierta para bombardearle con sugestiones de verdaderos
amigos que desean que se cure y que no beba más.
HECHOS Y ASPECTOS FÍSICOS A
TRAVÉS DEL CUERPO ETÉRICO
Como sabemos, el Ego está conectado y mueve el cuerpo físico por medio
de la mente y del cuerpo etérico que compenetra, el cual es el molde del cuerpo
físico. Hay “fenómenos” en que, sin aparente explicación, se mueven objetos, se
siente el peso de alguien en la cama, se hacen marcas o magulladuras en el
cuerpo físico y un sinfín de cosas más. En algunos casos tenemos la respuesta
en los elementales, esos espíritus subhumanos que, por diversión o ignorancia
del mal que hacen, se entretienen haciendo algunas de esas cosas. Pero hay
otros en que, además de que pueda ser involuntariamente, los hechos ocurren
porque alguien lo desea como es el caso de un ataque psíquico. La mente no
puede mover un objeto, la mente hace que se mueva el cuerpo físico pero por
medio del cuerpo etérico y, aunque es cierto que un pensamiento puede ser
utilizado por un elemental para utilizarle como cuerpo y actuar, la realidad es
que los objetos los mueve la materia más densa del cuerpo etérico. Esta
materia, comúnmente llamada “ectoplasma”, es la que una persona puede utilizar
como fuerza y medio para hacer que una puerta se cierre o un médium malévolo
para atacar a otra persona. Esta materia etérica que pertenece a la persona que
está realizando el trabajo, puede ser enviada a cierta distancia en forma de lo
que la persona desee; sin embargo eso debilitará mucho a la persona actuante.
¿CÓMO SE CREAN LOS
ELEMENTALES TEMPORALES?
Hay espíritus elementales subhumanos que están evolucionando en el
mundo etérico, que no tienen inteligencia sino una especie de instinto, y que
suelen ser obedientes ante una fuerte y firme voluntad. Sin embargo, el ser
humano puede crear también unos elementales normalmente llamados
“artificiales”. Estos elementales son algo así como una forma de pensamiento creada
y repetida con voluntad y concentración, que tiene una misión definida por su
creador y con una vida que puede durar mucho o poco dependiendo de la voluntad
que haya puesto su creador y de cuantas veces lo regenere. Por ejemplo, una
persona que sabe que un familiar que vive en el extranjero se está muriendo,
puede crear un pensamiento-forma de la forma que se ha dicho y darle vida y su
propia imagen con su imaginación a la vez que piensa que está junto a su
familiar dándole amor; cuanto más haga ese ejercicio más fortaleza tendrá ese
elemental y podrá dar ese amor que su creador envía. Naturalmente que esto se
puede hacer tanto para el bien como para el mal pero, ¡ay de aquel que lo haga
para mal! En verdad es ignorante de lo que se está creando para la próxima vida
y lo que le puede pasar en la actual.
EGRÉGORES
Cuando en un
lugar se reúnen a menudo y durante cierto tiempo un grupo de personas para
hacer un ritual como ocurre con las iglesias y sus rituales así como en las
logias y escuelas de ocultismo, se crea lo que en esoterismo llamamos un
egregor. Un egregor es la condensación y forma de determinada vibración
procedente de las palabras, sentimientos y pensamientos de la humanidad y que
en un momento dado actúa con vida propia y de forma independiente. Estos
egrégores influyen a los concurrentes al lugar donde han sido formados desde
los planos etéricos pasando por los del Mundo de Deseos y alcanzando incluso al
Mundo del Pensamiento. Por tanto, son creados por el ser humano y después es el
ser humano quien puede ser influenciado por ellos. Veamos unos ejemplos: Una
persona que se acostumbra a hacer una serie de oraciones y meditaciones
espirituales estará creando un egregor en el lugar donde lo haga, y nada más
entrar en ese lugar o donde se encuentre a esa hora, es posible que eche en
falta esas oraciones y meditaciones porque el egregor se las pida a modo de
alimento. Pero si esa misma persona tiene un cambio en su vida y comienza a
tener (por ejemplo) celos y se deja llevar por ellos, y cada día crea más
pensamientos y sentimientos de celos hasta el punto de verse dominado por
ellos, no solo morirá el egregor espiritual de las oraciones por falta de
alimento, sino que estará creando otro de los celos que le estimulará para que
le alimente.
En
el Mundo de Deseos y del Pensamiento existen egrégores de todas las cosas malas
que solemos practicar y pensar así como de otros elevados que son fruto de
todos nuestros buenos sentimientos y pensamientos. Así es que si queremos
quitarnos alguna negatividad de nuestro carácter o forma de pensar y actuar,
debemos tener claro que, al estar conectados con esos egrégores cuando nos
ponemos en su misma sintonía, debemos ser fuertes y tomarlo como una batalla en
la que nuestra victoria será la de terminar por no practicar lo que ese egregor
representa. Para vencer a los egrégores negativos personales hay que dejar de
practicar el mal que representan y comenzar a trabajar con el polo opuesto y
con el bien en general. Para alimentar los egrégores más elevados hay que desarrollar
la verdad, el amor, la fraternidad, el altruismo, etc. porque de esta forma
fortaleceremos el bien en los mundos superiores. Para debilitar y combatir los
egrégores del mal en los mundos superiores simplemente no hay que practicar ni
dejarse llevar por los malos pensamientos, sentimientos, deseos, etc.
INFLUENCIAS DE LA ATMÓSFERA
PSÍQUICA
Lo mismo que determinada imagen de una iglesia está rodeada de un aura
de espiritualidad gracias a los rezos y oraciones y por ser objeto de una gran
devoción, así mismo puede ocurrir con un objeto (amuleto) o con la atmósfera de
un determinado lugar. Los castillos, mansiones y lugares antiguos donde
vivieron seres extraños, malvados, que hacían brujería o espiritismo, etc.
están teñidos con una atmósfera negativa que puede causar depresión,
nerviosismo, miedo e incluso visiones de seres que la habitaron y ruidos
extraños. Pero estos casos son cada vez menos frecuentes, sin embargo, lo que
verdaderamente importa e interesa saber es dónde podemos encontrar una atmósfera
positiva o cómo podemos crearla. Cualquier iglesia o lugar donde se haga a
menudo algún tipo de servicio religioso que eleve el espíritu por medio de los
sentimientos devocionales, contiene una atmósfera espiritual que la compenetra
y rodea. Estos lugares no solo atraen a Ángeles y otros seres elevados sino
que, además, tienen su propio espíritu artificial. De una forma u otra esos
lugares tienen una gran influencia sobre los cuerpos invisibles de las personas
que penetran en su atmósfera, si son sensitivos, pueden percibir algo más que
las vibraciones. La eucaristía es un sacramento muy especial porque en él
intervienen Ángeles y espíritus auxiliares de los mismos que se encargan de
administrar y beneficiar a los asistentes con las fuerzas invisibles
espirituales que el sacerdote hace descender durante el ritual (en la mayoría
de los casos inconscientemente) y que, naturalmente, más benefician a quien
está más abierto a ellas.
También ocurre algo parecido con los
objetos, se han dado casos de que objetos antiguos han causado problemas
psíquicos a sus compradores o a los que visitan el lugar donde se encuentran.
Pero también por esa misma regla podemos afirmar que un crucifijo, un rosario,
o un verdadero amuleto, (hecho con conocimiento) si se consagra y se mantiene
con un sentimiento de devoción, como algo espiritual cuyas fuerzas proceden de
Dios, también causan buenas vibraciones y benefician a sus propietarios. Es
bueno tener siempre presente que los pensamientos junto a sus correspondientes
sentimientos, son habitados por un espíritu elemental y que, dependiendo del
carácter que tengan pueden ir a determinado lugar o persona e influenciar con
sus vibraciones sean de la naturaleza que sea. Por consiguiente, cada
pensamiento que dejamos o enviamos a un objeto, persona o lugar, hará un bien o
lo contrario, con la particularidad de que esos pensamientos vuelven a su
creador con el mensaje de la experiencia y muy posiblemente engrandecidos por
otros pensamientos ajenos puesto que éstos atraerán a los que se encuentre y
que sean de la misma naturaleza. De aquí la necesidad de comprender el bien que
podemos hacer en nuestra propia casa, (incluso para protegerla) con algún
objeto en particular que queramos magnetizar positivamente a modo de amuleto y
también respecto a ayudar a alguna persona enviándole pensamientos de ayuda,
amor y compasión.
SERES QUE HABITAN ENTRE
NOSOTROS
Para que el que se inicia en estos
conocimientos tenga una idea de lo que significa la compenetración de los
mundos y, por tanto, la de sus habitantes con la humanidad, mencionaré algunas
de esas entidades contando con que el lector haya tomado nota de lo dicho
respecto a los diferentes grados de materia que ocupan un mismo espacio a la
vez sin tener porqué entorpecer en los otros mundos o espacios.
Entidades subhumanas mantienen vivas las formas de pensamiento que
emiten los alcohólicos, drogadictos y todas aquellas personas inmorales
dominadas por el aspecto más bajo y animal del cuerpo de deseos. Estos
elementales subhumanos crean formas horribles que están en las regiones
inferiores del Mundo de Deseos y en las regiones etéricas del mundo físico y
son las que suelen ver los alcohólicos que padecen delirium tremens. Se pueden
manifestar de diferentes formas, veamos algunas de ellas: Pueden utilizar los
cuerpos de deseos desechados de personas apegadas a la tierra por diferentes
motivos como pueden ser sexo, alcohol, droga, etc. Estos cascarones, cuyo apego
ha creado casi una conciencia propia, se sienten atraídos por los lugares y las
personas con los que trataban cuando tenían cuerpo físico, y aprovechando esas
circunstancias, un elemental puede hacerse pasar por el fallecido para intentar
hacer algún daño. Aprovechan el contacto con un médium, algún juego como la
oui-ja o la escritura automática, e incluso las fuerzas magnéticas de algunos
lugares para mover objetos y dar a
entender que están ahí. Los elementales buscan la manera de hacerse con un
cuerpo físico y se han dado casos de hacerse con alguno de personas que se
inician en el mundo de lo oculto y que, haciendo diferentes tipos de ejercicios
que bien se podrían considerar negativos o de magia negra, han abandonado momentáneamente
su cuerpo sin la debida precaución. No es necesario decir que muchas personas
que se meten en el mundo del espiritismo y de la magia negra han terminado con
tratamiento psiquiátrico o en un centro de internamiento por hacer tales
prácticas; por no decir los que han sido obsesionados. Como norma hay que dejar
claro que ningún espíritu bueno y elevado utiliza la oui-ja ni a un médium ni
nada parecido para manifestarse. Jugar a la oui-ja, como a cualquier otra clase
de espiritismo, es abrir la puerta a toda una serie de espíritus desencarnados
y elementales que intentarán “jugar” para, al final, apoderarse poco a poco de
la mente más débil del grupo.
Los Arcángeles, que son los espíritus grupo que dirigen la evolución de
los animales, están dos grados por encima de la humanidad, ellos ayudan a
evolucionar a las especies animales y al hombre actuando como espíritus de
raza, país, religión, familia,…. Su labor está centrada en el Mundo de Deseos y
fueron creados por Dios antes que los Ángeles.
Los Ángeles están un grado por encima de la humanidad y lo mismo que
nosotros ayudamos a evolucionar a los reinos que nos siguen y muy en particular
al mineral, ellos lo hacen también con nosotros y con los reinos mencionados
pero trabajando con el éter sobre el cual toma forma la materia física. Los
Ángeles trabajan principalmente desde la región etérica del Mundo físico y
también se encuentran entre nosotros; de hecho, nosotros no podríamos
evolucionar sin ellos.
Los espíritus de la naturaleza (gnomos, ondinas, duendes, hadas,
silfos, salamandras…) son los que, bajo la dirección de otros seres superiores
como los Ángeles, crean las formas por medio de su trabajo con la materia
etérica y atómica. Una flor tiene un cuerpo etérico y sobre ese cuerpo etérico
se construye la forma física trabajando con los átomos, pues bien, nosotros no
podríamos admirar la belleza de esa flor si no fuera porque los gnomos y las
ondinas se encargan de ello. Estos espíritus, junto con los Ángeles, colaboran
en la formación de lo que llamamos “naturaleza” incluyendo todos sus fenómenos
(nubes, tormentas, terremotos, volcanes, etc.)
Los cascarones de los cuerpos de deseos del hombre y de los animales
que muchas veces son utilizados de muy diversas maneras por seres de la más
baja moral y sin escrúpulos.
La humanidad misma en su estado post-morten y por las noches mientras
duermen sus cuerpos físicos también pueden estar en varios de los mundos
superiores. A ésos hay que añadir los que ya no necesitan renacer, los
auxiliares invisibles y los que, siendo conscientes en esos mundos, hacen otros
trabajos relacionados con el progreso y espiritualidad de la humanidad.
El suicida es otro de los habitantes que más apegado está a la tierra
después de haber perdido su cuerpo físico. Antes de que se introduzca en la
matriz de la futura, cada Ego, con la ayuda de otros seres pertenecientes a
otras Jerarquías superiores a la nuestra, prepara su futura vida o destino.
Esto es algo así como el que crea o inventa una maquina que, aún sin construir,
el inventor ya la ve funcionando en su esquema mental. El futuro destino,
basado en su vida o vidas pasadas, se graba en un arquetipo (la idea o esquema
del inventor) el cual tendrá una vida, o mejor dicho una vibración, de determinada
cantidad de años. Por consiguiente, cuando el suicida “mata” a su cuerpo sin
haber llegado a los años de vida previstos en dicho arquetipo, siente los
mismos deseos y necesidades que sin estuviera vivo y, además, tendrá que estar
en esas regiones inferiores del Mundo de Deseos hasta que llegue el momento
previsto de la muerte, que es cuando se desintegrará dicho arquetipo.
Espíritus artificiales creados por el mismo hombre, buenos y malos
según sean sus pensamientos y sentimientos. También están entre nosotros y se
sienten atraídos por los pensamientos y sentimientos o deseos de los demás
siempre que sean de la misma naturaleza. Esto es, el que lleva en su aura
vibraciones relacionadas con la oración, la bondad y el amor, atraerá todo lo
que se halle en su alrededor que sea de la misma naturaleza.
Hay átomos como el argón (relacionado con un gas) que son capaces de
atravesar la materia sólida y de compenetrase con ella, ya que no se combina
con ninguna otra substancia, pues bien,
eso mismo pasa respecto a la convivencia en un mismo espacio de todos esos
seres invisibles a nuestros ojos y nuestros cuerpos físicos. Por tanto, lo
mismo que un determinado átomo sirve igual para formar parte de un cuerpo
físico que de una mesa, así la materia de los cuerpos de estos seres es la
misma de la que se componen nuestros cuerpos invisibles, de decir, esos seres
compenetran nuestros cuerpos de materia más sutil y algunos incluso intervienen
en las funciones orgánicas de nuestro cuerpo físico. ¿Hacemos nosotros
consciente y voluntariamente (como un trabajo) la digestión, la excreción, o
cualquier otra función orgánica? Estas funciones que demuestran inteligencia no
se pueden hacer por casualidad y, aunque alguien afirme que son cosas de la
naturaleza, hay que decir que sí pero que esa naturaleza “inteligente” son
precisamente ciertos seres que habitan las regiones etéricas.
Si un clarividente describiera lo que ve en esos mundos no solo
mencionaría todo lo dicho hasta ahora sino que relataría cómo viven y qué
hacen, la felicidad de los que están en el cielo; la desdicha y el sufrimiento
de los que se encuentran en lo más bajo del purgatorio; la vida de dicha que tienen
los niños; o lo desgraciados que son las personas que, dominados por los peores
sentimientos y deseos se apegan a la Tierra con el peligro de perder su Alma.
Pero algún otro clarividente también podría describir el poder de los Hermanos
Mayores sobre la humanidad quienes, a través de su amor, altruismo y
fraternidad ayudan y guían a la humanidad.
CAPÍTULO
VI
¿CÓMO ES EL MUNDO DE DESEOS O ASTRAL?
Sabemos que el cuerpo físico está
compuesto de materia como cualquier otra forma material, que tiene una vida
(cuerpo vital) que le anima y que
mantiene el cuerpo en buen estado y que, además de la mente, tenemos un
cuerpo de deseos que hace que nos movamos gracias al incentivo para la acción
que nos causa. Esto quiere decir que si no tuviéramos cuerpo de deseos seríamos
como las plantas, o sea, tendríamos un cuerpo físico y otro etérico pero
estaríamos estáticos. Este incentivo para la acción viene dado por los deseos,
sentimientos, emociones y pasiones que el hombre tiene y por los que, en muchos
casos, se deja dominar por no saber imponer su razonamiento y su voluntad.
Si consiguiéramos poner en una
habitación siete grados de densidad de humo de tal manera que los tres más
claros estuvieran situados desde la media altura hasta el techo y los tres más
densos de menor a mayor, desde el mismo centro hasta el suelo, podríamos tener
una idea de lo que es el Mundo de Deseos y el cuerpo de deseos del hombre. Una
persona que se ha dejado llevar por las pasiones, deseos y sentimientos más
bajos y que no ha tenido nunca en consideración a los demás, tendrá en su
cuerpo de deseos mucho más humo negro y denso y casi le ocupará toda la forma
ovoide de este cuerpo. Esta persona se vería retenida por el grado más bajo que
hay en la habitación porque lo tiene en su aura y está en sintonía con él, como
es lógico, no podría elevarse a los grados superiores hasta que limpie o se
quite (purgue o sufra) el humo negro de sus malas actuaciones. Por el
contrario, una persona devota que siempre se ha preocupado por el prójimo y que
ha cumplido con sus deberes y responsabilidades, no tendrá humo negro, solo
tendrá algo de gris (por algunas críticas, malos pensamientos, etc.) y el resto
de su cuerpo será casi aire puro; como consecuencia irá a los grados superiores
de esa habitación porque no lleva nada que le haga ser retenido por el humo
denso inferior.
Así es que, lo mismo que una persona
culta y pura no aguantaría vivir en los barrios más bajos de las ciudades y
intentaría volver cuanto antes a su medio ambiente donde está adaptado, así
mismo la persona “mala” mencionada en el párrafo anterior, no estaría a gusto
en los planos superiores del Mundo de Deseos y preferiría estar en las
inferiores donde se encontraría en su propia salsa. Estas personas rencorosas,
con ánimo de venganza, muy metidas en vicios y placeres, etc., se quedan en las
primeras regiones del Mundo de Deseos después de morir con la intención de
seguir satisfaciendo sus deseos y costumbres o incluso con la intención de
influenciar a alguien similar a ella para que haga algo de lo que hacía ella en
vida. De esta forma podemos imaginar que estas personas son capaces de
influenciar a un borracho para que beba y así poder compenetrar su estómago
para absorber las emanaciones del alcohol. Y lo mismo respecto a influenciar a
una persona dominada por el deseo de matar a otra y darle el impulso último que
necesita para hacerlo.
Las personas del ejemplo con un
cuerpo de deseos puro y con muy poco humo gris, estarán muy poco tiempo en el
Mundo de Deseos y será casi todo en las regiones que llamamos el Cielo, ya que el humo gris sería como la
región más elevada del Purgatorio. Las personas con su cuerpo de deseos negro
estarán mucho más tiempo (a veces siglos) en las regiones inferiores del Mundo
de Deseos porque se encontrarán tan a gusto que no tendrán prisa; salvo que
algún Auxiliar invisible le explique y convenza de que hay otra vida superior.
Aunque cada vez menos, lo cierto es que muchos de los crímenes y maldades que
se cometen a diario en la sociedad tienen su causa en las regiones inferiores
del Mundo de Deseos. Un violador que, obsesionado por el sexo, muere por
cualquier circunstancia cuando está violando, (por la policía, por la víctima
en defensa propia, etc.) verá la puerta abierta para ir a los ambientes de sexo
donde intentará influir a otros para que violen o hagan otras cosas peores. Un
racista que es ejecutado se verá libre para estimular a las personas negativas
y de débil voluntad que sean como él para que actúen como tal. Así mismo
actuará todo aquel que se vea dominado por los deseos más groseros. Todos estos
seres que se valen de otros e incluso de los médium y obsesos, no solo están en
lo más bajo del Mundo de Deseos sino que estarán ahí hasta que se cansen de
tanto mal y decidan cambiar de actitud.
Nuestro cuerpo está formado por muy
diversos grados de materia perteneciente al Mundo de Deseos, o lo que es lo
mismo, nosotros tenemos una gran variedad de sentimientos y deseos que están
entre los más negativos y los más positivos. El Mundo de Deseos es exactamente
igual en ese sentido, está compuesto de siete divisiones regidas por varias
leyes y es donde se encuentra el infierno (para algunos) el Purgatorio y el
Cielo, que es como decir que son divisiones donde se encuentran las peores
personas de nuestra sociedad hasta las superiores donde se vive en paz y
felizmente. Como consecuencia de las leyes que rigen en este mundo y como
impulso para la acción que es, podemos asegurar que sin ese mundo y, por tanto,
sin el cuerpo de deseos, no habría experiencias, crecimiento espiritual ni
evolución.
Cuando tenemos aspiraciones
espirituales, deseos, sentimientos, etc., estamos utilizando la materia de
alguna de las divisiones de este mundo, lo que a su vez, repercute sobre ella
misma y sobre quienes en un futuro la vuelvan a utilizar. Aquí hay una especie
de enfrentamiento entre la verdad y la mentira, lo bueno y lo malo, lo
verdadero y lo falso,…. y nuestro deber es actuar con verdad, rectitud, nobleza
de sentimientos y deseos elevados con la intención de colaborar con el bien y
mantener el equilibrio en ese mundo.
Cuando alguien despierta a la luz
del Mundo de Deseos después de recopilar el panorama de su vida pasada, tiene
la sensación de estar descansando como nunca lo
había hecho antes, algo así como sentirse libre de una pesada carga
puesto que allí se mueve sin cuerpo físico y porque puede recorrer el planeta
entero por medio del pensamiento. Los enfermos tampoco sufren ni se sienten
atados al cuerpo enfermo puesto que allí no existe la enfermedad y, por el
contario, pueden recomponer su aspecto; no hacen falta alimentos, ni ropa, ni
hace frío o calor, ni existe el tiempo, ni el día o la noche, etc. Allí las
formas, aunque aparentemente reales, están compuestas de una materia brillante
y de multitud de de colores pero que se puede traspasar como se traspasa el
vapor en nuestro mundo. Allí podemos crear nuestro hogar con los objetos y las
formas más bellas y originales que nos podamos imaginar.
El Mundo de Deseos es un mundo de
luz y color cuya materia está constantemente cambiando y donde trabajan una
gran variedad de jerarquías y seres espirituales. Es muy difícil moverse en él
durante mucho tiempo precisamente por su aspecto cambiante, de hecho eso es lo
que les pasa a los muertos cuando despiertan en ese mundo y también a los que
son conscientes allí o clarividentes de este mundo. Ser conscientes allí
también cuesta un tiempo puesto que ya no tenemos los sentidos físicos y lo
tenemos que hacer por medio de los sentidos del cuerpo de deseos. Precisamente
cuando una persona recién fallecida o sin experiencia en ese mundo se guía como
si tuviera sentidos físicos, empeora las cosas, por tanto, es mejor comenzar a
actuar desde cero aprendiendo a utilizar los sentidos del cuerpo de deseos.
Lo mismo que en nosotros puede haber
deseos y sentimientos sensuales, pasionales y de todo lo peor a la vez que podemos tener otros
elevados, así el Mundo de Deseos y el cuerpo de deseos compenetran el planeta y
el cuerpo físico sin necesidad de ningún tipo de desplazamiento. Podríamos
decir que, en cierto modo, la estancia en ese mundo es como un sueño puesto que
allí nos encontramos con lo que aquí hemos “programado”.
El sensual irá al ambiente que él desea; el incrédulo y materialista se
encontrará en una completa monotonía puesto que él esperaba que después de la
muerte del cuerpo acabara todo; el que ama las bellas artes podrá expresarse
como nunca hubiera podido imaginar gracias a la materia de deseos; el musulmán
irá a su paraíso por algún tiempo, y así sucesivamente según las creencias
correctas o las ilusiones o falsedades creadas y creídas. Según las creencias
que haya tenido el hombre respecto a la vida futura y lo que de la misma haya
esperado, será lo que le aguarde, por
ejemplo, el que piense que después de la muerte hay un aniquilamiento hallará
un vacío absoluto durante bastante tiempo después de la muerte. El Mundo de
Deseos permite la libre expresión de los ideales de cualquier persona que allí
llega, sean de lo más elevado o lo de más bajo, es decir, la vida en el Mundo
de Deseos es un reflejo de dichos ideales; cada uno se encuentra con el reflejo
de sus pensamientos, sentimientos y emociones.
No puede ser de otro modo, no sería
correcto poner a un indígena de una tribu en un Mundo de Deseos moderno como lo
es occidente, el indígena se encontrará en un medio ambiente donde habrá otros
indígenas que hayan tenido su misma imaginación, deseos y aspiraciones; por
tanto, vivirán en un lugar que será el resultado de las combinaciones de todos
esos aspectos. Sin embargo esa convivencia hará que crezca el sentimiento de
compañerismo y amistad de tal manera que, aunque entre algunos de ellos hubiera
enemistad, se trasformará en amistad y después en amor universal. En cada
región donde se está se van eliminando todos los aspectos negativos del
carácter y se van transformando en nuevos y más elevados ideales hasta terminar
en una fraternidad. Cada uno encuentra en el Mundo de Deseos el Purgatorio,
Infierno o Cielo en que creyó, se pone en contacto con los que profesan sus
mismas creencias pero sin otras contrarias. Las religiones, o cualquier otro
movimiento similar, solo muestran los aspectos más elevados para que cada
individuo pueda aprender y progresar y para eliminar lo erróneo que esa persona
contenga como conocimiento.
En el Mundo de Deseos se vive tres
veces más rápidamente que aquí, por eso solemos estar un tercio de nuestra vida
terrestre pero no ocurre lo mismo con los que se sienten atraídos por la vida
terrenal ni con los muy desarrollados espiritualmente hablando. En este mundo
se tiene la sensación de crecer enormemente y de estar en muchos sitios a la
vez según reciban las impresiones las facultades perceptivas desde muy
diferentes sitios donde estuvo el individuo.
¿EXISTE EL PURGATORIO? ¿QUÉ OCURRE ALLÍ?
Una vez hecha una pequeña síntesis
de lo que es el Mundo de Deseos analizaremos el mismo desde un punto de vista
más objetivo y más concretamente sobre las dos divisiones en que se dividen sus
siete regiones, es decir, el Purgatorio y el Cielo. El Purgatorio se sitúa en
las tres primeras o inferiores regiones,
sin embargo y aunque en ocultismo no se suele considerar, podríamos decir que,
de tener que situar al infierno, lo haríamos en la primera o más inferior de
dichas regiones. Podríamos definir el infierno como el lugar donde van las
personas poco desarrolladas, terroristas y personas que han causado mucho
sufrimiento. Es un lugar donde reina la tristeza y el sufrimiento en vez de la
belleza y la luz. En realidad, el infierno lo crean las personas mismas con sus
malas y multiplicadas obras, mientras que la intención de las Leyes Divinas es
enseñar el camino más corto y recto para la purificación de los defectos y
debilidades y para la adquisición de un nuevo estado de conciencia. Estas
regiones, como todo lo existente por encima del plano físico, son subjetivas
para nosotros pero tan reales y objetivas para los que están allí como para
nosotros lo es el mundo físico.
Antes de entrar el hombre en el
Mundo de Deseos o Purgatorio se reconforta por haber abandonado el cuerpo
físico y por medio de esa especie de sueño que le lleva del mundo físico al
Mundo del Deseo. Este “sueño del Alma”
es similar al que tiene el niño en el vientre de su madre y antes de nacer. Lo
mismo que está protegido el niño en el vientre de la madre, así está protegido
el hombre; y lo mismo que la madre siente y vela con amor y por el futuro hijo,
así velan y cuidan los Ángeles al recién fallecido.
Cuando
una persona tiene grandes problemas y preocupaciones que le hacen sufrir se
dice que está pasando un infierno, así mismo, cuando alguien se siente feliz
porque todo le va bien, en su conciencia, se puede sentir como en el cielo.
Algo similar es lo que experimentamos en nuestra conciencia después de
abandonar el cuerpo y entrar en el Mundo de Deseos, puesto que en realidad son
estados de conciencia y no lugares concretos. Cuando se entra en el Mundo de
Deseos, se hace con la conciencia que se tenía en el mundo físico y es deber de
la persona permanecer inalterable y en un estado equilibrado. Después vendrán
los recuerdos de las experiencias vividas para sentir sus efectos y liberarnos
de todo lo que nos ata a la vida física, pero eso también repercute solamente
en la conciencia. Sin embargo, lo que no se puede negar es que el Purgatorio y
el Cielo se están fraguando aquí en la tierra según sean nuestros sentimientos,
deseos, pensamientos y acciones. Los subplanos del Mundo de Deseos son una
especie de filtros que permiten elevarse al hombre hasta alcanzar el más
elevado cielo, pero según asciende desde los subplanos inferiores debe
experimentar y sentir lo que experimentó en la tierra. De esta forma se
entiende que, cuando alcanza el nivel más elevado que le corresponde, se
encuentre en ese estado de conciencia que los orientales llaman el “devachan”;
un cielo donde se pueden desarrollar todos los ideales elevados y donde el
corazón se siente reconfortado y lleno de dicha y bienaventuranza.
Recordemos que ya hemos explicado
que Dios no castiga sino que es el hombre quien lo hace según sus obras en la
vida física, es la muy justa Ley de Consecuencia la que da a cada uno lo que se
merece como efecto de sus actos. Cuando una persona abandona su cuerpo etérico
y físico significa que ya ha grabado la película de su vida en el átomo simiente
del cuerpo de deseos, esto debe ser así porque sin esa película no puede
extraerse ningún beneficio en el Purgatorio ni en el Cielo. Una vez situado en
la región que corresponda, siendo atraída la persona hacia esa región o
subplano por la vibración más grosera o lenta que contenga su cuerpo de deseos,
comienza a vivir las experiencias donde ella causó dolor a otros. Hasta que no
termina este proceso no acaba el dolor; para ascender a otro subplano y purgar
el mal que esa persona lleve y que corresponda a dicho subplano, la fuerza de
repulsión de esas regiones tiene que expulsar el mal del cuerpo de deseos, y
eso no puede ocurrir si no se sufre el mal que representa.
En el Purgatorio se despiertan
confusamente los recién muertos para tener una vida similar a la nuestra
(aunque sin obligaciones laborales, familiares, etc.) pero con mucha más
libertad de acción sobre la materia de ese mundo, sobre los lugares que se
pueden visitar, o sobre los entretenimientos y aprendizajes que se quieran
hacer. Aquí se suele estar hasta que se agotan todas las pasiones y todos los
aspectos más bajos que dominan al hombre, dicho de otro modo, hasta que hemos
sufrido todo el mal que hicimos consciente o inconscientemente a los demás y
hasta que no nos sentimos libres del dominio de vicios y deseos materiales.
El Purgatorio es el Hades de los
griegos y el limbo o Purgatorio de los católico. Allí revisamos la película de
nuestra vida por segunda vez pero, en ese caso, viviendo y sintiendo el mal que
hicimos. Por ejemplo, si hicimos una ofensa a una persona en Madrid nos
sentiremos en ese lugar y momento pero como si fuéramos la otra persona; y si a
continuación tenemos que hacer frente a otra deuda kármica en Francia porque
tuvimos un conflicto con alguien y le causamos algún dolor, sentiremos como nos
expandimos hasta Francia para sentirlo y así aprender lo que se siente cuando
causamos dolor a otro. Pero lo mismo que en el Purgatorio se vive tres veces
más rápido que aquí, también podemos decir que se sufre tres veces más intensamente
que aquí sobre todo porque no tenemos cuerpo físico que, en cierto modo,
amortigua el dolor.
Cuando
uno ha vivido dominado por las pasiones más bajas y los deseos más animales, se
verá aprisionado en la región inferior del Mundo de Deseos, ya que la muerte no
cambia en nada el carácter y la forma de pensar del hombre. Esta región es (en
un grado muy alto) deprimente, pesada, triste y todo lo que se considere
contrario a lo que normalmente llamamos “bien”
o “bueno”. Todo lo peor que el hombre
practica en la tierra se encuentra allí, lo que hace que sea una región
repugnante. El malvado no puede, aunque quiera, disimular su maldad porque su
imagen muestra lo que verdaderamente es y ha sido en la tierra. Sin embargo,
según algunas personas con más medios que yo para constatar esto, parece ser
que excepto el suicida y algún caso similar, estos seres desgraciados no son
del todo conscientes de todo lo que les rodea. Así es como el Ego aprende las
lecciones de lo que no se debe hacer, sin embargo, aunque el resultado de ese
sufrimiento queda grabado en la conciencia para advertirnos en la próxima vida,
muchas veces volvemos a caer en los mismos errores porque nuestra voluntad es
débil ante las tentaciones; unas
tentaciones que se nos presentan para que demostremos que aprendimos la
lección del Purgatorio y que hemos fortalecido la voluntad. Esa es la labor del
átomo simiente, mostrarnos lo que hicimos, lo que sentimos, y lo que sufrieron
y sintieron otros cuando les causamos cualquier mal. El resultado o síntesis
del sufrimiento quedará también grabado en el átomo junto al recuerdo de lo que
fue la vida pasada para servir como base para la formación del nuevo cuerpo de
deseos y para que cumpla su función respecto al karma y al destino próximo.
Veamos
esto de una forma más clara con algún ejemplo: Una persona que haya caído en la
droga, lo que significa que desde que la probó y después cada vez que la
consumió, aumento las vibraciones que representan ese deseo tan bajo que le ata
al egoísmo y la pasión del Purgatorio. Cuando esta persona pasa al Mundo de
Deseos, esas vibraciones le atan a la subdivisión o subplano purgatorial
correspondiente donde, además de no tener cuerpo físico, comprueba que se
siente solo y sin apoyo de nadie pero tan apegado a la tierra que el deseo por
la droga es muy intenso. Entonces, la fuerza de repulsión de estas regiones
trabaja para expulsar esas vibraciones de su cuerpo de deseos a la vez que revive y siente el deseo por el consumo de droga,
lo que hace que, al no poder consumirla, sufra mucho más que cuando carecía de
ellas en la tierra puesto que ahora no tiene cuerpo físico y porque la estancia
en el Purgatorio suele durar un tercio de la vida, es decir, se vive más
intensamente.
Lo
mismo ocurre con el maltratador de quien fue su esposa e hijos y en todos los
demás casos donde se hace mal a otro. En esos subplanos y en los momentos de
purgación estamos solos ante las leyes divinas y éstas son imparciales cuando
hacen su labor respecto a lo que hay grabado en el átomo simiente. El mal trato
o dolor causado a otro se presenta ante nosotros porque nuestro mismo cuerpo de
deseos atrae esas vivencias guardadas en el átomo simiente y hasta que no queda
ninguna y hayamos sentido lo que sintieron las personas afectadas no podremos liberarnos
de las ataduras. Si alguien piensa que el toxicómano, el alcohólico y todos los
que están dominados por un vicio, se pueden consolar allí por el hecho de que
el Mundo de Deseos sea igual a este está equivocado, porque al no tener cuerpo
físico con sus correspondientes sentidos no solo no puede manipular las cosas
físicas sino que, aunque pudiera, sin cuerpo físico no obtendría placer. Sin
embargo, como el alcohol, la droga y todo lo demás no sirven de nada en ese
mundo porque son de materia de deseos, estas personas buscan, compenetran y
estimulan a los vivos para que consuman para así obtener cierto placer a través
de sus cuerpos. Así es que estos muertos (aunque más vivos que antes)
compenetran los cuerpos físicos y de los que aquí en la tierra tienen sus
mismos vicios y pasiones e incluso les sugieren, dentro de sus posibilidades,
que sigan consumiendo o haciendo lo que ellos hacían para así consolarse. El
gran beneficio de esta enseñanza está en que este conocimiento queda grabado en
la persona que lea este libro o cualquier otro similar y a partir de ahí puede
recordarlo cada vez que cometa un error y, aunque a mayor conocimiento mayor
responsabilidad ante la Ley de Consecuencia, siempre podremos obtener una gran
ayuda si pensáramos más en el funcionamiento de estas leyes.
Se
está tratando aquí en España un tema de gran actualidad que, aunque tiene el
apoyo de los progresistas, pienso que tiene más personas en su contra que a
favor. Para muchas personas el progreso está unido a la libertad para que cada
uno pueda hacer lo que quiera “con su cuerpo”, como es la prostitución, el
consumo de droga o el aborto. Todo eso
tiene su sufrimiento en el Purgatorio y sus efectos negativos físicos y
mentales para la próxima vida, pero respecto al aborto hay que destacar algunos
hechos. Ante las Leyes Divinas son tan culpables el que aborta como el que lo
permite y lo practica de forma similar a cuando, ante un delito, hay un autor,
un cómplice o un encubridor. No olvidemos que un nacimiento en determinada familia
lleva un proceso que comienza en el Mundo del Pensamiento cuando se acepta el
futuro destino, continua con la obra de los Ángeles colocando el átomo simiente
y el molde etérico en los correspondientes padres elegidos, y termina con el
nacimiento de ese niño de unos padres que, por lo general, han aceptado (su Yo
superior) a ese Ego para continuar la relación kármica que existe entre ellos
desde otra vidas. En mi opinión, y creo entender que desde el punto de vista
del Código Penal así como ante la Ley de Dios, el aborto es un asesinato.
Primero porque es un ser vivo al que se le quita la vida, y segundo porque se
hace con premeditación, fuerza y sin posibilidad de que ese ser se defienda. En
este caso no solo se corta la vida con su correspondiente destino, sino que
también se aborta todo un Plan que han desarrollado los seres superiores y que
debía servir para que ese Ego saldara ciertas deudas y terminara su vida con un
aumento en su desarrollo espiritual. Para no profundizar más en este tema solo
diré que esto explica que algunos padres desean tener hijos y no pueden o
que algunos Egos renacen con padres que
les pueden despreciar y otros hechos similares.
Cuando se entra en el Purgatorio el
mal que llevamos para purgar se va acumulando en capas concéntricas alrededor
del cuerpo de deseos para que la fuerza de repulsión que existe en estas
regiones lo expulse según se va sufriendo y purgando por ello. Con cada deuda
superada o dolor sufrido vamos eliminando esa materia hasta que incluso va
desapareciendo la forma del cuerpo que había tomado el cuerpo de deseos. En el
Mundo de Deseos es donde el hombre se deshace de los peores defectos y
debilidades de la personalidad y donde se alcanzan los más elevados anhelos y
aspiraciones que el hombre tenga; es el “Hospital
del Alma” donde aprendemos el valor de la virtud y de la rectitud y desde
donde renaceremos con unos sentimientos nuevos y profundos de querer rectificar
hacia una vida superior libre ya de malos hábitos.
Pero no todas las personas, como
sabemos, comienzan a purgar sus males
desde la primera región. Recordemos que la personalidad, aún siendo muy
imperfecta aún, se esfuerza cada vez más (precisamente por sus estancias
pasadas en el Purgatorio y en el Cielo) por ser mejor, por no causar mal a la
humanidad y por dominar y vencer al aspecto animal del cuerpo de deseos. Por
tanto, hay personas que pasan directamente a la tercera o cuarta región donde
están muy poco tiempo y desde donde siguen ascendiendo a los diferentes cielos.
La intención no solo es vivir y sentir el mal que hemos hecho para grabarlo en
la conciencia como algo que no debemos hacer, sino también, deshacernos de la
materia de deseos de este cuerpo relacionada con esas regiones inferiores, ya
que, si no nos quitamos ese lastre del cuerpo de deseos no podremos ascender a
lo superior. Como es obvio, es más fácil deshacerse de los males menores
causados a otros que liberarse de los vicios que actualmente dominan al hombre
(alcohol, tabaco, drogas, sexo, juego, etc.)
Según se va purgando el mal también
se va eliminado en sus formas de sentimientos, deseos, etc., por tanto el
hombre se queda solamente con los sentimientos y deseos positivos como, por
ejemplo, el amor y la felicidad. Esto quiere decir que en estas primeras
regiones e incluso en parte, en el
Cielo, se olvida el mal pero no nuestra vida en la Tierra, o sea que, una madre que fallece y
deja niños, irá olvidando el mal de su vida pero no olvidará que tiene unos
niños a los que ama y desea lo mejor. Las personas van sufriendo progresivamente
sus deudas pero no olvidan los momentos vividos de felicidad ni a sus seres
queridos porque eso aún se tiene que ver en el Cielo. Tampoco, en mi opinión,
tienen fácil ver (porque están haciendo lo que deben en el Purgatorio) lo que
pasa con sus seres queridos y mucho menos lo negativo, no sería correcto que
una persona joven que está purgando ciertos errores, también sufriera por ver
los problemas y enfrentamientos de su familia. Al contrario, esa persona vive
su vida purgatorial o de felicidad en el Cielo de tal manera que si manifiesta
amor por su familia, ese amor se podría manifestar a esos seres, pero esa
persona no puede ver, sentir ni enviar malos sentimientos a la Tierra salvo
casos excepcionales.
Es aconsejable tener siempre
presente que mientras la persona fallecida tenga deseos relacionados con la
vida terrestre, deberá estar en su cuerpo de deseos porque se sentirá retenido
por alguna de las regiones inferiores según de qué clase sean los mismos. Como
el fin del Purgatorio es eliminar los malos deseos y sentimientos a través del
sufrimiento para unir los resultados a la conciencia, (como algo que no se debe
hacer) la persona deberá estar en esas regiones hasta que supere ese defecto o
debilidad y se olvide de ello. Mientras el avaro siga deseando desde allí
mantener y acumular dinero y siga pendiente del que dejó aquí en la Tierra, no
podrá ascender a las regiones superiores ni dejará de sufrir por no poder
manejarlo o por ver que otros lo hacen; cuando comprenda que el dinero, tal y como
él lo ve, es un mal, se liberará del Purgatorio. De lo que se trata en el
Purgatorio es de que una persona abandone un vicio o se olvide de un mal que ha
practicado por medio del sufrimiento que sentirá allí, y de la comprensión de
que ese hecho no es bueno y que no debe permitir que sea dominado por esos
aspectos de la personalidad terrenal. Cuando el fumador, o el que consuma droga
o alcohol, pase al Purgatorio y sienta la necesidad de consumir y no pueda,
sufrirá incluso más que aquí en la vida física, así es que esa falta de
oportunidad para satisfacer los deseos es el medio principal para vencer ese
deseo negativo.
Como podemos comprender, estas
regiones purgatoriales e incluso el infierno, no están hechas por un Dios malo
para castigar ni para vengarse por el mal cometido sino todo lo contrario, es
el hombre quien se auto-castiga y crea sus sufrimientos por ser ignorante de
las leyes o por no querer oír a su conciencia. Lo cierto es que si no fuera por
estas leyes, el hombre no evolucionaría o incluso podría perder su Alma para
siempre por caer en el mal y no saber salir de él. Un suicida cree que
quitándose la vida va a arreglar sus problemas o va a huir de sus
responsabilidades, pero cuando siga viendo esos mismos problemas más el
sufrimiento de sus allegados por lo que ha hecho, más ese intenso sentimiento
de vacuidad que tiene porque su cuerpo de deseos no ocupa el lugar que debe en
el aura, entonces, comprenderá la gran tontería que ha hecho y seguramente que
en la próxima vida tenga pánico a la muerte.
Las leyes divinas dan a cada uno lo
que se merece. Un toxicómano sufrirá por no poder consumir droga o incluso por
no tener dinero para comprarla pero seguramente que no sufrirá en el Purgatorio
por querer comer y no poder puesto que eso no le preocupaba en la Tierra. Un
alcohólico compenetrará los estómagos de los que aún viven y consumen mucho
alcohol e incluso de los depósitos donde fermentan el vino o el whisky, pero
seguirá sufriendo con intensidad mientras que,
quizás, ni se acuerde de la familia porque en la Tierra ya no le daba
importancia. Cada persona sufre como efecto de su debilidad en su cuerpo de
deseos y lo hará en la intensidad y en el tiempo necesario según sea el deseo o
mal que le domine. Es la Ley de Causa y Efecto la que restablece el equilibrio
cuando una persona se ve dominada por algo malo o sus deseos le polarizan en el
mal. Esta es una Ley impersonal que no lleva consigo recompensa o castigo sino
que corrige las debilidades y vicios para restablecer el equilibrio por medio de
los propios efectos. La única excepción es que si en vida ha llegado a dominar
o purificar un determinado vicio o si, por otro lado, se arrepiente o ha pedido
perdón por el mal causado, ha sido la persona misma la que ha encontrado el
equilibrio y no tendrá que sufrir por ello en el Purgatorio.
Cuando la persona entra en el
Purgatorio es la misma que era cuando vivía en la Tierra, con sus mismos
gustos, aspiraciones, vicios y virtudes. Pero cuando termina su paso por el
mismo es un hombre nuevo en todos los sentidos por haber vencido todas sus
debilidades y males y por haber adquirido nuevas virtudes que le traerán un
mejor destino en la próxima vida. Sin embargo, este trabajo o purgación no ha
sido hecho por un Dios con rencor ni ánimo de venganza, ni tampoco por un
demonio que con su tridente ha mantenido a la persona entre las llamas del
infierno. En el Purgatorio actúa principalmente la Ley de Causa y Efecto que da
a cada uno la cosecha de lo que sembró. La fuerza de una piedra que golpea el
suelo cuando cae después de ser lanzada al aire es igual a la energía utilizada
cuando se ha lanzado; eso es lo que
ocurre en el Purgatorio pero con la diferencia de que el Amor de Dios
está presente en esas Leyes y porque, en su misericordia, nos ha facilitado los
medios para evitar el sufrimiento, es decir, el arrepentimiento y el perdón.
Es muy posible que el lector se
imagine que en el Purgatorio todo es sufrimiento, nada más lejos. Lo mismo que
aquí no nos pasamos toda la vida haciendo el mal, tampoco allí se está purgando
o sufriendo constantemente hasta agotar ese mal. Es cierto que se sufre con
mayor intensidad que en la Tierra porque se vive un tercio de los años vividos
aquí y porque no se tiene cuerpo físico, pero el dolor agudo lo sentirán más
exacta y justamente quienes más profundamente hayan causado mal a otros. Así es
que el dolor es proporcional, según la intensidad del dolor causado así será la
agudeza del dolor que se sentirá. Pero volviendo al principio del párrafo, no
se sufre continuamente porque de hacerlo así no se extraería tanto beneficio.
Es decir, si sufriéramos continuamente todo el mal causado, nos
acostumbraríamos al dolor (como un niño se puede acostumbrar a los castigos) y
éste no tendría el mismo efecto ni resultado beneficioso para nosotros. Por
tanto, se sufre de forma similar e intermitente a como se hizo el mal en la
Tierra, mientras que en esos intervalos se lleva una vida productiva en
aprendizaje por otro medios. Esta Ley no tiene nada de vengativa sino todo lo
contrario, su intención es ayudar a que la persona extraiga el mayor beneficio
de la vida, aprovechando así sus experiencias y obteniendo como resultado
nuevas virtudes.
Otro hecho curioso del Mundo de
Deseos y del Purgatorio es que, por lo general, los “muertos” siguen allí
vestidos como normalmente lo estaban aquí o, al menos, como ellos piensan y
desean. La materia de deseos se maneja a voluntad y obedece al pensamiento, por
tanto, uno se puede reconstruir un miembro dañado o vestirse como quiera por el
solo hecho de pensarlo. Es más, cada persona puede cambiar sus facciones o
hacerse más delgada o lo que desee, con
la diferencia de que estos cambios no suelen durar mucho porque lo que ha sido
durante muchos años vuelve a manifestarse al cabo de un tiempo y se necesita otro
esfuerzo de voluntad y mental para reformarlo.
Viendo lo que ocurre en el Mundo de
Deseos y en el Purgatorio, es de suma importancia que se comprenda por qué hay
que dejar al recién fallecido en paz y en silencio para que se concentre en el
panorama de la vida que acaba de dejar. Cuanto mejor (con más atención y
concentración) grabe la película mayor sufrimiento tendrá en el Purgatorio (si
es que hizo mal) pero mucho mayor será el beneficio que extraiga de la misma.
El sufrimiento y las experiencias se olvidarán pero el sentimiento de rectitud
subsistirá para siempre y hablará claro cada vez que surja la tentación. Esa
voz de la conciencia o sentimiento de rectitud será más fuerte cuanto más clara
e intensamente fuera grabada la película de la vida. En el Purgatorio se sufre
lo que se ha hecho sufrir a otros pero no más, y en él se borran los malos
hábitos por medio de no poder satisfacerlos, pero el resultado es la toma de
conciencia de una virtudes que llevarán al individuo a actuar de manera, benévola,
cariñosa y honesta.
Evidentemente, cuando se renace se
está libre de esos malos hábitos porque, si se vuelve a caer en ellos en la
siguiente vida siempre será dentro del libre albedrío de la persona. También es
cierto que surgirán tentaciones para comprobar hasta qué punto hemos vencido el
mal hábito, pero si la grabación fue correcta y el sentimiento fuertemente
asentado en la conciencia, no habrá problemas para volver a vencerlo y que no
vuelva en forma de tentación porque no será necesario.
¿EXISTE EL CIELO? ¿CÓMO ES Y QUÉ HACEMOS ALLÍ?
El Cielo, o mejor dicho el Primer
Cielo, se encuentra en las regiones superiores del Mundo de Deseos y es un
estado en el cual se entra después de abandonar el cuerpo físico y el etérico y
después de haber pasado por el Purgatorio en las regiones inferiores de este
mismo mundo. Es lo que los Zoroastrianos y los cristianos católicos también
llaman Cielo, un lugar donde el mal y el sufrimiento está excluidos, un lugar
de bienaventuranza o Paraíso creado por el buen obrar y por las ideas y
pensamientos elevados de cada uno. El Cielo es un estado de conciencia que
refleja la acción del Ego en la personalidad y donde el hombre encuentra la
felicidad gracias al autodesarrollo obtenido. De aquí podemos deducir que los
seres muy atrasados, con poco discernimiento ni buena voluntad, y dominados aún
por el aspecto animal del cuerpo de deseos, no suelen permanecer mucho tiempo
en el Cielo si es que lo hacen.
No
es necesario decir mucho más de lo que se ha dicho sobre las regiones
superiores del Mundo de Deseos, llamadas en la filosofía rosacruz el Primer
Cielo. En él no solo no cabe el mal sino que es un lugar donde se recibe todo
lo bueno que hemos hecho y que merecemos, es un lugar bello donde todo es
felicidad y bienestar. En cada una de sus tres regiones habitan los que dejaron
su cuerpo físico junto a otros seres superiores e incluso algunos animales y
los seres que les guían. Allí se aprenden infinidad de cosas según seamos
internamente y según nuestros deseos y anhelos, pero cada uno está (como ocurre
en las regiones purgatoriales) en la región que le corresponde.
Se
suele considerar Primer Cielo a la quinta, sexta y séptima región del Mundo de
Deseos, siendo cada una de ellas y en ese orden más sutil que la anterior. Aunque
puede que algún habitante aún se interese por algún hecho terrestre de su vida
pasada, por lo general están centrados en ese nuevo mundo maravilloso que bien
se puede considerar el Cielo que cada creyente, sea de la religión que sea,
cree que existe. Aquí se recibe todo el bien que se ha hecho y la felicidad que
hemos sentido en la tierra pero también se obtienen muchas y grandes
satisfacciones gracias a la posibilidad de crear grandes obras altruistas
pensando en los demás. Aquí se puede alcanzar el éxito en cualquier materia que
desee alguien que lo haya deseado en la tierra y no lo pudo conseguir
(intelectuales, artistas, devotos…) ya que su pensamiento modela la materia
luminosa de estas regiones. Cuando los Egos han experimentado y vivido todas
sus experiencias terrestres y han asimilado la quintaesencia de las mismas, y
cuando ya no tienen materia de deseos relacionada con ninguna región de ese
Mundo, abandonan su cuerpo de deseos convirtiéndose así éste en un cascarón
astral.
En
el Mundo del Pensamiento, donde se encuentran el Segundo y Tercer Cielo, no
solo no se pierden los sentimientos y aspiraciones elevadas que causan
felicidad, sino que allí se experimenta todo eso en el grado que sea capaz cada
persona. Allí consumamos nuestros mejores deseos, revivimos y gozamos con el
amor hacia otras personas sean familia o amigos, es más, si alguien nos odia
pero nosotros le consideramos como a un hermano, allí nos encontraremos como
tal. Por estos motivos hay quien actúa y considera la vida física como una
preparación o siembra para después disfrutarla en el estado post-morten.
Nosotros somos hijos del Cielo y no de la tierra, por eso debemos considerar la
vida como una escuela donde aprendemos a través de la experiencia; si
actuáramos así y, por tanto, con buena voluntad, la vida post-morten sería
totalmente celestial. Las experiencias deben servir para desarrollar la mente,
la voluntad y un carácter espiritual, eso se transforma en poder después de
cada muerte.
Para la mayoría de las personas
(sobre todo en occidente) sí se experimenta el Cielo porque, de alguna manera,
nos dejamos influenciar o guiar por nuestro Yo superior (conciencia) y porque
el destino mismo nos lleva a experimentar en niveles elevados donde
reflexionamos ante el bien y el mal y donde terminamos interesándonos en desear
el bien. Para nosotros tiene una duración normal pero para los humanos que van
más adelantados (iniciados) el Cielo tampoco es un sitio donde estén muchos
años ya que, o renacen pronto o hacen otras labores importantes en las regiones
inferiores del Mundo del Pensamiento. El Cielo es tan necesario para el Alma
como el sueño para nosotros, sin este período de descanso no se puede recargar
o fortalecer el aspecto mental y espiritual del hombre para que pueda renacer.
Aquí podemos desarrollar nuestros ideales elevados y adquirir un gran
conocimiento sobre la materia que más nos atraiga pues, al fin y al cabo, es la
continuación y poder de consolidación de nuestras ideas subjetivas e ideales
que en la Tierra no pudimos alcanzar.
Como sabemos, en el Purgatorio no
solo observamos (como al llevarnos la película en el estado post-morten) sino
que “vivimos” el mal que hicimos para extraer la sabiduría y la parte
proporcional de la conciencia según las causas y el sufrimiento. En el Cielo
también vivimos o revisamos esa película como en el Purgatorio pero, en este
caso, teniendo en consideración solamente el bien. Por tanto, la duración y
felicidad en el Cielo dependerá principalmente de la siembra que hayamos hecho
en la vida pasada, las experiencias purgatoriales son las que condicionan,
regulan y limitan el desarrollo del Yo superior para la próxima vida. Es más,
el Alma algo adelantada sabe sembrar en la Tierra para recoger en el Cielo y
para tener un mejor destino en la próxima vida según los trabajos que haga en
dicho Cielo. No nos olvidemos que en el Cielo no solo se siente el bien y la
felicidad que se ha hecho a otros, sino que también se analizan y clasifican
las experiencias para convertirlas en poderes objetivos del Alma que tendrán
que ver con el destino de la futura vida; la “naturaleza” satisface en el Cielo los deseos puros que cada uno
tiene.
En el Cielo se está rodeado de los
seres queridos que muestran un cariño puro, allí se está libre de sufrimientos
y la muerte (como concepto) no existe; así es que cada persona se olvida de
todos los pesares, problemas y hechos que le puedan hacer sufrir o simplemente
estar triste. En el Cielo se realizan todos los deseos del Alma; se vive una
felicidad ininterrumpida durante siglos que es, también en cierto modo, la
recompensa al sufrimiento que tuvo la persona en su última vida. Se vive en un
mar de felicidad interrumpido solamente por algún hecho positivo de mayor
grado.
El resultado de este proceso es un
mayor impulso para hacer el bien como en el Purgatorio también se obtiene una
mayor conciencia para rechazar el mal y para vencer las tentaciones, pero esto
es después de ver por tercera vez el panorama de la vida pasada teniendo el
bien que hemos hecho como base para los sentimientos. La película, como en las
anteriores veces, se desarrolla en sentido inverso, es decir, desde el momento
del fallecimiento hasta el del nacimiento para que así podamos ver los efectos
que tienen las causas que cometimos. Aquí vivimos y sentimos la gratitud que
tuvimos hacia otros que nos ayudaron y favorecieron, y la felicidad que
sentimos cuando ayudábamos o hacíamos algún bien a los demás. De ahí que debamos dar importantica y
manifestemos gratitud a los demás en esos casos porque la felicidad en el Cielo
depende de la que hayamos causado y de la importancia que hayamos dado a lo que
otros han hecho por nosotros. En esta vida no solo se causa felicidad con
hechos o cosas materiales sino que también con una simple sonrisa, unas
palabras de cariño, un apoyo en momentos de tristeza y un motón de hechos tan
simples como éstos.
Como lugar de reposo, cuanto más
dura haya sido la vida, más intenso será el descanso que la persona tenga. Es
la Tierra de Promisión donde no
existe la enfermedad y donde se realizan las ideas más nobles, muy cierto
especialmente en los niños puesto que no son responsables de lo que hicieron en
la Tierra; aunque, su único inconveniente es que están pocos años porque
renacen pronto. A los niños se les enseña las lecciones que tienen pendientes
de aprender de su última encarnación como adulto; se suelen encontrar con algún
familiar o incluso suelen ser adaptados por personas que así lo hacían o
deseaban en su vida terrestre. Además de los casos en que las personas se hayan
quedado sin película o no aprendieron nada de su última vida física, hay otros
casos en que extrajeron muy poco beneficio de la misma y renacen con un
carácter débil que, como en el caso anterior, los seres guías de la humanidad
hacen que muera siendo niño para que no sufra y para que aprenda las lecciones
que fortalecerán su carácter en el Cielo.
Para una mejor comprensión de este
tema, he de decir que lo mismo que mientras se está en el Purgatorio no se vive
ninguna experiencia del pasado relacionada con el Cielo porque en esa materia
grosera no se pueden expresar los deseos y sentimientos elevados, así mismo
ocurre en el Cielo respecto a los deseos y sentimientos relacionados con el
aspecto más bajo y animal del cuerpo de deseos. Solo cuando el hombre asciende al
Primer Cielo es cuando colecta todo el bien que hizo y que recibió haciendo con
ello una amalgama que le servirá en el futuro como incentivo para hacer el
bien; así es que, en el Purgatorio aumentamos la conciencia que nos frenará
ante la tentación de hacer el mal, y en el primer Cielo la quintaesencia del
bien se transmuta en benevolencia y altruismo. De esta forma podemos comprender
que el Purgatorio, lejos de ser un lugar de castigo, es el lugar que más
favorece porque gracias a la purgación del mal que hicimos allí, renacemos
después inocentes como nace un niño. Es cierto que las tentaciones nos
asaltarán y podemos caer en ellas pero se supone que con el resultado del
Purgatorio deberíamos estar fortalecidos para vencerlas pues, es el Ego o Yo
superior quien asimila el fruto del Purgatorio y del Cielo y es con ese fruto
del cuerpo de deseos y la mente con lo que tiene que hacer frente a su nueva
vida.
En las regiones que componen el
Cielo no solo están las personas buenas recibiendo el beneficio de sus buenas
obras del pasado, sino también las personas religiosas, devotas y las que creen
en un cielo como recompensa de sus
buenas obras. Pero en cada una de las tres regiones que se elevan hacia
el Mundo del Pensamiento también se van agrupando las personas que están más
cerca de la Verdad así como los que tienen conocimientos ocultos. Cuanto más
elevada esté una persona en estas regiones significa que más conocedor es de la
Verdad y que más control de la mente, de deseos y de sentimientos positivos tiene;
así es que, en la séptima región, la mente tiene un gran control sobre el
cuerpo de deseos precisamente por estar más cerca del Mundo del Pensamiento.
Aquí la razón se impone a los deseos y el interés por lo bueno se impone sobre
la indiferencia; por tanto, la felicidad se vive plenamente. Como aquí ya hemos
perdido lo que conocemos como “carácter” de la persona por haber eliminado lo
negativo, estamos preparados para programar o admitir un destino más duro para
eliminar cuanto antes las deudas y para aumentar nuestras posibilidades y
tendencias humanitarias, amorosas y fraternales.
Aquí conservamos aún la mente pero
aunque podamos crear pensamientos o tener ideas nunca podrán ser negativas
porque no pueden atraer materia de las regiones inferiores del Purgatorio; así
es que, siempre serán elevadas. Sin embargo, hace millones de años, el Cielo no
existía y el Purgatorio era más bien un infierno puesto que la humanidad aún no
razonaba y su vida era más parecida al animal; como consecuencia, solo pasaba
al Purgatorio y renacía rápidamente. Así es que, en realidad ha sido la
necesidad evolutiva humana quien ha creado el Purgatorio y el Cielo, pero en un
futuro el Purgatorio no existirá.
La naturaleza del Purgatorio o del
Cielo para cada individuo dependerá en mayor grado del concepto que de ellos
tenía en su vida física más, como es lógico, el bien y el mal que haya hecho.
El Alma disfruta de las bienaventuranzas del Cielo según sus propios ideales y
de acuerdo a sus buenas obras. No hay mayor gozo y agudo sufrimiento que el que
se experimenta en el Cielo y el Purgatorio como efecto de lo que hizo una
persona en su anterior vida, sobre todo cuando uno se da cuenta de que “lo podría haber hecho de otra forma.”
Pero también en el Cielo se realizan los sueños, esperanzas y aspiraciones que
en la Tierra no se pudieron conseguir y allí tenemos verdaderas y puras
relaciones de amistad con otros seres de similar naturaleza a la nuestra. El
Cielo es lo más bonito y elevado que podamos imaginar, el concepto que tengamos
del Cielo hay que multiplicarlo por mil, y si hay una palabra que pueda
representar el significado espiritual del Cielo, esa es AMOR.
Según hemos podido ver hasta ahora
no solo no hay que tener miedo a la muerte sino que tampoco hay que tener miedo
a un Dios vengativo o a un Demonio que nos esté esperando con sus peores
intenciones. La muerte no existe porque es simplemente la transición de un
estado de conciencia a otro de forma similar a lo que ocurre por las noches
mientras dormimos; al infierno no hay que temerle porque no existe salvo para
aquellos que por sus grandes maldades y profundas caídas en lo peor de la vida
terrestre se lo han creado ellos mismos; el Purgatorio existe pero solo para
quien tiene que aprender ciertas lecciones y, por tanto, elevar su conciencia a
los mundos espirituales. Sin embargo, el Cielo existe para todos incluso, en
muchos casos, sin necesidad de pasar por el Purgatorio, luego entonces, no
debemos tener miedo nada más que a nosotros mismos. Nuestro enemigo radica en
el aspecto inferior del cuerpo de deseos y nuestros medios para combatirle son
la voluntad y la mente, aún así, el arrepentimiento y el perdón vienen en
nuestra ayuda para librarnos del Purgatorio.
¿QUÉ OCURRE EN EL SEGUNDO CIELO?
Como ya he explicado, el hombre
termina el trabajo de su pasada vida en el Primer Cielo, ahí recoge los mejor
de ella y se olvida de su personalidad y de todos los recuerdos del pasado para
comenzar a trabajar pensando en la próxima, por ese motivo pasa al Mundo del
Pensamiento donde se situará en las regiones inferiores de las siete que
también tiene. Aquí llega el Ego libre de sus cuerpos físico, etérico y de
deseos pero con los átomos-simiente de cada uno de ellos donde se encuentra la
quintaesencia de sus experiencias, solo tiene como vehículo el cuerpo mental y,
al contrario que a la entrada al Mundo de Deseos, aquí pasa conscientemente. Lo
primero que percibe en el Segundo Cielo es un sentimiento de que todo se
desvanece y de que se queda solo, sin embargo, no tiene miedo porque en esa
gran paz en la que se encuentra, sabe que está protegido por algo poderoso pero
difícil de comprender y explicar. Pero no tardando mucho viene una especie de
despertar de unos sentidos más elevados que le hacen oír la música celestial ya
que éste es el mundo del sonido, aunque también del color. Se dice que es el
Mundo del Sonido porque en realidad es el sonido (con su grado de vibración) el
que construye las formas del mundo físico. Ya hablamos de que en el Mundo del
Pensamiento se crea un arquetipo cuya vibración está relacionada con la materia
que debe formar parte de los vehículos del Ego, y que el cuerpo etérico se
forma de acuerdo con ese arquetipo para que atraiga la materia física que
necesita para que se forme el cuerpo físico.
Cuando
hemos experimentado todo lo que debíamos experimentar en el Primer Cielo,
centramos nuestra conciencia en nuestro cuerpo mental para elevarnos al Mundo
del Pensamiento donde nos sentimos parte del universo y donde vivimos su
armonía espiritual. Aquí no todas las personas son conscientes a la hora de
extraer el beneficio del uso que han hecho de su cuerpo mental, algunos son
inconscientes y obtienen poco beneficio precisamente por no haber sabido
utilizar su mente para discernir y ser consciente de los hechos de su vida
pasada. Dicho de otra forma, si no se razona, si no se sabe utilizar la mente
para extraer beneficio de las experiencias, y si no se es apenas consciente de
lo que se hace porque se deja dominar por el instinto, los deseos, las
emociones, etc., no se eleva la vibración del cuerpo mental lo suficiente como
para ser conscientes en esas regiones mentales. Aquí aprendemos también de
nuestros errores en la forma de pensar y se asimilan los resultados o
quintaesencia de los cuerpos que hemos abandonado para unirlos a todos los de
las anteriores vidas. Esto aumenta el desarrollo del Alma y el poder de la
conciencia para la próxima vida. También aquí colaboramos con otras Jerarquías
en la creación de los arquetipos de la naturaleza con tal de que el planeta sea
diferente en nuestra próxima encarnación y con tal de que haya progreso y se
cumpla el karma de la humanidad. Lo mismo ocurre con los arquetipos de los que
serán nuestros cuerpos futuros y respecto a los cuales los Ángeles crearán el
molde etérico que nos corresponda antes de renacer.
Aquí
el hombre sigue condicionado por el cuerpo mental y estará en estas cuatro
subdivisiones hasta que asimile el fruto de las experiencias de la vida pasada.
La duración dependerá en gran parte de la cantidad, clase y calidad de los
pensamientos creados, los esfuerzos intelectuales y morales de las aspiraciones
y anhelos espirituales, y de las ideas elevadas y aspiraciones que, en
definitiva, puedan ayudar en el desarrollo espiritual personal y de la
humanidad. El resultado y asimilación de la quintaesencia de todos estos
aspectos mentales dará paso a las regiones superiores del Mundo del Pensamiento
donde, ya sin cuerpo mental, se descansa y disfruta principalmente.
Por
muy elevadas que sean nuestras creencias sobre lo que es el Cielo, no es nada
comparable con el Mundo del Pensamiento porque allí estamos ya solo con el
cuerpo mental y, por tanto, más cerca de la realidad; una realidad que nos
permite crear todo lo que seamos capaces de pensar. Aún las personas que llamamos
“malas” tienen aquí también su cielo como resultado de sus buenos sentimientos
y pensamientos y de sus ideales o imaginaciones positivas más, por supuesto, si
han hecho alguna buena obra. Estos se ven limitados por ellos mismos según su
manera de pensar en su vida pasada. El amor entre las personas es más real y
más vivo, pudiendo crear la imagen del ser amado y de las personas con las que
nos identificamos moral y espiritualmente en la tierra; al fin y al cabo es la
verdadera comunión de las Almas donde solo caben los sentimientos y
pensamientos elevados. Allí se pierde el contacto con todo lo que sea corazón y
inteligencia pero somos recibidos y ayudados por nuestros hermanos mayores y
por seres de otras jerarquías superiores. Podríamos decir que las relaciones y,
por tanto, las limitaciones, vienen dadas por el grado en que pensamos con el
corazón y sentimos con la mente.
Cuando
fallece un chico joven que, a su vez, ama mucho a su madre, el mismo amor le
ayudará a crear una madre más viva, poderosa y profunda en el Cielo. Si, al
mismo tiempo, la madre recuerda constantemente a su hijo, también colaborará en
la obra celestial. Hay que tener en cuenta que esa Alma está siendo ayudada a
vivir su cielo desde dos aspectos diferentes pero ambos compenetrados por el
amor: Primero, por el procedente de la tierra y, segundo, por el de su propio
Espíritu que lo hace a través de la mente. Lo mismo que los sueños parecen (y
son) reales para nuestra conciencia, también es real para la conciencia del
Alma las creaciones que hacemos en el Cielo; por eso se dice que el estado
post-morten es otro estado de conciencia. Pero el resultado, después de ese
reposo y de felicidad y dicha inefable, es la asimilación del verdadero valor
de las que fueron las experiencias como pensadores en la vida pasada, ya que
estas experiencias se transforman en facultades morales y mentales que nos
servirán de gran ayuda en la próxima vida. Esta es la explicación de la
existencia del genio, el resultado de un esfuerzo sobre determinada materia
traerá consigo una facultad que, si hay oportunidad en la próxima vida, se
continuará demostrando así dicha facultad.
Todo
lo que ha pensado el hombre tiene su respuesta o efecto para la próxima vida.
Las aspiraciones e ideales elevados se convertirán en poder y posibilidades en
las regiones inferiores del Mundo del Pensamiento, los esfuerzos, fructíferos o
no en la tierra, tendrán su recompensa como facultades y aptitudes; incluso las
luchas y los sufrimientos o errores se pueden convertir en voluntad y sabiduría
para vencer y para actuar con justicia. Este es el efecto que tendrá en el
Segundo Cielo una persona que ha intentado ser buena en la tierra y que ha
mantenido en su corazón toda una serie de ideales y aspiraciones elevadas. De
esta forma se crea un mejor destino gracias a la asimilación de estos
resultados como conciencia y como poderes del Espíritu. Después de esta
asimilación el Ego se deshace del cuerpo mental y se queda desnudo pero con su
más preciado tesoro, la quintaesencia de todas sus vidas pasadas convertidas en
Voluntad, Sabiduría y Amor; los aspectos que el Espíritu intentará expresar en
la próxima vida a través de los limitadores cuerpos terrestres.
Por
lo general, el hombre pasa a un estado
de sueño o descanso profundo salvo en los casos de personas muy desarrolladas
que son conscientes de cuanto les rodea antes de comenzar su descenso hacia un
nuevo renacimiento. Estas personas estudian las causas que en la vida pasada
produjeron ciertos efectos y con la ayuda de las Jerarquías superiores pueden
ver otras vidas pasadas y recibir enseñanzas que para otros sería imposible. En
cada vida y estancia aquí se familiariza cada vez más con las Leyes Divinas que
rigen el desarrollo y la evolución del ser humano. Cada vida celestial es más rica
y se adquiere más sabiduría y más poder; así hasta que siente la necesidad de
adquirir más experiencias a través del renacimiento, lo que le lleva a atraer
la materia que le corresponde (según el karma y el destino previsto) para crear
su futuro cuerpo mental.
Desde
la región inferior del Mundo del Pensamiento y según haya sido la vida interna
y el uso que haya hecho una persona de su mente puede ir a alguna de las
siguientes subdivisiones:
1ª.-
La más inferior de este mundo, donde van el común de la humanidad porque en la
mayoría de los casos siempre hay un amor sincero hacia alguna persona o bien
han mantenido sentimientos y deseos de conseguir alguna mejora moral e
intelectual.
2ª.-
Donde están las personas devotas de todas las religiones que han creído y han
actuado de acuerdo al concepto que tuvieron de Dios en el mejor de los
sentidos; la aspiración y su actitud para manifestar el amor de Dios les lleva
a esas regiones.
3ª.-
Aquí se encuentran las personas de buena voluntad, nobles, sinceros, generosos
y altruistas porque así creen que deben actuar según desea Dios.
Y así sucesivamente se sitúan en las regiones superiores los maestros y
genios de las artes, las letras, la música, etc., donde pudieron manifestar los
poderes del Alma y crearon armonía en sus manifestaciones y creaciones. Estos
seres serán grandes sabios en la próxima vida pero también se encuentran en
esas regiones los maestros espirituales y de las enseñanzas ocultas donde,
junto a otros aspirantes, adquieren grandes enseñanzas. Por otro lado y como es
lógico, aquí se encuentran las Almas desapegadas de lo terrenal que dedicaron
su vida a trabajar por una vida superior para ellos mismos y para la humanidad.
En lo más elevado del Mundo del Pensamiento se encuentran los grandes iniciados,
es de ahí de donde proceden los impulsos morales, intelectuales y espirituales
que debe desarrollar la humanidad.
Pero aquí el Ego no va a descansar
aún antes de renacer porque tiene que preparar el medio ambiente de la próxima
vida y tiene que absorber, como Alma, todo el beneficio obtenido de los tres
cuerpos inferiores gracias a los átomos-simiente. Aquí permanece durante siglos
asimilando dicho beneficio y haciendo el trabajo correspondiente para que en la
próxima vida pueda ser utilizado en los futuros cuerpos. En realidad éste es el
verdadero hogar del Ego y por eso hace muchos trabajos en él, hay que tener en
cuenta que éste renace cada aproximadamente 1100 años y, por tanto, es
necesario, crear un nuevo ambiente en la Tierra para que las experiencias sean
diferentes y más fructíferas gracias a las nuevas oportunidades que se
preparan.
En este mundo se trabaja
profundamente el fruto de la pasada vida y, aunque la próxima estará basada en
lo que se hizo en la pasada, no quita que el Ego adquiera nuevas experiencias
internas en los trabajos que realiza allí respecto a la próxima vida y a su
futuro cuerpo físico. Todos los humanos trabajamos bajo la dirección de varias
Jerarquías superiores para transformar los arquetipos de todo lo que llamamos Tierra
porque, de acuerdo a eso, así serán las experiencias y el destino futuro. Allí
hacemos un trabajo que después continuamos aquí, “crear” y “construir” con
la materia física como lo hacen las Jerarquías con la materia del mundo al que
pertenecen. Así debe ser porque en nuestro destino está ser Dioses creadores
según vamos desarrollando los poderes latentes de Dios que todos tenemos.
También aprendemos a construir
nuestros propios cuerpos. Nosotros somos parte de esas fuerzas que mantienen
vivo y en perfecto funcionamiento el cuerpo físico por medio de los éteres, y
lo mismo que nosotros somos guiados en nuestro aprendizaje por seres superiores
(como nosotros con los niños) también nosotros somos ayudados por otros
espíritus de la naturaleza. En el Segundo Cielo ayudamos a otros más atrasados
a construir y a mantener vivos sus cuerpos físicos como en nuestra vida
cotidiana hacemos lo mismo por las noches respecto al nuestro. Así es que,
cuando un niño nace dotado de determinadas cualidades significa que ha
trabajado mucho en el Segundo Cielo (quizás varias vidas) respecto a ese órgano
o parte del cuerpo que muestra dichas cualidades especiales. Para que el hombre
pueda habitar su cuerpo debe antes aprender a construirlo, de esta forma se da
cuenta de donde comete errores para así rectificar vida tras vida hasta que en
un futuro sea perfecto.
Si en el Primer Cielo corregimos
nuestros defectos y sufrimos por el mal o los errores cometidos, en el Segundo
Cielo, ya con la conciencia más elevada, hacemos una actividad creadora. Es
cierto que cuando entramos en el Segundo Cielo nos sentimos “solos”, en un gran silencio, pero eso es porque todo se ha desvanecido y
solo somos conscientes de lo que en realidad somos: un Triple Espíritu en su
propio mundo. Pero una vez asimilado todo el beneficio de los cuerpos ya
abandonados “despertamos” para unirnos a las fuerzas de la naturaleza con las
cuales trabajamos para cambiar los arquetipos del clima, de la flora y de la
fauna en la Tierra pensando en el futuro.
Pero también, lo mismo que nuestra
estancia post-morten en el Purgatorio y en el Primer Cielo estuvo basada en los
hechos, ideales y aspiraciones de la vida pasada, así mismo, nuestros trabajo
en el Segundo Cielo dependerá de nuestras aspiraciones mentales e ideales en
base a las cuales se creará el futuro ambiente físico. De esta forma podemos
imaginar que una persona que no se preocupa por nada ni quiere hacerse
responsable de sus asuntos sino que más bien lleva una vida imaginativa y
especulativa, poco puede trabajar en el Segundo Cielo y poco puede esperar para
la futura vida que no sea una vida estéril. Por el contrario, los que necesitan
estar creando, que tienen ideales sobre diferentes aspectos de la sociedad y
que aspiran a desarrollarlos o conseguir el éxito en todo lo que puedan, éstos
construirán todo eso y más en el Segundo Cielo para que luego se haga realidad
en su futura vida. Así se vuelve a empezar un ciclo que tendrá su fruto en el
Purgatorio y en el Cielo pero de cuya esencia de sus experiencias se valdrá
para trabajar en el Segundo Cielo. Al final de este ascenso y abandono de los
cuerpos, el Ego pierde toda la forma, transfiere la quintaesencia de su vida
pasada al Espíritu para que en un futuro le sirva como poder y percepción
espiritual, y disuelve la mente en la esencia que nutre al mismo, quedándose
así éste listo para pasar al Tercer Cielo.
¿QUÉ OCURRE EN EL TERCER CIELO?
Al
igual que abandonamos el cuerpo de deseos después de haber extraído el
beneficio o quintaesencia de los resultados de nuestra manera de sentir, de
nuestras emociones, deseos, etc., cuando vamos a pasar a las regiones
superiores del Mundo del Pensamiento, también abandonamos el cuerpo mental. Una
vez asimilada la esencia de las experiencias de la vida física y de deseos ahora
toca llevarse también el resumen de lo que expresamos por medio de la mente. Y
es en estas regiones abstractas del Mundo del Pensamiento donde, junto a los
átomos simiente de los diferentes cuerpos y con la “mente” del Ego, permanece
éste en estado latente hasta que llegue la hora de renacer de nuevo. Esta
esencia de la vida anterior queda guardada en el cuerpo causal, (el cuerpo que
utiliza el Ego en esas regiones) para que pueda, o mejor dicho, intente el Ego
expresar en la personalidad los grados de desarrollo que ha adquirido. Es
entonces cuando los humanos más o menos desarrollados perciben cierta
influencia de la conciencia del Ego.
Como
podemos ver, el único ser que existe después de cada vida es el Ego, el
pensador que en cada renacimiento crea una nueva personalidad como un árbol en
cada primavera hace brotar hojas nuevas. Así el hombre es, en cada vida, un
nuevo actor que renace con cierta comunicación con la esencia de las vidas
pasadas guardadas en la “memoria” del Ego, lo que se convierte en la conciencia
del yo terrenal que en infinidad de ocasiones no escucha a su Yo superior y
actúa en contra de su voluntad. El error por parte del hombre en cada
renacimiento es identificarse con la personalidad (cuerpo físico, cuerpo de
deseos y mente) y cuando esta personalidad en fuerte y tiene sus gustos,
hábitos, deseos materiales, etc., el hombre actúa como tal y no como la
herramienta del verdadero Yo superior. De ahí que el hombre prefiera buscar una
vida llena de lujos, de disfrute de los placeres o, aunque sea, de goce de los
bienes materiales antes que la humildad, la fraternidad y que todas las
virtudes que el Ego desea desarrollar.
No
se suele comprender ni siquiera entre los aspirantes de ocultismo, que lo que
el Ego trata de conseguir a través de la personalidad es desarrollar sus
poderes latentes, lo que, a su vez, permite que, éste, manifieste una
personalidad y una vida cada vez más elevada y placentera. Por el contrario,
algunos, no solo comprenden esto sino que, además, intentan cumplir los
“deseos” de su Yo superior porque saben que están acelerando su desarrollo
espiritual y sentando las bases de la futura vida. Evidentemente, esto lleva
consigo una actitud altruista, amorosa y fraternal respecto al prójimo a la vez
que el individuo se olvida de sí mismo. Que nadie piense que el Ego es malo
porque el mal no le puede afectar, puesto que, como sabemos, no pasa de las
regiones inferiores del Mundo del Deseo o Purgatorio. Es cierto que esas
regiones se reflejan en las inferiores del Mundo del Pensamiento en sentido
mental pero, aún así, no alcanzan al Ego que está por encima de esas regiones.
A la inversa, como todo lo positivo que hay en las regiones superiores del
Mundo del Deseo (Primer Cielo) se refleja en las superiores del Mundo del Pensamiento,
lo único que le afecta de cada personalidad es lo bueno. Cuando en una vida se
han desarrollado de una forma clara y definida una serie de cualidades, el Ego
intentará manifestarlas en la próxima personalidad. En sentido contrario,
cuando hay varios renacimientos donde no se ha progresado casi nada se produce
cierta incapacidad por parte de la personalidad para percibir lo que proceda
del Yo superior. Esto significa que cuando el Ego ha adquirido cierta cualidad,
podrá influenciar o llamar la atención del hombre para que no caiga en el vicio
o maldad contraria, mientras que si el hombre puede caer en un vicio y nunca ha
desarrollado la virtud con la que debe vencerle, lo más fácil es que caiga en
él.
Hay pocas personas que tengan conciencia en el Tercer Cielo por ser las
regiones superiores o abstractas del Mundo del Pensamiento y porque hay que
haber alcanzado cierto grado de desarrollo para poder serlo. Para comprender lo
que se manifiesta en estas regiones como abstracto diremos que quien piensa en
el amor puro o divino o cuando alguien se aísla en su pensamiento meditando
sobre las matemáticas o problemas elevados similares, se encuentra mentalmente
algo centrado en estas regiones; pensar en el verdadero y puro amor no es
pensar en el amor a un ser querido sino algo mucho más elevado que abarca a
todo ser viviente. De estas regiones se extraen las aspiraciones más elevadas,
los conceptos nuevos que cambiarán el mundo, las ideas que se convertirán en
invenciones, los nuevos descubrimientos de las ciencias y, al fin y al cabo,
los sueños utópicos de muchas personas. Una vez que ha hecho los trabajos
relacionados con el futuro ambiente terrenal, una vez que ha dado un paso más
en el aprendizaje de la construcción de los cuerpos físicos para procurarse el
más apropiado para la próxima vida, y una vez disuelto el cuerpo mental en la
esencia que está desarrollando el Espíritu, éste pasa al Tercer Cielo con todo
el poder extraído de su anterior vida con la intención de fortalecerse antes de
descender de nuevo hacia un nuevo renacimiento.
En
la mayoría de los casos y de las personas, aquí es donde se descansa después de
todo el trabajo realizado desde el momento de la muerte. Pero, al cabo de un
tiempo, surge un deseo de tener nuevas experiencias y el Ego, ya fortalecido,
se prepara para un nuevo renacimiento, lo que viene dado por una especie de
fuerza que origina el progreso y la evolución; es decir la que nos lleva a
crear, a investigar, a inventar y la que también hace que una semilla dé un
árbol o que el hombre desee procrear para mantener la especie. Entonces, las
Jerarquías encargadas de ello presentan al Ego las líneas generales de la
próxima vida que han sido creadas de acuerdo al karma del pasado, a las
necesidades de desarrollo futuro respecto a sus cuerpos, a las deudas y
posibilidades de progreso, etc. Así debe ser si, como está previsto, debemos
ser dioses creadores como nuestro Padre que está en los cielos. Debemos renacer
para experimentar y desarrollar los poderes del Espíritu lo que, si nos quedáramos
allí, sería imposible. Este panorama de la vida futura se presenta en su orden
normal, es decir, desde el nacimiento hasta la muerte para que el Ego observe
cómo las causas producen sus correspondientes efectos. Pero, a la hora de hacer
la elección y los cambios permitidos, el Ego ejerce su libre albedrío y
voluntad en los pequeños detalles. Es decir, por ejemplo nos pueden obligar a
convivir con determinadas personas con las que tenemos deudas, pero nosotros
podemos añadir o alterar la manera concreta de hacerlo, o bien podemos
minimizar o ampliar una deuda pendiente según lo vemos en esos momentos con los
ojos del Espíritu y no con los terrestres. Esto es algo así como decir que a un
estudiante le obligan a hacer una carrera pero es el estudiante quien elige
cuántas y qué asignaturas va a estudiar cada año.
Para
alcanzar esa meta debemos experimentar con el cuerpo físico pero también con el
de deseos y la mente para ver donde fallamos y cometemos errores. El mal uso de
la mente y la creación de malos sentimientos y deseos nos traen problemas y
sufrimiento, y esas deudas hay que afrontarlas aquí en la tierra cuando estamos
como Egos dentro de nuestros cuerpos como tuvo que hacer Cristo para actuar y
sufrir como los hombres. La experiencia vence la ignorancia y nos trae
conocimiento, sabiduría y desarrollo de la mente y de la voluntad pero, además,
gracias a eso y entre todos, tenemos que construir un mundo donde reine la paz,
la armonía y el amor. El objeto de la vida es el desarrollo de la voluntad, la
experiencia que es la que produce el conocimiento de las causas, y el
desarrollo de la mente, pero la experiencia puede ir acompañada de buena o mala
voluntad y, si esta es mala, tendremos que aprender por medio del sufrimiento y
del dolor durante y después de la muerte. Mientras tengamos algo que aprender
tendremos que volver a renacer porque la experiencia es la que nos enseña. En
el cielo no aprendemos porque no hay experiencias ni relaciones físicas, o lo
que es lo mismo y como ejemplo, una profesión de mecánico o carpintero no se
puede aprender con libros sino practicándola. El hombre tiene que dominar todo
el conocimiento del mundo de los sentidos y eso no se puede conseguir en una
sola vida sino alternando una vida activa en el mundo físico y su período de
asimilación y descanso en los mundos invisibles.
Aunque
el Tercer Cielo es un estado de conciencia, el hecho de pertenecer al Mundo del
Pensamiento permite al hombre hacer realidad o “vivir” cualquier deseo, anhelo,
pensamiento e idea que tuvo en la tierra pero que no pudo hacer realidad; por
tal motivo y entre otras cosas, el hombre debe intentar vivir y pensar en lo
elevado y espiritual. En este Cielo ya no afecta el karma, no es necesario
hacer esfuerzos por nada y la vida es, en cierto sentido, parecida a la de los Ángeles porque es lo más elevado y
lo más cercano que normalmente está la humanidad respecto a Dios. Para el ser
humano es como una esfera de diferentes colores pero luminosa donde un punto más
luminoso aún representa al yo superior con todo su poder. La vida allí es
intensa como lo son los sentimientos y todo lo que manifiesta el hombre durante
su estancia; la actividad liberadora procedente de la mente del hombre allí
situado tiene también unos resultados purificadores.
Cuando
decimos que la vida en el Tercer Cielo es intensa y liberadora nos referimos a
que el hombre vive intensamente lo que intentó vivir o realizar en la tierra
pero que no lo consiguió; esta es la manera de liberar la energía de sus
anhelos, esperanzas y sueños; y lo que hace que en la próxima vida tenga otros
anhelos y sueños más elevados y diferentes. Pongamos un ejemplo: Una persona
que vive alejada de las ciudades, sin apenas medios económicos, con gran
inquietud e interés por desarrollarse espiritualmente, y que ha leído libros y
ha visto en la televisión algunos documentales sobre la sabiduría de oriente y
sobre los antiguos templos donde se guardan verdaderas joyas literarias y
espirituales. Si esta persona se imaginara y deseara durante su vida la posibilidad
de acceder a esos lugares así como de contactar con maestros espirituales y,
por tanto, adquirir gran desarrollo espiritual, con certeza que en este cielo
lo vivirá intensamente tal y como lo deseo en vida. En el cielo se podría ver
vestido como quisiera, en un templo lo más maravilloso que se pudiera imaginar,
con maestros de gran sabiduría y, por supuesto, adquiriendo mucho conocimiento
oculto y desarrollo espiritual. Obviamente, la creación de un cielo en este
mundo y plano estará basado en el propio desarrollo adquirido y en las
experiencias de su última vida.
Así
es que el escultor que aquí no consigue hacer las esculturas que desearía o el
arquitecto que, aún deseando hacer un edificio envidiable, no consigue hacer
más que cualquier otro, en el Tercer Cielo conseguirán sus objetivos y lo
vivirán feliz e internamente. No es necesario decir que una persona que lleva a
la práctica éstos y otros conocimientos similares, obtendrá paz, armonía y
recogimiento en el Tercer Cielo y que sus deseos se transformarán en poderosa
voluntad al respecto en la próxima vida. Nuestros deseos aquí en la tierra
tienen un papel fundamental en el Tercer Cielo puesto que el deseo es un
aspecto de la voluntad del Espíritu, es más, el deseo es lo que atrae a los
aspectos de la vida superior que queremos conquistar aunque aún no estemos
preparados para ellos. El deseo, como el sueño, solo se puede alcanzar
plenamente en este cielo ya que, aunque algunos se consigan realizar aquí, la
vivencia no es tan intensa ni real como allí. Es en ese Cielo donde obtenemos
respuesta a todos nuestros deseos e imaginaciones en forma de satisfacciones y
delicias.
DESENVOLVIMIENTO Y MANIFESTACIÓN DEL EGO
EN LA PERSONALIDAD
Debemos
situar al Ego en su cuerpo causal en las tres regiones superiores del Mundo del
Pensamiento, es decir, en la Región Abstracta. Esto no significa que el hombre
pueda expresar lo que representan esas regiones abstractas, por tanto, veamos
quiénes pueden y quiénes no están tan desarrollados como para ello. La mayoría
de la humanidad solo tiene algo de actividad en el primero (en sentido
ascendente) o más densa de las tres regiones, es más, si esa región la
dividiéramos en otras tres, sería también en la más densa. Así es que es una
parte muy pequeña la que el Ego activa y mezcla en su expresión con los Mundos
del Pensamiento y de Deseos. Esto quiere decir que, como ocurre con el
desarrollo general del hombre, el cuerpo causal que pueda expresar el Ego es
como resultado del desarrollo del cuerpo de deseos y mental que son los que le
ponen en actividad cuando se actúa como Dios manda. Según dice muy
acertadamente el teósofo Arturo Powell, si nos imaginamos al Ego en la región
abstracta más densa, dividiendo ésta en otras tres regiones y viendo al
“cuerpo” y “cabeza” del Ego en la superior, a su brazo en la intermedia, y a la
mano y los dedos en la más densa, tendríamos un simbolismo perfecto de la
realidad. Comprendiendo esto, llegamos a la conclusión de que el común de la
humanidad solo ha desarrollado una pequeñísima parte de los poderes del Ego y
por eso apenas podemos oír su voz cuando nos habla. Nosotros somos quienes
debemos facilitar a esa mano del Ego la posibilidad de trabajar en todo lo
positivo que nos rodea a la vez que evitamos apegarnos a lo material y a lo que
no nos sirve para nuestro desarrollo. Cuanto más utilicemos nuestros cuerpos
para el bien y para colaborar con las Leyes Divinas más fortaleza tendrá esa
“mano” y más campo de expresión tendrá sobre el cuerpo de deseos y mental. Pero
lo más importante es que el resultado final de la vida será que esa “mano” se
habrá hecho tan fuerte y experta que los resultados se notarán positivamente en
el Ego.
Cuando
los Ángeles del Destino preparan nuestra futura vida tienen en cuenta:
1º.-
El desarrollo del Ego respecto al cuerpo causal, es decir, hasta qué región de
las tres que forman el
pensamiento abstracto ha llegado el Ego en su
desarrollo.
2º.-
Hasta qué punto se debilitó la personalidad en su última vida.
3º.-
Cómo consecuencia de esto último, hasta qué punto perdió poder el Ego
respecto a la influencia
sobres sus vehículos.
Si
el hombre no cumplió con lo previsto y el Ego se “atrofió” en parte, la vida
futura será más dura respecto al karma que ha de sufrir. Si la personalidad cae
en los peores deseos y sentimientos del cuerpo de deseos, poco beneficio
extraerá el Ego de su vida puesto que esas vibraciones no alcanzan al cuerpo
causal y no lo engrandecen. Es más, cuando una persona cae en lo sensual, en la
lujuria, en el egoísmo, en la venganza, el odio, etc., no solo no se desarrolla
el cuerpo causal ni el Ego sino que, además, como los magos negros, pierden la
buena voluntad y no son capaces de elevarse ni siquiera al Mundo del
Pensamiento. En estos casos el Ego no puede razonar porque su mente, está
completamente dominada por el cuerpo de deseos y, de seguir así, se perderá y
se verá fuera de la evolución a la que pertenecemos. Por este motivo debemos
conocernos a nosotros mismos y ver qué virtudes y que defectos tenemos.
Si
desarrollamos nuevas virtudes y ampliamos las que tenemos aumentamos el poder
del Ego gracias al desarrollo del cuerpo causal y si, a la vez, eliminamos
defectos y tenemos nuestra mente en Dios y en las cosas elevadas y
espirituales, podemos asegurar que en la próxima vida oiremos mucho más
claramente la voz de la conciencia, la voz del Yo superior. Para que el hombre
pueda acelerar su desarrollo espiritual debe comenzar por crearse nuevos
hábitos que se relacionen con las regiones elevadas del Mundo del Deseo y del
Pensamiento. Cuando deseamos, sentimos y pensamos en positivo y en asuntos
elevados y espirituales es como si nuestro mundo de deseos y mental fueran
de agua clara y el Ego pudiera expresarse
en ella perfectamente; pero cuando hacemos lo contrario es como si el agua
fuera barro y el Ego no pudiera expresarse porque pierde toda su fuerza en el
intento. Yo aseguro que, como aconsejo en mi libro “Métodos esotérico prácticos para el desarrollo interno”, si desde
la mañana hacemos alguna oración, nos auto programamos para hacer bien durante
el día, hacemos la retrospección por la noche y pedimos por los enfermos y
necesitados, avanzaremos a grandes pasos en esta vida.
Aunque
el Ego es un fragmento del verdadero Espíritu, en su cuerpo causal actúa como
un Ego completo, siempre que, a su vez, pueda reflejarse de alguna manera en el
hombre. Aunque en el hombre de poco desarrollo el Ego apenas es consciente en
su propio plano, en cuanto tiene oportunidad de actuar, siempre busca y desea
lo positivo porque sabe que tiene que desarrollar ese “Yo superior” que deberá
utilizar los cuerpos inferiores como vehículos de conciencia. El Ego va
desarrollando virtudes gracias al renacimiento de sus cuerpos, pero esas
virtudes deben de ser puras como si fueran reflejos del propio Espíritu, por
tanto, en él no cabe ni pizca de mal. El primer estado de conciencia que
alcanza el Ego en su desarrollo es el del cuerpo físico (el más desarrollado
hasta ahora) y el del mundo físico, de ahí que sienta una gran plenitud de vida
en él y que el hombre (reflejo del Ego) tenga una vida aguda e intensa hasta el
punto de pensar que es un ser separado e independiente. Por eso el hombre
corriente tiene poca conexión con el Ego (salvo en casos excepcionales como la conversión)
y por eso es necesario buscar la manera de desarrollar y atraer la atención del
Ego. Las maneras más comunes de conseguirlo son:
1º.-
Por la vía del pensamiento, en la que el desarrollo de la mente (por medio de
estudios y pensamientos
elevados, abstractos y filosóficos) también
desenvuelve la mente abstracta
donde está ubicado el Ego.
2º.- La vía
del corazón, la de las emociones y sentimientos elevados (amor,
devoción, fraternidad, altruismo, fe…) que
alcanzan al Mundo del Espíritu
de Vida, el mundo del amor, y que
repercute sobre el cuerpo causal del Ego
y sobre el cuerpo de deseos.
3º.- Aunque no
es una vía específica, la unión de las dos vías anteriores
trabajadas con persistencia y voluntad,
como lo hacen los ocultistas, puede
tener los mismos efectos.
Deberíamos
preocuparnos más por la unión con nuestro Yo superior ya que Él solo puede
manifestar una pequeñísima parte de sí mismo porque nosotros tenemos nuestra conciencia
y muestra mente centrada en el mundo físico. ¿Cuántas veces hacemos algo por el
Ego al cabo del día? ¿Cuántas le facilitamos algún medio para su
desenvolvimiento? El Ego no presta atención a nuestra existencia porque no
hacemos casi nada que sea lo suficientemente elevado como para que se interese
por nosotros. Por lo general vivimos para el cuerpo físico, para satisfacer
todo lo personal y tenemos una mente egocéntrica que tampoco le es muy útil,
por tanto, si queremos atraer la atención del Ego debemos hacer cosas que sean
útiles para su desarrollo, Por ejemplo:
1º.-
Purificar y desintoxicar el cuerpo físico a la vez que se le alimenta con
alimentos puros y bebidas
naturales.
2º.- Hacer una
serie de oraciones y ejercicios espirituales a lo largo del día para
crear los hábitos necesarios que ayudarán
en diferentes aspectos.
3º.- Purificar
el cuerpo de deseos evitando tener deseos, sentimientos, pasiones,
etc. de naturaleza animal y negativa, a
la vez que se desarrollan y elevan
otros sentimientos de naturaleza
devocional y espiritual.
4º.- Procurar
controlar la mente para que no ande de un lado para otro y se centre
en lo que sea especialmente elevado,
abstracto, filosófico y espiritual.
La mayoría de
las personas piensan y actúan como personas independientes sin ni siquiera
preguntarse de dónde procede o qué es esa voz de la conciencia que nos
aconseja, guía y corrige. Solo un pequeño porcentaje ha desarrollado cierta
sensibilidad hacia las influencias de su Yo superior y son algo conscientes de
dichas influencias. Así es que lo primero que se debe hacer para progresar en
ese sentido es eliminar el egoísmo porque intensifica el sentimiento de
personalidad y, a continuación, identificarnos con el Ego en todo momento y no
ocuparnos de los asuntos terrenales innecesarios. Esa es la única manera de que
el Ego nos hable, cuando llega ese momento, es cuando debemos darle paso y
obedecerle para que, algún día y como culminación, el Ego absorba a la personalidad
puesto que están totalmente identificados. Algún día tendrá el hombre que
averiguar qué es lo que busca o desea el Ego para acelerar su desarrollo, a
partir de ahí es fácil, solo hay que facilitarle las cosas.
Para que el
Ego pueda utilizar lo mejor posible las virtudes y poderes del hombre debe
tener a su disposición y de manera activa la mente puesto que es la que está
inmediatamente por debajo de él y porque con ella gobierna a los demás cuerpos.
Cuando pensamos en un hecho concreto, estamos recordando algo que hay en la
memoria y para hacer esto necesitamos enfocar nuestra atención y voluntad en
ello, bien, pues es precisamente ese “prestar
atención” o concentración de la mente en algo lo que hace que el Ego se
interese. Cuando el hombre va por la vida sin centrarse en nada, sin apenas
discernir, dejándose llevar por las circunstancias y por los demás, etc., no
está colaborando para que el Ego se proyecte en los mundos inferiores a través
de sus cuerpos. Es conveniente recordar que aunque nuestras experiencias no
pasan al Ego, sí lo hace la quintaesencia de las mismas, tanto en vida como
después de la muerte, por consiguiente, elijamos en cada momento lo que más le
ayude en su desarrollo y nos ayudaremos a nosotros mismos como personas.
El desarrollo
espiritual también comienza por sentirnos identificados sin ninguna duda con el
propio Ego y por tener plena confianza en nosotros cuando actuamos como tal; si
intentáramos vivir en la conciencia del Ego y ver como extraña la de la
personalidad, actuaríamos de otra forma. Esto significa que deberíamos pensar y
actuar en cada momento de una forma voluntaria y consciente, es decir, mover el
cuerpo a voluntad, desear lo positivo porque lo desea el Ego, y hacer que
nuestra voluntad tenga controlada la mente y la imaginación para que sirva a
los deseos del Ego. Bueno, rectificando en cierto modo, he de decir que la
voluntad no hace, ejecuta o desempeña, ya que eso pertenece a la
actividad creativa del Ego; la voluntad es: el
poder de mantener la conciencia enfocada en un hecho y objeto y excluir todo lo
demás. Así es que, si queremos unificar nuestra conciencia personal con la
del Ego debemos utilizar la voluntad de una forma positiva en la vida cotidiana
y, sobre todo, cuando, como aspirantes a la iniciación practicamos los
ejercicios de concentración, meditación, discernimiento y contemplación.
El Ego siempre
está presente o intentando manifestarse en nosotros, lo que ocurre es que,
normalmente, tenemos la atención puesta en todo lo que materialmente nos
interesa o nos dejamos llevar por el cuerpo de deseos y la mente que están en
cosas superfluas. El Ego solo se ocupa de los pensamientos y sentimientos
altruistas, puesto que lo que normalmente llamamos “negativo” solo afecta a los átomos permanentes. Cuando el aspirante
desea y procura utilizar sus cuerpos para el bien a la vez que hace sus
ejercicios y oraciones, suele tener momentos de inspiración, exaltación, gozo y
devoción como respuesta del Ego. Esto es, el Ego consigue manifestarse en la
conciencia inferior, pero, repito, el Ego siempre está ahí y hay que percibirle
por medio de la razón y la fe. El Ego también conoce la verdad y por eso el
hombre, a veces, está convencido de ciertos hechos sin que haya explicación
razonable. Ese es el caso de las personas que ya en otra vida han tenido
contacto con estas enseñanzas y, aunque en esta no lo recuerden, saben que son
ciertas. Otras veces percibimos por medio de la intuición, hechos que ocurren a
nuestro alrededor, que proceden del Ego y que normalmente decimos que son
efecto del genio. Es cierto que el Ego está evolucionando y se puede equivocar,
pero suele manifestar el conocimiento que ya tiene sobre determinado tema. Aún
así, y como en el caso de los que aplican justicia en forma de barbarie, como
en el caso de los radicales y fanáticos religiosos, lo que se demuestra es que
son Egos “jóvenes”.
CAPÍTULO
VII
HACIA UN NUEVO RENACIMIENTO
Hasta que no
se abandona el cuerpo mental se sigue siendo personalidad puesto que es con la
mente concreta con la que razonamos y nos identificamos aquí en la tierra. La
unión de la personalidad con la individualidad o Ego se produce cuando la
conciencia se retira al cuerpo causal, es entonces cuando el hombre se reconoce
a sí mismo como Ego y se siente en su propio hogar. Para el común de la
humanidad (y con más razón los atrasados) su estancia en este Tercer Cielo es de somnolencia, aunque, si
algo se percibe será real y exacto. Los atrasados son inconscientes en este
mundo celestial pero los humanos más desarrollados pueden percibir y ser
conscientes en las tres regiones, teniendo así una vida celestial gloriosa y
muy satisfactoria. Aquí es donde, una vez incorporada la personalidad al Ego,
se es consciente del desarrollo adquirido y, algo también, en parte, de lo que
será su futuro.
Los
más adelantados, es decir, los que tienen conciencia en las dos regiones más
elevadas del Mundo del Pensamiento, son conscientes del propósito de la
evolución, de las vidas físicas y de lo que ocurre después de la muerte. En
estas regiones trata el Ego de infundir en la personalidad los valores y
conceptos más elevados para que no caigan en tentaciones; éstos se manifestarán
en la mente concreta como razonamiento profundo, abstracto y filosófico. Además
de que pueden estudiar los arquetipos de todas las formas que hay en estas
regiones y contemplar ciertos aspectos de la Mente Divina, los Egos pueden
progresar más rápidamente al sentirse libres del cuerpo físico. Como es de
suponer en la región más elevada del Mundo del Pensamiento solo son conscientes
unos pocos pero muy evolucionados humanos. Estos Egos pueden actuar voluntaria
y conscientemente sobre la personalidad para que la luz esté siempre presente.
Su conciencia está centrada en el Ego y no en la personalidad, de hecho, estos
iniciados trabajan a favor de la humanidad desde estas regiones. Desde la
región más elevada se recibe la iluminación y toda ayuda por parte de los
Hermanos Mayores y Maestros.
Pero,
volviendo al renacimiento, tenemos que hablar del deseo de renacer. La causa
principal por la cual el Ego siente el deseo de renacer es el impulso interno de la Voluntad Divina y
por el deseo de manifestarse para
sentirse autoconscientes. De ahí que lo primero que hace un Alma al renacer
es centrar su conciencia en el cuerpo mental para identificarse con sus propias
creaciones mentales del pasado y para obtener una serie de convicciones e
intuiciones. Este impulso o Voluntad Divina que se manifiesta en el Ego como “deseo de nuevas experiencias,” es la que
hace que el Ego evolucione a través de
los cuerpos que en cada vida crea, así como de las experiencias en la vida
terrestre. El Ego se manifiesta a través de sus cuerpos pero también es
partícipe de los cambios que se producen en el planeta cuando en el Mundo del
Pensamiento trabaja con los arquetipos de la naturaleza; por tanto, al fin y al
cabo, hace lo mismo que Dios cuando nos crea a nosotros como Espíritus y cuando
crea el sistema solar. Pero es importante no confundir este deseo con el deseo
que las personas tenemos de vivir, este deseo representa las ganas de tener
experiencias, de estar activo en los mundos y de responder con su conciencia a
todas las vibraciones externas posibles. El Ego no se ve forzado a renacer, lo
hace porque quiere, aunque sí es cierto que renace porque desea conseguir algo
del mundo, y mientras desee algo del mundo material renacerá. Cuanto más
atrasada sea un Alma más deseo de experiencias físicas tendrá, el que comienza
a ver la luz del Espíritu tendrá deseo de experiencias; y el, hasta cierto
punto desarrollado, deseará la unificación con su Padre, con Dios.
Como
sabemos, en el momento de la muerte, la vida se retira hasta el corazón donde
rodea al átomo simiente físico para después desplazarse hasta la cabeza, más
exactamente hasta el tercer ventrículo del cerebro. A continuación, este átomo
permanente envuelto en la tela de vida
asciende hasta el punto de unión de las suturas parietal y occipital para
abandonar el cuerpo físico. Pues bien,
lo mismo ocurre cuando se abandonan los otros cuerpos, los átomos quedan en un
estado estático o latente y son retenidos en el cuerpo causal. Entonces, estos
átomos envueltos en dicha tela de vida perteneciente al Mundo del Espíritu de
Vida, toman la forma de un núcleo brillante y se quedan en estado de sueño en
el cuerpo causal junto a la quintaesencia de todas sus vidas pasadas. Así es
que, cuando llega el momento en que el Ego necesita renacer, éste crea un estremecimiento de vida que pone en
actividad el átomo simiente mental el cual comienza a vibrar con fuerza para
atraer la materia mental que será necesaria para formar su futura mente.
Cuando la materia necesaria y más adecuada para el karma y la mente futura de
la personalidad ha sido atraída, el Ego vitaliza el átomo permanente del cuerpo
de deseos para que comience a atraer la materia de deseos correspondiente con
el mismo fin.
Cuando
el Ego desciende para renacer lo hace con el pasado, con la carga del resultado
de su anterior vida, el cual ha sido guardado en los átomos permanentes en
forma de vibraciones. El resultado será administrado, en todos los sentidos,
por los Ángeles del Destino los que:
1º.-
Le harán nacer en el país, familia y padres con los que (por lo general) tiene
algún karma.
2º.-
Le proveerán de un cuerpo y un ambiente social de acuerdo a lo que el Ego hizo
en su anterior vida y a las tendencias del carácter futuro.
3º.-
Harán que reciba la cosecha buena y mala que merezca.
Esta es la
visión que el Ego tiene, la que, por lo general, suele contener más karma
negativo que positivo; de ahí que se comprenda que el Ego, a veces, no quiera
entrar en el cuerpo físico. A la hora de preparar el karma maduro, los Ángeles
del Destino tienen en cuenta el que éste sea lo suficientemente apto como para que
la personalidad se desarrolle según sus necesidades; esto es, que el ambiente,
las personas que la rodean, la familia, las circunstancias, etc., sean las más
adecuadas. Hay casos en que el hombre se adapta bien al programa y, como es
libre y puede hacer lo que voluntariamente desee, puede ocurrir que agote el
karma maduro antes de tiempo y los Ángeles le tengan que añadir más. Cuando
ocurre lo contrario, el karma pendiente es guardado para otra vida futura.
Cuando
hablamos del renacimiento o descenso del Ego a la tierra no nos referimos a que
el Ego descienda desde su propio mundo hasta el físico. Está claro que para que
el Ego evolucione lo tiene que conseguir por medio de sus cuerpos
(herramientas) y de los impactos que éstos reciben (experiencias que afectan a
los sentidos y a los cuerpos superiores) sin embargo, lo que se manifiesta en
los cuerpos es una parte de él mismo, o sea, algo así como el Sol que brilla y
proyecta sus rayos; los rayos no son el Sol pero son parte de él. Por otro
lado, como esto implica una limitación para la expresión del Ego, es lógico
aceptar que éste no puede manifestar sus poderes y cualidades y, por tanto, se
muestra imperfecto. Las cualidades o virtudes autenticas del Ego no pueden
expresarse en los mundos y cuerpos inferiores puesto que las vibraciones de
éstos son bastante más lentas y densas. De ahí que el trabajo del hombre sea
trabajar para desarrollar las virtudes espirituales para que pueda sintonizar
con la naturaleza del Ego aunque sea en una octava inferior. El estudiante
ocultista sabe que el Ego no es su mente ni su personalidad; sabe que su misión
es subordinar sus vehículos inferiores para que puedan ser usados lo mejor
posible por el Ego; sabe que el propósito es el desarrollo positivo del
carácter; sabe que se debe esforzar para progresar en sentido espiritual; sabe
que el desarrollo y la espiritualización
del carácter solo está en sus manos; y sabe que cuanto más desarrollo más
felicidad interna.
El
objetivo del Ego es el desarrollo y para eso “vela” su conciencia con los cuerpos para poder conseguirlo gracias
a las vibraciones de los mismos; es la única manera de que sus poderes latentes
puedan convertirse en dinámicos. El Ego de cada uno es el resultado de sus renacimientos, desde sus primeros tiempos
como humanos sin razonamiento, hasta nuestros días pero pasando por todas las
razas y subrazas. La repetición de las experiencias positivas crea las
cualidades del Ego pero el desarrollo depende siempre de la adaptación,
esfuerzo, voluntad y sacrificio que éste haga. Cada renacimiento en una
personalidad es como un día de clase en la escuela de la vida para el Ego y, de
hecho, reanuda las clases en el mismo punto donde las dejó en la última vida.
La savia de un árbol se forma a partir del alimento que extraen las hojas del
exterior, ese es el alimento del árbol, por tanto, sin las hojas no lo
conseguiría, pues bien, el hombre como personalidad es la hoja gracias a la
cual se desarrolla el árbol. El Ego es el actor que se manifiesta en cada
personalidad, de lo cual extrae el fruto de la experiencia, bueno o malo, según
haya sido su actuación en la vida.
La
intención del Ego es siempre elevar al hombre hacia lo divino porque sabe que
lo poco que progrese en cada vida servirá para tener mejores vehículos y
mayores oportunidades. Aunque el hombre no perciba este objetivo, un mínimo
esfuerzo, adaptabilidad y buena voluntad, harán que comience a responder cada
vez más a las directrices del Ego. Solo conocemos una pequeñísima parte de
nuestro Ego y ésta no se muestra perfecta
porque no puede hacerlo, pero cuanto más nos esforcemos en adquirir la
conciencia del Ego, más podremos contactar con él. Nuestro Ego en su mundo es
glorioso pero los cuerpos le impiden mostrar su naturaleza como varios pares de
guantes impedirían tocar el violín o la guitarra a una persona por muy buen
músico que sea.
¿POR QUÉ, CÓMO Y CUÁNDO RENACEMOS?
Si estudiamos estas enseñanzas con una mente abierta y discernimos
sobre lo explicado hasta ahora, podemos llegar fácilmente a la conclusión de que
la clave del desarrollo humano, de la evolución y, cómo no, como medio para vencer definitivamente el
miedo a la muerte, es admitir la creencia en el Renacimiento y en la Ley de
Causa y Efecto. Estas leyes forman parte del proceso que llamamos “evolución”
el cual permite un desenvolvimiento progresivo del hombre desde las formas
físicas más groseras e irracionales hasta la propia perfección y desarrollo de
los poderes latentes, o lo que es lo mismo, ser un dios creador a imagen y
semejanza de nuestro Padre. La Ley de Renacimiento explica las diferencias
entre los hombres y el porqué de las circunstancias y actitudes de los mismos.
Actúa desde el Mundo del Pensamiento con una relación directa con el Ego (y sus
renacimientos en diversas formas humanas) y con su voluntad, puesto que la
mente y la voluntad tienen relación directa con el karma y es el Mundo del
Pensamiento el hogar del Espíritu donde ha de volver cuando se libere del
renacimiento.
Al igual que aquí en la tierra a una noche de reposo le sigue un día de
actividad donde continuamos aprendiendo gracias a la experiencia, también
después de ese reposo y disfrute en el Tercer Cielo, sentimos la necesidad de
nuevas experiencias y nos preparamos para renacer. Cuando llega ese momento,
nuestro mundo particular donde hemos disfrutado, se reduce a una especie de
aura brillante donde nos sumergimos en un sueño muy profundo. Ese “deseo de
nuevas experiencias” viene dado por la influencia del Espíritu, el cual
despierta nuestra conciencia. Ya con el proyecto de vida conformado, se
despiertan los átomos simiente de los diferentes cuerpos para que atraigan la
materia adecuada para los mismos según la vibración de dichos átomos;
recordemos que los átomos guardan el recuerdo de las experiencias de sus
correspondientes cuerpos en las vidas anteriores. El hombre puede ser más o
menos consciente en esta fase, de ahí que responda para poner en actividad
vibratoria los átomos, lo que, a su vez, atrae la atención y colaboración de
los seres que habitan en los planos inferiores del Mundo del Pensamiento para
que seleccionen la materia que conformará la mente. Una vez que la materia
mental rodea el átomo simiente del cuerpo mental, el Alma desciende al Mundo de
Deseos donde los Arcángeles también colaboran atrayendo la materia de deseos
que corresponda para su futuro cuerpo de deseos. El material se puede atraer de
cualquier subplano de estos mundos pero es la nota vibratoria del Alma la que
admitirá o rechazará la “materia” que compondrá los cuerpos.
Como hemos dicho, cuando el Ego siente la necesidad de experimentar de
nuevo porque el fruto de la anterior vida ha sido asimilado y los trabajos se
han efectuado pensando en la próxima, despierta del sueño en el que se
encuentra. Pero hay que aclarar que cuanto mayor grado de espiritualidad se
haya alcanzado en la vida pasada, más larga será la estancia en estas regiones
puras y espirituales del Mundo del Pensamiento. La estancia allí suele variar
entre nueve y catorce siglos y en ese tiempo puede desarrollar nuevas
facultades relacionadas con el arte y con todo lo considerado mentalmente
abstracto. Es por este motivo por el que el Ego renace con la sabiduría o
esencia de todas sus anteriores vidas más lo que haya adquirido en el Cielo
siempre y cuando lo haya deseado. El Ego renace con esas facultades o esencia
pero, como ya se ha dicho, tiene que hacer frente a su destino y a toda una
serie de pruebas y tentaciones que tienen relación con su vida pasada; por
tanto, estas pruebas y tentaciones del mal, despiertan (como las semillas en
primavera) cuando el Ego desciende, para adherirse a su cuerpo de deseos. Junto
con esta parte del mal también están todas las cualidades materiales,
tendencias, facultades mentales, etc. que el Ego necesitará para expresar su
nueva personalidad.
En el capítulo anterior pudimos ver cómo, a partir de que el Ego graba
o se lleva la película de su vida pasada para extraer el beneficio o
quintaesencia de la misma gracias al Purgatorio y al Cielo, termina descansando
hasta sentir una nueva llamada que le lleve al renacimiento. Una vez almacenada
dicha quintaesencia extraída de los diferentes cuerpos para ser usada como
simiente de los cuerpos mental y de deseos futuros y para uso como conciencia y
voluntad en la próxima vida, el Ego está listo para comenzar un nuevo día de
actividad. Es decir, una vez hecho el contacto con el Yo superior o Triple
Espíritu después de haber abandonado los cuerpos inferiores y después de haber
permanecido en ese estado de descanso, por lo general inconscientes, comienza
el proceso de descenso donde el Ego:
1º.- Despierta las fuerzas de los átomos-simiente de los futuros
cuerpos para que atraigan la
materia
cuya vibración estén en sintonía con el propio desarrollo del individuo y en
relación con su futuro destino kármico.
2º.- Reúne la materia que va a necesitar una vez que ha emitido su
propia nota-clave
vibracional y prepara la
materia con sus características y cualidades para que se vallan
formando los cuerpos
principalmente a partir del nacimiento del cuerpo físico.
3º.- Organiza la materia etérica
para que los vórtices puedan cumplir con su misión respecto a
la vitalidad y a las
conexiones con el cuerpo físico.
4º.- Elije, dentro de lo posible, a los futuros padres de acuerdo a las
líneas generales
programadas y según el karma respecto a la
herencia física y a las relaciones con las
personas que serán su
futura familia.
5º. Como en algunos puntos anteriores, los Señores del Destino o
Ángeles Archiveros le
facilitan el trabajo del cuerpo etérico con la
ayuda de otros seres inferiores a nosotros y una
clase de elemental
constructor que permanecerá unido al cuerpo físico hasta el momento de
la futura muerte. Este elemental es el que
intenta retener (como cuando está vivo)
el cuerpo
físico y el etérico aún
después de la muerte.
Para la
formación del cuerpo etérico y, como resultado, del físico, es necesaria la
colaboración de los Ángeles que son especialistas en el manejo de la materia
etérica puesto que ellos habitan en la Región Etérica del mundo físico. Los
Ángeles del Destino o Ángeles del Karma
y sus colaboradores son los encargados de seleccionar a los padres y las
condiciones físicas según el karma pendiente y según el arquetipo formado en el
Mundo del Pensamiento. Aquí entra en juego una especie de ángel colaborador o
Espíritu Constructor que no es otro que el “Ángel” que algunos clarividentes
ven alrededor de los niños y al que llaman Ángel de la Guarda; la construcción
por parte de este espíritu se basa en el diseño dado por los Ángeles del
Destino. Este trabajo tiene relación con la raza, país, familia, estado social,
etc. del futuro ser humano, pero quizás lo más importante sea la “programación”
e intervención de los Ángeles para que ocurra la concepción. Sin su
intervención no habría embarazo puesto que son ellos los que ponen el molde
etérico en el vientre de la madre y el átomo simiente del cuerpo físico en el
espermatozoide del hombre. El átomo simiente está sutilmente conectado con el
Alma reencarnante mientras que este proceso está supervisado por el Yo
Superior, su tono también está relacionado con un determinado rayo
representante de alguno de los doce signos astrológicos. Los átomos simiente
son la base para que los elementales constructores puedan formar los
correspondientes cuerpos, los cuales estarán condicionados por el karma de su
anterior vida y, por tanto, por los defectos o herencia genética de los mismos.
Es entonces cuando se visualiza el destino futuro a la vez que se recuerdan
experiencias del pasado y las facultades adquiridas; estos recuerdos
concentrados en el átomo simiente físico sirven como aliciente para ese nuevo
ser.
Naturalmente
que el cuerpo físico se forma de acuerdo al molde etérico creado por los
Ángeles, el cual es la representación, en el mundo físico, del arquetipo que
creamos antes de descender desde el Mundo del Pensamiento. Ese arquetipo lo
creamos con la ayuda de otros seres de diferentes jerarquías superiores y
representa lo que va a ser nuestra vida en líneas generales de acuerdo a las
deudas que tengamos, desarrollo inmediato que necesitemos, evolución adquirida,
estado social y familiar, salud, etc. Esta vida o arquetipo es la que hemos
elegido entre varias que nos proponen siempre basadas en nosotros mismos tanto
respecto al pasado como al futuro. Cuando digo que elegimos me refiero a la
elección del personaje como un actor en una obra de teatro y a ciertas
circunstancias, pero no se eligen los pequeños detalles. Cuando una persona no
está contenta con su destino y se amarga la vida o incluso se suicida, no sabe
que ese destino lo eligió como Ego puesto que él cometió las causas cuyos
efectos tiene que afrontar en el presente como karma. El “destino” nos llevará
por el camino elegido pero cómo y cuándo dependerá de nuestra voluntad y libre
albedrío puesto que, si nos desviamos de lo elegido, nos pondrán impedimentos
para que no continuemos y tendremos que hacer frente a dichos impedimentos y
sus efectos. Este arquetipo construido de materia del Mundo del Pensamiento, es
el que emite una vibración o nota clave que hace que los diferentes cuerpos
vivan y cumplan su función hasta el momento de la muerte tal y como se eligió.
Cuando deja de emitir la nota clave se rompe el átomo simiente del cuerpo
físico que se encuentra en el corazón y se produce la muerte.
Para que el
Ego pueda hacerse cargo y penetrar en su futuro cuerpo físico tienen que
producirse principalmente dos hechos:
1º.- Que se
unan las dos partes del cordón plateado que comienzan a formarse desde el átomo
simiente del cuerpo físico y desde el
átomo simiente del futuro cuerpo de deseos para
unirse en el átomo simiente del cuerpo
etérico situado en el plexo solar de las personas.
2º.- Que el
Ego de la madre (puesto que la madre no es consciente) se haga cargo de la
formación del feto durante los primeros
veinte días aproximadamente.
Los átomos
simiente son la base para que los elementales constructores de los diferentes
cuerpos puedan formar el cuerpo físico, el de deseos y el mental. Pero estos
elementales (considerados como “Ángeles”) representan una sola entidad
relacionada con la personalidad. La agonía de la muerte es en realidad una
lucha entre el elemental constructor que quiere retener la fuerza de la vida
para seguir subsistiendo y el Ego que quiere desconectarse del cuerpo puesto
que es autoconsciente. Esto es la muerte para el elemental puesto que ve que
toda su obra se acaba pero el trabajo de la humanidad es gobernar sobre estas
entidades y obtener experiencia gracias a la obra que ellos hacen. En realidad
ese intercambio de trabajos y ayudas existe entre los diferentes reinos
espíritus y jerarquías creadoras.
Como sabemos,
el Ego está relacionado y por encima de sus cuerpos: Mental, de deseos, etérico
y físico. Esta conexión ocurre por medio de un cordón plateado de materia
etérica que facilita la comunicación del pensador (Ego) con sus cuerpos. A su
vez, este cordón está en contacto con los átomos simiente de cada cuerpo, los
que renacen en cada vida para dar expresión de su correspondiente cuerpo y para
guardar las experiencias que son las que, en realidad, hacen que evolucionamos.
Entonces y ya en el útero de la madre, el Ego continúa con el proceso de
gestación pero sin penetrar aún en el vientre puesto que eso lo hace aproximadamente
a los cuatro meses. Es entonces, antes de los cuatro meses, cuando se le
muestra al Ego, en líneas generales, lo que va a ser su vida, una vida que él
mismo eligió antes de comenzar a descender para renacer. A continuación, cuando
se unen los dos cordones plateados en el plexo solar, es cuando el Ego penetra
y comienza a ser un ser físico que
estará atado a su cuerpo hasta el momento de su muerte pero conectado a sus
cuerpos superiores con los que podrá viajar a sus correspondientes mundos
mientras el cuerpo duerme o en casos excepcionales como son un acto voluntario
o el estado de coma.
Sin átomos
simiente no hay cuerpos nuevos ni hay medios para guardar las experiencias lo
que, en definitiva, forma la memoria de todas las anteriores vidas. Una vez el
átomo simiente en el óvulo femenino, es su vibración natural o nota-clave lo
que actúa como propulsora de la formación y nacimiento del cuerpo,
convirtiéndose dicha vibración en el mecanismo del corazón. Esto a su vez une
la vida del nuevo ser con la vida de Dios manifestada a través del Sol místico,
esta obra sagrada es la que se destruye cuando alguien comete un aborto. A
partir de ahí, el hombre queda unido a su Yo superior, el cual hace de
observador; esto es así en la mayoría de los humanos y solo se manifiesta en
los casos de gran progreso espiritual y en otros casos excepcionales. También
el Ángel o Espíritu Constructor abandona su obra aproximadamente a los siete
años cuando se completa la construcción del cuerpo etérico. El hombre es
totalmente dueño de sus cuerpos a la edad de 21 años.
El trabajo para el nuevo renacimiento comienza por vivificar el
átomo-simiente de la mente con la intención de despertar sus fuerzas latentes
para que atraigan la materia mental que necesita y con la que tenga afinidad
según su propio desarrollo espiritual. Así es que el cuerpo mental expresará
las facultades que obtuvo en su última vida menos el mal que purgó, más la
quintaesencia del bien; por tanto no hay imágenes del pasado porque se borraron
pero sí el efecto o poderes resultantes. Como la región concreta del Mundo del
Pensamiento tiene varias regiones, podemos imaginar este proceso de la
siguiente manera: Imaginemos que echamos (lentamente para que no se mezclen) en
un recipiente cuatro líquidos de diferente densidad y peso, éstos quedarán
superpuestos uno sobre otro quedando el más denso y pesado en el fondo. Si
imaginamos que esos líquidos son la materia mental de diferente graduación y
que el Ego se “sumerge” y va descendiendo cogiendo el material que le corresponde
de cada líquido o región, entenderemos cómo se forma el cuerpo mental. Por
tanto el Ego atrae de cada región la materia que formará parte de esa mente
según el resultado de su última vida y de acuerdo a cómo será la próxima
respecto a su karma.
Como ya hemos
dicho, cuando el Ego ha abandonado todos sus cuerpos y se encuentra en las
regiones superiores del Mundo del Pensamiento, en lo que llamamos cuerpo
causal, tiene consigo, en estado latente, los átomos simiente de los cuerpos
que ha utilizado. El Ego evoluciona gracias a estos átomos permanentes puesto
que es de ellos de donde extrae la síntesis o quintaesencia de lo que ha hecho
y sido en cada vida, por eso, cuando llega el momento, el Ego dirige su
atención en busca de nuevas experiencias. Este sería el momento en que el átomo
mental despierta, o mejor dicho, una vibración del Ego pone en actividad el
átomo mental para que sea el primer receptáculo del hilo de vida que procede
del Mundo del Espíritu de Vida (lo que los teósofos llaman Buddhi) Cuando el
Ego trata de expresarse en la Región Concreta del Mundo del Pensamiento, el
átomo actúa como un imán y, en colaboración con los Señores de la mente y otros
seres, el Ego vela su conciencia con la materia que atrae para formar su futura
mente o cuerpo mental. El poder de vibración de la materia que atraiga estará
en sintonía con el desarrollo del Ego para que pueda expresar sus cualidades
mentales latentes. Esta materia mental procedente de las regiones inferiores se
condensa en forma de nube alrededor del átomo simiente como material con el que
se construirá, después de nacer y hasta aproximadamente los 21 años, la nueva
mente. Por supuesto que dichas cualidades mentales no se ponen en actividad
hasta que, a partir del nacimiento, se van manifestando progresivamente de
acuerdo al medio ambiente y a las actividades que la persona haga.
En la
quintaesencia de las experiencias que el Ego se lleva en cada átomo simiente no
hay imágenes ni nada que sea grosero sino los efectos de esas imágenes o
experiencias sobre las facultades. De esta forma la materia que el Ego atrae es
de la misma vibración que la que tenía en su último cuerpo mental, por eso se
dice que el hombre reanuda su vida en el mismo punto donde la dejó aunque con
otro destino y más posibilidades. Esto mismo ocurre respecto al cuerpo de
deseos, por tanto, los cuerpos que el Ego construye en cada vida son el
resultado directo de su pasado, como ocurre respecto a su destino.
Cuando
un niño nace no tiene un cuerpo mental y uno de deseos ya formados e
independientes, la materia de lo que serán esos cuerpos forma una especie de
ovoide donde cada materia irá cambiando y manifestando sus formas y colores
según el niño o adolescente emita sus deseos, sentimientos, emociones y
pensamientos. Los gérmenes o tendencias del pasado (buenas o malas) se
desarrollarán o no dependiendo de los estímulos que reciba según el medio
ambiente donde crezca y según la educación que reciba. Como un niño no actúa de
forma individual e independiente hasta aproximadamente los 16 años, aunque más
exactamente deber ser a los 21 cuando se termina de formar su cuerpo mental, es
deber de los padres estimular el cuerpo de deseos y la mente con actividades
que se relacionen con la inteligencia y los buenos sentimientos ya que, de otra
forma, tienden a atrofiarse. Cuando a un niño se le crean inclinaciones y
gustos positivos, podemos asegurar que crecerá en ese sentido mucho más que en
su anterior vida, pero si se deja que le influyan personas de gustos groseros y
deseos malévolos, no solo no crecerá moral y espiritualmente sino que degradará
lo que había adelantado en su última vida. No olvidemos que antes de nacer el
niño, es decir, a partir de que el Ego penetra en el vientre de la madre para
hacerse cargo del desarrollo de los cuerpos, ese niño en formación, ya es
sensible a las influencias externas.
No
son muchos los padres que se toman verdaderamente en serio eso de despertar los
mejores sentimientos o inculcar los más elevados y bellos ideales en los niños
desde que nacen. Sin embargo, así debería ser puesto que sabemos que nacemos
con un cuerpo mental cuyos defectos y tendencias son similares a los de la
última vida. Aunque el poder espiritual haya aumentando al pasar por el
Purgatorio, si aún teníamos muchos defectos y malas tendencias que superar en
la última vida, deberemos hacer frente a ellas e incluso a las ya superadas
para demostrar que hemos aprendido la lección y hemos tomado nota en la
conciencia. Todos, cuando somos niños, caemos y desarrollamos o aumentamos
ciertos defectos, por el contrario, crecemos desarrollando y aumentado ciertas
virtudes que ya traemos, pero eso dependerá mucho de lo que primero se nos
presente. Si el medio ambiente familiar y social es maléfico, seguramente que
despierten las tendencias maléficas y las benéficas puedan hacer bien poco para
evitarlo. Entonces, como el Ego aun no es dueño de sus propios cuerpos y aunque
intente luchar, no podrá estimular las buenas tendencias hasta que el niño ya
tenga alrededor de los 21 años, pero entonces le costará mucho más vencer que
si de niño se hubieran estimulado las tendencias positivas. Qué decir tiene que
si los padres cumplen con su deber de buenos educadores algunas malas
tendencias se atrofiarán, otras se superarán fácilmente y, a la vez, el Ego se
fortalecerá en el bien para cuando tenga que hace frente al mal en el futuro.
Como ocurre
con los demás cuerpos, la materia mental de la cual se debe formar la futura
mente se divide en grados, lo que en el hombre, suele manifestarse en tres
clases que son: El poco desarrollado; el término medio como el hombre
occidental actual; y el muy desarrollado.
El poco
desarrollado atrae la materia de las subdivisiones inferiores del Mundo del
Pensamiento, creando así un pequeño y desorganizado cuerpo mental. Estas personas
de muy poco desarrollo intelectual se dejan dominar más por su cuerpo de
deseos, tienen muy poca actividad interna y responden poco y lentamente a los
estímulos externos, lo que retrasa el desarrollo de la mente. Los placeres, las
pasiones, el miedo y cualquier otra vibración producen movimiento en el cuerpo
de deseos y éste estimula a la mente para que responda con la razón. La
repetición de impactos externos así como la acción del cuerpo de deseos
iniciaron y desarrollan la imaginación y la memoria, lo que estimula lo interno
y los sentidos para que haya acción y discernimiento para repetir lo que más
gusta, sea bueno o malo. Con el paso del tiempo y viendo el hombre los
resultados de su acción, aún poco razonada, comienza a atraer materia de las regiones
siguientes del Mundo del Pensamiento y a expulsar la más grosera de su cuerpo
mental. De esta forma, en cada renacimiento adquiere más posibilidades de hacer
un más correcto uso de su razón por medio del discernimiento. Así, el hombre
que no ha llegado al término medio de su evolución y que es aún esclavo de sus
deseos pasionales, mantiene una gran lucha interna.
El hombre
medianamente desarrollado tiene un cuerpo mental más grande y más organizado
compenetrando su cabeza física, su materia suele proceder de la segunda,
tercera y cuarta subdivisión del Mundo del Pensamiento. La mayoría de nosotros
vigorizamos nuestra mente gracias a la imaginación, la razón, el discernimiento
y, en general, gracias a todo hecho donde pongamos interés. Sabiendo esto podemos
decir que en cada uso específico de la
mente modificamos lo que era hasta ese momento y, por el contrario, que cuando
hay inacción y desinterés intelectual y nos dejamos llevar por el cuerpo de
deseos, la mente se va atrofiando. Cuanto más se repiten ciertos aspectos o
vibraciones mentales más desarrollo obtiene la región con que se corresponda,
mientras que la materia que no vibra al unísono es reemplazada por otra. Es
conveniente interesarse por aprender y experimentar en todos los sentidos meditando
sobre lo que somos y lo que deseamos conseguir pero siempre de manera
equilibrada para que ni haya plétora ni atrofia u obstáculos. Cuando uno desea
estudiar y esforzarse por aprender algo, la mente intenta esquivar la acción
porque no está acostumbrada a esa clase de vibraciones, la cuesta adaptarse y
por eso hay que planificarlo para conseguirlo sin prisas pero sin pausa. La
persistencia y la repetición son la clase para que la mente se familiarice con
esa clase de vibraciones mentales y comience a responder positivamente a la vez
que transforma y expulsa la materia antigua e inservible. Naturalmente que si
una persona así se deja llevar por deseos y pasiones que interfieran o sean
contrarios a las metas que desea conseguir, terminará abandonado, mientras que
si persiste y lucha terminará atrofiando y expulsando las vibraciones que se
correspondan con esos deseos y pasiones del cuerpo de deseos. La meta inmediata
del hombre actual es obtener un cuerpo mental formado por la materia de las
cuatro regiones inferiores y controlar su mente fortaleciendo su voluntad para
que ésta no se deje llevar por el cuerpo de deseos.
El futuro de
la humanidad pasa, como de hecho algunos ya lo han conseguido, por eliminar la
materia mental relacionada con todo lo que no sea espiritual, devocional, moral
y positivamente intelectual. Entonces, cuando solo se responde a lo sublime y
elevado y se actúa con voluntad y no dejándose llevar por los sentidos ni por
el aspecto negativo del cuerpo de deseos, el Ego se expresa en los mundos de
una manera más noble y más sutil. La mente debe ser un instrumento perfecto en
manos del Yo superior para poder colaborar en el desarrollo intelectual de la
humanidad, de esta forma avanzaremos a pasos agigantados a la vez que
eliminamos el mal de la tierra.
Este mismo proceso se lleva a cabo en el Mundo de Deseos. El Ego
desciende, se sumerge cada vez más en los grados más densos de las diferentes
regiones atrayendo la materia que esté en sintonía con las cualidades
desarrolladas en la última vida. Pero también atraerá la materia relacionada
con sus debilidades y negatividades porque, entre otras cosas, tendrá que ser
tentado. Sin embargo, como el cuerpo vital tiene forma, o mejor dicho, es el
molde del cuerpo físico, el proceso para su formación no es el mismo. Lo único
parecido con los otros cuerpos es que su átomo-simiente se pone en actividad
para atraer la materia etérica (en cantidad y calidad) que formará parte del cuerpo vital. Como ya dijimos, este cuerpo
lo construyen las personas que están en el Cielo bajo la dirección de los
Ángeles y con la ayuda de los espíritus de la naturaleza. Lo mismo que en el
átomo-simiente del cuerpo físico en el corazón guarda las imágenes de la vida
según se van sucediendo, también en el cuarto éter de este cuerpo están
impresas las escenas de la vida futura, pero es el Ego quien incorpora la
quintaesencia de todos sus anteriores cuerpos vitales y hace un aporte original
para que su vida no esté basada solamente en sus acciones pasadas. Este trabajo
individual del Ego es la base para que haya nuevas y originales causas a lo
largo de la vida y para que así pueda manifestar su libre albedrío que rompe
con la repetición monótona de la Ley de Causa y Efecto, esto es “Epigénesis”.
El Ego, como sabemos, gravita alrededor de los padres que le van a
facilitar el material que necesita para su cuerpo físico, el cual tiene
relación solamente como herencia física y no anímica. Pero también, este Ego
busca la manera en que esa herencia física le pueda ayudar a manifestar determinadas
cualidades. Es decir, si ya trabajó en otra vida en determinada carrera y
profesión y se especializó en desarrollar nuevos conocimientos, en esta vida
buscará a los padres que le favorezcan con esa materia física y que le puedan
facilitar la continuación de esas investigaciones y trabajos. Esta es la base
de lo que llamamos “genio”, o sea, la
identificación de que esa Alma es
avanzada después de un largo y gran trabajo en varias vidas; como ejemplo
tenemos a Mozart y a otras familias de grandes compositores de la música
clásica. Estos casos de genialidad no se pueden aplicar a la herencia de la
materia física porque si fuera así esa genialidad iría pasando de padres a
hijos. La materia de los padres debe servir para que se manifieste el genio pero
no es el genio, un hijo puede nacer de un genio y, sin embargo, no sigue ni le
atrae el trabajo de su padre, lo que demuestra que el genio no se hereda con la
materia física del cuerpo.
Respecto al renacimiento dentro de una familia o círculo, hay que tener
presente que en una vida nos relacionamos con muchas personas, con algunas de
ellas habrá sido para bien y con otras para mal, lo que implica que tenemos
toda una serie de deudas en muy diferentes sentidos (amor, odio, injurias…)
Como la Ley de Consecuencia es muy exacta y justa no permite que por el hecho
de ser otra vida se olviden dichas deudas, por tanto, las personas que se
odiaron se volverán a unir para que las circunstancias les una y terminen (de
una forma u otra) amándose fraternalmente. Las personas renacemos para
conquistar el mundo, para superar y gobernar al yo inferior o personalidad y
para conquistarnos a nosotros mismos, pero también para conocer y superar el
mal desarrollando el bien. Para que lo anterior se cumpla los Ángeles del Destino
tienen en cuenta que:
1º.- Si surge una oportunidad para que un Ego renazca y cumpla con el
destino deseado y
necesario aunque para ello tengan que
adelantar varios siglos un nacimiento, lo harán sin
dudarlo.
El tiempo de descanso que no pueda disfrutar
se le dará en otra vida y si no encuentra
dónde renacer y está más
tiempo de lo debido en el Cielo, en otra vida se lo descontarán.
2º.- El Ego renace cuando las estrellas lo favorecen por sus posiciones
que, por cierto, deben
estar de acuerdo con el destino de ese
Ego.
Estando ya en el nivel que estamos, es muy posible que más de un lector
se haya hecho la siguiente pregunta ¿Por qué tenemos que renacer? Lo primero
que debemos tener claro es que el motivo principal es la “experiencia” y no el disfrute de los placeres o la felicidad
terrenal. El disfrute de los placeres no enseña nada, es pasajero y al final
terminamos cansados de ellos; por otro lado, es imposible hallar una
satisfacción permanente para todos nuestros deseos y lo que es peor, los
placeres no satisfacen al Alma sino que terminan creando adicciones y malos
hábitos. Como consecuencia, estos placeres terrenales nos causan dolor y
sufrimiento, sin embargo, hay que admitir que son nuestros mejores maestros.
Cuando por el uso irresponsable de un instrumento u objeto nos herimos, estamos
aprendiendo a ser más responsables y a utilizar ese instrumento de manera que
no nos perjudique; y cuando ofendemos moralmente a otro, la conciencia nos está
enseñando a través del remordimiento y del dolor; cuando no hacemos caso a
estas enseñanzas y repetimos el error, el efecto será más duro y así continuará
hasta que cambiemos la forma de actuar. Nosotros no podemos aprender desde los
mundos superiores, debemos experimentar físicamente, como tampoco un niño puede
obtener el título universitario por ir unos pocos días al colegio y el resto
quedarse en casa jugando. No recordamos las experiencias de cómo aprendimos a
ser responsables o a tener determinadas habilidades pero cada uno renacemos con
ellas y así deberá ser hasta que hayamos aprendido todas. La Ley de
Renacimiento trabaja para el desarrollo del bien, primero en nosotros y, como
efecto, en los demás y en el mundo. Si no hubiera renacimiento ¿de qué nos
serviría ser buenos si no lo podemos utilizar para beneficiar a otros y en el
Cielo no nos hace falta?
No podemos dejar de renacer mientras no hayamos alcanzado la
perfección, la espiritualización del hombre o, dicho de otra forma, hasta que
el Yo superior pueda manifestarse plenamente en la personalidad. Naturalmente
que tampoco dejaremos de renacer mientras tengamos el deseo de hacerlo porque
haya algo que nos atraiga; esto es, falta de perfección. El Espíritu, en su
propio mundo, sabe cuál es el Plan de Dios y de ahí surge la voluntad para
renacer y continuar el desarrollo espiritual pero, aunque sabemos que uno de los motivos principales
para renacer es la perfección, he de decir que, junto a esa perfección de la
personalidad, va unido el deseo de sacrificarse y de llevar a la práctica el
servicio amoroso y desinteresado a todo ser viviente incluyendo a los que nos
siguen.
Hay una esencia oculta más allá de lo comprensible y relacionada con el
origen de nuestro esquema evolutivo que se manifiesta como Ley de Periodicidad.
Aunque no es fácil de comprender su razón de ser, sin embargo está relacionada
con aspectos como el día y la noche, la vida y la muerte física y cualquier
otro aspecto relacionado con la doble polaridad. Por consiguiente, el
renacimiento está relacionado con esta Ley como lo está el flujo y el reflujo,
el sístole y el diástole del corazón e incluso la manifestación y reabsorción
del Universo. Eso nos lleva a pensar que aunque renacemos por la voluntad y con
el deseo de perfección y servicio amoroso, hay algo por encima de todo eso que
nos lleva a crear. Este impulso,
presión o deseo espiritualizado es el que tuvo que tener nuestro Dios antes de
crear su esquema evolutivo donde nosotros estamos evolucionando. Algo similar
debemos sentir nosotros para que surja ese deseo y esa voluntad de renacer para
ser creativos en los diferentes mundos como lo hizo Dios con su esquema
septenario. Es cierto que en los primeros pasos en el sendero como humanos el
deseo de renacer procede del aspecto inferior del cuerpo de deseos, pero
progresivamente se transforma en deseo de perfección y, por último, será deseo
de servir y ayudar a la humanidad. Cuando lleguemos a la perfección prevista
por nuestro creador, entonces ese impulso-deseo espiritualizado hará que
podamos crear un esquema similar al creado por Él mismo.
Pero, el deseo, desde el punto de vista terrenal tiene un papel
importante en el porqué del renacimiento. El deseo encadena pero también ayuda
a evolucionar dependiendo de la naturaleza que tenga. Con el deseo (además de
la voluntad) trabajamos y sembramos durante la vida pero, después de la muerte
y una vez cosechada la esencia espiritual de la vida, ese deseo debe
desaparecer para que no ate a la personalidad y solo tenga esa esencia como
medio de trabajar en la próxima vida. Sin embargo, mientras haya falta de
experiencias y, por tanto, no hayamos alcanzado la perfección, nuevos y elevados deseos nacerán en cada vida
para que los podamos trabajar y experimentar. Pero por encima de todo eso y
pensando en el propio desarrollo espiritual, cada persona debe ir desechando
los deseos materiales y más bajos en sentido personal (placeres, éxitos,
dinero…) y continuar en esa línea hasta que incluso no desee ni siquiera ayuda para su desarrollo personal sino para
la humanidad.
Algunas personas mayores se sienten tan defraudadas de la vida que casi
desean abandonar este mundo cuanto antes. Bien por lo que han hecho y cómo lo
han hecho o bien por lo que pudieron hacer y no aprovecharon la oportunidad
sino todo lo contrario. Lo cierto es que, en esos momentos, sus deseos y
aspiraciones no son terrenales y, por tanto, no encuentran satisfacción en la
vida. Pero otras muchas personas también anhelan irse y se sienten defraudadas
porque quisieron construir y vivir en un mundo de dicha y felicidad y no lo
consiguieron. Estos aspectos de la personalidad que tienen su origen en el
mismo destino y en su libre albedrío tendrán su respuesta y solución después de
la muerte pero también, y esto es lo importante, serán motivo de renacimiento.
Cuando el Alma desea y ansía determinadas cosas de la vida terrestre, con
seguridad que esos deseos tienen relación con la causa del renacimiento. Es
cierto que algunos deseos se pueden ver con repugnancia en el estado
post-morten y por eso precisamente mueren de inanición, pero mientras el hombre
se sienta atraído por determinados objetos o circunstancias de la vida, tendrá
que renacer para satisfacerlos si no es capaz de reprimirlos.
Nuestra actitud debe ser como cuando nos acostamos disgustados con
nosotros mismos porque hemos actuado mal ante alguna persona y nos proponemos
enmendarnos y esforzarnos para no caer más en ello. En el estado post-morten
tenemos la oportunidad de enfocar y desarrollar estos deseos y anhelos
terrenales desde un estado de conciencia que puede hacer que eliminemos esos
deseos que nos hacen renacer. Cuando hablamos de deseo por alguna cosa, persona
o circunstancia terrestre, estamos diciendo que ese Ego se sentirá atraído para
renacer sin hacer distinciones entre si el deseo es por algo bueno o malo. Hay
personas que aun renacen por deseos buenos de ayudar a la humanidad pero,
aunque sea así, están dando motivos para que se sientan atraídos hacia la
Tierra. Aun el amor, que es un aspecto más elevado del deseo, puede atraernos
para renacer. Llegamos por tanto a la conclusión de que, respecto al deseo y
pensando en evitar el renacimiento cuanto antes, el Alma no debe sentir el más
mínimo deseo de renacer por nada existente en el mundo físico. Esta es una
manera de hacer que el karma actué en los mundos superiores respecto a nosotros
y no en lo terrenal.
Pero el motivo del renacimiento va más allá y lo podemos generalizar
desde un punto de visa más amplio. Si bajo la Ley de Causa y Efecto cada causa
tiene su efecto como cada efecto debe tener su causa, quiere decir que cada
causa que el hombre realiza en el mundo y con su cuerpo físico, debe tener su
efecto en ese mismo mundo físico. Si de todas las causas que cometemos a lo
largo de la vida no tienen una reacción correcta y adecuada y, como es
evidente, tampoco podemos cosechar lo que corresponda en esa misma encarnación,
debemos admitir que ese es otro motivo por el cual debemos renacer, es decir,
la Ley de Renacimiento es necesaria para nuestra propia evolución pero que
algún día deberemos superar. Como dijo el místico alemán Goethe: “De todas las fuerzas que encadenan al mundo,
el hombre se libera cuando consigue su propio dominio.” De una forma
general, el hombre renace, según las exigencias que haya respecto a las deudas
kármicas:
1º.- Por la atracción que siente de lo que él inició en su vida
terrestre.
2º.- Por un sentido de responsabilidad para cumplir con sus deberes
según las deudas que tenga
por sus relaciones
sociales.
3º- Por la necesidad de cumplir las obligaciones instintivas por las
Leyes Divinas que rigen en
los tres mundos donde actualmente evoluciona.
Está claro que no es fácil que el Ego tenga un destino donde todo lo
que haga y con quien se relacione esté controlado por la Ley de Causa y Efecto
o por el karma. Casi siempre se renace en una familia con la que tenemos alguna
deuda o algo en común, y lo mismo ocurre respecto a algunas otras personas con
las que tendremos relaciones a lo largo de nuestra vida, bien como vecinos,
amigos, compañeros de trabajo, etc.; pero con la gran mayoría de las personas
con las que nos relacionamos no tienen nada o no tenemos nada pendiente con
ellos. Estas personas, así como ciertos lugares y hechos de nuestras vidas,
están ahí para favorecernos con nuevas relaciones, circunstancias y
oportunidades de desarrollo. El motivo, entre otros, es que no todas las
personas con las que tenemos deudas de nuestra última vida han renacido en el
mismo lugar que vamos a renacer ni en los mismos años. Así es que el Ego es
llevado por los Ángeles del Destino a renacer en determinada familia pero
ofreciéndole la posibilidad (en algunas ocasiones) de elegir entre varios
destinos, aunque, eso sí, una vez hecha la elección ya no se puede dar marcha
atrás y, por consiguiente, el individuo será controlado
para que cumpla irremediablemente sus compromisos.
Esto es algo parecido a un laberinto, si el ratón tiene que llegar al
queso y elude el camino más corto para perderse por el laberinto (la vida
contraria al desarrollo) le cerrarán el que haya elegido para obligarle a
elegir otro hasta que por fin y obligatoriamente llegue a la meta prevista.
Esta es la clave que determina la Ley de Causa y Efecto y el libre albedrio. El
destino suele ser escogido libremente, pero es que, en la propia vida, siempre
tenemos opción de elegir entre hacer el bien o el mal o actuar de una manera u
otra. Si elegimos el camino correcto progresaremos y nos facilitarán más
oportunidades pero si hacemos lo contrario nos irán cerrando puertas o poniendo
impedimentos para que elijamos otro camino. El karma maduro o deudas pendientes
no las podemos eludir ni retrasar porque nos comprometimos a saldarlas pero,
respecto al futuro, somos libres de actuar como queramos aunque, eso sí, si
actuamos mal estaremos creándonos nuevas deudas, o lo que lo mismo, más
problemas y limitaciones. ¿Qué significa esto? Que cuando el hombre haya
evolucionado hasta el punto de dominar su cuerpo de deseos y de controlar su
mente, estará preparado para liberarse de las ataduras que le retienen en la
Tierra.
Para que haya un nacimiento en una familia son necesarias dos cosas:
Primera que el átomo-simiente del cuerpo físico sea colocado en la cabeza de un
espermatozoide del padre, y segundo que el cuerpo vital que ha sido modelado
por los Ángeles y sus ayudantes sea también colocado en la matriz de la futura
madre. De esta forma el átomo-simiente atraerá la cantidad y calidad de materia
física, la cual se irá uniendo al molde etérico para formar el cuerpo físico.
Sin embargo, aunque en los demás cuerpos no lo podemos hacer, en este caso, es
el mismo Ego que va a renacer el que incorporará la quintaesencia extraída de
sus cuerpos físicos del pasado dejando el resto al aspecto “herencia” de los padres; aspecto físico
que, por cierto, él no puede utilizar aunque sí elegir como elige a los padres.
Lo cierto es que aún no tenemos la suficiente experiencia y desarrollo como
para construir nuestro cuerpo, por tanto, nuestra intervención es mínima pero
sí lo suficiente como para que nuestro cuerpo tenga algo de nuestra propia
expresión como Espíritus.
Pero ¿qué es lo que hace que el Ego renazca en determinado lugar y
familia? Sin duda que la Ley del karma. Esta Ley, a través de la cual trabajan
los Ángeles del Destino, es la que facilita el cuerpo de raza y las características
generales de su medio ambiente. Esto ocurrirá según las circunstancias sociales
para la próxima vida, según las facultades del individuo y su necesidad de
experiencias, y según su karma maduro pero, de cualquier forma, tendrá que
saldar sus deudas en forma de castigo y recibir sus premios en forma de
casualidades y suerte.
Además de lo que llamamos facultades o poderes de la mente alcanzados,
están las tendencias o inclinaciones dominantes que se
desarrollaron en la última vida y que bien podríamos llamar “virtudes”. Son
estas virtudes las que hacen a un individuo un buen carpintero o un buen
matemático pues son el resultado de trabajos pasados, de ideales y
aspiraciones, y del trabajo realizado en el Segundo Cielo. De aquí la necesidad
de tener ideales y aspiraciones elevadas, practicar el altruismo y ser humildes
entre otras cosas porque eso nos llevará a las regiones donde podamos
desarrollar el Espíritu. También es aconsejable pensar en nuestra vida
cotidiana respecto a nuestras relaciones y actitudes porque son los lazos y
deudas con otros los que nos crean el nuevo destino, cabría preguntarse
¿Creamos armonía o desarmonía? ¿Intentamos vencer a lo más bajo de nuestro
cuerpo de deseos o nos complacemos en los placeres y vicios terrenales? ¿Intentamos
controlar la mente para hacer el bien o la dejamos desbocada para caer en lo peor? Estos
aspectos tendrán su manifestación y
efecto en el futuro cuerpo mental y de deseos, en el sistema nervioso, en la
sensibilidad, etc. No nos olvidemos que los Ángeles del karma tienen el archivo
de lo que cada uno de nosotros hace en pensamiento, palabra y obra, sin
embargo, según el destino, no renacemos con las posibilidades suficientes como
para poder utilizar todas nuestras virtudes.
¿POR QUÉ RENACEMOS EN DETERMINADO LUGAR, FAMILIA Y CIRCUNSTANCIAS?
Como en este capítulo estamos
hablando del hecho mismo de renacer en determinado lugar y familia con sus
correspondientes nuevos cuerpos, creo conveniente explicar cómo es este proceso
más detalladamente. Cuando decimos que el Ego abandona el cuerpo físico tras la
muerte significa que ya no tiene medios para responder o actuar en el mundo
físico; cuando abandona el cuerpo de deseos significa que ya no puede responder
sentimental ni emocionalmente ni tampoco tiene deseos relacionados con su
propio mundo; cuando decimos que abandona el cuerpo mental significa que ya
está imposibilitado para pensar como lo hacemos aquí, es decir, se anula la
personalidad uniéndose la esencia de la vida al Alma. En realidad, el Ego
siempre está en las regiones superiores del Mundo del Pensamiento, lo que en realidad renace es una parte de su
conciencia y de su voluntad (un rayo del Ego) de forma similar a como
enfoca el Sol su luz hacia el exterior o sistema solar como luz imprescindible
para que haya vida. Un ejemplo, aunque algo grotesco, sería el hecho de
concentrarse hasta tal punto que no fuéramos conscientes del mundo físico y a
continuación salir de esa concentración; la concentración profunda sería el Ego
sin manifestar y el hecho de salir de la concentración sería cómo el Ego se
manifiesta en los mundos mental, de deseos y físico.
También, cuando hablamos de la Ley
de Consecuencia y del Karma, parece como si estas leyes fueran inmovibles
cuando no es así porque no todos los Egos están en el mismo grado evolutivo. En
la etapa actual hay varias clases de Egos según el desarrollo que tengan:
1º.- Los muy pocos desarrollados
(por ejemplo tribus, y sub-razas a punto de extinguirse) que
renacen muchas veces en una
sub-raza antes de pasar a otra raza superior.
2º.- La gente normal que suelen
renacer cada 1100 años aproximadamente y unas
cuatro veces en cada sub-raza.
3º.- Los que están en el Sendero de aceleración o de iniciación, bien
por la vía intelectual o
bien por la del corazón
(misticismo) que suelen renacer antes.
4º.- Cuando se ha alcanzado el grado de Hermano Mayor que ya no
necesitan renacer.
Aunque todos fuimos creados (diferenciados de Dios por Él mismo) a la
vez, no todos hemos tenido la misma capacidad de adaptación, esfuerzo,
voluntad, etc., y por eso unos están más adelantados que otros como ocurre con
los estudiantes en el colegio. Así es que hay una gran diferencia de desarrollo entre el Alma joven que no domina
el aspecto inferior del cuerpo de deseos porque apenas razona, y el Hermano
Mayor que no solo superó todo eso sino que también espiritualizó sus cuerpos
hasta el punto de no tener ninguna deuda ni karma pendiente en la Tierra.
Parece ser que renacemos muchos
cientos de veces desde nuestros primeros pasos como humanos hasta que llega el
día en que no tenemos nada que aprender de las razas ni de la civilización
porque nos hemos adelantado y hemos desarrollado el propósito para el que Dios
nos creó. Entonces, algunos renacen con alguna misión y a modo de sacrificio
para dar un nuevo empuje a la humanidad, raza o continente según cuál sea ésta.
Hay casos excepcionales en que un Ego muy avanzado puede renacer inmediatamente
y utilizar sus cuerpos mental y de deseos de su anterior vida necesitando
solamente un cuerpo físico por medo de unos padres que serán elegidos según la
misión que vaya a realizar. De esta forma vemos que unos tardan más que otros
en renacer y que cada Ego renace en determinado continente, país y familia
según su karma pendiente, su evolución y sus necesidades de progreso futuro.
Pero lo que nunca ocurre, porque va en contra de la lógica, de la sensatez y de
las Leyes de Dios, es que un ser humano renazca en un animal ni en ninguna otra
forma que no le corresponda como tal. Así va el hombre evolucionando a través
de cuerpos de sub-razas y de razas y de nacimientos en diferentes sexos, puesto
que esas sub-razas de razas y el cambio de sexo junto al renacimiento mismo
cada 1100 años en un estado muy diferente del planeta, es lo que proporciona el
progreso.
No hay una regla fija que indique la duración de la vida porque aunque
ésta es fijada de antemano por las Jerarquías superiores para que el Ego pueda
extraer el mayor provecho posible de la vida, el mismo hombre puede alterarla
como, de hecho, normalmente lo hace acortandola. Es posible que también las
Jerarquías superiores corten la vida a través de una enfermedad o un accidente
porque, según lo que haga el hombre, se puede perjudicar él mismo. Por el contario
y cuando ven motivos suficientes como para comprender que esa persona está
centrada en algo muy positivo para ella, pueden alargarla. Sin embargo, cuando
se pierde la vida en un accidente no previsto, según las circunstancias, puede
ocurrir que ese Ego renazca rápidamente para que pueda continuar con su
anterior destino previsto.
Aunque cada uno de nosotros evoluciona tal y como hemos dicho en estos
últimos párrafos y vamos renaciendo con otros Egos con los cuales llegamos a
identificarnos y a desarrollar el amor, también llega el momento en que ya no
podemos renacer en el mismo lugar ni familia o incluso ni en el mismo tiempo.
Este amor divino y devocional entre Egos perdurará para siempre y, aunque no
puedan renacer juntos, se encontrarán en los mundos invisibles y se
reconocerán. Por lo general, es muy probable que renazcamos junto con esos Egos durante miles de años
(varios renacimientos) en un orden de países similar al siguiente: Egipto,
Arabia, Grecia y, por último en la actualidad, en cualquier país que esté a la
cabeza de occidente. Pero también es muy posible que en esos mismos
renacimientos seamos familiares y estemos juntos según el cambio de sexo que
hayamos hecho. Entre otros casos, se suele renacer como buenos y eternos amigos
o en forma de adoptados y otros hechos similares. Lo cierto es que la muerte es
un proceso que desempeña el Ego durante un tiempo pero que, tarde o temprano,
no necesitará desempeñar y será libre para colaborar con las Jerarquías en
forma de ayuda a los humanos inferiores que nos siguen y a las oleadas de
Espíritus que están en otros reinos e incluso en otros universos.
He de repetir que estas delineaciones son solo un aspecto general de
cómo suelen ocurrir los hechos en el renacimiento pero nunca una regla fija para
todo ser humano puesto que cada persona es un mundo según su pasado, su propio
desarrollo y el grado evolutivo de sus cuerpos. No debemos olvidar que cada
causa produce un efecto en el universo pero también que esa causa tiene su
efecto sobre su creador y sobre los implicados de su alrededor, por
consiguiente, tendría yo que tener un desarrollo como los Hermanos Mayores o
los iniciados para poder asegurar que todo lo dicho es tal cual. Pero en el
mundo del ocultismo, aunque hay quien piensa que es un mundo para unos cuantos
solamente, hay muchas personas que estudian y aplican estos conocimientos a su
vida extrayendo un gran beneficio espiritual, y también hay otros, muy pocos,
que han dejado por escrito el resultado de sus investigaciones clarividentes en
los propios mundos espirituales. Por tanto, yo escribo lo que creo que es
rigurosamente cierto basándome en mis estudios desde hace muchos años y en mis
conclusiones después de años de trabajo personal.
Continuando con el desarrollo que estamos haciendo sobre los diferentes
aspectos del renacimiento he de decir que, en los casos de personas de carácter
extraño y poco sociable y que tienen una vida dura de pruebas, normalmente
nacen entre extraños donde no se sentirán apreciados ni recibirán ayuda para solucionar
sus problemas. También puede ocurrir con estas personas que nazcan huérfanos o
separados de sus padres por alguna razón o incluso que ellas mismas se marchen
muy pronto de la casa. Esta lección representa el aprendizaje de que no hay que
negar el afecto ni la ayuda a quien la necesita, porque si se hace así se verá
solo y sin ayuda en la próxima vida.
Sucede algunas veces, que una persona que es muy querida por su
familia, cambia su línea de actuación, más o menos normal, y comete toda una
serie de delitos o hechos deshonrosos que hacen sufrir a dicha familia. Cuando
este Ego decide o acepta enmendar esos errores en el panorama de la siguiente
vida, suele renacer entre personas cuya antipatía le harán sufrir como efecto
del rechazo que ella hizo al amor de su familia pasada. A veces estos efectos
suelen durar varias vidas porque, no solo tiene que aprender a simpatizar y a
querer a los que le quieren, sino que también debe saldar sus deudas respecto a
lo que hizo y aprender a actuar con honestidad y rectitud.
Hay casos que tienen cierto parecido con el expuesto en el párrafo
anterior aunque invirtiendo los papeles, es decir, un Ego actúa equivocadamente
en su vida pero porque su familia no le educa, ni le muestra su amor, como
tampoco le favorece para que pueda crearse un buen futuro. Es evidente que ante
el Karma y la Ley de Consecuencia tendrá que saldar sus deudas de lo que hizo
en otra vida. Sin embargo, en la próxima renacerá en un ambiente de cariño y
favorecedor para él pero cuya familia (posiblemente la misma) tendrá que sufrir
el efecto de su mala actuación como tal y con ese mismo Ego. En estos casos, no
muy comunes, en que un Ego renace, por algún hecho del pasado, en una familia
entre la cual se siente extraño, no cabe la menor duda de que hay un lazo de
unión basado en el amor en algunos casos o en el odio en otros. Por
consiguiente, nuestra obligación, en cualquier caso, es tener en consideración
y ayudar cariñosamente a cualquier familiar directo o indirecto porque, ¿quién
se atreve a decir que no tenemos algo de culpa cuando ocurre algún hecho de los
mencionados en nuestra familia?
Otro hecho muy común en los últimos tiempos y que se relaciona con la
situación en que algunos Egos encuentran en la familia donde renacen, es el
rechazo a tener hijos. La evolución del ser humano no sería posible si no
existiera la procreación, es más, es muy posible que el principal motivo para
que exista el matrimonio es la procreación de nuevos cuerpos para dar la
oportunidad de renacer a otras Almas. Las Almas tienen también el derecho de
ser bienvenidos, acogidos y cuidados, pero ese no es el pensamiento
generalizado entre los humanos actuales. Lo mismo que cometemos el error de
festejar el aprisionamiento del Alma en un cuerpo (nacimiento) y no su
liberación, así mismo cuidamos y mantenemos las especies animales según
nuestros egoístas y materialistas deseos y no hacemos lo mismo respecto a las
Almas que renacen. No solo se evita cada vez más el tener hijos, sino que
también se practican más abortos (en mi opinión asesinatos) e incluso cuando
vienen niños sin desearlo no se tienen los mismos sentimientos con ellos que
cuando se desean y buscan Pero las Leyes Divinas no pueden ser burladas y, sea
en una vida o en otra, quien no fue buen padre nacerá donde no sea bienvenido o
el que no quiso tener hijos no los podrá tener o los tendrá con algún problema
cuando los desee.
Sabemos que el tiempo aproximado que transcurre entre un nacimiento y
otro es de aproximadamente 1100 años. Uno de los motivos de ese intervalo es
que el Sol tarda en pasar por cada signo astrológico (según el movimiento
llamado “precesión de los equinoccios”)
poco más de 2000 mil años, el tiempo necesario para que el aspecto del planeta
cambie lo suficiente como para que los dos renacimientos de un Alma, en
diferentes sexos, sea más fructífero. Pero como estas leyes, aparentemente
inamovibles, están administradas y son ejecutadas por unas muy elevadas
Jerarquías, el tiempo para el renacimiento puede alterarse según el destino y
la familia que deba tener determinado Ego. Así es que, cuando un Ego tiene un
papel importante que hacer en la vida y necesita construir un cuerpo especial o
tener unos sentidos físicos especialmente construidos para ese trabajo, o
incluso necesita una determinada familia en cierta época porque es quien le
puede facilitar lo que necesita y ayudarle en lo que está previsto que sea o
haga, estas Jerarquías adelantarán o atrasarán si es necesario el momento del
nacimiento. Cuando se adelanta un renacimiento por algún motivo especial o
incluso si ha tenido que buscar una nueva oportunidad para ello a través de
cierta familia, es muy posible que nazca un genio que, al no estar en su
tiempo, será un incomprendido o incluso despreciado, pero pasado algún tiempo
se valorará su aportación. Claro que, este mismo genio, renaciendo más tarde de
lo que le corresponde, no sería genio porque su aporte estaría anticuado.
Los hechos que estamos interpretando
respecto al cómo, por qué y cuándo del renacimiento tienen como base las Leyes
de Causación y Asociación; unas leyes que hacen que, por ejemplo, un Ego que
tiene previsto ser un gran músico renazca en una familia donde pueda obtener el
material físico necesario para construir un buen oído o unas manos adecuadas, y
los medios necesarios para que pueda continuar su aprendizaje que procede de
otra vida. Pero ha de quedar claro que el Ego, el Alma, ya trae su propia
naturaleza mental, moral y espiritual y solo necesita la materia física. No es
justo ni cierto que la maldad o la bondad de un hijo tengan su origen en los
padres; una cosa es la vida y otra la
forma. Por consiguiente, ni el genio, ni la maldad ni el hecho de no querer
trabajar o caer en los peores vicios se heredan; estas leyes llevan al Ego a renacer
con unas personas de gustos, características y tendencias similares a las que
él tiene, pero solo hereda el aspecto físico. Cabe la posibilidad, en este
mismo sentido, de que puedan “heredarse” pequeñas particularidades como son las
costumbres y gestos o tendencias a la enfermedad por el hecho de que las
moléculas de los padres llevan su propio sello y vibración que hacen que
terminen uniéndose de alguna manera. También es posible que el cuerpo de deseos
de la madre tenga algún efecto al respecto e incluso los átomos inferiores del
cuerpo etérico, pero, sabiendo que el Ego se va manifestando cada vez más y
años tras año hasta que a los veintiuno ya es dueño y responsable de su propio
cuerpo, lo lógico es pensar que todo lo que no sea físico y que se achaque a
los padres tenga su origen en la acción del karma del Ego con esos padres. Lo
mismo que un genio puede nacer de una familia en la que ni ellos ni sus
antepasados han trabajado ni desarrollado lo que ese genio manifiesta, tampoco
se puede decir que la maldad o la enfermedad de un hijo tenga su origen en la
herencia física.
Las enfermedades proceden del propio
karma de la persona y si algo de relación tiene con los padres es que esos
padres ya tienen en su cuerpo lo que el Ego necesita para que esa enfermedad se
desarrolle o para que sirva como posibilidad dependiendo de lo que el Ego haga
en su destino. Las enfermedades siempre tienen su origen en lo interno de la
persona misma, los obsesos respecto al sexo, la lascivia, la indulgencia ante
las pasiones o simplemente el carácter malvado, son fuente de diversas
enfermedades graves físicas y mentales (cáncer, epilepsia y otras similares)
Estas explicaciones no se deben interpretar como aplicables a todo ser sin
excepción, ya hemos dicho que cada uno somos un mundo y tenemos nuestro propio
karma y destino, pero en líneas generales suele ocurrir que las satisfacciones
físicas de la pasión tienen su efecto sobre la mente, mientras que el abuso de
la fuerza de la mente sobre otros tiene su efecto como incapacidad física.
Pero hay otro aspecto en la salud
que también es necesario tener en consideración en la vida cotidiana de cada
uno, veamos. Sabemos que el arquetipo que creamos en el Segundo Cielo y que va
a ser el origen de nuestro futuro cuerpo para la próxima vida, está creado de
acuerdo a lo que hicimos y fuimos en la última, a nuestras aspiraciones y
esperanzas, a si actuamos con la verdad o con la mentira y la astucia, a si
llevamos una vida pura y limpia, si fuimos fieles cumplidores de las Leyes de
Dios, y si actuamos honrada y fraternalmente o no. Cuando nuestra vida ha ido por esos caminos de rectitud y bondad,
gracias a esa misma fuerza de atracción nos unimos a la armonía celestial de
este mundo para manifestarlo en el arquetipo; como resultado obtendremos buena
salud. Por supuesto que los que andan por senderos contrarios a las Leyes
Divinas, que desacreditan, mienten, son egoístas y desconsiderados, etc., no
pueden identificarse con esta armonía
porque no es su costumbre y no están capacitados para identificarla; por eso su
arquetipo se formará con ciertos defectos que se mostrarán en debilidades de
los órganos físicos y enfermedades de diversa índole según su karma futuro.
Pero ¡cuidado! No juzguemos a los enfermos como malos y a los de buena salud
como buenos, solo los Ángeles del Destino
saben el porqué es así, y como ésta es una norma que se puede cambiar hay
que admitir que una persona buena y desarrollada haya elegido tener alguna o
algunas enfermedades en una vida por el simple hecho de eliminar ese karma maduro que tiene pendiente.
Antes de terminar este capítulo
quiero dar respuesta a la pregunta que posiblemente más de una persona se haga
respecto a si los niños que mueren en la infancia vuelven a su misma situación
y familia o a cualquier otra, sea buena o mala. Sabiendo que la gran mayoría de
los niños que mueren en su infancia lo hacen como medio para recuperar la
esencia de las experiencias que en su vida pasada no pudieron recopilar porque
algo o alguien le impidió llevarse la película de su vida, se calcula que más de
un 50% de los que renacen en los próximos diez años vuelven a renacer en la
misma familia, mientras que los que renacen entre los diez y veinte años
después, se toman más tiempo porque, aunque alguno puede renacer de su anterior
madre, buscan a su futura madre ideal en otro ambiente sin importarles estar
alrededor de ella durante mucho tiempo antes de quedarse embarazada y, a veces,
incluso antes de casarse.
CAPÍTULO
VIII
EL NACI MIENTO Y EL KARMA EN UNA NUEVA VIDA
Existe una ley en la naturaleza que
dice que nadie puede habitar un cuerpo
que sea más perfecto que el que sea capaz de construir. Es así como aprende
el hombre a construir sus cuerpos aunque sea inconsciente de ello, primero
construye y luego lo habita para comprobar su obra y aprender de sus errores y
así corregirlos en la próxima vida. La construcción de los cuerpos, en especial
del cuerpo vital, hasta la etapa antenatal se hace, generalmente, de forma
inconsciente hasta que llega el momento en que se ha de depositar la
quintaesencia de todos los cuerpos anteriores. Es un hecho, por tanto, que lo
mismo que aquí en la vida terrenal nos estamos haciendo maestros en el manejo y
transformación de la materia física tal y como está previsto, así mismo desde
los mundos invisibles también estamos aprendiendo a perfeccionar nuestros
cuerpos hasta hacerlos inmortales. Una vez finalizada la etapa de construcción
inconsciente es cuando el hombre, ya consciente, hace su obra original que
tendrá como resultado nuevas experiencias que aportarán más progreso. Después,
el cuerpo etérico modelado por los Ángeles del Destino es puesto en la matriz
de la futura madre mientras que, el átomo-simiente del cuerpo físico, es puesto
en la cabeza del espermatozoide que fecundará el óvulo.
Desde el momento de la fecundación
(que a veces es días después del acto sexual) el Ego queda unido a sus futuros
padres, aunque más especialmente a la madre, alrededor de quien está flotando
durante aproximadamente veinte días para después de un tiempo introducirse y
unirse a su cuerpo para no volver a estar desconectado nuevamente hasta el
momento de la muerte. Este primer aprisionamiento de casi nueve meses no solo
es para formar el cuerpo físico sino también para familiarizarse con él y con
las vibraciones ambientales de la madre; a partir del cuarto mes el Ego se va
haciendo cada vez más responsable de sus cuerpos. Un poco antes de nacer hay
una especie de vivificación o descenso de luz desde el propio mundo del Ego
hacia el cuerpo etérico para formar los diferentes vórtices (chacras) que están
relacionados con la vitalidad y la salud del cuerpo físico. Esta energía o luz
procedente del Ego compenetra el cuerpo físico en el momento del nacimiento
quedando solamente pendiente la finalización de la construcción del cuerpo
etérico durante los próximos siete años.
Una vez obtenido el cuerpo etérico y
ya en el momento aproximado del nacimiento, cabe preguntarse: Si, en líneas
generales, la vida está programada y aceptada hasta cierto punto por nosotros
¿Podemos también alterar su duración? la respuesta es: Eso depende de la Ley de
Consecuencia. Como bien sabemos, nos ofrecen una vida donde, además de los
cambios que nosotros podemos hacer o elegir, nos ponen una serie de oportunidades
para nuestro propio desarrollo espiritual. Cuando hacemos buen uso de la vida
aprovechado dichas oportunidades y deseamos mayor progreso, la vida se cumplirá
tal como estaba previsto por medio de la vibración del arquetipo del Segundo
Cielo. Pero si no aprovechamos dichas oportunidades y nos desviamos del camino
para meternos en lugares o en vicios que impidan nuestro desarrollo, las
Jerarquías espirituales destruyen el arquetipo causándonos la muerte en nuestro
propio beneficio. Aunque no es muy común, sino que ocurre en casos muy
excepcionales, cuando la persona ha aprovechado el máximo las oportunidades, ha
vivido la vida plenamente y las Jerarquías aprecian un mayor desarrollo para
ese Ego, entonces alargan (aumentan) la vibración del arquetipo para prolongar
unos años más la vida física.
Recordemos que cuando, ya en vías de
renacer, pasamos por los diferentes mundos, solo atraemos la materia que
necesitamos para la construcción de nuestros cuerpos pero solo la relacionada
con nuestro grado de desarrollo y no más ni menos espiritualizada puesto que no
será atraída por la vibración de los átomos-simiente que actúan como un imán.
Pero cuando atravesamos el Mundo de Deseos, o más concretamente el Purgatorio,
no debemos imaginar que volvemos a sufrir otra vez como cuando pasamos a él
después de la muerte. En el descenso no hay nada que purificar puesto que no
hay imágenes de ninguna vida ni cuerpo de deseos, ya que éste se forma entre el
nacimiento y los catorce años. Así es que el Purgatorio solo actúa como tal
cuando pasamos a él después de la muerte y no cuando lo visitamos en vida ni a
la vuelta para renacer.
Volviendo a nuestro nacimiento en la
Tierra, además de la colocación por parte de los Ángeles del molde etérico en
la matriz de la madre, el átomo-simiente que con el espermatozoide fecundará el
óvulo, tiene el papel principal en la construcción del cuerpo físico. Este
átomo-simiente, como sabemos, es donde se graba la película de la vida desde su
situación en el ventrículo izquierdo del corazón, pero también es el núcleo
alrededor del cual se agruparán todos los demás átomos cuya vibración se
identifique con la que él emite. En nuestro actual grado de desarrollo no
hacemos casi ningún trabajo conscientemente pero sí estamos presentes mientras
se va formando el cuerpo físico y colaboramos inconscientemente con sus
constructores. Aunque parezca difícil de comprender, la verdad es que tampoco
somos conscientes de lo que hacen o lo que les pasa a la mayoría de nuestros
órganos aun siendo nuestro propio cuerpo.
Nuestro cuerpo físico está compuesto
de infinidad de diminutas vidas (células, bacterias, microbios, etc.) que son
siempre dependientes de la vida que procede del arquetipo y del Ego más la
vitalidad que se obtiene gracias al Sol. Estas diminutas vidas cumplen su
misión hasta el momento de la muerte en que, al no estar bajo el gobierno del
Ego a través de la conciencia, quedan libres actuando de tal forma que terminan
destruyéndose y actuando como un cáncer. Pero lo cierto es que ni el hombre
como persona ni el propio Ego controlan y dirigen el organismo en sus funciones
físicas, sino que es un elemental sub-humano ¿Quién hace o controla la
digestión? ¿Quién da la señal de que hay cansancio, hambre o sed? ¿Quién pone
en alerta las defensas del cuerpo cuando hay una herida, o enfermedad del
cuerpo? ¿Quién mueve el cuerpo mientras dormimos? Como elemental está
evolucionando como lo hacemos nosotros con una conciencia superior o como lo
hacen las células con otra conciencia mucho más inferior que la nuestra. Cuando
decimos que estamos esforzándonos físicamente demasiado sabiendo que ponemos en
peligro nuestro cuerpo o vida, es porque el elemental nos advierte y, sin
embargo, muchas veces, no hacemos caso del cansancio. Cuando un niño llora
porque le duele algo no es su Ego sino el elemental que intenta pedir ayuda o
que le presten atención al cuerpo. Estos elementales evolucionan así y, por
tanto, aun guardan recuerdo de lo que para nosotros fue la prehistoria; es más,
a veces se manifiestan en nuestros sueños con imágenes absurdas o que nada
tienen que ver con nosotros. Aprenden a través de la experiencia en los cuerpos
físicos y algún día llegarán a ser humanos. Tienen la necesidad de vivir y
expandirse buscando excitación, variedad, sensación, etc.; posiblemente por eso
dijo San Pablo: “No hago el bien que
quiero, más sí el mal que no quiero”. Por consiguiente, también tenemos una
lucha con este elemental puesto que nos puede desviar de nuestro camino, de ahí
que debamos procurar tener siempre los más elevados pensamientos y sentimientos
con nosotros. Veámoslo desde otro punto de vista. El cuerpo de deseos
manifiesta atracción, repulsión o indiferencia, si nosotros probamos una droga
y nos dejamos dominar por sus efectos y consumimos más, estamos alimentando al
elemental del deseo pero en sentido de que nos creará un mal hábito; algo
parecido ocurrirá con la crítica respecto al elemental de la mente; y lo mismo
si al elemental del cuerpo físico (que solo pide comer y beber para sobrevivir)
le damos a probar determinadas comidas y bebidas, esto le produciría placer y
actuaría a través del cuerpo de deseos para pedirnos más y hacerse un glotón o
desarrollar la gula.
Si nosotros utilizamos
la mente para discernir y razonar las cosas correctamente, combatiremos a ese
elemental que nos está intentando llevar al pasado cuando éramos más animales
que humanos. Aquí podemos ver una de las explicaciones que tiene aquella frase
famosa de “hombre conócete a ti mismo”,
porque conociéndonos podremos utilizar los poderes adquiridos hasta ahora a lo
largo de la
evolución y
utilizarlos para dominar nuestros diferentes cuerpos y no dejarles en manos de
esos espíritus elementales. Algunas personas y escuelas llaman egos a nuestros
defectos y dicen que hay que erradicarlos, estos egos son los malos hábitos que
imponen o intentan imponer estos elementales pero que nosotros debemos combatir
con su aspecto contrario. Debemos tener claro que nosotros no somos los malos
sentimientos ni deseos de nuestro cuerpo de deseos sino que son del elemental y
cada vez que los manifestamos estamos fortaleciendo a dicho elemental. Nosotros
estamos trabajando y esforzándonos por desarrollar los deseos y sentimientos
más elevados porque son el camino más corto y más seguro para adquirir la
perfección. De esta forma purificamos nuestros cuerpos mental y de deseos
cambiando así también la línea de actuación del elemental al que obligaremos a
actuar a favor nuestro por medio de los buenos hábitos.
KARMA Y PAGO DE DEUDAS
Aunque, en líneas generales, ya hemos
hablado del karma en varios de los capítulos anteriores, creo conveniente hacer
un apartado en éste con la intención de explicar un poco más lo que es y su
forma de obrar. Podríamos decir que es la ley universal en la cual tienen su
origen casi todas las leyes. Esta Ley infalible ajusta sabia y equilibradamente
los efectos a sus causas llegando así al causante en sus aspectos físico,
emocional, mental y espiritual. Aunque por lo general no es conocida, sus
efectos se perciben tanto a nivel macro cósmico como personal o micro cósmico.
Karma trabaja dando el efecto justo ante cualquier hecho (por insignificante
que sea) sea personal o circunstancial, así es que, cuando hablamos de
distinción de clases sociales o de problemas económicos y laborales de un país
estamos hablando del resultado de la acción del Karma sobre los individuos que,
en definitiva, forman parte de una sociedad global y mundial.
Karma es una oportunidad cíclica de vida; es
la “relación” como resultado de la necesidad de expresar o crear; no es
premio ni castigo y su meta es la
perfección de todo lo existente y la espiritualización de la materia. Karma
es también “necesidad” de manifestarse a través del renacimiento porque donde
hay objetividad actúa la Ley de Consecuencia, gracias a Karma se produce la
redención de la vida a través de la forma o materia.
Como
Cristo explicó y San Pablo predicó, el hombre recogerá lo que siempre; esta es
la Ley de “Causa y Efecto” o de “Acción y Retribución”. Una Ley que
afecta todo el universo y a todas las Jerarquías que en él habitan porque
gracias a ella (y en nuestro caso también al renacimiento) y a su justicia se
acelera el desarrollo y se evoluciona. Esta ley nos hace comprender que
nosotros somos los causantes de nuestro destino, bueno o malo, y, por tanto,
somos el gobernante pero también el que aplica la justicia según sea nuestra
propia manera de actuar. Están muy equivocados aquellos que entienden al
destino como fruto del azar, de la casualidad, del fatalismo o de un Dios
personal. Somos cada uno de nosotros los que vamos creando nuestro destino con
cada causa creada momento a momento con cada uno de nuestros cuerpos
(pensamiento, palabra y obra) Solo nosotros somos los responsables de las
consecuencias que tengan nuestras actitudes ante la vida y ante los demás, por
tanto, nos afectará principalmente a nosotros como causantes. Sin embargo, una
de sus ayudas está en que nos muestra cómo nuestras aflicciones son el efecto
de nuestras actitudes y errores para que no lo volvamos a repetir, o dicho de
otro modo, nos muestra que cada uno de nosotros está capacitado para crearse su
propio destino colaborando con las Leyes Divinas o retrasando su propia
evolución.
Lo
mismo que una enfermedad nos puede servir como instrumento regenerador para
corregir determinada actitud causante de dicha enfermedad como, de hecho,
normalmente ocurre, así mismo la Ley de Consecuencia tiene un aspecto
purificador para corregir nuestra manera de utilizar nuestros cuerpos en cada
vida, enseñándonos a través del dolor que no estamos colaborando con Dios ni
con la naturaleza. La ignorancia de las leyes divinas y el egoísmo en todos sus
aspectos son los más grandes enemigos en el desarrollo de la humanidad porque
su práctica nos trae una respuesta negativa kármica. Por ejemplo: Una persona
dominada por la gula puede terminar afectando físicamente a su estómago y al
organismo en diferentes aspecto, y si esa persona no se corrige puede llegar a
tener cáncer, sobre todo si ya trae consigo algo de karma al respecto de otra
vida. Por consiguiente, como el efecto de una causa solo puede ser neutralizado
por el mismo causante, decimos que karma nos ayuda porque nos da la oportunidad
de corregirnos a nosotros mismos y así poder evolucionar. Sabiendo que el
cuerpo de deseos, de sentimientos y pasiones, es decir el gran tentador, es el
que nos ha hecho caer en todo lo peor desde que obtuvimos la propia conciencia
y el libre albedrío, debe ser un deber para nosotros desarrollar un carácter
fuerte y positivo para actuar rectamente en pensamiento, palabra y obra.
Debemos
ser conscientes de que estamos tomando decisiones en cada momento y de que cada
decisión no solo tendrá el efecto correspondiente sino que, además, puede
cambiar el rumbo de las cosas haciendo que tengamos que responder o actuar de
otra manera y que tengamos que tomar nuevas decisiones. De aquí la necesidad y
el deber de hacer un correcto uso de la voluntad y del discernimiento en
nuestro libre albedrío. Lo mismo que cada
día que pasa nos aleja más de la ignorancia y la inexperiencia de la infancia,
cada decisión nos trae una enseñanza a través de su efecto, la cual nos puede
acercar a la meta de nuestra vida y a la sabiduría o nos puede alejar de dicha
meta al dejarnos dominar por el cuerpo de deseos. El que más discierne y el
que mejor planifica con antelación lo que tiene que hacer cada día auto
programándose nada más despertarse para actuar correctamente, más se acerca al
cumplimiento de su destino y más sabiduría obtendrá a lo largo de su vida.
Como
la Ley de Causa y Efecto es un poder que está por encima de todas las cosas y
que controla de forma justa e infalible las leyes que, de cualquier forma,
produzcan efectos, está ley actúa durante la vida, después de la muerte y en
cualquier renacimiento futuro. Esto es así porque, aunque el cuerpo físico
muera, al no ser el verdadero yo creador de las causas, la ley actuará sobre ese
Yo, el pensador y creador después de la muerte y, como consecuencia también de
la vida pasada, sobre el destino futuro. Las
causas no se pueden borrar del historial del Ego hasta que los efectos
correspondientes las cambien e invaliden dentro de las Leyes de Dios o que ese
mismo Ego las compense en la propia vida de forma adecuada. El fin es
restablecer la armonía como efecto y esa intención persistirá incluso durante
varias vidas si hiciera falta. Por tanto, el hombre crea las causas y la ley
del Karma ajusta sus efectos de manera que el resultado esté en sintonía con la
armonía del universo. El karma ayuda en el desarrollo y evolución de la
humanidad ayudando a los buenos y introduciendo toda una serie de problemas y
aflicciones en el destino de los malos para que rectifiquen, lo que también
traerá consigo la recompensa o castigo después de la muerte. Solo la creación
de nuevas causas (epigénesis) puede suplantar a esta ley pero, aún así, las
nuevas causas de una vida tendrán su origen en el resultado de todos los
anteriores renacimientos.
Si
de verdad queremos colaborar con la Ley de Consecuencia para que nos ayude en
nuestro propio desarrollo y, por el contrario, no nos afecte negativamente,
deberíamos saber y discernir sobre lo siguiente:
1º.- Los karmas maduros
(inevitables porque son deudas que debemos afrontar) han sido aceptados en
el Mundo del Pensamiento con la
conciencia como Ego y antes de descender para un nuevo
renacimiento, por tanto no deberíamos de
combatirlos ni rechazarlos.
2º.- Las deudas que no se
consideran karmas maduros se pueden evitar siempre y cuando se rectifique
en conciencia y se compense moral y
físicamente el mal causado.
3º.- Las causas cuyos efectos se
producen en el momento y que enseñan la lección correspondiente,
por ejemplo, pillar in fraganti al que
comete un delito, o bien un accidente causado como efecto de
la droga.
4º.- Un defecto físico o mental
puede tener su origen en una vida pasada por haber causado ese
mal físico a otro o por el mal uso de la
energía divina y creadora.
5º.- Podemos sustituir una deuda
o karma cuando por amor y altruismo nos sacrificamos por otros.
6º.- Por medio del ejercicio de
la retrospección podemos borrar muchos pecados para no sufrirlos en
el purgatorio siempre que se haga
correctamente y de corazón.
7º.- De forma general, hay dos
clases de karma en el destino de cada persona:
A: El que nos
trae felicidad, prosperidad y oportunidades de progreso material y espiritual
porque colaboramos con las Leyes Divinas en vidas pasadas.
B: El que nos
trae impedimentos, aflicciones y mal estado social como efecto del mal que
hicimos en nuestras actitudes en general y a determinadas personas en
particular. El fin de este karma es enseñarnos toda una serie de lecciones que
nos llevarán a elegir el bien como norma en la vida.
8º.- Como el origen del universo es Dios y Dios es
amor y Sus leyes están basadas en el amor, la Ley
de Consecuencia actúa con amor con la
sola intención de despertar en nuestra conciencia el amor
en todos sus aspectos. De ahí que se
dijera “Ama a tu prójimo como a ti mismo”,
y es que en un
universo de amor no puede existir el mal
y, por tanto, debe ser transmutado.
9º.- Toda causa (pensamiento, palabra o acción)
que no esté de acuerdo con las Leyes de Dios tendrá
un efecto negativo sobre esa persona
hasta que sus nuevas causas o transmutaciones estén en
armonía con el Universo y no sean
causantes de desequilibrios.
10º.- Lo mismo que la medicina
estudia e investiga para descubrir el origen de la enfermedad, también
el ser humano debe razonar más lo que
hace como causas y no fijarse tanto en lo que le trae el
destino como efecto o deudas de otras
vidas.
11º.- Es aconsejable tener
siempre presente que nuestras causas y decisiones afectan a todo lo que nos
rodea incluyendo, en la mayoría de los
casos, a las personas con las que tienen relación, por
consiguiente, a mayor conocimiento y
desarrollo mayor responsabilidad por nuestras causas; por
eso está escrito: “Al que más se le dé más se le exigirá.”
12º.- Sabiendo que cada semilla o
causa lleva consigo el fruto o efecto de la misma, deberíamos
razonar más y pensar en los posibles
efectos a corto y a largo plazo. Hacer las cosas de forma
consciente, voluntaria y con buena
intención trae felicidad y progreso.
13º.- Aunque no tengamos claro el
sentido de nuestro destino y no comprendamos el porqué de
nuestros problemas, no debemos
desesperarnos; una vida es solo un día de otra vida que
comprende toda nuestra evolución, por
eso, cuando comprendemos cómo trabaja la Ley de
Consecuencia lo vemos todo más claro y
más lógico, lo que nos debería llevar a ser más
previsores y a estar más en guardia.
14º.- También el Nuevo Testamento
hace referencia a la Ley de Consecuencia cuando afirma: “Te he
curado, pero no peques
más no sea que te venga algo peor”; “El
que a hierro mata a hierro
muere”; “No juzguéis y no seréis juzgados”; “Con la misma medida que midáis se os medirá.”
Al hablar de
karma hay que decir que en el destino de la humanidad no existe la suerte, la
casualidad ni el accidente puesto que la Ley de Causa y Efecto se basa en que
cada suceso tiene como causa u origen una acción del pasado. Aunque en cada
vida tenemos la posibilidad de responder libremente ante las circunstancias y personas
y aunque nos dan la posibilidad de crear nuevas causas que aceleren nuestro
desarrollo, lo cierto es que su efecto se hará sentir en un futuro, sea en la
misma vida o en otra. Como aún no recordamos las vidas pasadas ni sabemos cuál
es nuestro destino, la mayoría de la humanidad piensa que los sucesos y
circunstancias surgen de la casualidad o de la nada, sin embargo, el ocultista
sabe que no es así. Lo mismo que está confundido el salvaje ignorante de las
leyes físicas del universo al pensar que todo lo que sucede tiene como origen
la casualidad o los milagros, así mismo ocurre respecto al común de la
humanidad por no conocer la Ley de Consecuencia ni las que regulan el
desarrollo respecto a la moral y a los pensamientos; algunos llaman a esto
incluso buena o mala suerte. Cuando el salvaje comienza a conocer las leyes
físicas piensa que todo lo que haga está controlado por esas leyes inmutables y
comienza a resignarse ante ellas, pero tarde o temprano se da cuenta de que es
libre dentro del mundo limitado donde actúa. Al final, cuando conoce cómo
funcionan las leyes divinas, se hace consciente de la dirección en qué
trabajan, de la fuerza con que actúan y termina colaborando con ellas
sintiéndose libre.
Cada no mucho
tiempo se descubren nuevos hechos de las leyes físicas, el hombre adquiere cada
vez más poder sobre la naturaleza como podemos observar cuando trabajan con el
átomo o con los genes así como en otros aspectos y leyes que hasta no hace
muchos años estaban ocultas. A medida que el hombre comprende estas leyes las
utiliza como fuerzas con las cuales puede calcular, trabajar e incluso predecir
hechos futuros; es decir, comprendiendo y manejándolas puede producir efectos.
Así es que, podemos decir que el ignorante es esclavo de su destino y de las circunstancias,
mientras que el sabio es libre y utiliza las leyes o energías según sea su
voluntad.
Esto mismo
ocurre respecto a las Leyes Divinas que rigen en los mundos ocultos y en el
nuestro respecto al pensamiento, a la moral y a nuestros actos. Cuando más
violamos las Leyes más nos limitamos a nosotros mismos para que, gracias a esas
limitaciones, aprendamos a razonar pensando en tomar otro camino mejor. Cuando
más conocemos las leyes más nos damos cuenta de que haciendo el bien
colaboramos con ellas y tenemos más liberad, es más, el conocimiento de estas
Leyes nos da fe, esperanza en un mundo mejor, y confianza propia. El hombre es
creador de su propio destino según utilice sus cuerpos, lo que a su vez dará
origen a una respuesta en el mundo que corresponda. Así un mal pensamiento está
regido por las leyes del Mundo del
Pensamiento y nos traerá el efecto que ese pensamiento cause al mundo y a las
personas que nos rodean. Y si a ese pensamiento va unido un deseo de hacer bien
o mal, también entrarán en juego las leyes del Mundo del Deseo o astral; y si
ese pensamiento y deseo unidos nos impulsan a la acción y cometemos un acto
malévolo, en su momento, las leyes físicas también actuarán sobre nosotros; no
sabremos cuando vendrán estos efectos pero podemos estar seguros de que
vendrán. Por consiguiente, cada uno de nosotros es dueño y causante de su
destino, sea como sea el presente como efecto de nuestro pasado.
La mente es
creadora y poderosa, un pensamiento puede influir a otras personas según sea su
naturaleza. Toda acción del hombre tiene su origen en su mente, lo mismo que
todo lo que ha creado también ha sido gracias al pensamiento. Por esta razón se
dice que así como el hombre piensa así es él, por consiguiente, si queremos
comenzar a cambiar nuestro destino o karma debemos empezar por gobernar nuestra
mente para que sus pensamientos sean creadores de bien. Controlando la mente
podemos controlar los deseos y sentimientos y, como efecto, las acciones, pero
además, sabiendo que esos cuerpos pertenecen a los mundos superiores, quien
desea cambiar su carácter y, por tanto, su destino, debe saber que podrá
hacerlo también después de la muerte. Las ideas y pensamientos de una vida
serán las tendencias mentales para la próxima pero también serán la causa que
lleve al hombre a la región del los mundos del pensamiento y del deseo que le
corresponda. De alguna manera, las leyes hacen que los pensamientos y los
deseos modelen al hombre después de la muerte y que sean la causa principal de
su reconocimiento y del lugar donde la haga.
Sabemos que
los pensamientos cumplen la misión encomendada cuando van dirigidas hacia
alguien, pero también que son atraídos por otros que piensan en hechos de la
misma naturaleza. Así es que, si un pensamiento de maldad creado por nosotros,
crea un impulso de acción para que otra persona cometa un delito, estaremos
unidos a esa persona por el karma y en un futuro nos relacionaremos para
afrontar nuestra deuda. Si no fuera así, en algún momento tendremos algún
problema o perjuicio imprevisto y, aunque como hombres no comprendamos porqué
nos ocurre eso, nuestro Ego sí lo entenderá.
Karma también
tiene en cuenta (además de los sentimientos, deseos y pensamientos) nuestros
actos sean en la forma que sean, es decir, un mal hábito como efecto de repetir
una mala acción; el mal uso de la energía vital como efecto de la función
creadora, (sexo) de la palabra hablada (crítica, injurias, etc.); el mal
ejemplo que damos; nuestra colaboración o no respecto a la sociedad; el cuidado
y la responsabilidad de nuestro cuerpo físico; etc. De esta forma podemos ver
cómo quien siembra dicha recoge felicidad en el mismo mundo donde lo hizo
afectando en bien a los demás. Una persona puede crear de manera altruista una
guardería para niños necesitados y otro puede hacer algo similar pero no
pensando en los niños sino en obtener renombre, pues bien, los dos recibirán su
recompensa física en una vida futura, sin embargo, el desarrollo de su carácter
no tendrá la misma respuesta por parte de karma. Cada uno nace en la familia y
posición económica y social que le corresponde según lo que hizo en el pasado y
eso será una prueba e influirá de nuevo en su carácter y destino. Una persona
puede disfrutar de lo material porque benefició a la sociedad en otra vida pero
si su carácter no fue lo suficientemente noble tampoco será feliz en su
riqueza. El que crea miseria recibe miseria pero si esa misma persona cambia su
carácter, en la próxima vida será feliz en su miseria. De ahí la necesidad de
dar importancia a la formación de un buen carácter. Un mal hecho sin mala
intención no es lo mismo que cuando hay mala intención, así mismo karma tampoco
considera similar al motivo que a la acción. Una mala acción tendrá un efecto
perjudicial sobre la persona causante pero en sentido físico y hasta que el
karma se agote, pero posiblemente sin que la persona haga nada por regenerarse;
sin embargo, el motivo (los motivos) crea carácter bueno o malo y éste, a su
vez, tendrá un efecto regenerador en el futuro y muy en particular después de
la muerte.
El carácter, como resultado del karma acumulado, se puede cambiar de
acuerdo a la voluntad y a la fuerza mental con que se ha creado, claro que unos
lo transforman más fácilmente que otros. La persona que piensa reiteradamente
en robar terminará robando, bien por su propio pensamiento o bien por el de
otros que piensen como él, pero lo curioso es que lo hará impulsivamente porque
es su carácter. En estos casos vemos como cambiar un mal hábito, o lo que es lo
mismo, el carácter, es tan simple como crear pensamientos de naturaleza
contraria, lo que estimulará a la mente y al Alma a elegir otro camino mejor.
Un mal hábito crea limitaciones en el destino pero siempre tenemos el libre
albedrío para actuar de otra manera en esas limitaciones, de tal forma que al
final las vencemos. Algo similar ocurre con las tentaciones, cuanto más las
resistamos razonando e intentando buscar la victoria sobre ellas, más fuertes
nos hacemos y antes las venceremos.
La Ley del Karma nos trae el
resultado de lo que hemos sembrado a nivel personal e individual, pero como
nuestras causas en pensamiento, acciones, sentimientos y deseos afectan a los
mundos donde estamos evolucionando, producen, queramos o no, un efecto que los
altera y que repercute en los demás; por tanto, se puede considerar también una
Ley Universal. Lo mismo que entre los humanos hay solidaridad, indiferencia o
dependencia mutua, así la Ley distributiva del karma responde con progreso,
alivio o sufrimiento. Pero no debemos olvidar que todo parte de “un” o de “los” individuos cuyas obras van repercutiendo progresivamente en
los demás. De hecho, el estado social actual en relación con el de, por
ejemplo, la Edad Media, es el resultado de todas las causas individuales que
han repercutido sobre la sociedad. Esto quiere decir que, puesto que hay infinidad
de personas que les sobra dinero para comer y para otras muchas cosas mientras
que hay otras que no tienen ni para comer, hasta que la balanza no se equilibre,
karma actuará como corresponde para buscar la igualdad para todos pero a través
de la reencarnación y del destino de cada individuo.
Si lanzamos una piedra a un estanque
donde el agua está serena y tranquila, produciremos una serie de ondulaciones
desde el centro hacia el exterior hasta que, cuando lleguen a la pared del
estanque, intenten volver hacia el centro desde donde partieron hasta que al
final todo vuelva a estar sereno como al principio. ¿Qué ha ocurrido? Que el
efecto ha actuado de manera que ha vuelto a crear la armonía y el equilibrio
que había. Esa es la Ley del Karma la que, utilizando las fuerzas puestas en
movimiento y llevándolas al punto de origen, restablece el equilibrio. Así las
obras de cada individuo reaccionarán sobre él como un boomerang y con la misma
fuerza e intención que fueron creadas. Se podría decir que la Ley del Karma es
fría y que no tiene moral, pero también podemos asegurar que el sufrimiento es
el efecto de la falta de armonía, y como la falta de armonía procede del
egoísmo, Karma devuelve a cada uno lo que le corresponde sin tener en cuenta lo
moral; sin embargo, sus efectos elevan la conciencia del ser humano.
Un análisis superficial de lo que
estamos tratando nos viene a decir que somos nosotros nuestros propios
salvadores gracias a la emancipación del Ego y al dominio que existe sobre
nuestra naturaleza inferior. Pero aunque el perdón exista no hay la menor duda
de que es el restablecimiento de la armonía, después de sufrir los efectos de
nuestras causas, la que nos hará libres. Cualquier persona puede hacer un mal a
otra de tal manera que le afecte a su economía o a sus asuntos, pues bien,
aunque después, el primero le pida perdón directamente al segundo y queden en
paz para siempre, algún día tendrá que sufrir los efectos de los daños
materiales que le causó. El mal que produce una infracción y una desarmonía en
los asuntos de las personas y, en definitiva en el Universo, debe repercutir
como efecto del karma y en forma de lección hacia su creador con la intención
de beneficiarle en su propio desarrollo. Dijo San Pablo: “Trabajad en bien de vuestra propia salvación. Lo que un hombre siempre,
aquello recogerá.” Esta es la Ley de Retribución que recompensa el mérito y
que castiga el demérito; la Ley que crea cada nueva personalidad y destino de
cada vida pero que, al final, hace que el Ego absorba todo el fruto de cada
vida y que ya no tenga que renacer más.
Nosotros nos hemos hecho a nosotros
mismos gracias al progreso que hacemos en cada vida y así seguirá siendo
gracias también a ese aporte original que hacemos antes de nacer para poder
crear nuevas causas en cada vida; lo que bien merece una correcta y profunda
meditación para poder vislumbrar cuál debe ser nuestra actuación en la vida. No
hay ningún destino, salvación o condenación fuera de nosotros porque nosotros
somos su origen y seremos la causa final. El estado o conciencia de nuestro
verdadero Yo cambia después de cada vida, pero son nuestros actos los que harán
que renazcamos siempre que haya motivos materiales y egoístas que debamos
sufrir y superar. El hombre está creando su futuro destino desde que nace hasta
que muere, pero ese destino tendrá como base el hecho de que nosotros razonemos
y tengamos la buena voluntad suficiente como para actuar con nuestros mejores
sentimientos y deseos y con una mente puesta en los más elevados ideales y
aspiraciones. El hombre animal y materialista es el enemigo y mientras ese
enemigo exista habrá una guerra entre el bien y el mal y, por tanto, tendrá que
intervenir la Ley del Karma para restablecer la armonía.
Nosotros somos quienes nos castigamos y premiamos y la única manera de
superar estos efectos es, como he dicho, con buena voluntad, discernimiento y
elevadas aspiraciones e ideales ya que, al no conocer los designios o el “Plan de Dios”, siempre podemos pecar por
ignorancia. Sí, la ignorancia es un gran enemigo de la humanidad pero el deseo
y la búsqueda del buen obrar con el prójimo y el conocimiento de las Leyes de
Renacimiento y Consecuencia siempre vendrán en nuestra ayuda. Es decir, quien
no conoce esta enseñanza puede maldecir a Dios por haber tanta pobreza en el
mundo pero quien la conoce comprende por qué es así y colabora con Dios. La Ley del Karma no actúa en la eternidad
porque en realidad es “acción y eternidad”, no es la ley que mata a una persona
en determinadas circunstancias sino el acto personal de esa persona colocada por
sí misma en el lugar donde esta Ley impersonal debía de actuar. Porque
karma no prejuzga ni castiga a nadie ni sobre nada sino que es el hombre quien
crea de muy diferentes formas en los tres mundos, y karma ajusta los hechos con
los efectos para que todo vuelva a la armonía original y a un equilibrio
estable.
Pero esta Ley no anula la libertad intelectual individual o el libre
albedrío, como tampoco el hecho de que el hombre investigue cuáles son los
designios de Dios o que pueda trabajar y desarrollarse como Espíritu que es. La
persona que a través de estas enseñanzas descubre la Verdad, se dará cuenta de que su deber es
trabajar por el bien de la humanidad, porque trabajando por la humanidad
también trabaja para sí mismo. No podemos culpar a Dios por el sufrimiento que
muchas personas tienen como no se puede culpar al padre que, haciendo todo lo
que puede por su hijo, éste se mete en la droga; es más, cada uno renace donde
elige y con quien tiene afinidad según lo que haya hecho en su anterior vida.
Si una persona no quiere trabajar y, aún en contra de la voluntad de su padre,
se dedica a delinquir y a hacer daño a otros, en la próxima vida renacerá donde
y con quien deba para que le facilite las circunstancias donde pueda recibir lo
que merece. Y si un país no busca ni se interesa por el progreso material,
científico, etc., y sus habitantes se pasan toda la vida rezando o soñando,
después de la muerte no tendrán sufrimientos pero en la próxima vida no tendrá
nada con que sobrevivir ni progresar con tal de que se esfuercen. Es decir,
quien no desea estudiar ni trabajar no tendrá futuro y terminará mendigando.
Quien conoce y trabaja de acuerdo a la Ley del Karma mejora su vida en
todos los sentidos, se crea un destino futuro mucho más elevado y prometedor, y
está colaborando con la obra de Dios y ayudando a la humanidad. No nos
olvidemos que nuestras palabras, actos y, más importantes aún, nuestros
sentimientos y pensamientos, afectan a quienes nos rodean y a la humanidad en
común lo mismo que una gota de agua altera el volumen de un lago. De todo ello,
por muy pequeño que sea, tenemos que dar cuenta y recibir su recompensa o
castigo. Un mal pensamiento que ha actuado como la gota que colma el vaso en
una persona a punto de cometer una locura, repercutirá como un castigo en su
creador y lo mismo ocurre con los sentimientos de odio, venganza, etc.
Alguien puede preguntarse, aún sabiendo lo que es la personalidad y la
individualidad, (Ego) que por qué tiene que ser castigado el Ego en una vida
por algo que hizo la personalidad en otra pasada. Recordemos que la
personalidad que renace tiene su origen en el Ego, que es el resultado de todas
las vidas pasadas y que también, por tanto, recoge todo lo bueno con lo que,
después, intenta manifestarse. ¿Se puede culpar a nuestros zapatos de los
errores que cometemos a lo largo del día? ¡No! La personalidad de una vida se
aniquila pero no por eso no tiene responsabilidad el Ego que es quien mantiene
la memoria y los átomos-simiente de esos cuerpos y los utiliza para progresar
en cada vida a través de las experiencias. ¿No es el Ego quien se manifiesta en
la personalidad a través de la voluntad, de la intuición, como conciencia, y
otros aspectos en forma de reminiscencias, premoniciones, etc.? Sin embargo, ha
de quedar perfectamente claro que no es al Ego a quien se le castiga después de
la muerte puesto que el Ego no es quien pasa por el Purgatorio cargado de
pecados. El Ego vive en un mundo subjetivo y no es en ese mundo donde tiene que
recibir la enseñanza (castigo) de sus errores, sino que debe ser en el mundo
objetivo, en la Tierra. Así, el Ego progresa en cada vida gracias a la
personalidad que él hace renacer pero que, a su vez, es el resultado de todos
sus anteriores renacimientos.
Pero lo mismo que la Ley de Consecuencia y el Karma se encargan de
“castigar” también lo hacen de que el Ego y la personalidad reciban lo bueno
que se merecen, el primero en el estado post-morten a partir del Primer Cielo,
y la segunda cuando desciende para renacer que es cuando se despiertan todos
los poderes adquiridos en sus vidas pasadas incluyendo las virtudes de la
última. Así actúa la Ley justa del Karma y la de Retribución, actuando
equilibradamente pero haciendo que se pague incluso el más mínimo pensamiento ¿o no dijo Cristo que quien mirase a una
mujer con deseo (carnal) estaba cometiendo adulterio? Y de esa misma forma
estas Leyes Divinas hacen que el Ego renazca entre las personas que perjudicó a
través de su última personalidad para experimentar las consecuencias. Es la
individualidad quien recoge el fruto en la Tierra y no la personalidad que no
recuerda nada ni tiene culpa de lo que hizo su antecesora; esta es la
explicación al porqué de la existencia de personas pobres y ricas, felices e
infelices, con suerte y desafortunadas, etc.
Como podemos ver, cuanto más conocimiento de las leyes de la naturaleza
o Leyes Divinas, más grande se hace el sentimiento de libertad y más vamos
descubriendo nuestra naturaleza interna, la cual, nos ayudará a ser nosotros
mismos y a imponer nuestra voluntad ante cualquier circunstancia. Veamos la Ley
del Karma y nuestra actitud ante las circunstancias constantes de la vida. Todo
en el universo es energía, el electrón, los astros, la electricidad e incluso
el hombre por medio de la energía solar y su cuerpo vital es un depósito de
energía. La humanidad está transformando constantemente dicha energía, bien sea
por el simple movimiento del cuerpo o bien por la creación de pensamientos y
sentimientos; lo que significa que sus actos, en cualquiera de los tres
aspectos mencionados, afectan a sus propios mundos (físico, de deseos, mental)
y a los habitantes que hay en ellos. Ahora bien, como vivimos en un mundo
creado por Dios donde las fuerzas que actúan también son Sus fuerzas y se
supone que deben ser utilizadas para bien, resulta que cada vez que utilizamos
esas fuerzas, para bien o para mal, estamos ayudando o entorpeciendo el Plan de
Dios y nuestro propio destino. Por eso debemos entender al Karma como la
relación de Causa y Efecto establecida para actuar en la medida que el hombre
utiliza y transforma la energía de los mundos donde evoluciona.
De esta forma podemos comprende que cada vez que hacemos uso de la
energía en las diferentes modalidades que podemos hacerlo y siendo igual que
sea para bien o para mal, karma entra en acción para producir un resultado.
Como es natural, dependiendo de a qué cuerpo y mundo afecten nuestras
creaciones, podemos asegurar que las buenas acciones en el mundo físico traerán
bienestar y felicidad material en el futuro, mientras que lo que afecte
negativamente a otros nos traerá sufrimiento en diferentes formas; las causas
positivas respecto a otras personas, como es la simpatía, relacionadas con el
cuerpo y con el Mundo de Deseos traerán satisfacciones, pero el anti socialismo
y la antipatía con otras personas nos traerán tristeza y disgustos; la verdad y
la investigación de lo oculto con el
deseo de progresar en el sendero traerá inspiraciones, mientras que la
crítica y lo que sea ir en contra de actuar en verdad, traerá depresiones; por
último y desde el propio mundo del Ego, las aspiraciones e ideales elevados
traerán ideas abstractas para el desarrollo en todos los sentidos. Así es que,
toda causa negativa que en cualquiera de los mundos afecte al equilibrio de
otro, debe ser vuelta a equilibrar por el que ha perturbado o causado el daño.
Supongamos que dos personas se encuentran a otra tirada en el suelo con
algún mal síntoma en la salud, una de ellas se compadece y de forma altruista y
con sus mejores sentimientos hace todo lo que puede por ella en el sitio donde
lo han encontrado; el segundo, por su parte no se interesa de la misma manera
pero termina por llamar a un taxi y llevarle al hospital. Bien, además de que
ambos realizan una buena acción en el mundo físico y por tanto obtendrán su
recompensa, el segundo la obtendrá más en sentido de bienestar físico o mejora
material, pero el primero recibirá la recompensa en forma de felicidad en el
Primer Cielo. Con la enseñanza de estos últimos párrafos solo quiero dejar
claro que cada uno de nosotros estamos creando causas constantemente (con
hechos, con la palara, con el cuerpo de deseos y con la mente) las que,
queramos o no, tendrán un efecto sobre nosotros. Por tanto y sabiendo que
estamos evolucionando a través del Renacimiento y de la Ley de Consecuencia,
podemos admitir que, en la mayoría de los casos, el hombre no actúa
erróneamente o con maldad porque sea perverso, sino porque está poco
evolucionado, porque es ignorante de estos conocimientos, y porque no tiene
apenas control sobre sus cuerpo de deseos y mental.
Pero los Señores del Karma, los
Ángeles que administran esta ley de justicia, ni castigan ni premian, solo
aplican las fuerzas del pasado del hombre de manera que le puedan ayudar lo
mejor posible en la próxima vida. Aunque en el destino haya alegrías y
tristezas, estos administradores tienen siempre presente que el objeto de la
vida no es la felicidad ni el disfrute de lo material sino alcanzar el
desarrollo previsto en el Arquetipo creado por Dios. Cuando decimos que los
Ángeles administran el karma estamos diciendo que son ellos los que eligen y
confeccionan el destino en todo lo que respecta a las necesidades evolutivas y
pago de deudas. Quiero decir, si esa persona necesita un cuerpo fuerte porque
tiene que tener una profesión que lo requiera; si tiene que tener cierta
debilidad ante la enfermedad porque debe de padecer algo en concreto; si tiene
que desarrollar el espíritu, etc., le pondrán oportunidades de diferentes
formas y lo mismo respecto a la familia, lugar de residencia y otros lugares que deba
frecuentar para relacionarse con quien deba. El Ego fabricó los ladrillos en su
anterior vida (impedimentos, felicidad, sufrimiento, bienestar, etc.) los
Ángeles le construyen la casa que le corresponde en la próxima vida pero con la
intención de que evolucione lo más pronto posible.
Además del karma engendrado por cada individuo, cada
uno de nosotros estamos creando un karma que repercute en los demás como karma
colectivo. Lo que le ocurre a un país como tal es efecto del karma creado por
los habitantes de ese país y lo mismo ocurre con el líder de una secta, el
padre de familia, el presidente de un gobierno, etc. Nuestros pensamientos, deseos
y decisiones que tomemos como parte de un grupo de personas (familia, sociedad,
religión, etc.) afectará a los demás. Una persona buena, altruista y servicial
nace en una familia pobre y por diferentes circunstancias alguien que le
aprecia le deja parte de su herencia (como karma de otra vida) gracias a la
cual él la comparte con su familia como un acto de altruismo. Una catástrofe
puede terminar con la vida de una cantidad de personas que juntas hicieron una
matanza en otra vida. El egoísmo por ganar dinero hace que un conductor de
autobuses trabaje muchas horas y esto, a su vez, que tenga un accidente, si
algún viajero tiene pendiente una deuda de morir en esas circunstancias,morirá
y si no es así, salvará la vida milagrosamente. Como podemos ver en estos
ejemplos, los Ángeles del Destino ajustan el karma según las necesidades de
desarrollo y las deudas pendientes muy sabiamente y aprovechando todas las
oportunidades.
Una
persona tiene que sufrir una enfermedad hereditaria como karma maduro, pues
nacerá en una familia que tenga problemas en el sistema nervioso y en la parte
que corresponda para que lo herede y así forme el cuerpo etérico kármico ya
ideado. Un Ego poco evolucionado que en su anterior vida se dejó dominar por
vicios y no tuvo aspiraciones elevadas que le beneficiaran después de la
muerte, nacerá en una familia similar para que pueda atraer materia grosera y
donde el sistema nervioso sea débil, de esta forma y a la vez, aprenderá
también muchas lecciones de ese ambiente.
Hay otro karma llamado grupal en el
cual a veces surgen hechos imprevistos como imprevisto es un suicidio de
alguien que no puede afrontar su propio y duro karma del pasado. Por ejemplo: Una
persona que, como quien escribe, en esta vida está continuando una enseñanza
que puede acelerar en gran medida su desarrollo y que, en su inquietud y
búsqueda, encuentra a algún “Maestro” que no estaba en su destino; o un chico
joven que debe nacer en un barrio bajo donde hay delincuencia y droga puede
verse relacionado con personas que nada tienen de otras vidas con él y sin
embargo le pueden hundir su vida presente; o un mando militar se puede ver en
un conflicto junto a unos soldados con los que nada tiene del pasado; o una
persona que siendo líder de una religión o secta sus ideas radicales puedan
perjudicar a terceros; o bien, alguien (de los muchos que hay cada vez más) que
quiere ser protagonista o buscar notoriedad o fama dentro de una escuela de
ocultismo y diciendo que tiene poderes o que es un iniciado o contactado de los
Maestros, incita a sus oyentes (con poco discernimiento para ver la Verdad) a
hacer determinadas cosas que están en contra de las ideas morales y
espirituales de la mayoría de las personas.
Cuando es el caso de un grupo
importante de la sociedad o incluso las acciones de un número de personas de un
país contra otro, así como los accidentes y catástrofes donde mueren cientos o
miles de personas, hay que buscar la explicación en el karma grupal del pasado.
Los accidentes no existen salvo cuando es un acto voluntario (causa nueva) de
una o varias personas incluyendo los casos en que ellos mismos han minimizado
su poder de razonamiento y caen en lo más bajo de su cuerpo de deseos (droga,
alcohol, ira, venganza, etc.) La Ley del Karma también tiene que administrar los
daños que se hacen las personas en las guerras y otros casos como es el de las
muertes grupales donde no se pudo recopilar la película de la vida, entonces y
entre otras fórmulas, se soluciona con epidemias, catástrofes y accidentes
importantes.
Otro ejemplo de cómo actúan las
Leyes Divinas con tal de enseñarnos a buscar el desarrollo es el caso contrario
a cuando una persona tiene aspiraciones y ideales elevados. Sabemos que los
anhelos y aspiraciones aquí en la Tierra son satisfechos en gran parte en el
Cielo y que lo que aprendemos y por lo
que nos preocupemos allí tendrá oportunidad de ser aquí en la siguiente vida.
Pues bien, la persona que no se ha preocupado por sus deberes, por su
desarrollo e incluso por buscar algo de la Verdad, se verá en un Cielo monótono
y poco feliz, pero además, si allí tampoco tiene aspiraciones de desarrollo más
o menos importantes, en la vida próxima, nacerá con “defectos” en su cuerpo por
no haberse preocupado de trabajar en él para conseguirlo; así enseña karma que
también nos debemos preocupar por perfeccionar nuestro cuerpo y buscar siempre
la elevación y el desarrollo. El que en esa vida adquiere un conocimiento y lo
enseña a otros o lo utiliza para beneficiar al prójimo, está sentando las bases
para que en su próxima vida tenga más facilidad de comunicación oral o escrita,
es decir, los Ángeles del Destino le facilitarán las cosas para que siga
haciendo lo que desea y las Jerarquías que ayudan en la construcción del
arquetipo en el Mundo del Pensamiento y del molde etérico, lo crearán de tal
forma que sus manos y su órgano vocal le sirva para ello. Por el contrario, los
que metidos, por ejemplo, en el mundo del ocultismo, solo desean conocimiento
para satisfacción de su curiosidad y para fanfarronear que saben mucho o de que
son iniciados, en fácil que en la próxima vida nazcan con algún impedimento
para hacer lo mismo.
En este último ejemplo puede que la
persona sea ignorante de esas leyes, pero la lección que se le ha ofrecido para
que aprenda y que no ha sabido aprovechar enseñando la Verdad a los demás,
pasará factura. Cuando el Ego va a renacer encontrará el material que sea afín
a su destino y si en esa vida tiene que padecer un problema o debilidad mental
por dejarse llevar por el sexo (energía creadora), por abusar de otros con su
mente o por el mal uso de la palabra, (también creadora) estará impedido para
obtener materia sana y fuerte para la construcción de su futuro cerebro; como
consecuencia no tendrá impulso, incentivo y quizás ni deseo de vivir la vida como
los demás. Pero el Ego no es inconsciente de todo esto, y aunque desee enviar
determinados impulsos a su cerebro y a su sistema nervioso no lo conseguirá si
ha sido impedido para ello.
El karma, la Ley de Consecuencia o Retribución,
lleva actuando sobre la humanidad desde que desarrollamos el cerebro, es decir,
desde que comenzamos a ser humanos con conciencia individual aunque más guiados
aún por un instinto similar a los animales. Desde y a partir de entonces la
humanidad ha cometido los crímenes más atroces porque, además de malvados,
desarrollamos muy pronto la astucia que después utilizamos para el mal. Por
consiguiente, no existía el Cielo para nosotros, solo había “infierno” y purgatorio y, aunque Cristo hizo una gran obra para “salvar a los pecadores”, aún tenemos
grandes deudas y obligaciones pendientes que debemos devolver en forma de amor,
altruismo y fraternidad. Esta deuda del pasado, cuya representación en
ocultismo se llama “El Guardián del
Umbral”, la debemos pagar porque, como está escrito: “Los molinos de Dios muelen despacio, pero muelen muy fino.” Como
entre dos vidas y antes de descender para renacer, se nos ofrece la posibilidad
de escoger entre varias posibilidades o vidas, ocurre que si el Ego ha
evolucionado mucho, escogerá un destino duro y difícil con tal de ir eliminando
esa deuda del pasado. Pero también se dice que: “El Señor atempera el viento para la oveja trasquilada” así es que
los Egos poco evolucionados cuya debilidad no aguantaría esas deudas tan duras,
se les facilita un destino más fácil de superar ; aunque claro, tardarán más en
alcanzar la perfección.
Como vemos, quien crea que por el
hecho de morir ya se han borrado sus deudas, está muy confundido. Una persona
puede comprometerse a ser padre de otro Ego (con el cual tiene ya relación) con
la intención de facilitarle bienestar, felicidad, cariñó, etc. Pero si resulta
que esa persona cae en el alcohol y se gasta el dinero y le maltrata, no solo
no ha cumplido con su compromiso sino que, además, se ha creado una serie de
deudas para el futuro. Cuando este hombre pase por el Purgatorio sentirá el
sufrimiento de no poder consumir alcohol más el sufrimiento que hizo a otros
como es el caso de su hijo. El sufrimiento borrará esos hechos de la memoria y
renacerá sin ningún recuerdo pero el lazo que ha creado en forma de deuda debe
eliminarse por medio del amor y del servicio a ese o a esos Egos. Le ofrecerán
la manera de saldar esa deuda de esa manera pero, si tampoco aprovechara la
ocasión, se vería obligado a hacerlo con otros Egos; pues la intención del
karma es que desarrolle el amor hacia los demás. Los daños que nos causamos
unos a otros debemos saldarlos con un sentimiento de amistad universal, con
amor y de forma altruista; las deudas de comisión son pagadas en el Purgatorio pero las de amor, servicio, amistad, etc., se
deben liquidar en futuras vidas.
La Ley de Consecuencia actúa sobre
nuestro karma, ya no solo respecto a las causas específicas sino también
globalmente respecto al comportamiento en una vida. Hay quien piensa que por el
hecho de dar oportunidades de mejorar a sus trabajadores, de pagarles un buen
sueldo, de dar limosnas a las personas que lo necesitan y de ser un padre y
marido moral y cumplidor de sus responsabilidades como tal, ya tiene ganado un
cielo donde será inmensamente feliz. Sabemos que el Purgatorio se encuentra en
las regiones inferiores del Mundo de Deseos y el Cielo en las tres superiores,
pues bien, en la cuarta región (intermedia) donde el sentimiento es más intenso,
es donde van esta clase de personas. Veamos por qué: Esta clase de personas
que, aún siendo morales y educadas, hacen sus deberes pero están con la mente
en sus negocios o asuntos materiales, no van al Purgatorio porque no han hecho
nada malo y no tienen nada que purgar. Pero tampoco van al Cielo porque no se
han entregado ellos mismos con sus dádivas, por lo que no pueden recibir la
felicidad del mismo como recompensa material. Estas personas no suelen ver que
el verdadero valor de las dádivas y de las obras altruistas está en hacerlas
con amor, por tanto se encontrará en esa cuarta región con un sentimiento de
monotonía y aburrimiento porque allí no hay nada material ni negocios por qué
interesarse. La felicidad en el Cielo también procede de las causas altruistas
que hemos hecho aquí en la Tierra pero que han ido acompañadas de un espíritu
de amor y fraternidad. Incluso sin dar una ayuda económica a otro se puede
ganar el Cielo si le ayudamos moralmente y de corazón con nuestras palabras y
buenos consejos. Así es que, la enseñanza que nos trae esta cuarta región del
Mundo de Deseos es que debemos de hacer algo que sea verdaderamente importante
para los demás y desde el punto de vista espiritual. Actuando así nos ganaremos
el Cielo y, además, nos facilitarán más oportunidades de progreso en la próxima
vida.
Los grandes seres que administran
las Leyes Divinas tienen un desarrollo espiritual y una sabiduría que están muy
por encima de nuestra compresión, hay quien piensa que actúan de forma
fatalista y bajo el principio de “ojo por
ojo y diente por diente” pero nada más lejos de la realidad puesto que
su principio es el Amor. Sí, es cierto
que cuando alguien tiene un destino o deuda madura que cumplir, por mucho que
quiera huir, estos seres hacen que no lo consiga. Pero también es cierto que
estas Leyes no buscan la venganza, sino al contrario que buscan enseñarnos y
protegernos para que podamos evolucionar más rápidamente. Frente a la teoría
fatalista, sin embargo, está la teoría espiritual que aboga por borrar algunas
deudas pendientes, es decir, cuando la persona se corrige de sus errores, se
arrepiente y no vuelve a cometerlos más porque trabaja de acuerdo a las Leyes
de Dios, entonces los Ángeles del Destino “borran”
esas deudas para que no sufra por ellas. Recordemos que, como está escrito, “En Dios vivimos, nos movemos y tenemos
nuestro ser,” por lo que, si es un Dios de Amor no puede manifestar maldad
contra sus hijos sino que tratará de enseñarles amorosamente (como nosotros con
nuestros propios hijos) a desarrollar lo que en Verdad son, sus hijos a imagen
y semejanza.
Sabemos
que cada Ego renace muchísimas veces porque, aunque va desarrollando sus
poderes espirituales y en cada vida se le brinda nuevas posibilidades de
acelerar su evolución, debe ser así mientras siga creándose nuevo karma. Por
consiguiente cabe preguntarse ¿Cómo podemos romper el ciclo de renacimientos y
adquirir la liberación? Para responder a eso lo primero que debemos tener en
cuenta es que el hombre se ata a las cosas del mundo físico por medio del deseo,
y segundo que, aunque sean deseos de disfrutar gracias a los sentimientos y
emociones positivas o devocionales, también atan porque esos sentimientos que
causan felicidad atraen también al Ego. Es por esta razón que el mayor
impedimento para alcanzar la liberación es el objeto del deseo, ya que lo que
en realidad se busca es el goce del fruto de ese deseo y de esa acción. En
sentido general, el hombre actúa siempre con la intención de conseguir un
resultado, y ese resultado o fruto recompensa el esfuerzo lo que, a su vez, le
satisface y le ata.
Pero
no nos equivoquemos, el deseo ha hecho que la humanidad esté en el nivel donde
se encuentra aún habiéndole utilizado para el mal. El deseo es necesario porque
es el incentivo para la acción y la experiencia, sin la cual no podríamos
evolucionar. Si hasta ahora el deseo ha hecho que el hombre busque la manera de
vivir cada día mejor y que se esfuerce y trabaje para ello, en un futuro, el
deseo debe ser el que lleve al hombre a buscar su propio desarrollo espiritual.
El deseo nos puede llevar a buscar lo material, la gloria o la fama pero el
karma nos da las lecciones que necesitamos para que razonemos y cambiemos
nuestro carácter. Se trata, por tanto, de actuar con responsabilidad en el
cumplimiento de los deberes pero haciéndolo, además, como un servicio a Dios y
a la humanidad para que desaparezca el deseo de posesión y de goce del fruto de
la acción.
Naturalmente
que estas explicaciones van dirigidas más bien a las personas que ya han
recorrido más de la mitad del sendero y que empiezan a buscar la vida superior
intentando llevar una vida fraternal y altruista. Pero, además de no crear
karma por el deseo de lo material ni del fruto de la acción, también debemos
mirar el pasado para ver si nos hemos creado deudas respecto a los malos
deseos, sentimientos y pensamientos contra nuestros hermanos. En ese caso debe
haber un arrepentimiento sincero, un pedir perdón si surge la oportunidad y un
servicio o donación de la deuda a la persona interesada o a otras si eso no
fuera posible; pero ¡claro! sin deseo de recompensa. Se trata simplemente de
neutralizar las fuerzas del pasado que nos pueden atar introduciendo causas
nuevas de altruismo, benevolencia, fraternidad, etc. Quien manifiesta amor y
altruismo neutraliza lo que le pueda venir del pasado y origina buenas causas
para el futuro.
El
hombre debe subyugar sus cuerpos y utilizarlos para el bien aunque lo considere
un sacrificio, es un deber sacrificar lo inferior a lo superior sin esperar
nada a cambio si queremos actuar con la conciencia del Yo superior. Lo mismo
que un sacrificio por lo material obtiene resultados materiales, un sacrificio
con la intención de colaborar con Dios y ayudar a la humanidad traerá una
respuesta de los mundos espirituales. Ver a Dios en todas las partes y en todo
motivo es identificarse con Él y es trabajar con y por amor a Él y a su
creación, y eso no crea karma que ate al renacimiento. Cuando se utilizan los
cuerpos para esto se tiene una vida dichosa donde no se necesita nada y donde no
existe el sufrimiento ni la desesperanza. Es aconsejable para el aspirante
espiritual que busca su propio desarrollo y el fin del karma que, cuando se
levante por las mañanas, se ofrezca a Dios y se sacrifique para que sus
pensamientos, palabras y acciones beneficien a los demás y no busquen
recompensa. Quien actúa así debe ser consciente de que todo lo que ocurra será
fruto de su voluntad y que debe sentir gozo por todo lo que le ocurra puesto
que son las Leyes Divinas quienes responden con sabiduría. El sacrificio
voluntario aporta felicidad y poder espiritual.
No quiero terminar este apartado sin
hacer alusión a lo que los cristianos católicos llaman el “perdón de los pecados.” Los ocultistas nos hemos, yo diría,
malacostumbrado a pensar que, como la Ley de Causa y efecto es tan estricta en
su aplicación tenemos que hacer frente irremediablemente a nuestro karma. Digo
más, nos hemos tomado tan en serio estas enseñanzas orientales que nos
olvidamos de las nuestras cuando aseguran que Cristo vino para morir por nuestros pecados y que, por tanto, si creemos en Él nos serán perdonados.
La diferencia entre oriente y occidente está en que oriente solo predica la Ley
de Consecuencia y occidente predica también la misma por medio de la frase: “lo que se siembre se recoge” pero
además, predica el “Perdón de los Pecados.”
Como sabemos, después de la muerte vamos al Purgatorio donde expiamos los
pecados que hay grabados en el átomo-simiente que estaba en el corazón, sin
embargo, cuando un verdadero y avanzado ocultista, cristiano o simplemente una
persona devota revisa sus errores cada noche, pide perdón por los mismos y
procura enmendarse, entonces, esos pecados de omisión y comisión se borran de
ese átomo para que no estén cuando pase por el Purgatorio. Con la Ley de
Consecuencia parece como si Dios quisiera vengarse de los pecadores dando
exactamente lo que le corresponde a cada transgresor, bien como recompensa o
bien como castigo. Pero el objeto de Dios es que aprendamos a obrar bien y con
justicia a través de las experiencias de cada vida, por consiguiente, cuando
comprendemos nuestros errores, tomamos la decisión de superar esos defectos,
nos arrepentimos, y aprendemos la lección, ya no hay necesidad de castigo. El
Perdón de los Pecados existe, la oración, la reforma y el arrepentimiento son
su base y, si lo llevamos a la práctica, nos evitaremos mucho sufrimiento
después de la muerte.
Debería ser un deber de cualquier
autoridad competente (maestros, padres, gobiernos, etc.) facilitar el
desarrollo espiritual o, al menos, procurar mejorar la sociedad para que no se
vea tan fácilmente tentada y para que no caiga en los peores vicios que hoy
conocemos. Aun estamos muy lejos de que esto sea así, y por eso y entre otras
cosas, sería muy importante que determinadas personas admitieran la existencia
del renacimiento y el karma. Lo mismo que cada uno de nosotros colaboramos en
la formación de los arquetipos del medio ambiente que se encuentran en el
Segundo Cielo, también aquí deberíamos trabajar para que el prójimo no caiga en
tantas tentaciones y en el mal que nosotros mismos hemos creado.
EL DESTINO Y EL LIBRE ALBEDRÍO
Antes de que el Ego, el Yo que
utiliza el cuerpo mental para manifestarse a través del cerebro y del sistema
nervioso, comenzara a utilizar su mente para lo que actualmente llamamos
razonar, solo respondía a las vibraciones más lentas del mundo físico. Su falta
de sensibilidad le impedía percibir algo de lo que hoy conocemos como moral,
ideales elevados, intelectualidad, etc., por tanto solo actuaba de acuerdo a
sus intereses más bajos, aunque naturales entonces. Pero más tarde, este
pensador comenzó a darse cuenta, a través del uso de la mente, de que había
algo superior que le inclinaba a actuar de una manera diferente y más positiva.
Entonces se inició la lucha del Ego para poder gobernar a la personalidad y no
fue de otra forma que utilizando la voluntad y el libre albedrío. Desde
entonces, el cerebro, el sistema nervioso y, en definitiva, el hombre, trabaja
con vibraciones más elevadas a través del pensamiento; es decir, se está
haciendo a sí mismo un instrumento del Alma.
La voluntad y el pensamiento son los
medios más poderosos que tiene actualmente el hombre para evolucionar y por
tanto para crearse un buen o mal destino futuro. La voluntad y el libre
albedrío siempre nos permiten elegir entre hacer el bien o el mal pero, como la
voluntad se manifiesta a través de los diferentes cuerpos, hay varias opciones
que tienen diferentes resultados. Ya sabemos que nuestro verdadero Yo, el Ego,
funciona en las regiones superiores del Mundo del Pensamiento, o dicho de otra
forma, está conectado a sus cuerpos desde una porción de materia de ese mundo
que ha especializado en la periferia de su cuerpo mental. Allí recibe las
impresiones del mundo externo gracias a los sentidos físicos que están
íntimamente unidos al cuerpo etérico, a los que se unen los sentimientos y
emociones que como respuesta emite el cuerpo de deseos y que, por último, se
refleja todo en la mente.
La respuesta del Ego ante un impacto
que procede del exterior es crear una conclusión o idea respecto al tema que
corresponda. Esta idea se rodea de materia de la región concreta del Mundo del
Pensamiento y, ya como un pensamiento
forma, se manifiesta como sigue: Se comunica con el cuerpo de deseos para
que emita un sentimiento como respuesta; a su vez, éste puede despertar interés
en la persona, el cual puede ser de atracción o de rechazo. Cuando el
sentimiento que ha despertado el interés es de atracción el pensamiento se
envuelve con la materia del cuerpo de deseos que corresponda (según sea el
sentimiento y el interés) y actúa sobre el cerebro etérico para activar los
impulsos correspondientes sobre los centros cerebrales, el sistema nervioso y
los músculos; así se ejecuta la acción como respuesta y queda grabada la imagen
en el éter del cuerpo etérico.
Supongamos que el impacto que llega
al Ego es la imagen de un animal herido que necesita ayuda, y supongamos
también que el sentimiento, en este caso, despierta una actitud de repulsión.
Los hechos suelen ser los siguientes: La voluntad unida al pensamiento lucha
contra el cuerpo de deseos por no estar en sintonía, es decir, la conciencia o
naturaleza superior lucha contra la inferior intentando cada una por su lado
vencer a la otra. Si la voluntad y el pensamiento son fuertes llegarán a los
centros cerebrales como en el caso de la atracción y se consumará la acción que
la voluntad (el Ego) quería quedando grabada la lucha también en el éter
reflector del cuerpo etérico uniéndose así a lo que llamamos memoria
subconsciente. Si gana el cuerpo de deseos porque consigue agotar la vitalidad
puesta en el pensamiento, entonces ganará la repulsión y la persona se marchará
sin ayudar al animal herido. Naturalmente que este hecho también queda grabado
como todo puesto que todas estas imágenes son necesarias para extraer la
esencia de la vida en el estado post-morten.
Como podemos ver, cuando la voluntad
se alía con la razón (mente) o lo que es lo mismo, cuando el Ego utiliza el
discernimiento con la voluntad de progresar en Espíritu, terminan imponiéndose
sobre el cuerpo de deseos que representa la naturaleza inferior del hombre.
Cuando la mente no se deja dominar por los deseos y sentimientos negativos de
este cuerpo, está facilitando la comunicación del Ego con la personalidad, está
manifestando su propia naturaleza, y está haciendo que los impulsos del
Espíritu sean oídos por el hombre. Está claro que la voluntad y el libre
albedrío deben ser una sola herramienta y trabajar junto a la mente para vencer
al cuerpo de deseos que es el que nos ata y no nos deja ser libres como
deberíamos serlo. Es la única manera de que el hombre sea libre y sepa actuar
con sabiduría en su vida cotidiana para que su próxima vida sea más
prometedora. Cuando se actúa así vida tras vida nos deshacemos del aspecto
inferior del cuerpo de deseos y nos unimos a nuestro verdadero Yo en su propio
mundo.
No es muy común pero es necesario
mencionarlo, si algo hay parecido a la aniquilación del Espíritu es
precisamente cuando ocurre lo contrario de lo que se debería hacer tal y como
se ha dicho en el párrafo anterior. Cuando la personalidad, el hombre, se deja
dominar durante una o varias vidas por el, cada vez, más poderoso aspecto
inferior del cuerpo de deseos, es decir, se va haciendo cada vez más “animal”,
entonces puede llegar hasta el punto de perder su Alma. Esto es algo así como
que el hombre actúa dominado por la lujuria, la pasión, y por los más bajos
sentimientos y deseos, hasta que llega un punto en que la razón, apenas
existente, se desconecta del Yo superior. Estos seres, aún dominados por el
egoísmo más puro, por el deseo de poder, astutos y perversos, pueden reencarnar
y hacer mucho mal hasta que se desintegran como personalidades.
Como podemos ver, es importante que
el hombre se esfuerce en progresar en cada vida y para ello tiene la voluntad
de esfuerzo y la razón que son las herramientas a utilizar cuando su libre
albedrío cree oportuno. El hecho de aprender a utilizar el cuerpo como
instrumento (trabajo, manualidades, etc.); la mente para estudiar e interesarse
por la cultura y practicar el discernimiento; y el desarrollo de sentimientos
de amor, fraternidad, compasión, altruismo, etc., son medios a nuestro alcance
que favorecen el desarrollo del Alma y nos conceden cada vez más libertad. No
olvidemos que cada persona renace con una serie de cualidades y defectos de los
cuales debe utilizar las virtudes para crearse otras nuevas y, a la vez,
eliminar los defectos aunque solo sea por inanición; es ahí donde mayor
importancia tiene el libre albedrío y la voluntad.
Lo mismo que renacemos con toda una
serie de virtudes y defectos, también lo hacemos con los aspectos negativos que
nos pueden traer sufrimientos y disgustos y, por otro lado, con los medios que
nos facilitarán cierto grado de gozo y felicidad. Pero ¿Cómo podemos utilizar
la voluntad y el libre albedrío para obtener cada vez más felicidad y menos
sufrimiento? Sabiendo que tenemos tres principales cuerpos para experimentar y
evolucionar en la Tierra, debemos tener muy en consideración lo siguiente: Los
efectos de los trabajos realizados por los diferentes cuerpos tienen unos
efectos que progresan geométricamente según van desde el cuerpo físico hasta
los ideales elevados de las regiones donde se encuentra el propio Ego. Esto
quiere decir que un acto físico realizado con buena intención y más aún si sus
efectos benefician al prójimo, tendrá una recompensa material en la próxima
vida. Pero si una persona trae ideales elevados e inspiraciones, no solo puede
progresar en sentido material sino que también tendrá éxitos y medios para
solucionar los problemas más una serie de oportunidades para el desarrollo
espiritual.
En el grado evolutivo en que se
encuentra actualmente la humanidad trae más karma malo que bueno, es decir, más
disgustos, problemas o limitaciones, que alegría, trabajos cómodos y libertad
de acción. Esto procede del “Banco Universal”
donde cada uno de nosotros tiene una cuenta con su correspondiente “debe” y “haber”. Las actuaciones positivas de nuestros cuerpos, más las
aspiraciones, ideales, etc., aumentan nuestro saldo, mientras que lo contrario
lo disminuye y nos trae problemas, disgustos y toda una serie de fuerzas que
harán que estemos en determinadas circunstancias y con determinadas personas
que no nos pondrán las cosas fáciles.
Cuando utilizamos el discernimiento
antes de tomar decisiones; cuando nuestro egoísmo no perjudica a los demás como
por lo general ocurre; cuando tenemos aspiraciones e ideas espirituales,
devocionales y fraternales; y cuando controlamos la mente con la voluntad para
no crear mal a nadie, estamos eliminando parte de esas deudas kármicas que
tenemos en el Banco Universal como “debe”.
Cuando nacemos no lo hacemos con todas esas
fuerzas buenas y malas activas, siempre nacemos con algunas más virtudes o
fuerzas positivas que negativas para que podamos aumentar nuestro saldo y
porque, si fuera al contrario, las fuerzas o karma negativo nos podría vencer y
llevarnos al desastre. Así es que, los Señores del Karma nos favorecen para que
nuestra vida no sea tan dura y nos dan la oportunidad de mejorar por medio de
nuevas oportunidades (causas) que, si sabemos utilizar la voluntad y el libre
albedrío, nos facilitarán un mejor destino.
De todo lo anterior podemos deducir
que si del karma total negativo traemos un 25% y del positivo un 30% más las
oportunidades que nos ofrecen los Ángeles del Destino de mejorar nuestro
desarrollo y aumentar el buen karma, tendremos muchas posibilidades de ir saldando
nuestras deudas y aumentando nuestro saldo. Pero no hay que centrarse solamente
en las posibilidades u oportunidades. Si cada sufrimiento, problema o
limitación la convertimos en resignación, humildad, simpatías, etc. gracias a
la rectificación de nuestro carácter por medio de la fuerza de voluntad y el sacrificio, engrandeceremos
nuestro buen karma. Pero si hacemos lo contrario, no sólo aumentaremos el malo
sino que agotaremos el bueno, lo que en la próxima vida se traducirá en
sufrimiento y dolor. ¿No es ésta razón suficiente para conocernos a nosotros
mismos, cambiar nuestro carácter y procurar no hacer mal a nadie en
pensamiento, palabra y obra?
Por lo general y particularmente en
occidente, no hay grandes variaciones en los resultados del karma de una vida
respecto a otra, se suele mejorar algún grado pero siempre hay altibajos hasta
que la persona encuentra el sendero de aceleración por medio de la devoción o
del conocimiento oculto. Cuando el hombre comienza a intuir o conocer el Plan
de Dios es cuando de verdad acelera su desarrollo espiritual gracias a su
fuerza de voluntad y a su libre albedrío. Esta es la explicación al porqué hay
un destino para cada persona, la cantidad de karma bueno o malo puesto por los
Ángeles del Destino según sus deudas pendientes y según sus necesidades de
desarrollo. Sus padres, hijos, profesión, sus amigos, las circunstancias, todo
está previsto para que el resultado de la vida sea bueno y, sin embargo, nada
de ello va a obligar a una persona a responder de determinada forma. Siempre
somos libres y podremos elegir entre hacer el bien o hacer el mal, entre
aumentar el karma bueno o saldo o aumentar el malo y crearnos más deudas. Por
muy duro que sea el destino siempre tendremos a nuestro Ego intentando
aconsejarnos para que desarrollemos nuevas virtudes y para que podamos crearnos
un mejor destino.
El hombre no debe estar dominado por
las personas ni por las circunstancias, pero tampoco debe dejar de utilizar su
mente y su voluntad con la mejor intención. Aunque dos personas tengan un
destino duro y similar siempre pueden ocurrir dos cosas: Primera, que uno de
ellos decida luchar con fuerza, optimismo y sabiendo que él mismo puede cambiar
muchos aspectos de su vida; y Segunda, que, el otro, desde el primer momento se
rinda y piense que no merece la pena luchar porque así está escrito en sus
destino. Dos mismos barcos pueden competir en una regata con las mismas
ventajas y el mismo viento a favor pero llegará primero quien sea más hábil y
tenga más experiencia. Luego entonces no podemos admitir que el hombre se vea
manipulado y dirigido de allá para acá aún en contra de su voluntad, sino que
es el hombre mismo quien, con su voluntad y libre albedrío puede cambiar su
destino en muchos aspectos. Todos tenemos un Poder Interno que, bien utilizado,
nos ayudará a cambiar muchas circunstancias de esta vida y otras muchas en la
próxima, ese poder es la Voluntad
trabajando sobre los ideales elevados y con la intención de espiritualizar el
carácter.
Nuestro origen, como seres humanos, podría
compararse a un diamante en bruto el cual, si se le aplica una pasada tras otra
en la piedra de esmeril hasta permitir que la luz penetre en su interior,
veremos el diamante en todo su esplendor y belleza. Si comprendemos que cada
aplicación a la piedra es una vida en la que nos esforzamos en desarrollar la
voluntad para colaborar en ese Esquema que Dios ha creado cuyo fin es hacernos
a imagen y semejanza Suya, admitiremos que en cada vida estamos desarrollando
nuevos aspectos que nos acercan a Él en conciencia y en espiritualidad. Si en
cada vida nos esforzamos solo un poco y actuamos y tomamos las decisiones
correctas, cada vez mostraremos y tendremos más posibilidades de forjarnos un
destino donde, además de obtener bienestar y felicidad, obtendremos mayor
dominio propio, más libertad de acción y mayor volumen en la Voz de la conciencia. Recordemos que:
1º.- Las aspiraciones, anhelos e ideales elevados de una vida se convierten en facultades y
habilidades en la próxima.
2º.- La voluntad se convierte en
capacidad y poder.
3º.- La repetición de pensamiento en determinada línea o aspecto se
convierte en tendencias
para la mente creadora.
4º.- La experiencia se convierte en conocimiento y éste en sabiduría.
5º.- Las ayudas materiales y el servicio a los demás serán nuevas
oportunidades de seguir
haciéndolo en la próxima vida.
6º.- El servicio y ayuda de forma oral, literaria, moral, etc., traen
mayor desarrollo intelectual y
espiritual.
7º.- Las oportunidades no aprovechadas y el no cumplir con nuestros
deberes y
responsabilidades traerán problemas,
limitaciones y aspiraciones frustradas.
Es aconsejable tener siempre presente que:
1º.- Nuestros hechos, respecto a los diferentes cuerpos son la base de
nuestro futuro destino.
2º.- Que en lo que pensamos en eso nos convertimos.
3º.- Que los pensamientos son como semillas y se unen y refuerzan para
hacer bien o mal en el
mundo.
4º.- Que podemos cambiar nuestra vida, carácter y destino cambiando
nuestra forma de pensar,
sentir y actuar.
5º.- Que somos nosotros mismos quienes creamos nuestro mal destino
cuando nos encerramos
y obsesionamos con lo negativo.
6º.- Que cuando actuamos consciente y voluntariamente para hacer el
bien y la voluntad de
Dios estamos trabajando por
nuestra propia liberación del renacimiento.
Así es que: “Solo nuestros
propios hechos pueden entorpecer nuestra evolución y solo nuestra propia
voluntad y libre albedrío puede atarnos al renacimiento.”
LA RESPONSABILIDAD POR NUESTROS PENSAMIENTOS
Hay un axioma muy conocido en el
mundo del ocultismo que dice que “Así
como el hombre piensa en su corazón, así es él.” En realidad, bien por
nuestros propios hábitos de pensamiento o bien porque tienen su origen en las
ideas que proceden de las regiones abstractas, la gran mayoría de los
pensamientos son de nuestra propia creación. Sabiendo esto y también que toda
acción física tiene su origen en la mente creadora, podemos asegurar que
nosotros somos responsables de nuestros pensamientos y de nuestros actos que
han sido pensados por la mente e impulsados a su manifestación por el cuerpo de
deseos. Sin embargo hay que reconocer que no todos los pensamientos son siempre
nuestros, pues, lo mismo que el sonido de un diapasón hace vibrar a otro que
esté a su lado por la ley de simpatía, así mismo, nuestros pensamiento pueden
atraer o verse atraídos por otros de la misma naturaleza. Lo que significa que
cuando creamos malos pensamientos estamos aumentando el mal en todo aquel que
esté pensando en algo similar y estamos sembrando la atmósfera de malos
pensamientos allá donde nos encontremos lo que, a su vez y de alguna manera,
engrandece el mal existente en el Purgatorio. He aquí la importancia de
utilizar nuestro libre albedrío y nuestra voluntad para pensar siempre bien, ya
que si pensáramos siempre bien
actuaríamos siempre bien.
Utilizar la mente para crear
pensamientos buenos de forma voluntaria y consciente tiene muchas ventajas para
el propio desarrollo y para la propia humanidad. Si mantenemos pensamientos de
amor al prójimo, de fraternidad, altruismo, etc. en nuestra mente, éstos
actuarán como un incentivo y terminaremos actuando en esa misma línea de acción
con los demás. Por otro lado, nuestra aura cambiará hasta tal punto que
sentiremos una alegría interna hasta entonces desconocida, que atraerá la
simpatía de las personas que nos rodean. Pero es que, además, como esos
pensamientos despiertan sus correspondientes sentimientos en el cuerpo de
deseos, veremos a esas mismas personas con otros ojos, a través de una
atmósfera de verdadera hermandad, entonces evocaremos lo mejor que hay en ellos
mismos. Luego entonces, podemos llegar a la conclusión de que, si no hemos
desarrollado determinadas virtudes o cualidades espirituales será difícil que
las podamos ver en los demás. Por consiguiente, somos los responsables de
nuestros pensamientos como lo somos de los actos que son sus efectos, y esto debería ser motivo suficiente para
meditar sobre el uso voluntario y consciente del pensamiento.
NACIMIENTO DE SUS CUERPOS
Sabemos que los Ángeles del Karma son los
encargados de modelar nuestro destino de acuerdo al arquetipo creado en el
Mundo del Pensamiento, al karma individual, y a las necesidades de desarrollo
inmediato. Para ello deben crear el nuevo cuerpo etérico que dará forma al
físico y que es formado por el espíritu elemental constructor, el cual, bajo la
dirección y estímulo de estos Ángeles, copian (en el vientre materno) el molde
creado por ellos. El cuerpo físico se forma como una copia exacta del cuerpo
etérico gracias a los materiales facilitados por los padres y de acuerdo al
karma que ya traiga según dicho cuerpo etérico, por tanto, aquí entra en juego
la herencia física. Sin embargo, también el medio ambiente familiar y el
carácter de los padres desde el mismo momento de la concepción tienen su
importancia, pues no es lo mismo concebir en un acto de amor por un hijo que se
desea que concebir en un acto de pasión y de disfrute personal.
Como todos sabemos, el cuerpo del recién nacido se encuentra indefenso
durante bastante tiempo, o más concretamente hasta que adquiere fuerza y
madurez, de la misma manera, los demás cuerpos del Ego también están ciertos
años madurando hasta el momento de su total formación e incluso algún tiempo
después. Con el fin de tener algo más claro esto tomaremos como tiempo
aproximado para la formación y nacimiento de los cuerpos lo siguiente:
El cuerpo físico se forma en nueve
meses en el vientre de la madre.
El cuerpo vital o etérico tarda
aproximadamente siete años en formarse a partir del nacimiento
del físico.
El cuerpo de deseos hace lo mismo hacia los catorce años de edad.
El cuerpo mental exactamente igual pero a los veintiuno.
El cuerpo vital, cuya forma etérica es formada por los Ángeles del
Destino y otros espíritus y elementales, no utiliza todos los éteres que
necesita para formarse desde el primer momento sino que rodean el cuerpo físico
mientras está dentro de la madre y los va utilizando según su formación hasta
su nacimiento a los siete años; luego entonces, el cuerpo etérico o aura de un
niño en formación y hasta los siete años, es mucho más grande lo normal. Los
Ángeles que intervienen en la creación de este “molde” están relacionados con
las cuatro regiones etéricas del mundo físico, de las cuales tomarán la materia
necesaria para que un “elemental” creado por ellos mismos se haga cargo de su
construcción. Este elemental lo pueden ver los clarividentes dentro de la madre
formando el cuerpo físico o incluso antes de situarse en la matriz; suele tomar
la imagen del futuro niño o niña. Cuando el feto alcanza el tamaño de esa forma,
aproximadamente a los cuatro meses, el elemental y demás colaboradores se
centran en la forma y condición que debe adquirir el cuerpo etérico hasta la
edad de su nacimiento que es cuando aproximadamente se retiran dejando el
trabajo al propio Ego. Ese molde lleva impreso el karma que pertenece al cuerpo
físico del futuro ser humano ya que tiene una relación directa con el
átomo-simiente del cuerpo físico que es el que atrae la clase de materia que
necesita. El Ego penetra en el cuerpo de la madre unos meses antes del
nacimiento y, en muchos casos y si su trabajo está muy adelantado, el Ego se
hace cargo de su cuerpo.
Mientras se construye el cuerpo etérico y físico es cuando se hacen las
dos conexiones que se mantendrán como tal hasta el momento de la muerte, estas
son: Primera: La corriente de vida que penetra por la cabeza y se centra en el
corazón y que es diferente a la energía que vitaliza a esos cuerpos por medio
del bazo etérico y de los chacras, y Segunda: El rayo de la conciencia
individual que, relacionado con el Espíritu, muestra el grado de evolución
alcanzado y se centra en la cabeza. Este último Rayo o corriente se relaciona
con la personalidad a través de los vórtices del cuerpo de deseos y del cuerpo
etérico hasta alcanzar el cerebro y el sistema nervioso.
En el nacimiento están todos los cuerpos compenetrados por sus
correspondientes materias que serán utilizadas por el Ego para formar lo que va
a ser su cuerpo etérico, de deseos y mental. Pero estas fuerzas aún no están
activas excepto algunas relacionadas con el cuerpo etérico como es, por
ejemplo, las de la excreción y las de la percepción sensorial que hace a los
niños clarividentes durante un tiempo. Por este motivo no hay apenas dolor físico, emociones,
percepción de los objetos ni clara visión del mundo físico, no hay razonamiento
ni apenas voluntad, etc., sin embargo, el niño es un gran imitador que aprende
fácilmente. El medio ambiente de la casa así como los pensamientos y
sentimientos de los padres elegidos tienen gran importancia para la
familiarización del Ego y para el elemental encargado de la construcción del
cuerpo etérico y físico. Aunque aún no tengan la forma como cuerpos, la materia
que en un futuro formará el cuerpo de
deseos y el mental, tiene cierta relación con lo que será su condición moral y
mental y con las visiones que los niños tienen de los seres que habitan los
mundos invisibles. Lo mismo que la humanidad va desarrollando y elevando su
conciencia hacia su Espíritu gracias al renacimiento, así el niño recién nacido
va desarrollando los cinco sentidos en el orden siguiente: oído, tacto, vista,
gusto y olfato.
El desarrollo
de los cuerpos de deseos y mental comienza nada más nacer por medio de los
impactos externos sobre el nuevo ser, los que producen sensaciones; es decir,
el niño comienza a reconocer gracias a los contactos con los objetos los que
producen sensaciones placenteras o lo contrario. Estas sensaciones producen
imágenes mentales que, además de ser el origen de la memoria, actuarán como
medio para crear nuevos impulsos en busca de nuevos placeres y contactos que
inicien la actividad mental que irá unida a lo que representa el cuerpo de
deseos. Pero la actividad mental en los primeros años de vida no es duradera
puesto que el futuro hombre no tiene a su disposición el material necesario,
por tanto, se deja llevar por las sensaciones de placer y rechaza lo que, si
razonara, elegiría por su propio bien. El bien y el mal son aún desconocidos
para el niño y es aquí donde es de suma importancia la educación moral e
intelectual por parte de los padres pues, el mismo niño no se formaría igual
con unos padres cultos y morales que con otros de los barrios bajos de una
ciudad y mucho menos en una tribu de la selva amazónica.
Los
padres deben evitar que un hijo caiga en manos de los placeres, vicios y
pasiones como cayó la humanidad hace millones de años cuando comenzaba a
desarrollar la mente. Su deber es enseñarle a utilizar la mente para discernir
entre lo real o lo ilusorio y entre el bien y el mal. Un hombre debe saber
fortalecer y utilizar la voluntad a través del discernimiento de tal forma que
su libre albedrío responda automáticamente para seguir el camino del bien en
todos los sentidos. El impulso, el instinto, los deseos irrazonados y las
pasiones pueden degenerar a un hombre. El hombre libre que elige el camino
correcto progresa y el que, con buena intención se equivoca aprenderá pronto de
sus errores, pero el que elige libremente el camino del mal puede llegar a
desperdiciar su vida. A quien educan en el bien y en la Verdad de estos y otros
conocimientos acelerará su evolución y llegará pronto a la meta, pero el que
hace lo contrario tendrá que aprender
muchas más lecciones que le serán dadas a través de más renacimientos hasta que
algún día ese hombre rechace esos placeres o senderos que en el pasado eligió.
El camino de la verdad y del bien es solo uno, pero los caminos del mal y de la
degeneración son muchos y muy tentadores.
Aunque
los cuerpos de deseos y mental tardan 14 y 21 años en desarrollarse, los
materiales de los que serán formados están determinados por el karma del pasado
y las necesidades futuras, por consiguiente, estos materiales influyen en forma
de vibración sobre el cuerpo etérico y el físico en formación, particularmente
hasta los 7 años. Hasta los 14 y los 21 años, la formación de los cuerpos
superiores estará muy influenciada por el medio ambiente, la educación
familiar, y todo lo que ese Ego traiga de sus anteriores vidas. Pero hasta los
7 años, y muy en particular hasta los 2 o 3, el niño está con la conciencia más
en los mundos de donde procede que en el físico, de ahí que muchas veces
cuenten hechos y contactos fantásticos para los adultos pero que no por eso
dejan de ser ciertos.
En sentido general, las personas que desde su nacimiento ya traen
alguna enfermedad o problema mental, suele ser por el propio karma creado en
otra vida, sin embargo, hay un caso en que el Ego se ve incapacitado para
utilizar su cuerpo físico por un problema que crea él mismo antes de nacer y
que afecta a la mente. Los Ángeles del Destino y sus espíritus y elementales
colaboradores hacen las conexiones necesarias entre el cuerpo etérico y los
centros sensoriales del cerebro antes del cuarto mes o de que entre el Ego en
la matriz de la madre. Si en ese momento advierte el Ego que su próxima vida va
a ser dura y que no va a poder afrontarla, puede ocurrir que intente huir para
evitarla dislocando dichas conexiones y haciendo que el cuerpo vital no quede
en una posición concéntrica respecto al físico. El deber de toda persona humana
es ayudar a todo ser que nace porque, aunque hay quien piense que el Ego no
puede aprender nada de un cuerpo con dificultades mentales, lo cierto es que el
Ego no está afectado y, por tanto, sí
obtiene experiencias. Una conexión mal efectuada entre dos de los cuatro
cuerpos o entre el Ego y la mente puede producir una tara mental o una personalidad
astuta, violenta y malvada. Quien nace con un problema de estas características
suele ser por deudas del destino y porque ese Ego lo ha aceptado así antes de
renacer. Estos casos no se deben considerar hereditarios pero es cierto que el
Ego renace en la familia que le facilite el material necesario para que ese
defecto se manifieste.
Alguien puede pensar que esto es un “castigo muy duro” pero lo cierto
es que es el Ego quien escoge entre varias vidas después de analizar qué
lecciones puede aprender en cada una de ellas, por otro lado, hay que
comprender que una vida para un Ego es muy poco tiempo de forma similar a lo
que es un día para nosotros. La única diferencia que hay respecto al Ego entre
la elección que hace de la vida en el Tercer Cielo y la visión que tiene de su
futura vida (ya elegida) cuando penetra en la matriz de la madre, es que en el
Tercer Cielo el Ego está desnudo, sin cuerpos y con un correcto sentido
espiritual, mientras que en el panorama que ve de pasada está, en cierto modo, algo
ciego para comprender el sentido espiritual de la vida. De aquí la necesidad de
que, desde el momento en que una mujer sabe que está embarazada, procure llevar
una vida alegre y tranquila porque la sensibilidad del futuro niño/a es
muy aguda y le cuesta mucho adaptarse a
su nuevo ambiente.
¿POR QUÉ NO RECORDAMOS LO QUE HICIMOS EN OTRA VIDA?
Son varias las respuestas inmediatas que se pueden dar, por ejemplo, ¿Cómo voy a recordar cosas que yo no hice
sino que fue otra personalidad? o, si no recordamos muchas cosas que han
ocurrido no hace mucho tiempo y menos aún las de la infancia ¿Cómo vamos a recordar lo que hicimos hace
más de mil años? Pero hay hechos curiosos que demuestran que hemos vivido en otras épocas. Uno de
ellos fue el caso de un mendigo muy mayor que en un momento de delirium habló
una lengua que desconocía; otro fue una niña que, yendo con sus padres se fijó
en otro hombre y dijo que era su padre (se comprobó que esa niña había muerto
como niña no hacía muchos años siendo su padre el que ella decía) En estos
casos los niños renacen utilizando sus anteriores cuerpos de deseos y mental y
por eso tienen más fácil recordar. Otro caso sería el de una persona puesta en
trance que también habló un idioma antiguo de los países del Este. Sin embargo,
hay un hecho en el cual no muchas personas se ponen a pensar y es que, como ya
dijimos, renacemos con una serie de habilidades (como muchos genios lo han
demostrado a través de la historia) que, aunque no recordamos cuando las
adquirimos, lo cierto es que están ahí y no son de la vida presente.
Tenemos varias clases de memoria, la memoria normal a la que tenemos
acceso y la memoria subconsciente donde están guardados muchos hechos y
pensamientos que creamos, que nos vienen o que captamos por afinidad, y todo lo
que se va grabando en el átomo-simiente en forma de película. Estas dos clases de memoria
(consciente y subconsciente) están relacionadas con las experiencias de esta
misma vida. Pero hay una tercera memoria llamada supra-conciencia que es donde
están guardadas todas las facultades y conocimientos adquiridos en las vidas anteriores.
Esta supra-conciencia está en los mundos del Espíritu y a veces se manifiesta
en forma de intuición, conciencia, carácter interno que se muestra en los
pensamientos, e incluso como aliciente o impulso del Espíritu para actuar en
determinada línea.
En realidad y aunque no recordemos
el pasado, todo está guardado, es más, en muchas ocasiones nos vienen hechos a
la cabeza que no reconocemos o tenemos vislumbres de otras cosas que, aún sin
saber de dónde proceden, sabemos que es algo relacionado con nosotros. Lo mismo
que en un momento dado no recordamos algo de nuestra propia vida y en otro
momento de relajación mental o sensibilidad cerebral si lo hacemos, también
ocurre que las personas que son muy mayores y han llevado una vida pura pueden
percibir hechos de otras vidas en esos mundos espirituales. No olvidemos que el
Yo ha estado presente en todas esas vidas y esa memoria del pasado está a su
alcance, el problema es que no puede hacernos conscientes, entre otras cosas
porque nuestros vehículos no son los mismos ni pueden responder a tan altas
vibraciones. Es decir, si no estamos lo suficientemente desarrollados como para
ver los mundos invisibles. ¿Cómo vamos a
estarlo para percibir lo que hay en el propio Mundo del Espíritu? Solo
cuando a través del renacimiento hayamos purificado o elevado nuestros cuerpos
estaremos preparados para recibir las impresiones que el Espíritu nos pueda
enviar.
Por otro lado, las neuronas y moléculas cerebrales están relacionadas
con la memoria consciente de los hechos que nos rodean y con la conexión de la
personalidad (yo inferior) con el Ego; ni existían antes de nacer ni existirán
una vez que se desintegre el cuerpo. La memoria está íntimamente unida al
hombre pero el eslabón que une la memoria o el cerebro de una vida con otra es
el Yo superior, el pensador que conecta con la personalidad para informarla e
iluminarla. Como consecuencia, se entiende que si no se eleva la personalidad
hacia su verdadero Yo, no puede haber conexiones entre las memorias de las
diferentes vidas. El día que la propia purificación del hombre elimine las
barreras, existentes entre el yo inferior y el superior, ya no habrá separación
entre las memorias. Mientras tanto y sabiendo que el cerebro de hoy no es el
que utilizarán las otras personalidades en el futuro, tendremos que
conformarnos con trabajar para el desarrollo espiritual hasta que comencemos a
percibir en nuestra conciencia algún vislumbre de las vidas pasadas como efecto
de nuestro propio esfuerzo y desarrollo. La razón, el discernimiento, la
memoria, las ideas elevadas, la intuición y la voluntad son aspectos del rayo
que el Ego envía al cerebro y que, haciendo vibrar las moléculas de las celdas
nerviosas, se modifican según su capacidad de transmisión y sus condiciones
físicas.
De cualquier forma y aunque se quieran dar muchas explicaciones o se
quieran poner muchos ejemplos como el de un campesino que sin estudiar y sin
haber viajado hablaba hebreo cuando estaba sonámbulo, de nada servirá ante el
incrédulo y materialista. ¿Es que por el
hecho de no recordar lo que hicimos en los primeros meses o años de nuestra
vida no los vivimos? Si los escépticos materialistas no creen ni en la
existencia del Alma ni en la de los otros mundos ¿Cómo van a creer que
nosotros, después de pasar por el Purgatorio y el Cielo, eliminamos la memoria
de la vida pasada y solo recogemos la esencia de las experiencias?
Claro que más de una persona irá más lejos y se preguntará que por qué
tenemos que sufrir por algo que “presuntamente” hicimos. Lo cierto es que las
Leyes de Dios son sabias y actúan como tal porque si recordáramos lo que
hicimos hace, por ejemplo, ocho o diez vidas, y las cosas que hicimos entonces,
no nos beneficiaría nada como tampoco lo haría saber que determinadas personas
de nuestro entorno nos hicieron otras que no nos gustaría saber. No
recordaremos las vidas pasadas hasta que no estemos en un grado tal de
desarrollo espiritual que no nos pueda afectar por muy duras que sean las
imágenes de lo que hicimos o fuimos. Esas deudas del pasado se van liquidando
poco a poco como karma maduro y es preferible ser ignorantes de ellas, es más, si supiéramos cuáles fueron nuestras
horribles actuaciones sabríamos cuando las deberíamos pagar y, al ver el
castigo que nos viene encima, nos hundiríamos y no seríamos capaces de hacerlas
frente.
Si no recordamos ni conocemos lo que ocurrió en el pasado tampoco
podemos saber lo que queda por venir, es decir, no sabemos lo que hemos
aprendido en el pasado ni tampoco lo que nos queda por aprender en los futuros
renacimientos. Sin embargo, si tenemos un medio en que basarnos para actuar en
el futuro pensando a su vez en el pasado y así intuir lo que hemos podido
hacer, éste es la conciencia. La conciencia, la Voz del Ego nos advierte para
que no cometamos errores en el futuro, nos aconseja a la hora de tomar
decisiones, nos amonesta cuando hemos hecho algo ellos, despertará la
clarividencia y el poder de salir conscientemente del cuerpo físico para leer
en el éter reflector solo, ellos, despertará la clarividencia y el poder de salir conscientemente
del cuerpo físico para leer en el éter reflector solo, aproximadamente, hasta
la vida anterior. Pues bien, a partir de ahí se puede preparar para leer en la
“Memoria de la Naturaleza” que se
encuentra en la región arquetípica del Mundo del Pensamiento.
PERFECCIÓN O FIN DEL RENACIMIENTO
Hace
millones de años, cuando nació la especie humana, el cuerpo físico estaba
compuesto de la materia más grosera y apenas era sensible a las vibraciones que
le rodeaban excepto a lo que era similar a ella. Para desarrollar el cuerpo
físico es necesario afinar el sistema nervioso y el cerebro para
sensibilizarlos ante cualquier impresión que alcance a su poder vibratorio. Se
trata de hacer un vehículo de conciencia activo y armónico para el Yo superior
con la intención de que sea sensible a las vibraciones internas; es decir,
hacer que la personalidad sea un fiel servidor de su verdadero Yo y sea
consciente de que existe gracias a él. Según el Ego actúa libremente sobre la
mente, el cerebro, y el sistema nervioso, expulsa la materia mental más grosera
y atrae otra de más elevada vibración afín a su manifestación. De esta forma
aumenta la capacidad del cerebro para responder a lo superior a la vez que le
hace más delicado; el sistema nervioso también se hace más dinámico en sus
respuestas al cerebro (al Ego) y se hace más equilibrado. Es así como la
personalidad, el hombre, va prestando más atención a su Yo superior y va
abandonando sus intereses y costumbres terrenales y egoístas. Si a partir de
ese momento el hombre se dedica al estudio de estos conocimientos y a la
práctica de cualquier otro ideal elevado devocional, cada vez controlará más su
mente y su cuerpo de deseos elevando así sus vibraciones.
Hacer
del cuerpo de deseos un vehículo de conciencia lleva un proceso similar a lo
dicho anteriormente. Desde que el hombre centró su conciencia en el cuerpo y en
el mundo físico perdiendo así la conciencia de los mundos superiores hasta
ahora, solo algunos pocos han desarrollado la capacidad de ser autoconscientes
allí y traerse el recuerdo de su estancia en el Mundo de Deseos. Algunos ni
siquiera reciben las impresiones de los “objetos” existentes en ese mundo pero
el común de la humanidad ya se está familiarizando y comienza a relacionar las
impresiones que reciben con los objetos que la producen despertando así
progresivamente la conciencia en ese mundo. Esto concede nuevas facultades a la
mente del hombre, lo que le permitirá dominar el ambiente donde se encuentre y
defenderse de los peligros que allí acechan; al final del desarrollo el cuerpo
de deseos será utilizado como lo es actualmente el cuerpo físico.
Además de lo dicho anteriormente
sobre la mente, he de decir que su
desarrollo como vehículo de conciencia entra ya en el sendero de perfección o
iniciación cuando somos aleccionados por los Maestros. Pero está claro que
hasta entonces también podemos adelantar el proceso simplemente intentando
controlar la mente, meditando, concentrándola voluntariamente en todo lo que
estemos haciendo, y observando todo lo que nos rodea para ser conscientes de
ello. Lo mismo que un recién nacido se va haciendo consciente del mundo físico
según pasan los años, así el hombre, aunque no lo crea, está trabajando para
que en un futuro pueda ser consciente en los mundos superiores. Además de
facilitar el trabajo para que el Ego pueda manifestarse en la personalidad tal
y como queda dicho, el hombre puede acelerar ese proceso también por otros
medios. Para ello intentará tener constantemente los cuerpos a disposición del
Ego, es decir, cultivando pensamientos nobles y elevados, desarrollar y crear
sentimientos relacionados con el amor fraternal y el altruismo y, en
definitiva, llevar una vida devocional y libre de ataduras a vicios y pasiones
animales. La oración, la concentración, la meditación, la observación, la
contemplación y otros ejercicios espirituales son de gran ayuda para el desarrollo
del Alma.
Según los muy pocos ocultistas dignos de crédito por sus
investigaciones clarividentes, contactos con Maestros y estudios profundos de
la filosofía oculta, el ser humano es un Espíritu que fue diferenciado
(separado) “En” y “Por” Dios. Este Espíritu es como una
chispa perteneciente a una gran llama y por tanto de su misma naturaleza pero,
como sabemos y es obvio, una chispa no puede alumbrar como la llama de donde
procede, así es que la diferencia en nuestro origen estaba en que nosotros no éramos
conscientes de que éramos individuos separados. Antes de que Dios nos diferenciara
éramos partícipes de su omnisciencia, de su omniconciencia y de los demás
poderes divinos, pero al separarnos para (en un futuro) obtener nuestros
cuerpos y después comenzar el sendero evolutivo que nos llevó a la
individualización y a la autoconciencia como seres humanos, estos poderes
quedaron latentes. El fin es que cada Espíritu individual desarrolle y
transforme esos poderes latentes en dinámicos para que esa chispa se convierta en Llama
pero con conciencia individual, es decir, para que ese Espíritu sea a imagen y
semejanza de su Creador, Dios. Pero lo mismo que el viento al pasar por un
monte lleno de eucaliptos absorbe su olor o al pasar por un campo lleno de lavanda
recoge su fragancia, así cada Espíritu recoge la esencia de las experiencias de
cada vida haciéndole diferente de los demás Espíritus. De esta forma, cuando
volvamos de nuevo como hijos pródigos, a la Casa de nuestro Padre que está en
los Cielos, nuestra esencia será compartida por todos y todos compartiremos la
de nuestro creador, sin embargo, cada uno seremos un Dios autoconsciente e
individual. De aquí que Cristo dijera: “Las
obras que yo hago las haréis y mayores aún.”
Hay muchas escuelas en el universo
donde los Espíritus creados por Dios evolucionan, unas para los más adelantados
y otras para los más atrasados que nosotros, pero ninguna es eterna como
tampoco lo es el planeta Tierra y el sistema solar. Por consiguiente, es fácil
deducir que los renacimientos no son ilimitados y que los Espíritus hijos de
Dios subsistirán aún después de desaparecer el planeta, como subsiste el Ego a
la muerte del cuerpo físico. Es cierto
que la humanidad puede renacer miles de veces, pero tarde o temprano alcanzará
la liberación y no necesitará renacer más, sin embargo y aún no teniendo la
obligación de renacer, todavía le queda otra etapa de aprendizaje y perfección
hasta llegar al propio mundo de Dios. Por tanto, hay:
1º.- Seres ya liberados.
2º.- Otros a punto de conseguirlo a través de las iniciaciones.
3º.- Otros que están comenzando el sendero que les llevará a las
iniciaciones.
4º.- Otros muchos que son ignorantes de este conocimiento pero que
están acelerando su
desarrollo
por otros caminos como es el de la devoción.
5º.- Y por último, la gran mayoría que no camina nada más que por el
sendero del
materialismo
y que, por lo general, solo piensan en ellos mismos y en sus intereses.
Hoy cada vez hay más personas que se
interesan por la filosofía oculta y estoy seguro que, aunque sea una minoría
comparándola con el resto de la sociedad, muchos de ellos leerán este y otros
libros similares que les ayudará a tomar la decisión para comenzar el sendero
de aceleración y de desarrollo personal.
A principios del siglo XX
coincidieron en sus renacimientos varios de los ocultistas que, después de
mucho y arduo trabajo, dejaron escritas las enseñanzas que ellos mismos habían
recibido de los Maestros (como en el caso de Max Heindel de la Fraternidad
Rosacruz) más el resultado de sus investigaciones en los mundos
superiores como clarividentes voluntarios que eran. Estos ocultistas tenían la
misión de hacer ese trabajo como un acto de servicio al mundo occidental y como
una ayuda para el propio desarrollo de todo aquel que estuviera preparado para
ello. Pero ellos no descubrieron esta filosofía, ya que siempre ha estado a
disposición de todo aquel que estuviera listo para comprenderla. Antes de esta
fecha solo se impartía de manera privada, pero ahora la podemos encontrar en
infinidad de libros que, mejor o peor, incentivan a muchas personas a
interesarse o a tener curiosidad por estos temas. Esta enseñanza fue más o menos pública en
Grecia, Persia, Asia Central, India y en otros sitios donde era mantenida oculta
por los Iniciados y Maestros.
Los cultos religiosos y las filosofías antiguas comprendían una
enseñanza esotérica y otra exotérica, de ahí que Cristo dijera que Él alimentaba a las multitudes con leche y a
sus discípulos con carne, esto mismo lo encontramos en los misterios
antiguos que eran de dos clases: los Mayores
(secretos) y los Menores (públicos)
Así vemos que esta enseñanza ha sido siempre guardada porque la gran mayoría no
estaba preparada para recibirla y, por tanto, por temor a su profanación. Cuando
se ha hecho pública siempre ha sido por medio de personas preparadas para ello
como es el caso de los Brahmanes en la
India, los Hierofantes de Samotracia, Grecia, Egipto o los Rabinos hebreos.
También las enseñanzas budistas tienen dos clases de enseñanzas, las Mayores y
las Menores; lo mismo pasaba con Pitágoras, quien tenía el conocimiento más
elevado solo para sus discípulos y también los antiguos cristianos, los
gnósticos y hasta Cristo mismo que daba su enseñanza oculta en forma privada.
Como hemos podido ver a lo largo de esta obra, Cristo mismo enseñó la doctrina
del renacimiento como otros lo hicieron antes y después que Él.
Si bien estas enseñanzas no son más
que un descubrimiento público de lo que siempre han sido las enseñanzas ocultas,
los Maestros y Hermanos Mayores están poniendo empeño en que se divulguen a
través de las personas que verdaderamente las viven. Así es que, aún teniendo
muchos enemigos en contra, (teólogos, iglesias, el materialismo, el egoísmo, la
ciencia y el poco deseo de desarrollo espiritual de las personas) este
conocimiento se va abriendo paso progresivamente para que los que están
preparados para entenderlo, tengan acceso a él. Si en el pasado fuimos, en lo
que respecta a la conciencia, algo parecido al animal, hoy que tenemos
autoconciencia nos debemos de servir de estas enseñanzas para expandirlas y
acercarnos a nuestro propio Espíritu y a Dios. Debemos encontrar el “Sendero”, descentralizar la conciencia
para que comprenda a toda la humanidad en forma de imitación a Cristo, buscar y
desear la Iniciación que conceden los Maestros, y conocer la Verdad que nos
hará libres y nos iluminará. Entonces llegará un momento en que desarrollaremos
los poderes del Alma y dominaremos los sentimientos, deseos, y pensamientos
demostrando así que estamos en el “Sendero
sin Retorno.”
Según llevemos a cabo, comprendamos
y nos esforcemos por progresar espiritualmente por medio de este conocimiento,
el egoísmo y el materialismo que nos ata a la Tierra irá desapareciendo. Según
nos vayamos identificando con nuestra naturaleza superior iremos abriendo la
puerta que nos lleva al “Sendero de
Perfección”; según abramos esta puerta y conectemos con la propia vida del Espíritu
así comprenderemos que esta vida no tiene nada que ver con la terrenal. En el
más allá se vive en la Luz, mientras que los renacimientos son períodos de
oscuridad para el verdadero hombre, sin embargo, el renacimiento unido a los
conocimientos que llegan a cada uno cuando los necesitan, vencerán a la muerte.
Entonces no se sentirá ni amor ni odio por lo terrenal, el verdadero ser se
consolidará como el amo de sus cuerpos y acabará con la personalidad terrestre,
pero sin olvidar nunca que gracias a esas personalidades ha llegado a ser lo
que es, el vencedor de la muerte.
El ser humano tiene que estar
integrado como un todo, es decir, él como conciencia, debe ser dueño y señor de
sus vehículos para luego colaborar con la Ley
del Servicio respecto a la humanidad. Para ello debe conocer esta y otras
enseñanzas, recorrer el Sendero de Probación,
hacerse discípulo de un Maestro y alcanzar las iniciaciones. Pero entre esos
grados debe trabajar y esforzarse en ser servicial y misericordioso; en amar al
prójimo; en practicar la oración, la observación, la meditación, la concentración,
el discernimiento, la contemplación y la adoración. Gracias a estos ejercicios
y trabajos se desarrollarán los poderes necesarios para verificar que lo dicho
en este libro es cierto, es decir, para salir consciente y voluntariamente del
cuerpo y para ser clarividente. Con ese desarrollo ya adquirido estaremos
preparados para ayudar a la humanidad y para colaborar con los Maestros,
Hermanos Mayores y Jerarquías superiores. De esta forma, el conocimiento se
convierte en sabiduría, el amor se manifiesta desde la propia voluntad del
Espíritu, el propósito personal se convierte en propósito divino; en
definitiva, la vida de la personalidad debe estar compenetrada por la Luz que
procede de las Jerarquías que velan por la humanidad y por la Luz de Dios.
Es lógico suponer que habrá cierto
número de personas que estén preparadas para comenzar el sendero que les puede
llevar a adquirir esos poderes y a acelerar su desarrollo de manera que se
puedan liberar antes del renacimiento. Pero también hay otros que en esta vida
comienzan a interesarse por la vida del Espíritu y que, con un poco de
entrenamiento, puede acelerar bastante su desarrollo espiritual. Para ello
deben cambiar la polarización de los cuerpos de tal manera que si ahora están
centrados en el cuerpo de deseos, lo hagan en la mente y en la voluntad que,
utilizadas con las mejores intenciones, les pondrá en contacto con el Yo
superior. Para cambiar la polarización es necesario llevar a cabo un
entrenamiento o disciplina que progresivamente eleve el grado de vibración de
los diferentes cuerpos comenzando por el físico, veamos:
Desarrollo
del cuerpo físico.
La transformación de este vehículo implica la asimilación de alimentos puros
(no animales) y sanos y una correcta higiene y vida sana. Se trata de eliminar
los malos hábitos y la materia más grosera de nuestro cuerpo por medio de
alimentarse con productos sanos y naturales a la vez que se desechan los vicios
perjudiciales como el tabaco, el alcohol y todo aquello que perjudique y que
domine al cuerpo y a la mente. Refinar y elevar las vibraciones del cuerpo
físico implica facilitar la transmisión y el conocimiento de los Maestros.
Desarrollo
del cuerpo etérico. Como cuerpo de la vitalidad que es, debe proveer de vitalidad al cuerpo
físico, por tanto es necesario cuidar la salud y no hacer derroches de energía
innecesarios, aunque sí algo de ejercicio y de vida al aire libre. Como, por
otro lado, en este cuerpo se forman los hábitos por medio de la repetición, es
conveniente persistir en los ejercicios y técnicas de desarrollo para crear buenos
hábitos a la vez que mueren los malos por inanición.
Desarrollo
del cuerpo de deseos. Este cuerpo está influenciado constantemente por las emociones,
sentimientos, deseos y pensamientos de las personas y del medio ambiente en que
cada persona se mueve. Por tanto, lo primero y más importante que hay que hacer
es procurar enfocar la conciencia y la atención en las cosas o hechos que estén
relacionados con el Yo superior, con el Alma. Se trata de procurar no emitir deseos
ni sentimientos negativos para eliminar su materia más baja (perteneciente al
Purgatorio) y, por el contrario, crear sentimientos y deseos que le purifiquen
(los que causan la felicidad en el Cielo) Esta polarización atraerá todo lo
positivo y, como un aura protectora, rechazará lo negativo y, cuando se trabaje
de esta forma durante bastantes años, será un fiel reflejo de lo que transmite
el Alma. Así es que no se debe dejar dominar ni llevar de un lado para otro
sino que debe estar sereno, imperturbable y limpio de manera que solo refleje
los deseos, sentimientos y aspiraciones más elevadas. Cuando se está vigilante
de los propios deseos y sentimientos; cuando uno lleva una vida en busca de la
unión con su Yo superior; cuando se llevan a cabo los ejercicios y oraciones
recomendados por los Maestros y Hermanos Mayores; cuando uno aquieta la mente
para, a través de la meditación, apaciguar la naturaleza de deseos y emocional;
cuando la persona lucha contra sus deseos más bajos y se esfuerza por desarrollar
los más elevados; entonces esa persona está elevándose hacia las regiones
superiores del Mundo de Deseos para que, después de la muerte, no sea atraído
por el Purgatorio. Con el trabajo sobre este cuerpo se desarrollan nuevas
facultades y se aprende a afrontar los peligros del Mundo de Deseos.
Desarrollo
de la mente. El fin o meta del cuerpo mental es unirse al Ego, es decir, ser usada
por éste tan directamente que no permita que sea dominada por el cuerpo de
deseos ni que actué por su propia cuenta basándose en hábitos de pensamientos
ni por la influencia de otras mentes. Normalmente se necesita seguir las
directrices de un Maestro para vivificarlo hasta cierto grado y de forma
independiente, es decir, para que sirva
como vehículo para el Yo superior. Controlar la mente de una manera consciente
y voluntaria es colaborar para la manifestación del Ego pero si, además,
practicamos el discernimiento, la observación y la meditación sobre asuntos
elevados, aceleraremos ese proceso. También es importante que el discernimiento
y la meditación traten sobre temas abstractos (filosofía oculta, simbolismo
arcaico, matemáticas, cosmogénesis y antropogénesis, etc.) pues el propio Ego
se encuentra en estas regiones del Mundo del Pensamiento y por tanto, servirá
para acercarnos a Él. Si queremos transformar el cuerpo mental, como ocurre
respecto a los demás cuerpos, debemos persistir en el esfuerzo con voluntad y
sin ninguna pereza mental. La construcción de formas de pensamiento positivas;
el desarrollo de ideales relacionados con el progreso espiritual; el hecho de
comprender y actuar sabiendo que los cuerpos son instrumentos y que deben ser
usados correctamente, el hecho de actuar como el pensador y observar la
naturaleza de sus cuerpos con la intención de transformarlos; los cambios en la
manera de pensar de manera que se puedan crear proyectos e ideas que
desarrollen la intuición y el acercamiento a Dios; y vivir la vida interna de
forma meditativa y espiritual las 24 horas del día, lleva consigo una nueva
visión del mundo, una visión que debería ser similar a la expresada por Cristo.
Cuando estos dos últimos cuerpos son trabajados de forma correcta comienzan a
recibir algunas señales o pequeñas visiones de los mundos invisibles, sin
embargo, no por eso son fiables, sino que más bien llevan al engaño y por eso
se necesita la guía de un Maestro. Pero cuando se hace bajo la dirección de un
Maestro, además de conocer y saber actuar sobre las imágenes que se presentan
ante la visión interna, se despiertan aspectos que nos hacen ser más sensibles
ante el sufrimiento humano y más serenos y sabios en nuestra vida.
De todos los que se preocupan por su
desarrollo espiritual es sabido que el hombre anula la voz interna de su Yo
superior por medio del egoísmo, del materialismo, del bullicio, los negocios,
las diversiones, el disfrute de los placeres… no dejando ni un solo minuto para
dedicarlo al Espíritu. Esta actitud es precisamente la contraria a la que hay
que llevar a cabo, o sea, la de aumentar la sensibilidad a las vibraciones
superiores para expansionar la conciencia. Cuando una persona se esfuerza en
esa línea de trabajo es cuando su aura comienza a brillar y a destacar de tal
forma que los Maestros se fijan en ella y observan al candidato para un posible
contacto. Pero antes de que llegue ese momento, es necesario que el aspirante a
la iniciación se estudie y conozca no vaya a ser que incluso sus anhelos y sus
deseos de servir sean egoístas. Es necesario aquietar la personalidad para
poder escuchar la voz de la conciencia y los impulsos del Yo superior; es
necesario que el aspirante aprenda a “medir” con discernimiento y buena
voluntad lo que manifiestan sus diferentes cuerpos. El hombre debe: Conocerse a sí mismo, conocer a su Yo
superior y conocer a Dios; si a esto añade la disciplina y la correcta y
estricta vigilancia de su personalidad, emprenderá el camino de perfección o de
liberación del renacimiento.
Si
de verdad queremos mantener una mente lúcida y desarrollarla espiritualmente a
través del ocultismo y la devoción para que sea capaz de captar lo más elevado
del mundo mental, debemos adquirir el hábito de pensar recta y noblemente.
Estas palabras escritas afectarán al cuerpo mental del lector, y lo mismo
ocurre con los pensamientos de los profesores, conferenciantes, etc., pero el
que nos afecten o no y el grado en que lo hagan dependerá siempre de nosotros
mismos. Si yo escucho una conferencia que creo que me puede perjudicar por las
cosas que enseña, lo primero que debo hacer es no hacer nada de lo escuchado,
olvidarlo todo, y no pensar en ello; de esta forma, lo poco que me haya
afectado se atrofiará o morirá por inanición. Somos nosotros quienes marcamos
el grado vibración de nuestra mente según la naturaleza de lo que pensamos, así
es que, quien piensa en ser altruista es difícil que le afecten los
pensamientos egoístas, y quien de verdad viva la vida devocional es difícil que
se pierda por el mundo de la diversión y del vicio. Sin embargo, es necesario
recordar que las mentes desocupadas y ociosas son más débiles ante la
tentación.
Por esta
razón debemos conocernos a nosotros
mismos y, una vez analizados los defectos y las virtudes, fortalecer la
voluntad para controlar nuestra manera de pensar y para no permitir que nos
penetren otros pensamientos indeseables; esta es otra manera de que el cuerpo
de deseos no se convierta en el tentador que nos termine llevando a caer en
algún vicio o mal hábito. A más de una persona le parecerá una tontería pero
cuando no hay un esfuerzo por controlar la mente, se comienza por una pequeña
crítica, se continua por consumir o hacer cosas que perjudican a la mente
(alcohol, películas pornográficas, conversaciones donde se muestra el odio
hacia alguien, racismo, el tabaco y otras drogas, etc.) y se termina cayendo en
algún vicio o mal hábito que nos aparte de nuestra práctica espiritual diaria y
de nuestros elevados ideales. Es muy aconsejable para el aspirante espiritual
que entrene deliberadamente su mente y que utilice su discernimiento y la
concentración para aumentar el poder mental. Estamos construyendo nuestro
cuerpo mental a cada momento, con cada pensamiento que creamos y con todos los
que nos influyen; incluso dormidos atraemos materia mental mientras vamos
expulsando otra que ya no nos sirve. Por eso debemos estar siempre elevados
para que no penetren los pensamientos vulgares y egoístas de los demás.
Recordemos que todo buen pensamiento y sentimiento aquí se convierten en
poderes y facultades después de la muerte y en la próxima vida.
Todos, tarde o temprano, debemos
descubrir cuál es el arquetipo creado por Dios para nosotros y poner manos a la
obra para así desarrollar los poderes ocultos que todos tenemos como herencia
de nuestro creador. Nosotros debemos identificarnos con nuestra Alma para poder
colaborar en el esquema de Dios desde el propio mundo del Espíritu y sobre los
seres que nos siguen; los deseos de nuestro corazón deben de ser los designios
de Dios. En algún momento, y ya terminado con los renacimientos en un futuro
aún lejano, tendremos que elegir entre liberarnos o desconectarnos de los
mundos en que hemos adquirido la liberación del renacimiento para continuar en
otros diferentes esquemas o bien quedarnos aquí voluntariamente para, de forma
amorosa y servicial, ayudar a los seres evolucionantes que nos siguen; esto es,
ayudar en la redención universal.
En este capítulo estamos hablando
del desarrollo que debemos alcanzar para ir eliminando progresivamente el
renacimiento, hablamos de regeneración o polarización de los cuerpos pero,
veámoslo mejor con un ejemplo. Supongamos que una persona tiene el mal hábito
de pensar mal sobre los demás y que, aunque a veces quiera, no consigue
quitárselo. Ahora imaginemos que esa persona lee este libro y comprende que
esta enseñanza puede ser cierta y que el aspecto devocional le atrae. Pues
bien, si toma la determinación de evitar tener esos pensamientos por el solo
hecho de controlar su mente para evitar su manifestación y, además, procura
pensar persistentemente en todo lo que aquí se dice, seguro que en pocos meses
habrá vencido ese mal hábito y su mente estará despejada.
No ocurre lo mismo ni es tan fácil
de conseguir los mismos resultados con el cuerpo de deseos porque, mientras que
la mente comprende que hay que amar al prójimo, el cuerpo de deseos no lo
entiende así porque está más acostumbrado a criticar, a juzgar o a tener
sentimientos de rencor, odio o venganza. Es más, a veces, cuando creemos que
hemos vencido un mal sentimiento resulta que, al cabo de unos años, surge de
nuevo y necesitamos toda la fuerza espiritual que tenemos para poder vencerlo.
Por tanto es bueno que siempre estemos alerta y rogando a Dios que nos de
fuerzas para luchar contra el mal. El cuerpo de deseos es el responsable de
nuestras acciones, buenas o malas, él es
el incentivo, por lo tanto no es malo sino que se necesita sabiduría para
dominarle y guiarle; el deseo no es malo
ni bueno sino que depende de nosotros la acción que le queramos dar. Como el
trabajo sobre el cuerpo de deseos es difícil, es conveniente trabajar sobre el
cuerpo etérico que es donde se forma al carácter, donde nacen nuestras
aspiraciones y anhelos etc. La repetición de obras altruistas, las de buenos
sentimientos hacia el prójimo, y cualquier otra repetición de ideales que
desarrollen un buen carácter, traerán poder para doblegar al cuerpo de deseos. Eso
es espiritualizar el carácter, y por tanto, cuando espiritualizamos el carácter
estamos aniquilando los malos sentimientos y deseos.
Estos trabajos tienen otra
consecuencia a tener en cuenta y es que, según adquirimos dominio sobre el
cuerpo de deseos y la mente y según vamos espiritualizando el carácter, vamos
disminuyendo los éteres inferiores del cuerpo etérico cuyas funciones están
centradas en el cuerpo físico, a la vez, que vamos aumentando los éteres
superiores que son los que forman el Cuerpo-Alma. Este Cuerpo-Alma es el cuerpo
que nos permitirá salir conscientemente del cuerpo físico y el que nos liberará
antes del mismo después de la muerte.
La oración es uno de los métodos más
eficaces para desarrollar el Espíritu y obtener respuesta de esa Luz espiritual
que llena los mundos superiores. Pero la oración no es solamente el hecho de
rezar repitiendo palabras, la verdadera oración deber ser la dedicación
completa y de corazón durante las 24 horas del día. Estar con el pensamiento en
Dios; hacer las cosas en su nombre; imitar a Cristo en nuestra vida cotidiana;
dar constantemente ejemplo de humildad, de amor, de fraternidad y de servicio
desinteresado a los demás, son los medios para atraer la Vida y la Luz Divina.
Debe haber un intenso anhelo en las invocaciones y plegarias a Dios y deben
estar libres de palabrería para dar paso a las aspiraciones sinceras, al amor y
a los pensamientos reverentes. En la oración no caben las peticiones materiales
o egoístas, solo cabe la petición por los demás, por el mundo y, por supuesto,
la alabanza y la adoración a Dios. De esta forma se crea un templo etérico
(invisible) espiritual en el lugar de la oración donde la Luz y el Amor crearán
una atmósfera de santidad y donde la persona se sentirá reconfortada.
La evolución es una realidad de la
naturaleza y por eso la humanidad de hoy es el resultado de la evolución desde
hace millones de años hasta nuestros días. Pero tampoco el momento actual es la
perfección ni el fin de la evolución del Espíritu, estamos a medio camino y aún
nos queda mucho para llegar a la perfección según el esquema de nuestro
creador. Sin embargo, el próximo paso para la humanidad es el fin del
renacimiento, así es que, viendo lo que hemos andado, tenemos motivos para
pensar que quien adopte una posición de verdadero empeño y esfuerzo por el
desarrollo espiritual, puede conseguirlo en pocas vidas. Es necesario
aprovechar las oportunidades que nos presenta la vida y tomar las decisiones
correctas; podemos generar infinidad de causas buenas, también podemos
regenerar nuestro carácter y nuestros defectos del pasado, pero lo que nunca
debemos hacer es degenerarnos a nosotros mismos. Aunque mi intención con esta
obra es la de quitar el temor que muchas personas tienen a la muerte, he
incluido las enseñanzas necesarias y los razonamientos precisos para que, quien
lo desee, pueda comenzar a trabajar por su propio desarrollo en esta misma
vida. Por consiguiente, ¡Adelante Amigo/a! Ud. tiene el Poder dentro de sí
mismo y el hecho de persistir una y otra vez le dará la victoria.
ACELERANDO
EL DESARROLLO ESPIRITUAL
El
estado de conciencia de occidente está en un punto que hace que muchas personas
se interesen por acelerar su desarrollo espiritual, bien por medio del esoterismo
o bien por la devoción a Dios o a elevados ideales. Existen hermanos nuestros
que se han esforzado tanto que se encuentran muy lejos por delante del común de
la humanidad, son grandes iniciados que incluso no tienen porqué renacer. ¿Qué
podemos hacer nosotros? ¡Vivir intensamente! pero siempre guiados por las Leyes
Divinas, servir de corazón, hacer las cosas con la mejor voluntad, estar
atentos a todo lo que ocurre para ser conscientes de ello y actuar en
consecuencia desde un estado de conciencia de amor. Vivir intensamente también
es ser conscientes en todo momento de lo que nos ocurre y de cómo respondemos.
Es
necesario comprender que nuestra voluntad es un aspecto de nuestro propio
Espíritu como el propio Espíritu es parte de Dios, pues bien, el libre albedrío
es, en cierto modo, un aspecto de la voluntad que, en su origen procede de
Dios. Pero ¡cuidado! “procede” de Dios pero no es la Voluntad de Dios y por eso
debemos utilizar el libre albedrío para hacer que esa voluntad encerrada en el
hombre se desarrolle y eleve hacia la voluntad de Dios. Entonces cabe
preguntarse a menudo y a modo de
autoayuda ¿Cómo actuaría yo si tuviera la
voluntad de Dios? Se trata de abandonar progresivamente el libre albedrío
personal en favor del desarrollo de la voluntad en nosotros.
Debemos
ser prácticos y responsables, sobre todo los que hemos obtenido estos
conocimientos, dicho de otra forma, deberíamos considerarnos como células o
neuronas en el cuerpo de Dios para así comprender que lo que hacemos como
conjunto (bueno o malo) tiene su correspondiente efecto. Nuestro deber es
desarrollar el Espíritu de Dios en nuestras vidas y en todo cuanto nos rodea y
no ser juguetes de la personalidad y del destino. La voluntad debe ser utilizada para buscar el reino de Dios porque todo
lo demás nos será dado por añadidura.
Lo mismo que
desde la infancia hasta la vejez nos elevamos con cada experiencia, así mismo
ocurre con cada vida, ya que con cada nacimiento nos encontramos en un plano
intelectual y espiritual más elevado. Cuando a través del ocultismo sabemos de
la existencia de Maestros e Iniciados de gran sabiduría que no necesitan
renacer, parece como si nosotros no fuéramos capaces de conseguirlo pero nada
más lejos de la realidad. Es cierto que el grado actual de desenvolvimiento
hace que no estemos contentos con nuestra vida, que tengamos resentimiento, que
no veamos con buenos ojos a los que son diferentes a nuestras ideas, a nuestra
política y a nuestra religión. Es muy fácil caer en la crítica, la envidia, en
el complejo de superioridad respecto a los débiles y pobres y, en definitiva,
en actuar contra todo aquel que limite a nuestro yo.
Para
acercarnos moral, intelectual y espiritualmente a esos grandes seres y a los
niveles donde ellos actúan debemos comenzar por desarrollar nuevas y elevadas
aspiraciones e ideales y, a continuación, buscar un apoyo o motivo que nos
sirva como impulso. Siempre ha habido grandes personajes que han dejado un
ejemplo de vida o una enseñanza para quien quiera verla y llevarla a la práctica,
estos son los escritores, poetas, religiosos e incluso científicos que han
hablado del origen divino del universo; pero el más grande de todos fue Cristo.
Antes de Cristo ya hubo otros “mensajeros” para otras épocas y razas pero para
occidente tenemos su ejemplo a seguir. El ejemplo de aquel que precisamente
vino a dar la enseñanza que occidente necesita actualmente; aquel que dejó una
enseñanza y predicó un ejemplo de vida como nadie lo había hecho antes; aquel
que dijo que todos somos hijos de Dios y hermanos; y aquel que predicó que las
obras que Él hacía las podríamos hacer nosotros algún día.
Cuando
una persona descubre que la humanidad está compuesta de una sola vida
procedente de Dios y que, por tanto, somos hermanos aunque en cuerpos de
diferentes razas, da igual cómo se llame su Dios porque lo importante es que
esa persona ha dado el primer paso en el camino de perfección. Un artista, un
músico, un científico, un filósofo, cualquiera puede, a través de la meditación
y el discernimiento en el camino elegido en la tierra, comenzar a vislumbrar el
origen divino de las cosas. Cuando uno se consagra a un trabajo como resultado
de una necesidad interna, tarde o temprano descubre que todo procede de Dios,
que nuestra vida es de Dios y que somos inmortales, entonces y si persiste en
sus investigaciones y en escuchar a su conciencia, comprenderá que hay una vida
superior aún estando aquí en la Tierra.
Todos
vemos, nos encontramos o conocemos circunstancias, enseñanzas y personas que
nos pueden servir también como ejemplo para descubrir esa vida superior. Un
buen amigo sincero y noble que no le gusta criticar ni hacer mal; un cura o un
devoto de cualquier religión que intente llevar a la práctica las enseñanzas de
Cristo; un filósofo o escritor que intuye que hay un Dios de amor creador de
todo y padre nuestro; una persona ocultista avanzada que a través de estos
conocimientos es un ejemplo a imitar o, ¿por qué no? todo aquel que practica el
mal y que nos está diciendo lo que no
debemos hacer. Todo aquel que nos despierta algún elevado ideal o
sentimiento positivo debe servirnos como estímulo para esforzarnos hasta
encontrar esa nueva filosofía de vida, pues, al fin y al cabo, son mensajeros
que nos sirven de ayuda. Solo es necesario observarles, discernir la ayuda que
podemos obtener de ellos y llevarla a la práctica o simplemente vivir los
sentimientos internos que nos despiertan. Un músico, un poeta, un pintor o un
humilde y devoto cristiano entre otros muchos pueden despertar en nosotros los
más bellos y elevados sentimientos si los queremos observar y revivir en
nosotros. Pero también los que viven en la pobreza, el mendigo que vemos todos
los días pero que no nos fijamos en él, la mujer abandonada que se sacrifica y
en su humildad y sencillez saca adelante a sus hijos, o la persona que aún sin
tener apenas para vivir siempre tiene una sonrisa en los labios y nos estrecha
la mano con entusiasmo y simpatía. De todos ellos nos podemos servir para
transformar nuestro carácter y comenzar una nueva vida que nos acerque a
nuestro verdadero Yo.
Desde
los grandes filósofos como Platón o Pitágoras, pasando por grandes santos de la
iglesia como Santa Teresa y otros como Tomás de Kempis, Gandhi, Teresa de
Calcuta, etc., han dejado como ejemplo de vida y en forma de escritos una
enseñanza que nos puede llevar muy alto en el sendero de santidad. Pero para
llegar a la cima hay que recorrer el camino pues de otra forma no lo
conseguiremos; Dios no puede venir a nosotros si no le buscamos, si no nos
esforzamos y si no persistimos. Nos podemos servir de todo para buscar a Dios,
nos podemos valer muy especialmente de estos conocimientos esotéricos (si ya en
esta vida los comprendemos) para comprender la existencia y la creación de Dios
pero, a partir de ahí, debemos buscarle en nuestro interior, un poco más allá
de donde nacen nuestros más elevados sentimientos y aspiraciones. Cuando se
alcanza esa comprensión ya es indiferente que nos digan que Dios es injusto o
que no existe porque en nuestro interior sabemos que existe y cuál es Su Poder.
Ese Dios del que han hablado los profetas, las religiones, los santos, los
filósofos, los místicos e incluso la mirada y el ejemplo de un verdadero
cristiano.
Hasta
aquí he descrito lo que podríamos denominar el primer vislumbre de la Verdad,
lo que también se consigue por medio del sendero de devoción y, cada vez más,
por el camino de las enseñanzas ocultas. El trabajo que se realiza y lo que se
aprende por medio de estos conocimientos ocultos desarrollan los dos aspectos
más importantes en el hombre que le llevarán a la liberación de una manera más
rápida, estos son el corazón y la mente,
es decir, el amor y el discernimiento. Esto a su vez, y gracias al conocimiento
que se adquiere, le lleva a purificar sus cuerpos y, por último, a contactar
con algún Maestro que le preparará para la iniciación, lo que le hará
consciente de los mundos invisibles mientras duerme.
Este contacto
con el Maestro nos obligará a elevar el nivel de purificación de los cuerpos
como aproximadamente describo a continuación:
La
purificación del cuerpo físico trata de mantenerle sano y puro y para ello es
necesario tomar alimentos sanos y libres de toxinas, y eliminar todo aquello
que pueda dominar la voluntad del hombre o llevarle a adquirir vicios y malas
costumbres. Por otro lado y después de cierto progreso, la persona se hace
vegetariana voluntariamente al comprender que comer animales es impedir que
unos hermanos menores nuestros puedan evolucionar a través de sus cuerpos. No
tenemos necesidad de matar animales para comer y mucho menos para otras cosas.
La naturaleza nos ofrece todo lo necesario para poder estar bien alimentados
por medio del mundo vegetal y de otros alimentos procedentes de los animales
como la leche y los huevos. Lo mismo que vivieron grandes personajes de la
historia y muchos místicos sin comer carne podemos vivir nosotros. Solo tenemos
que interesarnos por la nutrición para ver que lo que necesitamos lo tenemos en
cualquier supermercado sin necesidad de consumir animales.
La
purificación del cuerpo de deseos es otro de los pasos que tenemos que dar como
preparación para adquirir la iniciación en un futuro. Los deseos y pasiones
animales, los instintos y los apetitos, y costumbres del cuerpo de deseos,
suelen subyugar la voluntad y la mente del hombre haciéndole caer en vicios. Es
el hombre con su voluntad y su discernimiento quien debe dirigir su destino,
por tanto, debe dominar todos esos aspectos inferiores de la personalidad. Los
deseos son necesarios también para el desarrollo espiritual pero para ello es
necesario utilizar el discernimiento para elegir y desarrollar lo bueno
mientras rechazamos lo malo. De esta manera, al no alimentar lo malo en
nosotros, muere de inanición, a la vez que deseando y teniendo buenos
sentimientos reemplazamos los malos. Podríamos hablar de los pecados capitales, de las bienaventuranzas y de todo lo que
predicó Cristo en el Sermón de la Montaña
entre otras muchas cosas, pero nos podemos valer de infinidad de cosas para
tener buenos sentimientos y deseos las 24 horas del día. En mi libro “Métodos
esotérico prácticos para el desarrollo interno” doy algunos de los mejores
técnicas para el desarrollo espiritual pero he de decir que el simple hecho de
programarse cada mañana para hacer el bien y no caer en el mal, más la revisión
de lo que hemos hecho durante el día al acostarnos, nos puede ayudar mucho.
El
trabajo sobre el cuerpo mental también puede ser variado pero todo debe partir
del conocimiento de que la mente está por encima de los deseos y, por tanto, no
tenemos que hacer nada más que cambiar voluntariamente nuestros deseos,
aspiraciones y anhelos para que éstos sean de naturaleza elevada, devocional e
intelectual. Pero para conseguirlo lo primero que debemos aprender es a callar,
a observar y a escuchar mientras meditamos para hablar poco pero de forma
razonada, responsable y con la mejor voluntad de ayudar o ser constructivos.
¿Cómo podemos conseguir esto? o lo que es lo mismo, ¿Cómo podemos ver el lado
bueno de los hechos? Hablando poco mientras razonamos para no escuchar lo que
nos perjudica, no fijarnos en el mal y no decir lo que no debemos. Es necesario
fijarse en lo bueno, en lo que sea motivo para crear buenos sentimientos y
pensamientos, en lo que satisfaga internamente, y en lo que nos aliente a
seguir buscando a Dios en todo lo que nos rodea. Aconsejo la observación junto al discernimiento de lo que se observa, la meditación de lo que hacemos a diario y
lo que somos, y la práctica de la oración
y otros ejercicios espirituales.
Pero
junto a esos deberes diarios tienen que estar como hábitos: El servicio desinteresado y amoroso al
prójimo allá donde surja la ocasión; llevar una vida sencilla, humilde y
ejemplar ética y moralmente; y ser un vivo ejemplo de Cristo ante los demás.
Junto a lo anterior, pero una vez que ya se aprecia cierto progreso, como es,
por ejemplo, estar todo el día pendiente
de que estamos haciendo lo correcto, hay otros aspectos complementarios que
podemos llevar a la práctica. Éstos son algunos: La meditación sobre hechos o
ideales elevados; la adoración; la contemplación; y todos los rituales donde se
invoque, alabe o adore a Dios o tengan relación con lo divino y espiritual. Con
estos ejercicios se desarrollan: La intuición, la inspiración, los sentimientos
más elevados, el discernimiento sobre temas abstractos y la moral. Esto a su
vez, nos debe hacer humildes y hacer que rechacemos lo material, la búsqueda de
engrandecimiento, el bienestar y la fortuna. Nos debe concienciar para superar
toda clase de tentaciones y para ser un sacrificio viviente y consciente en
todo momento; nos debe hacer cambiar el egoísmo y amor familiar por el amor y
el servicio al prójimo; nos debe llevar a escuchar y a compadecernos de quienes
necesitan ayuda; nos debe llevar a comer lo necesario para estar sanos y vivir
y no vivir para comer; y nos debe llevar a ser verdaderos colaboradores de
Cristo emitiendo vibraciones de amor a todo ser viviente.
EL SENDERO DEL DISCIPULADO
Estos son algunos de los
requisitos necesarios para poder pensar en la posibilidad de ser discípulo de
un Maestro.
1º.- Lo mismo que se debe ser
responsable con el cumplimiento de nuestros deberes familiares,
laborales,
sociales, etc., así mismo el aspirante debe tener siempre presente la vida
espiritual
y trabajar para obtener la conciencia del Ego. Esto lleva implícito el
desarrollo del
discernimiento
para saber diferenciar lo que es real y parte del Espíritu de lo que no lo es y
pertenece
al mundo material. La mente debe estar centrada en las cosas celestiales y no
en
asuntos
terrenales que de nada sirven porque, si no es así, no superará las
tentaciones, las
tensiones
ni las pruebas. Es así como el aspirante desarrolla la indiferencia hacia lo
superfluo
y cómo utiliza y da importancia a lo material en su justa medida.
2º.- El control de la mente y su
fortalecimiento junto a la voluntad es otro de los requisitos. El
aspirante no debe perder el tiempo
pensando cosas que no sirven para nada ni dejar la
mente suelta puesto que, controlándola,
nos podemos beneficiar mucho nosotros y más aún
a la humanidad. A la vez que se controla
la mente hay que poner orden y disciplina
en el
cuerpo de deseos, es decir, hay que
eliminar los más bajos y groseros sentimientos y deseos
puesto que son ellos los que nos tientan
y nos hacen caer en el mal. La observación
de
nosotros mismos y del mundo
que nos rodea hará que nos conozcamos mejor y que
podamos luchar contra lo que entorpece el
desarrollo deseado. La oración o
repetición de
mantras espirituales es
preferible a dar rienda suelta a la mente, esto es una manera de
controlarla y de fortalecerla en la
devoción y en los ideales espirituales. La concentración
mental como ejercicio será de mucha ayuda
a la hora de controlar la personalidad. La
meditación,
también como ejercicio diario en los ratos libres, ayudará a hacer un correcto
uso de los diferentes cuerpos evitando la
búsqueda y el disfrute de los placeres terrenales.
Cuanto mayor control y desarrollo positivo
de la mente mayor obediencia de los demás
cuerpos; más quietud mental; mejor
conducta en las relaciones; más control de la palabra y
de los deseos; menos fanatismo; más
paciencia; menos resentimiento; más fe en lo superior;
y más confianza propia.
3º.- El desarrollo de la
tolerancia es necesario desde el mismo momento en que sabemos que
todos somos hermanos e hijos de Dios,
aunque cada uno tengamos diferente grado de
evolución. Lo mismo respecto a la
comprensión porque los errores de los demás (entre
otras cosas) son nuestros errores, bien
porque los tengamos, bien porque los hayamos
tenido, o bien porque quizás los tengamos
en el futuro.
4º.- La paciencia también es muy
importante respecto a los demás y a lo que nos traiga el
destino porque, por muy malo que sea, su
origen está en nosotros. Todo lo que nos ocurre y
lo que traemos como personalidad es la
cosecha de lo que sembramos ayer, así es que, la
paciencia es una virtud que nos ayudará a
alcanzar nuestra meta.
Estos
requisitos traerán la paz y el equilibrio necesarios para trabajar a favor de
nuestro Yo superior a la vez que abandonamos los malos hábitos de nuestra mente
y de nuestros cuerpo de deseos. Los cambios en la manera de pensar y en la
nueva vida harán que nazca un gran anhelo por el desarrollo espiritual, por la
liberación y por la unión con nuestro verdadero Yo. Cuando esta sed espiritual
ya no se puede apagar con lo material es cuando se está preparado para ser un
discípulo. Sin embargo, si el esfuerzo y la actitud son enfocados desde la
posición del Ego, veremos todo con su conciencia y cada vez se tendrá menos
deseos inferiores y materiales; el Ego también representa el mundo del Amor,
por tanto, actuar en su nombre implica dar amor.
Actualmente,
gran parte de la humanidad actúa y piensa egoístamente, dirigiendo sus fuerzas
hacia adentro. Quien desee ser verdaderamente un aspirante a discípulo y a la
iniciación debe hacer lo contrario, es decir, dirigir su atención y sus fuerzas
hacia el exterior y actuar fraternal y altruistamente en pensamiento, palabra y
obra. Este servicio a la humanidad debe aumentar según se desarrolle
espiritualmente el aspirante y más aun cuando se despierte algún poder. A
partir de que el aspirante o discípulo obtiene algún poder, por pequeño que
sea, éste no solo no debe contarlo sino que, además, no debe utilizarlo para beneficio
propio, para satisfacer curiosidades, o para producir fenómenos ni actuar
públicamente. Lo mismo que en la vida física debemos ser responsables y cumplir
con nuestros deberes, también debe ser así respecto a nuestros deseos,
sentimientos y pensamientos, o sea, debemos colaborar con el Ego en su trabajo
de influenciar positivamente a la mente para que pueda vencer el aspecto
grosero y animal del cuerpo de deseos. Si de verdad queremos actuar como lo
haría el Ego, debemos elevar la conciencia del Mundo de Deseos al Mundo del
Pensamiento, sólo así seremos dueños de nuestros propios cuerpos y les podremos
gobernar a voluntad y para el bien.
EL NUEVO CONCEPTO SOBRE LA MUERTE
Quien haya comprendido todo lo
explicado en esta obra hasta ahora tendrán que llegar a la conclusión de que no
hay ninguna teoría o filosofía (al menos en mi opinión) que iguale o supere a
lo aquí expuesto, cuya procedencia es la filosofía oculta o esotérica. Nuestro
mundo es parte de un proceso o manifestación sabiamente concebido y dirigido
donde los seres evolucionan desde un estado salvaje hasta el de santidad con
sus más elevadas y nobles virtudes. En este proceso no hay injusticias, no
existe un Dios personal, no hay condenación eterna o salvación que no haya sido
merecida, no hay infierno ni venganza contra los malos, todos tenemos las
mismas oportunidades y todos somos libres para actuar según nuestra conciencia
y nuestra voluntad.
La teoría del renacimiento es contraria a las que dicen que el Alma es
un conglomerado de vibraciones relacionadas con una determinada clase materia
física, ni admite que con cada nacimiento
se crea un Espíritu que ya nace con vicios, debilidades, enfermedades,
con un mal destino o con un problema mental que le impida ser o actuar como los
demás. El progreso del hombre depende de su carácter, habilidad y esfuerzo,
etc. y no cualquier otro según le apetezca a su creador. No se predestina a un
Alma a que nazca idiota, condenada a la pobreza, a la ignorancia, al
sufrimiento, en un ambiente donde pueda caer en vicios y un sinfín de cosas
más. Si esta teoría fuera cierta y, por consiguiente, todo fuera así, ¿no sería
lógico que todas las cosas maravillosas e inteligentes creadas tuvieran el
mismo origen? ¿Qué motivos habría entonces para hacer las cosas así? ¿Qué
recompensa o trato tendrá un salvaje después de su única vida si le han creado
así? Pero si se admite la teoría del renacimiento como respuesta más lógica,
entonces tenemos que creer en la “evolución”. Evolución de la vida a través de
las formas para adquirir y ampliar la conciencia. Y si, como vemos, una persona
nace mucho más inteligente o teniendo más virtudes que otra, deberíamos admitir
que en los mundos donde está el Alma entre una vida y otra, también se aprende
y experimenta. ¿Cómo puede explicarse que nazca un niño prodigio si no es
gracias al renacimiento? ¡Y dos gemelos idénticos pero de muy diferente grado
de desarrollo intelectual y moral?
El hombre no es manipulado como
si fuera un juguete de la injusticia, de la maldad o de los antojos de nada ni
de nadie, sino que es el resultado de lo que adquiere en cada vida y de su
propia línea de actuación voluntaria en la dirección que libremente elije. El Renacimiento y la Ley de Consecuencia
hacen al hombre inmortal, digno, poderoso y con un destino final divino junto a
Dios, pero sin estas dos leyes sería como un madero en un océano o una simple
veleta. Creer en el renacimiento es
vencer el miedo a la muerte, es tener fe y esperanza en una vida mejor y es
superar el temor a lo desconocido y a la aniquilación total por muy baja o
desgraciada que sea la vida aquí en la Tierra. Vencer el miedo a la muerte
y admitir que hay otra vida mucho más placentera y activa después de la física
es tener confianza y seguridad de que existe el progreso y que, por tanto, nos
traerá un mejor porvenir. Cambiar el concepto de la muerte y creer en el
renacimiento es saber que tarde o temprano alcanzaremos la meta final y que
seremos a imagen y semejanza de nuestro creador. Creer que no hay renacimiento es privarse uno mismo de pensar que Dios
es justo, amoroso, y que desea que volvamos a Él cuanto antes. Creer que con la muerte acaba todo es
privarnos de esperanza y de confianza y de esa inspiración que nos hace pensar
que hay algo más allá.
Las enseñanzas esotéricas aportan seguridad interna y confianza en lo
que verdaderamente somos y a todo aquel que quiera acabar con el reinado de la
muerte y prefiera entrar en una nueva etapa que le hará feliz interna y
externamente. No pasarán muchos años sin que, un cada vez mayor número de
personas crean en estos conocimientos desde un punto de vista científico y se
interesen por aprender a morir y a pasar al otro mundo con toda la seguridad de
que hay una nueva vida donde podemos alcanzar nuevos valores. Después vendrá la
preparación para desarrollar los poderes del Alma que nos permitan tener una
continuidad de conciencia para que podamos comprobar que la muerte no existe.
Para muchos pronto se desvanecerá el temor a la muerte a la vez que descubren
la Luz y la Vida del Espíritu, esto será una especie de “resurrección” de entre los
muertos que demostrará que la muerte es un estado de conciencia temporal.
Gracias a ese nuevo enfoque de la muerte debería llegar pronto el día,
sobre todo en occidente, en que no nos entristezcamos por la partida de un ser
querido al más allá donde sabemos que va a estar libre de las ataduras y donde
va a continuar su desarrollo en un ambiente y circunstancias mucho más
favorables que aquí. Eso debería hacer cambiar nuestra manera de pensar y actuar
en casos como, por ejemplo, ante un nacimiento donde el Alma muere en los
mundos espirituales para nacer aquí en un mundo lleno de limitaciones. Debemos
asimilar definitivamente que lo que llamamos “muerte” es un factor que nos
ayuda en muchísimos aspectos en nuestra evolución porque gracias a ella (al
trabajo que hacemos en el más allá) hemos conseguido ser lo que somos. Lo mismo que no tenemos miedo a dormirnos
tampoco debemos tener miedo a la muerte porque allí despertamos en un mundo de
luz, vida y posibilidades. Por muchos que algunos nieguen la inmortalidad y
aseguren que después de la muerte no hay nada, no van a evitar que estas
enseñanzas tengan cada vez más adeptos como efecto del propio progreso
espiritual. Estas enseñanzas han existido
siempre y serán comprendidas y asimiladas cuando cada una de las personas esté
preparada para ello. Como el niño desarrolla la capacidad de comprender las
matemáticas según pasan los años y lo mismo que una semilla oculta se abre paso
hasta recibir la luz, así el hombre hará suya esta Verdad que le hará más
libre, más altruista y más fraternal.
Desde hace varios siglos se viene haciendo público este conocimiento
por parte de los Hermanos Mayores con la intención de que los más preparados
venzan el miedo a la muerte. Es decir, lo mismo que nosotros intentamos
convencer a un niño de que en una habitación oscura no hay peligro aunque él lo
desconozca, así mismo los Hermanos Mayores intentan hacer con nosotros respecto
a la muerte. Nosotros no tenemos miedo y estamos seguros de que en la
habitación no hay nada malo porque hemos estado dentro pero como el niño no lo
ha experimentado sí lo tiene. Sin embargo, ¿Qué ocurriría si un amiguito suyo
le dice que hay juguetes maravillosos y que se lo puede pasar muy bien dentro?
¿Vencería el miedo? Este es el papel de muchos de nosotros.
Entiendo que a los más escépticos les cueste creer en estas enseñanzas
o que incluso duden de su utilidad y beneficio pero, al menos para los que las
admiten, les diré lo siguiente:
1º.- Aunque estas enseñanzas no fueran ciertas, el hecho de esforzarse
en todo lo dicho en esta
obra y
principalmente en espiritualizar su carácter, ya de por sí trae un mejor
ambiente allá
donde la persona se encuentre y una mayor
atracción y valoración de las personas con quien
suele relacionarse.
2º.- Al cambiar su carácter y atraer la simpatía de quienes le rodean,
su vida será más alegre y
feliz y tendrá más apoyo cuando lo necesite.
3º.- Pensando en que todo esto sea “posiblemente cierto”, el hecho de
trabajar y esforzarse
para hacer lo que se aconseja ya es un gran
adelanto porque cuando la persona descubra
que es así se alegrará de
haberlo hecho.
Sabemos que todos tenemos que pasar al más allá en algún momento, por
tanto, ¿No es importante y beneficioso saber cómo es aquello, qué ocurre
después de la muerte, a quiénes encontraremos, qué podemos hacer allí, etc.? El
simple hecho de creer en esta filosofía ya quita el miedo a la muerte pero,
además, si hacemos todo lo que se ha aconsejado en este libro, podemos pensar
que nos podemos librar en gran parte o en toda del Purgatorio. Por otro lado,
como esta práctica nos ahorraría tiempo en el Mundo de Deseos, pasaríamos casi
directamente al Segundo Cielo donde colaboraríamos con la humanidad y nos
crearíamos un mejor destino. También son muy útiles estos conocimientos en el
estado post-morten porque, sabiendo que en el Mundo de Deseos hay elementales
que suelen atemorizar a los “nuevos e
inexpertos visitantes” que llegan, sabríamos cómo hacer que nos dejen en
paz. Por último, si ya traemos algún trabajo importante hecho en las vidas
pasadas y gracias al esfuerzo por superarnos y elevar nuestro desarrollo
espiritual obtuviéramos algún grado de clarividencia, no cabe la menor duda que
podríamos comprobar que todo esto es cierto y prepararnos concienzudamente para
el momento de esa transición o “muerte”.
Cada renacimiento nos ofrece la posibilidad de cosechar y de sembrar
una vida más abundante si sabemos ordenar nuestra vida y aprovechar las
oportunidades. Pero si nos perdemos por caminos que no van en la dirección de
nuestro desarrollo espiritual, perderemos el tiempo y nos perjudicaremos
nosotros mismos. Todo en la creación de Dios tiene un propósito definido y
cuando nosotros no aprovechamos la vida tal y como debería ser, las Jerarquías
colaboradoras de Dios hacen que abandonemos el cuerpo físico para crearnos un
nuevo destino en otro ambiente más adaptado a nuestras necesidades. De ahí que
no debamos rebelarnos contra las circunstancias y sí aprender de las lecciones
que nos traen por muy malas que sean, ya que las lecciones que aprendemos aquí
no pueden ser aprendidas en otro sitio. Cuantas más experiencias mayor y más
rica cosecha, más desarrollo y más sendero recorrido que nos liberará de
renacer.
Es necesario que el hombre moderno deje a un lado, aunque solo sea unos
minutos cada día, sus preocupaciones, sus deseos materiales, sus
entretenimientos y sus sutilezas para que pueda abrir su mente y su corazón a
estos conocimientos, ya que si no lo hace no tendrá el apoyo de su intuición y
de su percepción. Para creer y comprender estas enseñanzas y teorías no se
necesita ser un gran intelectual, simplemente razonar un poco con la mente
abierta y con el corazón a la vez que se dejan a un lado los antiguos
conceptos. La filosofía oculta evita la creencia fanática y la fe ciega pero,
además, cuando se razona profundamente se comprende que no puede haber otra
verdad que nos produzca tanto entusiasmo.
Esta filosofía nos hace creer en nuestra propia divinidad y en el
anhelo interno que todos tenemos en el corazón por superarnos, por
perfeccionarnos y por conquistar cada vez más elevadas metas. Creer en la
existencia del Alma es creer en la capacidad que tenemos para salir de la
oscuridad y del mal y para entrar en la Luz y en el bien. Interiorizar este
conocimiento como algo verdaderamente nuestro es tener la seguridad de que
somos inmortales y de que nuestra naturaleza es Divina como Dios mismo, por lo
que, a partir de ese momento, es como vivir en una nueva Tierra y un nuevo
Cielo. Este es el nuevo concepto sobre la Vida y la muerte, la muerte no existe
todo es Vida, desarrollo y evolución.
CONTRAPORTADA
La muerte no existe, la muerte es la transición de un estado de conciencia
a otro como lo es el sueño, el hipnotismo o el sonambulismo. Si no
necesitáramos dormir podríamos decir que no existe el sueño, así mismo, si no
hubiera un estado de conciencia como lo hay en lo que llamamos “sueño” cuando
dejamos el cuerpo cada noche y después de la muerte, estaríamos siempre
despiertos, y con la conciencia en el mundo físico. Pero como tenemos la
necesidad de reconstruir y revitalizar el cuerpo físico cada noche, necesitamos
ir a ese mundo perdiendo así la memoria del mundo físico. ¿Podríamos llamar a
eso “morir”?¿Por qué no puede ser que la muerte sea un abandono del cuerpo
físico (y por tanto la pérdida de conciencia del mundo físico) para pasar a
otro mundo también de materia más sutil con otra conciencia como ocurre por las
noches mientras se duerme?
Hay infinidad de cosas que nuestros ojos no perciben como por ejemplo
la electricidad, el magnetismo, las ondas de radio o televisión, los electrones
y los protones, pero por el hecho de que sean invisibles no podemos decir que
no existan, luego entonces ¿Por qué el hombre no puede tener otros cuerpos de
esa misma materia invisible, los que utiliza cada noche y después de la muerte
para estar en los otros mundos? Si en un
trozo de hielo hay materia sólida, líquida, gaseosa, elementos químicos,
átomos, protones, electrones….. ocupando un solo espacio y cuerpo ¿por qué no
podemos tener otros cuerpos que compenetren el cuerpo físico y nos sirvan para
ir a otros mundos después de la muerte al ser de la misma materia invisible a
nuestros ojos?
Más que incredulidad respecto al más allá deberíamos hablar de miedo a
la muerte y a lo desconocido, miedo a la desintegración total o a no querer
abandonar a nuestros seres queridos y a todo lo que tenemos apego. La muerte no
existe, si algo muere, mejor dicho, si algo abandonamos porque ya no nos sirve,
son los cuerpos porque, la vida, la verdadera vida, somos nosotros como parte
inmortal del Gran Ser que nos creó.
Toda la humanidad tendrá que conocer la Verdad algún día como todo niño
debe pasar por la pubertad para llegar a ser adulto, por eso se ha escrito esta
obra, para que los que han madurado tengan a su alcance un nuevo conocimiento
que les permita progresar en su sendero evolutivo.
¿La muerte? ¡No existe!
Francisco Nieto
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